Colecciones fotográficas

Patrimonio de la Humanidad

El gran museo del mundo (3)

 


Pakistán
   
Fuerte y jardines de Shalimar en Lahore
   
   Lahore es la capital económica del Punjab, por contraposición a Amritsar, su capital espiritual. Aunque ambas ciudades distan tan sólo 60 kilómetros, están separadas desde 1947 por la arbitraria frontera (trazada por los británicos) entre India y Pakistán, que divide en dos este fértil y pujante país.  
   El Fuerte de Lahore (Shahi Qila) es el principal monumento en Pakistán que compendia todas las fases de la arquitectura mogol en su etapa de apogeo (siglos XVI-XVII), la que va desde Akbar (distinguible por el empleo de arenisca roja) hasta su nieto Shah Jahan, el constructor del Taj Mahal (caracterizado por el empleo de mármol trabajado con una gran exuberancia ornamental). 
Patrimonio Humanidad   Este complejo de palacios reales, integrados en un recinto de planta irregular de 450 m de este a oeste, y 350 m de norte a sur, está circundado de una espesa muralla de fortificación construida en ladrillos cocidos y jalonada de bastiones y troneras. En su interior se agrupan hasta veintiún edificios monumentales, armoniosamente ensamblados entre sí y distribuidos entre patios y jardines siguiendo una trama ortogonal, cada uno de los cuales es un alarde de riqueza arquitectónica y decorativa. Destacan: 
   - El Diwan-i-Am, o Sala de Audiencias. 
   - El Pabellón de los Espejos (Shish Mahal). 
   - La Mezquita de la Perla (Moti Masjid). 
   - El Pabellón Naulakha. 
   
   Los Jardines de Shalimar, construidos en 1642 por el emperador Shah Jahan en las afueras de Lahore, eran el lugar de esparcimiento de la corte real de los mogoles, y la sede oficial de recepciones del emperador y su séquito, cuando se trasladaba a Lahore. Abarcando una superficie de veinte hectáreas, y ceñidos de una alta muralla erizada de almenas, los jardines se escalonan a lo largo de tres plataformas aterrazadas sucesivas. La primera y última reproducen el esquema del chahar bagh o cuádruple jardín, mientras que la parte central es una plataforma oblonga con un pabellón central provisto de miradores desde los que contemplar el paisaje. En las terrazas se levantan gran número de pabellones, quioscos y residencias de verano, edificados en mármol y en piedra arenisca de un intenso color rojo. Entre ellos se abren bellos estanques y albercas, alimentados por las aguas de más de 400 fuentes, que corren por una red de canalizaciones y cascadas artificiales, creando entre los inmensos árboles de sus bosques y alamedas un sugestivo oasis de recogimiento y frescor, aislado del ajetreo urbano de la capital. 
   El Fuerte y los Jardines de Shalimar en Lahore fueron incorporados por la Unesco como bien cultural a su Lista del Patrimonio Universal en 1981.
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Vislumbres de Pakistán





Ruinas arqueológicas de Mohenjo Daro
   
   Mohenjo-Daro (el ‘Paraje de los Muertos’) es el nombre que se da a la mayor de las ciudades desenterradas hasta hoy pertenecientes a la llamada Cultura del Indo o de Harappa, que, junto a las de Mesopotamia y Egipto, y coetánea de ambas (aprox. 2350-1750 a C), es considerada por los historiadores como una de las cunas de la civilización.
Patrimonio Humanidad   El descubrimiento (en el actual Pakistán) de esta cultura es relativamente tardío dentro de la arqueología del siglo XIX, y no fue hasta entrado el XX cuando se emprendieron las primeras excavaciones científicas. Aunque sólo se ha excavado una tercera parte del sitio de Mohenjo-Daro, se calcula que este centro urbano se extendía sobre una superficie de 97 hectáreas, en la orilla derecha del cauce del río Indo, en una comarca bien irrigada y con fuerte potencial agrícola. A juzgar por el gran número de viviendas exhumadas, se ha calculado que tanto Harappa como Mohenjo-Daro contaría cada una con varias decenas de millares de habitantes, pudiendo llegar esta última urbe a los 50.000 vecinos. Auténticas metrópolis de la prehistoria.
   Entre lo sacado hasta ahora a la luz, se pueden distinguir dos grandes zonas:
   - Un montículo artificial dominando el conjunto de la ciudad, que alcanza los doce metros de alto, coronado en la llamada ‘Ciudadela’ por un macizo túmulo, que es un stupa budista de época posterior.
   - La zona urbana, a un nivel más bajo, desplegada hacia el este sobre un terreno extenso y ondulado, aunque también hacia el norte han aparecido restos que llegan hasta la misma orilla del río.
   Los principales edificios que se pueden distinguir, siempre construidos con ladrillos cocidos, son: el Gran Baño, el Gran Granero, el patio del Colegio, la sala de los Pilares, las torres cuadradas y, en el rincón sudeste, un muro de apoyo. Todas estas denominaciones son arbitrarias, dado que aún no se ha podido identificar con seguridad las distintas funciones y usos de las estructuras principales de la ciudad, que se integran perfectamente en una red urbana de casas, de trazado ortogonal, con calles principales, secundarias y callejas. Causa admiración el avanzado sentido urbanístico del conjunto, con sus bien alineados bloques de viviendas particulares, que disponen en gran parte de pozo, cuarto de baño y sistemas de evacuación de aguas residuales. 
   Las ruinas arqueológicas de Mohenjo-Daro han sido incluidas en 1980 en la Lista del Patrimonio Universal de la Unesco.
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Ruinas budistas de Takht-i Bahi
   
   Las desoladas pero imponentes ruinas del complejo de monasterios budistas de Takht-i Bahi (actual Pakistán) cuelgan a gran altura de las laderas resecas y escarpadas del monte del mismo nombre, a pocos kilómetros al noroeste de Peshawar y muy cerca de la frontera con Afganistán. Sus orígenes se remontan al siglo I a C, en la época del emperador Gondophares, pero la mayoría de las construcciones datan de los primeros siglos de nuestra era, cuando el lugar fue habitado por monjes budistas, que ampliaron las edificaciones para adecuarlas a las necesidades monásticas.
   Su elevado emplazamiento les salvó de la destrucción por las hordas de los hunos en el siglo V d C, que sí llegaron a arrasar Taxila. Los monjes abandonaron el sitio hacia el siglo VII, y desde entonces las ruinas fueron degradándose olvidadas a la intemperie, hasta su revalorización y restauración a finales del siglo XX.
Patrimonio Humanidad   Las edificaciones de este complejo monacal, que evidencian un sentido urbano de conjunto y gran habilidad para adaptarse a los accidentes del terreno, se dividen en cuatro partes:
   - Patio de los stupas. Con un stupa principal en el centro y grupos de stupas a los lados, acompañadas de una serie de nichos albergando estatuas de Buda.
   - Antiguo conjunto monástico. Al oeste del patio. Con celdas residenciales en torno a un patio abierto, una gran sala de reunión, un refectorio y otras dependencias.
   - Grupo del templo. Al este del conjunto anterior, y a un nivel más elevado. Un stupa principal en medio de un patio, rodeado de nichos para estatuas búdicas.
   - Conjunto monástico en una terraza más baja. Corresponde al periodo final del asentamiento. Patio abierto rodeado de celdas oscuras para meditación.
   Además de estos cuatro grupos, existen pequeñas edificaciones aisladas dispersas por la cima del monte, y la fuente que dio nombre al lugar (‘Takht-i Bahi’ = ‘Trono de la fuente’).
   Las ruinas de Sahr-i-Bahlol, cercanas al monasterio, corresponden a una antigua ciudad de la época de los kushanas y datan por lo menos del siglo I a C. Su desarrollo y decadencia fue paralelo al de Takht-i Bahi, aunque quedan menos restos: un túmulo, fragmentos de un muro de defensa, y diversas estatuas trasladadas al museo de Peshawar.
   Ambos emplazamientos han sido incluidos en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en 1980, bajo la denominación de ‘Ruinas budistas de Takht-i Bahi y Sahr-i-Bahlol’.
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Taxila
   
   De las ciudades habitadas de la cuenca del río Indo (Pakistán), Taxila es la que tiene orígenes más remotos. Su estratégico emplazamiento en medio de la ruta que enlaza el Ganges con el mar de Arabia la convirtió en un importante asentamiento humano ya desde época prehistórica.
   Taxila fue una importante urbe del mítico reino de Gandhara que, con capital en la actual Peshawar, abarcaba en los primeros siglos de nuestra era una amplia región desde Afganistán hasta el noroeste de la India, y constituyó, junto a Mathura, uno de los dos más importantes focos de irradiación cultural y artística del norte del subcontinente. 
Patrimonio Humanidad   Entre las extensas ruinas de la antigua Taxila, desperdigadas por una vasta área agrícola de 25 km cuadrados, a veinte kilómetros al noroeste de Rawalpindi/Islamabad, la capital del país, han salido a la luz cuatro antiguos centros de población, alejados entre sí: Saraikala, Bhir, Sirkap y Sirsukh. Y varios conjuntos de ruinas, entre las que destacan las de Jaldian, Mora Moradu, Dharma Rajika y Giri.
   Saraikala consta de un túmulo prehistórico que se eleva en cuatro terrazas sucesivas hasta los 515 metros de altura, y se trata del primer yacimiento neolítico hallado en esta parte de Asia. Conserva además un buen número de sepulcros cubiertos con losas de piedra.
   Bhir alberga un túmulo de 1.106 x 667 m, con una altura de 21 m, construido en el siglo VI a C por los persas aqueménidas.
   Sirkap es una extensa urbe rodeada de una gruesa muralla de fortificación de más de cinco kilómetros de perímetro, construida siguiendo el modelo de urbanización helenístico de bloques de viviendas rectangulares dispuestos en una estructura callejera ortogonal. La ciudad es un ejemplo de las influencias de la cultura clásica occidental sobre el arte local de esta remota región. Las ruinas han sido datadas entre el siglo II a C y el siglo I d C, cuando la ciudad fue destruida por los kushanas. Un claro ejemplo del sincretismo de culturas que se dio en Taxila lo constituye el stupa compuesto por una semiesfera en cúpula reposando sobre un zócalo cuadrado, en cuyos lados exhibe hornacinas con distintos motivos simbólicos. Uno de los nichos se decora con un águila bicéfala (símbolo de poder en Oriente Próximo), otro con un torana (o pórtico) hindú, otro con un arco de chaitya (o santuario budista), y el último con un frontispicio triangular de estilo griego clásico. Con lo que este monumento revela influencias india, grecorromana, irano-parta y de Asia Anterior. 
   Sirsukh fue la ciudad fortificada de los kushanas, en forma de triángulo irregular de 1.370 m de norte a sur, y de 1.000 m de este a oeste. Todavía conserva largos tramos de murallas, de curiosas formas redondeadas.
   Jaldian es un montículo descampado en el que yacen las ruinas de un gran templo de gruesos muros, de inconfundible estilo jónico, aunque incorpora elementos extraños locales. Los capiteles jónicos de las columnas del pórtico in antis están caídos y rotos por el suelo, pero se aprecian perfectamente sus volutas y adornos. Las basas que se conservan son también inequívocamente jónicas.
   Mora Moradu comprende varios stupas de estilo greco-búdico, y un monasterio. Los stupas se componen de una estructura cilíndrica sobre una plataforma cuadrada, ornadas ambas con pilastras adosadas de estilo griego clásico. El monasterio alberga en sus dependencias grandes estatuas de budas sentados realizadas en estuco, así como un estilizado stupa en estuco de varios pisos.
   Dharma Rajika es otro complejo que comprende un gran stupa (el edificio más antiguo) rodeado de cuatro monasterios de época gandhara y otros stupas pequeños más tardíos. En las bases de los stupas todavía pueden apreciarse in situ restos de esculturas en estuco. Las estatuas de piedra han sido trasladadas al museo de Taxila. 
   Giri, ruinas musulmanas sobre una colina donde se levantaban dos monasterios budistas.
   Estas ruinas están consideradas como patrimonio cultural universal por la Unesco, e incluidas en su Catálogo en 1980, con el nombre de Taxila (Taksha-Sila).
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 Patrimonio Humanidad

 

Monumentos históricos en Makli, Thatta

   La ciudad de Thatta fue capital del Bajo Sind (actual Pakistán) de 1352 a 1739, y el principal centro comercial, educativo y artesanal del sur de Asia durante ese periodo. Su aislamiento geográfico, en medio de la desértica zona costera donde el Indo desemboca en el mar de Omán, propició el desarrollo autónomo de una escuela artística de carácter marcadamente regional. Hoy día no quedan en esta capital sino meros vestigios de su pasada grandeza.
   Entre los monumentos de Thatta destaca la gran necrópolis de Makli, que se extiende sobre la meseta del mismo nombre, y que con sus 364 hectáreas de superficie es la más amplia de Oriente. Cuenta con más de medio millón de lápidas funerarias, tumbas y mausoleos de príncipes, ministros, gobernantes, santos, poetas, militares e individuos pertenecientes al pueblo llano, datadas entre mediados del siglo XIV y mediados del XVIII. Es decir, bajo las cuatro dinastías regias que gobernaron el Sind: Sammah, Argun, Tarkhan y Mogol.
   Los mausoleos más grandes responden a dos estilos diferentes: los construidos en piedra con una  delicada talla de tracería en bajorrelieve, y los construidos en ladrillo revestidos de azulejos esmaltados (es característico el especial color azul de la cerámica esmaltada de Thatta). Bajo los príncipes Sammah se realizaron las finas esculturas de losas sepulcrales, combinadas con una compleja labor de encaje de los muros. Un buen ejemplar de este estilo es la tumba del príncipe Jam Nizamuddin. 
   Bajo los soberanos Argun y Tarkhan empezó a proliferar la edificación de ladrillo, con una gran variedad de soluciones arquitectónicas que revelan una fuerte influencia de Irán y Asia central. El gran mausoleo de Mirza Isa Khan (gobernador tarkhan de Thatta entre 1627 y 1644), construido en piedra hacia 1640, es una excepción: el mausoleo está rodeado de un peristilo de esbeltas columnas trabajadas con finos bajorrelieves de motivos florales entrelazados, tal y como lo están el resto de los muros. Junto a este mausoleo destacan las tumbas de los familiares de Mirza Isa Khan, que exhiben una delicada decoración de bajorrelieve en piedra de poca profundidad.

   En la zona urbana baja, que se extiende por la llanura al pie de la colina de Makli, destacan entre otros monumentos la Mezquita aljama (Jama Masjid) de Shah Jahan, comenzada en 1647, en conmemoración de la estancia del emperador en Thatta. Cuesta reconocer en este edificio los rasgos característicos del estilo imperante en tiempos de Shah Jahan, el constructor del Taj Mahal, con sus elegantes y abarrocados relieves florales sobre mármol, coloreados con incrustaciones de piedras semipreciosas. Aquí el estilo general es mucho más sobrio, y viene determinado por la naturaleza de las materias primas predominantes en el lugar: el ladrillo cocido, el azulejo, la loza y la cerámica esmaltada. 
   Los monumentos históricos de Thatta pertenecen desde 1981 al Catálogo del Patrimonio Mundial de la Unesco.
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Perú
Patrimonio Humanidad   
Centro histórico de la ciudad de Arequipa
   
   La ciudad de Arequipa (capital de la provincia de Arequipa, Perú meridional), se levanta a 2.300 m sobre el nivel del mar a los pies de tres volcanes nevados en el valle del río Chili. Durante el imperio inca fue una importante etapa en la ruta que lleva de Cuzco a la costa del Pacífico.
   Refundada en 1540 por orden del conquistador español Francisco Pizarro para establecer una plaza fuerte en la región, su nombre original era Nuestra Señora de la Asunción del Valle Hermoso. Los terremotos, provocados por la actividad volcánica, han ocasionado graves daños a la ciudad en repetidas ocasiones (la última vez en enero de 2018).
   El centro histórico de Arequipa es uno de los más pintorescos de Perú. Su trazado urbano ortogonal y sus edificaciones de estilo colonial integran características y técnicas de construcción nativas y europeas, resultado de un admirable trabajo de arquitectos foráneos y mano de obra indígena y criolla. La combinación de influencias queda reflejada en los patios y espacios abiertos, en los pórticos y arquerías, y en la exuberante decoración barroca de las fachadas de sus edificios, que revelan una fuerte influencia indígena. 
   La inestabilidad del terreno causada por los frecuentes movimientos sísmicos ha condicionado el considerable grosor de sus muros y la robustez de sus abovedamientos. Gran parte de los edificios están construidos en piedra sillar de origen volcánico, de color blanco o rosa pálido, que confiere a la ciudad un carácter muy definido.
   Es posible identificar cinco periodos en el desarrollo de la arquitectura de Arequipa, con sus momentos de cambio marcados por los mayores terremotos: el periodo fundacional (1540-82), el esplendor barroco (1582-1784), la introducción del rococó y el neoclasicismo (1784-1868), el eclecticismo moderno (1868-1960) y el urbanismo contemporáneo. Se han incluido en la categoría de Patrimonio Mundial (año 2000) 49 cuadras (o bloques de viviendas) del trazado urbano original de los conquistadores y 29 cuadras del periodo colonial y decimonónico. 
   El corazón del casco antiguo lo constituyen la Plaza de Armas, con sus laterales porticados, el Ayuntamiento y la Catedral. En una esquina de la plaza se levantan la iglesia y los claustros de La Compañía, el más representativo conjunto del estilo barroco mestizo de finales del siglo XVIII. El Monasterio de Santa Catalina es un extensísimo convento-ciudadela, que fue habitado por monjas, cuyas dependencias semejan una pequeña ciudad dentro de la ciudad, con calles, plazoletas y fuentes de estilo andaluz, en un recinto cerrado y resguardado por murallas (ss. XVI-XIX). La basílica de San Francisco incluye una pequeña plaza, la iglesia principal, el convento y los claustros. Otros edificios religiosos notables son las capillas y conventos de Santo Domingo (ss. XVI-XVIII), San Agustín y La Merced, así como las iglesias de Santa María, Santa Teresa y Santa Rosa.
   Arequipa es la cuna del premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa.





Ciudad de Cuzco
   
   La principal ciudad de los Andes del Perú es la antigua ciudad de Cuzco, que antaño fue la capital política y religiosa del imperio inca, el mayor imperio indígena americano en el momento del descubrimiento del continente. Está situada a 3.416 m de altitud, en un fértil valle aluvial encajonado entre altas montañas y regado por el Huatanay y otros dos ríos andinos.
Patrimonio Humanidad   Cuzco (también escrito Cusco) significa en lengua quechua 'ombligo'. Los primeros vestigios de asentamientos humanos hallados por la arqueología en el lugar datan del siglo XI, por lo que se puede aseverar que ésta es la ciudad más antigua habitada de forma ininterrumpida de todo el continente americano. Fue en el siglo XV, bajo el reinado del Inca Pachacútec Yupanqui (1438-71), cuando alcanzó su máximo esplendor, siendo reconstruida con la monumentalidad característica de la arquitectura inca, obedeciendo a un trazado urbano de estructura ortogonal, con las calles cruzándose en ángulo recto, y edificios de sólidos muros de piedras sillares de granito o andesita, a veces de aparejo ciclópeo. El centro de la ciudad quedó reservado a los edificios con funciones administrativas y religiosas, y estaba rodeado por áreas claramente delimitadas para la producción agrícola, artesanal e industrial. .
   Pachacútec (a quien también se atribuye la construcción de Machu Picchu) y su hijo y sucesor Túpac Yupanqui (1471-93) pusieron en marcha un ambicioso proyecto de remodelación de todo el valle de Cuzco para el incremento y mejora de la producción agrícola. Se crearon presas y embalses, los ríos fueron canalizados, el suelo del valle fue nivelado y se aterrazaron las laderas de las colinas circundantes. El Estado inca promovió parecidas obras públicas en otros muchos lugares del imperio.
   La observación de la planta general de la ciudad incaica de Cuzco revela que está conformada como si fuese la figura de un puma tendido: la cabeza del puma coincide con la fortaleza de Sacsahuamán y la cola del felino se corresponde con la confluencia de los ríos Huatanay y Tullumayo, en una zona conocida como Pumac Chupan ('cola del puma'). El puma era un animal de marcado carácter simbólico para los incas. Encarnaba las nociones de fuerza, poder y dominio sobre la tierra, y no es improbable que Pachacútec ordenara la peculiar disposición urbanística del Cuzco para dotar de tales atributos al centro neurálgico y principal sede de poder del imperio.
   Pero el puma fue abatido por arcabuces. Las fuerzas de Francisco Pizarro ocuparon y saquearon el Cuzco en 1533, extirpando las estructuras de poder del Inca e implantando un gobierno municipal propio. Los ocupantes y sus sucesores respetaron en gran parte el trazado urbano ortogonal de Cuzco, tan curiosamente próximo a las ideas del urbanismo renacentista, y se limitaron a destruir los edificios cargados de simbolismo político y religioso, levantando sobre sus restos iglesias y palacios, a la mayor gloria de España y del catolicismo. 
   El Huacapayta, corazón del imperio inca, bordeado por los palacios de Pachacútec, Viracocha y Huayna Cápac, fue transformado en lo que es hoy la Plaza de Armas (que siglos más tarde iba a ser escenario de la ejecución del líder precursor de la independencia Túpac Amaru II). El Acllahuasi (o Casa de las Mujeres Escogidas) fue demolido para construir en su lugar el convento de Santa Catalina. El Coricancha o Templo del Sol, emplazamiento de la primera piedra de la fundación mítica de Cuzco, fue también parcialmente derribado, sus tesoros expoliados, y su plataforma de base, que en tiempo de los incas estaba parcialmente revestida de placas de oro, fue utilizada como cimentación para el convento de Santo Domingo.
   En 1983 la ciudad de Cuzco fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.
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Los incas. El eclipse de una civilización





Santuario histórico de Machu Picchu
   
   La ciudad abandonada de Machu Picchu se encuentra a 2.400 m sobre el nivel del mar, sobre un monte granítico circundado en sus tres cuartas partes por la herradura de un gran meandro del río Urubamba, donde el Valle Sagrado de los Incas se convierte en un angosto desfiladero flanqueado de altísimos farallones verticales. El paraje es tan recóndito que no ha de extrañar que los conquistadores españoles del siglo XVI nunca llegaran a conocerlo. Ningún cronista lo menciona. 
Patrimonio Humanidad   Machu Picchu fue abandonada durante la etapa de la conquista por razones que se desconocen y quedó perdida en las nieblas de la historia hasta 1911, cuando fue descubierta y dada a conocer al mundo por el antropólogo y político estadounidense Hiram Bingham, que exploraba la región en busca de Vilcabamba, último bastión del rey rebelde Inca Manco. En subsecuentes campañas de excavaciones, Bingham sustrajo del yacimiento cincuenta mil piezas arqueológicas, que hoy se guardan en la Universidad de Yale, reclamadas desde hace décadas por el gobierno peruano. Esta universidad publicó en 1915 el primer informe científico sobre Machu Picchu. 
   La ciudad de Machu Picchu, trazada con una rigurosa planificación urbana de esquema rectilíneo sobre un emplazamiento topográficamente muy accidentado, es uno de los más impresionantes logros de la arquitectura y el urbanismo incas. Parece datar del periodo de los dos grandes Incas Pachacútec Yupanqui (1438-71) y Túpac Yupanqui (1471-93). La función de esta ciudad, situada a 129 km de Cuzco, la capital del imperio inca, no se conoce con exactitud, dada la ausencia de documentación escrita y de vestigios materiales que puedan arrojar alguna luz sobre el tema. Posiblemente era un puesto avanzado de una red de fortalezas incaicas, que defendía de los asaltos de los indígenas de la selva los accesos al Valle Sagrado y al Cuzco.
   Los muros, plazas, escalinatas, andenes y rampas de Machu Picchu parecen haber sido moldeados por la naturaleza en la roca madre, en total armonía con el paisaje. Los constructores y canteros incas desplegaron aquí un esfuerzo titánico para domeñar la geografía, multiplicar las plataformas, conectarlas con rampas y escaleras, nivelar las irregularidades del terreno, esculpir la montaña en definitiva.
   El conjunto cuenta con unas 200 estructuras arquitectónicas de sillares de granito erigidas sobre terrazas, consolidadas las pendientes por medio de grandes muros de contención, y con más de 100 escalinatas, a veces esculpidas en la roca viva, que suman por encima de 3.000 peldaños.
   El lugar fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1983, con el nombre de Santuario Histórico de Machu Picchu.
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Los incas. El eclipse de una civilización





Líneas y geoglifos de Nazca y Palpa
   
   Más de mil años antes de la llegada de los españoles a América floreció en el Perú una civilización autóctona, conocida como 'los nazcas', cuyos miembros se dedicaron durante siglos a trazar en las desérticas planicies de su territorio un sinfín de líneas rectas de kilométrica longitud, así como enormes dibujos representando hombres, animales y plantas, que solo podían ser apreciados en su integridad vistos desde el cielo.
Patrimonio Humanidad   Los nazcas eran los descendientes de una gran civilización en declive: los paracas. Se asentaron ligeramente más al sur que éstos, en la costa meridional de Perú (en el actual departamento de Ica, a unos 400 km al sur de Lima), en un entorno geográfico hostil, rico en minerales pero con escasos recursos básicos como el agua. La mayor concentración de asentamientos se dio en las cuencas del río Nazca (de ahí el nombre) y sus cinco afluentes principales, incluyendo los valles de Pisco, Chincha, Ica, Palpa y Acarí. Los cauces de estos ríos generan auténticos oasis fluviales, tierras de cultivo que cortan con sus franjas de verdor el pardo secarral del desierto.
   Los geoglifos de Nazca se concentran en un área desértica de 450 km2 que comprende las pampas de Jumaná y San José, al noroeste de la moderna ciudad de Nazca, cerca del terreno cultivable pero nunca dentro del mismo. Estas líneas, trazadas en la superficie de la tierra, constituyen, por su tamaño, cantidad y naturaleza, uno de los mayores enigmas arqueológicos del mundo. 
   Un buen número de geoglifos representa criaturas vivientes, seres imaginarios y plantas estilizadas, así como figuras geométricas de varios kilómetros de longitud.
   La concentración y yuxtaposición de líneas, así como su continuidad cultural a lo largo del tiempo, demuestran que su trazado fue una actividad importante y de larga duración, que involucró a miles de personas durante sucesivas generaciones.
   Sobre el propósito y significado de estos geoglifos no existe todavía una explicación definitiva. La incógnita continúa. La hipótesis más recurrente que plantean los arqueólogos es la de que tenían funciones rituales y astronómicas. Las líneas pudieron haber sido caminos sagrados, orientados hacia puntos del horizonte por el que salían o se ponían determinados cuerpos celestes, y servirían asimismo para estudiar los movimientos de los astros y planetas. Las figuras podrían representar algo semejante a los signos del zodíaco del Viejo Mundo, designando estrellas o constelaciones. Investigaciones más recientes cuestionan, sin embargo, las teorías astronómicas y hablan más de ritos asociados a la agricultura para propiciar la fertilidad de las tierras. Las rectas funcionarían como telares y las figuras tendrían un carácter protector.
   Los geoglifos de Palpa ocupan un área de 90 km2 al noroeste de las pampas de Nazca, en la cuenca del Río Grande, y constituyen la segunda concentración más grande de geoglifos del Perú. Sus motivos y rasgos estilísticos son muy similares a los geoglifos de Nazca, pues fueron realizados por miembros de la misma cultura.
   En 1995 los geoglifos de Nazca y de Palpa fueron designados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
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Los geoglifos de Nazca

 







Portugal
   
Monasterio de Alcobaça
   
   Ciudad del distrito de Leiria, provincia de Extremadura, en el Portugal central, Alcobaça está situada en la confluencia de los ríos Alcoa y Baça, de donde deriva su topónimo. 
Patrimonio Humanidad   Alcobaça es notable por su Mosteiro de Santa Maria, un monasterio cisterciense fundado en 1152 por el rey Alfonso I, como un voto de acción de gracias por la reconquista de Santarém de la dominación musulmana. Su fundación está estrechamente relacionada con los comienzos de la monarquía portuguesa. Cuando Afonso Henriques fue proclamado rey Alfonso I en 1139 sustentó sus fuerzas sobre las órdenes religiosas para su política de reconquista. Alcobaça fue donada a los cistercienses en reconocimiento a su apoyo en la conquista de Santarém y con la intención de que colonizaran y trabajaran las tierras circundantes.
   Por sus dimensiones, la pureza de su estilo arquitectónico gótico temprano, la belleza de los materiales empleados (predomina una caliza fina de color marfil) y el refinamiento con que han sido trabajados, se puede considerar el Monasterio de Santa Maria de Alcobaça como el máximo logro del arte gótico cisterciense en Portugal.
   En el siglo XIII, mientras la iglesia del monasterio, diseñada igual a la de la Abadía Pontigny en Borgoña, y los magníficos edificios de dependencias monásticas estaban todavía en proceso de construcción, la influencia política e intelectual del monasterio se había ya expandido por toda la parte occidental de la Península Ibérica. Durante el resto de la Edad Media Alcobaça rivalizó con las más grandes abadías europeas en tamaño y riqueza. Era la escuela monástica más importante del reino, un centro de estudio de doctrina religiosa que alojaba una nutrida congregación de estudiantes acaudalados. Algunas secciones de su biblioteca se conservan hoy en las bibliotecas públicas de Lisboa y Braga.
   En este complejo monumental son particularmente notables la sacristía manuelina del infante Dom Afonso, nombrado abad de Alcobaça en 1505, el dormitorio de los monjes, la cocina, el refectorio, la fachada barroca de la iglesia, la Sala de los Reyes, y el Claustro del Silencio, de dos pisos, construido entre 1308 y 1311, durante el reinado del rey Dinis. Obsérvense las curiosas gárgolas que desaguan en el claustro: varias tienen forma de cerdo y una trata de reproducir un rinoceronte, animal exótico casi desconocido en Europa en aquella época.
   El Monasterio de Santa Maria de Alcobaça fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1989.
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Portugal, patrimonio mundial





Monasterio de Batalha
   
   La ciudad de Batalha (distrito de Leiria, provincia de Beira Litoral, en el Portugal centro-occidental) está construida en torno a la gran abadía dominicana de Santa Maria da Vitória, más escuetamente conocida como Batalha, cuyas torres y pináculos sobresalen por encima de los tejados del casco urbano. 
Patrimonio Humanidad   La abadía fue erigida en conmemoración de la victoria (1385) de los portugueses al mando de João I de Portugal sobre las tropas castellanas de Juan I de Castilla en la batalla de Aljubarrota (una llanura a 14 km al sudoeste de la ciudad), victoria que consolidó la independencia del reino portugués. El monasterio de Batalha representa, por tanto, la plasmación arquitectónica de un acontecimiento histórico. Fue el mayor proyecto constructivo de la monarquía de Portugal por los dos siglos siguientes, que desarrolló un estilo gótico nacional de gran originalidad, profundamente influenciado por el arte manuelino.
   El proyecto original del arquitecto portugués Afonso Domingues solo comprendía la iglesia, el Claustro Real y la Capilla del Fundador.
   El perfil de la fachada, reforzada por arbotantes, bordeada de balaustradas y erizada de gráciles pináculos, no puede ser más gótico. En medio se abre un pórtico cuyas numerosas figuras se asemejan en estilo a la escultura gótica de Borgoña. Encima se abre una gran ventana con tracerías propias del gótico flamígero. A la derecha, rompiendo la simetría de la fachada, se levanta la Capilla del Fundador, un panteón de planta cuadrada y cúpula octogonal que alberga entre otras las tumbas del victorioso João I, de su reina consorte Filipa de Lancaster y de Enrique el Navegante. 
   La nave de la iglesia tiene 80 m de longitud, 22 m de anchura y 32 m de altura y está cubierta con una bóveda de crucería nervada.
   El Claustro Real, de 55 x 50 m, combina en su diseño los estilos gótico y manuelino. En su ángulo sudoeste se eleva el campanario de la Cigüeña. En la Sala Capitular, ojival, destacan unas vidrieras del año 1508 que adornan su única ventana.
   Las Capelas Imperfeitas (Capillas Incompletas) figuran entre los mejores ejemplos de la arquitectura manuelina, que floreció en el siglo XVI. Se tratan en realidad de las capillas que rodean a un enorme mausoleo octogonal, que, a pesar de estar a cielo abierto, a juzgar por los arranques de bóvedas iba a sostener una inmensa cúpula semiesférica. Fueron comenzadas a construir en 1435 por el rey Duarte, según planos de Dugueti, pero al morir el rey en 1438 las obras quedaron inacabadas. En 1509 Don Manuel hizo construir un vestíbulo y levantar una portada monumental de 15 m de alto por 7,5 m de ancho, atribuida a Mateo Fernández el Viejo, que se inspiró en la decoración arquitectónica morisca.
   El terremoto de 1755 produjo serios daños en la abadía. Las tropas napoleónicas la saquearon en 1810. Fue secularizada en 1834 y poco a poco restaurada. En 1983 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
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Monasterio de los Jerónimos y Torre de Belem, en Lisboa
   
   A 6 km del centro de Lisboa, en la desembocadura del río Tajo, se halla la localidad de Belem, el punto más occidental de la Península Ibérica y por tanto de toda Europa. Más allá la tierra se acaba y empieza el océano. Una antigua torre vigila la boca del amplio estuario del río. Desde aquí zarpaban las carabelas portuguesas hacia nuevas rutas y nuevos mundos, al igual que las españolas partían de la desembocadura del Guadalquivir.
   El Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belem constituyen los más importantes monumentos arquitectónicos de Lisboa, y una de las cumbres del llamado arte manuelino, un estilo artístico a caballo entre la Edad Media y el Renacimiento que se dio en Portugal bajo el reino del poderoso Manuel I, precisamente en la Era de los Descubrimientos.
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Monasterio de los Jerónimos
   El monasterio de Santa María de Belem, de la orden de los Jerónimos, se levanta cerca de la orilla del río. El edificio está considerado como la obra cumbre del arte manuelino.
   Las obras dieron comienzo en 1502, en tiempos del rey Don Manuel, y no concluyeron hasta final de siglo. El primer arquitecto, de origen francés, fue Boytac (o Boitaca), y los sucesivos arquitectos fueron pasando sin rupturas aparentes del gótico al renacimiento, y de éste al barroco.
   La nave de la iglesia tiene una longitud de 92 m y un anchura de 25 m, y se subdivide en tres naves de igual altura, delimitadas por delgadas columnas octogonales de prolija decoración renacentista. 
   El claustro, de planta cuadrada de 55 m de lado, rodeado de dos galerías abovedadas superpuestas, reforzadas por sólidos contrafuertes, es obra de Boytac y Castilho (1517). Por la armonía de sus proporciones, y la delicadeza y profusión de su decoración escultórica, este claustro constituye una obra maestra no sólo del estilo manuelino sino de toda la arquitectura del Renacimiento.
     
Torre de Belem
   La Torre de Belem, un capricho de la arquitectura renacentista portuguesa con resabios arcaizantes del gótico, fue levantada entre 1515 y 1521 sobre las mismas aguas del Tajo a punto de desembocar en el océano Atlántico, para conmemorar la histórica expedición de Vasco de Gama a tierras de Oriente.
   Está construida en el mismo estilo preciosista y exuberante, de transición del gótico tardío al Renacimiento, que se dio en Portugal en tiempos del rey Don Manuel y de las exploraciones de ultramar, y que conocemos como estilo manuelino. Y en la misma piedra caliza de color blanco tostado del vecino Monasterio de los Jerónimos. 
   Compuesta de cinco pisos, el cuerpo central parece estar ceñido por una gruesa maroma esculpida en relieve sobre los sillares, que rodea la torre por el exterior y queda como amarrada por un nudo. El interior es de un sobrio estilo ojival, aunque con arcos renacentistas de medio punto en las ventanas. Las torretas y almenas que erizan su superestructura le confieren un aire vagamente norteafricano.
   Junto con el Monasterio de los Jerónimos, con el que forma conjunto, la Torre de Belem fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983.
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Lisboa desde el tranvía 28



Patrimonio Humanidad

 

Universidad de Coimbra
   
   Las apretadas casas del casco histórico de Coimbra –capital del distrito de Coimbra y de la provincia de Beira Litoral, centro-norte de Portugal– se encaraman por las colinas de la orilla septentrional del río Mondego.
   De 1139 a 1260, Coimbra fue la capital de Portugal (hasta que fue reemplazada por Lisboa) y allí nacieron seis de los reyes medievales portugueses. 
   La universidad más antigua de Portugal, fundada en Lisboa en 1290, finalmente se estableció en Coimbra en 1537. Situada sobre una colina que domina la ciudad, la Universidad de Coimbra con sus colegios creció y evolucionó durante siglos en el casco urbano antiguo. Su capilla tiene un portal soberbiamente tallado y su biblioteca Joanina, ricamente decorada en el periodo barroco, conserva un millón de volúmenes y 3.000 manuscritos, entre ellos una primera edición del poema de Camões Os Lusiadas (1572). Los edificios notables de la universidad incluyen la catedral de Santa Cruz, del siglo XII, numerosos colegios del siglo XVI, el Palacio Real de Alcáçova, que ha albergado la universidad desde 1537, el Jardín Botánico del siglo XVIII y la Imprenta Universitaria. La extensa 'ciudad universitaria' fue creada en la década de 1940-50.
   Los edificios de la Universidad de Coimbra fueron modelo de referencia en el desarrollo de otras institucuiones de enseñanza superior en los países de habla portuguesa. Coimbra ofrece un destacado ejemplo de la integración de la universidad en una ciudad de tipología urbana muy específica, conservadora de tradiciones culturales y ceremonias universitarias que se han mantenido vivas a lo largo de los siglos. La Universidad de Coimbra fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2013.
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Centro histórico de Évora
   
   Capital del distrito de Évora y de la provincia de Alto Alentejo, en el centro-sur de Portugal, la ciudad de Évora se levanta sobre una colina en un fértil valle rodeado de lomas, al sudoeste de Lisboa. 
   Esta ciudad-museo, cuyas raíces se remontan a tiempos de los celtas, alcanzó su edad de oro en el siglo XV, cuando se convirtió en residencia de los reyes de Portugal.
Patrimonio Humanidad   Su nombre latino original era Ebora. Bajo el dominio romano fue un destacado centro agrícola en cuyos campos se cultivaba trigo. En 80-72 a C fue cuartel general del comandante Quinto Sertorio, y durante mucho tiempo permaneció como un importante bastión militar romano. Más tarde fue llamada Liberalitas Julia debido a ciertos privilegios municipales concedidos por Julio César. 
   De la época romana de Évora subsiste parcialmente el pequeño templo romano de Diana, que eleva parte de su peristilo sobre un podio en una plaza del centro. Fue construido en el siglo II d C, con columnas acanaladas de granito y capiteles corintios de mármol de Estremoz. En el museo regional se conservan numerosas piezas de origen romano.
   Quedan en Évora numerosos monumentos del periodo medieval, el más renombrado de los cuales es la catedral, un edificio originalmente románico (1186-1204), restaurado en estilo gótico hacia 1400. La iglesia real y convento de São Francisco (1507-25), no lejos del palacio real del mismo nombre, es un buen ejemplo de la mezcla de arquitectura gótica flamígera con la morisca en el estilo conocido como manuelino. Cuando la Universidad del Espíritu Santo (cuyas enseñanzas impartía la Compañía de Jesús) fue fundada en 1553, Évora creció hasta ser la segunda ciudad de Portugal. Sin embargo, la universidad entró en rápida decadencia cuando el marqués de Pombal expulsó a los jesuítas en 1759, aunque el edificio todavía alberga escuelas.
   La tipología urbana de Évora está marcadamente definida por las casas encaladas de blanco con azulejos y balcones de hierro forjado, que datan de los siglos XVI-XVIII. El siglo XVI fue una época de grandiosas obras de planificación urbana y de gran influencia intelectual y religiosa. La configuración medieval de su tejido urbano se manifiesta en sus calles estrechas que van creciendo concéntricamente, perfectamente adaptadas al clima y al terreno. Los monumentos del centro histórico de Évora tuvieron una profunda influencia en la arquitectura portuguesa de Brasil. Évora resistió casi intacta el gran terremoto de 1755, que destruyó muchas ciudades portuguesas, entre ellas Lisboa.
   El centro histórico de Évora fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986.
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Centro histórico de Guimaraes

   Ciudad del distrito de Braga, en la provincia de Minho, al noroeste de Portugal, enclavada a los pies de la Serra de Santa Catarina, justo al sudeste de la ciudad de Braga. Guimaraes es un centro industrial que fabrica productos de lana y lino, objetos de orfebrería y cuberterías.
   La ciudad histórica de Guimaraes está asociada con el surgimiento en el siglo XII de la identidad nacional portuguesa. Un auténtico ejemplo de la evolución y transformación de un asentamiento medieval en una ciudad moderna, la rica tipología constructiva de su casco antiguo ilustra sobre el desarrollo de la arquitectura portuguesa del siglo XV al XIX, basada en un empleo consistente de materiales y técnicas de construcción tradicionales.
   Fundada en el siglo IV d C, Guimaraes se convirtió en el siglo XII en la primera capital de Portugal. Su casco histórico, muy bien conservado, incluye entre sus monumentos el castillo del siglo X donde nació Alfonso I, el primer rey de Portugal, levantado sobre una colina que domina la ciudad; la iglesia románica de Nossa Senhora da Oliveira (reconstruida en 1387-1400); el monasterio e iglesia de São Francisco, del siglo XIV, con un claustro del XV; y el convento dominicano que hoy alberga el museo de antigüedades. El centro histórico de Guimaraes fue declarado patrimonio mundial por la Unesco en 2001.

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Centro histórico de Oporto con el Puente Dom Luis I
   
   En portugués llamada Porto, esta ciudad, la segunda más grande de Portugal después de Lisboa y la más densamente poblada del país, es capital del distrito de Porto y de la provincia de Douro Litoral, en la costa atlántica norte de Portugal.
Patrimonio Humanidad   El más importante centro industrial y comercial de la zona norte de Portugal, Oporto es mundialmente famoso por sus vinos 'de Oporto', una denominación de origen de los caldos elaborados en la región vinícola del Alto Duero, paisaje cultural que en 2001 ha sido declarado Patrimonio Mundial por la Unesco. La exportación de los vinos de Oporto comenzó en 1678. En 1703 el gobierno británico acordó con el portugués el Tratado Methuen, por el cual se favoreció la importación de los vinos portugueses en detrimento de los vinos franceses o alemanes, y desde entonces el oporto es ampliamente consumido en Inglaterra. 
   La ciudad se levanta sobre las colinas que dominan el río Duero cerca de su desembocadura en el Atlántico. En la orilla sur los almacenes (armazéns) de Villa Nova de Gaia se utilizan para criar y almacenar enormes cantidades de vino de Oporto.
   Las dos orillas están conectadas por tres puentes. El puente Dom Luis I, de 385 m de longitud, construido en 1881-85 por el ingeniero francés Gustave Eiffel, es una inmensa estructura de hierro sustentada sobre uno de los arcos más grandes de Europa. Al igual que la torre Eiffel ha devenido el monumento más emblemático de París, el puente de Eiffel constituye una de las señas de identidad que caracterizan a Oporto.
   La catedral románica de Oporto se levantó en el emplazamiento de la antigua ciudadela visigótica. Tiene claustros góticos y amplias reconstrucciones del periodo barroco. La iglesia de São Martinho de Cadofeita pertenece al románico y gótico temprano, es notable por los capiteles curiosamente esculpidos de sus columnas, y ocupa el emplazamiento de una iglesia anterior construida 'precipitadamente' por el rey visigodo Teodomiro en 559 para recibir las reliquias de San Martín de Tours, traídas de Francia. También son notables la Torre dos Clérigos (en la foto), una torre de granito de 82 m de alto que desde el siglo XVIII sirve de faro de referencia a los marineros, la basílica de São Francisco (1410) y el convento agustino de Nossa Senhora da Serra do Pilar, que fue secularizado y usado como barracón de artillería. El Museu Nacional de Soares custodia artefactos prehistóricos y romanos, escultura, pintura y numismática.
   Oporto es sede de un obispado y de una universidad fundada en 1911. Está dotado de varios institutos científicos y de una ópera. Su centro histórico fue clasificado como Patrimonio de la Humanidad en 1996.
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Patrimonio Humanidad

 

Convento de Cristo en Tomar
   
   Tomar es una ciudad del distrito de Santarém, en la provincia de Ribatejo, Portugal central, bañada por el río Nabao, un tributario del Zêzere.
   Originalmente planeado como un monumento para simbolizar la Reconquista, el Convento de Cristo llegó a simbolizar durante el periodo manuelino justamente lo opuesto: la apertura de Portugal a otras civilizaciones. El origen de este conjunto monástico se remonta a la llegada, a mediados del siglo XII, de algunos miembros de la orden de los templarios. Éstos construyeron un castillo en lo alto de una colina, a cuya sombra creció la ciudad. La orden de los templarios, abolida por el papa y por el rey francés Felipe el Hermoso en 1307, desapareció de Portugal durante el reinado de Don Dinis, para reaparecer en 1320 bajo el nombre de la Orden de Cristo. Esta orden monástico-militar desempeñó un importante papel económico, político y religioso en los viajes de descubrimiento de los portugueses. Sus caballeros fueron especialmente favorecidos por los infantes Don Enrique (1394-1460) y Don Manuel I (1469-1521).
   El Oratorio de los Templarios, edificado en planta centralizada de finales del siglo XII, funcionó como núcleo arquitectónico inicial del convento. Su exterior posee características de la arquitectura militar romana. Su interior tiene una planta de doble polígono octogonal, con un pasillo circunvalatorio entre medio, una tipología estructural que aparece en diversas iglesias templarias de la península ibérica como una reminiscencia del Santo Sepulcro de Jerusalén. Muros, pilares y columnas están exuberantemente decorados con pinturas murales y ornamentos escultóricos góticos, renacentistas y barrocos. 
   Durante el reinado de Don Manuel I, el Oratorio fue cercenado por la parte oeste, suprimiendo dos paredes del polígono externo para acomodar el presbiterio de una iglesia de amplia nave, atribuida al arquitecto Diego de Arruda.
   Al nordeste del Oratorio se abren dos claustros. El más próximo, el del Cementerio, es, con sus azulejos mudéjares, uno de los más bellos del gótico portugués. El otro claustro, el del Lavatorio, construido a dos niveles, es una de las primeras obras de arquitectura renacentista en Portugal, de fuerte influencia italiana. Ambos pertenecen a la época del infante Don Enrique. 
   Mención especial merece la denominada 'Ventana Oeste' de la iglesia, de un exuberante estilo manuelino, así como la sacristía, los grandes arbotantes y el pórtico. Es curiosa la decoración externa de las torretas angulares de la iglesia, que parecen ceñidas por un gran cinturón de piedra, con su correspondiente hebilla. Las restantes instalaciones del convento (dormitorios, cocina, refectorio y bodega) pertenecen a la arquitectura joanina y se atribuyen en su mayor parte al arquitecto Juan de Castilho.
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Senegal
   
Isla de Gorée
   
   La isla de Gorée, o de Gorea en español, emerge del océano Atlántico a un par de millas al sur de Cabo Verde, la península donde hoy se levanta Dakar, la capital de Senegal. 
Patrimonio Humanidad   Gorea fue uno de los primeros asentamientos europeos en Africa occidental. Se trata de una pequeña y árida isla volcánica de apenas 36 hectáreas de extensión, antaño un activo centro portuario que hoy ha perdido su hegemonía a favor de los puertos de Dakar y Saint Louis, pero que tiene gran importancia desde un punto de vista simbólico. Pues Gorea fue, entre los siglos XVI y XIX uno de los principales focos de la trata de esclavos en el continente africano.
   Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1978, la isla de Gorea, al igual que Auschwitz, es un bien cultural cuya importancia no radica en sus monumentos, sino en el recuerdo de un pasado trágico de cuyos errores y horrores todos hemos de aprender para no dar lugar a que se repitan.
   Entre los siglos XVI y XIX, todas las potencias europeas compitieron por el tráfico de 'madera de ébano', término-tapadera que disimulaba la verdadera naturaleza de la mercancía humana que aquellas naves transportaban en sus bodegas. Gorea fue uno de los principales puntos de embarque de los esclavos africanos con rumbo a América, aunque no el único ni el más activo. Sólo en la zona de Senegal había enclaves con semejante cometido en Saint Louis, Rufisque, Gambia, la isla de Carabane o las llamadas 'escalas' del río Senegal.
   
La Casa de los Esclavos
  Entre todos los edificios de Gorea destaca la llamada 'Maison des Esclaves', una bella construcción holandesa de dos pisos, de estilo barroco colonial del XVIII, con un patio central ocupado por una gran escalinata doble, cuyas sinuosas balaustradas conectan la planta baja, donde se hacinaban los esclavos en mazmorras, con el primer piso, donde vivían los amos y traficantes. 
   Esta 'Casa de los Esclavos', que es sólo una entre las muchas esclaverías que había en Gorea, ha sido habilitada como un museo de la historia de la esclavitud y del tráfico de africanos. Su visita es muy instructiva, y despierta profundas emociones en cualquier espíritu sensible. Rótulos y paneles explicativos desgranan datos sobre gran cantidad de hechos históricos relacionados con la trata de negros. Argollas, grilletes, cadenas, látigos y otros instrumentos de dominación y tortura son exhibidos como pruebas materiales de aquella ignominia, como recordatorio del ingente sufrimiento infligido a los africanos por el hombre blanco. 
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Siria
   
Ciudad antigua de Alepo
   
   Alepo (Halab en árabe) es la ciudad más importante del norte de Siria y la segunda del país en número de habitantes.
   Localizada en el cruce de varias rutas caravaneras que transitaban por Oriente Próximo desde el segundo milenio a C, Alepo fue sucesivamente gobernada por los hititas, asirios, aqueménidas, romanos, bizantinos, árabes, mongoles, mamelucos y otomanos. 
Patrimonio Humanidad   Alepo disputa con Damasco el rango de ser la ciudad más antigua del mundo habitada de continuo.
   Su gran mezquita del siglo XII, su imponente ciudadela del siglo XIII, y sus múltiples palacios, madrasas, caravasares y hammams de los siglos XVI y XVII forman parte de la ciudad antigua (rodeada de una larga muralla perforada por tres puertas), que, pese a haber sido declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en 1986, estaba ya amenazada por la superpoblación y la deficiente planificación urbana antes de que la guerra de Siria, que ha destrozado la entera Alepo, haya terminado por rematarla.
   
Mezquita Mayor
   La construcción de la mezquita aljama o mezquita mayor de Alepo fue iniciada hacia 715 en los terrenos de un cementerio cristiano de época anterior. En origen, su distribución y dimensiones eran semejantes a las de la Gran Mezquita Omeya de Damasco, con cuyos mosaicos rivalizaba.
  El elemento más antiguo que subsiste en la mezquita es el esbelto minarete de planta cuadrada y más de 50 m de alto: data de 1090 y corresponde al periodo selyúcida. Está formado por cinco niveles decorados con arcos polilobulados. 
   El patio, rodeado de arcadas y pavimentado con mármoles de colores, contiene diversos quioscos y una fuente de abluciones. La sala de oración se compone de tres naves transversales con bóvedas de crucería.
   
Ciudadela
   La grandiosa Ciudadela de Alepo, que domina desde lo alto de una colina la zona de los zocos, es un imponente testimonio del poderío militar árabe entre los siglos XII y XIV, si bien en su recinto se han hallado vestigios arqueológicos que remontan las fechas de ocupación del lugar al siglo X a C. La fortaleza alberga en el interior de sus murallas restos de un palacio residencial de los gobernadores provinciales, un salón del trono con nueve cúpulas, mezquitas y casas de baños. 
   La Ciudadela está rodeada de un ancho y profundo foso en todo su perímetro, que se salva por un puente de acceso a la entrada principal construido sobre arcos. El portalón, abierto en un gran torreón prismático, es abovedado y está dotado de múltiples sistemas defensivos. La entrada forma un recodo para dificultar los ataques. Los muros están perforados de saeteras. 
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Siria milenaria





Patrimonio HumanidadCiudad antigua de Bosra
   
   La pequeña y poco conocida ciudad de Bosra, situada al sur de Siria cerca de la frontera con Jordania, en lo que había sido una etapa en la ruta de las caravanas a La Meca, fue en su tiempo nada menos que la capital de la provincia romana de Arabia.
   El nombre de Bosra ya aparece citado en las tablillas de Tell el-Amarna (la ciudad fundada a orillas del Nilo por el faraón Ajenaton, 1379-1362 a C), cuyas inscripciones en escritura acadia cuneiforme constituyen la correspondencia oficial entre los faraones egipcios y los reyes fenicios y amorritas.
   Bosra llegó a ser el bastión septentrional de los reyes nabateos de Petra, y cuando el reino nabateo fue conquistado por los ejércitos de Trajano en 106 d C, tanto Bosra como Petra fueron incorporadas al Imperio Romano. Alejandro Severo concedió a Bosra el título de Colonia. La ciudad podía acuñar monedas. 
   La ciudad antigua de Bosra fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1980.

Teatro romano
   El monumento más impresionante que nos ha llegado de la época de romanización de Bosra es el teatro del siglo II d C, que se conserva prácticamente íntegro y sea quizás, junto con el de Aspendos en Turquía y el de Orange en Francia, el teatro romano más entero y mejor preservado de todo el mundo antiguo. No solo se mantienen en pie la cavea y el muro de proscenio, sino también la galería superior y todos los pasillos abovedados interiores.
   Fue construido probablemente bajo Trajano, y remodelado en diversas ocasiones entre 481 y 1251 d C, con vistas a convertirlo en una fortaleza para defender este punto clave del camino de Damasco.
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Patrimonio Humanidad

 

Crac de los Caballeros
   
   He aquí uno de los más grandiosos y mejor conservados ejemplares de arquitectura militar de la Edad Media. De todos los castillos que construyeron los caballeros cruzados europeos en Siria y Palestina, éste es el de mayores dimensiones. 
   Se yergue sobre una colina en la fértil región del noroeste de Siria, cerca de la frontera con Líbano, en un estratégico emplazamiento ocupado anteriormente por una fortaleza musulmana. De hecho, por toda esta comarca pueden verse numerosos castillos y alcázares, tanto cristianos como musulmanes (como el no menos impresionante castillo llamado de Saladino, Qalat Salah el-Din, cuyas ruinas coronan otra colina en las cercanías), que dan testimonio de las tensiones bélicas que sufrió la entera región durante las Cruzadas. 
   El castillo de Crac de los Caballeros fue erigido a partir de 1142 por la orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, de los que fue su plaza fuerte hasta 1271, año en que fue capturado por el sultán mameluco Baybars I. Los mamelucos ampliaron aún más la fortificación.
   Podía alojar una guarnición de 2.000 soldados.
   Consta de dos murallas concéntricas reforzadas con torreones semicilíndricos, separadas ambas por un amplio foso. Conserva la cámara del rey y, en el patio central, dos capillas de depurado estilo ojival. Los accesos al núcleo central del edificio se realizan recorriendo enormes pasillos abovedados, dotados de escaleras, que se preservan en toda su integridad (cosa nada frecuente en los castillos de esta época, que están en su mayoría colapsados), y proporcionan una idea fehaciente de la complicada estructura interna de estas fortificaciones medievales.
   En 2006 la Unesco incorporó a su lista del Patrimonio Mundial los castillos de Crac de los Caballeros y de Saladino.

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Patrimonio Humanidad
Ciudad antigua de Damasco
   
   Damasco (Dimashq en árabe, conocida también como Sham) es una de las ciudades más antiguas de Oriente Próximo. De hecho presume de ser la ciudad más antigua del mundo que haya estado habitada de continuo hasta nuestros días, aunque este título se lo disputa también Alepo.
   La capital de Siria está emplazada al sur del país, en un oasis al pie del monte Jabal Qasiyun, no muy lejos del Mediterráneo, a orillas del inmenso secarral del desierto sirio, que ocupa la mayor parte del país.
   Desde tiempos inmemoriales, Damasco ha sido un centro comercial y una etapa caravanera en las rutas de los mercaderes de Oriente Próximo. Fue la capital del primer reino semita, citado en los textos egipcios de la XVIII Dinastía. Aliada por algún tiempo al reino de Israel, fue luego gobernada por los sucesores de Alejandro, los nabateos, los romanos y los bizantinos.
   Los árabes de la dinastía Omeya hicieron de ella su capital, de 661 a 750 d C. Con la expansión de los omeyas se convirtió en una urbe próspera, capital de todo un imperio.
   Hoy la legendaria Damasco es una ciudad superpoblada (más de 6 millones de habitantes en 2007), industrializada y ruidosa, con barriadas y arrabales que trepan desordenadamente por las faldas de la montaña, en un caos urbanístico de difícil solución. Los restos de su pasado esplendor se concentran en el casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979, pero con claros síntomas de estar en trance de desaparición. 
   
Gran Mezquita Omeya
   La mezquita aljama de Damasco yergue su inmensa mole en el corazón de la parte vieja. Si Damasco es, como se dice, la más antigua ciudad del mundo, la mezquita omeya ocupa el emplazamiento más antiguo dentro de esta urbe. Según las excavaciones, en este exacto lugar hubo un templo de Hadad, y luego el inmenso santuario romano de Júpiter, cuyo recinto albergó después, juntas, la catedral de San Juan Bautista y la primera mezquita de Damasco, y hoy día contiene grandes porciones de la vieja urbanización intramuros.
   La mezquita es más antigua que la de Córdoba, de hecho una de las más antiguas del islam, pero ha experimentado muchas restauraciones. Tiene un patio rectangular muy amplio con mosaicos y mármoles de colores, donde está el templete del 'tesoro' levantado sobre columnas y frisos expoliados del templo de Júpiter.
   Toda la decoración es anicónica, pese a que la arquitectura es de aire muy bizantino.  La sala de oración es de planta basilical de tres naves inmensas, con crucero y techo de madera policromada donde sobresale la cúpula "del Águila". Los mihrabs son de taracea de mármol y nácar, de muy minuciosa ejecución.
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Sitio de Palmyra
   
   Las extensas y bellísimas ruinas de la antaño próspera ciudad caravanera de Palmyra han despertado desde su redescubrimiento la inspiración de un buen número de artistas y escritores, que se han sentido cautivados por el romanticismo del paraje y por su extraordinario poder evocador.
Patrimonio Humanidad    Un oasis de palmeras y columnas color oro en pleno desierto sirio, Palmyra constituye un perfecto símbolo de la fugacidad del poder y la riqueza, de la efímera hegemonía que llegó a gozar un reino que osó enfrentarse a Roma, y una muestra de los irreversibles estragos que el paso del tiempo ocasiona en urbes e imperios que se creían eternos.
   Las ruinas de Palmyra yacen en mitad del desierto de Siria, a más de 200 km a oriente de Damasco, a medio camino entre el río Orontes y el Eúfrates. 
   Palmyra era un oasis habitado desde el neolítico. Las aguas subterráneas permitieron aquí el verdor y la vida, haciendo de Palmyra una isla de palmeras datileras rodeada en cualquier dirección por cientos de desolados kilómetros de piedras abrasadas por el sol.  
   Cuando Petra decayó, floreció Palmyra, a causa del desplazamiento de las rutas caravaneras hacia otros desiertos y otros oasis más al norte (ver en fotoAleph la colección Petra. El tesoro oculto en el desierto). Las caravanas traían mercancías de China e India, y la ruta marítima que recalaba en el golfo de Aqaba, haciendo escala en la capital nabatea para reposar de los rigores de la Arabia Pétrea antes de subir al Mediterráneo, a partir de la anexión de Trajano de esta zona al imperio romano se desvió por el golfo Pérsico. Los bajeles, entrando por la desembocadura del Tigris y el Eúfrates, remontaban el curso de este último río hasta Dura-Europos, en la actual Siria. De Dura, las caravanas cruzaban el desierto sirio rumbo a Damasco y Tiro, con parada y fonda en Palmyra, llamada entonces (y ahora) Tadmor.  
   Los siglos I, II y III d C vieron el florecer de Palmyra, la novia del desierto. Los beduinos seminómadas que vivían en casas de adobe se convirtieron en acaudalados comerciantes, y éstos emplearon la riqueza que les reportó el tráfico entre Oriente y Occidente en erigir un templo y una ciudad, cuyos restos aún hoy cortan la respiración por su grandiosidad, belleza y lujo inusitados, al tiempo que crearon un cuerpo de soldados destinado a proteger la ruta comercial, fuente de sus ingresos. 

   El 20 de mayo de 2015 las tropas del autoproclamado Estado Islámico (IS) tomaron la ciudad de Tadmor (Palmyra), perpetrando una masacre entre sus habitantes y ejecutando públicamente en el antiguo teatro de Palmyra a 25 prisioneros. También decapitaron en público a quien fue durante décadas el responsable de Antigüedades de Palmyra, Jaled al-Assad.
   El siguiente paso en la barbarie fue la destrucción de los monumentos palmyrenses, pese a estar considerados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, con la dinamitación, entre otros edificios, del templo de Bel, el templo de Baal-Shamin (foto izquierda), el Tetrapylon y el Arco de Triunfo. En marzo de 2016, Palmyra fue retomada por las tropas gubernamentales sirias con la ayuda del ejército ruso.
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Las ruinas de Palmyra. Oasis de mármol y oro






Sri Lanka
   
Ciudad sagrada de Anuradhapura
   
   Anuradhapura es la capital de la provincia Centro-Norte de Sri Lanka, a orillas del río Aru. El primer reino independiente de la historia de Lanka tuvo aquí su centro de poder.
   La parte antigua de Anuradhapura ocupa un parque arqueológico de 40 km2 y varios niveles de vestigios, que incluyen ruinas de templos, esculturas, dagobas (relicarios budistas) y antiguos depósitos de agua para irrigación. 
Patrimonio Humanidad   La fundación del reino cingalés de Anuradhapura es tradicionalmente atribuida a Pandukkabaya, tercer rey de la dinastía Vijaya. El sitio fue fundado en el siglo V a C y creció en poder hasta llegar a constituir la capital del reino del 400 a C al 760 d C, alcanzando un extenso desarrollo urbano y absorbiendo bajo su radio de influencia las ciudades y asentamientos del centro-norte de la isla. El sistema político estaba en un principio basado en el brahmanismo, similar al de los reinos de la llanura del Ganges. El budismo llegó más tarde y reemplazó a la religión brahmánica. 
   Conforme el budismo se expandía, el reino de Anuradhapura amplió su control político al resto de la isla. Durante el gobierno del rey Mahasena se emprendieron grandes obras para mejorar los sistemas de regadío, que consistían en la construcción de enormes depósitos de agua que era distribuida por largos canales a los campos lejanos y por acueductos subterráneos a la capital. 
   Entre los monumentos que hoy se pueden visitar en Anuradhapura, destacan los siguientes:
   Sri Maha Bodhi. El árbol supuestamente más antiguo del mundo está aquí, rodeado de un muro que se erigió en el siglo XVIII para proteger el santuario del paso de elefantes. Su nombre científico es ficus religiosa, y es una especie de higuera o árbol pipal que desciende de un esqueje del árbol de Bhodi, bajo el que el Buda Sidharta Sakyamuni alcanzó la iluminación en Bodh-Gaya (India), y que fue traído a Sri Lanka por la hija del emperador indio Ashoka. La ciudad de Anuradhapura fue creciendo en torno a este árbol. 
   Dagoba Thuparama. Este relicario monumental encalado de blanco y rodeado de templetes fue construido en tiempos del rey Tissa (siglo III a C) para custodiar una clavícula de Buda, reliquia donada a Sri Lanka por el emperador indio Ashoka. Es la dagoba más antigua de Anuradhapura. 
   Isurumuniya Gala Vihara. Se trata de un monasterio rupestre que fue tallado en el interior de un promontorio rocoso en tiempos del rey Tissa, junto a un estanque sagrado. En el exterior se levanta una dagoba encalada de blanco. 
   Lohapasada, atribuida a Dutthagamani (101-77 a C), era una residencia real de nueve pisos, casi totalmente desaparecida, a excepción del gran número de pilares de piedra que sostenían los niveles superiores.
   Dagoba Abhayagiri, un stupa construido por Vattagamani en el siglo I a C, está situado en el recinto de un monasterio donde todavía se practica el culto y donde los fieles hacen sus pujas (ofrendas). 
   La ciudad sagrada de Anuradhapura fue incluida en el año 1982 en el catálogo del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
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Sri Lanka. La isla resplandeciente  (Autor: Ramon Pouplana)





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Templo de Oro de Dambulla
   
   Dambulla es uno de los más destacados complejos de arquitectura rupestre (junto a los de Aukana y Polonnaruwa) que existen en Sri Lanka, en la tradición de los muchos similares que hay en la India (ver en fotoAleph colección India rupestre).
   Se trata de un conjunto de más de 80 grutas artificiales perforadas en la base de un acantilado rocoso de 160 m de altura y en otras rocas de las cercanías, que fueron habilitadas para servir de monasterios y lugares de culto. Las cuevas más antiguas existían antes de la era cristiana, incluso antes de la era budista, y al principio no eran sino viviendas y habitáculos rupestres que fueron donados y convertidos en templos con la llegada del budismo. Desde entonces Dambulla ha sido durante 22 siglos una popular meta de peregrinaciones. 
   Numerosas inscripciones permiten datar las diferentes estancias, y conocer los donantes y los reyes que contribuyeron a su engrandecimiento en diferentes fases históricas. Las más antiguas albergaron los primeros asentamientos monásticos. Los siguientes periodos de actividad fueron en el siglo I d C, y entre los siglos V y X, en los que las celdas monacales y las grutas más importantes se reconvirtieron en templos. 
   Entre los siglos XI y XII se procedió a la renovación total del complejo, creando nuevas cuevas, restaurando y agrandando otras, y cubriendo de oro las imágenes. Un posterior periodo de reconstrucción tuvo lugar a partir de 1340, con el patrocinio de los reyes de Gampola y de Kandy. Finalmente, la máxima actividad se dio bajo el rey Kirti Sri Rajasinha (1747-1782), en la que se multiplicaron las esculturas y las paredes interiores se cubrieron de pinturas murales.
   Entre las 157 imágenes de Buda que pueblan las diferentes grutas cabe destacar la de la cueva Devarajalena, con una colosal estatua rupestre de Buda en postura yacente.
   El templo más grande posee 600 m de longitud y 30 m de altura y en su interior pueden admirarse esculturas rupestres que representan a Buda, al dios hindú Vishnu y un retrato real. Las pinturas murales más antiguas datan del siglo XVIII.
   Este lugar fue incluido por la Unesco en 1991 en la lista del Patrimonio de la Humanidad, con el nombre de Templo de Oro de Dambulla.
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Sri Lanka. La isla resplandeciente  (Autor: Ramon Pouplana)




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Ciudad vieja de Galle y sus fortificaciones
   
   Esta ciudad portuaria protegida por una bahía en la costa sur de Sri Lanka se llamó en su día Point de Galle.
   Aunque su fundación oficial se remonta al siglo XIII, el asentamiento existía desde mucho antes, pues es citado en 545 como una de las 'escalas de levante'. Pero solo adquirió importancia como principal puerto de la isla durante la época de la colonización portuguesa (1507-1640). El año 1588 los portugueses fueron sitiados en Colombo por las tropas del reino de Sitawaka (centro-sur de la isla) y se replegaron a Galle, fortificando la ciudad con murallas y bastiones.
   En sus luchas contra los portugueses, los reyes de Kandy se aliaron con los holandeses, el poder naval de cuya armada, con base de operaciones en Batavia (Yakarta, Java), había crecido en los mares del Índico. El resultado final fue la ocupación de la isla por las fuerzas holandesas. Cuando Galle cayó en manos de los holandeses, éstos reconstruyeron y reforzaron las fortificaciones, rodeando el conjunto de una gran muralla de piedra. Esta ciudad fortificada ocupa 52 hectáreas y ha llegado hasta nuestros días con muy pocas alteraciones, constituyendo el principal legado histórico-arquitectónico que ofrece Galle a sus visitantes.
   Durante la colonización holandesa Galle fue la capital de la isla. Las actividades comerciales estaban protegidas por un complejo dispositivo de seguridad militar. Hacia el siglo XVIII, residían allí 500 familias, y la ciudad estaba dotada de numerosos edificios administrativos, establecimientos comerciales y depósitos de mercancías. Disponía también de un arsenal, casamatas, talleres de forja, carpintería y cordelaje. Y un original sistema de alcantarillado limpiado por agua de mar bombeada por un molino de viento.
   Galle es un buen ejemplo de ciudad fortificada por los colonizadores europeos en el sur de Asia, con una arquitectura colonial que combina elementos occidentales con los tradicionales del Indostán. La ciudad vieja de Galle y sus fortificaciones fueron incluidas en 1988 como bien cultural en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

 




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Ciudad sagrada de Kandy
   
   Capital de la Provincia Central de Sri Lanka, la ciudad de Kandy está ubicada hacia el centro de la isla sobre una meseta de bosques tropicales a 490 m sobre el nivel del mar, a orillas del río Mahaveli Ganga y cerca de un lago artificial construido en 1806 por el último rey de Kandy. 
   Fundada en el siglo XIV con el nombre de Senkadagala Pura, Kandy se convirtió en 1592 en la capital del último reino independiente que quedaba en la isla, tras la decadencia de Anuradhapura y Polonnaruwa, y cuando las regiones costeras habían sido conquistadas por los portugueses. Este reino cingalés consiguió, con breves intervalos, preservar su independencia durante el periodo de las colonizaciones europeas, hasta que en 1815 los británicos derrocaron al último rey.
   Durante la Segunda Guerra Mundial, Kandy fue el cuartel general de Lord Mountbatten, virrey británico de la India.
   Hoy Kandy es la segunda ciudad más grande de Sri Lanka tras Colombo, y el foco administrativo y comercial más importante del centro de la isla, en una zona agrícola densamente poblada, donde crece, entre otros cultivos, la mayor parte del afamado té de Ceylán, exportado a todo el mundo. 
   Es también la capital religiosa del budismo insular, y millones de creyentes consideran Kandy una ciudad sagrada, ya que en ella se custodia la reliquia del Diente de Buda (Dalada Maligava), objeto de permanente veneración por parte de los budistas cingaleses. El culto a esta reliquia, transportada en el siglo IV d C a Kandy desde Orissa (India), culmina cada año con la celebración del festival de Esala Perahera, cuyos espectaculares rituales incluyen grandes procesiones nocturnas de elefantes engualdrapados y adornados de luces, en compañía de bandas musicales, bailarines y portadores de antorchas.
   Entre los edificios históricos de Kandy destacan el palacio de los reyes, con su gran sala de audiencias, el palacio de Sri Wickrama, los apartamentos y baños de la reina, diversos santuarios y viharas (monasterios), y, sobre todo, el famoso Templo del Diente de Buda. Este santuario, de extremada riqueza, está asociado al palacio real. Varias veces destruido y reconstruido a lo largo de la historia, sus instalaciones actuales datan de la época del reinado de Kirti Sri Rajasimha (1747-1782). 
   La ciudad sagrada de Kandy figura desde 1988 en el catálogo del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
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Sri Lanka. La isla resplandeciente  (Autor: Ramon Pouplana)





Antigua ciudad de Polonnaruwa
   
   Polonnaruwa es el nombre de una ciudad y un distrito situados en la zona oriental de la Provincia Centro-Norte de Sri Lanka, a orillas de un gran lago artificial llamado Parakrama Samudra. Durante los siglos XI y XII fue la capital del más poderoso de los reinos cingaleses, sustituyendo a Anuradhapura. En ese periodo la monarquía de Sri Lanka llegó al apogeo de su poder y prosperidad, algo que resulta patente cuando contemplamos los fascinantes tesoros arquitectónicos y artísticos que han sobrevivido de aquella época diseminados entre las ruinas de la antigua ciudad.
Patrimonio Humanidad   Los cholas del sur de la India ocuparon Sri Lanka de 993 a 1070, hasta que la isla fue liberada por Vijayabahu, que restableció el poder cingalés. Este rey trasladó la capitalidad de la isla de Anuradhapura a Polonnaruwa, un emplazamiento en la zona oriental de Sri Lanka que desde el año 368 había servido de residencia real, y que era más fácil de defender. Polonnaruwa fue así capital del reino cingalés de Sri Lanka durante 150 años.
   El rey más poderoso del periodo de Polonnaruwa fue Parakramabahu I (reinado: 1153-86), durante cuyo gobierno la civilización isleña alcanzó su máximo esplendor, con grandes logros en aspectos como las artes plásticas y la ingeniería hidráulica para la irrigación de las tierras. 
   El lugar alberga numerosas y espléndidas ruinas, incluyendo templos, dagobas y otras estructuras búdicas, fechables en su mayoría en el siglo XII, en la época del celebrado rey Parakramabahu I. Algunas de estas realizaciones están consideradas como los mayores logros artísticos de la arquitectura y la escultura de Sri Lanka.
   Vatadage, siglo XII, es una elegante estructura circular sobre plataformas escalonadas, con una dagoba o stupa de ladrillo en el centro, acompañada de cuatro estatuas sedentes de Buda, que en su tiempo estaba cubierta por un techado de metal y madera sostenido por hileras concéntricas de pilares de piedra. Son de gran belleza la decoración escultórica de motivos florales y, sobre todo, sus 'piedras de luna', de relieves finamente cincelados, así como las parejas de nagas que protegen los accesos.
   Lankatilaka, construido por Parakramabahu I en el siglo XII, es un gedige, o sea, una amplia sala rectangular de ladrillo (37 x 20 m), que alberga una estatua colosal de Buda erguido de 12 m de altura. El techo de la sala debía alcanzar en su época los 30 m de alto.
   Gal Vihara exhibe en su recinto tres de las mejores esculturas de la estatuaria de Sri Lanka, que representan a Buda de pie, sentado y tumbado. Estas esculturas rupestres monolíticas, talladas en un único promontorio rocoso, son de gran tamaño y majestuosidad, y superan en calidad a otras obras contemporáneas (siglo XII) de la India. El impresionante Buda yacente, con sus 13,80 m de largo, está considerado como la obra maestra de la escultura de Sri Lanka. Muestra a Buda reposando con los párpados cerrados y el rostro sereno en los momentos previos a su muerte, cuando está a punto de alcanzar el paranirvana o liberación del ciclo de reencarnaciones y extinción total. 
   La ciudad histórica de Polonnaruwa fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en  1982.
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Sri Lanka. La isla resplandeciente  (Autor: Ramon Pouplana)




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Antigua ciudad de Sigiriya
   
   Sigiriya, en la Provincia Central de Sri Lanka, es una ciudadela fortificada de los siglos V-VI, que constituye uno de los escasos ejemplos de antigua arquitectura seglar que han subsistido en la isla.
   En medio de las ruinas del complejo urbano se levanta un empinado peñasco rocoso de 180 m de alto que domina las llanuras circundantes y desde donde se avista un gran lago artificial. La peña es tan escarpada que su parte superior asoma en extraplomo sobrepasando la vertical de sus paredes. En la cumbre de este bastión prácticamente inexpugnable, el rey cingalés Kasyapa I mandó construir en 477 d C, con vistas a salvaguardarse de sus enemigos, un palacio residencial. Se allanó en la cima una superficie de más de una hectárea, y sobre ella se edificó un complejo palaciego provisto de salones, dormitorios, terrazas, estanques y jardines.
   Se ascendía a este palacio por una serie de vertiginosas escaleras y pasadizos que trepaban por la pared del precipicio. Quien quisiera acceder a la escalera principal debía penetrar a través de las fauces abiertas de un colosal león situado al pie del peñasco, construido en ladrillo y yeso, que protegía con su imponente presencia la puerta de entrada. De este león, que dio nombre al lugar (Sigiriya = Montaña del León), actualmente solo subsisten sus enormes garras delanteras.
   La roca de Sigiriya posee a media altura de sus verticales paredones unas cuevas, o más bien abrigos roqueros, decorados con pinturas rupestres sobre una capa de enlucido de yeso. Estas pinturas murales, policromadas y de excelente dibujo, representan varias parejas de apsaras o ninfas celestiales, de las que solo se ve medio cuerpo emergiendo de las nubes. Lucen elaborados tocados y joyas, llevan los senos desnudos y algunas portan flores en las manos. Datadas en el siglo VI, muestran marcados paralelismos estilísticos con las pinturas murales de Ajanta (India) de la misma época, consideradas una de las cumbres del arte pictórico del Indostán.
   La ciudad antigua de Sigiriya fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982.

 







Tailandia
Patrimonio Humanidad   
Ciudad histórica de Ayuthaya
   
   Fundada hacia 1350 por el rey U-Thong, Ayuthaya se convirtió en la segunda capital de Siam (actual Tailandia) tras Sukhothai, rango que ostentó durante 417 años, en los que la fama de su esplendor traspasó todas las fronteras y llegó hasta Europa. 
   Ayuthaya fue destruida al final de la guerra con los birmanos en 1768. Bangkok la sustituyó como capital en 1782.
   Los restos de su ciudad histórica, caracterizados por los prang (torres-relicario) y los grandes monasterios, dan una idea de su pasada magnificencia. Yacen en una isla fluvial sobre el río Chao Praya, que antaño estaba rodeada por 12 km de murallas y fuertes. 
   Las ruinas del Palacio Real están cerca del centro de la isla. Fue erigido en 1351 por el primer rey de Ayuthaya y ampliado con numerosas edificaciones por sucesivos reyes. Otros dos complejos palaciegos se elevaban al norte y al oeste de la isla.
   Diseminadas por toda la ciudad sobreviven las ruinas de un buen número de complejos religiosos: los llamados wat. De los 400 wat (templos y monasterios) que poseía la capital en sus años de apogeo, hoy se puede distinguir 211 monumentos y conjuntos arquitectónicos. Entre ellos destacan el Wat Phra Sri Sanphet (1448), que era la capilla privada del rey en su recinto palaciego; el Wat Ratchaburana (1424), que es el mayor templo que se conserva en buenas condiciones; y el Wat Mahathat (1374), formado por un nutrido grupo de stupas y otras construcciones religiosas. 
   
Más fotografías de Ayuthaya en fotoAleph
Tailandia. La llamada de Oriente  (Autor: Raúl Rodríguez)
Acercamiento a Tailandia  (Autor: Ramon Pouplana)

 






Ciudad histórica de Sukhotai y ciudades históricas asociadas
   
    Sukhothai fue la capital del primer Reino de Siam (actual Tailandia) en los siglos XIII y XIV, hasta que fue anexionada al reino de Ayuthaya, extinguiéndose la primitiva dinastía real en 1438.
Patrimonio Humanidad   Sukhothai y sus ciudades asociadas Si Satchalanai y Kamphaeng declinaron y fueron abandonadas y tragadas por la jungla. Sus ruinas, redescubiertas por el rey Rama IV (1851-1868), que las mandó despejar y recuperar, conservan un gran número de bellos monumentos, que ilustran los comienzos de la arquitectura thai. 
   Las tres ciudades estaban protegidas por murallas y fosos. Había zonas boscosas extramuros reservadas para los monjes budistas. Dentro de las murallas subsisten edificaciones religiosas, que eran construidas en piedra o ladrillo, mientras que las edificaciones civiles, como los palacios reales, han desaparecido totalmente al estar construidas en madera. Al norte se han identificado los antiguos hornos donde se elaboraba la reputada cerámica de Sankalok, considerada como la más bella expresión artística thai.
   La gran civilización que irradió desde el Reino de Sukhothai absorbió numerosas influencias y antiguas tradiciones locales. Los elementos arquitectónicos religiosos reflejan la influencia jemer y cingalesa. La asimilación de todos estos elementos configuró el conocido como 'estilo Sukhothai'. 
   Sukhothai estaba dotada de gran cantidad de depósitos de agua, puentes y canales, rasgo característico de la cultura jemer, cuyo imperio era hegemónico en esa época en la península indochina. 
   
Más fotografías de Sukhothai en fotoAleph
Tailandia. La llamada de Oriente  (Autor: Raúl Rodríguez)
Acercamiento a Tailandia  (Autor: Ramon Pouplana)

 







Tanzania
Patrimonio Humanidad  
Área de conservación de Ngorongoro
    
   Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979, la caldera volcánica del Ngorongoro (Tanzania), de 20 km de diámetro, es la mejor escenificación del paraíso africano. Entre sus rocosas paredes convive permanentemente la vida salvaje... pacen los ñus, las cebras, los búfalos y las gacelas junto a sus eternos predadores, los leones y las hienas. Miles de flamencos tiñen de rosa las alcalinas aguas de su lago. 
   Al amanecer, cuando los primeros rayos del sol se hunden en el cráter, la vista desde arriba es grandiosa... sin duda una de las imágenes más hermosas que ha sido regalada al ser humano. 
   La huella del hombre parece un sacrilegio cuando entra en este santuario propiedad de la naturaleza. El pueblo masai, que pastorea con sus rebaños, conoce, respeta y venera un espacio cuya belleza debe de preservarse para siempre.
   Texto: Albert Sorigue

Fotografías de Ngorongoro en fotoAleph
Tanzania, santuario de la naturaleza  (Autor: Albert Sorigue)



Patrimonio Humanidad



 

 

 

 

Parque nacional de Serengeti
    
   El Serengeti es uno de los mayores santuarios de la fauna salvaje que queda en el Planeta y el mayor Parque Nacional de Tanzania con una extensión de casi 15.000 kilómetros cuadrados. Su nombre en masai significa “llanura sin fin” y sus paisajes se corresponden con la mítica imagen de un Africa de grandes espacios, de cielos azules salpicados de blancas nubes, de amaneceres frescos y atardeceres de fuego. Quien ha cruzado el Serengeti no podrá olvidarlo jamás. 
   El Serengeti es la inmensidad de Africa... no existe un más allá. Extensas nubes de polvo permiten adivinar el acompasado galopar de miles de ñus y cebras que cruzan su extensa vegetación quemada por el sol. Como hace miles de años, los animales migran agrupados por decenas de miles, buscando agua y vida. Se trata de un fenómeno casi único en la Tierra.
   De vez en cuando, un grupo de rocas, los kopies (grandes piedras), rompen la monotonía del paisaje mientras que esconden familias de leones adormilados al sol. Y a lo lejos, por un sendero polvoriento, una joven leona preñada camina lentamente en busca de un lugar escondido para poder dar a luz.
   El silencio, el lejano gemido de un animal herido, el bullicioso latir de la sabana, el silbido tenue del viento moviendo la hierba, el chillido agudo de los babuinos, el rugido furioso de una pelea, los cascos de los ñus golpeando el suelo, el lejano lamento de una madre llamando a su cría, el murmullo de las gacelas en época de celo... ningún hombre debería perturbar este ecosistema sagrado de la naturaleza. El Serengeti no debe morir, y su preservación debería ser uno de los retos de la Humanidad.
   Texto: Albert Sorigue

Fotografías de Serengeti en fotoAleph
Tanzania, santuario de la naturaleza  (Autor: Albert Sorigue)

 

 






Tunicia
Patrimonio Humanidad   
Sitio arqueológico de Cartago
  
   Virgilio relata en su Eneida que Cartago fue fundada en 814 a C por Dido, hermana del rey Pigmalión, para huir de la tiranía de su hermano, y convirtió la ciudad en escenario de los amores frustrados de la reina con Eneas, héroe troyano y futuro fundador de Roma. De hecho, el declive de la ciudad fenicia de Tiro bajo los embates de los asirios llevó a fundar una “nueva ciudad” o Qart Hadash (nombre del que derivaría Cartago) en la cuenca occidental del Mediterráneo, enclave que fue adquiriendo importancia en el control político y comercial de la zona, y sirvió de base para la expansión colonial cartaginesa por el norte de África, Sicilia, Cerdeña, las Baleares y la Península Ibérica. Cartago se reservó siempre el monopolio del comercio con los territorios que visitaban su flota y sus mercaderes.  
    Rival primero de los griegos y luego de la República romana, ya en 264 a C ambas potencias (Cartago y Roma) se disputan los territorios de Sicilia, desencadenándose la primera guerra púnica. Con Amílcar Barca y su hijo Aníbal, los cartagineses se convierten de nuevo en una seria amenaza para Roma, pero es derrotada en su propio territorio en Zama (201 a C) recibiendo un duro golpe en su poderío marítimo y militar. Aprovechando las luchas entre la ciudad púnica y su ambicioso vecino el reino de Numidia, Roma somete a Cartago a una tercera guerra, y en el año 146 a C se apodera de la capital, no sin que sus habitantes, a pesar de los sufrimientos del largo asedio, se defiendan luchando cuerpo a cuerpo contra las tropas de Escipión el Africano.  
   Tras el fin de las guerras púnicas y el hundimiento del imperio cartaginés, la ciudad de Cartago pasó a formar parte del territorio romano. La urbe había sido arrasada, pero, tras un periodo de ostracismo, fue totalmente reconstruida según los criterios urbanísticos clásicos, por lo que hoy se sabe poco sobre el aspecto físico de la antigua ciudad fenicia. En la etapa imperial la nueva Cartago ya volvía a rivalizar en esplendor con las grandes urbes romanas del Mediterráneo. Por su posición geográfica, que le permitía un estrecho contacto con la península itálica, se convirtió en capital de la provincia romana de Africa. Era el principal puerto de África del norte. Una ciudad de comercio, estudios, lujo y placeres, que superó en magnificencia a la antigua Cartago púnica, llegando a convertirse en la metrópolis más grande del occidente latino después de Roma. 
   Entre los incontables restos clásicos que aún surgen desperdigados por las colinas, asomando al mar en medio de las modernas barriadas de la señorial Cartago, y donde no faltan un tophet o necrópolis consagrada a la diosa púnica Tanit, un puerto para barcos de guerra, otro puerto mercante, un hipódromo, un gran anfiteatro, un teatro, un odeón, un mercado y cisternas, destacan las inmensas termas de Antonino, el monumento más espectacular de Cartago.
   Las termas de Antonino han perdido su superestructura pero conservan en buen estado la planta baja, donde se distingue perfectamente la gran sala de la piscina de agua fría y el subsuelo abovedado del caldarium. 
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Tunicia romana
Mosaicos de Tunicia. Arte romano en tierras de África





Dougga / Thugga
   
   Thugga (la actual Dougga) está emplazada en una sólida posición defensiva, aproximadamente a 90 km al suroeste de Cartago, cerca del pueblo tunecino de Tebursuk. Mucho antes de la llegada de los romanos ya era una ciudad próspera. Su población originaria era una mezcla de púnicos y libios nativos. A principios del siglo III d C Thugga se convirtió en municipio romano. 
    La riqueza de la ciudad de Thugga, resultado de la explotación agraria de las llanuras del Wadi Kralled, se manifiesta en la cantidad y calidad de sus construcciones públicas: capitolio, foro, senado, teatro, mercado, termas de invierno y verano, y templos, conectados entre sí por plazas y calzadas tan sólidamente pavimentadas que permanecen casi intactas hoy en día.
Patrimonio Humanidad   Entre los monumentos anteriores a la romanización puede verse aún en pie, extramuros, en medio de un campo de olivos, un mausoleo en forma de torre, coronado de una pirámide y adornado con esculturas y bajorrelieves. Fue erigido a fines del siglo III o principios del II a C, en memoria de un príncipe númida. Este mausoleo líbico-púnico es el único gran monumento de este tipo que ha llegado hasta nosotros. Su decoración se inspira en el arte griego arcaico, con motivos orientales o egiptizantes. 
   El Capitolio, construido en 166 ó 167 d C, sobrevive excepcionalmente bien conservado. Dedicado a la triada suprema Júpiter-Juno-Minerva, se compone de un santuario precedido por un pórtico, al que se accede por una escalera monumental que parte de un paso pavimentado, el area ante Capitolium. El pórtico es sustentado por seis columnas acanaladas, cinco de ellas monolíticas. Los capiteles corintios que las coronan, de muy delicada talla, soportan un friso inscrito con una dedicatoria a la triada capitolina, nombrando a los donantes que costearon el templo. 
   El Templo de Juno Cælestis (reencarnación de la diosa cartaginesa Tanit, símbolo de la Luna y la fertilidad), construido entre 222 y 235, bajo Severo Alejandro, se levanta en medio de un patio en hemiciclo. En el centro del semicírculo, sobrealzado, el santuario estaba rodeado enteramente de columnas. 
   Las Termas Licinias fueron construidas en el s III y transformadas en el IV. Eran las termas de invierno, a las cuales se accedía por la calle que lleva a la plaza de la Rosa de los Vientos. 
   La Casa del Trifolio es la más vasta de las excavadas en Thugga. Data de la primera mitad del s III, aunque fue modificada a continuación. La casa debe su nombre a una sala que comporta tres ábsides dispuestos en trébol, y que era quizá el aecus, estancia de recepción que servía a la vez de salón y comedor.
   Al lado de la Casa del Trifolio, de la que podían ser dependencia, las Termas de los Cíclopes son así llamadas por el suelo de mosaico de los Cíclopes en la Fragua de Vulcano, procedente de este lugar pero conservado en el museo del Bardo, en Túnez. 
   El teatro fue construido en 168 ó 169 d C. Es un edificio de dimensiones relativamente modestas (63,5 m de diámetro), pero que podía acoger a 3.500 espectadores.
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Tunicia romana
Mosaicos de Tunicia. Arte romano en tierras de África





Patrimonio HumanidadAnfiteatro de El Jem
   
   La pequeña ciudad de El Jem, a unos 200 km al sur de Túnez, en plena región del Sahel, levanta su modesto caserío sobre la que fue una próspera urbe romana: Thysdrus. De probable fundación púnica, Thysdrus experimentó un gran desarrollo a partir del imperio de Adriano, cuando se adoptó el cultivo del olivo en sus planicies circundantes. El tamaño e importancia de la ciudad antigua, enclavada a medio camino de la vía que unía Hadrumetum con Taparura (Sfax), fueron muy superiores a la del burgo actual. 
   Entre las ruinas de Thysdrus, sobresale de forma abrumadora el famoso anfiteatro romano del siglo III d C, el sexto más grande edificio de este tipo que se conserva en el mundo (tras el Coliseo de Roma y los anfiteatros de Capua, Puteoli, Verona y Cartago), con una cavea que tenía capacidad para 30.000 espectadores. Teniendo en cuenta la población de la ciudad (entre 30 y 40.000 habitantes), tal desmesurado aforo demuestra que los espectáculos que aquí se desarrollaban debían atraer espectadores de toda la región.
   De planta elíptica, el anfiteatro mide 149 m de largo por 124 de ancho y 36 de alto. Es éste el monumento más colosal que ha dejado Roma no solo en Tunicia, sino en todo el continente africano. Su inmensa mole convierte en diminutas las casas de El Jem. Puede ser divisada desde kilómetros de distancia, asomando por encima de los campos de olivos, cultivo que supone el principal recurso económico de la comarca desde tiempo de los romanos. 
   El apogeo de Thysdrus se dio en el siglo III. Hacia el 230 se emprendió la construcción del anfiteatro, bajo el proconsulado de Gordiano, gran aficionado a los espectáculos. Pero el monumental coliseo, erigido en un período de crisis, nunca fue completamente acabado y tuvo una vida muy corta. En el 238, campesinos y soldados, descontentos con la severa presión fiscal impuesta por el emperador Maximino, se rebelaron contra el procurador imperial y se acuartelaron en el anfiteatro, proclamando a Gordiano, por entonces un anciano de 80 años, emperador. Maximino respondió enviando a la legión III Augusta para derrotar a su rival, y saquear e incendiar a continuación la ciudad, que apenas llegó a recuperarse. Gordiano se suicidó en su palacio de Cartago. Su 'imperio' había durado unas semanas.
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Patrimonio Humanidad

 

Kairuán
   
   Enclavada en el corazón de Tunicia, aislada en medio de las estepas, la ciudad de Kairuán fue una importante encrucijada de rutas caravaneras y aún hoy resulta etapa obligada para todo viajero que atraviese este país. 
   Kairuán es para los musulmanes la ciudad más santa del norte de África. Y custodia entre sus murallas una de las primeras mezquitas monumentales que erigió el islam, modelo para todas las mezquitas del Magreb.
   La medina amurallada de Kairuán, jalonada de cúpulas y minaretes, se yergue lejos de otras poblaciones en la región de las Estepas Bajas, una llanura aluvial semidesértica a medio camino entre el Mediterráneo al norte y los chotts o lagos salados que anuncian los desiertos del Gran Sur. Es una zona de transición entre el verdor de la costa y la extrema sequedad del Sahara que aún permite el cultivo de cereales y olivos, y donde se puede criar ganado. Hoy en día Kairuán, con sus más de 150.000 habitantes, es la tercera ciudad de Tunicia (tras Túnez capital y Sfax), un importante mercado de grano y ganado, y un centro de fabricación de alfombras y artesanía. 
   Kairuán (en árabe al-Qayrawan, vocablo que deriva del persa Karavan) es también una meta de congregación para los musulmanes, al estar considerada como una de las principales ciudades santas del islam (tras la Meca, Medina y Jerusalén) y la ciudad más santa del Magreb. Capital de Ifriqiya (actual Tunicia y Argelia oriental) durante cinco siglos, Kairuán floreció durante la Edad Media como un potente foco de difusión de la cultura árabe y la religión mahometana en el norte de África. 
   En su casco urbano se conserva la Gran Mezquita aljama, uno de lo santuarios monumentales pioneros de los albores de la era islámica, que es una de las joyas de Tunicia, obra maestra de la arquitectura religiosa que estableció las pautas constructivas para la mayoría de las mezquitas del Magreb. Es así que Kairuán ofrece un testimonio único del desarrollo urbanístico y arquitectónico de los primeros siglos después de la Hégira, el momento fundacional del islam.
   La ciudad tunecina de Kairuán fue declarada por la Unesco Patrimonio Mundial en 1988.
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Exposición de fotografías de Kairuán en fotoAleph
Parada y fonda en Kairuán





Patrimonio HumanidadMedina de Sousse
   
   Sousse (en árabe Susah, Tunicia) fue un importante puerto comercial y militar durante el periodo aglabí (800-909) y es un típico ejemplo de una ciudad de los primeros siglos del islam. Con su kasba, sus murallas, su medina, su Gran Mezquita y su ribat (fortificación religioso-militar), Sousse formaba parte del sistema defensivo que protegía la costa nororiental tunecina.
   Sousse fue probablemente en sus orígenes un asentamiento fenicio a orillas del Sahel, llamado Hadrumetum, que servía de escala en la costa africana para las rutas navales de los comerciantes de Tiro rumbo a Gadir, en la Península Ibérica. Hadrumetum poseía una ventaja sobre las demás escalas: era la salida al mar de una región con gran riqueza agrícola y ganadera. 
   El puerto, de grandes dimensiones, es la prueba más manifiesta de la importancia de Hadrumetum, soterrada bajo la actual medina árabe de Sousse, que mantenía relaciones directas con Alejandría. Durante la III Guerra Púnica, los habitantes de la ciudad, al igual que los de Utica, se posicionaron a favor de los romanos. Elevada al rango de colonia a partir de Trajano, la ciudad alcanzó gran prosperidad sobre todo gracias al cultivo del olivo, y se convirtió en rival de Thysdrus (actual El Jem) en la producción y exportación de aceite. Poseía acueductos, foro, anfiteatro, circo, termas y demás monumentos públicos de los que apenas quedan trazas bajo la moderna urbe. 
   Tras un periodo de decadencia, el esplendor de Sousse resurgió en el siglo IX bajo la égida de los gobernantes aglabíes de Kairuán, que controlaron el puerto hasta que en el siglo IX cayó en manos de los beduinos árabes. Bajo el protectorado francés (1881-1955), Sousse fue recuperada como puerto de primer orden en la costa mediterránea de África. La ciudad sigue siendo hoy un activo centro comercial, si bien la economía de base agrícola ha perdido terreno ante el empuje de la industria pesquera y del negocio del turismo.
   La Medina de Sousse, cercada de murallas que datan de los periodos bizantino y aglabí, conserva el aspecto de una ciudad medieval con su característico urbanismo árabo-musulmán de intrincado trazado, y al mismo tiempo el de una ciudad portuaria que ha estado expuesta durante siglos a la piratería y a los peligros del mar. Entre sus tortuosas callejas, que se abren paso por una abigarrada yuxtaposición de viviendas distribuidas en barrios, sobresalen un buen número de monumentos de las épocas aglabí y fatimí. El ribat de Sousse (una imponente fortificación a orillas del mar que era cuartel general de una orden de monjes-guerreros) constituye, junto con el ribat de Monastir, uno de los escasos prototipos de arquitectura costera militar que nos ha llegado de aquella época. 

Fotografías de mosaicos de Hadrumetum (Sousse) en fotoAleph
Mosaicos de Tunicia. Arte romano en tierras de África




Patrimonio Humanidad

 

Medina de Túnez
   
   Túnez es la capital y la ciudad más grande de la república de Tunicia, asentada en una fértil llanura al nordeste del país, a pocos kilómetros de la antigua Cartago y del litoral mediterráneo de África del norte.
   Bajo los almohades y los hafsidas, desde el siglo XII al XVI, Túnez estaba considerada como una de las más grandes y ricas ciudades del mundo islámico. Unos 700 monumentos, incluyendo palacios, mezquitas, mausoleos, medersas y fuentes, dan fe de su próspero pasado.
   Aunque poco se sabe sobre sus orígenes, se cree que Túnez fue fundada por los libios hacia el 800 a C. Siglos más tarde la población gravitaba en la órbita de la vecina colonia fenicia de Cartago. Floreció bajo el régimen del emperador romano Augusto, aunque apenas hay documentación sobre sus épocas romana, vándala y bizantina. 
   Cuando en 698 d C Cartago fue destruida por segunda vez en su historia por el emir de los ejércitos omeyas Hassan ibn an-Numan, Túnez ya no era más que un pequeño pueblo empobrecido. El emir instaló un arsenal en Túnez e hizo venir a un millar de familias coptas de Egipto. La medina de Túnez se convirtió con el tiempo en una de las primeras ciudades árabo-musulmanas del Magreb, sede de varias poderosas dinastías de gobernantes islámicos. Durante el régimen de los aglabíes (800-909) compartió con Kairuán el rango de capital. Bajo los hafsidas (1236-1574), que organizaron los zocos separados por gremios, la medina de Túnez asumió la forma definitiva que hoy día mantiene.
   Su trazado urbano, entreverado de numerosos vestigios de épocas anteriores (véanse las columnas romanas que hacen acto de presencia por todos los rincones), ilustra sobre la interacción entre arquitectura, urbanismo y los efectos de las transformaciones económicas y sociales de las culturas previas que tuvieron allí asiento. Entre los siglos XVI y XIX, los nuevos poderes dotaron a la ciudad de numerosos palacios y residencias, grandes mezquitas, zauias y medersas. Su más antiguo y venerado monumento es la Gran Mezquita Zaituna, construida hacia 734 y que fue hasta 1958 sede de la más antigua universidad del país.
   La zona calificada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco cubre una superficie aproximada de 280 hectáreas, y en ella subsisten, en bastante buen estado de conservación, todos los espacios arquitectónicos típicos de una ciudad de raigambre islámica. La parte central de la medina data del siglo VIII y los suburbios a norte y sur, del siglo XIII. De sus numerosos monumentos, los más dignos de mención son la Gran Mezquita Zaituna, la Mezquita Kasbah, la Mezquita Yusef Dey, las puertas monumentaldes de Bab Jedid y Bab Bhar, los zocos Atarin y Shauashia, el palacio Dar El-Bey, el turbet (mausoleo familar) El-Bey, casas nobiliarias como Dar Hussein, Dar Ben Abdallah y Dar Lasram, las medersas Slimanya y Muradia, las barracas militares de Atarín y la zauia Sidi Mehrez.

 

 







Turquía
   
Patrimonio HumanidadAphrodisias
   
   Su nombre ya lo sugiere: Aphrodisias, un paraje por donde campa Afrodita, la diosa del amor y de la belleza. Y es que estamos hablando de uno de los sitios arqueológicos más bellos de Turquía, cuyas ruinas tienen la capacidad de transportarnos mentalmente a épocas legendarias y felices, a una especie de arcadia pastoril.
   En este verde lugar de Turquía sombreado por esbeltos álamos creció una ciudad clásica en toda su opulencia. Una ciudad que constituyó un foco de irradiación cultural en la Anatolia de la época romana.
   El sitio estaba ya habitado en el III milenio a C, emplazado sobre una pequeña colina, que luego sería ocupada por la acrópolis clásica. Uno de sus nombres fue Ninoe, que hace referencia a la diosa babilónica Nino (= Ishtar). La consagración de la ciudad a Afrodita no habría hecho sino sustituir el antiguo culto a Ishtar por el de la divinidad griega (asimilada por los romanos a Venus).
   Marco Antonio y Tiberio favorecieron a Aphrodisias concediendo el derecho de asilo al santuario de Afrodita, hecho que contribuyó al florecimiento de la ciudad. La popularidad del culto a la diosa retardó la entrada del cristianismo en el lugar, aunque finalmente, en la era bizantina, el templo fue transformado en iglesia, y la ciudad en obispado, con el nombre de Caria.
   Entre los siglos XI y XIII fue atacada por selyúcidas y turcomanos, para ser finalmente arrasada por Timur (Tamerlán) en el siglo XV.
   Las excavaciones sistemáticas de las ruinas de Aphrodisias fueron emprendidas en una fecha tan tardía como 1961, por la Universidad de Nueva York, y todavía prosiguen. Cada ciertos años se producen nuevos descubrimientos, y la puesta en valor de nuevos edificios, y se puede apostar sin temor a dudas que las ruinas de Aphrodisias todavía depararán sorpresas en el futuro. De momento se discute sobre la existencia en el lugar de lo que podría considerarse una escuela de escultura, cuya influencia debió expandirse por toda la Anatolia clásica, dada la enorme cantidad y la extraordinaria calidad de las estatuas y fragmentos escultóricos que van saliendo a la luz.
   Los principales monumentos que han sido despejados y puestos en valor en el yacimiento de Aphrodisias son el ágora norte, el teatro, el odeón, el templo de Afrodita, las termas de Adriano, el Tetrapylon y el estadio, este último el mejor estadio conservado de todo el Asia Menor.
   Incluida como bien cultural en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 2017.
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Colección de fotografías de Aphodisias en fotoAleph
Turquía clásica. Arte grecorromano en Oriente





Bursa: cuna del Imperio Otomano
   
   Bursa (antaño conocida como Brusa) es la capital de la provincia de Bursa, al noroeste de Turquía, en la orilla sur del Mar de Mármara. La ciudad yace a la sombra de la inmensa mole del volcán Ulu Dag (el antiguo Olimpo de Misia, 2.543 m de altura).
    Fundada probablemente por un rey bitinio en el siglo III a C con el nombre de Prusa, prosperó en el imperio bizantino a partir del reinado de Justiniano I (527-565 d C), que hizo construirse allí un palacio. Prusa cayó bajo el poder de los turcos selyúcidas en el siglo XI, y durante la primera Cruzada (1096) su control cambió frecuentemente de bando. A partir del saqueo de Constantinopla por los cruzados (1204), fue una plaza fuerte de la resistencia bizantina. 
Patrimonio Humanidad   Retomada por los turcos otomanos en 1326, Bursa se convirtió en la primera gran capital de esta dinastía musulmana, núcleo de origen del incipiente Imperio Otomano, hasta que en 1413 se trasladó la sede de gobierno a Edirna. Bursa se expandió y prosperó bajo el régimen otomano, y en el siglo XVII todavía era considerada como una de las tres capitales del Imperio.
   Salpicada de una abundante vegetación de huertas irrigadas por arroyos de montaña, con sus casas de vivos colores y sus sinuosas calles refrescadas por fuentes, Bursa conserva todavía un fuerte sabor otomano y alberga algunos notables ejemplos de arquitectura de esa época. Bursa estaba en tiempos otomanos dotada de barrios comerciales, con sus correspondientes jans o caravasares, y de kuliyes, complejos religiosos que comprendían mezquitas, madrasas, baños públicos y cocinas para los pobres. 
   La Ulu Cami ('Gran Mezquita', 1421) es una vasta edificación con veinte cúpulas, notable por la variedad y refinamiento de su ornamentación caligráfica. La Yesil Cami ('Mezquita Verde', 1421) marca el comienzo de un estilo de arquitectura puramente turco, en el que se integran también dependencias anexas como una escuela teológica, una biblioteca y una fuente de abluciones. Cerca se levanta el Yesil Türbe ('Mausoleo Verde'), con la tumba del sultán Mehmed I. La mezquita Muradiye Cami está rodeada de tumbas de sultanes y sus familias. En una terraza que domina la ciudad se hallan las tumbas de Osman I, fundador de la dinastía otomana, y de su hijo Orhan. Una escuela teológica del siglo XV alberga el museo arqueológico de la ciudad.
   Bursa dispone de varios baños públicos monumentales, alimentados por fuentes de aguas termales que eran ya conocidas en tiempos de los romanos. Sus instalaciones poseen grandes piscinas bajo estructuras abovedadas, que a veces reutilizan elementos más antiguos, como los de los baños imperiales de Justiniano, del siglo VI.
   La ciudad de Bursa ha sido incluida, junto al vecino pueblo de Cumalikizik, en el catálogo del Patrimonio Mundial de la Unesco en 2014.






Parque nacional de Göreme en Capadocia
   
   Los fantásticos paisajes de la región de Turquía que antiguamente se llamaba Capadocia son el resultado de un capricho orogénico, en el que han tomado parte la poderosa acción de los volcanes, la lluvia y el tiempo.
   La gruesa capa de sedimentos volcánicos (lavas solidificadas y cenizas apelmazadas) que conforma la corteza del suelo de Capadocia ha sufrido durante eras la feroz erosión de los elementos atmosféricos de la meseta anatolia, creando poco a poco un irreal decorado poblado de formaciones pétreas inverosímiles, más propias del mundo de los sueños que del real.
Patrimonio Humanidad   A su vez, los hombres han intervenido para atormentar aún más estos paisajes, horadando sus entrañas para esculpir iglesias y monasterios, acribillando de túneles las paredes y suelos de roca para construir laberínticas ciudades subterráneas. La arquitectura rupestre alcanza en la Capadocia su apoteosis.
   En el horizonte, como telón de fondo, se yergue la mole sombría del volcán Erciyes Dagi (Argeo en la antigüedad, de 3.917 m), todavía activo con pequeñas erupciones y responsable principal de la singularidad de la geología capadocia. La blanda toba volcánica del suelo es modelada por los vientos y disuelta por las nieves y las aguas, interceptadas en su fluir por otras rocas más sólidas superpuestas, hasta crear un mundo feérico de bosques de agujas y chimeneas de las hadas, husos, cuernos, hongos, cúpulas, cabañas de brujas, y miles de formaciones tan extravagantes que sólo la imaginación de un Gaudí podría llegar a emular.
  Capadocia constituye uno de los más importantes conjuntos de habitáculos trogloditas del mundo. No sólo son viviendas, almacenes, establos y graneros los espacios que socavan el subsuelo, sino numerosos complejos eremitorios y monásticos, iglesias y conventos rupestres a los que a la maestría arquitectónica de sus estructuras talladas hay que unir la variedad y viveza de las pinturas murales que decoran los interiores, gran número de ellas todavía en un aceptable estado de conservación y cuyo conjunto convierte a la Capadocia en un enclave fundamental para la apreciación del arte bizantino.
  El recinto conocido como 'Museo al Aire Libre' de Göreme es un conjunto de diecisiete iglesias mayores y un gran número de pequeñas capillas rupestres excavadas en conos de toba volcánica en tiempos de la Alta Edad Media europea, muchas de las cuales conservan pinturas murales de la época.
   Destacan la iglesia Oscura (Karanlik), la de Santa Bárbara, la iglesia de la Manzana, de la Serpiente, de las Sandalias... pero sobre todo la iglesia de la Hebilla, que contiene, vaciados en la roca, tres ábsides con planta de herradura, nártex (o vestíbulo), capilla lateral y cripta. Sus paredes están embellecidas con magníficos frescos del siglo X, de muy vivos colores, describiendo escenas del Nuevo Testamento.
   Se puede distinguir también dos monasterios, uno para hombres y otro para mujeres, en sendos peñascos acribillados de celdas, con sus despensas, refectorios y capillas.
   Año de inclusión en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco: 1985.
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Capadocia. La tierra de los prodigios





Éfeso
   
   Éfeso fue una antigua capital greco-jónica que gozó de una extraordinaria prosperidad en tiempos de los griegos y de los romanos, y era sede del célebre Templo de Artemisa, una de las Siete Maravillas del mundo antiguo.
   Sus ruinas se extienden por las faldas de los montes Coreso y Pion, no lejos de la actual ciudad turca de Selçuk, en la provincia de Esmirna. Un emplazamiento privilegiado, pues estaba situado en el extremo occidental de una de las principales rutas comerciales de Asia, y con fácil acceso a otras dos rutas. 
Patrimonio Humanidad   En 189 a C los romanos derrotan a Antígono el Grande, rey de Siria, conquistando de paso Éfeso, que a continuación es entregada al reino de Pérgamo. Atalo III, soberano pergamita, lega a su muerte los territorios de Pérgamo a Roma (133 a C).
   Desde esa fecha Éfeso queda integrada en la civilización romana y continúa creciendo como un gran centro comercial, llegando a convertirse en tiempos de Augusto en la principal ciudad de la provincia romana de Asia. Sus magníficos arcos triunfales, sus plazas y vías porticadas, sus infraestructuras hidráulicas, acueductos, redes de saneamiento (por las cloacas abovedadas podía circular un hombre a caballo), su estadio, su inmenso teatro, su odeón, gimnasios y palestras, sus templos y bibliotecas hicieron de Éfeso un impresionante ejemplo de urbe monumental romana en tierras de Oriente.
   Las ruinas de Éfeso han sido parcialmente excavadas y reconstruidas a lo largo del siglo XX. La mayoría pertenece a la época romana, y su compacta urbanización aún esconde debajo los estratos de la época helenística. La trama urbana era de tipo ortogonal (o hipodámico), con los edificios públicos y privados encajando en una retícula de calles que se cruzaban casi siempre en ángulo recto, según el modelo inaugurado en Mileto.
   El teatro, de origen griego, pero remodelado varias veces por los romanos (la última bajo Trajano), era de enormes dimensiones y tenía capacidad para 25.000 espectadores. Es éste, con diferencia, el monumento más grande de Éfeso. Su cavea, reconstruida, se apoya sobre el monte Pion, y antaño sus gradas iban revestidas de mármol. 
   La Biblioteca de Celso fue erigida en 110-135 d C por el cónsul Julio Aquila en honor de su padre Julio Celso Polemeno, gobernador de la provincia de Asia, amante de las letras. Se trata de un monumento con doble función: era a la vez un memorial funerario y una biblioteca. La biblioteca albergaba 12.000 rollos manuscritos, y disfrutaba de subvenciones para su mantenimiento.    
   El Templo de Adriano abre su pórtico de estilo corintio a la Vía de los Curetes. Fue erigido en 127 d C en homenaje al emperador romano Adriano, personaje muy querido por estas tierras. Es de admirar por su aérea belleza el frontón en forma de arco de medio punto, una influencia de la arquitectura siria.    
   
   El Artemision o Gran Templo de Artemisa, una de las Siete Maravillas del mundo antiguo, según la catalogación ideada por Filón de Bizancio, fue redescubierto en 1869 por el arqueólogo británico J. T. Wood en las afueras de Éfeso, a dos kilómetros al nordeste del monte Pion.
   Aunque las exiguas ruinas del Artemision yacen hoy tierra adentro, es probable que la orilla del mar llegara a los pies del santuario cuando fue fundado hacia el 600 a C, sobre el emplazamiento de un lugar de culto más antiguo dedicado a la diosa-madre frigia Cibeles, que fue asimilada por los griegos a Artemisa (Diana para los romanos). El edificio pasó por tres fases de construcción antes del 550 a C.
   El Artemision resultante fue en tamaño el mayor templo griego de la antigüedad, y su fama traspasó todas las fronteras, no solo por sus descomunales dimensiones, sino por las magníficas obras de arte que lo ornamentaban.
   En 356 a C, el Artemision fue destruido por un incendio supuestamente provocado por un tal Eróstrato, nombre que alcanzó la celebridad sólo por haber perpetrado tan luctuosa 'hazaña'. 
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Colección de fotografías de Éfeso en fotoAleph
Turquía clásica. Arte grecorromano en Oriente





Áreas históricas de Estambul
   
   La prestigiosa polis de Bizancio fue fundada a mediados del siglo VII a C por gentes venidas de Megara y de Argos, comandadas por dos héroes llamados Bizas y Anto. Tal afirman los escritores antiguos, y los hallazgos protocorintios en las excavaciones arqueológicas realizadas en el palacio de Topkapi de Estambul, que ocupa el lugar de la acrópolis de Bizancio, parecen confirmar esa datación.
Patrimonio Humanidad   El emplazamiento era inmejorable para el control estratégico del tráfico marítimo entre Propontis (el Mar de Mármara) y el Ponto Euxino (el Mar Negro), a través del estrecho del Bósforo. La acrópolis se situaba sobre un promontorio que domina la boca sur del Bósforo, a orillas de un estuario (el 'Cuerno de Oro') que desemboca en el estrecho. Las remansadas aguas del estuario, que contrastan con las corrientes turbulentas del Bósforo, permitieron la construcción de un bien resguardado puerto, cuya entrada se podía cerrar tendiendo unas cadenas de una orilla a otra de la desembocadura.
   Bizancio fue agrandada y guarnecida de potentes murallas por el emperador Constantino hacia 330 d C, y de 395 en adelante gobernó como capital del Imperio Romano de Oriente. Rebautizada con el nombre de Constantinopolis, alcanzó su apogeo en el siglo VI, bajo Justiniano. Contaba por entonces con la mayor iglesia de la cristiandad: la basílica de Hagia Sophia o Santa Sofía. 
   Asediada durante siglos, primero por los turcos selyúcidas, luego por los turcos otomanos, Constantinopla resistió como un último bastión del cristianismo en las tierras islamizadas de Oriente, hasta que en 1453 fue capturada por el sultán Mehmet II Fatih ('fatih' en turco = conquistador), y pasó desde entonces a llamarse Estambul (Istambul). Así se extinguió la postrera y vacilante llama de lo que había sido el Imperio Bizantino, absorbido desde entonces por el Imperio Otomano, con Estambul como su nueva capital.
   El valor universal de Estambul reside sobre todo en sus incomparables paisajes urbanos, que ponen de manifiesto la larga interacción que se dio durante dos mil años entre Europa y Asia, integrando en sus barrios grandiosos edificios producidos por el genio creativo de arquitectos primero bizantinos y luego otomanos.
   La basílica cristiana de Santa Sofía, con su gigantesca cúpula que parece flotar sobre semicúpulas (un audaz alarde de ingeniería para el siglo VI), sirvió de modelo de inspiración un milenio más tarde para orarios musulmanes como la Mezquita de Sehzade, la Mezquita de Solimán (ambas obras, diseñadas por Sinan, son momentos cumbre de la arquitectura otomana del siglo XVI), la Mezquita Azul, del siglo XVII, o la Mezquita Nueva cercana al puerto, completada en 1664. Mencionemos también, entre los innumerables monumentos que jalonan Estambul, el complejo Fatih, del siglo XV, y el Palacio de Topkapi, que fue continuamente agrandado hasta el siglo XIX.
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Colecciones de fotografías de Estambul en fotoAleph
Estambul. La ciudad infinita  (Autor: Francesc Morera)
Estambul. Entre Europa y Asia  (Autores: Eneko Pastor, Agustín Gil)
Estambul. Mítica y legendaria  (Autor: Fernando Rubio)





Hattusa: la capital hitita
   
   Conocemos con el nombre de ‘hititas’ al antiguo pueblo indoeuropeo originario de la península anatólica que en el segundo milenio antes de Cristo creó un poderoso imperio, el primero de los que iban a sucederse sobre las tierras de la actual Turquía. El reino hitita alcanzó su cénit hacia el siglo XIV a C y fue un serio rival de Mesopotamia y del imperio faraónico egipcio, llegando a entablar confrontaciones bélicas con el mismísimo Ramses II.
   En el corazón de la meseta anatolia, provincia de Corum, junto a Bogazköy, un pequeño pueblo de campesinos que sobrevive en una región perdida entre cerros y páramos salpicados de roquedos, yacen las dispersas ruinas de la que antaño fue capital del Imperio Hitita: Hattusa.
Patrimonio Humanidad   Primitivo núcleo de población hatti (de donde toma su nombre), Hattusa es uno de los más antiguos asentamientos humanos del mundo, tras los de Mesopotamia. 
   La ciudad ocupaba una accidentada llanura en pendiente, estratégicamente bien situada a efectos de defensa, con una extensión en su momento de esplendor de 2,1 km de norte a sur y 1,3 km de este a oeste. Hacia el siglo XIII a C la ciudad fue fortificada en todo su contorno con una doble muralla de aparejo ciclópeo de unos 7 km de perímetro, perforada por ocho puertas monumentales. 
   Dentro del recinto, la ciudad se distribuía a dos niveles. En la ciudad baja todavía pueden verse los impresionantes cimientos del gran templo del dios de la tempestad Hatti y de la diosa solar Arinna (de 150 x 135 m de planta), que estaba rodeado de un complejo de tiendas, almacenes, talleres y escuelas. Algunas enormes tinajas de cerámica usadas para almacén de grano se mantienen in situ, y también se ha hallado aquí toda una biblioteca de tablillas de arcilla con escritura cuneiforme, que ha proporcionado el mayor caudal de información sobre los ritos y costumbres de este remoto pueblo sepultado bajo el polvo del tiempo. En la ciudad alta, destaca coronando un gran peñón la ciudad-fortaleza de Büyükkale, que era la residencia real y ya fue sede del poder durante el periodo pre-hitita. 
   Los lienzos septentrionales de la gran muralla son los mejor conservados, destacando la Puerta Real al este y la Puerta de los Leones al oeste, así como la poterna de Yerkapi al norte, un túnel bajo la muralla de 70 m de largo con una falsa bóveda de bloques ciclópeos. La Puerta de los Leones, al oeste de la muralla, es la mejor conservada, y se suele fechar hacia los siglos XIV-XIII a C. Dos leones sobresalen de sus dinteles de piedra. Las fauces abiertas sugieren el bronco rugido de la fiera y confieren a los rostros una expresión de hostilidad. Como los perros apotropaicos mencionados en algunos textos hititas, se supone que estos amenazantes leones ahuyentaban a los espíritus maléficos y les prohibían la entrada.
   El santuario hitita de Yazilikaya (1275-1220 a C) se compone de un conjunto de grandes peñascos naturales de forma irregular, cuya disposición interna forma un laberinto de estrechos pasillos entre altas paredes más o menos verticales. Muchas de estas paredes están esculpidas con bajorrelieves representando dioses y reyes, y el conjunto está considerado como la obra maestra del arte hitita.
   Las ruinas de Hattusa figuran desde el año 1986 en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.
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Colección de fotografías sobre los hititas en fotoAleph
Turquía rupestre. El arte de los acantilados





Patrimonio HumanidadNemrut Dagi
   
   Uno de los más impresionantes sitios arqueológicos de Turquía está situado a más de dos mil metros de altura. Se trata del hierotheseion o santuario funerario de Antioco I de Commagene, construido en la misma cumbre del monte Nemrud (Nemrut Dagi), a 2.150 m sobre el nivel del mar, en la zona sudeste de la península anatólica. 
   Los reyes de Commagene, como los reyes de Persia, de Macedonia y la mayoría de los reyes del periodo helenístico, considerándose como dioses, quisieron que se les adorara y les fueran hechos sacrificios de holocaustos. Por ello, Mitridates I, junto con su hijo Antioco I, construyeron un santuario funerario en la cima del Nemrut, un monte parcialmente aislado entre las montañas Ankar. Elevaron sobre este sitio sagrado sus propias efigies escultóricas, emplazándolas entre las de los dioses, y ordenaron que su aniversario fuera celebrado cada mes y cada año. Los días de fiesta un gran sacerdote hacía sacrificios de animales, ofrecidos a los dioses y a ellos mismos.  
   Por encima del santuario y sobre la misma cumbre de la montaña se alza un gran túmulo, consistente en un amontonamiento de piedras irregulares del tamaño de un puño, que mide 150 m de diámetro y 50 m de altura. Es muy probable, como afirma Theresa Goell, que los huesos o cenizas de Antioco I de Commagene estén conservados en una cámara tallada en la roca y cubierta por el túmulo.  
   El túmulo está limitado al Este, Oeste y Norte por tres patios aterrazados, tallados en la roca viva.  
   En la terraza Este se elevan estatuas colosales frente a las cuales se ve el altar del fuego. Las estatuas que se encuentran sobre el podio se han conservado hasta nuestros días relativamente bien. Nueve esculturas sedentes de 8-10 m de alto son protegidas por leones y águilas, simbolizando la fuerza y la vigilancia.  
   Las cabezas de todas las estatuas se han desplomado y pueden observarse yaciendo por tierra en la misma secuencia. Son ejemplos sumamente bellos del estilo helenístico idealizado tardío, mostrando hermosos rostros de nobles rasgos. Ciertas cabezas de dioses llevan la tiara y diadema persas, mientras que sobre la cabeza de la diosa Fortuna se ve una corona de frutas. 
   El santuario funerario de Antioco en el monte Nemrut fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987.
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Colección de fotografías de Nemrut Dagi en fotoAleph
Nemrud Dagi. La montaña de los gigantes





Hierapolis-Pamukkale
   
   Existen dos ciudades antiguas con el nombre de 'Hierapolis'. Una en Siria y la otra en lo que fue la Frigia, en Asia Menor.
   Las ruinas de la Hierapolis frigia, hoy día en la provincia de Denizli, Turquía, están situadas a una decena de kilómetros del emplazamiento de Laodicea. Allí existía desde tiempos remotos un lugar sagrado o hieron, y la ciudad que creció en torno al mismo se convirtió, aunque sin adquirir relevancia política, en uno de los grandes centros de Frigia.
Patrimonio Humanidad   El sitio se llama hoy Pamukkale, que en turco significa 'Castillo de Algodón'. Este nombre hace referencia a un extraordinario fenómeno natural que tiene aquí lugar. Debido a una falla de la terraza donde se asienta la ciudad, a la vera de los montes Gékelez, en varios puntos surgen fuentes de aguas termales a 35º C de temperatura. Esas aguas subterráneas renacidas al mundo arrastran soluciones de calcita que se van depositando en el terreno y solidificando con el tiempo. Al caer en cascadas por los barrancos, los sedimentos se petrifican poco a poco creando a la luz del día formaciones muy similares a las que se esconden en la oscuridad de las cuevas: estalactitas, coladas, piscinas naturales, cataratas pétreas, todo ello de un deslumbrante color blanco. 
   El irreal paisaje adquiere el aspecto de una inmensa fortaleza hecha de algodón. Desde otros ángulos puede parecer una meseta cubierta por un manto de nieve. Ilusiones ópticas, pues el algodón o la nieve no son otra cosa que mármol. Blanco mármol travertino de gran calidad, que es exportado a todo el mundo por las industrias canteras locales. Las límpidas pozas de agua azul turquesa que quedan suspendidas a distintos niveles del acantilado reciben el nombre de 'travertinas'.
   Los antiguos habitantes de la zona atribuyeron a estas aguas calientes virtudes curativas, y a fines del siglo II a C instalaron allí una estación termal. Las fuentes termales promovieron también una destacada industria textil, ya que el agua caliente permitía desengrasar la lana y fijar mejor el tinte. Los reyes atálidas de Pérgamo urbanizaron el sitio siguiendo las pautas hipodámicas (trazado urbano ortogonal) de las ciudades helenísticas. Los romanos, hábiles ingenieros hidráulicos, explotaron a fondo estas aguas termales, y reconstruyeron Hierapolis, dotándola de fastuosos monumentos civiles y religiosos. Las ruinas de sus templos, teatros, termas, avenidas y necrópolis todavía causan admiración y permiten entrever lo afamada que fue en su tiempo esta urbe sacra, a cuyas instalaciones balnearias acudían peregrinos de todo el mundo clásico, griegos, macedonios, romanos, judíos y anatolios.
   El sitio de Hierapolis-Pamukkale fue incluido como bien natural-cultural en el catálogo del Patrimonio Mundial de la Unesco en 1988.
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Turquía clásica. Arte grecorromano en Oriente





Pérgamo y su paisaje cultural estratificado
   
   La actual ciudad turca de Bergama se asienta sobre el emplazamiento de la célebre Pérgamo, capital de un poderoso reino en el siglo II a C y sede de una importante biblioteca que rivalizaba con la de Alejandría.
   Pérgamo existía por lo menos desde el siglo V a C, pero adquirió su máxima importancia en tiempos helenísticos, bajo la dinastía atálida (de Atalo), cuando se convirtió en un reino autónomo. La soberanía de los atálidas se fue ampliando a los territorios vecinos hasta abarcar hacia 180 a C el antiguo reino de Lidia, parte de Frigia, Licaonia y Pisidia. Esta expansión se produjo en gran parte gracias a su alianza con los romanos, que luchaban contra el rey seléucida Antioco III.
Patrimonio Humanidad   Los reyes atálidas hicieron de Pérgamo una de las más prósperas y bellas ciudades de la era helenística, un modelo de urbanización y un gran centro de cultura. Coleccionaron obras de arte de Grecia, que instalaban en templos y plazas, a la vez que contrataron a arquitectos, escultores y pintores locales para el embellecimiento de la ciudad. 
   Durante los reinados de Atalo I y Eumenes II se construyó la Biblioteca de Pérgamo, la segunda más importante de la antigüedad clásica después de la de Alejandría. 
   Las extensas ruinas de la antigua Pérgamo se encaraman por una colina que domina la llanura del río Caicus, en la región de Misia, y constituyen un buen ejemplo del alto nivel de sofisticación que habían alcanzado el arte y la ciencia del urbanismo en tiempos helenísticos. La ciudad trepaba en sucesivas terrazas, tratando de imponer la racionalidad geométrica del ángulo recto a la accidentada topografía del terreno, la geometría del cubo y el prisma imbricándose en los promontorios y vaguadas de la montaña para modelarla a su voluntad, para 'civilizarla'. La ciudad quedaba integrada en la naturaleza y la naturaleza formaba parte de la ciudad. 
   Los especialistas han podido identificar las principales áreas de la ciudad helenística, que se divide en tres niveles: la ciudad alta, la ciudad media (a una altura intermedia en la ladera del monte) y la ciudad baja, en el llano al pie del monte, con el complejo del Asclepieion.
   Entre los edificios públicos de la acrópolis o ciudad alta de Pérgamo descuella el espectacular teatro, que parece colgar por una empinada ladera del monte, teniendo como escenario todo el panorama sobre la llanura, y dominando la vía ceremonial que conduce al templo de Dioniso. Fue construido por Atalo I, siguiendo pautas arquitectónicas griegas, y constituye el centro focal de la urbanización de la ciudad alta. El resto de edificaciones se distribuía en abanico en torno al teatro. Tenía capacidad para 10.000 personas. Sus 80 filas de gradas alcanzan los 36 m de altura sobre el nivel de la orquesta.
   
   En las afueras de la ciudad baja de Pérgamo se ubica el Asclepieion, un complejo arquitectónico dedicado al dios griego de la medicina Asclepios, también conocido por los latinos como Esculapio.
   El Asclepieion era lo que hoy podríamos denominar un centro sanitario, cuya desmesurada fama lo convirtió en un foco de peregrinación, adonde acudían enfermos de todos los países del entorno grecolatino en busca de una cura para sus males. Aquí practicó la medicina Galeno, el célebre anatomista, nacido en Pérgamo en 131 d C. 
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Turquía clásica. Arte grecorromano en Oriente




Patrimonio Humanidad
Sitio arqueológico de Troya
   
    Las ruinas de la antigua población de Troya yacen en un pequeño altozano que sobresale en la llanura de la Tróada, al norte del río Escamandro, en la Anatolia noroccidental. Ocupa un lugar estratégico, al estar enclavada a unos pocos kilómetros de la boca sur del estrecho de Dardanelos (antes Helesponto), y en una encrucijada de las rutas comerciales entre Europa y Asia, lo que le permitía controlar tanto estas rutas como el tráfico marítimo entre el Mediterráneo y el Mar Negro. 
   Durante el III y II milenios a C, Troya fue un importante centro cultural, y capital de un pequeño reino que gobernaba sobre las comunidades agrarias de la Tróada.
   La mítica guerra de Troya, que inspiró la Iliada, no sería tal mito, pues tuvo probablemente lugar hacia el siglo XIII a C, en las luchas por el control de la estratégica entrada al Helesponto. 
   Las excavaciones arqueológicas de Heinrich Schliemann (patriarca de la arqueología científica moderna, que estudió los orígenes micénicos de la Grecia clásica) demostraron sin lugar a dudas que el lugar llamado Hissarlik era en realidad la mítica Troya. La ciudad pasó así del ámbito de la literatura al ámbito de la historia.
   Tras la muerte de Schliemann, las excavaciones fueron proseguidas en 1893-94 por su colega Dörpfeld, y reanudadas en 1932-38 por la universidad de Cincinnati. 
   Schliemann y Dörpfeld habían descubierto no una, sino nueve Troyas. Distinguieron en el emplazamiento hasta nueve niveles o estratos superpuestos de ruinas, en una secuencia temporal que permitía reconstruir la larga historia de la ciudad, sus comienzos, su auge, sus retrocesos, su decadencia. Los niveles 1 al 5 se sitúan cronológicamente en la Edad de Bronce temprana (3000 al 1900 a C aprox.). Los habitantes de la Tróada en aquella época no eran muy diferentes de los nativos de las islas Egeas y Cícladas, de la Creta minoica o incluso de la Grecia continental, y debían ser originarios de la Anatolia suroccidental y de Siria. Los niveles 6 y 7 encajan con la Edad de Broce media y tardía (1900 al 1100 a C). Durante el largo periodo de los niveles 1 al 7, Troya era una fortaleza bien amurallada, y residencia de un rey, con su familia, séquito y esclavos.
   Los lienzos de muralla excavados y mejor reconstruidos datan de la segunda fase de la Edad de Bronce temprana (hacia 2700-2500 a C), e ilustran sobre el alto grado de desarrollo que había alcanzado la arquitectura militar en Anatolia ya en aquellos remotos siglos. Muestran un recinto poligonal, de unos 100 m de diámetro, rodeado de gruesas murallas de adobe sobre una subestructura de piedra, con un solo portal de entrada flanqueado por potentes bastiones de defensa.
   El nivel 7A duró poco más que una generación y sus restos calcinados revelan que la ciudad sufrió un severo incendio en esa época (hacia el siglo XIII a C), permaneciendo luego abandonada durante cuatro siglos. De ahí se deduce que este nivel puede corresponderse con la Troya del rey Príamo, el escenario de la encarnizada crónica bélica descrita por Homero en la Iliada.
   Las ruinas de Troya, con sus 4.000 años de historia, proporcionan datos muy significativos para la comprensión del desarrollo de la civilización europea en una fase crítica de su pasado remoto. Poseen además una marcada relevancia en el plano cultural, debido a la profunda influencia que la Iliada de Homero ha ejercido sobre las artes creativas durante más de dos milenios. Por todo ello, la Unesco inscribió en 1998 el sitio arqueológico de Troya en su catálogo del Patrimonio de la Humanidad.
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Xanthos-Letoon
   
   La antigua Licia comprendía la comarca marítima en la costa sudoeste de Anatolia entre la Caria y la Panfilia.
   Los licios, citados por Homero en la Iliada como aliados de los troyanos en la guerra de Troya, se asentaron en el litoral sur de Anatolia probablemente hacia el siglo XIII a C, fijando su capital en Xanthos. 
Patrimonio Humanidad   Hacia el siglo VIII a C, los licios empiezan a sonar en la Historia como un pujante pueblo de gentes marineras, organizadas en una confederación de ciudades-estado llamada Liga Licia.
   La capital de Licia creció en torno a un promontorio que domina el río Xanthos, sobre el que se había ubicado la primitiva acrópolis licia. Un colosal muro helenístico de aparejo ciclópeo poligonal reforzaba las defensas.
   Con la romanización aparecieron en Xanthos los usuales monumentos del urbanismo clásico: ágora, calzadas, templos, arco triunfal, ninfeo y un teatro, muy bien conservado. Más tarde las basílicas cristianas bizantinas. Todas estas ruinas se mezclan entre sí y mezclan sus estilos y épocas en un totum revolutum, en un irresoluble rompecabezas de cascotes sobre el que se yerguen, enhiestos, extraños monumentos funerarios en forma de altos pilares prismáticos monolíticos en pie sobre plintos escalonados macizos.
   El Pilar de las Arpías era un monumento de este tipo, constituido por un monolito de 5,43 m de alto soportando en su punta una pequeña cámara sepulcral. 
   Del Monumento a las Nereidas, reputada obra maestra del arte griego, sólo se pueden ver los cimientos de su plataforma base. Había sido erigido en las afueras de Xanthos hacia 400 a C. El edificio fue transportado piedra a piedra y reconstruido en una sala del Museo Británico de Londres, donde puede hoy contemplarse. 

   El complejo de Letoon, a 5 km de Xanthos (ambos sitios antaño conectados entre sí por un canal), estaba consagrado a la diosa griega Leto, madre de Apolo y Artemisa. 
   En un terreno llano de campos de algodón, no lejos de la costa y frecuentemente inundado por el mar, emergen ruinas de tres templos, un pórtico, un enorme teatro con frontones clásicos en las entradas... de las épocas helenística y romana, mezcladas con elementos licios. Las edificaciones, por lo general a nivel de cimientos, suelen estar cubiertas por las aguas de las marismas, y pobladas de tortugas acuáticas.   
   El doble conjunto de ruinas de Xanthos-Letoon fue catalogado en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en 1988.
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Turquía clásica. Arte grecorromano en Oriente
Turquía rupestre. El arte de los acantilados

 







Uzbekistán
   
Centro histórico de Bujara
   
   Bujara (Bukhara, Boukhara) es una de las grandes ciudades históricas de Uzbekistán, capital del óblast o distrito administrativo del mismo nombre. Bujara significaba 'Lugar afortunado' en el antiguo idioma sogdiano. Esta ciudad, situada en el oasis de Bujara, en el delta del río Zeravshan, compite en la grandiosidad de sus monumentos con Samarcanda. 
Patrimonio Humanidad   Fue fundada alrededor del siglo I d C. Cuando fue ocupada por los árabes en 709, Bujara era ya un importante centro de comercio y artesanía. En los siglos IX y X fue la capital de la dinastía samánida. Su soberano Ismail Samani (s. IX) gobernaba sobre Transoxiana y Persia oriental, y Bujara rivalizaba con Bagdad como uno de los focos culturales del Islam. Poetas y estudiosos árabes, muchos de ellos bilingües, acudían a Bujara y contribuyeron a desarrollar la escritura persa, que ha sobrevivido hasta hoy con pocos cambios.
   A principios del siglo XVI fue conquistada por los uzbekos shaibánidas, que hicieron de la ciudad la capital del kanato de Bujara, incorporando en sus territorios gran parte de la antigua Sogdiana. Es en este siglo cuando Bujara alcanza el apogeo de su esplendor. Sus dominios abarcaban la mayor parte de la actual república de Uzbekistán, más las regiones septentrionales de Irán y Afganistán. Disfrutando del ambiente de una gran ciudad universitaria, se dice que en la década de 1790 Bujara acogía en sus madrasas a 30.000 estudiantes.
   Bujara es el ejemplo más completo de ciudad medieval existente en el Asia Central. El casco antiguo todavía mantiene en gran parte su tejido urbano primitivo, con sus mezquitas, madrasas, viviendas de ladrillo cocido al sol de tejados planos, y restos de los antiguos bazares cubiertos.
   En el türbe o mausoleo de Ismail Samani ('La Perla del Oriente', s. X d C), el más antiguo edificio islámico de Bujara y uno de los más tempranos ejemplos de arquitectura funeraria musulmana, reposan los restos de los soberanos samaníes, la primera dinastía mahometana local. 
   En una extensa plaza popular en la cual se celebran diversos actos sociales se sitúa el conjunto monumental de Poy Kalon. 
   A la izquierda se encuentra la madrasa Mir-i Arab, construida en 1535 por el sheik Abdullah, jefe religioso yemenita. A la derecha, la mezquita Kalon (o Kalyan), que alcanzó su aspecto definitivo en 1514, bajo el soberano shaibánida Abdallah I (1512-1539). Su planta responde al tradicional trazado de patio rectangular con los lados jalonados por grandes iwanes que sobresalen de la altura de las fachadas. La entrada se realiza a través de un pishtaq: un enorme portalón de arco decorado de azulejos. Se calcula que el interior puede acoger a 120.000 fieles.
   El Centro Histórico de Bujara fue declarado en 1993 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, cuyos informes califican este bien cultural como el más completo ejemplo de ciudad medieval en Asia Central, con un tejido urbano que ha permanecido prácticamente intacto hasta hoy.
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Exposición de fotografías de Bujara en fotoAleph
Uzbekistán. Una república ex-soviética de Asia Central  (autor: Ramon Pouplana Solé)





Samarcanda, encrucijada de culturas
   
   Samarcanda es una de las ciudades más antiguas de Asia Central, y de las que mayor esplendor alcanzaron en la Edad Media. 
   Su importancia comercial en los tiempos antiguos y medievales derivaba de su situación estratégica como etapa de la Ruta de la Seda hacia China y punto de conexión con las rutas a la India. Samarcanda (actual Uzbekistán) era una encrucijada entre Asia y Europa, crisol de las influencias culturales de oriente y occidente.
Patrimonio Humanidad   En el siglo IV a C la localidad era conocida como Maracanda, capital del reino de Sogdiana, que fue conquistado por Alejandro Magno en 329 a C. La ciudad fue más tarde gobernada por los turcos asiáticos (s. VI d C), los árabes (s. VIII), los samánidas de Irán (ss. IX-X) y varios pueblos turcos (ss. XI-XIII), antes de ser anexionada al reino de Corasmia y destruida por los mongoles de Gengis Kan en 1220.
   Tras rebelarse contra los emires mongoles (1365), Timur o Tamerlán convirtió Samarcanda en la capital de la dinastía timúrida, que iba a gobernar un vasto imperio, y bajo la cual la ciudad alcanzó el cénit de su florecimiento. 
   Timur embelleció Samarcanda haciendo construir un conjunto de monumentos religiosos, entre ellos la gran mezquita de Bibi Kanum y su propio mausoleo, renombrados por su grandiosidad y su deslumbrante decoración de azulejos vidriados. El gran conquistador hizo de Samarcanda el mayor foco económico y cultural de Asia Central. La fama de su gloria traspasó las fronteras, llegando a todos los confines de Europa y Asia, y Samarcanda se transfiguró en el imaginario colectivo como una ciudad de leyenda.
   El casco medieval de Samarcanda contrasta con la nueva ciudad construida tras la conquista de los rusos en 1868. Su trazado urbano estaba formado por calles que convergían en un centro desde seis puertas perforadas en una muralla de ocho kilómetros de perímetro, levantada en el siglo XI y destruida por los rusos tras la captura de la ciudad. 
   Entre sus monumentos más antiguos figuran el mausoleo de Ruhabad y el complejo de mausoleos conocido como Shah-i Zinda (construido a lo largo de nueve siglos, del XI al XIX, en el mismo lugar donde reposaban los restos de un hombre santo del islam, sobrino de Mahoma). En esta necrópolis Timur mandó edificar los mausoleos para sus familiares y otros miembros de la aristocracia militar y religiosa de la dinastía timúrida (ss. XIV y XV). 
   La plaza de Registán (= 'Lugar de arena') o Plaza del Mercado, un recinto rectangular de 70 x 60 m, encuadrado por tres de sus lados por edificios monumentales dispuestos en simetría –las madrasas de Ulugh Beg, Shir Dar y Tilla Kari–, es un notorio modelo de planificación urbana característico de Asia Central, iniciado por los timúridas e imitado luego por los uzbekos y por los safávidas de Irán (ver en fotoAleph colección de fotos Ciudades de porcelana).
   La ciudad histórica de Samarcanda fue incorporada por la Unesco al catálogo del Patrimonio Mundial en 2001. Según la Unesco, los complejos arquitectónicos de Samarcanda, como la mezquita Bibi Kanum y la Plaza de Registán, desempeñaron un papel seminal en el desarrollo de la arquitectura islámica por toda la región, desde el Mediterráneo al Indostán. El arte, arquitectura y planificación urbana de Samarcanda reflejan los más importantes estadios de la historia política y cultural de Asia Central desde el siglo XIII hasta nuestros días.
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Exposición de fotografías de Samarcanda en fotoAleph
Uzbekistán. Una república ex-soviética de Asia Central  (autor: Ramon Pouplana Solé)

 







Yemen
   
Ciudad vieja de Saná
   
   La capital del Yemen está cerca de alcanzar los dos millones de habitantes. Situada a 2.300 m de altitud, en una altiplanicie con los montes Nuqum y Ayban cortando el horizonte, la ciudad de Saná ha permanecido viva durante más de 2.500 años.
Patrimonio Humanidad   La ciudad ocupa el emplazamiento de la antigua fortaleza preislámica de Ghumdan, del siglo II a C. Su fundación mítica se atribuye popularmente a un personaje del Génesis: sería el hijo primogénito del patriarca Noé, Sem, quien fundó la ciudad de Saná, y de ahí procedería su sobrenombre de 'Sam City'. Los historiadores en cambio remontan sus orígenes al siglo VI a C, a la época del fastuoso reino de Saba. Más tarde llegaría a ser sucesivamente capital del reino de los hymyaritas (que sustituyó al de los sabeos) y del virreinato etíope. 
   La ciudad antigua de Saná fue clasificada en 1986 como patrimonio cultural de la Humanidad, e incluida en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Actualmente (2018), castigada como está por la guerra, Saná figura en la lista del Patrimonio Mundial en peligro
   Su casco urbano se compone de un armonioso conglomerado de casas-torre de gran altura y muy apretadas entre sí, construidas en piedra, adobe y ladrillo, y perforadas por un sinnúmero de pintorescas ventanas, ventanucos y celosías de gran variedad y fantasía. 
   La decoración de sus fachadas, abundante en marcos, frisos, cornisas y remates de yeso con adornos geométricos, confiere a los paisajes urbanos de Saná una atmósfera marcadamente orientalizante, y no es ningún tópico afirmar que esta ciudad constituye el perfecto escenario para los cuentos de Las Mil y Una Noches, como bien lo supo ver Pasolini.
   Saná (escrito también Sana'a = 'La Plaza Fuerte') está rodeada, haciendo honor a su topónimo, de una gruesa muralla de 6 a 9 m de alto, que se puede franquear por varias puertas. En el centro del recinto amurallado se levanta el Palacio de la República, antes Palacio del Imán. 
   Se han contabilizado en la parte vieja de Saná 103 mezquitas, 64 minaretes, 29 medersas, 14 hammams y más de 6.000 casas antiguas. La mayoría de las casas están construidas en adobe, sobre basamentos de piedra. Son casas-torre de cuatro, cinco y seis pisos, con un predominio de las líneas verticales sobre las horizontales, pues la escasez de terreno se suple construyendo en altura. 
   La Mezquita Mayor, o Jami al-Kabir, tiene prohibida la entrada a los no-musulmanes. Custodia en su interior, instalada en el patio, una pequeña réplica local de la kaaba: una capilla sagrada de forma cúbica que antaño rivalizó con la kaaba de La Meca en la veneración zaidí. Las distintas fases de construcción de la mezquita abarcan desde el siglo VII hasta el XVII.
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Yemen de norte a sur





Vieja ciudad amurallada de Shibam de Hadramaut
   
   Shibam del Hadramaut es una de las ciudades antiguas mejor conservadas del Yemen, y una de las que muestran de forma más subyugante el carácter singular y la exótica belleza de la arquitectura yemení tradicional.
Patrimonio Humanidad   El Valle del Hadramaut discurre por el fondo de un ancho y largo cañón que se abre como una inmensa cicatriz en las mesetas del Yemen meridional, ramificándose en todas direcciones por innumerables gargantas, foces y barrancos. El mismo río que excavó el cañón es el que se encarga de irrigar el lecho del valle, convirtiéndolo en un prolongado oasis de huertas y palmerales cuyo verdor contrasta fuertemente con los colores terrosos, ocres y rojizos de los farallones circundantes. Este valle fue antaño una importante ruta de paso de caravanas a través del sur de Arabia, cuyos mercaderes traficaban con tejidos, dátiles y especias, pero sobre todo con incienso y mirra, dos tipos de resinas muy apreciadas en el mundo antiguo, cuya producción era (y es) una de las fuentes de riqueza de esta región. Tras la destrucción de Shabwa, la primitiva capital del Hadramaut, hacia 300 d C se fundó Shibam, que pasó a ser capital de la región y una etapa clave en las rutas caravaneras.
   Constreñida por la muralla, con una planta de conjunto casi rectangular, la ciudad entera no ocupa más de medio kilómetro cuadrado, y sus habitantes no llegarán a diez mil. La única puerta monumental que perfora la muralla por el lado sur se levanta sobre un promontorio rocoso que domina la vega del río. Intramuros, unas quinientas casas-torre de gran altura se apiñan estrechamente adosadas unas a otras. El trazado de las calles y plazas es laberíntico. Shibam conserva también entre sus muros dos antiguos palacios de sultanes, tres edificios administrativos y cinco mezquitas.
   Aunque el origen de la ciudad es muy antiguo, los actuales rascacielos de barro de Shibam no datan de antes del siglo XVI, de cuando la urbe fue destruida por una inundación del río. La riada, que se produjo en 1524, causó la muerte a 15.000 personas, y arrasó Shibam, dejando su casco urbano reducido a la mitad. Al poco, con el fin de protegerla de futuras avenidas, fue rodeada de una muralla de 6 m de altura. Siglo tras siglo se han ido reparando muralla y casas, relevantando las torres de hasta siete y ocho pisos, modificando el skyline de la ciudad. Se puede observar que los portales de las casas están elevados respecto al nivel de la calzada, accediéndose a ellos por escaleras: una medida de precaución ante posibles riadas.
   Según la Unesco, Shibam es uno de los mejores ejemplos de antigua planificación urbana basada en el principio de la construcción vertical. En 1982, esta ciudad fue incorporada a la Lista del Patrimonio Mundial. 
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Yemen de norte a sur





Ciudad histórica de Zabid
   
   En la plana y calurosa Tihama, la llanura costera del Yemen bañada por el Mar Rojo que parece una prolongación del Africa negra en la península arábiga, se despereza soñolienta la ciudad histórica de Zabid.
   Zabid fue refundada sobre un antiguo asentamiento en 820 d C por Muhammad ibn Ziyad, un emisario del califa abasí Al-Mamun, que creó allí un reino independiente. Sus sucesores –la dinastía ziyadí– reinaron sobre una amplia parte de Arabia Sudoccidental. En 1173, tras la conquista del Yemen por los ayyubíes, bajo el mando de Turan Shah (hermano de Saladino), la capital fue trasladada a Taizz.
Patrimonio Humanidad   Zabid fue de nuevo la capital del Yemen de los siglos XIII al XV, y alcanzó su máxima prosperidad a finales del XV, bajo la dinastía tahirida, cuyos soberanos construyeron gran número de edificios públicos, incluyendo mezquitas y madrasas (o escuelas coránicas). La mezquita al-Asha'ir fue transformada en una prestigiosa universidad, centro de enseñanza de la doctrina shafa'i, secta del islam sunní que predominó en la costa del Yemen, marcando diferencias con la secta zaidí, cuyo imán controlaba las Tierras Altas. 
   La universidad islámica de Zabid adquirió renombre en todo el mundo árabe y ejerció una gran influencia en la transmisión del islam, permaneciendo en funcionamiento hasta el siglo XVIII. Además de enseñanzas teológicas, las disciplinas impartidas incluían historia, gramática, poesía y matemáticas. Un maestro zabidí llamado Ahmad abu Musa al-Jaladi inventó un sistema matemático que denominó al-Jabr, del que deriva la palabra 'álgebra'.
   A vista de satélite, la ciudad antigua de Zabid presenta una planta de conjunto de forma ovalada, casi redonda. Está circundada por una robusta muralla, que encierra en su interior un intrincado laberinto de estrechas calles y callejuelas abiertas entre casas de ladrillo cocido. Las viviendas se caracterizan por el contraste entre la extrema austeridad de sus exteriores y el refinado lujo de sus interiores, con las fachadas de las salas que dan al patio central primorosamente ornamentadas con complejas labores de yeso y estuco, tanto más elaboradas cuanto mayor es la fortuna de la familia residente y mayor el número de sus miembros. 
   En sus años de apogeo, Zabid contaba con 236 mezquitas, de las que han sobrevivido 86. De ellas, 14 son antiguas madrasas reconvertidas en mezquitas, que se remontan a tiempos de los rasúlidas (1216-1429), dinastía que impulsó en todo el Yemen la propagación de las doctrinas musulmanas. La principal sigue siendo la mezquita al-Asha'ir, sede central de la antigua universidad islámica de Zabid, y que ocupa un vasto recinto donde se mantiene el culto y se siguen impartiendo las enseñanzas coránicas, estando prohibido el acceso a los no-musulmanes.
   Incorporada en 1993 a la Lista del Patrimonio Mundial, hoy Zabid es una pequeña ciudad sumida en la decadencia y su casco antiguo sobrevive en un precario estado de conservación. Cerca del 40% de las casas de la ciudad han sido destruidas y reemplazadas por edificios de hormigón, mientras que otras casas y el antiguo zoco padecen un acelerado proceso de deterioro y abandono.
   El gobierno yemení solicitó ayuda a la Unesco para facilitar la conservación de Zabid, y en el 2000 la ciudad fue incluida en la Lista del Patrimonio Mundial en peligro.
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Yemen de norte a sur

 

FotoCD145

Patrimonio de la Humanidad

Fotografías:
Eduardo Almajano, Eduard Bragulat, Rafael Bastante Casado, Agustín Gil, David Martín Madroño, Carlos Molinedo, Eneko Pastor, Ramon Pouplana Solé, Raúl Rodríguez, José Ignacio Roncal, Jaume Sancho, Albert Sorigue

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