Exposiciones fotográficas

Parada y fonda en Kairuán

Una ciudad santa del islam

 

   En Tunicia no tenemos problema para respetar las religiones de otros pueblos, y tenemos una larga tradición en ello.
   Rashid al-Ghannushi

 

   Kairuán es una ciudad y wilayat (gobernación) ubicada en el centro de Tunicia. Su medina amurallada jalonada de cúpulas y minaretes se yergue lejos de otras poblaciones en la región de las Estepas Bajas, una llanura aluvial semidesértica a medio camino entre el Mediterráneo al norte y los chotts o lagos salados que anuncian los desiertos del Gran Sur. Es una zona de transición entre el verdor de la costa y la extrema sequedad del Sahara que aún permite el cultivo de Kairuancereales y olivos, y donde se puede criar ganado. Hoy en día Kairuán, con sus más de 150.000 habitantes, es la tercera ciudad de Tunicia (tras Túnez capital y Sfax), un importante mercado de grano y ganado, y un centro de fabricación de alfombras y artesanía. 
   Kairuán (en árabe al-Qayrawan, vocablo que deriva del persa Karavan) es también una meta de congregación para los musulmanes, al estar considerada como una de las principales ciudades santas del islam (tras la Meca, Medina y Jerusalén) y la ciudad más santa del Magreb. Capital de Ifriqiya (actual Tunicia y Argelia oriental) durante cinco siglos, Kairuán floreció durante la Edad Media como un potente foco de difusión de la cultura árabe y la religión mahometana en el norte de África. 
   En su casco urbano se conserva la Gran Mezquita aljama, uno de lo santuarios monumentales pioneros de los albores de la era islámica, que es una de las joyas de Tunicia, obra maestra de la arquitectura religiosa que estableció las pautas constructivas para la mayoría de las mezquitas del Magreb. Es así que Kairuán ofrece un testimonio único del desarrollo urbanístico y arquitectónico de los primeros siglos después de la Hégira, el momento fundacional del islam.
    
   Kairuán es el más antiguo asentamiento arabo-musulmán del noroeste de África. En los comienzos de expansión del islam (siglo VII) sirvió como campo-base, desde el que los árabes recién islamizados emprendieron la ofensiva para el sometimiento político-religioso del Magreb.
   La expansión de la fe islámica hacia occidente se vio al principio dificultada por los conflictos entre los califas Alí (que gobernó entre 656 y 661) y Muawiyah I (que gobernó de 661 a 680 y fundó el califato omeya de Damasco). Hasta que, en 670, Oqba ibn-Nafi penetró en Tunicia y, acampando sus tropas y caravanas en el emplazamiento de la antigua fortaleza bizantina conocida como Kamuinia, fundó la ciudad de al-Qayrawan. Solo habían transcurrido cincuenta años desde la Hégira.
   Cuenta la leyenda que el paraje estaba infestado de fieras, serpientes y alimañas, hasta que Oqba les dirigió la palabra y les ordenó que se marcharan de aquel lugar. Los animales obedecieron y el terreno quedó libre para la erección de la futura ciudad.
Kairuan   Hacia el año 683 Oqba organizó una gran expedición hacia el oeste y llegó hasta el valle del Sus, al sur de Marruecos. El norte de África se adaptó aparentemente a las nuevas autoridades árabes, pero a su regreso Oqba fue derrotado y muerto por un jefe bereber, Kusaylah, y las tropas musulmanas fueron forzadas a retroceder a la Cirenaica (actual Libia).
    Durante quince años, y a pesar de los reiterados esfuerzos del califato omeya, por entonces en el apogeo de su poder, los bereberes, bajo el mando de Kusaylah, y más tarde de una mujer, Kahinah (la 'sacerdotisa'), opusieron una tenaz resistencia en Ifriqiya y Constantina (actual Argelia nororiental). Finalmente, de 703 a 711, Musa ibn Nusayr, siguiendo aproximadamente la ruta de Oqba, solo tuvo que enfrentarse a algunas rebeliones locales y logró someter todo el norte de África al dominio islámico.
   Esta conquista musulmana no fue propiamente una invasión árabe. Solo unos cien mil militares se desplazaron al norte de África, la mayoría de los cuales se establecieron en Ifriqiya. 
Kairuan   La implantación de un régimen tiránico de exacciones y leva de esclavos provocó una insurrección general en el país. El liderazgo de esta revuelta fue asumido por una secta musulmana, el jariyismo, que reunía a todos los enemigos de la dinastía omeya. A diferencia de los sunníes, que consideraban que el califa debía ser un árabe varón miembro de la tribu de Quraish, y de los chiíes, que propugnaban que debía ser un descendiente directo de Alí, yerno de Mahoma, los jariyíes pensaban que la dignidad califal emana de la comunidad, que debe elegir libremente al más digno "aunque sea un esclavo negro". La rebelión, originada en Marruecos en 740, conquistó todo el norte de África en dos años. Los ejércitos del califato fueron derrotados en Marruecos, y los omeyas a duras penas pudieron salvaguardar Kairuán.
   Los califas omeyas, ya en plena decadencia, fueron incapaces de reconquistar el norte de África. En 750 fueron reemplazados por los abasíes, que se convirtieron en los nuevos amos del orbe musulmán, trasladando la capital de Damasco a Bagdad.
   Los norteafricanos, por su parte, no consiguieron consolidar sus victorias y fortalecer su independencia. Entre 742 y 746 continuaron guerreando entre ellos en nombre de diversas sectas del jariyismo. 
   Los abasíes consiguieron al fin conquistar Ifriqiya y la parte oriental de Constantina. Hacia el año 800 su gobernador en Kairuán, Ibrahim I ibn-Aglab, aunque aparentando mantenerse como vasallo fiel de los califas de Bagdad, se hizo de hecho independiente del califato abasí y se erigió como el primer soberano de la dinastía aglabí. Escogió Kairuán como su capital. Más tarde esta población fue, junto con la ciudad de Mahdia, uno de los principales centros políticos de las dinastías fatimí y zirí. Bajo la dinastía fatimí, un grupo de kairuaneses hostiles al régimen emigró hacia el oeste y uniéndose a los andalusíes provenientes del norte se asentaron en la ciudad de Fez en Marruecos, fundando en 857 la mezquita-universidad de Qarauín ("de Kairuán", ver foto).
   En el siglo XI Kairuán era ya uno de los grandes centros administrativos, comerciales e intelectuales del islam. Como resultado de las incursiones beduinas, la decadencia del cultivo de estepa a favor de la vida nómada, y el establecimiento de Túnez como capital, la ciudad decayó hasta quedar como una aislada población de carácter mercantil. 
Kairuan
   La medina de Kairuán, circundada de altas y delgadas murallas de más de 3 kilómetros de perímetro (foto01), constituye un conjunto urbano con todas las características de una población árabe. El casco antiguo queda colmado de viviendas yuxtapuestas, divididas por barrios y separadas por calles estrechas y llenas de quiebros que dibujan un trazado laberíntico. La medina conserva, entre otros monumentos, la Gran Mezquita aljama, obra maestra de la primera arquitectura islámica, un edificio que data de tiempos de los aglabíes (más información en el capítulo 'La Gran Mezquita de Kairuán').
   Por las intrincadas callejuelas de la medina pueden verse otras mezquitas, zauias y capillas, entre las que ofrece especial interés la mezquita de las Tres Puertas (foto17). Construida en el siglo IX por el andalusí Muhammad Ibn Jayrun al-Ma'afiri, de esta pequeña mezquita ha sobrevivido, anterior a su reconstrucción en 1440, la más antigua fachada esculpida del arte islámico, un raro ejemplar de la primitiva decoración arquitectónica norteafricana. Se compone de tres arcos de herradura ligeramente apuntados sobre los que corren tres frisos superpuestos (foto18). El superior y el inferior exhiben largas inscripciones en caligrafía cúfica. El friso intermedio está decorado con motivos vegetales cuyos dibujos se alternan y se ajustan a la longitud de los sillares. Las enjutas entre los arcos están decoradas con hojas de palmeras y zarcillos.
   Extramuros, en el lugar de Sidi Sahib, hay una zauia (escuela religiosa), que alberga la tumba de Abu Zama El-Balawi, uno de los compañeros de Mahoma (fotos21 y siguientes). Los patios y estancias de este edificio despliegan un colorido muestrario de decoración de azulejos, marca de fábrica de Tunicia entera. 
   En un descampado al norte se abren varios estanques de la época aglabí (siglo IX) al aire libre de forma circular (uno de ellos, mandado construir por Abu Ibrahim Ahmad en 860, alcanza los 128 m de diámetro) con la función de almacenar y abastecer de agua a la ciudad, situada en una región de escasas lluvias. Estas cisternas, que estaban comunicadas entre sí dos a dos, formaban parte de un para su época avanzado sistema hidráulico: construidas con muros de piedra, estaban reforzadas por contrafuertes semicirculares diseñados para resistir la presión del agua. Las cisternas estaban alimentadas por un acueducto de 36 km que provenía del Wadi Marguelil.
   La ciudad tunecina de Kairuán fue declarada por la Unesco Patrimonio Mundial en 1988.

 

 

 

La Gran Mezquita de Kairuán

    Cuatro son las obras cumbre de la arquitectura religiosa monumental en los primeros siglos del islam: 
   - La Cúpula de la Roca en Jerusalén
   - La Mezquita Omeya de Damasco
   - La Gran Mezquita de Córdoba
   - La Mezquita de los Aglabíes en Kairuán
Kairuan   Las tres últimas tienen de común denominador una estructura arquitectónica que se repite en las mezquitas de África del norte, y que deriva de la antigua tipología de viviendas de Oriente Próximo, consistente en un amplio espacio rectangular, con un patio al aire libre y con sus zonas cubiertas divididas por hileras de columnas. 
   La Gran Mezquita de Kairuán (o mezquita aljama) es el monumento más logrado de la arquitectura de los aglabíes, primera dinastía indígena del norte de África (800-909), a los que también se deben la mezquitas de Sousse y Túnez. Fue construida por etapas entre 836 y 866 sobre un emplazamiento romano-bizantino que subsistía en la época de la conquista árabe de Tunicia. Ya poseía entonces en lo esencial las mismas dimensiones y distribución de la actual mezquita. Fue reconstruida en 875, agrandada a principios del siglo XI y restaurada en numerosas ocasiones, la última en 1924. No obstante, el grueso de su fábrica sigue remontándose a los periodos aglabí, zirí y hafsí. Los hafsíes añadieron los portales que resguardan las entradas de la mezquita, las arquerías que rodean el patio y probablemete el piso superior del minarete.
   Las principales características de las mezquitas norteafricanas posteriores ya están en la de Kairuán obedeciendo a un canon arquitectónico que se hizo omnipresente con el paso de los siglos. Todas ellas muestran amplios recintos cuadrangulares, techos bajos, patios dominados por minaretes cuadrados de varios pisos y una clara unidad de concepto en la distribución de las arquerías interiores.
Kairuan   La Gran Mezquita de Kairuán abarca una superficie de 130 x 80 m, y está cercada de una alta muralla de protección, de exterior muy sobrio reforzado por contrafuertes (foto31), perforada de ocho puertas. La mayor parte de su planta, un gran rectángulo ligeramente trapezoidal, está ocupada por un patio a cielo abierto de 65 x 50 m, rodeado de dobles pórticos (foto36).
   Su estructura se caracteriza principalmente por el énfasis formal en el eje en forma de T del espacio interno, con una nave central coronada por dos cúpulas y una nave transversal paralela al muro de la qibla. La dos cúpulas se levantan respectivamente sobre la entrada a la sala de oración y sobre el mihrab, señalando los extremos del qibla iwan o nave axial, más amplia y elevada que las restantes naves, característica común a muchas mezquitas hipóstilas en Egipto y el Magreb. La segunda cúpula cubre el más antiguo conjunto que ha sobrevivido de mihrab, mimbar y maqsura.
   El amplio haram o sala de oración, con ocho vanos de profundidad (foto50), se divide en diecisiete naves arcadas perpendiculares al muro de la qibla. 160 columnas de mármol y pórfido sostienen un techo plano de madera, con un artesonado polícromo de época zirí del que se conservan fragmentos. Los arcos de herradura de esta sala hipóstila quedan realzados al apoyarse en ábacos de piedra tallada colocados sobre los capiteles de columnas clásicas reutilizadas (romanas de orden corintio y jónico, algunas bizantinas) y están reforzados con tirantes de madera. Un reaprovechamiento semejante de los materiales romanos y bizantinos preexistentes puede verse también en Kufa, en la mezquita al-Amr del Cairo y en la mezquita de Córdoba
    El mihrab data del año 862. Está realizado en mármol decorado con atauriques y revestido de azulejos de reflejos metalizados en parte importados de Bagdad, con espacios huecos tras los paneles calados a modo de celosías de motivos florales y vegetales. Tiene planta de herradura y dos columnas decorativas de capiteles bizantinos flanqueando el nicho. A su derecha puede verse el mimbar de madera de teca taraceada, coetáneo del mihrab. Este espacio –el más sagrado de la mezquita– está cubierto de una cúpula gallonada sobre un octágono de cuatro trompas lobuladas alternadas con arcos, que permiten la transición del plano redondo al cuadrado. 
   El minarete es una torre de 35 m de alto, de planta cuadrada y alzado en ligero talud (foto39), con tres niveles externos y seis pisos en el interior. Adosado al muro norte de la mezquita, como en los ejemplares abasíes, presenta un perfil troncopiramidal escalonado. Probablemente pertenece a la primitiva mezquita de 836 y sería, por tanto, uno de los más antiguos minaretes fechados. Los primeros minaretes empezaron siendo torres cuadradas de escasa altura, a la manera de las torres preislámicas de Siria, y cuando los arquitectos planearon hacerlas más altas, recurrieron a la elevación de pisos escalonados siguiendo el modelo de los faros romanos. Minaretes semejantes pueden verse en las mezquitas de Ibn Tulun (ver foto) y al-Hakim (ver foto) de El Cairo, que son reminiscentes del Faro de Alejandría, del que se pueden ver imágenes en monedas. Este tipo de alminar se expandió por el Magreb y Al-Andalus. La Kutubia de Marrakesh (ver foto) y la Giralda de Sevilla constituyen dos destacados ejemplos.


   


Parada y fonda en Kairuán

Bibliografía consultada

- Frishman, Martin. Khan, Hasan-Uddin. The Mosque. History, Architectural Development & Regional Diversity (Thames and Hudson, Londres, 1994)
- Michell, George. La arquitectura del mundo islámico (Alianza Editorial, Madrid, 1985)
- Stierlin, Henri. Islam. Early architecture from Baghdad to Cordoba. Vol. I (Taschen, 1996)
- Unesco. El Patrimonio Mundial (Ediciones San Marcos) 

 

 

FotoCD144
   
Parada y fonda en Kairuán

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