Exposiciones fotográficas

Alejandría. El faro que perdió su luz

El Faro de Alejandría

 

   Lo único seguro es el faro, verdad indiscutible, señor del día y la noche, promesa de Alejandría.
   José Luis Sampedro. La vieja sirena


Alejandria     
   Alejandría estaba construida en la franja de tierra que separaba el mar Mediterráneo del lago Mareotis (o Maryut), una marisma de aguas salobres a dos metros bajo el nivel del mar, hoy parcialmente rellenada de tierra y cultivada. La silueta de la isla de Pharos se recortaba en el horizonte marino frente a la costa.
   Según Homero, la isla de Pharos era el hogar de Proteo, el profético Anciano Hombre del Mar y pastor de las bestias oceánicas, que tenía el don de la metamorfosis y se transformaba para huir de sus captores en toda clase de animales, plantas y objetos.
   La isla de Pharos fue unida al continente por un puente o malecón construido por Dexiphanes de Cnido denominado Heptastadion, porque tenía siete estadios de largo (un estadio era una unidad de medida griega equivalente a 180 m, por lo que el Heptastadion superaría el kilómetro de longitud). Con el tiempo, el dique fue cubriéndose de sedimentos hasta conformar un auténtico istmo de casi un kilómetro de ancho, hoy totalmente urbanizado. La ínsula se transformó en península. A uno y otro lado del istmo se formaron dos bahías: la occidental, el Eunostos, alberga hoy el puerto industrial. La oriental, la Bahía de Alejandría, es usada como puerto de pesca y recreo, y está enmarcada por un paseo marítimo (la Corniche) completado en 1934 y un frente de viviendas, muchas de ellas en estilo art-deco (foto25), alineadas en una curva de tres kilómetros.
   En la punta este de la isla de Pharos se levantaba el Faro de Alejandría, una de las Siete Maravillas del mundo antiguo, según la catalogación atribuida a Filón de Bizancio. En su tiempo fue la torre más alta nunca construida.
  
   En el extremo de la isla hay un escollo que está rodeado totalmente por el mar, en el que se levanta una torre que ha sido construida de manera admirable, de mármol blanco y con muchos pisos; la torre recibe el mismo nombre que la isla.
   Estrabón, XVII, 1, 6
  
   Recordemos cuáles eran las Siete Maravillas del Mundo: las pirámides de Egipto, los jardines colgantes de Babilonia, la estatua de Zeus en Olimpia, el Coloso de Rodas, el Artemision de Éfeso, el Mausoleo de Halicarnaso y el Faro de Alejandría.
   La construcción de este Faro, que iba a ser el prototipo de todos los faros del mundo, fue iniciada bajo Ptolomeo I y completada bajo su sucesor Ptolomeo II hacia 280 a C. El proyecto fue encomendado a Sóstrato de Cnido, cuya misión era erigir una gran torre de avisos que sirviera para guiar a los navíos que se dirigían al puerto de Alejandría.
Alejandria   Al igual que la tumba de Mausolo dio nombre genérico a todos los grandes monumentos funerarios que la siguieron, la torre de Pharos hizo lo propio con las torres de señales para la navegación. Medía más de 120 metros de alto y en su cúspide se mantenía encendida durante la noche una gran hoguera, la luz de cuyas llamas podía ser percibida mar adentro desde muy lejanas distancias (según Flavio Josefo, desde 60 km).
  
   ¡El faro! Ahí al otro extremo de la isla, apenas a ocho estadios. La portentosa columna de mármol con su fanal cilíndrico en lo alto, visible sobre las palmeras del patio de las mujeres, alzándose hasta las nubes como para sostener el cielo. Sombrío por la mañana a contraluz de levante, resplandece por la tarde como un blanquísimo espejo vertical, hasta enternecerse de rosa y malva en el ocaso. De noche ese gigante se funde en la tiniebla, pero en el cielo nace un astro rojo, la estrella más violenta, la desmelenada hoguera cuyas danzantes llamas sosiegan a los navegantes hasta a trescientos estadios y llenan de rojiza luminosidad el jardín y los muros de la Casa Grande.
   José Luis Sampedro. La vieja sirena
  
Los vientos de costado no me asustan.
Me río de tempestades y naufragios.
Alejandría de anchas calles
me recibirá sano y salvo...
   C. P. Kavafis. Comerciante alejandrino
  
   El Faro no solo orientaba a los navegantes en la oscuridad de la noche, sino también durante las horas diurnas, mediante el procedimiento de generar una gran columna de humo que pudiera ser avistada a gran distancia. Se dice que en días de niebla se emitían desde el faro señales sonoras, utilizando para ello unas figuras instaladas en lo alto del faro a modo de acróteras que representaban tritones músicos soplando bocinas. 
   El Faro de Alejandría todavía estaba en pie en el siglo XII. Pero en 1303 y 1323 la isla de Pharos sufrió fuertes terremotos que ocasionaron el derrumbamiento de la torre. En 1477 el sultán Qaytbay construyó un fuerte y una mezquita sobre las ruinas, reutilizando parte de sus materiales. Aunque usurpa el emplazamiento del Faro, suscitándonos sentimientos de añoranza por la maravilla perdida, hay que reconocer que el fuerte de Qaytbay (1468-1496, sultán mameluco cuyo mausoleo se puede admirar en El Cairo, ver foto) no solo supone una ilustrativa muestra de los sistemas defensivos árabes de la época, sino que es también en sí misma una sobresaliente obra de arquitectura (foto06).
   Otros restos del Faro fueron a parar al fondo del mar, y han sido detectados por buceadores especializados en arqueología submarina. Se han inventariado así bajo el agua enormes bloques tallados en forma prismática que muy bien podrían haber sido sillares de la plataforma base del faro, y fustes cilíndricos de columnas que formarían parte de un pórtico columnado. Y se han rescatado esfinges de granito y fragmentos de una estatua de Isis Faria.
Alejandria   El concepto de Isis como diosa de la navegación tuvo su origen en Alejandría. Cuando la ciudad se convirtió en un poderoso puerto comercial, la divinidad adoptó una nueva faceta como protectora de los navegantes: Isis Faria. Su templo, asociado a la torre-guía, se levantaba en la misma isla de Pharos. La figura de Isis Faria aparece en numerosas monedas acuñadas en la ceca de Alejandría, que son exhibidas en el Museo Greco-Romano. Está representada sosteniendo una vela de barco inflada por el viento, y ante ella se levanta la torre del Faro. En las monedas mejor conservadas se aprecian los detalles arquitectónicos del famoso monumento, emblema de la ciudad, que, aunque algo deformados por condicionantes de composición, permiten hacernos una idea bastante cabal del aspecto que presentaría ese Faro que maravilló a los viajeros de la antigüedad.
  
   Sí, el faro, elevándose en todo su esplendor desde la maciza base cuadrada, con las habitaciones de servicios y las rampas de subida de la leña, hasta la dorada estatua de Poseidón en el remate, a casi trescientos codos sobre el mar.
   José Luis Sampedro. La vieja sirena

   Sabemos así que el Faro estaba compuesto de tres niveles claramente diferenciados. El nivel de base era una enorme mole cuadrada de gran altura, el nivel intermedio era de planta octogonal y el nivel superior era cilíndrico. En las monedas se distinguen además las figuras de los tritones músicos antes mencionados y se ve que la torre estaba rematada por la estatua de una deidad, probablemente de Poseidón, dios de los mares. Aunque no se sabe a ciencia cierta, es muy factible que en el interior de la torre se hubiera habilitado una rampa de ascenso y descenso, con el fin de que las bestias de carga pudieran acarrear hasta la cima la leña que alimentaba el fuego perpetuo con el que el Faro daba su luz.
   Examinemos ahora un vestigio arquitectónico que parece corroborar los anteriores datos. Se halla en la costa mediterránea, a 50 km al oeste de Alejandría, en un lugar llamado Abusir.
   Abusir es el nombre actual del sitio donde antaño se levantaba Taposiris Magna, una importante ciudad egipcia de la época grecorromana, de la que sobreviven aún en pie los dos cuerpos del pilono oriental del gran templo dedicado a Osiris: fue erigido durante el imperio romano, pero es evidente que su arquitectura nada tiene de clásica, sino que responde al modelo constructivo de los templos del Egipto faraónico (foto26).
   En la cima de una pequeña colina desde la que se avista el mar, se levanta solitaria una torre de piedra de la época romana, que bien pudo ser un faro (foto07). Si el desaparecido Faro de Alejandría fue el padre de todos los faros, el de Abusir podría calificarse como uno de sus hijos pequeños. La torre de Abusir está articulada en tres pisos: la base es de planta cuadrada, el cuerpo medio es octogonal y la torre superior es cilíndrica. Este esquema estructural no solo coincide con el perfil del faro que aparece en las monedas alejandrinas, sino que se ajusta a las descripciones que hacen del Faro de Alejandría los escritores clásicos que lo vieron.
   Algunos investigadores sostienen que los minaretes musulmanes de las mezquitas medievales egipcias copiaron la forma del Faro de Alejandría. Efectivamente, podemos comprobar que muchos de estos minaretes (ver foto del complejo de Qalaun en El Cairo), aunque muy estilizados y profusamente decorados de arabescos, repiten en esencia el esquema arquitectónico del Faro: cuerpo bajo cuadrado, cuerpo medio octogonal y cuerpo superior circular.

 

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FotoCD115
   
Alejandría
El faro que perdió su luz

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