Exposiciones fotográficas

Portugal, patrimonio mundial

El legado de Portugal a la humanidad

 

   El fin de un viaje es sólo el inicio de otro. Hay que ver lo que no se ha visto, ver otra vez lo que ya se vio, ver en primavera lo que se había visto en verano, ver de día lo que se vio de noche, con el sol lo que antes se vio bajo la lluvia, ver la siembra verdeante, el fruto maduro, la piedra que ha cambiado de lugar, la sombra que aquí no estaba. Hay que volver a los pasos ya dados, para repetirlos y para trazar caminos nuevos a su lado. Hay que comenzar de nuevo el viaje. Siempre. El viajero vuelve al camino.
   José Saramago. Viaje a Portugal

 

   Pese a su relativamente reducido territorio, Portugal es uno de los países de Europa poseedores de una mayor concentración de lugares histórico-artísticos y parajes naturales que han merecido ser declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
   Celtas, romanos, visigodos, musulmanes y cristianos dejaron allí una profunda impronta, que se manifiesta en un conjunto inigualable de obras maestras de la arquitectura, escultura y pintura, dotadas de un marcado sabor propio y una gran originalidad.

 

Évora
Evora 
   Capital del distrito de Évora y de la provincia de Alto Alentejo, en el centro-sur de Portugal, la ciudad de Évora se levanta sobre una colina en un fértil valle rodeado de lomas, al sudoeste de Lisboa.
   Esta ciudad-museo, cuyas raíces se remontan a tiempos de los celtas, alcanzó su edad de oro en el siglo XV, cuando se convirtió en residencia de los reyes de Portugal.
   Su nombre latino original era Ebora. Bajo el dominio romano fue un destacado centro agrícola en cuyos campos se cultivaba trigo. En 80-72 a C fue cuartel general del comandante Quinto Sertorio, y durante mucho tiempo permaneció como un importante bastión militar romano. Más tarde fue llamada Liberalitas Julia debido a ciertos privilegios municipales concedidos por Julio César.
   Durante el periodo visigodo, la ciudad cristiana ocupaba el recinto protegido por la muralla romana, que fue reconstruida. Hacia 712 Évora fue conquistada por los moros que invadieron la Península Ibérica, que la redenominaron Jabura. De esa época subsisten una puerta fortificada y restos de la antigua kasba. Évora fue reconquistada por los cristianos en 1166. Su obispado, fundado en el siglo V, fue elevado a arzobispado en el siglo XVI, cuando Évora era a menudo residencia de la corte de los reyes de Portugal. Entre 1663 y 1665 estuvo bajo el dominio español. En 1832 Dom Miguel, pretendiente al trono portugués, se refugió en Évora en su retirada frente a las fuerzas de Dom Pedro I. Allí se firmó la Convención de Évora, por la cual fue desterrado.
   De la época romana de Évora subsiste parcialmente el pequeño templo romano de Diana, que eleva parte de su peristilo sobre un podio en una plaza del centro (fotos 002, 003 y 004). Fue construido en el siglo II d C, con columnas acanaladas de granito y capiteles corintios de mármol de Estremoz. En el museo regional se conservan numerosas piezas de origen romano.
Evora   Quedan en Évora numerosos monumentos del periodo medieval, el más renombrado de los cuales es la catedral, un edificio originalmente románico (1186-1204), restaurado en estilo gótico hacia 1400 (fotos 005 y 006). La iglesia real y convento de São Francisco (1507-25), no lejos del palacio real del mismo nombre, es un buen ejemplo de la mezcla de arquitectura gótica flamígera con la morisca en el estilo conocido como manuelino. Cuando la Universidad del Espíritu Santo (cuyas enseñanzas impartía la Compañía de Jesús) fue fundada en 1553, Évora creció hasta ser la segunda ciudad de Portugal. Sin embargo, la universidad entró en rápida decadencia cuando el marqués de Pombal expulsó a los jesuítas en 1759, aunque el edificio todavía alberga escuelas.
   La tipología urbana de Évora está marcadamente definida por las casas encaladas de blanco con azulejos y balcones de hierro forjado, que datan de los siglos XVI-XVIII (foto008). El siglo XVI fue una época de grandiosas obras de planificación urbana y de gran influencia intelectual y religiosa. La configuración medieval de su tejido urbano se manifiesta en sus calles estrechas que van creciendo concéntricamente, perfectamente adaptadas al clima y al terreno. Los monumentos del centro histórico de Évora tuvieron una profunda influencia en la arquitectura portuguesa de Brasil. Évora resistió casi intacta el gran terremoto de 1755, que destruyó muchas ciudades portuguesas, entre ellas Lisboa.
   La ciudad de Évora tiene poca actividad industrial, siendo principalmente un centro de comercio agrícola, aunque existen manufacturas textiles y de fundición de hierro. En una fértil región extremeña donde abundan los alcornoques, hay también minas de hierro, cobre y amianto, así como canteras de mármol.
   El centro histórico de Évora fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986.
   (Fuente: Unesco. El Patrimonio Mundial)

Megalitismo en Évora
   En las comarcas al oeste de Évora se puede ver un buen número de monumentos megalíticos, formados por dólmenes (llamados aquí 'antas'), menhires y cromlechs, coincidentes con el establecimiento y desarrollo de comunidades neolíticas (VI - IV milenio a C) en esta zona del Alentejo, un corredor geográfico entre los concejos de Montemor-o-Novo, Évora y Reguengos de Monsaraz. En la foto001, el cromlech de Almendres.

 





Coimbra
  
   Coimbra, Coimbra, tierra de encanto, ciudad bautizada por las lágrimas de Inés, vivero de la poesía de un pueblo que vive por el amor y por el amor muere. Coimbra posada como una paloma junto al Mondego, ¡qué remanso en la corriente!
   Miguel de Unamuno
  
   Las apretadas casas del casco histórico de Coimbra –capital del distrito de Coimbra y de la provincia de Beira Litoral, centro-norte de Portugal– se encaraman por las colinas de la orilla septentrional del río Mondego (foto015).
   Una inscripción latina del siglo IV d C identifica a Coimbra con Aeminium, mientras el término de Condeixa, a 13 km, era la antigua ciudad romana de Conimbriga. Aeminium fue durante más de un siglo una plaza fuerte de los musulmanes, pero en 878 fue recapturada por Alfonso III de Asturias y León y poblada por gallegos venidos del norte. Cuando la sede episcopal de Conimbriga fue trasladada a este lugar, el obispo mantuvo el antiguo nombre y Aeminium fue desde entonces conocida como Coimbra. Cuando Abderramán I instauró la dinastía omeya en Córdoba, Coimbra fue uno de los focos de resistencia en el oeste, por lo que el emir entabló alianzas con los bereberes tanto de esta ciudad como de Mérida. Capturada por Fernando I de Castilla en 1064, por más de un siglo fue la base de la reconquista de Portugal del dominio morisco.
Coimbra   De 1139 a 1260, Coimbra fue la capital de Portugal (hasta que fue reemplazada por Lisboa) y allí nacieron seis de los reyes medievales portugueses.
   La universidad más antigua de Portugal, fundada en Lisboa en 1290, finalmente se estableció en Coimbra en 1537. Situada sobre una colina que domina la ciudad, la Universidad de Coimbra con sus colegios creció y evolucionó durante siglos en el casco urbano antiguo. Su capilla tiene un portal soberbiamente tallado y su biblioteca Joanina, ricamente decorada en el periodo barroco, conserva un millón de volúmenes y 3.000 manuscritos, entre ellos una primera edición del poema de Camões Os Lusiadas (1572). Los edificios notables de la universidad incluyen la catedral de Santa Cruz, del siglo XII, numerosos colegios del siglo XVI, el Palacio Real de Alcáçova, que ha albergado la universidad desde 1537, el Jardín Botánico del siglo XVIII y la Imprenta Universitaria. La extensa 'ciudad universitaria' fue creada en la década de 1940-50.
   Los edificios de la Universidad de Coimbra fueron modelo de referencia en el desarrollo de otras instituciones de enseñanza superior en los países de habla portuguesa. Coimbra ofrece un destacado ejemplo de la integración de la universidad en una ciudad de tipología urbana muy específica, conservadora de tradiciones culturales y ceremonias universitarias que se han mantenido vivas a lo largo de los siglos. La Universidad de Coimbra fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2013.
   Entre otros edificios notables de Coimbra están la vieja catedral románica, construida en 1170 (foto017), la iglesia románica de San Salvador (s XII), la nueva catedral (comernzada en 1598), el museo Machado de Castro en el antiguo palacio episcopal, la iglesia de Santa Cruz (gótico-renacentista) y el acueducto de São Sebastião (reconstruido en en siglo XVI sobre bases romanas).
   Al otro lado del río Mondego, conectado con Coimbra por un puente de piedra, se levanta el barrio de Santa Clara, con los conventos de Santa Clara (de los siglos XIII y XVII), donde se supone que Inês de Castro, amante del rey Pedro I, fue asesinada.
   Las principales industrias de Coimbra producen cerámica, tejidos, vino, cerveza, papel y cuero. En sus campos se cultivan cereales, olivos, arroz y frutas.
   (Fuente: Unesco. El Patrimonio Mundial)


Las ruinas romanas de Conimbriga
  
   El topónimo de Coimbra deriva de Conimbriga, nombre de un antiguo asentamiento a 13 km al sudoeste de la ciudad.
   Conimbriga fue en origen un poblado prerromano de finales del II milenio a C, que más tarde se convirtió en una importante ciudad romana, luego visigoda. Hoy no es sino un vasto yacimiento de ruinas, solo en parte (un 15% de su superficie) excavado por la arqueología.
Conimbriga   El casco urbano de Conimbriga se asentaba sobre una planicie delimitada por la profunda garganta del río Mouros. Alcanzó su máxima extensión en el siglo I d C, como puede deducirse por los lienzos conservados de la muralla alto-imperial. En la época flavio-trajana la ciudad experimentó una importante remodelación.
   A finales del siglo III, la inestabilidad interna del Imperio Romano obligó a una reducción significativa del perímetro de la ciudad, demoliéndose edificios como el anfiteatro o la Casa de los Surtidores para utilizarlos como cantera de una nueva muralla defensiva, de la que aún siguen en pie imponentes lienzos de cerca de 6 m de altura y 3 m de espesor, provistos de accesos, escaleras y camino de ronda.
   El Foro de Conimbriga, aunque muy arruinado, es uno de los mejores ejemplos del modelo adoptado a partir de mediados del siglo I d C por muchas de las ciudades romanas del Imperio: un santuario de culto imperial en el centro de la urbe. Desde la muerte de Augusto (14 d C) los emperadores intentaron asegurar su permanencia en el poder asumiendo una condición divina. Esto se manifestó en Conimbriga con la construcción en el antiguo foro cívico (una gran plaza rectangular) de un grandioso templo dedicado al culto del emperador, enmarcado de pórticos monumentales con alturas diferentes. En la plaza se acumulaban los monumentos honoríficos a los próceres de la ciudad, que se han perdido casi en su totalidad. Debajo del foro y en otros puntos del centro urbano subsisten los restos de algunos grupos de casas pertenecientes a la época indígena prerromana de Conimbriga, de trazado muy irregular.
   La Casa de los Surtidores es, desde su descubrimiento en 1939, uno de los edificios emblemáticos de Conimbriga. Se trata de una gran residencia aristocrática del siglo II d C, cuyo principal patio porticado estaba provisto de un estanque con juegos de agua ajardinados (foto019). Las estancias circundantes están pavimentadas con lujosos mosaicos de motivos geométricos, vegetales y figurativos: escenas de caza, imágenes de Dioniso, Perseo con la cabeza de Medusa, el Minotauro en el laberinto (foto020), Belorofonte y la Quimera... Componen en conjunto una de las mejores colecciones de mosaicos de Lusitania. La casa fue demolida para la construcción de la muralla bajo-imperial, que se sobrepuso a ella en parte.
Conimbriga   Lo mismo ocurrió con otras suntuosas residencias y un edificio comercial con tiendas que se levantaban al sur de la principal calzada de acceso a la ciudad: fueron derruidos y sus ruinas quedaron parcialmente extramuros. Una de las viviendas es conocida como la Casa de la Cruz Gamada, debido a sus mosaicos con repetidos dibujos de esvásticas (foto022) pavimentando las estancias articuladas en torno a un patio central con peristilo. Parecida estructura tiene la Casa de los Esqueletos, así llamada por la necrópolis que se instaló allí posteriormente. Observemos que en las casas de Conimbriga las columnas eran de ladrillo, que en su tiempo estaría estucado y enlucido.
Conimbriga   En esta zona había unas termas de dos plantas con un caldarium reservado a las mujeres.
   Ya intramuros destaca por su gran extensión la Casa de Cantaber, exponente máximo de la arquitectura civil de Conimbriga en su periodo de esplendor, construida en la época flavia (69-98 d C). La atribución de la casa a un propietario específico no corresponde, sin embargo, a esta época, sino a una fecha más tardía. Se sabe que en 468 un gran aristócrata imperial, llamado Cantaber, fue víctima del saqueo de los suevos, y en esa época esta casa era la única gran residencia aún en uso, pero no se han hallado evidencias definitivas de que aquél fuera el propietario. La casa ocupa toda una insula o manzana articulándose a uno y otro lado de un eje longitudinal entrada/peristilo/triclinio/jardín, con cuatro peristilos laterales para proporcionar aire y luz a las restantes estancias.
   De las viviendas excavadas en Conimbriga, la Insula del Acueducto es la más antigua construida con técnicas arquitectónicas típicamente romanas: hiladas de piedra, argamasa de cal, tejados de teja y sistema de cloacas.
   Las Termas del Acueducto habían sido en origen un edificio termal mucho más extenso que fue demolido y remodelado en menores dimensiones tras la construcción de la muralla bajo-imperial. Entre sus ruinas se distingue la parte central dedicada a los baños, la gran piscina de agua fría y el frigidarium, adosados al muro del acueducto y precediendo las pequeñas estancias absidiadas del tepidarium y el caldarium.
    Las Termas del Sur constituyen un gran edificio de estructura tripartita, con dos zonas abiertas al aire libre en los extremos y una cerrada en la parte central dedicada más específicamente a los baños. En la zona de entrada se abre en el suelo una gran piscina de agua fría, y de allí se accedía a la zona cubierta donde se sucedían las salas frías, templadas y calientes. La principal sección de las termas era la palestra, un gran patio rectangular enmarcado por una arquitectura monumental, al que se accedía por una escalinata y que permitía contemplar el paisaje del otro lado del río.
   Apenas quedan unos míseros restos, hoy escondidos en un barrio moderno del vecino pueblo de Condeixa, de lo que fue un gran Anfiteatro donde se celebraban espectáculos. Tenía una planta elíptica de 60 x 90 m. En el eje mayor se abrían entradas de acceso directo a la arena. En el eje menor existían entradas monumentales que conducían a las filas superiores del graderío (summa cavea), accesibles desde la misma ciudad. El anfiteatro fue demolido a fines del siglo III o comienzos del IV para aprovechar sus sillares como materia prima para la muralla.
   Entre las ruinas de Conimbriga, cerca de la Casa de Cantaber, sobreviven también los restos de una basílica paleocristiana, donde se distinguen el baptisterio, la nave, el diácono y la capilla mayor de planta cruciforme. A su alrededor hay un cementerio cuyo uso se prolongó hasta el siglo XII. Conimbriga había sido sede episcopal en los siglos VI y VII.
   El Museo de Conimbriga alberga una valiosa colección de piezas extraídas en las excavaciones del yacimiento, distribuidas en salas temáticas sobre arquitectura pública, arquitectura doméstica, la religión y la vida cotidiana. Las casi diez mil monedas halladas han ayudado a establecer con cierta precisión la cronología de las distintas fases urbanísticas de la ciudad.
   Además de los objetos, artefactos y obras de arte de la época romana, podemos contemplar en el museo algunas piezas del periodo visigótico de Conimbriga (siglos VI-VII), procedentes de la basílica paleocristiana, el foro y las termas. La escultura decorativa aplicada a la arquitectura de esta época se redujo mucho en sus temas, y la técnicas utilizadas fueron más rudimentarias. Impera el motivo de la hoja de vid y del racimo de uvas (con referencias eucarísticas) y algunos motivos geométricos como el de los círculos secantes.
   (Fuente: Ministerio de Cultura de Portugal)



Alcobaça
Alcobaça  
   Ciudad del distrito de Leiria, provincia de Extremadura, en el Portugal central, Alcobaça está situada en la confluencia de los ríos Alcoa y Baça, de donde deriva su topónimo. La economía de la región se basa en los cultivos frutales (iniciados en el siglo XII por los monjes), la industria textil y la cerámica.
   Alcobaça es notable por su Mosteiro de Santa Maria, un monasterio cisterciense fundado en 1152 por el rey Alfonso I, como un voto de acción de gracias por la reconquista de Santarém de la dominación musulmana. Su fundación está estrechamente relacionada con los comienzos de la monarquía portuguesa. Cuando Afonso Henriques fue proclamado rey Alfonso I en 1139 sustentó sus fuerzas sobre las órdenes religiosas para su política de reconquista. Alcobaça fue donada a los cistercienses en reconocimiento a su apoyo en la conquista de Santarém y con la intención de que colonizaran y trabajaran las tierras circundantes.
   Por sus dimensiones, la pureza de su estilo arquitectónico gótico temprano (foto027), la belleza de los materiales empleados (predomina una caliza fina de color marfil) y el refinamiento con que han sido trabajados, se puede considerar el Monasterio de Santa Maria de Alcobaça como el máximo logro del arte gótico cisterciense en Portugal.
   En el siglo XIII, mientras la iglesia del monasterio, diseñada igual a la de la Abadía Pontigny en Borgoña, y los magníficos edificios de dependencias monásticas estaban todavía en proceso de construcción, la influencia política e intelectual del monasterio se había ya expandido por toda la parte occidental de la Península Ibérica. Durante el resto de la Edad Media Alcobaça rivalizó con las más grandes abadías europeas en tamaño y riqueza. Era la escuela monástica más importante del reino, un centro de estudio de doctrina religiosa que alojaba una nutrida congregación de estudiantes acaudalados. Algunas secciones de su biblioteca se conservan hoy en las bibliotecas públicas de Lisboa y Braga.
   En este complejo monumental son particularmente notables la sacristía manuelina del infante Dom Afonso, nombrado abad de Alcobaça en 1505, el dormitorio de los monjes (foto033), la cocina, el refectorio (foto032), la fachada barroca de la iglesia (foto026), la Sala de los Reyes, y el Claustro del Silencio, de dos pisos (foto034), construido entre 1308 y 1311, durante el reinado del rey Dinis. Obsérvense las curiosas gárgolas que desaguan en el claustro: varias tienen forma de cerdo (foto036) y una trata de reproducir un rinoceronte (foto037), animal exótico casi desconocido en Europa en aquella época.
   En el transepto de la iglesia se custodian los célebres sepulcros de Inês de Castro y Dom Pedro I. El rey don Pedro encargó las tumbas gemelas tras el dramático asesinato de su consorte por orden del rey Alfonso IV (episodio que inspiraría siglos más tarde al poeta Camões y al escritor Vélez de Guevara). Las estatuas yacentes de los difuntos, sobre la tapa del sarcófago, están custodiadas por ángeles (foto031). El sepulcro de Inês de Castro se apoya sobre figuras de perros con cabezas humanas, que se supone son los asesinos de la reina (foto029). La calidad estilística de los ornamentos escultóricos es de extremado refinamiento, lo que no impidió que las tumbas fueran mutiladas por las tropas de Napoleón practicando sendos 'butrones' para su expolio (foto030).
   El Monasterio de Santa Maria de Alcobaça fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1989.
   (Fuente: Unesco. El Patrimonio Mundial)




Batalha
   
   Ciudad del distrito de Leiria, provincia de Beira Litoral, en el Portugal centro-occidental.
   La ciudad está construida en torno a la gran abadía dominicana de Santa Maria da Vitória, más escuetamente conocida como Batalha, cuyas torres y pináculos sobresalen por encima de los tejados del casco urbano.
Batalha   La abadía fue erigida en conmemoración de la victoria (1385) de los portugueses al mando de João I de Portugal sobre las tropas castellanas de Juan I de Castilla en la batalla de Aljubarrota (una llanura a 14 km al sudoeste de la ciudad), victoria que consolidó la independencia del reino portugués. El monasterio de Batalha representa, por tanto, la plasmación arquitectónica de un acontecimiento histórico. Fue el mayor proyecto constructivo de la monarquía de Portugal por los dos siglos siguientes, que desarrolló un estilo gótico nacional de gran originalidad, profundamente influenciado por el arte manuelino.
   El proyecto original del arquitecto portugués Afonso Domingues solo comprendía la iglesia, el Claustro Real y la Capilla del Fundador.
   El perfil de la fachada, reforzada por arbotantes, bordeada de balaustradas y erizada de gráciles pináculos, no puede ser más gótico (foto038). En medio se abre un pórtico cuyas numerosas figuras se asemejan en estilo a la escultura gótica de Borgoña. Encima se abre una gran ventana con tracerías propias del gótico flamígero (foto040). A la derecha, rompiendo la simetría de la fachada, se levanta la Capilla del Fundador (foto039), un panteón de planta cuadrada y cúpula octogonal que alberga entre otras las tumbas del victorioso João I, de su reina consorte Filipa de Lancaster y de Enrique el Navegante.
   La nave de la iglesia tiene 80 m de longitud, 22 m de anchura y 32 m de altura y está cubierta con una bóveda de crucería nervada (foto044).
   El Claustro Real, de 55 x 50 m, combina en su diseño los estilos gótico y manuelino (fotos 047 y siguientes). En su ángulo sudoeste se eleva el campanario de la Cigüeña. En la Sala Capitular, ojival, destacan unas vidrieras del año 1508 que adornan su única ventana.
   Las Capelas Imperfeitas (Capillas Incompletas) figuran entre los mejores ejemplos de la arquitectura manuelina, que floreció en el siglo XVI (foto043). Se tratan en realidad de las capillas que rodean a un enorme mausoleo octogonal, que, a pesar de estar a cielo abierto, a juzgar por los arranques de bóvedas iba a sostener una inmensa cúpula semiesférica. Fueron comenzadas a construir en 1435 por el rey Duarte, según planos de Dugueti, pero al morir el rey en 1438 las obras quedaron inacabadas. En 1509 Don Manuel hizo construir un vestíbulo y levantar una portada monumental de 15 m de alto por 7,5 m de ancho, atribuida a Mateo Fernández el Viejo, que se inspiró en la decoración arquitectónica morisca (foto058).
   El terremoto de 1755 produjo serios daños en la abadía. Las tropas napoleónicas la saquearon en 1810. Fue secularizada en 1834 y poco a poco restaurada. En 1983 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
   (Fuente: Unesco. El Patrimonio Mundial)



Tomar
  
   Ciudad del distrito de Santarém, en la provincia de Ribatejo, Portugal central. Bañada por el río Nabao, un tributario del Zêzere, Tomar es un centro de comercio agrícola (aceite de oliva, vino, frutas y verduras) y posee también industria maderera.
Tomar   Originalmente planeado como un monumento para simbolizar la Reconquista, el Convento de Cristo llegó a simbolizar durante el periodo manuelino justamente lo opuesto: la apertura de Portugal a otras civilizaciones. El origen de este conjunto monástico se remonta a la llegada, a mediados del siglo XII, de algunos miembros de la orden de los templarios. Éstos construyeron un castillo en lo alto de una colina, a cuya sombra creció la ciudad. La orden de los templarios, abolida por el papa y por el rey francés Felipe el Hermoso en 1307, desapareció de Portugal durante el reinado de Don Dinis, para reaparecer en 1320 bajo el nombre de la Orden de Cristo. Esta orden monástico-militar desempeñó un importante papel económico, político y religioso en los viajes de descubrimiento de los portugueses. Sus caballeros fueron especialmente favorecidos por los infantes Don Enrique (1394-1460) y Don Manuel I (1469-1521).
   El Oratorio de los Templarios, edificado en planta centralizada de finales del siglo XII, funcionó como núcleo arquitectónico inicial del convento. Su exterior posee características de la arquitectura militar romana (foto062). Su interior tiene una planta de doble polígono octogonal, con un pasillo circunvalatorio entre medio, una tipología estructural que aparece en diversas iglesias templarias de la península ibérica como una reminiscencia del Santo Sepulcro de Jerusalén (foto065). Muros, pilares y columnas están exuberantemente decorados con pinturas murales y ornamentos escultóricos góticos, renacentistas y barrocos (foto066).
   Durante el reinado de Don Manuel I, el Oratorio fue cercenado por la parte oeste, suprimiendo dos paredes del polígono externo para acomodar el presbiterio de una iglesia de amplia nave (foto067), atribuida al arquitecto Diego de Arruda.
   Al nordeste del Oratorio se abren dos claustros. El más próximo, el del Cementerio, es, con sus azulejos mudéjares, uno de los más bellos del gótico portugués. El otro, el del Lavatorio, construido a dos niveles, es una de las primeras obras de arquitectura renacentista en Portugal, de fuerte influencia italiana (foto067). Ambos pertenecen a la época del infante Don Enrique.
Tomar   Mención especial merece la denominada 'Ventana Oeste' de la iglesia, de un exuberante estilo manuelino (foto068), así como la sacristía, los grandes arbotantes y el pórtico. Es curiosa la decoración externa de las torretas angulares de la iglesia, que parecen ceñidas por un gran cinturón de piedra, con su correspondiente hebilla (foto069). Las restantes instalaciones del convento (dormitorios, cocina, refectorio y bodega) pertenecen a la arquitectura joanina y se atribuyen en su mayor parte al arquitecto Juan de Castilho.
  
   Tomar era el castillo donde se habían refugiado los templarios portugueses después de que la benevolencia del rey y del papa les salvara del proceso y de la ruina, al transformarles en orden de los Caballeros de Cristo.
   (...)
   Los Caballeros de Cristo prosperaron durante siglos en aquel lugar: según la tradición, tanto Enrique el Navegante como Cristóbal Colón pertenecieron a la Orden, y de hecho los caballeros se habían lanzado a la conquista de los mares, para gloria de Portugal. La larga y feliz existencia de que gozaron allí, hizo que el castillo fuera reconstruido y ampliado a lo largo de los siglos, de manera que a la parte medieval vinieron a añadirse las alas renacentista y barroca. Me emocioné al entrar en la iglesia de los templarios, con su rotonda octogonal que reproduce la del Santo Sepulcro.
   (...)
   ...la ventana manuelina, la janela por excelencia, un encaje, un collage de hallazgos marinos y submarinos, algas, conchas, anclas, amarras y cadenas, en homenaje a las aventuras de los caballeros en los océanos. Pero a ambos lados de la ventana, constriñendo como un cinto a las dos torres que la encuadraban, estaban esculpidas las enseñas de la Jarretera. ¿Qué hacía ese símbolo de una orden inglesa en un monasterio fortificado portugués?
   Umberto Eco. El péndulo de Foucault
  
   La integración de las órdenes monástico-militares en la Corona portuguesa, realizada por Don Juan II, marcó el comienzo de la decadencia del convento de Tomar, aunque consiguió sobrevivir hasta la expulsión de las órdenes religiosas de Portugal en 1834. El Convento de Cristo en Tomar fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983.
   La ciudad de Tomar conserva también notables ejemplos de arquitectura portuguesa de los siglos XII al XVII, incluyendo las ruinas del castillo de los Caballeros Templarios; la iglesia de São João Baptista, del siglo XV, construida bajo el rey Manuel I en estilo manuelino, con una hermosa portada gótico-flamígera; y la iglesia renacentista de Nossa Senhora da Conceiçao (1579). El palacio arruinado de Enrique el Navegante fue reconstruido en el siglo XVI.
   (Fuente: Unesco. El Patrimonio Mundial)



Guimaraes
Guimaraes  
   Ciudad del distrito de Braga, en la provincia de Minho, al noroeste de Portugal, enclavada a los pies de la Serra de Santa Catarina, justo al sudeste de la ciudad de Braga. Guimaraes es un centro industrial que fabrica productos de lana y lino, objetos de orfebrería y cuberterías.
   La ciudad histórica de Guimaraes está asociada con el surgimiento en el siglo XII de la identidad nacional portuguesa. Un auténtico ejemplo de la evolución y transformación de un asentamiento medieval en una ciudad moderna (foto073), la rica tipología constructiva de su casco antiguo ilustra sobre el desarrollo de la arquitectura portuguesa del siglo XV al XIX, basada en un empleo consistente de materiales y técnicas de construcción tradicionales.
   Fundada en el siglo IV d C, Guimaraes se convirtió en el siglo XII en la primera capital de Portugal. Su casco histórico, muy bien conservado, incluye entre sus monumentos el castillo del siglo X donde nació Alfonso I, el primer rey de Portugal, levantado sobre una colina que domina la ciudad; la iglesia románica de Nossa Senhora da Oliveira (reconstruida en 1387-1400); el monasterio e iglesia de São Francisco, del siglo XIV, con un claustro del XV; y el convento dominicano que hoy alberga el museo de antigüedades. El centro histórico de Guimaraes fue declarado patrimonio mundial por la Unesco en 2001.
   (Fuente: Unesco. El Patrimonio Mundial)



Belem
  
    A 6 km del centro de Lisboa, en la desembocadura del río Tajo, se halla la localidad de Belem, el punto más occidental de la Península Ibérica y por tanto de toda Europa. Más allá la tierra se acaba y empieza el océano. Una antigua torre vigila la boca del amplio estuario del río. Desde aquí zarpaban las carabelas portuguesas hacia nuevas rutas y nuevos mundos, al igual que las españolas partían de la desembocadura del Guadalquivir.
Belem   El Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belem constituyen los más importantes monumentos arquitectónicos de Lisboa, y una de las cumbres del llamado arte manuelino, un estilo artístico a caballo entre la Edad Media y el Renacimiento que se dio en Portugal bajo el reino del poderoso Manuel I, precisamente en la Era de los Descubrimientos.
   El estilo manuelino, que coincide con la época de las exploraciones de nuevos continentes y nuevas rutas marítimas por parte de los europeos (con los portugueses a la cabeza), se caracteriza por su abigarrada decoración combinatoria de productos de la naturaleza como conchas, corales, algas, flores, hojas y frutas, así como cordajes y otros objetos del mundo de la navegación. Estos elementos se entrelazan entre sí con gran fantasía cubriendo de finos relieves las columnas, balaustradas, arcos y ventanales de los edificios.
  
Monasterio de los Jerónimos
   El monasterio de Santa María de Belem, de la orden de los Jerónimos, se levanta cerca de la orilla del río. El edificio está considerado como la obra cumbre del arte manuelino.
   En su origen no era sino una capilla fundada por el infante Don Enrique, que estaba situada frente a la actual entrada principal de la iglesia. Las obras dieron comienzo en 1502, en tiempos del rey Don Manuel, y no concluyeron hasta final de siglo. El primer arquitecto, de origen francés, fue Boytac (o Boitaca), y los sucesivos arquitectos fueron pasando sin rupturas aparentes del gótico al renacimiento, y de éste al barroco.
   Tanto la iglesia como el claustro principal fueron construidos en una piedra caliza muy fina de color marfil, procedente de las canteras de Alcántara.
   La fachada sur, obra maestra de Boytac y Castilho, está abarrotada de estatuas que trepan por pináculos y contrafuertes, en una composición coronada por un dosel con la Cruz de los Caballeros de Cristo. La fachada oeste muestra un programa escultórico de gran complejidad. A uno y otro lado del arco, en medio de una profusión de detalles góticos flamígeros, destacan las estatuas del rey Don Manuel y su esposa Doña María (1517), primera obra de Chanterene en Portugal.
   La nave de la iglesia tiene una longitud de 92 m y un anchura de 25 m, y se subdivide en tres naves de igual altura, delimitadas por delgadas columnas octogonales de prolija decoración renacentista. La bóveda del crucero se sostiene a 25 m de altura sobre dos pilares: su atrevida y aérea construcción, de gran esbeltez y amplia luz, se debe a Castilho (1522).
   En el Monasterio de los Jerónimos de Belem se custodian las tumbas del rey Don Manuel (1572), del explorador Vasco de Gama y del gran hombre de letras Camões.
   El claustro, de planta cuadrada de 55 m de lado, rodeado de dos galerías abovedadas superpuestas, reforzadas por sólidos contrafuertes, es obra de Boytac y Castilho (1517). Por la armonía de sus proporciones, y la delicadeza y profusión de su decoración escultórica, este claustro constituye una obra maestra no sólo del estilo manuelino sino de toda la arquitectura del Renacimiento (fotos 078 y siguientes).
Belem   Junto con la vecina Torre de Belem, con la que forma conjunto, el Monasterio de los Jerónimos fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983.
    
Torre de Belem
   La Torre de Belem, un capricho de la arquitectura renacentista portuguesa con resabios arcaizantes del gótico, fue levantada a orillas del Tajo, para proteger su desembocadura, entre 1515 y 1521.
   Está construida en el mismo estilo preciosista y exuberante, de transición del gótico tardío al Renacimiento, que se dio en Portugal en tiempos del rey Don Manuel y de las exploraciones de ultramar, y que conocemos como estilo manuelino. Y en la misma piedra caliza de color blanco tostado del vecino Monasterio de los Jerónimos.
   Compuesta de cinco pisos, el cuerpo central parece estar ceñido por una gruesa maroma esculpida en relieve sobre los sillares, que rodea la torre por el exterior y queda como amarrada por un nudo (foto084).
   El interior es de un sobrio estilo ojival, aunque con arcos renacentistas de medio punto en las ventanas. Las torretas y almenas que erizan su superestructura le confieren un aire vagamente norteafricano (foto085).
   La Torre de Belem fue edificada, sobre las mismas aguas del Tajo (foto086) a punto de desembocar en el océano Atlántico, para conmemorar la histórica expedición de Vasco de Gama a tierras de Oriente.
   (Fuente: Unesco. El Patrimonio Mundial)



Oporto
Oporto  
   En portugués llamada Porto, esta ciudad, la segunda más grande de Portugal después de Lisboa y la más densamente poblada del país, es capital del distrito de Porto y de la provincia de Douro Litoral, en la costa atlántica norte de Portugal.
   El más importante centro industrial y comercial de la zona norte de Portugal, Oporto es mundialmente famoso por sus vinos 'de Oporto', una denominación de origen de los caldos elaborados en la región vinícola del Alto Duero, paisaje cultural que en 2001 ha sido declarado Patrimonio Mundial por la Unesco. La exportación de los vinos de Oporto comenzó en 1678. En 1703 el gobierno británico acordó con el portugués el Tratado Methuen, por el cual se favoreció la importación de los vinos portugueses en detrimento de los vinos franceses o alemanes, y desde entonces el oporto es ampliamente consumido en Inglaterra. Aparte de la industria vinícola, la población activa de Oporto se dedica a la manufactura de algodón, lana, cuero y seda, la industria de confección textil, cerámica, corcho, tabaco y joyería. La pesca y la industria pesquera son también importantes.
   La ciudad se levanta sobre las colinas que dominan el río Duero cerca de su desembocadura en el Atlántico (foto087). En la orilla sur los almacenes (armazéns) de Villa Nova de Gaia se utilizan para criar y almacenar enormes cantidades de vino de Oporto (foto088).
   Las dos orillas están conectadas por tres puentes. El puente Dom Luis I, de 385 m de longitud, construido en 1881-85 por el ingeniero francés Gustave Eiffel, es una inmensa estructura de hierro sustentada sobre uno de los arcos más grandes de Europa. Al igual que la torre Eiffel ha devenido el monumento más emblemático de París, el puente de Eiffel constituye una de las señas de identidad que caracterizan a Oporto (fotos 091 y siguientes).
   Por el puente Maria Pia (1876) atraviesa a 66 m de altura la vía férrea a Lisboa. El puente de Arrábida, completado en 1962, de 300 m de altura, tiene uno de los arcos más grandes del mundo.
   Oporto era conocido como Portus Cale por los romanos, pero antes había sido ya un floreciente asentamiento en la orilla sur del Duero. Las tribus bárbaras de los alanos fundaron en la orilla norte la ciudad de Castrum Novum. Los visigodos tomaron posesión del lugar en 540, pero lo perdieron en 716 en el transcurso de la invasión musulmana de la Península Ibérica. En 997 los cristianos reconquistaron Oporto, que se convirtió en capital de los condes de Portucalense mientras duró el dominio musulmán en la mitad sur de Portugal. Los musulmanes retomaron efímeramente la ciudad, que pasó de forma definitiva a manos de los cristianos en 1092.
   Oporto es cuna de Enrique el Navegante (1394-1460), durante cuyo reinado se convirtió en un importante puerto marino. Durantte la Guerra Peninsular, las tropas británicas al mano del Duque de Wellington derrotaron a los franceses y tomaron la ciudad en 1809. En 1919 se instauró en Oporto un régimen monárquico que solo duró tres semanas.
Oporto   La catedral románica de Oporto se levantó en el emplazamiento de la antigua ciudadela visigótica. Tiene claustros góticos y amplias reconstrucciones del periodo barroco. La iglesia de São Martinho de Cadofeita pertenece al románico y gótico temprano, es notable por los capiteles curiosamente esculpidos de sus columnas, y ocupa el emplazamiento de una iglesia anterior construida 'precipitadamente' por el rey visigodo Teodomiro en 559 para recibir las reliquias de San Martín de Tours, traídas de Francia. También son notables la Torre dos Clérigos, una torre de granito de 82 m de alto que desde el siglo XVIII sirve de faro de referencia a los marineros (foto096), la basílica de São Francisco (1410) y el convento agustino de Nossa Senhora da Serra do Pilar, que fue secularizado y usado como barracón de artillería. El Museu Nacional de Soares custodia artefactos prehistóricos y romanos, escultura, pintura y numismática.
   Oporto es sede de un obispado y de una universidad fundada en 1911. Está dotado de varios institutos científicos y de una ópera. Su centro histórico fue clasificado como Patrimonio de la Humanidad en 1996.
   (Fuente: Unesco. El Patrimonio Mundial)




Otros lugares de Portugal en el Patrimonio de la Humanidad
  
Lugares de arte rupestre prehistórico en el Valle de Côa
   Los dos sitios de arte rupestre prehistórico del Valle de Côa (Portugal) y de Siega Verde (España) están localizados en las cuencas de los ríos Agueda y Côa, tributarios del río Duero, y testimonian una continua ocupación humana desde finales del periodo Paleolítico. Cientos de paneles grabados con millares de figuras animales (5.000 en Foz Côa y unos 440 en Siega Verde) fueron tallados durante varios milenios, constituyendo el más destacable conjunto al aire libre de arte paleolítico en la Península Ibérica.

Centro de la ciudad de Angra do Heroismo en las islas Azores
   Situada en una de las islas del archipiélago de las Azores, esta era un puerto de paso obligado en las rutas trasatlánticas desde el siglo XV hasta el advenimiento del barco a vapor en el siglo XIX. Las fortificaciones de São Sebastião y São João Baptista, del siglo XVI, son ejemplares únicos de arquitectura militar. Dañada por un terremoto en 1980, Angra ha sido restaurada.

El paisaje cultural de Sintra
   En el siglo XIX Sintra llegó a ser el primer centro de arquitectura romántica en Europa. Fernando II transformó las ruinas de un monasterio en un castillo donde el romanticismo fue desplegado en el uso de elementos góticos, egipcios, moriscos y renacentistas, y en la construcción de un parque que mezclaba especies exóticas de árboles con especies locales. Otras bellas residencias palaciegas, construidas con el mismo criterio en la serra circundante, configuraron una combinación única de parques y jardines que influyó en el desarrollo del paisaje arquitectónico en toda Europa.

Bosques de Laurisilva en la isla de Madeira
   La Laurisilva de Madeira es una destacable reliquia de los primitivos bosques de tipo laurel que cubrían la isla portuguesa de Madeira, y el más extenso bosque de este tipo en el planeta. Este hábitat acoge una simbiosis única de flora y fauna, incluyendo muchas especies endémicas como la paloma torcaz de Madeira.

Paisaje cultural vinícola de la isla de Pico
   Las 987 hectáreas de superficie de la isla volcánica de Pico, la segunda más grande del archipiélago de las Azores, están divididas por una retícula de largos muros lineales separados entre sí que corren hacia el interior de la isla y paralelos a la costa rocosa. Estos muros fueron construidos para proteger miles de pequeños viñedos, rectangulares y contiguos, del viento y el salitre.
   La evidencia de esta actividad vinícola, cuyos orígenes se remontan al siglo XV, se pone de manifiesto en el extraordinario conjunto de campos, en casas y mansiones de principios del siglo XIX, en bodegas de vino, iglesias y puertos. Este paisaje artificial de extraordinaria belleza revela lo que fue una práctica antaño mucho más extendida.

Guarnición fronteriza de Elvas y sus fortificaciones
   El sitio de Elvas, extensamente fortificado entre los siglos XVII y XIX, contiene el mayor sistema de murallas y fosos secos del mundo. Dentro del recinto amurallado hay barracones y otros edificios militares, así como iglesias y monasterios. Aunque Elvas tiene vestigios arqueológicos del siglo X, la construcción de sus fortificaciones comenzó con la independencia de Portugal, en 1640. Diseñadas por el jesuita holandés João Piscásio Cosmander, son el mejor ejemplo todavía existente en el mundo de la escuela holandesa de fortificación. El sitio incluye también el acueducto de Amoreira, construido para que la fortaleza soportara largos asedios sin carecer de agua.
   (Fuente: Unesco. El Patrimonio Mundial)

 

 

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FotoCD135
   
Portugal, patrimonio mundial

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Fotografías: Eneko Pastor, Agustín Gil

   


   

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Lisboa
desde el tranvía 28

  
Lisboa