Exposiciones fotográficas

Lisboa desde el tranvía 28

Ultima parada, Belem

 

   Si desde el centro de Lisboa tomamos un tranvía que nos acerque a la desembocadura del río Tajo, estamos yendo en dirección al punto más occidental de la Península Ibérica y por tanto de toda Europa. Más allá la tierra se acaba y empieza el océano. Hagamos una última parada en Belem, donde una antigua torre vigila la boca del amplio estuario del río. Desde aquí zarpaban las carabelas portuguesas hacia nuevas rutas y nuevos mundos, al igual que las españolas partían de la desembocadura del Guadalquivir.
   El Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belem, a 6 km del centro de Lisboa, constituyen los más importantes monumentos arquitectónicos de la capital, y una de las cumbres del llamado arte manuelino, un estilo artístico a caballo entre la Edad Media y el Renacimiento que se dio en Portugal bajo el reino del poderoso Manuel I, precisamente en la Era de los Descubrimientos.
   El estilo manuelino, que coincide con la época de las exploraciones de nuevos continentes y nuevas rutas marítimas por parte de los europeos (con los portugueses a la cabeza), se caracteriza por su abigarrada decoración combinatoria de productos de la naturaleza como conchas, corales, algas, flores, hojas y frutas, así como cordajes y otros objetos del mundo de la navegación. Estos elementos se entrelazan entre sí con gran fantasía cubriendo de finos relieves las columnas, balaustradas, arcos y ventanales de los edificios.
  

  
Belem. Monasterio de los Jeronimos     
Monasterio de los Jerónimos
  
   El monasterio de Santa María de Belem, de la orden de los Jerónimos, se levanta en Belem, pequeña ciudad en los arrabales de Lisboa, cerca de la orilla del río. El edificio está considerado como la obra cumbre del arte manuelino.
   En su origen no era sino una capilla fundada por el infante Don Enrique, que estaba situada frente a la actual entrada principal de la iglesia. Las obras dieron comienzo en 1502, en tiempos de Don Manuel, rey de Portugal, y no concluyeron hasta final de siglo. El primer arquitecto, de origen francés, fue Boytac (o Boitaca), y los sucesivos arquitectos fueron pasando sin rupturas aparentes del gótico al renacimiento, y de éste al barroco.
   Tanto la iglesia como el claustro principal fueron construidos en una piedra caliza muy fina de color marfil, procedente de las canteras de Alcántara.
   La fachada sur, obra maestra de Boytac y Castilho, está abarrotada de estatuas que trepan por pináculos y contrafuertes, en una composición coronada por un dosel con la Cruz de los Caballeros de Cristo. La fachada oeste muestra un programa escultórico de gran complejidad. A uno y otro lado del arco, en medio de una profusión de detalles góticos flamígeros, destacan las estatuas del rey Don Manuel y su esposa Doña María (1517), primera obra de Chanterene en Portugal.
   La nave de la iglesia tiene una longitud de 92 m y un anchura de 25 m, y se subdivide en tres naves de igual altura, delimitadas por delgadas columnas octogonales de prolija decoración renacentista. La bóveda del crucero se sostiene a 25 m de altura sobre dos pilares: su atrevida y aérea construcción, de gran esbeltez y amplia luz, se debe a Castilho (1522).
   En el Monasterio de los Jerónimos de Belem se custodian las tumbas del rey Don Manuel (1572), del explorador Vasco de Gama y del gran hombre de letras Camoes.
   El claustro, de planta cuadrada de 55 m de lado, rodeado de dos galerías abovedadas superpuestas, reforzadas por sólidos contrafuertes, es obra de Boytac y Castilho (1517). Por la armonía de sus proporciones, y la delicadeza y profusión de su decoración escultórica, este claustro constituye una obra maestra no sólo del estilo manuelino sino de toda la arquitectura del Renacimiento.
   Junto con la vecina Torre de Belem, con la que forma conjunto, el Monasterio de los Jerónimos fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983.
  
Fuente: Listado del Patrimonio Mundial de la Unesco.
  
  
Torre de Belem
       
Torre de Belem

  
   La Torre de Belem, un capricho de la arquitectura renacentista portuguesa con resabios arcaizantes del gótico, fue levantada a orillas del Tajo, para proteger su desembocadura, entre 1515 y 1521.
   Está construida en el mismo estilo preciosista y exuberante, de transición del gótico tardío al Renacimiento, que se dio en Portugal en tiempos del rey Don Manuel y de las exploraciones de ultramar, y que conocemos como estilo manuelino. Y en la misma piedra caliza de color blanco tostado del vecino Monasterio de los Jerónimos.
   Compuesta de cinco pisos, el cuerpo central parece estar ceñido por una gruesa maroma esculpida en relieve sobre los sillares, que rodea la torre por el exterior y queda como amarrada por un nudo.
   El interior es de un sobrio estilo ojival, aunque con arcos renacentistas de medio punto en las ventanas. Las torretas y almenas que erizan su superestructura le confieren un aire vagamente norteafricano.
   La Torre de Belem fue edificada sobre las mismas aguas del Tajo a punto de desembocar en el océano Atlántico, para conmemorar la histórica expedición de Vasco de Gama a tierras de Oriente.
  
Fuente: Listado del Patrimonio Mundial de la Unesco.

 

 

FotoCD62

Lisboa desde el tranvía 28

Fotografías: Eneko Pastor  
Realizadas en Lisboa (Portugal)

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