Exposiciones fotográficas

Lisboa desde el tranvía 28

Lisboa, un poco de historia

   

"Estas coisas sao coisas que nao voltarao a ser."
(Fernando Pessoa, Antinoo)


Belem. Monasterio de los Jeronimos  
   Se dice, aunque no existan pruebas arqueológicas, que Lisboa fue fundada hacia 1200 a C, en un valle rodeado de colinas cerca de la desembocadura del río Tajo, por navegantes fenicios. Su nombre antiguo es Olisipo, que parece hacer referencia a Ulises como fundador mítico de Lisboa.
   Durante la ocupación romana de la Península Ibérica (que duró desde 250 a C hasta 409 d C), Julio César elevó este asentamiento de la Lusitania al rango de municipium, y lo bautizó como Felicitas Julia.
   Más tarde fue invadida por pueblos migratorios como los alanos, suevos y visigodos.
   Los musulmanes del norte de Africa tomaron Lisboa cuando irrumpieron en la Península en el siglo VIII. Se mantuvieron aquí durante más de cuatro siglos, a pesar de las incursiones de los normandos en 844 y de Alfonso VI de León en 1093.
   Los moros, protegidos por las murallas de la ciudad, pudieron resistir los asaltos de los ejércitos de las Cruzadas (ingleses, flamencos, normandos y portugueses, bajo el mando de Afonso Henriques, rey de Portugal). La ciudad cayó por fin en 1147. La mezquita fue reconvertida en una iglesia (la actual catedral, principalmente románica pero reconstruida en otros muchos estilos tras sufrir incendios y terremotos), y el alcázar fue transformado en un palacio real portugués.
   La herencia magrebí de Lisboa se puede detectar aún en algunos paños de murallas, pero sobre todo en la urbanización del barrio Alfama, con el típico trazado laberíntico de sus calles y callejas encaramándose por una ladera de la colina coronada por el castillo de San Jorge.
   Tras la conquista de Lisboa, el rey Afonso estableció la capital de su reino en Coimbra. Lisboa no iba a convertirse en la capital hasta más de un siglo después, en 1256.
   El rey Dinis I (1279-1325) impuso por decreto el portugués, dialecto de la región de Porto (Oporto) como lengua nacional, y en 1290 fundó la universidad.
   Lisboa fue asediada e incendiada en 1375 por los castellanos, por lo que el rey Fernando I mandó fortificar la ciudad con unas nuevas murallas de 5 km de perímetro y 77 torreones de defensa, que permitieron resistir un nuevo ataque de los castellanos en 1384.
   Durante el siglo XV, en que comienza para Portugal su era de los Descubrimientos, un buen número de ciudadanos lisboetas se había enriquecido, y la urbe fue dotada de nuevos edificios más grandes y lujosos. Empezaban a proliferar en Lisboa los esclavos africanos, producto del comercio de 'ébano', en el que pronto iban a hacer la competencia a los portugueses otras potencias europeas (más información en fotoAleph en la exposición 'Portal a Senegal': 'Isla de Gorée. La puerta a un viaje sin retorno' y 'Crónica negra de la trata de esclavos').
   El gran explorador portugués Vasco de Gama pilota en 1498 una expedición naval hasta la India, rompiendo así el monopolio de los venecianos en el tráfico con Oriente.
   Se instalan en Lisboa colonias de comerciantes alemanes, flamencos, holandeses, ingleses y franceses. Y también griegos, lombardos y genoveses provenientes de Constantinopla, que habían perdido sus negocios de tráfico de esclavos cuando esta ciudad fue conquistada por los turcos en 1453.
   La figura del rey portugués Manuel I (1495-1521) domina esta época. Bajo su mandato y en su nombre, navegantes portugueses descubrieron Brasil, Vasco de Gama llegó por mar a la India rodeando Africa, y Albuquerque tomó Goa.

   La gran contribución portuguesa a la arquitectura europea es el llamado estilo manuelino, por el nombre de este monarca, donde el gótico tardío alcanza su máximo grado de virtuosismo y se funde armoniosamente con las incipientes formas neopaganas del Renacimiento. Ejemplos magníficos del primer manuelino son el Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belem, afueras de Lisboa, cuyo estilo resulta austero en comparación a los recargados edificios manuelinos posteriores de Batalha y Tomar.
Lisboa    Manuel I urbanizó también el valle donde se asienta entre colinas el centro de Lisboa, con dos focos principales, la plaza del Rossio, que sigue siendo hoy el corazón de Lisboa, y a orillas del Tajo un nuevo palacio, el Paços da Ribeira, con una amplia plaza adosada a su lado oriental, el Terreiro do Paço (o Terraza del Palacio), que hoy es la plaza del Comercio. La ciudad prosperó, aunque efímeramente.
   La expedición de Magallanes-Elcano, primera en circunnavegar el mundo, regresó a Portugal en 1522. En los años siguientes, media población portuguesa se lanzó a la búsqueda de riquezas en las nuevas colonias, y con las granjas desertizadas hubo de importar alimentos de otros países de Europa a precios cada vez más altos.
   En 1578 el rey Sebastián de Portugal pereció junto a su ejército en una fallida invasión de Marruecos; dos años más tarde Felipe II era rey de España y Portugal. En 1588 partió de Lisboa la Armada Invencible contra Inglaterra, anterior aliado de Portugal. En 1640, una conspiración de nobles de Lisboa dio un golpe y consiguió expulsar a los españoles. A aquéllos debe su nombre la plaza al norte del Rossio, la Praça dos Restauradores.
  
   En 1755 acaeció el mayor desastre sufrido por la ciudad en su historia, el terremoto de Lisboa.
La capital fue devastada por uno de los más fuertes seísmos que se hayan registrado. Hubo dos sacudidas, con un intervalo de 40 minutos. El río Tajo se salió de su cauce e inundó las calles. A continuación se produjo un incendio generalizado. Murieron unas 30.000 personas.
  
   "...se encaminaron hacia Lisboa; (...) pero apenas llegaban a la población, cuando sintieron que la tierra temblaba debajo de su pies: embravecióse el mar, y rompió los navíos que estaban anclados en el puerto: cubriéronse las calles y plazas públicas con remolinos de llama y cenizas, los edificios se desplomaron, se hundieron las techumbres, se trastornaron los cimientos: treinta mil habitantes quedaron sepultados entre las ruinas de aquella opulenta ciudad.
Lisboa   (...)
   Cándido exclamaba:
   –El mundo perece; éste es sin duda su postrer día.
   (...)
   Después del temblor de tierra que había destruido las tres cuartas partes de Lisboa, no hallaron los sabios del país otro medio más eficaz para prevenir una total ruina, que el de hacer un bonito auto de fe; por cuanto la universidad de Coimbra había decidido que la fiesta de quemar a fuego lento unas cuantas personas, con las ceremonias y formalidades de estilo, era un secreto infalible para impedir que la tierra temblase."
   (Voltaire, Cándido. Traducción de Moratín)

  
   Lisboa fue reconstruida en pocos años, y su parte baja central (la Baixa) totalmente reurbanizada con las nuevas calles y bloques de casas siguiendo un trazado ortogonal. El palacio real a orillas del río había resultado destruido, y su terraza (Terreiro do Paço) fue ampliada para conformar la actual plaza porticada del Comercio (Praça do Comércio). Se restauraron la Sé (catedral) y otras iglesias, ya en un estilo barroco desprovisto de ornamentos llamado estilo 'pombalino' (por el marqués de Pombal, ministro encargado de la reconstrucción de la ciudad). La iglesia del Carmo se dejó, sin embargo, como había quedado, y sus ruinas medievales despuntan todavía hoy sobre el centro de Lisboa (foto20).
   Durante la Guerra Peninsular de principios del XIX, Lisboa cayó alternativamente bajo el control de los ingleses y de los franceses. Tras la derrota de Napoleón, sufrió una guerra civil que duró hasta 1834. Lisboa, no obstante, continuó creciendo y expandiéndose a lo largo del siglo XIX, y hacia 1885 alcanzaba una población de 300.000 habitantes (el doble que el siglo anterior).
   El puerto es agrandado y modernizado. El ferrocarril hace su aparición: se construye la estación del Rossio, en estilo neo-manuelino. Se inaugura la amplia Avenida da Liberdade, arteria principal de la ciudad. Lisboa se expande más y más hacia el norte.
   En 1901 aparece el tranvía eléctrico, un transporte público muy utilizado por los lisboetas, que podría considerarse una de las señas de identidad de la capital.
   Gustave Eiffel diseña el elevador de Santa Justa, un ascensor gigante que conecta la parte baja con uno de los barrios altos de la ciudad.
   En 1908 el rey de Portugal y el príncipe heredero son asesinados en la Plaza del Comercio. El nuevo rey, Manuel II, abdica dos años más tarde. Se proclama la República y siguen unos años de inestabilidad política.
   Con la economía nacional en bancarrota, Antonio de Salazar toma el poder en 1932 e implanta una dictadura (definida como 'salazarismo' y muy semejante al 'franquismo' de la vecina España) en la que la figura del presidente detenta todos los poderes, con una oligarquía controlando la administración de la capital. El sistema económico es de tipo autárquico. Se prohibe el derecho a huelga y se implanta la censura sobre prensa, radio y televisión. En 1966 se inaugura el puente de Salazar (hoy del '25 de Abril'), el más largo de Europa, uniendo las dos orillas del estuario del Tajo (foto40). En 1968 Salazar se retira y es sucedido por Caetano, que sigue su misma línea política autoritaria y represiva.
   El 25 de abril de 1974, Lisboa se convierte en uno de los principales escenarios de la llamada 'Revolución de los Claveles' ('dos Cravos'), desencadenada por el estamento militar, que, de forma incruenta, acabó con el fascismo salazarista en Portugal (la dictadura más longeva de Europa) un año antes de la muerte de Franco en España. Caetano es derrocado y se establecen en el país el derecho a voto y las libertades democráticas. La descolonización de Angola y Mozambique es una de las consecuencias.

 

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FotoCD62

Lisboa desde el tranvía 28

Fotografías: Eneko Pastor  
Realizadas en Lisboa (Portugal)

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