Colecciones fotográficas

Patrimonio de la Humanidad

El gran museo del mundo

 

   La civilización, la cultura son patrimonio de todos y, por el mero hecho de haber nacido en este mundo de ahora, cualquier hombre es tenido por forzoso y legítimo heredero de ese legado.
   Paulino Garagorri. Las razones del socialismo, hoy

 

   En noviembre de 1945, en Londres, se realizó el acto constitutivo de la organización de las Naciones Unidas para la ciencia y la cultura. En la conferencia preparatoria, convocada por los gobiernos del Reino Unido y de Francia, participaban los representantes de unos cuarenta países, animados, en su mayoría, por una misma preocupación. Se trataba, según la hermosa expresión de Torres Bodet, entonces delegado de México, de "abordar en la historia humana una era distinta de la que acababa de terminar". Un orden del mundo en el que ningún Estado pudiera colocar un telón en torno a su población ni adoctrinarla sistemáticamente con ayuda de unas pocas ideas "angostas y rígidas". Una época en la que reinaría "un auténtico espíritu de paz" porque las ideas circularían libremente de una nación a otra, y porque, en lugar de ser amaestrados, idiotizados y manipulados por las ideologías totalitarias, los individuos serían educados para servirse de su razón.
Patrimonio Humanidad   En efecto, la experiencia excepcional del nazismo fue lo que inspiró a los fundadores de la Unesco. Como aquel régimen arrojó al mundo a la guerra apoyándose conjuntamente en el despotismo, o sea la supresión de las libertades, y en el oscurantismo, o sea la explotación del prejuicio y de la ignorancia, la nueva institución mundial asumía la tarea de cuidar de la libertad de opinión y de ayudar a vencer las opiniones aberrantes, las doctrinas que dilatan el odio y lo convierten en sistema de pensamiento o que ofrecen una coartada científica a la voluntad de poder. Así pues, su papel debía consistir en proteger el pensamiento contra los abusos del poder e iluminar a los hombres para impedir para siempre que los demagogos les extraviaran de su pensamiento.
   Si la libertad era un derecho universal, sólo podía ser llamado libre un hombre ilustrado.
   Alain Finkielkraut. La derrota del pensamiento

   Casi tres décadas más tarde, el año 1972 la UNESCO (acrónimo de Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) puso en marcha un proyecto a nivel internacional, recogido en el documento "Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural". 
   Los Estados que suscribieron este convenio se comprometían a poner los medios necesarios para identificar, proteger y revalorizar el legado natural y cultural de sus respectivos países y, al mismo tiempo, de los países del mundo entero, considerado en su conjunto como un preciosísimo patrimonio que redunda en beneficio de toda la humanidad.
   Los objetivos perseguidos por la Unesco con este proyecto consisten en:
   - Encarecer a los países de todo el mundo a firmar la Convención del Patrimonio Mundial y a asegurar la protección de su herencia natural y cultural.
   - Animar a los Estados miembros a nominar sitios dentro de su territorio nacional para su inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial.
    - Ayudar a los Estados miembros a establecer planes de gestión y sistemas informativos sobre el estado de conservación de los sitios del Patrimonio Mundial, y apoyarles con asistencia técnica y formación profesional en las actividades encaminadas a su salvaguarda.
   - Proveer asistencia urgente a los sitios del Patrimonio de la Humanidad en inminente peligro.
   - Promover tanto la cooperación internacional como la participación de las poblaciones locales en la conservación del legado natural y cultural de cada país.
Patrimonio Humanidad  
   Según la Unesco, lo que hace excepcional el concepto de Patrimonio Mundial es su aplicación universal. Los sitios del Patrimonio Mundial pertenecen a todos los pueblos del mundo, sea cual sea el territorio en que estén ubicados. 
   Visitar estos sitios es como recorrer un ilimitado museo que atesora todas las maravillas del mundo. Supone descubrir los parajes más bellos de la Naturaleza, adentrarnos en los enigmas de la Historia, disfrutar de las admirables creaciones artísticas elaboradas a lo largo de los siglos por las distintas civilizaciones que han florecido en el planeta Tierra.
   Los esfuerzos de la Unesco para la preservación de este legado chocan a veces con la cruda realidad de los intereses político-económicos, de la superpoblación y de la guerra. Hay reservas de la biosfera que se van degradando por la explotación industrial de los recursos naturales. O joyas arqueológicas que son deliberadamente destruidas por el fanatismo y la incultura. Tenemos reciente el caso de Palmyra, cuyos más emblemáticos monumentos fueron en 2015 dinamitados por el autodenominado Estado Islámico. Por todo ello la Unesco ha elaborado una Lista del Patrimonio Mundial en Peligro, cuyo propósito es tener informada a la comunidad internacional sobre los peligros que amenazan a ciertos sitios inscritos en el Patrimonio y promover las consiguientes acciones correctivas.
   
   La presente exposición de fotografías recoge una selección de 150 lugares del Patrimonio Mundial entre los así clasificados por la Unesco, ubicados en los cinco continentes. En lugar de seguir un orden cronológico o geográfico, nos hemos ceñido a una ordenación alfabética por nombres de países, lo cual introduce un factor de aleatoriedad que acentúa los contrastes visuales de los distintos motivos fotografiados (de las ciudades del desierto de Argelia se salta, por ejemplo, a la Grand-Place de Bruselas). Creemos que este criterio contribuye a hacer más perceptible la asombrosa disparidad de las manifestaciones de la creatividad humana.
   Si desea obtener más información visual sobre un lugar determinado o profundizar en un tema, la mayoría de las fotos aquí presentadas remite a exposiciones y colecciones fotográficas más completas, acompañadas de sus correspondientes textos explicativos, exhibidas todas ellas en fotoAleph.

 





Argelia
   
El valle de M'zab
    
   En pleno Sahara argelino, en medio de tierras inhóspitas, surge el verdor del oasis de M'zab, entre cuyos palmerales se elevan cinco ciudades, la Pentapolis, con Ghardaia como capital.
Patrimonio Humanidad   Refugio durante siglos de una secta heterodoxa del islam, los mozabitas (comunidad de origen bereber) construyeron poblaciones coronadas por mezquitas, con una tipología urbanística que se remonta a la Edad Media y responde al rigor y austeridad de sus tradiciones.
   El oasis se extiende a lo largo del Ued Mzab, en una superficie de 4.000 ha, y está rodeado por chebka, un extenso terreno árido cruzado por cauces secos de ríos. Comprende la Pentapolis, cinco ksur o ciudades de distinto tamaño e importancia. Ghardaia es el principal asentamiento, mientras al-Ateuf es el más antiguo (1014). Beni Isguen (1347) es, sin embargo, la ciudad sagrada de la Liga Mozabita, no permitiendo pasar la noche en el interior de sus murallas a árabes, judíos o europeos. Melika (1350), poblada por africanos negros, alberga vastos cementerios. Bu Nura (1046), erigida sobre una roca que domina el lecho del río, es la más modesta de las ciudades.
   Estas poblaciones deben su existencia a los ibaditas, un grupo religioso disidente, considerado como una secta herética, que logró agrupar algunos seguidores entre los bereberes, la etnia autóctona de la región del Magreb, y llegó a dominar en el siglo X el África septentrional (imanato de Tiaret). Huyendo de la persecución de los musulmanes ortodoxos, abandonaron sus viviendas en las llanuras de Tell Atlas y más tarde de Uargla, para instalarse finalmente en una zona más segura: el M'zab. Aquí, a principios del siglo XI, fundaron El Ateuf. En el M'zab esta fe puritana continuó floreciendo, gracias al rigor, el secreto y la abnegación de sus fieles.  
   El conjunto de las cinco ciudades sumaba a mediados del siglo XX cerca de 30.000 habitantes, casi la mitad de los cuales vivía en Ghardaia, la capital. Hoy en día la zona supera los 100.000 habitantes.
  El valle de M'zab fue declarado en 1982 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
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Exposición de fotografías del Valle de Mzab en fotoAleph
Argelia profunda  (autor: Carlos Molinedo)






Bélgica
   
La Grand-Place de Bruselas
   
   Bruselas, además de capital de Bélgica y de la provincia belga de Brabante, es también sede de diversos organismos internacionales como la Unión Europea y la Otan. En el corazón de su casco antiguo se levanta la Grand-Place.
Patrimonio Humanidad   La Grand-Place de Bruselas constituye un conjunto marcadamente homogéneo de edificios públicos y privados, la mayor parte de finales del siglo XVII, cuyas realizaciones arquitectónicas ilustran sobre el elevado nivel de vida de la sociedad de la época en este importante centro político y comercial.
   En torno a una plaza de mercado adoquinada, de planta rectangular, la Grand-Place de Bruselas (cuya referencia escrita más antigua se remonta al siglo XII), despliega una serie de edificios emblemáticos de los poderes ducal y municipal, así como la viejas casas de las corporaciones. La Grand-Place destaca como una excepcional y muy lograda combinación ecléctica de los estilos artísticos y arquitectónicos de la cultura occidental, ilustrativos de la vitalidad de la ciudad. Y ofrece sobre todo un testimonio del esplendor de Bruselas, ciudad mercantil que en el cénit de su prosperidad sufrió el terrible bombardeo infligido en 1695 por las tropas de Luis XIV. Destruida en tres días, el corazón de la ciudad medieval fue objeto de una campaña de reconstrucción supervisada por el Magistrado de la Ciudad, que fue espectacular no solo por la rapidez de realización, sino por su coherencia arquitectónica y riqueza ornamental. Las intenciones simbólicas de la orgullosa burguesía bruselense se hicieron manifiestas al decidir devolver a la ciudad su antigua gloria en vez de reconstruirla en un estilo contemporáneo, como era lo habitual en otras partes.
   Obra cumbre del arte gótico de Brabante, el Hôtel de Ville (Ayuntamiento), con su estilizada torre de campanario, es el enclave más emblemático de la Grand-Place. Construido a principios del siglo XV, el edificio escapó parcialmente a los bombardeos y experimentó diversas transformaciones a lo largo del tiempo. Frente a él, la Casa del Rey, reconstruida en la onda historicista, en el estilo gótico anterior al bombardeo, y perfectamente integrada en el conjunto, ha albergado durante décadas el Museo de la Ciudad. A uno y otro lado de estos monumentos, símbolos de la autoridad pública, se elevan las casas de las poderosas corporaciones. Reconstruidas en un corto periodo de tiempo, son todas diferentes. Cada casa tiene un nombre y atributos específicos. Pero responden siempre al estilo barroco de fines del XVII, con un tratamiento singular de los gabletes y los elementos decorativos, a veces barroquistas, a veces más clásicos, realzados con color dorado para sugerir el estatus de sus ocupantes. 
   Es significativo que la Grand-Place sea un raro ejemplo de plaza carente de una iglesia o cualquier edificio religioso, lo que pone en evidencia su naturaleza mercantil y administrativa.
   La Grand-Place de Bruselas fue incorporada a la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en 1998.






Bolivia
Patrimonio Humanidad   

Ciudad de Potosí

   
    Potosí es la más antigua de las grandes ciudades de Bolivia. Fue fundada en 1545 en las faldas del monte Potosí, a 4.000 m de altura, en la zona de minas de plata más rica entre las descubiertas por los españoles en el Nuevo Mundo. Su crecimiento fue vertiginoso. Potosí casi alcanzó los 200.000 habitantes a principios del siglo XVII. Era en su tiempo la ciudad más grande de las Américas, y el mayor complejo industrial del mundo. 
   Las minas argentíferas alcanzaron su máximo rendimiento a partir de 1580. La trituración del mineral de plata se realizaba mediante un sistema de molinos hidráulicos, y el agua era suministrada por una intrincada red de acueductos y lagunas artificiales, de los que quedan abundantes aunque arruinados vestigios.
   Potosí sigue siendo una de las pocas urbes americanas que han mantenido su personalidad arquitectónica a lo largo de los siglos: los grandes edificios civiles y religiosos de la época de la explotación de las minas, al pie de Cerro Rico, se conservan casi intactos. Destacan la ciudad colonial, con la Casa de la Moneda, 22 iglesias (entre ellas la catedral y la iglesia de San Lorenzo), numerosas casas nobiliarias, y los barrios mitayos, donde vivían los trabajadores (más de 13.000 indígenas sometidos a trabajos forzados).
   La ciudad de Potosí con sus antiguos complejos mineros fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987.
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Exposición de fotografías de Bolivia en fotoAleph
Bolivia, entre la tierra y el cielo  (autor: David Martín Madroño)

 


Patrimonio Humanidad
Ciudad histórica de Sucre
   
  Sucre fue la primera capital de Bolivia, fundada por el conquistador español Pedro de Anzures en 1510 con el nombre de Pueblo de la Plata, que deriva de las minas de plata de Porco, situadas en sus cercanías. En 1553 pasó a denominarse Ciudad de la Plata, y en 1825, año de la proclamación de la República de Bolivia, fue declarada capital del país con el nombre de Sucre, en honor al héroe de la independencia Antonio José de Sucre, elegido como primer presidente de la nueva república.
   Situada en la provincia de Oropeza, al pie de las cordilleras andinas de Churruquella y Sicasica, la ciudad de Sucre conserva abundantes edificios religiosos del siglo XVI, entre ellos las iglesias de San Lázaro, San Francisco y Santo Domingo, que ilustran sobre la mezcla de las tradiciones arquitectónicas locales con los estilos importados de Europa. Las iglesias más antiguas son las de San Lázaro (1544) y San Francisco (1580). La catedral (1551-1561) responde al estilo colonial del virreinato de Bolivia. Las iglesias de San Agustín y Santo Domingo, aunque también coloniales, poseen cubiertas de estilo gótico. Otros edificios religiosos destacables son la iglesia de la Recoleta, el Seminario y los conventos de Santa Teresa, Santa Clara y las Agustinas. 
   Entre los edificios civiles hay que mencionar el Hospital de Sucre, construido en 1554, así como las numerosas plazas de su casco urbano, entre ellas la Plaza del 25 de Mayo, corazón de la ciudad.
   La ciudad histórica de Sucre fue incorporada a la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en 1991.
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Exposición de fotografías de Bolivia en fotoAleph
Bolivia, entre la tierra y el cielo  (autor: David Martín Madroño)





Tiahuanaco, centro político y espiritual
   
    Muchos siglos antes de la llegada de los españoles a América, floreció en las inhóspitas altiplanicies de lo que hoy es Bolivia una avanzada civilización urbana que llegó a convertirse en un poderoso imperio, anterior al de los incas del Perú, que dominó durante más de veinte siglos una vasta zona de los Andes Patrimonio Humanidadcentrales y meridionales, para luego desvanecerse por causas que se desconocen.
   Su capital era Tiahuanaco, un centro político y ceremonial del que podemos intuir su importancia por las extraordinarias ruinas que nos han llegado, que, aunque meros rescoldos de su pasado fulgor, dan fe del elevado nivel que alcanzaron el arte y la arquitectura en este lugar, diferentes de los restantes imperios prehispánicos de América. Quiénes construyeron estos templos, y cómo lo hicieron, son preguntas que están todavía por responder.
   La civilización de Tiahuanaco, que algunos investigadores consideran como la cultura madre de las civilizaciones americanas, tuvo sus comienzos hacia el año 1500 a C, alcanzó su apogeo entre 500 y 900 d C, y desapareció alrededor del año 1200 d C. Los recursos económicos de esta importante cultura preincaica se basaban en la agricultura y la ganadería, así como en la extracción de oro, plata y estaño. 
   Las ruinas de Tiahuanaco están situadas en el Altiplano boliviano, a 20 km al sureste del lago Titicaca. Su peculiar arquitectura, que se caracteriza por sus estructuras monolíticas y por su decoración a base de relieves sobre estelas, comprende siete construcciones importantes: el Templo de las Piedras Paradas, el Palacio de los Sarcófagos, el Templete Semisubterráneo, la Pirámide Escalonada, la Puerta del Sol (monolítica) y Puma Punku (un amplio complejo de templos), además de varios monolitos y piedras esculpidas. Poseía un puerto en el lago Titicaca.
   En el año 2000 las ruinas de Tiahuanaco fueron incluidas en la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, bajo la denominación de 'Centro Político y Espiritual de la Cultura de Tiwanaku'.
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Colección de fotografías de Tiahuanaco en fotoAleph
El misterio de Tiahuanaco






Camboya
   
Angkor
   
   En el fondo de las selvas de Siam, he visto alzarse la estrella vespertina sobre las grandes ruinas del pasado, sobre los templos de Angkor, la ciudad del misterio...
   Pierre Loti. Peregrino de Angkor
Patrimonio Humanidad   
   En el interior de las selvas de Camboya yacían escondidas las ruinas de una civilización que, desde que fue redescubierta por viajeros franceses en el siglo XIX, no ha dejado de asombrar al mundo.
   Angkor es ese lugar donde se dan cita todas las leyendas de Oriente. El esqueleto de un imperio que creó una de las más gloriosas civilizaciones de Asia, para luego perecer fagocitado por la invasión de la jungla. Y todavía hoy sus ruinas, rescatadas con titánico esfuerzo de la maraña vegetal que las atenaza, sobreviven como una de las cumbres indiscutibles de la arquitectura mundial de todos los tiempos.
   Angkor es un término genérico (angkor = capital), que en realidad hace referencia a una gran metrópolis: un denso núcleo de ciudades asentadas en un área de unos 50 km de radio, en torno al palacio residencial del monarca, y que constituían en su conjunto la capital de un reino. Un reino entre los muchos que se disputaban los territorios de la península indochina, pero que con el paso de los siglos llegó a ser un imperio que abarcó grandes extensiones de lo que hoy son Tailandia, Laos y Vietnam.
   La tormentosa historia reciente de Camboya ha impedido hasta hace pocos años a los viajeros acercarse a la mítica Angkor. Hoy las cosas han cambiado, y a la invasión de la selva tropical hay que añadir las invasiones de turistas que acuden desde todo el mundo a ver con sus propios ojos esta maravilla del pasado.
   La mayoría de los monumentos de Angkor han sido despejados de las raíces, ramas y lianas que los abrazaban y destripaban, y muchos de ellos reconstruidos por anastilosis, reutilizando los restos arquitectónicos originales que yacían dispersos por los suelos. Pero la tarea es ingente. Son tantos y tan monumentales los templos, palacios y construcciones civiles y religiosas por salvar de la acción depredadora de la selva, que parece imposible que algún día se llegue a dar la vuelta al proceso, y se detenga la lenta pero inexorable destrucción. 
   Las ruinas de Angkor fueron declaradas en 1992 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Sin embargo, los fondos internacionales que llegan a Camboya para su salvaguarda sólo permiten abordar unos pocos proyectos de restauración a la vez. 
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Exposición de fotografías de Angkor en fotoAleph
Angkor. El corazón de Camboya  (autor: Ramon Pouplana Solé)

Colección fotográfica completa de todos los templos de Angkor en fotoAleph
Angkor. Una civilización devorada por la jungla 

Exposiciones complementarias sobre Camboya en fotoAleph:
El holocausto camboyano
El pueblo camboyano






Chile
   
Rapa Nui. La isla de Pascua
   
   La fascinación que nos suscita Rapa Nui, más conocida como Isla de Pascua, se debe al hecho insólito de que unos pocos nativos, en una minúscula isla perdida en la inmensidad del Pacífico, pudieran crear una cultura tan sorprendente, original y misteriosa.
Patrimonio Humanidad   ¿De dónde vienen? ¿Quiénes son esos gigantes de porte majestuoso que otean la isla con su impávida mirada, de pie sobre sus pedestales? ¿Qué fue de esa civilización única que pudo esculpir y levantar descomunales estatuas de piedra en honor a sus antepasados y no pudo, sin embargo, sobrevivir a sus propias contradicciones?
   La isla de Rapa Nui, conocida también en inglés como Easter Island, es una pequeña isla que emerge lejos de todas partes en medio del Océano Pacífico, a 3.700 km al oeste de Chile, país al que administrativamente pertenece. En su idioma rapanui, los nativos la llaman Te pito o te henua ('El ombligo del mundo'). Su superficie es de sólo 163 km2.
   Rapa Nui es mundialmente célebre por las colosales estatuas que pueblan la isla, un fenómeno cultural único en Polinesia y en todo el planeta. Una sociedad de origen polinesio, asentada en la isla desde aproximadamente el año 300 d C, instauró una poderosa tradición de escultura y arquitectura monumentales, de un estilo muy original e imaginativo, exento de cualquier influencia foránea.
   El culto a los antepasados, representado por el masivo tallado de imágenes megalíticas, o moai, fue el rasgo más sobresaliente de la cultura de Rapa Nui, y sus manifestaciones dominan el territorio insular. Para mejor honrar a sus antepasados, y al tiempo dar una muestra de la riqueza y poderío de cada clan, los nativos de Rapa Nui volcaron sus esfuerzos en esculpir enormes estatuas antropomorfas, cada vez más grandes, usando como materia prima las moldeables rocas del volcán Rano Raraku. Los jefes de clan competían por erigir las estatuas más grandes y más elaboradas. Este fenómeno se produjo entre los siglos X y XVI, y generó un fascinante paisaje cultural que no tiene paralelo en otros sitios del mundo.
   Sin embargo, a partir del siglo XVI, la sociedad de Rapa Nui (topónimo indígena de la isla) fue abandonando el megalitismo como expresión política y religiosa, y reemplazándolo por el culto al dios Make-Make, estrechamente vinculado a la fertilidad, la primavera y la llegada de aves marinas migratorias. Este nuevo sistema religioso habría venido de allende los mares, introducido en la isla con la llegada y asentamiento de grupos de población procedentes de América del Sur.
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Colección de fotografías de la Isla de Pascua (Rapa Nui) en fotoAleph
Rapa Nui. Los colosos de la isla de Pascua  (autor: José Ignacio Roncal)






Croacia
   
Ciudad vieja de Dubrovnik
   
   Dubrovnik (en italiano Ragusa) es una ciudad portuaria en el mar Adriático, situada en la región de Dalmacia, en el extremo sudeste de Croacia (ex-Yugoslavia), cerca de la frontera con Montenegro. Está considerada como la más bella de las ciudades de la Costa Dálmata. Su entorno natural es típicamente mediterráneo, con suaves colinas salpicadas de cipreses y olivos.
Patrimonio Humanidad   El núcleo urbano antiguo de Dubrovnik ocupa una pequeña península al pie del monte Srdj. Sus murallas y fortificaciones defensivas se levantan en el mismo borde de la orilla, bañadas por el mar y sacudidas por los embates de las olas. Un masivo torreón cilíndrico domina la ciudad del lado de tierra firme.
   El casco antiguo de Dubrovnik es un ejemplo muy bien conservado de ciudad amurallada de la Edad Media tardía. Con una superficie de 15 hectáreas, dentro del recinto de murallas habitan más de 5.000 personas. Su trazado urbano es de esquema ortogonal, pero el crecimiento urbanístico intramuros se densificó hasta convertirse en un apiñamiento de mansiones formando un tupido entramado de calles estrechas, algunas empinadas y zigzagueantes. La única excepción es la ancha y rectilínea avenida central conocida como el Stradun, en la que desembocan perpendicularmente las calles de dirección norte-sur. Paseando por estas calles se puede contemplar un buen número de hermosos palacios, iglesias, monasterios, plazas y fuentes, de los estilos gótico, renacentista y barroco. 
   Además de las soberbias murallas y fortificaciones que circundan la ciudad, con sus fosos y portalones monumentales, entre el patrimonio arquitectónico de Dubrovnik hay que mencionar el ayuntamiento (un centro fortificado para la administración municipal), hoy palacio del Rector, del siglo XI; el monasterio de los Franciscanos, original del siglo XIV y completamente reformado en la época barroca; la catedral, reconstruida tras el terremoto de 1667; numerosas iglesias barrocas, como la de San Blas, santo patrón de la ciudad; el monasterio de los Dominicos, tres grandes conventos y la Casa de Aduanas. Extramuros subsisten un suburbio industrial (Pile) planificado en el siglo XV, dos fortalezas del XV y XVI y un lazareto del siglo XVII.
   Dubrovnik, calificada como la 'perla del Adriático' y la 'Atenas dálmata', es notable no solo por el buen estado de conservación de su conjunto urbano, sino por la abundante documentación que existe sobre su historia, que ha permitido estudiar en detalle sus diferentes etapas de crecimiento. En 1979 la ciudad antigua de Dubrovnik fue declarada Patrimonio Mundial por la Unesco.
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Exposición de fotografías de Dubrovnik en fotoAleph
Joyas de la Costa Dálmata 

Patrimonio Humanidad


Complejo histórico de Split con el Palacio de Diocleciano
   
   Split es el nombre actual de la antigua Spalato, ciudad portuaria y principal población de la Dalmacia, la región de la república de Croacia (ex-Yugoslavia) que da al mar Adriático.
   Split es el lugar donde el emperador romano Diocleciano (244-313 d C) se hizo construir, cerca de su lugar de nacimiento, un enorme y suntuoso palacio de retiro, que aún se mantiene en gran parte en pie. Enfermo y prematuramente envejecido, Diocleciano abdicó en 305, tras veinte años de reinado, siendo así el primer emperador romano en abandonar voluntariamente su cargo. Encomendó los asuntos de Estado a personas más jóvenes y pasó los últimos años de su vida en su palacio, dedicado al cultivo de sus jardines y huertos. 
   Este palacio, construido en torno al año 300 en piedra caliza y mármol de primera calidad, se convertiría en el origen de la actual ciudad de Split. El casco antiguo de Split tiene hoy su núcleo central englobado dentro del inmenso recinto palaciego del emperador, cuya planta cuadrangular de 3 hectáreas de superficie está cercada de murallas de 2 m de espesor, que alcanzan los 22 m de altura en el tramo frente al mar. Originalmente las murallas estaban reforzadas con dieciséis torres defensivas, de las que quedan tres en pie, y perforadas por cuatro puertas monumentales de acceso, cada una en el centro de cada lado del cuadrado. El mar Adriático bañaba el lienzo sur de las murallas, aunque éstas están hoy separadas de la orilla por un paseo marítimo jalonado de palmeras.
   El palacio de Diocleciano pervive como el mayor y mejor conservado ejemplar de arquitectura palatina romana de la antigüedad tardía. Su estilo es de transición entre la arquitectura clásica grecorromana y la arquitectura bizantina. El trazado de su planta es similar a la de un campamento legionario romano, es decir, con un perímetro rectangular y calles internas distribuidas ortogonalmente, con cuatro vías principales que confluyen en el centro, marcando los ejes norte-sur y este-oeste. 
   Cerca del centro se levanta el mausoleo de Diocleciano, un edificio de cuerpo octogonal coronado de una cúpula hemiesférica con un interior de muy rica ornamentación escultórica. Su notable estado de conservación se debe a que en el siglo VII fue reconvertido en catedral por el obispo de Spalato. El templo de Júpiter, que también formaba parte del complejo palaciego, fue transformado en baptisterio, al que se le añadió un campanile en los siglos XIV y XV. Al sur y al este de la plaza central se despliega un laberinto de estrechas callejas, resultante de la expansión durante la Edad Media del viejo núcleo inicial de casas construidas en el interior del recinto.
   El centro histórico de Split con el palacio de Diocleciano fue declarado Patrimonio Mundial por la Unesco en 1979. 
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Exposición de fotografías de Split en fotoAleph
Joyas de la Costa Dálmata 

 

  




Cuba
   
Centro histórico de Camagüey
   
   Una de las primeras siete poblaciones que los españoles fundaron en Cuba, Camagüey creció hasta convertirse en un importante centro urbano de los territorios del interior, dedicado a la cría de ganado y la industria azucarera.
Patrimonio Humanidad   Fue fundada en 1514 en Santa María de Puerto Príncipe, emplazamiento de la actual Nuevitas. Más tarde (en 1528) fue trasladada al lugar del poblado indígena de Camagüey, situado más al interior. La prosperidad de la ciudad colonial alentó una incursión de bucaneros en 1668.
   Camagüey se desarrolló siguiendo un trazado urbano irregular que se articula en un conjunto de plazas grandes y pequeñas, calles estrechas y serpenteantes, callejones y bloques irregulares, aspectos muy infrecuentes en las ciudades coloniales de Latinoamérica, que por lo general se asientan en territorios llanos. Los colonizadores hispanos obedecieron a las pautas medievales europeas en el trazado urbano y las técnicas constructivas, traídas a América por sus albañiles y maestros constructores. 
   El centro histórico de Camagüey, de 54 hectáreas de superficie, constituye un ejemplo excepcional de asentamiento urbano relativamente aislado de las principales rutas comerciales. Los edificios recogen la influencia de numerosos estilos arquitectónicos: neoclásico, ecléctico, art-déco, neocolonial, así como modernismo y racionalismo.
   Los edificios religiosos, situados en las plazas mayores, constituyen destacados jalones en el tejido urbano, caracterizado por su homogeneidad. Partes de la catedral original, de 1617, han sobrevivido sin alteraciones. Sus valores arquitectónicos están basados en tipologías domésticas tradicionales y en el uso de técnicas y materiales de construcción consistentes, en especial el uso sistemático de materiales autóctonos, que revela influencias de Andalucía.
   El uso de pilastras truncadas en los portales de entrada y de vasijas de cerámica para el almacenamiento de agua son los rasgos más característicos de la arquitectura de Camagüey. El centro histórico continúa siendo el corazón de la ciudad y un lugar para actividades sociales y culturales, que reflejan un rico legado intangible.
   El centro histórico de Camagüey fue incluido en el Catálogo del Patrimonio Mundial de la Unesco en 2008.

Exposición de fotografías de la arquitectura colonial de Cuba en fotoAleph
Los colores de Cuba  (autor: Agustín Gil)

 




La Habana Vieja y su sistema de fortificaciones
   
   La Habana fue fundada en 1519 por los españoles en la costa noroccidental de la isla de Cuba. En el siglo XVII se había convertido en uno de los principales centros de construcción de barcos del Caribe. Aunque hoy es una creciente metrópolis de más de dos millones de habitantes, su centro histórico conserva una interesante mezcla de monumentos barrocos y neoclásicos, y un conjunto homogéneo de arcadas, balcones, puertas de hierro forjado y patios interiores, muy evocativo de los tiempos pasados.
Patrimonio Humanidad   Permaneciendo fiel a su trazado urbano original, La Habana Vieja exhibe así una clara unidad de carácter. Sus plazas están rodeadas de calles estrechas y edificios de gran valor arquitectónico o de estilos más populares. Su unidad histórica, arquitectónica y medioambiental hace de La Habana Vieja el más impresionante centro histórico del Caribe y uno de los más notables del continente americano.
   La Habana Vieja, cuya superficie está delimitada por las antiguas murallas, ha mantenido el trazado del asentamiento urbano primitivo con sus cinco amplias plazas, cada una de ellas con su propio carácter arquitectónico: Plaza de Armas, Plaza Vieja, Plaza de San Francisco, Plaza del Cristo y Plaza de la Catedral. En torno a estas plazas hay muchos edificios destacados, incluyendo la Iglesia Catedral de La Habana, el Antiguo Convento de San Francisco de Asís, el Palacio del Segundo Cabo y el Palacio de los Capitanes Generales.
   El establecimiento y desarrollo del sistema de flotas en las Indias Occidentales españolas convirtió a La Habana en la segunda mitad del siglo XVI en el mayor puerto de la región, y en el siglo XVIII desarrolló los mayores astilleros del Nuevo Mundo, ambos necesitados de protección militar. La extensa red de instalaciones defensivas creada entre los siglos XVI y XIX incluye algunas de las mayores y más antiguas fortificaciones que aún se mantienen en pie en América.
   El complejo sistema de fortificaciones que protegía La Habana, su puerto y sus astilleros se compone de la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña –una de las mayores fortalezas coloniales de las Américas– en el lado oriental de la estrecha boca de canal a la Bahía de La Habana; el Castillo de la real Fuerza (comenzado en 1558), en el lado occidental del canal; el Castillo de San Salvador de la Punta y el Castillo de los Tres Reyes del Morro, guardando la entrada del canal; así como el Torreón de San Lázaro, el Castillo de Santa Dorotea de Luna de la Chorrera, el Reducto de Cojímar, el Baluarte del Ángel, el Lienzo de la Muralla con la Puerta de la Tenaza, la Garita de la Maestranza, el Cuerpo de Guardia de la Puerta Nueva, los restos del Baluarte de Paula, el Polvorín de San Antonio, el Hornabeque de San Diego, el Castillo de Santo Domingo de Atarés y el Castillo del Príncipe.
   El centro histórico de La Habana fue incluido por la Unesco en su lista del Patrimonio de la Humanidad en 1982.

Exposición de fotografías de La Habana en fotoAleph
Los colores de Cuba  (autor: Agustín Gil)





Trinidad y el Valle de los Ingenios
   
   Fundada por los españoles en 1514 en honor de la Santísima Trinidad, esta ciudad fue cabeza de puente para la conquista del continente americano. 
   Trinidad está localizada en la provincia de Sancti Spiritus, en las faldas meridionales de la Sierra de Trinidad, en Cuba central. Su existencia es deudora de la industria azucarera que floreció aquí y en el vecino Valle de los Ingenios (por "ingenios" entiéndase "molinos de azúcar") de fines del siglo XVIII a fines del siglo XIX.
Patrimonio Humanidad   Por algún tiempo, Trinidad fue la ciudad más rica de Cuba. Un reflejo de tal prosperidad lo constituye el entorno urbano, de una arquitectura que abarca desde los más modestos a los más lujosos edificios, marcada por un estilo colonial con variaciones autóctonas. 
   El conjunto urbano de Trinidad posee una continuidad de estilo excepcional, así como una clara homogeneidad en la construcción y diseño, con calles adoquinadas entre pequeñas manzanas de casas alternadas con plazas y plazuelas, en un estilo vernáculo muy influenciado por la arquitectura andaluza y morisca, que se combina perfectamente con las europeizantes formas neoclásicas del siglo XIX.
   El corazón de su centro histórico de 37 hectáreas es la Plaza Mayor, donde, dominados por el campanario del Convento de San Francisco, se levantan dos notables edificios, construidos en el periodo de florecimiento propiciado por el comercio de azúcar: el Palacio Brunet (siglo XVIII), que transmite la fidedigna imagen de la edad de oro de la ciudad, y el neoclásico Palacio Cantero (siglo XIX), que alberga en la actualidad el museo de historia municipal.
   Doce kilómetros al nordeste de Trinidad hay tres valles rurales interconectados: San Luis, Santa Rosa y Meyer, que forman en conjunto el lugar de 225 km2 conocido como Valle de los Ingenios.
   El Valle de los Ingenios es un museo vivo de la producción de azúcar en Cuba. En el apogeo de esta industria funcionaban aquí más de 50 molinos azucareros. En 1827 trabajaban en los molinos más de once mil esclavos. La larga y gradual decadencia de la industria azucarera de Cuba se aceleró a finales del siglo XX.
    Las antiguas plantaciones, con sus molinos de azúcar, casonas, barracas y otras instalaciones relacionadas con esta vulnerable industria, son hoy una reliquia arqueológica que ilustra sobre las florecientes actividades agro-industriales que se dieron en Cuba y el fenómeno asociado de la esclavitud.
   La ciudad de Trinidad y el cercano Valle de los Ingenios fueron incorporados en 1988 al catálogo del Patrimonio Mundial de la Unesco.

Exposición de fotografías de la arquitectura colonial de Cuba en fotoAleph
Los colores de Cuba  (autor: Agustín Gil)






Ecuador
   
Islas Galápagos
   
   Las islas Galápagos son un mundo aparte, el último reducto de una fauna y una flora que han evolucionado paralela e independientemente al resto del planeta. 
   Volcanes surgidos del mar, lejos del continente, en sus costas confluyen tres corrientes oceánicas, y sus tierras albergan extraños animales que parecen salidos de nuestras pesadillas.
Patrimonio Humanidad   Tortugas gigantes que fueron contemporáneas de los dinosaurios. Iguanas de aspecto terrible que nadie diría –pero lo son– totalmente inofensivas. Pingüinos en plena línea del ecuador. Criaturas endémicas que no se pueden encontrar en ningún otro lugar de la Tierra.
   Darwin estuvo aquí, y lo que vio le ayudó a construir su teoría de la evolución de las especies. Hoy las islas Galápagos son un ecosistema en peligro, un paraje raro y maravilloso que está siendo degradado por la acción invasora del hombre.
   El archipiélago de las Galápagos fue el primer sitio incluido como bien natural en la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, el año 1978. La mayoría de las islas gozaba desde hace años del estatus de reserva natural, y su flora y fauna estaban protegidas por las leyes. Su inclusión en el listado del Patrimonio fue ratificada y sus límites ampliados en 2001. Sin embargo, en 2007 sonó la alarma al ser declaradas las Galápagos como uno de los bienes del Patrimonio Mundial en Peligro.
   Según la Unesco, las islas Galápagos están amenazadas por especies invasoras, el turismo creciente y la inmigración. El número de días invertidos por los barcos de crucero en sus travesías ha aumentado en un 150% en las últimas décadas. Este incremento ha conllevado un fuerte crecimiento en la inmigración, y el constante tráfico entre las islas ha acarreado la introducción de más especies invasoras. Las cabras, por ejemplo, compiten con los animales endémicos por la comida, mientras que los cerdos, perros, gatos y ratas introducidos atacan principalmente a los huevos y crías de los reptiles y pájaros. 
   El 1 de julio de 2008, investigadores del 'Parque Nacional de Galápagos' anunciaron que habían detectado en varios pingüinos de las Galápagos el parásito causante de la malaria aviar. El pingüino de las Galápagos ya estaba clasificado como especie amenazada, y el número de sus individuos ha ido disminuyendo desde que se empezó a registrar en los años ochenta. La población actual se estima en sólo 1.770 pingüinos. 
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Exposición de fotografías de las islas Galápagos en fotoAleph
Islas Galápagos. Donde el fuego se funde con el mar  (autor: Albert Sorigue)






Egipto
   
Abu Mena
   
   El ingente patrimonio arqueológico de la época faraónica que atesora el Valle del Nilo ha relegado a un segundo término las manifestaciones artísticas de la época paleocristiana, de las que sobreviven numerosos vestigios en todo Egipto.
Patrimonio Humanidad   Un ejemplo significativo lo constituye Abu Mena, hoy un campo de ruinas, antaño una ciudad santa donde supuestamente descansaban los restos del mártir cristiano San Menas de Alejandría (muerto en 296), uno de los más venerados santos de Egipto –y de las iglesias orientales– debido a los muchos milagros que se atribuyen a su intercesión. Menas era un soldado alejandrino que llegó a oficial del ejército de Diocleciano, pero rehusaba matar a los cristianos en las batallas. Declaró públicamente su fe cristiana, y animó a otros cristianos a seguir su conducta, razón por la que fue martirizado. La leyenda dice que el cuerpo de Menas fue trasladado en camello desde Frigia y fue enterrado en Egipto, en el lugar donde el camello se detuvo y no quiso continuar su camino. En aquel paraje surgía agua abundante de una fuente, que permitía cultivar olivos y vides, por lo que el lugar se llama localmente Karm Abu Mina ('los viñedos de San Menas'). Las propiedades milagrosas de las aguas de esta fuente empezaron a atraer devotos. El sitio se convirtió así en complejo monástico y meta de peregrinación, y pronto fue erigida una iglesia, que fue ampliada por el emperador Arcadio (395-408). Durante los siglos V y VI continuó creciendo gracias a las donaciones de los patriarcas de Alejandría y los emperadores de Bizancio. 
   El mártir San Menas era representado de pie entre dos dromedarios, en una composición parecida a la tradicional de Daniel entre los leones. Podemos ver un relieve en mármol en el Museo Greco-Romano de Alejandría. Su estilo no tiene ya nada de egipcio: evoca más bien el arte paleocristiano de Europa y Asia Menor.
   El yacimiento se halla a 45 km al sudoeste de Alejandría, cerca de Wadi Natrum, en las lindes del palmeral del Delta con el desierto. Con un área de 1 km2, contiene restos de basílicas, monasterios, edificios públicos, calles, casas y talleres, aunque la mayor parte de estas edificaciones solo subsiste a nivel de los cimientos, todavía a medio despejar de las masas de tierra y escombros que los sepultan. El mármol fue utilizado con profusión, y a menudo hay ornamentaciones de mosaicos y mármoles incrustados. Por todas partes se ven tallas e incisiones en forma de cruz griega.
   La Basílica Termal se utilizaba para almacenar las aguas terapéuticas usadas en las piscinas de agua caliente que la rodeaban. Los peregrinos se llevaban de la basílica ampollas de cerámica llenas de agua, marcadas con el sello de San Menas, de las que han sido hallados ejemplares en lugares tan alejados entre sí como Alemania, Sudán y Jerusalén. 
   El sitio arqueológico de Abu Mena fue declarado por la Unesco Patrimonio Mundial en 1979, e inscrito en 2001 en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro, debido a que sus estratos más profundos están siendo inundados de agua por el ascenso de la capa freática.
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El Cairo histórico
   
   Además de capital de Egipto, El Cairo es la ciudad más grande del continente africano y el faro cultural del mundo árabe. Más de 24 millones de Patrimonio Humanidadhabitantes (2011) conviven en una metrópolis con más de mil años de historia, un universo urbano que alberga muchos mundos y que sigue en fase de expansión.
   Ciudad moderna y a la vez aferrada a los sistemas de vida de tradición islámica, con un esplendoroso pasado medieval –patente en sus admirables mezquitas, madrasas y mausoleos– que va siendo fagocitado por un caos urbanístico desbocado, El Cairo sorprende siempre por sus agudos contrastes, sus singulares ambientes, y por la campechanía y buen humor de sus ciudadanos.
   Aparte de los vestigios faraónicos, en El Cairo se superponen monumentos arquitectónicos de todos los periodos posteriores: romanos, paleocristianos, árabes, turcos y europeos. La mayor parte y más significativa corresponde a la Edad Media, de los tiempos de esplendor de las dinastías islámicas, como lo atestigua la gran cantidad de mezquitas, madrasas, mausoleos, murallas almenadas y grandes puertas de muralla que se levantan en las partes antiguas de la ciudad, de las épocas tuluní, fatimí, ayyubí y mameluca, sin olvidar las posteriores realizaciones de la época otomana. Los más de 600 monumentos registrados en El Cairo desde los comienzos del islam hasta el siglo XIX superan en número a los de cualquier otra ciudad de África y Oriente Medio.
   A pesar de su desmesurada y caótica urbanización, amplias partes del casco urbano medieval del Cairo se encuentran prácticamente intactas, y esconden en sus calles y callejas un elevado número de edificios civiles y religiosos de gran valor histórico-artístico, que constituyen un riquísimo legado cultural calificado por la Unesco desde el año 1979 como Patrimonio de la Humanidad.
   El Cairo no tiene un casco antiguo, sino varios. Los principales centros históricos del Cairo islámico son:
- Fustat
   Con la mezquita Amr ibn el-As (la más antigua del Cairo), la fortaleza romana de Babilonia (Kasr ech-Chamah) y las iglesias coptas dentro del barrio llamado el 'Viejo Cairo'.
- Barrio de Ibn Tulun
   Con la mezquita de Ahmed Ibn Tulun (fundada en 876), y los barrios cercanos de El-Saliba y El-Kabsh, donde se hallan diversos monumentos mamelucos, con su característico trabajo en piedra.
- Barrio de la Ciudadela
   Con la mezquita del sultán Hassan (1356-1359), el barrio Darb al-Ahmar y las arterias Suk es-Selah y Khattat-Tabban, con sus palacios y edificios mamelucos y otomanos.
- Barrio fatimí
   El verdadero centro de la ciudad antigua, intramuros de las murallas, que abarca desde la puerta de Bab Zuwayla hasta las puertas de Bab el-Futuh y Bab an-Nash, y contiene un gran número de monumentos fatimíes, ayyubíes y mamelucos, sobre todo en la calle de al-Muizz.
- La 'Ciudad de los Muertos'
   Se llama así a dos grandes necrópolis que se extienden desde Fustat hasta el límite norte del Cairo fatimí, convertidas con el tiempo en barrios residenciales, donde las viviendas modernas alternan con un gran número de tumbas, mausoleos y monumentos funerarios islámicos.
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Colección de fotografías de El Cairo en fotoAleph
El Cairo. Entre la gloria y el caos 

 






Los monumentos nubios desde Abu Simbel a Filé
   
   Algunos de los más impresionantes templos del antiguo Egipto se hallan al extremo sur del país, en la desértica región de Nubia, y estuvieron a punto de perderse para siempre, sumergidos en el inmenso lago artificial que se generó con la construcción de la gran presa de Asuán. 
    Si afortunadamente hoy podemos verlos es gracias a que fueron trasladados a otros lugares merced al esfuerzo coordinado de diversas organizaciones internacionales convocadas por la Unesco, en una labor de rescate que puede calificarse con toda propiedad de 'faraónica'.
   
   Abu Simbel es un sitio arqueológico situado en pleno desierto a 270 km al sur de Asuán, muy cerca de la frontera de Egipto con Sudán. Antes estaba a orillas del Nilo. Ahora está a orillas del lago Nasser. Este paraje es célebre por albergar dos legendarios templos rupestres mandados excavar por el faraón Ramses II en un acantilado de arenisca de la orilla occidental del Nilo.
Patrimonio Humanidad   El característico pilono de fachada de los templos egipcios, habitualmente precedido por estatuas colosales del rey, es remedado en el frontis monolítico del Templo Sur de Abu Simbel, que tiene un perfil troncopiramidal y está rematado por una moldura cilíndrica, como es habitual en los pilonos. La primera de las salas interiores representa el patio, la siguiente representa la sala hipóstila, y la del fondo la cella del dios: la distribución habitual de un templo egipcio.
   Las cuatro estatuas colosales de Ramses II en la fachada del primer templo constituyen uno de los más espectaculares ejemplos del arte escultórico del Egipto de los faraones. Mide cada una 20 metros de alto, y por tanto superan en altura a los famosos Colosos de Memnon (18 m) en Tebas. Están esculpidas en un entrante excavado en la pared vertical del acantilado. Miran hacia el este, contemplando cada amanecer el sol naciente. Una de ellas está parcialmente colapsada, la cabeza y los hombros yaciendo por tierra.
   
    Isis, la diosa egipcia por excelencia, 'soberana de todos los dioses', esposa y hermana de Osiris y madre de Horus, era una divinidad especialmente venerada en toda la Nubia. Su principal templo, meta de peregrinaciones, estaba ubicado en la isla fluvial de Filé (Filas, Philæ), un islote rocoso que emergía del Nilo por encima de la primera catarata, en la misma frontera entre Egipto y el país de Kush. 
   La construcción a principios del siglo XX de una presa cerca de Asuán, un poco más arriba de la primera catarata, para regular las crecidas del Nilo trajo como consecuencia la desaparición bajo las aguas de la isla de Filé, incluido su célebre templo de Isis, calificado como la 'Perla de Egipto'. Filé reaparecía cada año en agosto y septiembre, cuando se vaciaba el pantano, para volver al poco a ser tragada por sus oscuras aguas. Pierre Loti fue uno de los escritores que lloró la muerte de Filé. No llegó a ser testigo de su resurrección.
   Sesenta años más tarde, en tiempos de Nasser, el nuevo proyecto de construcción de la Gran Presa de Asuán hubiera supuesto el golpe de gracia definitivo a Filé, si no fuera por la intervención de la Unesco que, dentro de su campaña de salvamento de los templos de Abu Simbel y la Baja Nubia, trasladó piedra por piedra el complejo templario de Isis a una isla no inundable que emergía a 300 m de la de Filé. La isla de Agilkia fue remodelada a base de explosiones de dinamita para que adquiriera una topografía similar a la de Filé, y los templos fueron reconstruidos con la misma orientación e integrados en un entorno geográfico muy parecido al del sitio original. Esta complicada operación de rescate duró ocho años, de 1972 a 1980.
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Colección de fotografías de los monumentos nubios en fotoAleph
Abu Simbel y otros templos salvados de las aguas 





Menfis y sus necrópolis. Las pirámides
   
   No existe monumento en el mundo que haya ejercido mayor fascinación sobre los hombres de todos los tiempos que las pirámides de Egipto. Esos faraónicos rascacielos del desierto donde la geometría se hace montaña, envueltos en leyendas, llenas sus entrañas de misterios, son sepulturas de reyes que nadie sabe con exactitud cómo se construyeron, aunque se sabe fueron hechas con vocación de eternidad. Imperios más grandes han caído desde entonces, pero las pirámides siguen ahí, contemplándonos con ironía desde más allá del Tiempo y de la Historia, renuentes a revelarnos sus ocultos enigmas. 
Patrimonio Humanidad   Bonaparte se quedó corto al ponderarlas ante sus tropas. Desde lo alto de estas colosales estructuras, no son cuarenta, sino cuarenta y cinco los siglos que nos contemplan. Pero no sólo nos hallamos ante las más antiguas (junto a los zigurats sumerios) realizaciones arquitectónicas de la humanidad, sino que además estos edificios marcan hitos insuperados en cuanto a magnitud, perfección técnica y solidez constructiva. Su sola presencia es la prueba irrefutable: mientras otros monumentos, ciudades e incluso civilizaciones posteriores yacen en las ruinas y el olvido, las pirámides de Egipto siguen ahí, inmortales, incólumes, como si fueran el vivo símbolo de la eternidad.
   Las pirámides no son tumbas solitarias, sino que forman parte de grandes complejos funerarios (Giza, Saqqara, Dashur, Lisht y Maidum) que, considerados en su conjunto, componen una inmensa necrópolis que se estira por la orilla occidental del Nilo a lo largo de unos 100 kilómetros. Se trata de la Necrópolis de Menfis, un cementerio real que fue creciendo durante un lapso de más de quinientos años junto a la capital de los faraones del Imperio Antiguo, con el fin de servirles de residencia para la eternidad. 
   Las más septentrionales entre ellas son las celebérrimas de Giza: las pirámides de Keops, Kefren y Micerino. Su altura es tan excepcional, que pueden ser divisadas desde El Cairo. Sus moles se yerguen en la lejanía, a 16 km al sudoeste del centro urbano, muy por encima de los más altos edificios de los arrabales cairotas que se expanden en dirección a Giza. Se distinguen perfectamente sus afilados perfiles, recortados contra el horizonte del desierto líbico, allá donde cada tarde muere el sol.
   Pero no sólo eran reyes los allí enterrados. Cada pirámide tenía en sus aledaños otros cementerios, compuestos por sepulturas del tipo ‘mastaba’, que crean en conjunto auténticas ciudades de los muertos, urbanizadas ortogonalmente con calles que se cruzan formando manzanas. Eran las tumbas de los parientes reales, nobles, funcionarios, altos dignatarios y personajes ilustres de la corte, cuyos cuerpos eran momificados e inhumados con su ajuar funerario en cámaras excavadas en lo más profundo de sus respectivas mastabas, emplazadas adyacentemente a la pirámide con el propósito de que sus propietarios reposaran lo más cerca posible del faraón. 
   La Unesco incluyó en 1979 las pirámides de Egipto en su Catálogo del Patrimonio Mundial, con el nombre de ‘Menfis y su Necrópolis, y los campos de pirámides de Giza a Dashur’.
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El tiempo teme a las pirámides





Antigua Tebas con sus necrópolis
   
   Tebas no solo fue la más gloriosa ciudad del Egipto de los faraones, sino la mayor metrópolis del mundo antiguo, capital de un imperio que se extendía desde el Líbano hasta Sudán. 
Patrimonio Humanidad   Los monumentales vestigios del esplendor de Tebas ("la de las cien puertas", como la describió Homero en la Ilíada) han sobrevivido más de tres milenios y se pueden admirar en el actual Luxor, uno de los más fascinantes parajes del valle del Nilo.
   Esta población y sus alrededores albergan una de las mayores concentraciones de ruinas de Oriente Próximo, conjunto que, con sus necrópolis, fue calificado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979.
   La actual ciudad egipcia de Luxor ocupa la mitad sur de la antigua Tebas, en la orilla oriental del Nilo, mientras que la mitad norte es conocida como Karnak. Los restos de Tebas están desperdigados por Luxor, Karnak y la zona de necrópolis y templos funerarios de la otra orilla del Nilo. 
   Frente a Luxor y Karnak, en el lado occidental del río Nilo, se extiende una vasta planicie, en parte irrigada y dedicada a diversos cultivos. Más allá de la verde franja fértil empieza bruscamente el desierto, formado aquí por un laberinto de cerros y promontorios de escarpados paredones, que esconden en su seno las necrópolis donde eran enterrados los ciudadanos de Tebas. 
   Los antiguos egipcios llamaban a esta comarca de Tebas la 'Ciudad Occidental' y el 'Lugar de la Verdad'. La deidad protectora era una diosa, Mert-Seger, 'la Amante del Silencio', que supuestamente vivía en el pico de perfil piramidal que domina la cadena de cerros donde eran excavadas las tumbas. Tras su fallecimiento, tanto los faraones como los tebanos corrientes eran embarcados para atravesar el río e instalarse en su nueva morada de eternidad. Pero ya no eran enterrados en pirámides o mastabas, sino en profundos hipogeos excavados en la roca madre. 
   A grandes rasgos, se pueden dividir estas necrópolis en tres grupos: el Valle de los Reyes, el Valle de las Reinas y el Valle de los Nobles.
   En el Imperio Nuevo, cuando los faraones escondían sus tumbas en el Valle de los Reyes, el culto post-mortem al monarca se concentraba en los templos funerarios, que competían entre sí en amplitud y suntuosidad. 
   Aunque estaban concebidos para la celebración de ceremonias mortuorias en honor de sus respectivos faraones titulares, todos estos santuarios estaban dedicados a Amon, la deidad suprema de Tebas. Su planta y estructura se corresponden en lo esencial con la tipología de los templos comunes del Imperio Nuevo. Pero estaban levantados en Tebas occidental, la orilla de los muertos. Estos son algunos de ellos:
   - El templo de Hatshepsut, en Deir el-Bahri.
   - El templo de Amenhotep III, con los Colosos de Memnon.
   - El templo de Seti I en Gurna.
   - El Ramesseum, templo de Ramses II.
   - El templo de Ramses III en Medinet Habu.
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Colección de fotografías de la antigua Tebas en fotoAleph
Cien puertas a Tebas 






España
   
Universidad y recinto histórico de Alcalá de Henares
   
   Fundada por el Cardenal Cisneros a principios del siglo XVI, Alcalá de Henares fue la primera ciudad universitaria planificada del mundo. Cuna de Miguel de Cervantes, fue el modelo original para la Civitas Dei (Ciudad de Dios), la comunidad urbana ideal que los misioneros españoles llevaron a las Américas. También sirvió de modelo para las universidades de Europa y de todo el mundo.
Patrimonio Humanidad   Alcalá de Henares tiene sus orígenes en la ciudad romana de Complutum. Se expandió durante la Edad Media y floreció en el siglo XVI gracias a la fundación de la Universidad. El concepto, planificación y servicios responden al proyecto diseñado por el fundador, el Cardenal Cisneros. Éste había comprado terrenos al este de la ciudad medieval con el propósito de proveer las infraestructuras necesarias para llevar a cabo su proyecto universitario, que incluía colegios, residencias de alojamiento, hospitales e imprentas, todos los cuales contribuyeron durante siglos a los sobresalientes logros intelectuales de la Universidad de Alcalá.
   La Universidad y el recinto histórico de Alcalá de Henares están localizados en la Comunidad Autónoma de Madrid, a 30 kilómetros de Madrid capital. El conjunto cubre una superficie de 79 hectáreas e incluye un magnífico complejo de edificios históricos, como el excepcional Colegio Mayor de San Idelfonso o el Monasterio de San Bernardo.
   El recinto de la Universidad empieza en la Plaza Cervantes (la antigua Plaza Mayor) y se extiende al este de la ciudad medieval. Fue fortificado demoliendo partes de las antiguas murallas medievales y prolongándolas en torno al nuevo centro urbano. El trazado se basa en los principios de planificación humanística, con dos ejes principales y una plaza central (Plaza de San Diego) donde se ubican los principales edificios universitarios. 
   Ente ellos destaca por méritos propios el edificio principal de la Universidad, una joya del Renacimiento. Fundado en 1498 con el nombre de Colegio de San Ildefonso, las obras no concluyeron hasta 1508. Del edificio primitivo solo se conserva el Paraninfo, desde cuya tribuna impartieron lecciones personalidades como Nebrija, Arias Montano o Vitoria ante alumnos como Calderón, Quevedo, Lope de Vega y Tirso de Molina. La fachada principal, de estilo plateresco, fue diseñada en 1543 por Rodrigo Gil de Hontañón, y es una de las obras maestras del arte renacentista peninsular. Concebida como un retablo dividido por pilastras, rematada por una galería coronada por pináculos, sus puertas y ventanas están profusamente ornadas con esculturas y elementos simbólicos como medallones, escudos y el cordón franciscano. 
   El recinto medieval amurallado de Alcalá de Henares alberga en su corazón la Iglesia Magistral (o Catedral), de la que irradia una red de calles ocupando los anteriores barrios judío y musulmán. Al noroeste está el recinto eclesiástico, cercado de sus propias murallas, con el Palacio Arzobispal en el centro. En el casco antiguo se levantan varios edificios protegidos por la legislación española.





La Alhambra, el Generalife y el Albaicín, Granada
   
   La Alhambra de Granada es el único palacio islámico de la Edad Media que ha llegado prácticamente intacto hasta nuestros días, y constituye sin duda una de las maravillas arquitectónicas de todos los tiempos. 
   Mandada construir por los sultanes nazaríes del reino de Granada para residencia y lugar de recreo, la Alhambra era una auténtica ciudad, aislada del mundo, donde los soberanos nazaríes disfrutaban de una vida de lujo y placeres, un anticipo en la Tierra del Paraíso prometido a los buenos musulmanes.
Patrimonio Humanidad   Elevada en la cima de un promontorio sobre el cauce del río Darro que domina la ciudad de Granada (la colina de al-Sabika), desde donde se divisa la Vega, la Alhambra fue construida principalmente entre 1238 y 1358, durante el reinado de la dinastía nazarí. Más que un palacio, se trata de un complejo palaciego formado por diversos edificios y jardines englobados dentro de una larga muralla reforzada por recios torreones rectangulares, que recorre todo el perímetro de lo alto de la colina. Era una ciudad dentro de la ciudad, con viviendas, mezquita, baños y demás servicios inherentes a todo sistema urbano. La decoración interna de las estancias palaciegas, o lo que ha quedado de ella, constituye un alarde técnico y estético difícilmente superable, y se puede calificar como de las más complejas y deslumbrantes de todo el arte islámico. 
   Las blancas cumbres de Sierra Nevada se recortan en el horizonte norte y constituyen el telón de fondo del soberbio escenario. Aislada del resto de la ciudad, prácticamente inaccesible, la Alhambra nunca fue conquistada por ejércitos: cuando en 1492 se rindió a las tropas de los Reyes Católicos, fue entregada pacíficamente mediante un acuerdo firmado de capitulación.
   En las cercanías de la Alhambra descuellan entre las arboledas los blancos edificios del Generalife (nombre que deriva del árabe Jennat al-Arif = 'Jardín del Constructor'). Se trata de una villa de recreo o residencia de verano (villa rustica), construida en 1319 por Aben Walid Ismail a media ladera de la colina de Santa Elena, hermana de la de la Alhambra, situada al noroeste. Embellecido con suntuosos jardines y fuentes, sombreado con pabellones y galerías porticadas, el Generalife era un enclave paradisíaco adonde se retiraban los monarcas en el calor del verano.
   Desde los balcones del la Alhambra se disfruta de un magnífico panorama del barrio granadino del Albaicín (Ribad al-Bayyazin = 'Compañía de Halconeros'). Su abigarrado conglomerado de casas encaramadas en la colina frente a la Alhambra recuerda poderosamente a una medina magrebí. Y de hecho lo es. Su laberíntico trazado de calles y callejas que trepan por escaleras y se cruzan y se bifurcan y serpentean formando recodos, plazuelas y callejones sin salida es típico del urbanismo árabe. También lo es la tipología de muchas viviendas, desnudas y sobrias en su exterior, y dotadas de lujuriantes jardines (o 'cármenes') en su interior, de los que a veces no se ven más que las palmeras y los cipreses asomando por encima de los muros encalados. Muchas iglesias son antiguas mezquitas; sus campanarios, antiguos alminares; los subterráneos esconden numerosos aljibes para depósito de agua de tiempos de los nazaríes.
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Colección de fotografías de la Alhambra de Granada en fotoAleph
El embrujo de la Alhambra 



Patrimonio Humanidad


Monumentos de Oviedo y del Reino de Asturias
  
   En el siglo IX, tras la ocupación musulmana de la mayor parte de la Península Ibérica, un pequeño reino al noroeste mantenía viva la llama de la cristiandad. Era el reino de Asturias, donde se creó un innovador estilo arquitectónico prerrománico, llamado ramirense –ya que alcanzó su apogeo en el reinado de Ramiro I (842-859)–, que iba a influir profundamente en el desarrollo de la arquitectura religiosa de la España medieval.
    Las construcciones asturianas, promovidas por comunidades monásticas, son de pequeñas dimensiones, muy compartimentadas, de interiores oscuros y con un empleo sistemático de la bóveda de cañón, rasgo excepcional para la época. Utilizan columnas en lugar de pilares y su decoración posee reminiscencias visigóticas y orientales.
   Algunos de sus monumentos más representativos son:
   - El palacio de Santa María de Naranco, una residencia real construida en el monte Naranco, en las afueras de Oviedo, entre el 842 y 850. Está inspirado en las tipologías arquitectónicas de la antigüedad tardía y del estilo paleo-bizantino, como lo dejan traslucir sus motivos iconográficos y decorativos, así como el diseño de las fachadas.
   - La cercana iglesia de San Miguel de Lillo (erigida también en el monte Naranco en la misma época), con una estructura de tres naves, la central más ancha y alta que las laterales, con ventanas de celosías y una decoración de bajorrelieves muy original.
   - La Cámara Santa de la catedral de Oviedo, del siglo IX, un edificio de dos pisos similar a las estructuras funerarias de la Roma clásica y a los modelos de capillas paleocristianas para mártires. 
   - La iglesia de San Julián de los Prados (o Santullano), construida en Oviedo anteriormente, cuyas tres naves y el transepto albergan el más importante conjunto de pinturas murales prerrománicas de Europa.
   - La iglesia de Santa Cristina de Pola de Lena (construida en 850, a 37 km al sur de Oviedo), con una sola nave. Su rasgo más singular es una arquería de piedra que separa el espacio destinado a los fieles del reservado a los sacerdotes, a la manera de los iconostasios de las iglesias bizantinas.
   - La notable estructura de ingeniería hidráulica conocida como la Foncalada, que probablemente data de la primera mitad del siglo IX, basada en modelos romanos.

 

 




Ciudad vieja de Ávila y sus iglesias extramuros
    
   A orillas del río Adaja y a más de mil metros de altitud, Ávila, una antigua población romana, fue reconstruida en el siglo XI con el nombre de "Ávila de los Caballeros" con el fin de proteger los territorios castellanos de la invasión musulmana de la Península Ibérica. Esta "ciudad de santos y de piedras", lugar de Patrimonio Humanidadnacimiento de Santa Teresa y de enterramiento del inquisidor Torquemada, aún conserva su austeridad medieval. Su sobriedad y pureza de formas todavía pueden apreciarse en la catedral románico-gótica y en sus célebres murallas, que, con sus 82 torreones semicirculares y sus nueve puertas, son las más completas de España.
   El trazado urbano de la ciudad de Ávila forma un cuadrilátero irregular con un perímetro amurallado de dos kilómetros y medio. Una parte de las murallas data de 1090, siendo algunos de sus sillares reaprovechados de construcciones anteriores, mientras la parte más monumental parece haber sido reconstruida en el siglo XII, alcanzando en conjunto un grosor medio de tres metros. Se accede a la ciudad por nueve puertas de diferentes periodos. Las más antiguas son las puertas de San Vicente y la del Alcázar, flanqueadas ambas por dos torreones semicirculares gemelos de 20 m de altura. El casco antiguo de Ávila, compuesto por la ciudad amurallada, posee también extramuros cuatro iglesias románicas (San Vicente, San Nicolás, Santa María de la Cabeza y San Martín) y tres conventos de los siglos XVI y XVII: la Encarnación, San José y el Real Monasterio de Santo Tomás.
   Tras la reconquista de Toledo en 1085 por Alfonso VI, se emprendió una política de repoblación con el fin de mejor defender el reino de Castilla, que era todavía muy vulnerable. La construcción de Segovia, Ávila y Salamanca durante la Edad Media formaba parte de este plan estratégico. Solo Ávila conservó sus murallas circundantes. Con la expulsión de los moriscos en 1607-10, comenzó la decadencia comercial de la ciudad.

 

 

Patrimonio Humanidad

 

 



Las obras de Antonio Gaudí
   
   Siete edificios construidos por el arquitecto Antonio Gaudí (Reus, 1852-1926) en Barcelona o sus alrededores testimonian su excepcional contribución creativa al desarrollo de la arquitectura y las técnicas constructivas de finales del siglo XIX y principios del XX. Estos monumentos responden a un estilo ecléctico y a la vez muy personal, que le permitió rienda suelta al vuelo de su imaginación no solo en el campo de la arquitectura, sino también en el diseño de jardines, esculturas, mobiliario y artes decorativas: el Parque Güell, el Palacio Güell, la Casa Milà (la Pedrera), la Casa Vicens, la Catedral de la Sagrada Familia, la Casa Batlló y la cripta de la Colonia Güell.
   Las obras de Antonio Gaudí dieron un fuerte impulso a los conceptos arquitectónicos contemporáneos. Su estilo hunde sus raíces en varias de las tendencias artísticas del siglo XIX, como el movimiento Arts and Crafts, el Simbolismo, el Expresionismo y el Racionalismo, y está íntimamente asociado al auge cultural de la Cataluña finisecular. Sus fuentes de inspiración beben por un lado de la tradición arquitectónica catalana y por otro de las innovaciones científicas y técnicas de la industria moderna, combinando estas diferentes facetas de la sociedad en una síntesis única y muy original. De hecho, sus obras están estrechamente relacionadas con el Modernismo o Art Nouveau de principios del siglo XX, movimiento del que fue un claro precursor, y en este sentido Gaudí puede ser calificado como el más representativo y destacado de los arquitectos modernistas.

 

 




Ciudad vieja de Cáceres
   
   La historia de la ciudad de Cáceres (capital de la provincia de Cáceres, en la comunidad autónoma de Extremadura, al sudoeste de España) está marcada por las guerras entre moros y cristianos, como se ve reflejado en su arquitectura, que ofrece una mezcla de los estilos romano, islámico, gótico e italo-renacentista. 
   Cáceres fue durante siglos una etapa de rutas comerciales y un centro político de los nobles locales. Desde los tiempos prehistóricos, pueblos de diferentes culturas se habían congregado en este lugar. Asentamientos celtíberos ocupaban el emplazamiento original sobre el que los romanos fundaron el año 28 a C la colonia Norba Caesarina. Estuvo bajo el dominio de los musulmanes desde el siglo IX (con el nombre de Al-Cazires) hasta que fue reconquistada por los cristianos al mando de Alfonso IX de León en 1229. La orden militar de Santiago, originalmente conocida como los Fratres de Cáceres, fue fundada allí en 1171 para proteger la ciudad.
   Los vestigios de estas culturas –romana, árabe, judía, cristiana– pueden ser observados y estudiados en la ciudad vieja de Cáceres, un conjunto urbano de 9 hectáreas de superficie, rodeado de una muralla de más de un kilómetro de perímetro (en parte romana y en parte árabe) que despliega una amplia variedad de tipologías constructivas, abarcando desde la arquitectura popular a las casas palaciegas, con torres nobiliarias de los siglos góticos y renacentistas, caracterizadas por su sobriedad. 
   El trazado urbano del casco amurallado de Cáceres es, pues, un buen ejemplo de ciudad medieval, que ha perfilado su aspecto actual a lo largo de los siglos. Cáceres fue gobernada entre los siglos XIV y XVI por poderosas facciones rivales, lo que queda plasmado en la configuración espacial de sus calles, jalonadas por casas fortificadas, palacios y torres, mostrando diversas y contradictorias influencias. De la treintena de torres del periodo islámico, la más famosa es la Torre de Bujaco. Debajo de la Casa de las Veletas subsiste un aljibe de época almohade (s. XII) construido para abastecer de agua al antiguo alcázar árabe.
   El conjunto incluye notables edificios religiosos, como iglesias, ermitas y conventos. Destacan la iglesia de San Mateo (levantada en el siglo XVI en estilo gótico sobre el emplazamiento de una mezquita), la iglesia de Santa María la Mayor (siglo XV) y la Casa de Toledo-Moctezuma, antaño hogar del conquistador Juan Cano.

 




Patrimonio Humanidad
El Camino de Santiago y otras rutas a Compostela en el norte de España
   
   Desde los tiempos más remotos, el ser humano ha sentido la necesidad interior de peregrinar hasta los confines del mundo a la búsqueda de sí mismo y como vía de autosuperación. Este atávico anhelo dio origen en Europa al fenómeno del Camino de Santiago, que es algo más que una peregrinación a la tumba del apóstol, pues su destino es alcanzar el fin de la Tierra: el Finisterre
   El llamado Camino de Santiago es en realidad una red de cuatro rutas de peregrinación que recorren el norte de España, sumando 1.500 kilómetros. La más transitada –el llamado Camino Francés– atraviesa varias comunidades autónomas de la franja norte de la Península Ibérica durante 800 kilómetros, desde la frontera hispano-francesa hasta la ciudad de Santiago de Compostela (Galicia). Estas rutas fueron conformándose en gran parte sobre antiguas vías célticas y romanas, tras el descubrimiento en el siglo IX –bajo el reinado de Alfonso II el Casto y con la mayor parte de la península bajo dominio musulmán– de una tumba en el paraje de Compostela, que se creyó era la del apóstol Santiago el Mayor. Antiguas tradiciones habían situado al apóstol Santiago predicando en España, y tal leyenda fue postulada también por San Isidoro de Sevilla (s. VII) y San Beato de Liébana (s. VIII). La noticia del descubrimiento de la tumba se propagó rápidamente por toda Europa occidental y Santiago de Compostela se convirtió en una meta de peregrinación, a la par que Roma y Jerusalén. El apóstol Santiago fue proclamado santo patrón del reino de Asturias y protector de la cristiandad frente a las amenazas del islam.
   A lo largo de once siglos de historia el Camino de Santiago se convirtió en un lugar de intercambio de culturas, un eje comercial y una vía de propagación de conocimientos. La ruta jacobea desempeñó un papel fundamental en el nacimiento del arte románico y en la construcción de las primeras catedrales góticas. Jalonan los caminos de Santiago una sucesión de edificios históricos de primer orden, erigidos para atender a las necesidades de los peregrinos: catedrales, iglesias, monasterios, hospitales, albergues y puentes, que recogen todos los aspectos de la evolución artística y arquitectónica del románico al barroco.

Exposición de fotografías de la Ruta Jacobea en fotoAleph
El Camino de Santiago. La ruta al fin de la Tierra  (Autor: Eduardo Almajano)

 

 



Centro histórico de Córdoba
   
   Trozo de Oriente incrustado en Occidente, Córdoba ha sido a lo largo de los siglos un punto de encuentro de las civilizaciones romana, musulmana, judía y cristiana. En tiempos del califato omeya era la ciudad más grande de Europa, y la más influyente culturalmente junto a Constantinopla. Fue cuna de personajes tan destacados en la historia, la filosofía y las artes como Séneca, Maimónides, Averroes, el Gran Capitán y Góngora.
Patrimonio Humanidad   El poso de ese rico legado se deja sentir hoy día en las calles y plazas de Córdoba, en sus floridos patios y jardines, en su ambiente de paz y alegría de vivir, en la calidad humana de sus gentes. 
   La situación geográfica contribuyó a la prosperidad de Córdoba, asentada a orillas del Guadalquivir, en medio de una fértil región agrícola de trigales y olivares, al pie de la Sierra de Córdoba, con sus recursos ganaderos, y en las estribaciones de Sierra Morena, una zona de gran riqueza minera. 
   El carácter morisco de Córdoba, sus viejos barrios de sabor árabe y judío, sus bellos palacios e iglesias, con mención especial a la Mezquita-Catedral, hacen de esta ciudad uno de los lugares más atractivos y visitados de Andalucía. El centro histórico de Córdoba comprende los barrios que rodean a la Gran Mezquita, incluyendo la judería, que preserva muy bien el trazado urbano original y nos recuerda que aquí habitó una nutrida población hebrea, manifestación muy ilustrativa de la pluralidad de las culturas que convivieron en esta ciudad.
   El laberinto a modo de medina árabe de su casco antiguo responde en su mayor parte al prototipo de urbanismo musulmán medieval, con sus calles estrechas y serpenteantes, callejones sin salida, plazuelas y casas con patio interior, formando en conjunto un núcleo histórico de extraordinario interés y deslumbrante belleza. Las blancas calles con sobrias fachadas de casas enjalbegadas de cal son embellecidas con flores y plantas trepadoras en ventanas, balcones y muros. 
   Las puertas abiertas dejan entrever a través de rejas andaluzas patios umbríos resguardados del intenso calor del exterior, exuberantes de geranios, helechos y buganvillas, refrescados por fuentes que arrullan el oído con el murmullo de sus aguas. Es el modelo de vivienda árabe, sobria por fuera, lujosa por dentro, un pequeño paraíso doméstico donde el agua y la vegetación protegen a sus moradores de los rigores del clima.
   Además de la Gran Mezquita, entre los edificios de la época musulmana de Córdoba destaca el Alcázar, del que quedan sus magníficos jardines, diseñados al gusto árabe, cuyas terrazas están animadas con una sucesión de surtidores, fuentes y albercas que mantienen todo el año el verdor de sus parterres y arbolado (cipreses, palmeras, naranjos, limoneros). Los andalusíes idearon un complejo sistema de conducción de las aguas del Guadalquivir para el riego de los 55.000 m2 de los jardines: el molino de harina llamado Albolafia, a orillas del río, formaba el asiento para una gran noria, que tenía como misión elevar el agua a los jardines del Alcázar. La huerta no ha dejado de cultivarse desde la época musulmana.
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Exposición de fotografías de Córdoba en fotoAleph
Córdoba. Encrucijada de culturas

 




Las Médulas
   
   La región minera de Las Médulas (comarca de El Bierzo, provincia de León) es un paisaje extraño, que no se parece a ningún otro de España. Rojos picachos de afilados perfiles emergen del verde oscuro de los bosques de robles y castaños, como una pequeña Capadocia de caprichosas formaciones orogénicas, con la diferencia de que, en este caso, no han sido modeladas por la erosión natural, sino producidas por la mano del hombre a la búsqueda de oro.
Patrimonio Humanidad   Lo que vemos son las ruinas de las montañas. Un paisaje artificial resultante de la sorprendente tecnología que utilizó el imperio romano para arrancar el oro a estas tierras. Ningún pueblo de la antigüedad desarrolló las técnicas de la minería hasta el punto en que lo hicieron los romanos, que llegaron a provocar avalanchas de agua dentro de galerías subterráneas para derrumbar con su ímpetu enteras montañas, y poder así cribar el metal del barro de los aluviones, según el procedimiento que denominaban 'ruina montium'.
   Hacia el siglo I d C, el Imperio Romano dominaba la totalidad de Hispania. La región noroeste de la Península Ibérica había sido la última en ser conquistada en las campañas de Augusto (29-19 a C), pero fue una de las que más fuentes de ingresos aportó a las arcas del Imperio, gracias a la riqueza metalífera de su subsuelo. Las autoridades imperiales empezaron a explotar a gran escala los yacimientos de oro que abundaban en esta zona, usando una nueva técnica basada en la fuerza del agua. Durante más de dos siglos los romanos explotaron a fondo estas tierras, extrayendo el oro hasta agotarlo. Cuando las abandonaron, dejaron atrás un paisaje devastado y singular, donde aún pueden detectarse las trazas de la tecnología hidráulica empleada.
   El científico y naturalista Plinio el Viejo (23-79 d C) estuvo aquí en su juventud, como administrador de las minas, y sus escritos son el único testimonio directo que poseemos sobre las Médulas durante su época de explotación. En su magna obra Naturalis Historia afirma que en las minas de la región se extraían 20.000 libras de oro al año. 
      
   De este modo dicen que las zonas de Asturias, Galicia y Lusitania proporcionan, en un año, veinte mil libras de peso en oro. En esta producción la de Asturias es la mayor parte. No hay en ninguna parte un ejemplo de este tipo de fecundidad, seguido durante tantos siglos.
   (Plinio el Viejo. Historia Natural)
   
   Si tales datos son ciertos, y estimando que la explotación de las minas duró unos 250 años, podemos calcular que la producción total de oro alcanzaría los 5 millones de libras (1.635.000 kilogramos). 
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Exposición de fotografías de Las Médulas en fotoAleph
La ruina de los montes. Las Médulas de León

 





Conjunto arqueológico de Mérida
   
   Los orígenes del conjunto arqueológico de Mérida, ubicado en Extremadura (España) se remontan al año 25 a C, cuando Augusto completó la conquista de Hispania y fundó la colonia de Emerita Augusta. La ciudad fue creada como un modelo idealizado de Roma, y fue capital de Lusitania, la provincia más occidental del imperio romano. En la Alta Edad Media fue sucesivamente sede real de los suevos y los visigodos, y bajo el dominio musulmán Mérida fue una de las tres capitales fronterizas de Al-Andalus, junto con Toledo y Zaragoza, asegurando el control de la parte occidental de la Península Ibérica.
Patrimonio Humanidad   La moderna ciudad de Mérida se levanta sobre las ruinas de Emerita, donde sobresalen en un buen estado de conservación numerosos restos arqueológicos. Entre estos se encuentran edificios públicos como el teatro, el anfiteatro, el circo y el foro provincial, obras de ingeniería hidráulica como puentes, diques y acueductos, y edificios religiosos como el Templo de Diana y el Templo de Marte. Susbisten también en Mérida notables ejemplares de viviendas privadas, como la Casa del Anfiteatro, la Casa Basílica y la Casa del Mitreo, esta última albergando el excelente mosaico llamado "cosmológico".
   La mayoría de estas construcciones se concentran dentro del recinto de la ciudad amurallada romana, pero existen también otras extramuros, como presas, acueductos y las termas de Alange, en medio de un entorno natural y unos paisajes muy parecidos a los de los tiempos romanos. 
   Mérida es un buen ejemplo de una capital de provincia romana imperial. Su desarrollo histórico se puede apreciar aún hoy en el trazado urbano de sus calles, y muchas construcciones todavía conservan su función original (el puente sobre el Guadiana, el acueducto de San Lázaro, la presa de Proserpina, diques, cloacas y alcantarillas) o han sido rehabilitadas para usos modernos, como el Teatro, donde se celebra desde hace décadas un festival de teatro clásico. El acueducto de los Milagros es uno de los varios acueductos que proveían de agua a la ciudad salvando el valle del río Albarregas. Sus altos pilares de granito y ladrillo sostenían una arquería superpuesta a tres niveles (ver foto en la exposición de fotoAleph Todas las aguas son el agua) por cuyo conducto superior corría el agua procedente del pantano de la Albuera.
  Sobreviven también edificaciones de épocas posteriores, como las murallas de época visigoda, las basílicas paleocristianas de Santa Olalla y Santa Lucía del Trampal, y la Alcazaba de época musulmana con su aljibe y sus dinteles visigóticos reaprovechados (ver fotos en la exposición de fotoAleph El legado de los visigodos).

 

 





Monasterio de Poblet
   
   Esta abadía cisterciense de Cataluña (ubicada en el término municipal de Vimbodí, Tarragona) es una de las más grandes de España, y una de las más extensas y complejas del mundo. Fue construida de los siglos XII al XVI, alrededor de una iglesia que data del siglo XIII.
Patrimonio Humanidad   En 1148, tras una victoria sobre los musulmanes, Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, promovió la fundación de un monasterio, para lo cual cedió a los monjes cistercienses de la abadía francesa de Fontfroide los dominios del nuevo cenobio, en la fértil cuenca de Barberá. Posteriormente se sucedieron las donaciones de reyes y nobles, y el monasterio alcanzó en el siglo XIV su máximo esplendor.
   En 1175 Alfonso I otorgó escritura para que su cuerpo reposara en la abadía, y Poblet se convirtió desde entonces en panteón de los reyes de la corona de Aragón.
   El monasterio, de arquitectura a la vez austera y majestuosa, incluye una residencia real fortificada y adquiere en conjunto el aspecto de un pequeño pueblo medieval (Poblet). Está estructurado en tres recintos, rodeados de una muralla almenada y una serie de torreones cuadrados o poligonales, dos de los cuales flanquean la Puerta Dorada. El recinto exterior se compone de edificios del siglo XVI, como almacenes, talleres y viviendas para los trabajadores seglares, además de locales relacionados con las actividades económicas de la comunidad. Este recinto también conserva la capilla gótica de Sant Jordi, construida en 1452. La Puerta Dorada da acceso al segundo recinto, compuesto de una plaza mayor, alrededor de la cual se alzan los restos del hospital para pobres, la capilla románica de Santa Catalina y el tesoro. El tercer y más interno recinto está a su vez fortificado e incluye una iglesia, un claustro y las habitaciones de los monjes.
   La iglesia central es de planta basilical de tres naves con transpeto y girola. La cubierta es de bóveda apuntada en la nave central y bóvedas de crucería en las laterales. En el interior destacan el retablo renacentista y las tumbas reales. El gran claustro de estilo gótico conserva el lavatorio, alrededor del cual se estructuran las estancias más antiguas del monasterio: la sala capitular, el refectorio, la cocina, la biblioteca, el scriptorium y el dormitorio. La biblioteca y el scriptorium adquirieron desde el siglo XIII gran celebridad por sus obras de leyes e historia.
   El monasterio de Poblet es muy importante en términos artísticos, históricos y culturales por su papel clave en la repoblación y explotación agrícola de Cataluña bajo la Corona de Aragón. Poblet ha sido en esencia un centro espiritual en la vida de Cataluña, desde su fundación hasta nuestros días.

 


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Ciudad vieja de Salamanca
   
   Esta antigua ciudad universitaria en la comunidad autónoma de Castilla-León estaba ya habitada en tiempos protohistóricos. Conquistada por los cartagineses en el siglo III a C, se convirtió en un asentamiento romano con el nombre de Helnántica. Los musulmanes la gobernaron hasta 1085, cuando fue reconquistada por Alfonso VI. Fue repoblada por su yerno el conde Raimundo de Borgoña a principios del siglo XII. Desde la fundación del Estudio General en tiempos de Alfonso IX de León, Salamanca fue cobrando importancia, hasta que en el siglo XVI aquella institución fue elevada al rango de Universidad, la más antigua de España y una de las más antiguas de Europa, en cuyas aulas impartieron sus enseñanzas Nebrija, el Tostado y fray Luis de León, así como, en tiempos más recientes, Meléndez Valdés y Unamuno.
   Comenzando por el puente romano que salva el río Tormes, el centro histórico de Salamanca alberga importantes monumentos románicos, góticos, mudéjares, renacentistas y barrocos, que atestiguan los dos mil años de historia de la antigua Salmantica. La magnífica Plaza Mayor (1729-1755), con sus galerías y arcadas, constituye el corazón de la ciudad. Entre sus principales monumentos podemos citar la Catedral Vieja (siglo XII), la Catedral Nueva (siglo XVI), la Clerecía, la Casa de las Conchas, los palacios de la Salina y Monterrey, así como numerosas iglesias, conventos y colegios. Estos últimos eran generalmente instituciones benéficas, estrechamente ligadas a la Universidad. 
   Salamanca debe su idiosincrasia sobre todo a la Universidad, cuyo complejo de edificios góticos, renacentistas y barrocos, con su famosa fachada plateresca, dan realce arquitectónico a una institución que se proclamó "Madre de las virtudes, las ciencias y las artes", convirtiendo a Salamanca en un excepcional ejemplo de antigua ciudad universitaria, en la estela de Oxford o Cambridge.
   La mayoría de estos edificios está localizada en el casco antiguo. Sin embargo, otros monumentos ubicados en los alrededores son también notables ejemplos de arquitectura religiosa: las iglesias románicas de San Marcos, San Juan de Barbalos, San Cristóbal, los conventos de Las Claras y Santa Teresa, la iglesia gótico-renacentista de Sancti Spiritus, y el Colegio de los Irlandeses.

 






Ciudad vieja de Segovia y su acueducto

   Hace unos días, buscando unas horas de paz, de sosiego, de unidad de mí mismo, pasé por la ciudad de Segovia, la de aquella arpa de piedra del acueducto –es expresión consagrada ya– en que tañen los siglos sus recuerdos de eternidad.
   Miguel de Unamuno. Visiones y comentarios

   La ciudad vieja de Segovia, localizada en el centro de España, en la comunidad autónoma de Castilla-León, se levanta en dos promontorios rocosos de la confluencia de los ríos Eresma y Clamores. Segovia alcanzó su apogeo a fines de la Edad Media con los reyes de la casa de Trastamara, Juan II y Enrique IV, Patrimonio Humanidadque establecieron en ella su corte, residiendo en el Alcázar. La ciudad fue escenario de la proclamación de Isabel la Católica como reina de Castilla. El trazado de su conjunto urbano responde a una estratificación social cuya jerarquía estaba organizada por la pertenencia de sus habitantes a las diferentes comunidades culturales. Musulmanes, cristianos y judíos convivieron un largo periodo en la ciudad medieval y trabajaron juntos durante el auge artesanal del siglo XVI. Este proceso cultural queda evidenciado por el gran número de monumentos de la ciudad, entre los que sobresale el acueducto.
   El acueducto romano de Segovia, construido probablemente en 50 d C, está excepcionalmente bien conservado. Esta impresionante obra de ingeniería hidráulica forma parte indisoluble del paisaje urbano de Segovia y constituye su principal seña de identidad. Es una colosal construcción de bloques sillares de granito asentados en seco, sin argamasa ni trabazón, de 813 m de longitud, dividido en cuatro segmentos rectilíneos y dos niveles de arcadas superpuestas sostenidas por 128 pilares. En el tramo más bajo del valle alcanza una altura de 28,5 m sobre el nivel del suelo.
   Los imponentes acueductos que sobreviven en Segovia, Tarragona y Mérida ilustran sobre la determinación política del imperio romano de dotar de infraestructuras de ingeniería civil a las tierras conquistadas por sus ejércitos. Frontinus los describió como "el más solemne testimonio del Imperio".
   Otros monumentos importantes de Segovia son el Alcázar, comenzado hacia el siglo XI y sucesivamente restaurado, diversas iglesias románicas (detacando las de San Esteban, San Justo y la Vera Cruz), palacios nobiliarios de los siglos XV y XVI, y la catedral gótica del siglo XVI, la última erigida en España en este estilo. Segovia gozó del privilegio de acuñar moneda y su Casa de Moneda es el más antiguo edificio industrial existente en España.

 

 



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Catedral, Alcázar y Archivo de Indias en Sevilla
   
   Sevilla, la antigua Hispalis (topónimo de origen ibérico), prosperó bajo el imperio romano. En sus proximidades se hallaba Itálica, ciudad que fue cuna de los emperadores Trajano y Adriano. Importante centro cultural bajo los visigodos, cayó a principios del siglo VIII bajo el dominio de los musulmanes, que la denominaron Isbiliat, término del que derivó "Sevilla".
   La Catedral (con la Giralda), el Alcázar y el Archivo de Indias conforman un grandioso complejo monumental en el corazón de Sevilla, muy ilustrativo de la simbiosis entre las culturas islámica y cristiana que caracterizó a Andalucía entre 1248 (año de la reconquista de la ciudad por Fernando III el Santo) y el siglo XVI. El conjunto resume simbólicamente la "edad de oro" del imperio español, al combinar elementos de la dominación musulmana, el poder eclesiástico del catolicismo, la soberanía monárquica y el poderío económico que adquirió España gracias a la colonización del Nuevo Mundo, tras los descubrimientos de Colón.
   Fundada en 1403 en el emplazamiento de la gran mezquita de Sevilla, la Catedral, construida en estilo gótico y renacentista, abarca siete siglos de historia. Con sus cinco naves, es el mayor edificio gótico de Europa en superficie ("Hagamos una iglesia tan grande que los que la vieren nos tomen por locos"). Su torre-campanario (de 97,5 m de altura), conocido como la Giralda, era el primitivo minarete de la mezquita, una obra maestra de la arquitectura almohade, aunque su remate fue rediseñado en la época renacentista por Hernán Ruiz. La Sala Capitular es el primer ejemplo conocido de uso de planta elíptica en el mundo occidental. La catedral alberga la tumba de Cristóbal Colón.
   El núcleo primitivo del Alcázar fue erigido en el siglo X como palacio del gobernador musulmán y todavía hoy es utilizado como residencia de la familia real española en Sevilla, manteniendo por tanto su función original como sede de la jefatura de Estado. Sucesivamente restaurado desde la Alta Edad Media hasta nuestros días, se compone de un grupo de edificios palaciegos con sus jardines adyacentes. El Alcázar sintetiza un singular compendio de estilos, donde algunas áreas del palacio almohade original, como el Patio del Yeso o los Jardines del Crucero, coexisten con el palacio de Pedro I el Cruel, notable ejemplar del estilo múdejar, y otras dependencias renacentistas, barrocas y neoclásicas. La Sala de los Almirantes era el cuartel general de la Casa de Contratación, que regulaba las expediciones de exploración emprendidas en el periodo de los descubrimientos. 
   Sevilla llegó a su apogeo en los siglos XVI y XVII por su papel de "Puerta de las Indias", es decir, por ser el único puerto de salida y entrada de las rutas navales a Hispanoamérica, de las que detentó el monopolio de 1503 a 1718. El edificio del Archivo de Indias fue construido en 1585 por el arquitecto Juan de Herrera, responsable de las obras de El Escorial, para albergar la Lonja o Consulado de Mercaderes de Sevilla. Transformado en 1785 en el Archivo General de Indias, ha sido desde entonces el depósito de la mayor colección de documentos relacionados con el descubrimiento de América y las consiguientes relaciones políticas y comerciales con los países del Nuevo Mundo. El Archivo de Indias simboliza los lazos entre el Viejo y Nuevo Mundo y es uno de los más insignes logros de la arquitectura renacentista española, que ejerció una marcada influencia en la arquitectura barroca andaluza y el neoclasicismo español.

 

 




Tarragona. Sitio arqueológico de Tarraco
   
   "...colonia Tarracon, Scipionum opus"
   (Plinio, Historia Natural, III. 21, 5)
   
   La ocupación romana de la Península Ibérica duró seis siglos y medio, desde aproximadamente 250 a C hasta 409 d C.
   En 218 a C, a comienzos de la segunda guerra púnica, los Escipiones, en su campaña bélica contra los cartagineses, llegaron al antiguo asentamiento prerromano conocido como Cesse, población de la tribu ibera de los cessetanos o cossetanos, en cuyo territorio iba a fundarse Tarraco. En sus comienzos un praesidium militar, Tarraco alcanzó en 27 a C el rango de capital de la Provincia Hispania Citerior, también conocida como Tarraconensis, una de las tres provincias de Roma en tierras de Hispania, junto a la Bética y la Lusitania. Esta urbe, hoy Tarragona (Cataluña), es la más antigua fundación romana en la península.
Patrimonio Humanidad   Tarraco creció hasta convertirse en una poderosa ciudad portuaria, con una cuidada planificación urbana, y protegida por un gran recinto amurallado. Bajo la denominación de Colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco, gozó de los mismos privilegios que Roma y en ella residieron temporalmente Escipión, César Augusto, Galba y Adriano.
   Importante centro administrativo y comercial del Imperio Romano, beneficiada por su clima templado y su favorable configuración geográfica, Tarraco fue embellecida con numerosas construcciones monumentales (las que eran habituales en toda ciudad romanizada: templos, palacios, foros, anfiteatro, teatro, circo, etc.) y dotada de infraestructuras de ingeniería civil y militar (murallas, puerto, acueductos para el suministro de agua, calzadas, etc.), cuyos restos fragmentarios salidos a la luz en las excavaciones, más los que se pueden entrever semiocultos bajo el tejido urbano de la ciudad moderna, atestiguan la magnificencia que llegó a alcanzar en su tiempo esta capital. Tarraco fue también uno de los lugares de la Península Ibérica donde desde épocas más tempranas fue penetrando el cristianismo.
   Desde el año 2000, el rico legado arqueológico romano y paleocristiano de Tarraco está incluido en el Catálogo del Patrimonio Mundial. Según la Unesco, los restos romanos de Tarraco son de una importancia excepcional en el desarrollo de la planificación urbanística romana y sirvieron de modelo para las capitales provinciales en el resto del mundo.
   
Torre de los Escipiones
   A 6 km de Tarragona, levantado a la vera de la Via Augusta (la larga calzada romana que conectaba los Pirineos con Cádiz pasando por Barcino, Tarraco y Sagunto), este monumento funerario, fechado en la primera mitad del siglo I d C, se ha convertido en una de las señas de identidad de la ciudad.
   En forma de torre de planta cuadrada, se componía de cuerpos cúbicos superpuestos de dimensiones decrecientes, el conjunto asentado sobre un sólido podio. El remate, que se ha perdido, tendría techumbre piramidal. Lo que queda de la torre alcanza hoy los 9 m de alto. En el nivel superior se intuye una inscripción muy borrada, en la que sólo se puede leer el nombre 'Cornelius'. El nivel que descansa sobre el podio exhibe en la fachada dos figuras masculinas en relieve, en pie sobre sendos pedestales adosados. Ambas figuras representan a Atis, dios proveniente de Frigia (Asia Menor, hoy Turquía), amante de Cibeles y asociado a los cultos mortuorios, tocado con su característico gorro frigio.
   Estas esculturas fueron erróneamente identificadas hace algún tiempo con los hermanos Escipiones (Cneo y Publio), reputados como los fundadores de Tarraco; de ahí el nombre del monumento.
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Colección de fotografías de Tarragona en fotoAleph
Tarragona romana y paleocristiana





Ciudad histórica de Toledo
   
   La ciudad de Toledo fue sucesivamente, a lo largo de sus dos mil años de historia, un asentamiento celtíbero, un municipio romano, la capital del reino visigodo, una fortaleza del emirato de Córdoba, un puesto avanzado de los reinos cristianos en la Reconquista y, en el siglo XVI, la sede temporal del imperio de Carlos I.
Patrimonio Humanidad   La antigua Toletum era una ciudad que poseía un indudable valor estratégico por su ubicación en el centro de la península, asentada sobre una colina y protegida por la profunda hoz del río Tajo, que la circunda en sus tres cuartas partes. En 572 el rey visigodo Leovigildo elevó Toledo al rango de capital del reino hispanogodo, derrotando a los suevos, sometiendo (temporalmente) a los vascos y unificando así la práctica totalidad de la Península Ibérica. Leovigildo la convirtió también en la principal sede arzobispal del reino, con lo que esta urbe adquirió una gran relevancia religiosa, como lo prueban los dieciocho Concilios de Toledo celebrados hasta el año 702. 
   Posteriormente, Toledo cayó bajo el dominio musulmán y, tras el desmembramiento del califato de Córdoba, fue capital de uno de los reinos de Taifas. La ciudad fue reconquistada en 1085 por el rey de Castilla Alfonso VI y al ser elegida en 1525 por Carlos I como capital de su imperio alcanzó su máxima cota de prosperidad. En 1561 Felipe II trasladó su corte a Madrid, y Toledo comenzó a perder paulatinamente su importancia política. 
   Toledo conservó, sin embargo, hasta nuestros días su aspecto de ciudad medieval, jalonada de un gran número de mezquitas, sinagogas, iglesias, conventos y fortalezas, y dotada de una floreciente industria artesanal, producto de la convivencia de tres culturas heterogéneas: la judaica, la cristiana y la musulmana.
   De la época visigoda subsisten partes de las murallas. De la época musulmana, se conservan la mezquita de Bib al-Mardum (siglo X; hoy ermita del Cristo de la Luz) y la mezquita de las Tornerías (siglo XI). La arquitectura mudéjar está representada por las sinagogas judías de Santa María la Blanca y la del Tránsito, así como las iglesias de San Román, el Cristo de la Vega, Santiago del Arrabal y Santo Tomé (esta última con la pintura "El entierro del conde de Orgaz", del Greco). La catedral gótica se comenzó a a edificar en 1226 bajo la protección del rey Fernando III y el arzobispo de Toledo Ximénez de Rada, y alberga en su interior numerosas obras de arte. El monasterio franciscano de San Juan de los Reyes, fundado por los Reyes Católicos, fue construido por Juan Guas en estilo gótico hispano-flamenco. El Hospital de la Santa Cruz, renacentista, fue diseñado por Enrique de Egas a principios del siglo XVI. El Alcázar, comenzado hacia 1531, domina toda la ciudad y su defensa por parte del bando nacional fue uno de los episodios más trágicos de la Guerra Civil española. En Toledo pueden visitarse también un gran número de iglesias barrocas y neoclásicas, y los museos de la Casa del Greco y el Taller del Moro.

 





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Estados Unidos
   
Estatua de la Libertad
   
   La Estatua de la Libertad fue un regalo de Francia a los Estados Unidos.
   Se levanta en una pequeña isla (5 Ha) del puerto de Nueva York, a 2,6 km de Battery, el punto más meridional de Manhattan: la Isla de la Libertad.
   Es una estatua de tamaño colosal realizada en París por el escultor francés Augusto Bartholdi, con la colaboración de Gustave Eiffel (el artífice de la famosa torre) para la confección de su estructura interna.
   El pedestal de 27 m sobre el que se alza la estatua es obra del arquitecto estadounidense Richard Morris Hunt, instalado en el centro de la antigua fortaleza de Fort Wood, fortín militar de planta estrellada de once puntas, construido en 1808-1811 para defender el puerto de Nueva York.
   Inaugurada en 1886, la Estatua de la Libertad es una escultura hueca de 46 m de alto, compuesta de placas de cobre ensambladas sobre una estructura de hierro con tal precisión, que a distancia toman apariencia de una superficie continua.
   La figura femenina de la estatua, de un depurado estilo que recuerda al neoclásico, está cubierta de una toga romana. Con su mano derecha alzada sostiene una antorcha (símbolo de la libertad "que ilumina al mundo") y en la izquierda porta una tabla, que lleva inscrita en números romanos la fecha de 4 de julio de 1776, día de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América. Junto a los pies se ve una cadena rota.
   La Estatua de la Libertad fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1984. Además de sus valores estéticos y como obra de ingeniería, la importancia de la escultura reside en su carga simbólica, como un gesto de amistad internacional y un canto a la libertad.

 

 

 

 

 

 




Etiopía
   
Axum
   
   Cuesta creer que esta localidad, una pequeña ciudad de aspecto rural en el norte de Etiopía (meseta de Tigray), fuera en la antigüedad la capital de un poderoso imperio que comprendía Etiopía, Eritrea y el sur de la Península Arábiga.
Patrimonio Humanidad   Fundada probablemente por los sabeos, gentes procedentes del legendario reino de Saba en el sur de Arabia (actual Yemen), en el primer milenio antes de Cristo, Axum alcanzó su apogeo en los siglos IV y V d C, cuando se convirtió en el mayor centro comercial en África nororiental. Sus mercaderes llegaban hasta Alejandría y más allá del Nilo, e incluso hasta lugares tan remotos como la isla de Sri Lanka.
    Ubicado en una encrucijada entre tres continentes (África, Arabia y el mundo grecorromano), el reino de Axum era una civilización estrechamente relacionada con los mineos y los sabeos del sur de Arabia, por lo menos desde el siglo VI a C, época de la que se conservan los más antiguos testimonios arqueológicos en Etiopía (como el templo de Yeha). 
   Alrededor del siglo I d C gobernaba en Axum un rey llamado Zoscales que conocía perfectamente la lengua griega y cuyos dominios se extendían desde Axum hasta el extremo oriental de África. En el siglo III, un líder religioso iraní, Mani, menciona el imperio axumita en una de sus epístolas, calificándolo como uno de los cuatro mayores imperios del mundo. También el próspero reino de los himyaritas, sucesor de los sabeos en el sur de la Península Arábiga, cayó bajo el poder de los axumitas. Éstos llegaron incluso a derrotar la flota romana en el Mar Rojo. El reino de Axum era por entonces el más poderoso estado existente entre el Imperio Romano Oriental y el Imperio Persa.
   En Axum se acuñaron monedas –por primera vez en el África subsahariana– con efigies de los emperadores axumitas.
   El rey Ezana accedió al trono entre 320 y 325. Ezana promulgó el cristianismo como religión de estado. Axum se convirtió así política y religiosamente en aliado del Egipto bizantino, y la Iglesia Etíope quedó subordinada a la Iglesia Egipcia, más tarde conocida como Iglesia Copta. 
   Axum sigue siendo hoy, junto con Lalibela, uno de los principales centros religiosos de Etiopía. Sus antiguas ruinas fueron calificadas por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1980.
   Las ruinas de Axum, datadas entre el siglo I y el XIII d C, incluyen obeliscos monolíticos, estelas gigantes, tumbas reales y restos de antiguas fortalezas. Se calcula que lo descubierto hasta ahora es solo una pequeña parte de lo que esconde el subsuelo de Axum. Las excavaciones continúan al día de hoy.
   Los monumentos más impresionantes de Axum son los obeliscos monolíticos que se levantan en un campo de estelas frente a la catedral de Sión. Datan de los siglos III y IV d C. El más grande de los que se yerguen en pie supera en altura los 23 m, está atribuido al rey Ezana (s. IV), y sus caras están cuidadosamente talladas para representar un edificio de nueve pisos, con puertas, ventanas y todos los elementos propios de la arquitectura axumita. 
   Cerca se levanta un obelisco casi gemelo, que durante la invasión italiana de Etiopía había sido trasladado a Roma como trofeo de guerra por las tropas mussolinianas e instalado en la plaza de Porta Capena. El obelisco fue devuelto a Axum en 2005 y reerigido en 2008. 
   El mayor de todos los obeliscos tiene 33 m y yace por tierra quebrado en pedazos en el mismo lugar donde se colapsó, quizá durante el mismo proceso de erección. Es posiblemente la mayor estela monolítica que intentó erigir el ser humano en la antigüedad. 
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Fasil Ghebbi, región de Gondar
   
    Gondar es una populosa ciudad situada a 30 km al norte del lago Tana, estado de Amhara, en las estribaciones meridionales de las montañas Simien, las más altas de Etiopía. Ubicada a 2.100 m sobre el nivel del mar sobre una altiplanicie basáltica, los arroyos que rodean la ciudad fluyen hasta desembocar en el lago Tana. 
Iglesias talladas en roca de Lalibela
  
   Lalibela es un pueblo en el corazón de Etiopía que constituye uno de los más importantes centros religiosos de la cristiandad etíope y es desde hace siglos una concurrida meta de peregrinaciones.
   Lalibela esconde en sus entrañas un tesoro arquitectónico que ha sido calificado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad: un excepcional conjunto de iglesias y edificios rupestres monolíticos, esculpidos –que no construidos– en su subsuelo rocoso durante la Edad Media, con el propósito de crear en África una nueva Jerusalén.
   Estas iglesias no son fósiles arqueológicos sino instituciones vivas, que mantienen vivo el culto hasta el día de hoy. Quienes las visiten pueden asistir a ceremonias religiosas en un ambiente propio de otros tiempos, y conocer algunas de las curiosas peculiaridades del cristianismo ortodoxo etíope, la mayor en número de fieles de las iglesias independientes orientales.
   Centro religioso con una nutrida comunidad monástica, Lalibela es la segunda ciudad santa del país después de Axum. Es asimismo una importante meta de peregrinaje y un lugar muy venerado por los fieles nativos.
   Su nombre primitivo era Roha. Fue rebautizado como Lalibela en honor a su monarca Gebre Meskal Lalibela, el más ilustre rey de la dinastía zagüe (o zagwe), de la que la ciudad de Roha fue capital durante 300 años. Según la tradición, este emperador (rey de reyes) impulsó la creación de las once iglesias monolíticas que han hecho famoso al lugar. El soberano las mandó fundar con la intención de reemplazar a Axum como capital imperial de Etiopía.
   Gebre Meskal Lalibela (1172-1212), personaje canonizado por la Iglesia Etíope, había nacido en Roha, siendo el benjamín de la familia reinante. Al poco tiempo de nacer, un enjambre de abejas se posó en su cuna, lo que suponía un claro augurio sobre el futuro glorioso a que estaba destinado. Nunca tan pocas sílabas tuvieron tanto sentido: Lalibela quiere decir en la lengua de los zagües 'las abejas reconocen su soberanía'.
   La historia, como es habitual en Etiopía, se entreteje con la leyenda cuando relata que Dios ordenó al rey construir diez iglesias monolíticas, proporcionándole instrucciones detalladas sobre su estructura arquitectónica e incluso sus colores.
   Cuentan también que Lalibela, cuando era muchacho, fue envenenado por su hermanastro, que era a la sazón el rey y temía que le disputara el trono. Lalibela cayó en un coma de tres días durante los cuales fue llevado al cielo, donde tuvo una visión de una ciudad enteramente esculpida en roca que le inspiró el proyecto. Otros relatos aseguran que Lalibela marchó en peregrinación a Jerusalén, la ciudad santa de los judíos, los cristianos y los musulmanes, y allí hizo el voto de crear una Nueva Jerusalén cuando regresara a su tierra.
   Leyendas no faltan en torno a estas iglesias: hay incluso quienes afirman que fueron realizadas por los templarios europeos. Se habla asimismo de la existencia de un largo túnel subterráneo que conduce de Lalibela a Jerusalén.
   La undécima iglesia de Lalibela fue supuestamente realizada por Meskal Kebra, la esposa del rey Lalibela, también venerada como santa por la Iglesia Etíope.
   Las iglesias de Lalibela están divididas en dos grupos de cinco (a excepción de Bet Giorgis, que fue esculpida aislada), las de cada grupo conectadas entre sí por un laberinto de túneles y desfiladeros, y provistas de un sistema de canales de evacuación de aguas, murallas, fosos y trincheras, todos ellos rupestres, así como de pasadizos destinados a procesiones rituales.
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Colección de fotografías de Lalibela en fotoAleph
Patrimonio Humanidad   Gondar gozó de gran prosperidad entre los siglos XVII y XIX, cuando fue la capital de Etiopía. Este periodo de la historia de Etiopía es comparable al Renacimiento europeo, del que fue heredero en algunos aspectos. Sus arquitectos, inspirados en los modelos indo-portugueses introducidos por los misioneros, construyeron notables ejemplares de abadías y castillos, en un estilo influenciado por la arquitectura mogol de la India y la otomana de Turquía, cuya presencia sorprende en el continente africano, por lo general desprovisto de este tipo de edificaciones. 
   El rey Fasil o Fasilides (Basilides), que reinó en Etiopía de 1632 a 1667, revocó las medidas instauradas por su padre Susinios a favor del catolicismo y expulsó a los misioneros jesuítas en 1633. En 1635 fundó una nueva capital, Gondar, donde se hizo construir un complejo palaciego. Su cuarto hijo Yohannes I el Justo, le sucedió en el trono de 1667 a 1682, continuando con el programa constructivo de su predecesor. El rey Iyasu I (1682-1706), canonizado como santo por la Iglesia, desarrolló aún más la ciudad y la embelleció. Con 100.000 habitantes, Gondar era la segunda ciudad más grande de África después del Cairo, y conservó su rango de capital de Etiopía durante 250 años.
   La ciudad-fortaleza de Fasil Ghebbi fue a partir del siglo XVII el lugar de residencia del emperador etíope Fasilides y de sus sucesores. Rodeada de una muralla de 900 m de perímetro, con doce entradas y tres puentes, la ciudadela encierra palacios, iglesias, monasterios y edificos exentos públicos y privados. Sus influencias estilísticas son indias y arábigas, transformadas por el estilo barroco traído a Gondar por los misioneros jesuítas.
   El recinto amurallado de Fasil Ghebbi, que fue declarado en 1979 Patrimonio Mundial por la Unesco, alberga los siguientes edificios:
   - El castillo del emperador Fasilides
   - El castillo del emperador Iyasu
   - La cancillería y la biblioteca de Yohannis I
   - El palacio del emperador David
   - El palacio de la reina Mentuab
   - Las iglesias de Gemjabet Maryam, Giyorgis y Mikael
   - El castillo, establos y sala de banquetes del emperador Bekkafa
   El castillo principal del rey Fasilides está encuadrado por cuatro torres cilíndricas esquineras de remates cupulados, muros almenados y una gran torre-atalaya de planta rectangular sobresaliendo del conjunto, que le confieren el aspecto de un castillo medieval europeo trasladado a Etiopía.
   La iglesia de Debre Berhan Selassie es la superviviente de las 44 iglesias que existieron en Gondar cuando era capital de Etiopía, habiendo sido las demás destruidas en 1888. Fue fundada por Iyasu I en 1690, y restaurada en el siglo XVIII. De planta rectangular con ábside semicircular, está rodeada de un porche columnado que crea un circunvalatorio entre el exterior y la nave. Una cruz con huevos de avestruz remata el tejado. El interior está decorado con un abigarrado programa de pinturas murales representando escenas bíblicas, que invaden los muros, el altar, el iconostasio y el techo. Son famosas, un icono recurrente en Etiopía, las pinturas del techo artesonado de madera, con cabezas de querubines asomando entre las vigas.
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Iglesias talladas en roca de Lalibela
   
   Lalibela es un pueblo en el corazón de Etiopía que constituye uno de los más importantes centros religiosos de la cristiandad etíope y es desde hace siglos una concurrida meta de peregrinaciones.
Patrimonio Humanidad   Lalibela esconde en sus entrañas un tesoro arquitectónico que ha sido calificado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad: un excepcional conjunto de iglesias y edificios rupestres monolíticos, esculpidos –que no construidos– en su subsuelo rocoso durante la Edad Media, con el propósito de crear en África una nueva Jerusalén.
   Estas iglesias no son fósiles arqueológicos sino instituciones vivas, que mantienen vivo el culto hasta el día de hoy. Quienes las visiten pueden asistir a ceremonias religiosas en un ambiente propio de otros tiempos, y conocer algunas de las curiosas peculiaridades del cristianismo ortodoxo etíope, la mayor en número de fieles de las iglesias independientes orientales.
   Centro religioso con una nutrida comunidad monástica, Lalibela es la segunda ciudad santa del país después de Axum. Es asimismo una importante meta de peregrinaje y un lugar muy venerado por los fieles nativos.
   Su nombre primitivo era Roha. Fue rebautizado como Lalibela en honor a su monarca Gebre Meskal Lalibela, el más ilustre rey de la dinastía zagüe (o zagwe), de la que la ciudad de Roha fue capital durante 300 años. Según la tradición, este emperador (rey de reyes) impulsó la creación de las once iglesias monolíticas que han hecho famoso al lugar. El soberano las mandó fundar con la intención de reemplazar a Axum como capital imperial de Etiopía. 
   Gebre Meskal Lalibela (1172-1212), personaje canonizado por la Iglesia Etíope, había nacido en Roha, siendo el benjamín de la familia reinante. Al poco tiempo de nacer, un enjambre de abejas se posó en su cuna, lo que suponía un claro augurio sobre el futuro glorioso a que estaba destinado. Nunca tan pocas sílabas tuvieron tanto sentido: Lalibela quiere decir en la lengua de los zagües 'las abejas reconocen su soberanía'. 
   La historia, como es habitual en Etiopía, se entreteje con la leyenda cuando relata que Dios ordenó al rey construir diez iglesias monolíticas, proporcionándole instrucciones detalladas sobre su estructura arquitectónica e incluso sus colores.
   Cuentan también que Lalibela, cuando era muchacho, fue envenenado por su hermanastro, que era a la sazón el rey y temía que le disputara el trono. Lalibela cayó en un coma de tres días durante los cuales fue llevado al cielo, donde tuvo una visión de una ciudad enteramente esculpida en roca que le inspiró el proyecto. Otros relatos aseguran que Lalibela marchó en peregrinación a Jerusalén, la ciudad santa de los judíos, los cristianos y los musulmanes, y allí hizo el voto de crear una Nueva Jerusalén cuando regresara a su tierra. 
   Leyendas no faltan en torno a estas iglesias: hay incluso quienes afirman que fueron realizadas por los templarios europeos. Se habla asimismo de la existencia de un largo túnel subterráneo que conduce de Lalibela a Jerusalén.
   La undécima iglesia de Lalibela fue supuestamente realizada por Meskal Kebra, la esposa del rey Lalibela, también venerada como santa por la Iglesia Etíope.
   Las iglesias de Lalibela están divididas en dos grupos de cinco (a excepción de Bet Giorgis, que fue esculpida aislada), las de cada grupo conectadas entre sí por un laberinto de túneles y desfiladeros, y provistas de un sistema de canales de evacuación de aguas, murallas, fosos y trincheras, todos ellos rupestres, así como de pasadizos destinados a procesiones rituales. 
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Lalibela. Etiopía rupestre

 






Francia
Patrimonio Humanidad   
París. Orillas del Sena


   París está muy hermoso este otoño. Era un buen lugar para ser muy joven y es una parte necesaria en la educación de un hombre. Todos nosotros lo amamos y mentiríamos si dijéramos otra cosa. Pero es como una amante que envejece y ahora tiene otros amantes... Siempre tiene la misma edad y siempre tiene nuevos enamorados.
   Ernest Hemingway

   La ciudad de París fue creciendo en sus orígenes a lo largo de una curva del río Sena, en la confluencia de los ríos Marne y Oise. La parte antigua de la ciudad comprende los puentes, muelles y orillas del Sena entre el Puente de Sully y el Puente de Iéna, la isla de la Cité y la isla de Saint-Louis. La maestría de la arquitectura y planificación urbana se hace evidente en la articulación de las islas de la Cité y de Saint-Louis, la división de barrios al norte y sur, y la disposición de los muelles (quaies) a lo largo del cauce del río. El conjunto constituye un ejemplo único de urbanismo en una zona fluvial, donde se superponen armoniosamente los diferentes estratos de la historia de la capital de Francia.
   Una gran cantidad de edificos monumentales de primer orden se yerguen en estas riberas. De la isla de Saint-Louis al Pont Neuf, del Palacio del Louvre a la Torre Eiffel, del Palacio de la Concordia al Grand y Petit Palais, la evolución histórica de Paris puede contemplarse desde el río Sena. La Catedral de Notre-Dame y la Sainte Chapelle son obras maestras de la arquitectura gótica, el Pont Neuf ilustra el espíritu del Renacimiento francés, el Palacio del Louvre, los Inválidos, la Escuela Militar y la Monnaie son espléndidas muestras del elegante clasicismo parisino. De las instalaciones conservadas de las Exposiciones Universales que tuvieron lugar en París en los siglos XIX y XX sobresale por encima de los tejados y mansardas la Torre Eiffel, símbolo de París y obra maestra de la ingeniería de hierro. La isla de Saint-Louis, el Quai Malaquais y el Quai Voltaire constituyen conjuntos urbanos coherentes, con ejemplares muy significativos de la arquitectura parisina de los siglos XVII y XVIII, mientras las amplias plazas y bulevares de Haussmann, trazados en la época de Napoleón III, influyeron en la planificación urbana del mundo entero en los siglos XIX y XX. 

 






Grecia
   
La Acrópolis de Atenas
   
   El poderío político, económico y cultural que llegó a alcanzar la ciudad-estado de Atenas en torno al siglo V a C, su edad de oro, tiene su más claro reflejo en el deslumbrante conjunto de monumentos civiles y religiosos erigidos en la Acrópolis ateniense y sus alrededores, cumbre imperecedera del arte y la arquitectura de todos los tiempos. Allí podemos admirar el Partenón, el Erecteion con sus Cariátides, el templo de Niké, los Propileos, pero también una asombrosa colección de estatuas arcaicas recuperadas de templos más antiguos, hoy perdidos, que dan testimonio del proceso evolutivo que experimentó la escultura griega hasta conquistar la perfección.
Patrimonio Humanidad   Erigida sobre una afilada mole rocosa de tres hectáreas de superficie a unos 150 m sobre el nivel del mar, dominando el valle del Iliso, y con un solo acceso para salvar sus verticales paredones, la Acrópolis de Atenas fue desde tiempos remotos un emplazamiento estratégicamente inmejorable para una ciudadela y un santuario. 
   Bajo el régimen de Pericles, a mediados del V a C, Atenas llegó a su apogeo, convirtiéndose en la ciudad-estado más poderosa e influyente entre las del mundo griego, a la que sólo hacía alguna sombra Esparta.
   La Acrópolis fue totalmente reconstruida, utilizándose con generosidad el reluciente mármol blanco de las canteras del monte Pentélico, que se eleva al norte de Atenas. Y aunque las obras duraron sólo cuarenta años, sus artífices legaron al mundo un complejo monumental que ha demostrado ser imperecedero. Fue un plan urbano integral, desarrollado de forma unitaria y con visión de conjunto (‘poleodomia’), en el que participaron los mejores constructores y artistas del país. 
   En el 447 a C comenzaron las obras del nuevo santuario que más tarde sería conocido como el Partenón, destinado a albergar una gran estatua criselefantina (de oro y marfil) de la diosa Atenea, realizada por Fidias, amigo y asesor de Pericles, el más celebrado artista de su tiempo y aún hoy tenido como el más excelso creador de la escultura griega clásica. El proyecto incluía un templo a la Victoria, y un pórtico columnado monumental (los Propileos), mayores y más costosos que cualquier otro edificio previo realizado en Grecia. El conjunto monumental se completó en las últimas décadas del siglo V a C con el Erecteion, santuario consagrado a Atenea y Podeidón, que es el más afamado modelo de templo de estilo jónico. 
   El Partenón es el templo principal de la Acrópolis de Atenas, culminación del orden dórico, y todo un símbolo y resumen del esplendor de la Grecia clásica.
   Bajo la advocación de la diosa Atenea, el nombre Partenón deriva de Atenea Parthenos (Virgen), a cuyo culto estaba dedicado el santuario. 
   Data de mediados del siglo V a C, y fue proyectado y ejecutado por los arquitectos Ictino y Calicrates, por encargo de Pericles, el estadista de la Edad de Oro de Grecia, bajo la supervisión del escultor Fidias. La construcción del templo duró del 447 al 432 a C. Una vez concluido, se instaló en el fondo de su cella una gigantesca estatua de la diosa Atenea, realizada en oro y marfil por Fidias, y se efectuó la consagración del templo a la divinidad protectora de Atenas. Esta macroescultura adquirió gran celebridad en tiempos antiguos, y sirvió de referente para numerosas reproducciones en tamaños más pequeños.
   El Erecteion es un templo de orden jónico dedicado a Atenea y Poseidón, uno de los más venerados de su época, erigido en 421-406 a C en la Acrópolis de Atenas. Su construcción es atribuida, aunque sin total certeza, al arquitecto Mnesicles, el mismo que diseñó los Propileos de entrada a la Acrópolis.
   La tribuna de las Cariátides es uno de los más reconocidos ejemplos de la exquisitez formal que llegaron a alcanzar la arquitectura y la escultura griegas en su edad de oro. Seis jóvenes doncellas, talladas en mármol pentélico a tamaño mayor que el natural, vestidas con vaporosos peplos cuyos sinuosos pliegues realzan sus formas anatómicas, sostienen sobre sus cabezas la cornisa de la ‘próstasis’, o porche, que sobresale del ala meridional del templo. Perfectamente integradas en la estructura arquitectónica del edificio, y respondiendo al cien por cien a su estilo jónico, las seis cariátides orientan su mirada hacia el Partenón y hacia el camino procesional que conducía al mismo: la Vía Sacra. Su autoría se atribuye a Alcámenes, uno de los discípulos de Fidias.
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Colección de fotografías de la Acrópolis de Atenas en fotoAleph
Grecia clásica. Tesoros de la Acrópolis de Atenas

 




Patrimonio Humanidad
Meteora
   
   Uno de los más bellos y espectaculares enclaves de Grecia es el conocido como Meteora, paraje erizado de escarpados peñascos de arenisca esculpidos por la erosión natural de las masas rocosas de los Montes Cambunios, en la región de Tesalia. Son riscos y montículos de diversas alturas (una media de 300 m, con algunos que superan los 500 m), de perfil vertical, aislados unos de otros y casi inaccesibles, que se alzan en el valle del río Pinios, al norte de la pequeña ciudad de Kalabaka.
   Desde el siglo XI en adelante, nutridas comunidades de monjes se instalaron en lo alto de estos "pilares del cielo", en el ambiente de revitalización del ideal eremítico que se dio en Grecia, sobre todo a partir del siglo XV. Veinticuatro monasterios fueron construidos, superando grandes dificultades, en las cúspides de los peñascos. 
   El asentamiento monástico más antiguo, una comunidad de anacoretas, fue el Panayia Doupiani, sobre un risco llamado el pilar de Doupiani. En la base del risco está la capilla de la Santísima Virgen, probablemente del siglo XII. Hacia 1350 Athanasios Koinovitis, un monje venido de la comunidad monástica de Monte Athos, erigió en la cumbre de Plathy Lithos (la "Roca Ancha") las primeras estructuras del monasterio Gran Meteoron, cuyas reglas prohibían el acceso de mujeres. En 1367 el eremita Neilos construyó cuatro iglesias en otros tantos peñascos, una de las cuales aún subsiste. En 1388 un discípulo de Athanasios, el eremita Ioasaf (hijo del rey de Serbia), amplió el Meteoron, convirtiéndolo en el más rico e importante de los monasterios de la región. Varios cenobios más fueron levantados en los siglos XV y XVI tras la ocupación otomana de Tesalia. A pesar de sus reducidos espacios, cada monasterio albergaba celdas monacales, cisternas, una o dos iglesias y un refectorio. Algunos poseían también biblioteca. En el siglo XVI había 16 monasterios, solo accesibles mediante capazos colgados de cuerdas. Hoy día la mayoría están deshabitados, pero sobreviven comunidades monásticas en los cuatro más grandes: San Esteban (1312), Gran Meteoron (1356-72), Santísima Trinidad (1458) y Variaám o Todos los Santos (ca. 1530). Se puede acceder a ellos por puentes o escaleras talladas en la roca.
   Los monasterios sufrieron grandes daños durante la Segunda Guerra Mundial y la subsiguiente guerra civil. Su restauración en los años sesenta garantizó la preservación de los manuscritos y de los murales del siglo XVI, frescos que marcan una etapa clave en la pintura post-bizantina.

 





Ciudad medieval de Rodas de los Caballeros
   
    Rodas fue una de las pocas polis griegas que logró preservar un considerable grado de independencia en un mundo que iba siendo más y más dominado por los romanos. Había ayudado a Roma en sus guerras contra Filipo V de Macedonia, y su flota participó en la guerra contra Antioco el Grande de Siria. Sin embargo, la creciente intervención de Roma en Asia Menor, que acabó por desplazar a los rodios del control de regiones como Caria y Licia, redundó en una Patrimonio Humanidadmerma de los ingresos de Rodas, y la economía de la isla decayó aún más drásticamente cuando Roma asignó a la isla de Delos el estatus de puerto franco en 166 a C. Habiendo así reducido a Rodas a una potencia de segunda categoría, la república romana accedió a establecer con ella una alianza ventajosa.
   Durante el triunvirato de Marco Antonio, Octavio y Lepidus (43 a C), el conspirador Gaius Casius saqueó Rodas por haberse negado a apoyarle. Aunque Rodas se mantuvo durante el siguiente siglo como una ciudad libre, nunca recuperó su antigua prosperidad. 
   La historia de Rodas bajo el régimen bizantino, a partir de 295 d C, no tuvo acontecimientos dignos de reseñar hasta comienzos del siglo VII, en que las tropas del emperador persa sasánida Cosroes II, en sus guerras con Bizancio, ocuparon las islas de Chipre y Rodas. Fue por poco tiempo: la expansión árabe de principios del siglo VII propagando la nueva fe islámica destruyó el imperio sasánida
   En 653-658 los árabes ocuparon la isla y despiezaron los restos del Coloso de Rodas, que yacían por tierra desde su colapso casi nueve siglos antes. En 717-718 la isla de Rodas fue invadida de nuevo por los sarracenos, en la misma década en que los musulmanes entraban en Al-Andalus.
   Más tarde los cruzados utilizaron Rodas como un puerto de escala y suministro en sus incursiones bélicas. A partir de 1309 los Caballeros de Rodas (de la orden de los Hospitalarios) hicieron de Rodas una fortaleza inexpugnable y armaron una poderosa flota para proteger de los turcos las rutas marítimas del sureste del Mediterráneo.
   Tras dos siglos de ofensiva turca los Caballeros evacuaron Rodas en 1522 en una capitulación honrosa ante el sultán otomano Solimán el Magnífico, abandonando la isla para establecerse en Italia y luego en Malta. La isla decayó lentamente como consecuencia de la emigración, las epidemias de peste y la intransigente administración otomana, que se prolongó hasta 1912, cuando Italia arrebató Rodas a los turcos. 
   La ocupación italiana (1912-1943) trajo consigo carreteras pavimentadas, construcción de obras públicas y una gran actividad arqueológica, con la restauración de monumentos antiguos y medievales. La ciudad de Rodas de los Caballeros era el centro administrativo de las islas del Dodecaneso. Con el tratado de paz de los aliados con Italia en 1947, Rodas fue cedida a Grecia.
   Con el Palacio de los Grandes Maestros, el Gran Hospital y la Calle de los Caballeros, la Ciudad Alta de Rodas es uno de los más bellos conjuntos urbanos del periodo gótico. En la Ciudad Baja, la arquitectura gótica convive con mezquitas, baños públicos y otros edificios que datan del periodo otomano. La ciudad medieval de Rodas de los Caballeros fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1988.
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Exposición de fotografías de Rodas en fotoAleph
La isla de Rodas

 

 

 

 







Guatemala
   
Antigua Guatemala
   
   Antigua Guatemala es una de las poblaciones latinoamericanas que mejor han sabido conservar la atmósfera encantada de las viejas ciudades coloniales del Nuevo Mundo. Y lo ha hecho –doble mérito– teniendo que librar una lucha titánica contra las furias de la Naturaleza, en una de las regiones de mayor actividad volcánica y sísmica del continente.
   Una y otra vez Antigua ha renacido de sus escombros, de la pavorosa destrucción acarreada por los cataclismos naturales que tornan con fatal periodicidad a sumirla en ruinas. Una y otra vez sus habitantes relevantaron con tesón iglesias, palacios y viviendas para devolver a la vida esta joya del urbanismo y de la arquitectura barroca, en la que se respira, mezclada con aromas y colores indígenas, la añoranza de tiempos que volaron para siempre.
Patrimonio Humanidad   En un bucólico entorno de verdeantes colinas, plantaciones y tupida vegetación tropical, no lejos de los volcanes Fuego y Acatenango, y al pie del volcán Agua, cuyo cónico perfil se yergue amenazador en el horizonte sur, Antigua Guatemala, situada a 1.500 m de altitud, en una región de fuerte actividad volcánica y sísmica, disfruta todo el año de un benigno clima primaveral.
   Antigua Guatemala es hoy una pequeña y apacible ciudad de poco más de 40.000 habitantes, anclada en el siglo XVIII, salpicada de abundantes ruinas de edificios coloniales, semiderruidos por los terremotos, que la convierten en un museo de la historia de la colonización española.
   Posee un trazado urbano de tipo ortogonal, con calles orientadas en dirección norte-sur y este-oeste, que se cruzan en ángulos rectos formando bloques cuadrangulares de casas o 'cuadras'. En el centro de la retícula urbana se abre la Plaza de Armas, a cuyos lados se levantan la Catedral, el Palacio de Capitanes, el Ayuntamiento y otros edificios civiles de tiempos coloniales que todavía tienen función pública.
   La historia de Antigua está marcada por un ciclo repetitivo de construcción-destrucción-reconstrucción a causa de los terremotos que sacuden periódicamente sus tierras. Algunos de sus edificios fueron relevantados hasta ocho veces. Su arquitectura se caracteriza por la obsesión de contrarrestar los efectos de la intensa actividad telúrica que azota la zona: viviendas bajas de una sola planta, torres masivas y achaparradas, muros y pilares exageradamente gruesos...
   Diseminados por toda la ciudad se pueden ver numerosos monumentos de carácter religioso, en su mayor parte de la época barroca (siglos XVII y XVIII), con sus interiores parcialmente arruinados por los temblores de tierra, así como edificios gubernamentales y residencias privadas reconstruidas, que constituyen en su conjunto un valioso y relativamente bien conservado testimonio de la arquitectura colonial española del periodo barroco. 
   Una de las calles de Antigua, la de los Pasos, ejerce la función de Via Crucis, un camino de peregrinación ritual dividido en catorce etapas o 'pasos' que simbolizan otros tantos episodios de la Pasión de Cristo acaecidos, según la tradición evangélica, en su recorrido de camino al Gólgota. Cada cierto tramo se levanta un 'paso' en forma de capilla barroca, y la vía desemboca en el Calvario, un complejo formado por varios edificios religiosos que hacen gala de una gran fantasía arquitectónica.
   No todo son, sin embargo, edificios religiosos o gubernamentales en la arquitectura colonial de Antigua. También las mansiones, residencias y casas particulares, aunque sean modernas, respetan las formas arquitectónicas de la época de la colonización española, confiriendo a toda la ciudad una unidad de estilo y una atmósfera que evoca otras épocas de mayor gloria.
   En 1942 la ciudad de Antigua Guatemala fue declarada Monumento de las Américas por la VIII Asamblea General del Instituto Panamericano de Geografía e Historia. En 1979 fue calificada como Patrimonio Cultural Mundial por la Unesco.
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Entre volcanes. Antigua Guatemala

 



Patrimonio Humanidad


Parque arqueológico y ruinas de Quiriguá
   
   Quiriguá fue una antigua capital maya de los últimos siglos del Período Clásico. No muy lejos de Copán a vuelo de pájaro, pero separadas de esta ciudad por la actual frontera Guatemala-Honduras, las ruinas de Quiriguá duermen su sueño de siglos en el valle del río Motagua, en una región de cultivo bananero y exuberante flora tropical a base de palmeras, ceibas y caobas. Los vestigios arqueológicos de Quiriguá aportan al arte maya dos de sus elementos más originales: las estelas esculpidas (las más altas del mundo maya) y los altares llamados zoomorfos. La calidad de la escultura en estas piezas es excepcional y alcanza una de las cúspides del arte antiguo de América Central, constituyendo una de las más bellas expresiones, junto con las de Copán, de la plástica maya monumental. La llamada escuela de Motagua de escultura ejerció una influencia artística considerable en toda la región de Copán y Belice. 
   Los monumentos esculpidos en Quiriguá contienen inscripciones jeroglíficas datadas que se refieren a acontecimientos sociales, políticos o históricos, y que han permitido reconstruir, en la escasa medida en que han sido descifrados, una buena parte de la Historia maya. 
   Existen en Quiriguá 13 estelas y 12 esculturas zoomórficas.
   La mayor de las estelas (Estela E) mide más de diez metros de alto. Son esculturas monumentales ejecutadas en monolitos de arenisca sin ayuda de herramientas de metal. Constituyen muestras indudables del extraordinario sentido estético y consumada destreza artística desarrollados por los escultores mayas del Clásico. 
   Todas las estelas mayas de Quiriguá muestran un relieve con una figura de cuerpo entero y de pie en su cara principal, o a veces en sus dos caras. Se trata siempre de un soberano ricamente ataviado con suntuosas vestimentas y un tocado a base de máscaras superpuestas, que porta un cetro ceremonial o bastón de mando. La cabeza está por lo general realizada en altorrelieve, mientras que el resto del cuerpo y ornamentos están en bajorrelieve. 
   La Estela D es una de las más altas y está fechada en el 766 d C. Es notable el estilo de los glifos de las caras laterales, que figuran entre los más bellos del arte maya; son llamados de cuerpo entero, por contraposición a los glifos comunes, que presentan solamente la cabeza de los personajes. 
   Al pie de la escalera que asciende a la Acrópolis de Quiriguá por su lado sur, se han hallado los altares O y P, grandes bloques irregulares de piedra esculpidos en la época clásica tardía (hacia el siglo VIII d C), cada uno de ellos totalmente cubierto de complicados bajorrelieves en su superficie. Estas esculturas son a veces llamadas altares de sacrificios y otras zoomorfos, e integran en su decoración tanto figuras como glifos de escritura maya.
   El Altar P presenta al monstruo de la Tierra, de cuya garganta surge un personaje sentado con las piernas cruzadas y tocado con una tiara muy elaborada. En la parte posterior de este monolito hay representada una enorme máscara dibujada con paneles de glifos de escritura maya. El resto de la superficie muestra unos bajorrelieves de intrincado diseño y difícil interpretación.
   La Acrópolis de Quiriguá o Plaza de los Templos se extiende más allá de la terraza que se eleva al sur de la Plaza Ceremonial, y está a su vez rodeada de cuatro plataformas (salvo por un punto, al nordeste), accesibles por escalinatas repartidas por tres de sus lados. Sobre estas terrazas se levantan edificios, entre los cuales se reconocen palacios, o sea construcciones compuestas de varias cámaras que fueron tal vez residenciales, administrativas o que cumplieron ambas funciones a la vez.
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Los mayas. Una civilización desaparecida

 





Parque Nacional de Tikal
   
   Tikal es la ciudad más grande y una de las de origen más antiguo de la civilización maya. Sus ruinas a duras penas emergen de la intrincada maraña vegetal de la selva del Petén, en el corazón de un océano de árboles, lianas y flora selvática pluvial que se extiende en todas las direcciones hasta más allá del horizonte, invadiendo un vasto territorio de la península del Yucatán. 
Patrimonio Humanidad   Hoy en día Tikal está protegido como parque nacional, con una extensión de 576 km2. En el corazón de esta reserva, en un área de 16 km2, se han detectado más de tres mil construcciones prehispánicas devoradas por la selva y muchas veces difícilmente identificables debido al grado de espesor de la vegetación. Consisten en edificios de piedras sillares perfectamente construidos desde un punto de vista arquitectónico y planificados con visión urbanística de conjunto, que están hoy en su mayoría derruidos, destrozados por las enredaderas y trepadoras, camuflados bajo hierbas, arbustos y matojos, reventados por las raíces de ceibas y zapotes, y en un estado de abandono y olvido de siglos, hasta el punto de que cuesta diferenciar una pirámide de una colina, un palacio de un boscoso montículo. En las áreas selváticas circundantes al centro urbano de Tikal, hoy en parte despejado y reconstruido, los investigadores han detectado una enorme cantidad de estructuras más o menos pequeñas casi perdidas en medio de la espesura, que serían residencias. Éstas no estaban ordenadas por calles o núcleos urbanos, como era el caso en la coetánea ciudad de Teotihuacán, en México central, sino desperdigadas por arrabales en muchos kilómetros a la redonda. 
   En el interior de esta selva, de tipo tropical umbrófilo, se han identificado más de dos mil especies de plantas, entre las que destacan variedades de ceibas, el árbol sagrado de los mayas, y sapotiliáceas (zapotes), cuya madera, muy resistente a la intemperie fue aprovechada por los antiguos mayas en sus construcciones. Destaca también la fauna, sobre todo la avícola, con más de trescientas especies de aves, algunas de ellas (pavo ocelado o pavo del Petén) amenazadas de extinción.
    
Cronología
   900-300 a C: Período Formativo Medio. Tikal no es sino un pequeño poblado, como tantos otros de las Tierras Bajas del Sur. 
   600 a C-250 d C: las poblaciones mayas evolucionan de etapas de caza y recolección hasta transformarse en comunidades complejas donde se potencia la agricultura y se desarrollan disciplinas propias de sociedades urbanas, como la arquitectura y la escultura. 
   300 a C-300 d C: Período Formativo Tardío. Tikal se convierte en un importante centro ceremonial. Se construyen templos y pirámides. 
   250-672 d C: Período Clásico, con el apogeo de la cultura maya y del importante centro ceremonial de Tikal. La ciudad se urbaniza de forma planificada, con grandes plazas, pirámides, palacios y zonas residenciales, conectadas por calzadas. Se usa la escritura jeroglífica y sistemas de cómputo de tiempo. El arte maya florece y alcanza sus propios cánones de clasicismo en arquitectura civil y religiosa, escultura y cerámica pintada. 
   672-800 d C: época Clásica Tardía. Tikal alcanza su cúspide arquitectónica y artística. Continúa su hegemonía tras el declive de Teotihuacán y probablemente la extiende hasta grandes zonas de las Tierras Bajas del Sur. 
   800-947 d C: progresiva decadencia y desaparición de esta cultura. Despoblamiento y abandono de la ciudad de Tikal, de forma similar a otras ciudades de las Tierras Bajas del Sur.
    
   Tikal fue redescubierto en 1696 por el misionero Andrés de Avendaño, aunque el descubrimiento oficial se atribuye a Ambrosio Tut y Modesto Méndez en el año 1848. 
   El Parque Nacional de Tikal fue incluido como bien natural-cultural en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco el año 1979. 
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Los mayas. Una civilización desaparecida






Honduras
Patrimonio Humanidad

   
Sitio maya de Copán
  
   Las ruinas de la ciudad maya de Copán se encuentran en Honduras occidental, muy cerca de la frontera con Guatemala. Copán fue una importante urbe que destacó en las artes y la astronomía, y que ha dejado un legado arquitectónico y escultórico sin parangón en el mundo maya en lo que respecta al nivel de maestría alcanzado por sus artífices. En el arte de Copán se conjuga el canon del clasicismo maya con el más desaforado abarrocamiento de formas visuales, junto a un claro sentido del urbanismo y la monumentalidad, por lo que no es casual que la ciudad haya recibido el sobrenombre de la Alejandría del mundo maya.
    
Cronología
   - Copán floreció en el Período Clásico (300-900 d C). 
   - Hacia el año 700 d C, sus astrónomos calcularon el hasta entonces más preciso calendario solar maya. 
   - Tras una época de esplendor, Copán fue progresivamente abandonado durante y después del Período Postclásico (900-1520 d C). La dinastía copaneca de reyes se extinguió a principios del siglo IX d C, a la muerte de su decimosexto soberano. 
   - Las ruinas fueron redescubiertas por Diego García de Palacio en 1570. Stephens y Catherwood estuvieron allí en 1839-41 y las dieron a conocer a la arqueología. 
   
   La ciudad está formada por un núcleo central principal y varios secundarios. El principal se extiende por una superficie de más de 30 hectáreas, y se compone de una Acrópolis y al menos cinco explanadas artificiales. 
   Las estelas de Copán son únicas. Son retratos escultóricos de soberanos mayas que, al contrario que en la mayoría de representaciones a base de perfiles en bajorrelieve, están talladas en bulto redondo y el motivo no se limita a la cara principal, sino que el atuendo del personaje desborda a menudo las aristas para invadir las caras laterales. Las estelas de Copán informan sobre la historia del sitio a partir del duodécimo rey o halac Huinic, el jefe político de la ciudad-estado. A partir del decimotercer rey, 18 Conejo, se conservaron las representaciones de los distintos soberanos, constituyendo estas estelas un instrumento insustituible para la reconstrucción de la historia de Copán. Son muy notables además por su estilo escultórico: un relieve profundo y riquísimo en detalles e inscripciones, documento único del arte barroco de este área. 
   Copán fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el año 1980.
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FotoCD145

Patrimonio de la Humanidad

Fotografías: 
Eduardo Almajano. Eduard Bragulat, Rafael Bastante Casado, Agustín Gil, David Martín Madroño, Carlos Molinedo, Eneko Pastor, Ramon Pouplana Solé, Raúl Rodríguez, José Ignacio Roncal, Jaume Sancho, Albert Sorigue

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