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Los mayas

Tikal: el mundo perdido

 

   Tikal es la ciudad más grande y una de las de origen más antiguo de la civilización maya. Sus ruinas a duras penas emergen de la intrincada maraña vegetal de la selva del Petén, en el corazón de un océano de árboles, lianas y flora selvática pluvial que se extiende en todas las direcciones hasta más allá del horizonte, invadiendo un vasto territorio de la península del Yucatán (fotos 03 y 04). 
   Hoy en día Tikal está protegido como parque nacional, con una extensión de 576 km2. En el corazón de esta reserva, en un área de 16 km2, se han detectado más de tres mil construcciones prehispánicas devoradas por la selva y muchas veces difícilmente Los Mayasidentificables debido al grado de espesor de la vegetación. Consisten en edificios de piedras sillares perfectamente construidos desde un punto de vista arquitectónico y planificados con visión urbanística de conjunto, que están hoy en su mayoría derruidos, destrozados por las enredaderas y trepadoras, camuflados bajo hierbas, arbustos y matojos, reventados por las raíces de ceibas y zapotes, y en un estado de abandono y olvido de siglos, hasta el punto de que cuesta diferenciar una pirámide de una colina, un palacio de un boscoso montículo. En las áreas selváticas circundantes al centro urbano de Tikal, hoy en parte despejado y reconstruido, los investigadores han detectado una enorme cantidad de estructuras más o menos pequeñas casi perdidas en medio de la espesura, que serían residencias. Éstas no estaban ordenadas por calles o núcleos urbanos, como era el caso en la coetánea ciudad de Teotihuacán, en México central, sino desperdigadas por arrabales en muchos kilómetros a la redonda. 
   En el interior de esta selva, de tipo tropical umbrófilo, se han identificado más de dos mil especies de plantas, entre las que destacan variedades de ceibas, el árbol sagrado de los mayas (foto12) y sapotiliáceas (zapotes), cuya madera, muy resistente a la intemperie fue aprovechada por los antiguos mayas en sus construcciones. Destaca también la fauna, sobre todo la avícola, con más de trescientas especies de aves, algunas de ellas (pavo ocelado o pavo del Petén) amenazadas de extinción.
    
Cronología: 
   900 - 300 a C: Período Formativo Medio. Tikal no es sino un pequeño poblado, como tantos otros de las Tierras Bajas del Sur. 
   600 a C - 250 d C: las poblaciones mayas evolucionan de etapas de caza y recolección hasta transformarse en comunidades complejas donde se potencia la agricultura y se desarrollan disciplinas propias de sociedades urbanas, como la arquitectura y la escultura. 
   300 a C - 300 d C: Período Formativo Tardío. Tikal se convierte en un importante centro ceremonial. Se construyen templos y pirámides. 
   250 - 672 d C: Período Clásico, con el apogeo de la cultura maya y del importante centro ceremonial de Tikal. La ciudad se urbaniza de forma planificada, con grandes plazas, pirámides, palacios y zonas residenciales, conectadas por calzadas. Se usa la escritura jeroglífica y sistemas de cómputo de tiempo. El arte maya florece y alcanza sus propios cánones de clasicismo en arquitectura civil y religiosa, escultura y cerámica pintada. 
   672 - 800 d C: época Clásica Tardía. Tikal alcanza su cúspide arquitectónica y artística. Continúa su hegemonía tras el declive de Teotihuacán y probablemente la extiende hasta grandes zonas de las Tierras Bajas del Sur. 
   800 - 947 d C: progresiva decadencia y desaparición de esta cultura. Despoblamiento y abandono de la ciudad de Tikal, de forma similar a otras ciudades de las Tierras Bajas del Sur.
    
   Tikal fue redescubierto en 1696 por el misionero Andrés de Avendaño, aunque el descubrimiento oficial se atribuye a Ambrosio Tut y Modesto Méndez en el año 1848. 
   El Parque Nacional de Tikal fue incluido como bien natural-cultural en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco el año 1979. 
 
   La gran antigüedad de muchos de los vestigios hallados en Tikal queda confirmada por la datación de la Estela 29, fechada en el 292 d C, la más antigua inscripción temporal maya descubierta hasta hoy. En el sitio se han localizado numerosas estelas dedicatorias, algunas lisas y otras con bajorrelieves e inscripciones jeroglíficas fechadas por el sistema de la Cuenta Larga, que abarcan un lapso entre el siglo III d C y casi el IX d C (la última, del 889 d C). 
   La población que llegó a alcanzar Tikal en su apogeo, según deduce la arqueología a partir de la cantidad y extensión de los restos arquitectónicos hallados, sobrepasaría los 10.000 habitantes en el centro y los 50.000 habitantes en todo el área urbana, por lo que sería una de las ciudades más pobladas de la América precolombina. Una verdadera metrópolis en medio de la jungla, con largas y bien trazadas calzadas que comunicaban entre sí los principales conjuntos arquitectónicos, y que tuvo una gran influencia cultural y comercial en toda la región centroamericana. En el Período Clásico Temprano fue un importante puesto en la gran red comercial que había establecido Teotihuacán en la Mesoamérica meridional. 
   Entre las plataformas ceremoniales, residencias, recintos de juego de pelota, plazas, pirámides y construcciones que han sido rescatados de la masa vegetal que envuelve los edificios de Tikal, destacan los seis templos principales.
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   El Templo IV, con sus 64 m de altura, es la pirámide más alta de toda la América prehispánica de la época clásica, sólo superada por la gigantesca pirámide preclásica de El Mirador, más al norte en la misma selva del Petén. Desde su cima se goza de un espléndido panorama de la selva peteneca, un mar de árboles sobre cuya superficie emergen aquí y allá, como navegando entre las olas, las cresterías de los edificios más altos.
    
   El Templo I, situado en la Plaza Mayor de Tikal, y también conocido como Templo del Gran Jaguar, consta de un basamento de nueve cuerpos macizos escalonados y decorados con molduras sobre el que se levanta el santuario propiamente dicho, de tres cámaras, coronado de una crestería antaño policromada y al que se accede por una empinada escalera. El conjunto alcanza los 45 m de altura. Fue construido hacia el año 700 d C y sirvió de templo-tumba a un soberano de Tikal cuyos restos fueron depositados, junto con ricas ofrendas, en una alta cripta abovedada que fue descubierta por azar al horadar un túnel en el basamento piramidal (fotos 05 y 06).
    
   El Templo II se eleva también en la Plaza Mayor de Tikal, frente al Templo I, y es algunos años anterior a éste (700 d C aprox.). Se le denomina Templo de las Máscaras, debido a dos grandes máscaras visibles a uno y otro lado de la escalera. La tipología arquitectónica es semejante a todos los templos-pirámide de Tikal: un basamento piramidal con una gran escalinata central por la que se accede al santuario, compuesto de tres cámaras con falsas bóvedas mayas y rematado por una crestería. El conjunto alcanza en este caso los 42 m de altura. Los macizos que componen el basamento escalonado están dispuestos en talud, con las aristas curvadas. Al pie se alza una estela lisa acompañada de un altar. La crestería ostenta por su parte trasera un relieve representando un rostro con adornos en las orejas. 
 
   Por el lado septentrional de este templo y de la Plaza Mayor, domina el bloque de varios niveles de edificios llamado Acrópolis Norte, compuesto por un intrincado conjunto de no menos de dieciséis templos y construcciones repartidos a niveles diferentes y superpuestos sobre un centenar de edificios más antiguos, en una zona de una hectárea de extensión (fotos 07 y 08). La actividad constructora de esta zona abarca desde aproximadamente el año 200 hasta el 800 d C. Cada reconstrucción cubría los restos de estructuras anteriores, de forma que la plataforma superior de la acrópolis se encuentra a 12 m por encima del suelo de la Plaza Mayor. Con las excavaciones han aparecido elementos de edificios más antiguos, como grandes máscaras decorando las fachadas (foto09).
  
   La Acrópolis Central sobresale al sudeste de la Plaza Mayor, con la que limita. Se trataría de un conjunto de residencias palaciegas, a diferencia de la Acrópolis Norte, que tendría un uso ceremonial. En una extensión de 1,5 hectáreas se levantan seis patios adyacentes y a distintos niveles, rodeados de edificaciones bajas, cuya función de palacios es sólo una hipótesis, comunicadas entre sí por un laberinto de corredores y escaleras. El conjunto es resultado de una serie de reconstrucciones y ampliaciones por superposición llevadas a cabo a lo largo de su historia, entre los siglos IV y IX d C.
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   El Templo III, también conocido como el templo del Sacerdote Jaguar (foto10), es el más estilizado de Tikal con sus 55 m de altura, y mantiene la tipología arquitectónica de los templos-pirámide de esta ciudad ceremonial: una subestructura piramidal escalonada que sostiene un templo con crestería al que se accede por una empinada escalinata (en su estado actual de difícil ascenso, al estar la pirámide devorada por la vegetación). En base a los glifos de una estela se ha deducido que pudo ser construido hacia el 810 d C. En el interior se pueden ver unos dinteles de madera de zapote in situ, con relieves donde se aprecia un personaje envuelto en pieles de jaguar, entre dos dignatarios portando bastones de mando.

   La arquitectura del Templo V se ciñe a la tipología de los templos-pirámide de Tikal. Un basamento piramidal escalonado que sostiene el santuario superior coronado por una crestería y accesible por una escalera. Los ángulos de la pirámide están redondeados y el ascenso, dado el estado actual del basamento sin despejar de vegetación, es muy dificultoso. El templo está datado hacia el año 700 d C, y alcanza los 57 m de altura.
    
   Los mayas construían vías de comunicación entre sus ciudades y dentro de una misma ciudad, para conectar sus diferentes edificios, dentro de un plan urbanístico de conjunto. Se denominan sacbé (sacbeob en plural). Las ruinas de Tikal están atravesadas por buen número de estas calzadas, a veces trazadas sobre terraplenes elevados en talud con el fin de salvar los desniveles del terreno. Hoy las ceibas y los mil árboles de la selva hunden sus raíces en las que fueron carreteras mayas.
    
   El complejo de construcciones llamado del Mundo Perdido fue excavado en 1982 por arqueólogos guatemaltecos en el marco del Proyecto Tikal. Varias edificaciones han salido a la luz en esta zona de ruinas, entre ellas una gran pirámide escalonada (con cuatro escalinatas de acceso repartidas por sus cuatro caras, foto11), así como un observatorio astronómico, una extensa plataforma y otros conjuntos de edificios supuestamente residenciales. Las excavaciones han aportado multitud de elementos nuevos para la comprensión de los períodos constructivos más antiguos (Preclásico Tardío, Clásico Antiguo), y sobre las modalidades de influencia de Teotihuacán.
    
   El Complejo Q de Tikal se compone de dos pirámides gemelas elevadas sobre una amplia plataforma de unas dos hectáreas. Hay otros seis grupos arquitectónicos en Tikal comparables a éste. Las pirámides carecen de templo en su parte superior y se asciende a cada una por cuatro escaleras, situadas a los cuatro lados. Delante de la pirámide Este se levantan una serie de estelas lisas con sus correspondientes altares. La estela 22 del complejo está datada por el sistema de Cuenta Larga o Serie Inicial 9.17.0.0.0 13 Ahau 18 Cumkú, es decir, el 771 d C.  

 

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FotoCD08

Los mayas
Una civilización desaparecida

Fotografías: Eneko Pastor 
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