Colecciones fotográficas

Los mayas

Palenque: palacios en la selva

 

   Palenque es el nombre moderno de las ruinas de una antigua ciudad maya del Período Clásico (300 - 900 d C) que yacen semiocultas en medio de una selva tropical en el actual Estado mexicano de Chiapas, cerca del pueblo de Santo Domingo de Palenque. 
   Las ruinas que han podido ser despejadas del espeso manto arbóreo que las cubre no constituyen sino el núcleo central de una amplia ciudad cuyo territorio alcanzaba casi los 8 km2. Estaba urbanizada mediante una sucesión de terrazas artificiales que modifican la topografía natural y contraponen a las formaciones montañosas de Chiapas la regularidad de un conjunto planificado de plazas aterrazadas, plataformas, edificios y templos, con una jerarquía de volúmenes y espacios  construidos que se armoniza perfectamente con el agreste entorno natural. Atraviesa la ciudad un afluente canalizado del río Usumacinta.
Los Mayas   
   Cronología: 
   - Siglos III - V d C: empieza a construirse la ciudad de Palenque. 
   - Años 500 al 700 d C: época de apogeo, con la construcción de los principales monumentos. 
   - Siglo X d C (finales): una invasión de pueblos ribereños del Golfo de México provoca su ruina y abandono. 
  
   Palenque es una realización incomparable del arte y la arquitectura mayas, caracterizada por la delicadeza y ligereza de sus estructuras, que recurren a nuevas técnicas de construcción y de drenaje para reducir el espesor de los muros. La dilatación de volúmenes interiores, la multiplicación de aberturas, la distribución en galerías, el uso de la bóveda angular y el arco lobulado, los techados en forma de mansardas rematadas con cresterías, componen una arquitectura de una rara elegancia. Los constructores de Palenque usaron yeso para obtener un recubrimiento y acabado lisos en los muros de sus edificios, a diferencia de las construcciones mayas habituales, realizadas en piedra caliza labrada. Utilizaron, sin embargo, la labor de talla en los muros interiores, con buenos ejemplos de paneles de yeso cincelado en las paredes. Los relieves esculpidos en palacios y templos constituyen un testimonio único sobre la mitología y la historia de las dinastías mayas. Se han hallado también imágenes en estuco y terracota. 
   La ciudad prehispánica de Palenque y el parque natural que la rodea fueron incluidos como bien natural-cultural en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, en el año 1987. 
 
   El Templo de las Inscripciones, una de las más grandes y mejor conservadas estructuras de Palenque, se sustenta sobre un basamento de pirámide escalonada de nueve pisos y 21 m de alto, adosado en parte a una colina natural (fotos 13 y 14). En 1952 se descubrió una cripta en el interior de este basamento a nivel del suelo, en la que yacían los restos ornamentados con jade del soberano-sacerdote Pacal, que gobernó Palenque a principios del siglo VII d C. Antes del descubrimiento de la tumba real, que se esconde al pie de este monumento funerario al final de una larga escalera de dos tramos, bajo una enorme losa tallada con un célebre bajorrelieve, se creía que las pirámides mayas no eran más que basamentos macizos de templos. La construcción conserva tres paneles esculpidos con 617 bloques de glifos, la más larga de las inscripciones conocidas de escritura maya (de ahí el nombre del monumento). El santuario superior está compuesto de dos galerías paralelas, la del norte abriéndose a la plaza por un pórtico elevado sobre un podio con nueve escalones de acceso. Los pilares del pórtico están decorados con relieves modelados en estuco que representan hombres y mujeres llevando niños, con el rostro cubierto por una máscara, probablemente del dios de la lluvia, con una pierna serpentiforme.
Los Mayas 
   El llamado Palacio es un complejo arquitectónico erigido en la zona central de Palenque sobre una gran colina artificial de forma troncopiramidal de unos 10 m de altura, 100 m de largo y 80 m de ancho, que confiere al conjunto una posición privilegiada (foto15). Construido en diversas etapas entre los siglos VII y VIII d C, cubriendo edificios más antiguos, consta de cuatro patios porticados en torno a los cuales se organizan las distintas dependencias, a los que se accede por una gran escalinata en tres tramos de nueve escalones de 63 m de ancho, que recubre otra anterior. El interior es un laberinto de galerías, cámaras, pasillos y túneles subterráneos, siendo los que dan al sur los más antiguos. El conjunto está dominado en el ángulo sudoeste por una torre de cuatro pisos, estructura única en el mundo maya, que pudo ser una torre de vigilancia u observatorio astronómico. El palacio posee muros paralelos albergando corredores cubiertos con bóvedas apuntadas del estilo de Palenque. El Patio Este está rodeado de galerías porticadas accesibles por escalinatas, cuyos escalones están decorados con glifos de escritura maya en cartuchos, y suben entre pares de rampas realizadas a base de planchas con esculturas en bajorrelieve representando figuras humanas de tamaño mayor que el natural (foto16). Varias estelas inclinadas de piedra caliza corren por la base de la galería. Muestran los jefes tribales rindiendo pleitesía, en un estilo rudo que contrasta vivamente con la delicadeza de los estucos de los paneles interiores. Los pilares cuadrados de patios y galerías y los techos del Palacio de Palenque estaban cubiertos con decoración tallada de bajorrelieves en estuco pintados de vivos colores, de los que quedan restos. Estos bajorrelieves son verdaderas obras maestras de la escultura palencana. Despliegan una delicadeza y un sentido de la composición admirables. En la galería oriental (Edificio A) cada panel muestra un personaje de pie, entre otros dos personajes sentados con las piernas cruzadas (foto17). Cada uno de los personajes principales porta los atributos de su poder: un rico tocado de plumas de quetzal en la cabeza, y en la mano un cetro ceremonial o bastón de mando. 
 
   Más al sur destacan otros templos de gran belleza, todos ellos levantados sobre pirámides escalonadas que, bajo su manto de hierba, semejan colinas naturales (foto18):
    
   - El Templo del Sol. Este templo, al igual que el de la Cruz y el de la Cruz Foliada, con los que forma los tres lados de una plaza aterrazada, se levanta sobre un basamento de pirámide escalonada, de cuatro cuerpos en este caso (foto19). Se compone de dos galerías paralelas, la anterior abriéndose en pórtico de pilares (decorados con estucos, muy deteriorados) y accesible por una escalinata entre rampas. La techumbre, en forma de mansarda de cuatro vertientes, conserva trozos de su revestimiento decorativo. La crestería está formada por una pantalla de piedra perforada, casi intacta. En el muro del fondo de la galería interna hay empotrada una gran estela tallada en bajorrelieve. Entre dos columnas de glifos (de donde se ha fijado la fecha de 642 d C), se ven dos sacerdotes presentando ofrendas y un motivo central, símbolo del Sol, en forma de escudo mantenido por dos largos bastones ceremoniales reposando sobre un altar sostenido por dos personajes sentados.
  
   - El Templo de la Cruz. Se eleva sobre una pirámide escalonada al norte de la terraza que forma una plaza junto con el Templo del Sol. Tras su reciente restauración, donde se ha despejado la vegetación que enmascara el basamento, se puede acceder al templo por una escalinata central de siete tramos. Su fachada derrumbada nos permite ver la primera cámara interior, con su falsa bóveda y sus vanos. Se remata también por una crestería de claraboyas que antaño presentaría una decoración escultórica. El Templo de la Cruz debe su nombre a la gran estela esculpida encontrada en su cámara trasera, que tiene representada en el centro una cruz. Los dos paneles que flanquean la entrada fueron temporalmente reaprovechados en la construcción de la iglesia de Santo Domingo de Palenque, y representan sacerdotes ricamente vestidos y con un tocado muy elaborado. El de la derecha, un viejo vestido con una piel de jaguar, está fumando una especie de pipa.
    
   - El Templo de la Cruz Foliada. Situado en una aparente colina que es en realidad una pirámide escalonada de basamento sin despejar, posee la misma planta que los templos de la Cruz y del Sol. Al haberse hundido su fachada, permite ver el sistema de falsas bóvedas y ventanas lobuladas de su interior. Dentro se custodia una gran estela esculpida en bajorrelieve, muy parecida a la del Templo del Sol, con la diferencia de que aquí el emblema solar central está reemplazado por una cruz enramada o foliada (con hojas de maíz), decorada con cabezas humanas. Además de dos sacerdotes trayendo ofrendas, la estela presenta glifos de los que se ha podido calcular la fecha de 692 d C.
  
   - El Edificio XIV. Este pequeño templo se compone de un basamento de dos macizos escalonados sosteniendo una cella de tres cuerpos abierta en pórtico. Su interior guarda una estela esculpida en bajorrelieve, en estilo palencano clásico. Entre dos columnas de glifos, de donde se ha extraído la fecha de 636 d C, se ven dos figuras humanas. Es una escena de ofrenda, en la que una mujer arrodillada presenta una estatuilla del dios de gran nariz colocado sobre un cojín, a un personaje ricamente vestido y coronado con un tocado de plumas.
   
   - Al norte se localiza el Templo del Conde, así llamado por haber refugiado en el siglo XIX al arqueólogo barón J. F. Waldeck, que residió en las ruinas, las estudió y dibujó. Otros numerosos templos y construcciones salpican también la zona.  

 

 

Cobá: pirámides sobre un mar de árboles

Los Mayas

 

   Los 50 km2 de ruinas escasamente exploradas de Cobá surgen de la selva del Yucatán a 50 km al sur de Tulum. Sus gigantescas pirámides asoman por encima del piélago de árboles que se extiende hacia todos los puntos cardinales, dispensando desde su cima vistas panorámicas de muchos kilómetros sobre la masa de verdor que sobrepasa el horizonte. 
   Cobá fue fundada a principios del siglo VII y estuvo ocupada, con algunas interrupciones, hasta el siglo XV. Su arquitectura recuerda a la de Tikal: ambas ciudades alcanzaron su apogeo en la misma época, entre los siglos VII y X d C. La ciudad más importante del nordeste de Yucatán, como los demuestran sus numerosas estelas y la red de calzadas elevadas (sacbeob) que irradiaban a partir de la ciudad, Cobá fue un importante centro comercial aliado a Tikal que proveía de sal y productos marítimos a las poblaciones del interior del Petén. 
   Entre las extensas y desperdigadas ruinas que se esconden en los bosques de Cobá, destacaremos sus dos pirámides mayores:
    
   - Pirámide de la Iglesia, en el Grupo Cobá. Compuesta de nueve secciones macizas de ángulos redondeados, se eleva a una altura de 24 m. La cima es accesible por una escalera cada vez más estrecha y desde su altura, que sobrepasa la de los árboles, se puede contemplar un amplísimo panorama sobre la selva, y distinguirse a lo lejos las protuberancias de otras pirámides asomando sobre el techo boscoso.
    
   - Pirámide de El Castillo. En el grupo Nohoch Mul de las dispersas ruinas de Cobá, en medio de la espesa vegetación, destaca esta impresionante pirámide (foto20), que se puede divisar desde lo alto de la pirámide llamada de la Iglesia. Se trata de la construcción más alta de Yucatán del norte, más elevada que la pirámide de Kukulkán en Chichen Itzá. Está compuesta de siete macizos de ángulos redondeados, dispuestos escalonadamente los unos sobre los otros, hasta alcanzar los 42 m de altura.  

 

Continuar:  Copán: la Alejandría del mundo maya >>

 

FotoCD08

Los mayas
Una civilización desaparecida

Fotografías: Eneko Pastor 
Realizadas en 
- México 
- Guatemala 
- Honduras 

© fotoAleph
© Copyright fotoAleph. 
All rights reserved

www.fotoaleph.com

   


 

Otras exposiciones de fotos de América precolombina en fotoAleph
   
Los incas

Los incas
El eclipse de una civilización

   El encuentro del 'Viejo Mundo' con el 'Nuevo Mundo' supuso el principio del fin de algunas de las más avanzadas civilizaciones indígenas que habían florecido en la América precolombina. Una de ellas fue la de los incas del Perú, que los conquistadores españoles conocieron en el momento de su máximo esplendor, y que en pocos años sometieron a una total destrucción.
   Su memoria perduró a pesar de todo, y no hay más que contemplar los grandiosos restos que los incas dejaron en tierras peruanas –no solo en Machu Picchu– para percatarse del inmenso poderío y asombroso nivel de progreso que llegó a alcanzar esta cultura andina, sobre todo en aspectos como la arquitectura, el urbanismo y la ingeniería agrícola.
Más información

   
Nazca

Los geoglifos de Nazca

   Nuestro planeta está lleno de misterios que la ciencia no ha sabido todavía desentrañar. Uno de los enigmas arqueológicos más intrigantes y que más controversias suscita es el de los geoglifos de Nazca. 
   Más de mil años antes de la llegada de los españoles a América floreció en el Perú una civilización autóctona, conocida como 'los nazcas', cuyos miembros se dedicaron durante siglos a trazar en las desérticas planicies de su territorio un sinfín de líneas rectas de kilométrica longitud, así como enormes dibujos representando hombres, animales y plantas, que solo podían ser apreciados en su integridad vistos desde el cielo.
   ¿Para qué fueron creadas estas líneas y figuras? ¿Qué significan?
   Más información

 

 

Tiahuanaco

El misterio de Tiahuanaco

   Muchos siglos antes de la llegada de los españoles a América, floreció en las inhóspitas altiplanicies de lo que hoy es Bolivia una avanzada civilización urbana que llegó a convertirse en un poderoso imperio, anterior al de los incas del Perú, para luego desvanecerse por causas que se desconocen. 
   Su capital era Tiahuanaco, un centro político y ceremonial del que podemos intuir su importancia por las extraordinarias ruinas que nos han llegado, que, aunque meros rescoldos de su pasado fulgor, dan fe del elevado nivel que alcanzaron el arte y la arquitectura en este lugar. Quiénes construyeron estos templos, y cómo lo hicieron, son preguntas que están todavía por responder.
   Más información

   
Otra colección de fotografías de Guatemala en fotoAleph
 
Antigua Guatemala Antigua Guatemala
Entre volcanes

   
   Antigua Guatemala es una de las poblaciones latinoamericanas que mejor han sabido conservar la atmósfera encantada de las viejas ciudades coloniales del Nuevo Mundo. Y lo ha hecho –doble mérito– teniendo que librar una lucha titánica contra las furias de la Naturaleza, en una de las regiones de mayor actividad volcánica y sísmica del continente.
   Una y otra vez Antigua ha renacido de sus escombros, de la pavorosa destrucción acarreada por los cataclismos naturales que tornan con fatal periodicidad a sumirla en ruinas. Una y otra vez sus habitantes relevantaron con tesón iglesias, palacios y viviendas para devolver a la vida esta joya del urbanismo y de la arquitectura barroca, en la que se respira, mezclada con aromas y colores indígenas, la añoranza de tiempos que volaron para siempre.
   Más información