Colecciones fotográficas

Los mayas

Una civilización desaparecida

 

   Vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño.
   Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto...
   (Jorge Luis Borges, extractos de El Aleph)

   Vi las ruinas de una avanzada civilización cuyo momento de esplendor coincidió con los siglos oscuros del Alto Medievo europeo, para luego desaparecer de la Historia.
   Eran ruinas de grandes ciudades invadidas por la selva, con hermosos edificios luchando por emerger de la enmarañada vegetación que los devoraba hasta hacerlos irreconocibles.
   Vi lujosos palacios, vi templos en lo alto de colinas que eran en realidad pirámides. Y las pirámides ocultaban en sus entrañas otras pirámides más antiguas.
   Vi signos jeroglíficos que hablaban de dioses y de reyes, de hechos gloriosos y nefastos fechados con un calendario más preciso que el nuestro.
   Vi los maravillosos restos prehispánicos de los Mayas, en Mesoamérica, una civilización que no llegaron a conocer los conquistadores, pues cuando arribaron con Colón hacía siglos que se había extinguido por causas aún sumidas en el misterio.

 

Los Mayas   La complejidad y riqueza de la civilización maya, con una larga historia de muchos siglos en una vasta y a menudo inhóspita geografía, se va haciendo evidente al recorrer las numerosas ruinas de ciudades entre las hasta hoy descubiertas por los arqueólogos. Y al intuir las que quedan por descubrir en las impenetrables selvas del interior del Yucatán, pues no transcurren muchos meses sin que salte a los periódicos un nuevo hallazgo del pasado maya, sea una pirámide, unas pinturas o una gran ciudad olvidada y perdida en la jungla. La admiración inicial ante el derroche de energía desplegado por los mayas en su eterna pugna entre la civilización y la selva va dando paso al asombro al contemplar la increíble belleza, la gran diversidad de estilos, la originalidad de las soluciones arquitectónicas y decorativas de los milenarios monumentos mayas.
   En un lapso que se correspondería grosso modo con nuestra Alta Edad Media, y a pesar de carencias como el desconocimiento de la rueda, el arado, la tracción animal, el arco de medio punto o la bóveda de cañón, a pesar del uso de herramientas de piedra en lugar de metálicas, los antiguos mayas lograron crear una pujante cultura en muchas facetas más adelantada que la europea de aquel tiempo. Como todas las culturas, tuvo su período formativo, su apogeo (el denominado Período Clásico), su decadencia en el Postclásico y su desaparición por motivos que, pese a la profusión de teorías formuladas por diversos estudiosos, siguen sumidos en el misterio. 
   Los pueblos que habitan hoy en Yucatán, en Chiapas, en Guatemala, son en un gran porcentaje descendientes de aquella civilización que se tragó la Historia. Sus rasgos morfológicos coinciden con los perfiles excelentemente retratados en estatuas, relieves y terracotas de los antiguos personajes mayas. Sus idiomas, sus costumbres, sus ritos y creencias derivan de aquella cultura, transformados por el tiempo y camuflados bajo sincretismos.
Los mayas   La civilización maya está en pleno proceso de redescubrimiento para el mundo. Tras muchos siglos de sometimiento y explotación, los pueblos indígenas de las tierras mayas están reaccionando para defender los derechos históricos de sus etnias, su reconocimiento como sujetos activos de la Historia. La revolución zapatista en Chiapas, iniciada el 1 de enero de 1994, ha supuesto un aldabonazo al mundo en este sentido. Además de proponer una profunda transformación social y cultural en el campesinado, una revisión de sus formas organizativas, un cambio en sus relaciones con los terratenientes y la administración del Estado, los nativos chiapanecos se han animado también a reclamar como propio el rico legado de sus antepasados mayas, reivindicando las ruinas como patrimonio cultural indígena. 
   Esta colección de fotografías ha sido realizada en 15 de los sitios más representativos del arte y la arquitectura mayas, repartidos por México, Guatemala y Honduras. El texto que viene a continuación, y que acompaña a las fotos, se ciñe a proporcionar una breve descripción y cronología de las ciudades donde se ubican los diferentes motivos, y a resaltar los aspectos artísticos y visuales de los edificios, esculturas, relieves y paisajes que aparecen en las imágenes seleccionadas, sin entrar en otras consideraciones. Dejamos para otro lugar temas fundamentales, que sin duda ayudarían a comprender mejor el transfondo histórico-cultural y las bases socioeconómicas que propiciaron la explosión creativa maya, como son los avanzados conocimientos en agricultura, el desarrollo del comercio y sistemas de trueque, el empleo de la escritura (todavía a medio descifrar), los adelantos matemáticos, científicos y astronómicos, el establecimiento de distintos métodos de cómputo del tiempo, entre ellos un calendario solar más preciso que nuestro calendario gregoriano, el cuerpo de creencias del que se nutren la religión, la cosmovisión y la mitología mayas.  

 

 

Emplazamiento

   Los vestigios mayas encontrados en Mesoamérica se extienden por un área geográfica centrada en la Península de Yucatán, a orillas del Golfo de México, y abarcan un territorio desigualmente repartido en cinco países de la actualidad: 
- México (estados de Yucatán, Quintana Roo, Campeche y Chiapas)
- Guatemala
- Belice (antigua Honduras Británica)
- Honduras
- El Salvador

 

 

Olmecas, los antepasados

   Antes que los mayas del Yucatán y los zapotecas de Monte Albán, antes que las culturas de Teotihuacán, de los toltecas de Tula o de los aztecas de Tenochtitlán, existió en Mesoamérica un imperio que los precedió a todos en varios siglos y que marcó las pautas para las civilizaciones venideras: los llamados olmecas. 
   Los principales sitios olmecas descubiertos hasta hoy se concentran cerca de la costa del Golfo de México, en los actuales estados de Veracruz y Tabasco: se trata de San Lorenzo, Tres Zapotes y, sobre todo, La Venta, ubicada en una isla fluvial, estando las ruinas de esta última capital amenazadas por la explotación de los yacimientos petrolíferos hallados en sus cercanías. Pero el área de influencia de los olmecas alcanzó zonas muy alejadas de su núcleo inicial. Irradió hasta Nicaragua y Costa Rica y se manifestó claramente en las poblaciones llamadas olmecoides, como por ejemplo Izapa (Chiapas), centro característico del Período Preclásico Tardío. 
   La cronología fijada por los arqueólogos para la civilización olmeca se divide en tres fases: 
   - 1ª fase: 1500 - 1200 a C. 
   - 2ª fase: 1200 - 600 a C. 
   - 3ª fase: 600 a 100 a C. 
   Las aportaciones de los olmecas fueron asimiladas y desarrolladas por las culturas posteriores, sobre todo por la maya. En concreto: 
   - La escritura. Basada en signos jeroglíficos (o glifos). Varias estelas olmecas muestran ejemplos incipientes de este tipo de escritura. 
   - El sistema de numeración. Con números compuestos de puntos y rayas, con valor posicional y base vigesimal. Y con la existencia del cero. 
   - El calendario. Basado en un sistema de cómputo de tiempo a partir de una fecha mítica inaugural (sistema de Cuenta Larga). La estela C de Tres Zapotes contiene la más antigua inscripción temporal de América. 
   Toda la arquitectura mesoamericana es además deudora de los olmecas en dos aspectos: 
   - La orientación espacial de las ciudades y centros ceremoniales. 
   - La pirámide truncada como basamento para el templo. 

   En el terreno artístico los olmecas demostraron ser espléndidos escultores. Las piezas escultóricas olmecas conservadas revelan una maestría y calidad estética, una destreza en el tallado y pulido, un sentido de la observación y captación de rostros, posturas y movimientos, que no fueron superados por las culturas posteriores. Hay cuatro tipos de realizaciones escultóricas olmecas: 
   - Cabezas colosales. 
   - Altares. 
   - Estelas. 
   - Figuras humanas. 
   Además de la piedra, los olmecas trabajaron también el jade, material para ellos más precioso que el oro, y modelaron también figurillas de barro, casi siempre femeninas. 
   Las cabezas colosales representan la cara más conocida del arte olmeca. Se han sacado a la luz dieciséis, cuatro de ellas en La Venta. Son monolíticas, miden entre 1,60 y 3 m de alto, nunca tuvieron cuerpo, y se ha deducido por sus rasgos estilísticos que fueron todas esculpidas en un período relativamente corto de tiempo: alrededor de un siglo. 
   La cabeza colosal olmeca (foto01) llamada Monumento nº 1, una de las cuatro cabezas halladas en La Venta, está expuesta al aire libre en el Parque Arqueológico La Venta, a orillas de la Laguna de las Ilusiones, en las afueras de Villahermosa, capital del estado de Tabasco. Esta escultura monolítica de basalto, de 2,41 m de alto y 25 toneladas de peso aproximado, fue tallada en la isla de La Venta entre el 1000 y el 800 a C. No se sabe si representa un jefe o un guerrero, o bien es un monumento conmemorando la decapitación de un rival en el juego ritual que los aztecas llamaron mucho más tarde tlachtli. Probablemente retrata de forma estilizada, con rasgos negroides, la figura de un soberano olmeca ataviado con un casco semejante al que llevan los jugadores de pelota. Estas cabezas gigantes olmecas han dado lugar a interpretaciones fantasiosas de 'arqueología-ficción', relacionándolas con extraterrestres. 
    El Altar olmeca nº 4 está también expuesto en el Parque Arqueológico de La Venta (foto02). En la parte frontal  de este enorme altar monolítico aparece un personaje sentado con las piernas cruzadas y llevando una corona con la imagen de un jaguar, en un nicho cuya abertura sugiere las fauces abiertas de un gran felino, con la boca en forma de cueva y los colmillos tallados alrededor. El bloque entero sería la imagen esquemática del jaguar en su papel de monstruo de la Tierra, asociado en la mitología maya con las cuevas y las montañas. El hombre sostiene dos cuerdas que corren por la base del altar y que le conectan con la figura humana representada en la pared lateral del monumento, probablemente un cautivo atado y sentenciado a sacrificio. 

 

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FotoCD08

Los mayas
Una civilización desaparecida

Fotografías: Eneko Pastor 
Realizadas en 
- México 
- Guatemala 
- Honduras 

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