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Joyas de la Costa Dálmata

Dubrovnik. La perla del Adriático


   Si quieres ver el paraíso en la Tierra, ven a Dubrovnik.
   (George Bernard Shaw)

   

   Dubrovnik (en italiano Ragusa) es una ciudad portuaria en el mar Adriático, situada en la región de Dalmacia, en el extremo sudeste de Croacia (ex-Yugoslavia), cerca de la frontera con Montenegro. Está considerada como la más bella de las ciudades de la Costa Dálmata. Su entorno natural es típicamente mediterráneo, con suaves colinas salpicadas de cipreses y olivos.

Dubrovnik   El núcleo urbano antiguo de Dubrovnik ocupa una pequeña península al pie del monte Srdj. Sus murallas y fortificaciones defensivas se levantan en el mismo borde de la orilla, bañadas por el mar y sacudidas por los embates de las olas. Un masivo torreón cilíndrico domina la ciudad del lado de tierra firme.
   Las murallas, de doble lienzo, constituyen la seña de identidad más destacada de Dubrovnik. En su interior se levantan numerosas villas rodeadas de jardines. El trazado urbano de la ciudad data de 1292, cuando fue reconstruida tras un incendio. Se implantaron reglamentos muy detallados para su planificación urbanística, que fueron cuidadosamente obedecidos. Su calle principal, llamada el Stradun, con sus bellos edificios del renacimiento tardío, recorre una vaguada que en su tiempo era un canal de aguas pantanosas que separaba la isla latina de Ragusa de la costa continental. El canal fue rellenado en 1272 y la isla se convirtió en península. Los asentamientos humanos de uno y otro lado se fundieron en una sola población.
   La ciudad había sido fundada con el nombre de Laus en el siglo VII d C, en una isla muy próxima a tierra firme, por refugiados romanos que huían del saqueo de Epidaurum (una polis cercana) a manos de los eslavos. El nombre latino de Ragusa o Rausa, que perduró hasta el siglo XV, proviene de la palabra lausa (en latín, 'roca'). Al poco tiempo una colonia de eslavos se instaló en los territorios boscosos frente a la isla (dubrava significa 'bosque de robles' en croata, de ahí el topónimo Dubrovnik), y la ciudad se convirtió en un puente de unión entre las civilizaciones latina y eslava.
   Tras la caída de Roma, Dubrovnik fue gobernada por Bizancio. Entre los siglos IX y XII, resistió por sí sola a las invasiones de diversas potencias extranjeras, pero en 1205, tras la Cuarta Cruzada, reconoció la soberanía de Venecia, que duró hasta 1358. Durante ese periodo mantuvo, sin embargo, un marcado grado de autonomía respecto a la república veneciana. La ciudad concedía asilo a los refugiados de todos los países. Con el Tratado de Zadar, Dubrovnik pasó en 1358 a formar parte del Reino Húngaro-Croata.
   Mediante una política de tratados, y con la recaudación de tributos, la ciudad-república de Dubrovnik amplió sus territorios a lo largo de la Costa Dálmata y se convirtió en una gran potencia comercial y naval cuyo radio de influencia abarcó todos los Balcanes. Contribuyó a ello su situación geoestratégica en la costa mediterránea y en medio de las rutas mercantiles a Bizancio y la región del Danubio. La ciudad alcanzó su apogeo en los siglos XV y XVI.
   En 1420, Dalmacia fue vendida a Venecia, pero Dubrovnik mantuvo su estatus de ciudad libre. Sus habitantes lograron a lo largo de los siglos permanecer como una ciudad-república al margen de las tensiones entre las potencias orientales y occidentales. Un tratado con Turquía ratificó la independencia de Dubrovnik y su papel intermediario en el tráfico comercial entre Europa y el imperio otomano. En el siglo XVI extendió sus rutas comerciales hasta la India y la recién descubierta América.
  
   En el siglo XV, Dubrovnik empezó a experimentar un gran desarrollo en los terrenos del arte y la literatura, que continuó hasta el siglo XVII, haciendo a la ciudad merecedora del título de 'la Atenas del sur de Eslavia'. Por primera vez en la historia de los eslavos del sur, la lengua del pueblo fue incorporada a la literatura. Las obras estaban marcadamente influenciadas por la literatura clásica e italiana –en particular la poesía de Petrarca–, y por el folclore croata. Uno de los escritores más conocidos de la antigua literatura croata fue Marin Drzic, que escribió dramas pastoriles y comedias ambientadas en el Dubrovnik del Renacimiento.
Dubrovnik   En 1667 un terremoto destruyó gran parte de la ciudad, muriendo la quinta parte de sus habitantes. En los siguientes años fue reconstruida, manteniendo el trazado urbano preexistente.
   Durante las guerras napoleónicas (1800-1805), siendo Dubrovnik el único estado mediterráneo neutral, la ciudad recobró su antigua prosperidad. Napoleón se apoderó de Dubrovnik en 1808 y abolió la república de Ragusa. En 1815 el Congreso de Viena cedió Dubrovnik a Austria. En 1918 pasó a formar parte de Yugoslavia.
   Dubrovnik fue una de las ciudades que sufrió bombardeos en 1991 durante la Guerra de los Balcanes, en un asedio de seis meses llevado a cabo por los serbios y montenegrinos, que causó graves daños en su patrimonio histórico-artístico.
   El casco antiguo de Dubrovnik es un ejemplo muy bien conservado de ciudad amurallada de la Edad Media tardía. Con una superficie de 15 hectáreas, dentro del recinto de murallas habitan más de 5.000 personas. Su trazado urbano es de esquema ortogonal, pero el crecimiento urbanístico intramuros se densificó hasta convertirse en un apiñamiento de mansiones formando un tupido entramado de calles estrechas, algunas empinadas y zigzagueantes. La única excepción es la ancha y rectilínea avenida central conocida como el Stradun (foto18), en la que desembocan perpendicularmente las calles de dirección norte-sur. Paseando por estas calles se puede contemplar un buen número de hermosos palacios, iglesias, monasterios, plazas y fuentes, de los estilos gótico, renacentista y barroco.
   Además de las soberbias murallas y fortificaciones que circundan la ciudad (foto05), con sus fosos y portalones monumentales, entre el patrimonio arquitectónico de Dubrovnik hay que mencionar el ayuntamiento (un centro fortificado para la administración municipal), hoy palacio del Rector (foto10), iniciada en el siglo XI; el monasterio de los Franciscanos, original del siglo XIV y completamente reformado en la época barroca (fotos 14 y 15); la catedral, reconstruida tras el terremoto de 1667; numerosas iglesias barrocas, como la de San Blas (foto16), santo patrón de la ciudad; el monasterio de los Dominicos, tres grandes conventos y la Casa de Aduanas. Extramuros subsisten un suburbio industrial (Pile) planificado en el siglo XV, dos fortalezas del XV y XVI y un lazareto del siglo XVII.
   Dubrovnik, calificada como la 'perla del Adriático' y la 'Atenas dálmata', es notable no solo por el buen estado de conservación de su conjunto urbano, sino por la abundante documentación que existe sobre su historia, que ha permitido estudiar en detalle sus diferentes etapas de crecimiento. En 1979 la ciudad antigua de Dubrovnik fue declarada Patrimonio Mundial por la Unesco.

 

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