Colecciones fotográficas

Patrimonio de la Humanidad

El gran museo del mundo (2)

 


India

Cuevas de Ajanta
   
   Cerca del pueblo de Ajanta (distrito de Aurangabad, Madhya Pradesh) se ubica uno de los complejos rupestres más grandes y fastuosos de la India, el conjunto de cuyos chaityas y viharas budistas ocupa por méritos propios un lugar único en la historia del arte universal. Ajanta supone un nexo de continuidad en la tradición de la arquitectura rupestre de la India occidental, pero desarrollándola hasta un nivel difícil de superar en perfección y magnificencia.
Patrimonio Humanidad    Los edificios rupestres de Ajanta fueron excavados en los acantilados de 22 m de altura de un cañón del río Vaghora, que traza un pronunciado meandro entre verticales paredones de roca similar al basalto, en un espectacular paisaje de agreste belleza. Hay 30 cavidades artificiales en Ajanta, alineadas a lo largo de una de las curvadas orillas del cañón, algunas sin acabar, de las que cinco son santuarios o chaityas y el resto residencias monacales o viharas. Fueron talladas en dos épocas diferentes, separadas por un intervalo de unos tres siglos.
   Las cavidades de la primera época están datadas poco antes del comienzo de la era cristiana y pertenecen a la rama hinayana (o 'Pequeño Vehículo') del budismo. Tras la decadencia del budismo hinayana a partir del II d C, parece haber un hiato de varios siglos en el que la actividad constructiva en el medio rupestre prácticamente se paraliza en la India, hasta que en los siglos IV y V se produce una revitalización del budismo, asentado en un nuevo corpus doctrinal conocido como mahayana (o 'Gran Vehículo').
   Las cavidades de la segunda época de Ajanta fueron perforadas cuando en el país reinaban las dinastías vakataka y gupta (siglo V y VI d C) –periodo considerado como la Edad de Oro del arte de la India–, y pertenecen a la rama mahayana del budismo. Se caracterizan por ser de una escala mucho más ambiciosa, por la profusión de su escultura, y por estar decoradas con excelentes pinturas murales.   
   La extraordinaria calidad y refinamiento de la decoración escultórica de Ajanta denota que los monjes disponían de abundantes recursos financieros, sobre todo durante la segunda ocupación del sitio, en la época mahayana. Los monasterios recibían donaciones de mercaderes que contribuían con sus riquezas a la realización de las obras arquitectónicas, escultóricas y pictóricas, poniendo así de manifiesto su profunda devoción a la fe búdica, y esperando recibir a cambio beneficios espirituales. Las fachadas, vestíbulos, columnas, salas y capillas de chaityas y viharas se van superpoblando de una multitud de estatuas de bodhisattvas, yakshas, yakshinis, nagas, naginis, dvarapalas, ninfas celestiales, enanos, leones, elefantes y todo un bestiario de animales reales y fantásticos relacionados con la teogonía budista. 
   Aunque la escultura, particularmente la rica ornamentación de los chaityas, es deslumbrante, la mayor gloria de Ajanta reside en sus pinturas murales (las más antiguas que han sobrevivido en la India, si consideramos aparte las prehistóricas).
   Las pinturas, ejecutadas por distintos talleres de pintores, cubren paredes y techos de los monasterios y santuarios. Están realizadas al temple sobre superficies alisadas y enlucidas con yeso.
   Son pinturas de inspiración profundamente religiosa. Sus motivos principales son narrativos y giran en torno a Buda, la vida de Buda y los jatakas o vidas anteriores de Buda, con participación de una pléyade de seres divinos, semidivinos, humanos y animales de la mitología budista. En conjunto componen una especie de catecismo ilustrado con ayuda del cual los monjes impartían sus enseñanzas a los laicos. Los jatakas o relatos sobre las vidas previas del Maestro, anteriores a su última reencarnación como el Buda histórico Siddharta Sakyamuni, están ambientados en diversos escenarios de romántica belleza: palacios, cortes principescas, jardines, bosques y montañas. 
   El complejo rupestre de Ajanta posee la categoría de Patrimonio de la Humanidad (según la Unesco) desde 1983.
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Colección de fotografías de Ajanta en fotoAleph
India rupestre

 




   
Abrigos rocosos de Bhimbetka
   
   El descubrimiento hace pocas décadas de las pinturas rupestres de Bhimbetka ha trastocado las nociones que se tenían de la historia del arte en la India, retrotrayendo sus orígenes a miles de años antes de lo que estimaban los estudiosos. 
Patrimonio Humanidad   Las cuevas de Bhimbetka abren sus bocas entre las rocas y peñascos de una colina que sobresale en la llanura de Madhya Pradesh, una estribación de los montes Vindhya en la zona sur de la gran meseta central de la India. Entre masivos afloramientos de arenisca que la naturaleza ha moldeado con las más caprichosas formas, se esconden cinco conjuntos de cuevas y de abrigos roqueros (refugios naturales bajo las rocas), que exhiben en sus paredes pinturas rupestres cuyas fechas de ejecución han sido datadas desde el paleolítico hasta el medievo. El complejo es considerado como el mayor tesoro de arte prehistórico de la India.
   Los peñascos de arenisca de Bhimbetka han evolucionado geológicamente a lo largo de los milenios hasta convertirse en excelentes refugios o abrigos naturales, espacios cubiertos por grandes techos y bóvedas de roca, muy propicios para el desarrollo de asentamientos humanos. Sus cuevas, covachas y paredes en extraplomo protegen a sus ocupantes de las lluvias, que pueden ser torrenciales en la estación monzónica. Las rocas han sido modeladas por la erosión para crear formas extrañas, atormentadas, de sorprendentes colores y texturas. Aglomeraciones de riscos horadados por profundas cavidades se agolpan y entremezclan en apretada sucesión, dejando calles, salas, galerías, túneles y grietas entre ellos para componer una suerte de caótico y sumamente accidentado laberinto de piedra. 
   Además de su importancia en el arte rupestre prehistórico, estas cuevas ofrecen en sí relevantes materiales para el estudio de la historia de la Humanidad. En los refugios de Bhimbetka se han detectado las más antiguas trazas de vida humana en la India. Los análisis sugieren que al menos algunos de los refugios fueron habitados por el hombre hace 100.000 años. Esto remonta la fecha de las actividades culturales en Bhimbetka a miles de años antes que la de otros sitios análogos del mundo, demostrando que este enclave constituye uno de los más antiguos focos de la evolución cognitiva del ser humano.
   De los 750 refugios roqueros y cuevas de Bhimbetka, 500 están ornamentados con pinturas. Sus motivos iconográficos describen la vida y tiempos de las poblaciones que habitaron las cavernas –incluyendo escenas de parto, danzas y libaciones comunales, ceremonias y enterramientos religiosos–, así como representaciones de animales y plantas observados del natural entre las especies del entorno. 
   Los refugios roqueros de Bhimbetka, con sus pinturas rupestres, fueron declarados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 2003, siendo el más antiguo bien cultural de los 24 sitios de la India clasificados en esta categoría.
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Exposición de fotografías de las cuevas de Bhimbetka en fotoAleph
Cuevas de Bhimbetka. Prehistoria del arte en la India

 



Patrimonio Humanidad

Complejo del templo Mahabhodi en Bodh-Gaya
    
   El lugar llamado Bodh-Gaya (o Buddha-Gaya), ubicado en el estado indio de Bihar, cerca de la ciudad de Gaya, es uno de los sitios más sagrados del budismo. Aquí fue donde se hallaba el árbol de Bodhi (o árbol de Bo), bajo el cual el príncipe Siddharta Gautama alcanzó la Iluminación y se convirtió en el Buda.
   El templo llamado Mahabodhi en Bodh-Gaya conmemora arquitectónicamente este acontecimiento y tiene una gran significación religiosa para los budistas de todo el mundo. En su parte trasera todavía se ve una higuera pipal, con el tronco rodeado de un vedika o balaustrada, que se dice descendiente del primitivo árbol de Bo.
   En el siglo III a C el emperador Ashoka fundó aquí una simple capilla, que fue posteriormente (s. II-I a C, época sunga) cercada por una balaustrada de piedra, parte de la cual se conserva todavía en el museo. La capilla fue reemplazada en el periodo Kusana (s. II d C), siendo provista con revestimienos y estatuas en el periodo pala-sena (750-1200). 
   El templo Mahabhodi ocupa el emplazamiento de la primitiva capilla de Ashoka. Es uno de los más antiguos templos budistas construidos enteramente en ladrillo que permanecen en pie en la India (periodo gupta tardío, s. VI d C), si bien sufrió en épocas posteriores numerosas remodelaciones y añadidos, sobre todo en los siglos X y XI. Fue drásticamente reconstruido por Sir Alexander Cunningham en el siglo XIX, y finalmente restaurado por budistas birmanos en 1882. 
   Su actual aspecto presenta una esbelta estructura en forma de torre piramidal de 54 m de altura, elevada sobre una plataforma de 8 m. En cada uno de los cuatro ángulos se levanta una torre, réplica a escala reducida de la principal. En el interior, al fondo, se halla una estatua colosal del Buda, en postura de loto, cubierta de un revestimiento dorado.
   Alrededor del templo se levantan multitud de pequeños stupas y templetes de diversas épocas, así como estelas (ss. IX al XI) donde se ven representadas figuras del Buda, algunas con corona (un motivo del mahayana tardío). Una losa pasa por ser el 'Trono de Diamante' (vajrasana), milagrosamente surgido bajo la sombra del árbol de Bodhi, aunque probablemente data de tiempos de Ashoka. Una moderna balaustrada de piedra reproduce la original. 
   El complejo templario de Mahabodhi en Bodh-Gaya fue incluido en 2002 en la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
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Exposición de fotografías de Bodh-Gaya en fotoAleph
El amanecer del budismo

 





Cuevas de Elephanta
   
   La isla de Gharapuri, en hindi 'ciudad de las grutas', en la bahía de Mumbai, es más conocida como isla de Elephanta, nombre que deriva de un gran elefante de piedra que descubrieron aquí los portugueses y fue trasladado por piezas para ser expuesto en Mumbai. La isla tiene una superficie de 10 a 15 km2, según sea la marea baja o alta.
Patrimonio Humanidad   Las cavidades artificiales de Elephanta están datadas entre los siglos VI y VIII d C y constituyen un importante complejo rupestre perteneciente a la religión brahmánica, teniendo a Siva como dios principal.
   Al oeste de la isla se halla el grupo más importante, formado por cinco santuarios rupestres, el principal de los cuales es mundialmente famoso por su conjunto de esculturas en honor a Siva.
   
Templo rupestre de Siva
   Penetrando en la roca a través de un vestíbulo porticado, se llega a un mandapa o sala columnada de planta cuadrada de 27 m de lado, dividido interiormente con celdas y cámaras, y aparentemente sostenido por columnas, cuya estructura imita los espacios internos de un edificio construido exento. Paredes y nichos están esculpidos con una rica imaginería dedicada a Siva, una de las tres divinidades supremas del hinduismo, dios de la energía creadora y de la destrucción.
   En la penumbra, al fondo del templo, se levanta la célebre efigie de Mahadeva, 'el gran dios', un gigantesco busto tricéfalo de 6 m de altura. Sus tres rostros encarnan las tres distintas manifestaciones del ser supremo: creador, conservador y destructor. Nos hallamos ante Siva en su aspecto cósmico. A la izquierda, Aghora o Bhairava, de aspecto terrorífico, representa el principio de destrucción; porta una serpiente en la mano y símbolos de muerte en la cabellera. En el centro se alza el sereno semblante de Tatpurusha, maestro de los principios positivos y negativos de la existencia y garante de su armonía, los párpados semicerrados en la calma de la meditación, con gesto introspectivo, autosuficiente y más allá del tiempo. A la derecha, Vamadeva, creador de la alegría y la belleza, es representado con un rostro femenino de hermosas facciones, sosteniendo en la mano una flor de loto.
   El conjunto de templos rupestres de la isla de Elephanta fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987.
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Colección de fotografías de la isla de Elephanta en fotoAleph
India rupestre

 





Cuevas de Ellora
   
    El abrumador complejo rupestre de Ellora, el más grande de la India, reúne templos y monasterios pertenecientes a las tres grandes religiones nacidas en este país: budismo, hinduismo y jainismo. Estamos ante la obra cumbre de la arquitectura rupestre de la India, y posiblemente del mundo.
   Son 34 'cuevas' artificiales, cavadas entre los siglos V y XIII en los acantilados basálticos de unos 200 m de altura que dominan una planicie de cultivos cercana a Aurangabad (Maharashtra), y alineadas adyacentes entre sí a lo largo de dos kilómetros.
Patrimonio Humanidad   A diferencia de los de Ajanta, los edificios rupestres de Ellora (conocida antiguamente como Elapura) nunca fueron abandonados. Los habitantes del pueblo vecino iban a cobijarse al interior de los templos en las temporadas monzónicas.
   El conjunto de templos y edificaciones rupestres de Ellora fue incorporado a la Lista del Patrimonio Mundial por la Unesco en 1983. Se divide en tres grupos:
   Grupo budista: edificios 1 a 12. Siglos VI-VII d C (época del budismo mahayana).
   Grupo hinduista: edificios 13 a 29. Siglos VII-X d C.
   Grupo jainista: edificios 30 a 34. Siglos X-XIII d C.
   
Templo Kailasha
   El edificio nº 16 es el célebre templo Kailasha, de dimensiones colosales y único en su género. A diferencia de los demás templos rupestres de Ellora, que, a modo de cuevas artificiales, reproducen sólo los interiores de los santuarios, el Kailasha imita, esculpido en la roca de la montaña, tanto el interior como el exterior de un templo exento construido en sillares, pero a una escala descomunal. La arquitectura rupestre de la India alcanza aquí su apoteosis. Y si tenemos en cuenta que el templo no es sino un gigantesco monolito tallado en la roca viva de una montaña, se podría afirmar que el Kailasha es la mayor escultura del mundo. 
   El Kailasha fue construido –valga decir esculpido– en el siglo VIII (ca. 757-783) bajo los reyes de la dinastía Rashtrakuta. Es contemporáneo y muy similar en su estructura y estilo a los templos erigidos en tierras de los reyes pallavas, al sur de la India (ver Mahabalipuram).
   El santuario central tiene 32 m de altura, y se alza en medio de un enorme patio vaciado en la montaña de roca de 82 m de largo x 46 m de ancho y unos 40 de alto. El conjunto deslumbra tanto por su tamaño como por la delicadeza de los detalles arquitectónicos y el vigor excepcional de la escultura. Su perfil piramidal escalonado evoca el monte Kailasha. Cinco capillas adyacentes están coronadas por sus correspondientes torres, representando montes secundarios alrededor del Kailasha. En lo más profundo de sus entrañas, al fondo de una sala hipóstila, dentro de una celda desprovista de toda decoración, se expone el linga de Siva (principio masculino) sobre el yoni de Parvati (principio femenino). Es éste el principal foco de atracción del templo, objeto de adoración que recibe continuas pujas (ofrendas y libaciones) por parte de los fieles que visitan el lugar. Frente a la puerta hay un pabellón donde descansa el toro Nandi, montura de Siva.
   Este santuario de dos pisos, con sus templetes satélites, se asienta entero sobre los lomos de un numeroso grupo de elefantes de tamaño natural luchando con leones, que forman en conjunto una especie de plinto o podio para todo el edificio.
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Colección de fotografías de Ellora en fotoAleph
India rupestre

 


Patrimonio Humanidad


Chhatrapati Shivaji Terminus (Estación Victoria)
   
    Bombay cambió su nombre por el de Mumbai en 1995, vocablo usado localmente que deriva de la diosa Mumba. Se cree que originalmente Bombay provenía de las palabras portuguesas Bom Bahia, "buena bahía" o "bahía hermosa", como la bautizaron tras su ocupación en 1534. En 1661 pasó a manos de los británicos y en 1686 la Compañía Británica de las Indias Orientales estableció en Bombay su principal centro de actividades comerciales; Bombay sería la sede administrativa central de la Compañía entre 1708 y 1773. Los británicos dejaron su huella en la ciudad con numerosas edificaciones.
   Entre ellas sobresale la estación de ferrocarril Victoria Terminus (actualmente denominada Chhatrapati Shivaji Terminus), suntuoso ejemplo de arquitectura neogótica victoriana en la India, en la que se incorporan elementos procedentes de la arquitectura tradicional indostánica. El edificio fue proyectado por el arquitecto británico F. W. Stevens, y fue levantado en diez años a partir de 1878 en colaboración con constructores indios para mejor incorporar a su estilo el lenguaje arquitectónico de la India. 
   El Chhatrapati Shivaji Terminus, que fue la primera estación terminal del subcontinente indio, ocupa una superficie de 2,85 hectáreas y es usada diariamente por más de tres millones de viajeros. Se trata de una de las estaciones de ferrocarril en funcionamiento más bellas del mundo. Su compleja planta, su enorme cúpula de piedra, sus torrecillas y arcos apuntados mezclan el estilo neogótico victoriano con la arquitectura palaciega tradicional indostánica, en un logrado ejemplo de fusión de las culturas occidental y oriental.
   Esta monumental estación ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2004.

 





Fatehpur Sikri
   
   A 40 km al sudoeste de Agra, irguiéndose en lo alto de una colina, aún se mantienen en pie los bien conservados restos de la que fue una fastuosa capital imperial, ordenada construir de nueva planta por el gran Akbar para residencia de su corte: Fatehpur Sikri. Esta ciudad constituye un extraordinario testimonio Patrimonio Humanidaddel esplendor que había alcanzado la civilización mogol a finales del siglo XVI y un bien conservado ejemplo de conjunto urbano de excelente calidad arquitectónica, cuyas formas y planificación marcarían las pautas de la posterior evolución del urbanismo de las ciudades de la India.
   En la colina de Sikri vivía retirado del mundo un anciano teólogo musulmán, el jeque Salim, miembro de la orden de los Chishti, por la que Akbar mostraba un gran aprecio. En los primeros años de su reinado, Akbar estaba preocupado porque no lograba tener descendencia entre sus numerosas mujeres. Confió el problema al jeque Salim, y éste le auguró que en poco tiempo el Señor le concedería herederos. Así fue: dos hijos de Akbar nacieron cerca de la capilla de Chishti. El primero de ellos, bautizado como Salim en honor al vaticinador, sería quien más adelante le sucedería en el trono con el nombre de Jahangir. Akbar decidió en 1569 convertir el auspicioso enclave en una ciudad palaciega y trasladar allí su lugar de residencia. "Su sagrado corazón deseaba dotar de un esplendor externo a ese lugar que poseía ya la grandeza espiritual" (Abul Fazl). A raíz de sus existosas campañas en la conquista del Gujarat (1573), antepuso a Sikri el nombre de Fatehpur (= 'Ciudad de la Victoria').
   Las obras, comenzadas en 1571, fueron supervisadas por el mismo emperador. Se allanó la parte superior de la meseta rocosa, y sobre ella se elevaron los palacios reales, distribuidos en una trama urbana de tipo ortogonal, perfectamente orientada hacia los cuatro puntos cardinales, con sus correspondientes patios, estanques y jardines intercalados. Se edificó también una gran mezquita y diversas dependencias auxiliares como hospitales, caravasares y establos para caballos y camellos. Los nobles y oficiales se hicieron construir mansiones para ellos mismos. Tres de los lados de la ciudadela fueron resguardados por una masiva muralla de 6 km, reforzada con torreones y perforada de siete puertas. El cuarto lado, al noroeste, estaba protegido por las aguas de un extenso lago artificial.
   Fatehpur Sikri tuvo una efímera existencia como capital del imperio mogol. La ciudad fue abandonada en 1586 tras solo catorce años de funcionamiento y Akbar nunca volvió a ella. Durante tiempo se ha afirmado que la causa de este brusco abandono fue por problemas con el suministro de agua, hipótesis cuestionada por los modernos historiadores: es muy dudoso que quienes planificaron la ciudad hubieran descuidado un aspecto tan fundamental. Lo cierto es que la capitalidad del imperio fue trasladada en 1588 a Lahore, un centro estratégico de poder en la ruta entre Persia y la India, desde donde se podía combatir con mayor eficacia las insurrecciones de las tribus afganas en las fronteras occidentales. Fatehpur Sikri, sin embargo, no perdió del todo su función de ciudad palaciega: en 1619 Jahangir se refugió allí para escapar de una plaga que había devastado Agra.
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Colección de fotografías de Fatehpur Sikri en fotoAleph
Taj Mahal y otras joyas del arte mogol

 





Fuerte de Agra
   
   El Gran Fuerte de Agra (1565-74) fue, junto a la ciudad de Fatehpur Sikri (1569-1574), una de las principales realizaciones arquitectónicas del gran Akbar, y uno de los más ilustrativos testimonios de la opulencia y ambiente de lujo en que transcurría la vida de los grandes mogoles.
   Conocido como el Fuerte Rojo, se trata de una fortaleza palaciega fundada en 1565 por el emperador Akbar, en la orilla derecha del río Yamuna. Su planta general tiene la forma de un triángulo irregular, con un lado de 800 m de longitud que bordea la orilla del río, desde donde se puede divisar el Taj Mahal en la lejanía. El soberano hizo construir más de 500 edificios en el recinto, de los que pocos han sobrevivido. La mayoría de los que se conservan fueron erigidos por su nieto Shah Jahan.
Patrimonio Humanidad   Cercado por largas e inmensas murallas de 2,5 km de perímetro y 21 m de alto cuidadosamente diseñadas para una eficaz defensa, con foso, bastiones y almenas, y revestidas de sillares de arenisca roja –de donde le viene el nombre–, el Fuerte Rojo era la ciudadela imperial y uno de los principales lugares de residencia de los grandes mogoles.
   Se penetra al fuerte por dos entradas monumentales, conocidas como la Puerta de Delhi y la Puerta de Amar Singh. La primera conduce a un portalón interior llamado Hathi Pol o Puerta del Elefante. La Puerta de Amar Singh se compone de tres portalones sucesivos, dispuestos cada uno en ángulo recto con respecto al anterior con el fin de dificultar posibles ataques. El tercero de ellos, con sus poderosos contrafuertes y su decoración de azulejos, remite al modelo que le sirvió de inspiración: el fuerte del rajput Man Sigh en Gwalior (de hacia 1500).
   En el recinto se levanta un gran número de edificios, pabellones y estancias que se distribuyen siguiendo un esquema parecido a un trazado urbanístico, formando en conjunto una suntuosa ciudad palaciega amenizada con patios y jardines de recreo. La repartición de espacios está concebida para diferenciar claramente la zona privada, reservada a la familia del emperador, de la zona pública, donde se concedían las audiencias y a la que tenían acceso los súbditos. También había un área restringida, el zenana, reservada exclusivamente a las mujeres, especialmente a las del harén, que quedaban ocultas a todas las miradas.
    El Jahangiri Mahal es la única construcción importante que queda de la época de Akbar (hacia 1570). Es un amplio palacio cuadrado de arenisca roja, con un gran patio central circundado de edificios de dos pisos. Su estilo es una mezcla de influencias persas e indias. Estas últimas se detectan en muchos de sus elementos estructurales, como los yarojas o balcones, los chayyas o aleros vierteaguas y los chattris o quioscos cupulados, así como en el abarrocamiento de la talla de los dinteles, fustes, ménsulas y tornapuntas. 
   Más allá de este palacio se suceden los edificios de la época de Shah Jahan. El rojo de la arenisca da paso al blanco deslumbrante del mármol. El estilo ya no es una mezcla, sino una síntesis: la fusión de los rasgos persa-timúridas e indios en un nuevo lenguaje arquitectónico plenamente mogol. Un primer grupo de edificios se articula en torno al 'Jardín de las Uvas' o Anguri Bagh, un char bagh o jardín cuatripartito rodeado por tres de sus lados por una galería de dos pisos que comunica con una serie de habitaciones aisladas. En el lado oriental, que da al río, hay una terraza donde se levantan tres pabellones de mármol con arquerías polilobuladas. El del medio, conocido como Khas Mahal, era el principal palacio privado del emperador. Está flanqueado por dos pabellones gemelos más pequeños cuyos tejados curvilíneos son del tipo bangaldar, llamados así porque imitan las formas de las cubiertas de las chozas tradicionales bengalíes. Estos pabellones no tenían una función específica, sino que eran adaptables para diversos usos mediante la redistribución de las alfombras, cortinas y almohadones que integraban el mobiliario. En las temporadas de frío, se colgaban de los arcos grandes cortinones bordados para atemperar los rigores del clima; en las temporadas calurosas se colgaban tattis, mamparas hechas de hierbas que se mantenían húmedas para que refrescaran el ambiente con el soplo de las brisas.
   El Fuerte Rojo de Agra fue el modelo para el muy similar Fuerte Rojo de Delhi, construido posteriormente por Shah Jahan entre 1638 y 1648. Ambas fortificaciones fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983 y 2007, respectivamente.
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Colección de fotografías del Fuerte Rojo de Agra en fotoAleph
Taj Mahal y otras joyas del arte mogol

 





Complejo del Fuerte Rojo, Delhi
   
   El Fuerte Rojo de Delhi fue ordenado construir por Shah Jahan, el quinto emperador mogol de la India, en su recién fundada capital imperial (Shahjahanabad), situada en el área que hoy ocupa el barrio de Vieja Delhi.
Patrimonio Humanidad   El reinado de Shah Jahan es parangonable por sus logros arquitectónicos con el de Akbar. El Taj Mahal, el espléndido mausoleo que el emperador consagró a la memoria de su esposa favorita, es la suprema obra maestra del arte mogol, pero es menester resaltar también otras muchas joyas arquitectónicas patrocinadas por este monarca que pueden muy bien compararse a aquélla en grandiosidad y belleza. A este emperador se deben los jardines de Shalimar, la tumba de Jahangir y la de su esposa Nur Jahan, cerca de Lahore; la Mezquita de la Perla en el fuerte de Lahore; la Mezquita Mayor de Delhi y la Mezquita Mayor de Thatta
   Shah Jahan transformó y completó el Fuerte Rojo de Agra, derribando la mayor parte de los edificios de Akbar y reemplazándolos por otros aún más refinados. A imagen y semejanza de esta ciudadela, hizo construir en Delhi otro complejo palaciego fortificado, de parecidas dimensiones y no menos anonadante suntuosidad, llamado también Fuerte Rojo por sus masivas murallas exteriores de arenisca roja. Se levantó en 1546, adyacente a una fortaleza más antigua (el Salimgarh) –construida por el emperador suri Sher Khan, rival de los mogoles–, que quedó integrada en el complejo del Fuerte Rojo. Las dependencias privadas están compuestas por una sucesión de pabellones conectados por un canal continuo de agua, llamado el Nahr-i-Behisht (Arroyo del Paraíso). Aunque la planificación del palacio se basa en prototipos musulmanes, cada pabellón revela elementos arquitectónicos típicos del arte mogol, en una fusión de las tradiciones persa, timúrida e hinduista. Sus innovavaciones arquitectónicas y estilísticas, incluyendo el diseño de jardines, influyeron profundamente en edificios y jardines posteriores en Rajasthan, Delhi, Agra y otros lugares.
   El Fuerte Rojo de Delhi está considerado como el cénit del genio creativo de los mogoles, que, bajo Shah Jahan, fue llevado a un nuevo nivel de refinamiento. La simbiosis entre los estilos hindú y musulmán no tiene nada de ecléctico, sino que responde a una nueva concepción, caracterizada por el equilibrio de las proporciones, la pureza de líneas y la extrema sutileza de los detalles ornamentales, con una clara predilección por la simetría y las imágenes especulares. En la decoración se emplea con prodigalidad la técnica que se ha dado en llamar de pietra dura, por su parecido con la utilizada en la Italia del Renacimiento, consistente en revestimientos de mosaico o taraceado de piezas de mármol de distintas formas geométricas, alternadas con incrustaciones de piedras semipreciosas (turquesas, ágatas, ónices, corales, lapislázuli, jade). El aroma vagamente renacentista que desprende este tipo de ornamentación ha llevado a algunos a conjeturar si habrían intervenido artistas occidentales en la realización de ciertos monumentos mogoles, hipótesis que no es confirmada por ningún dato que recojan las exhaustivas crónicas de la época.

 



Patrimonio Humanidad


Tumba de Humayun, Delhi
   
    Babur, el fundador de la dinastía mogol de la India, fue sucedido por su hijo Humayun, un monarca menos ambicioso, cuyo ascenso al trono fue cuestionado por Sher Khan, el gobernador de Babur en el Bihar. Tras ser derrotado en dos batallas, Humayun fue expulsado a Persia. Su rival Sher Khan adoptó el título imperial de Sher Shah. En 1555 Humayun, con ayuda del ejército persa, reconquistó el trono, dando comienzo a su segundo mandato como emperador. Al año siguiente murió en accidente, al caerse por las escaleras de su biblioteca en Delhi.
   El advenimiento de la dinastía mogol propició una revitalización de la arquitectura islámica en el norte de la India, cuyo apogeo iba a alcanzarse en el siglo XVII. El estilo indio, el persa, el timúrida y diversos estilos locales fueron combinados con gran maestría para producir un sinfín de obras arquitectónicas de abrumadora grandeza e inusitado refinamiento. La monumental tumba de Humayun, comenzada en 1569, inauguró el nuevo estilo. Mandada construir por la viuda del emperador en las afueras de Delhi, en arenisca roja y mármol blanco, revela una fuerte influencia persa en su diseño. El jardín que lo rodea fue el prototipo de los jardines funerarios mogoles (char bagh), divididos en cuatro cuadrantes por medio de calzadas e irrigados por canalizaciones de agua: una réplica en la Tierra del paraíso de Alá, tal como lo describe el Corán. 
   El mausoleo de Humayun está considerado también como el modelo arquitectónico predecesor del Taj Mahal. En 1993 fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.

 

 




Grupo de monumentos de Khajuraho
   
   Khajuraho es una pequeña aldea situada en un enclave histórico de la India, sede de un reino que alcanzó su esplendor alrededor del año 1000, y decayó luego hasta sumirse en el olvido. Se encuentra en el distrito de Chhatarpur, Estado de Madhya Pradesh, en la India central. Khajuraho fue capital del reino Jejakabhukti (Jijhoti), coincidente con la moderna Bundelkhand. El nombre de Khajuraho deriva de la abundancia en la zona de khajur o palmeras datileras. 
Patrimonio Humanidad   De los 85 templos con que contaba el lugar, sobreviven una veintena, no quedando ningún edificio secular. Esta agrupación de templos, ornados con una cantidad increíble de estatuas e insertos en un escenario sumamente bucólico, marca uno de los puntos culminantes de la arquitectura y escultura indostaníes de todos los tiempos. 
   Los templos de Khajuraho fueron dedicados por los reyes Rajput Chandella de Bundelkhand a los dioses hindúes Siva y Vishnu, así como a patriarcas jain. 
   Con pocas excepciones, los edificios son de arenisca, construidos principalmente entre los años 950 y 1050 d C. Su interior y exterior están profusamente tallados con esculturas de excepcional belleza, con temas extraídos del repertorio mitológico, y algunas de ellas con contenidos eróticos. 
   La tipología arquitectónica, tanto de los templos brahmánicos como de los jainistas, es muy semejante. Sobre un plinto o basamento elevado se levanta el cuerpo del edificio ricamente decorado, el jhanga, cubierto el exterior por superposiciones de paneles escultóricos, entre los que se abren galerías con balconadas. Cada templo es rematado por un sikhara o torre fasciculada de aristas curvilíneas en forma de pan de azúcar, que se sitúa sobre el garbhagraha o celda que alberga la divinidad, y que simboliza el monte Kailasha (la montaña cósmica, morada de Siva y Parvati) o bien el monte Meru, la montaña central del Universo. 
    El sikhara convexo aparece rodeado de numerosas torres secundarias proporcionalmente más pequeñas, que contribuyen a conseguir una desconcertante complejidad en la edificación. 
   La planta, siempre orientada según el eje este-oeste, está compuesta por un vestíbulo, un cuerpo central formado por la sala hipóstila o mandapa, y una cella pequeña y oscura que hace las veces de sancta-sanctorum custodiando la estatua de la deidad correspondiente, además de diferentes anexos.
   Los techos de las naves, que reposan sobre pilares coronados por exuberantes capiteles, ofrecen un auténtico derroche de riqueza ornamental. Los capiteles contienen hornacinas con representaciones escultóricas de divinidades femeninas y ninfas celestiales. A la entrada del garbhagraha o santísimo, se puede ver, al pie de las jambas de la puerta, a las dos divinidades femeninas Ganga y Yamuna, sobre sus monturas: el cocodrilo y la tortuga.
   Las fachadas de algunos de los templos mayores muestran escenas amatorias en una serie de figuras ordenadas en varias zonas. Estas esculturas son, debido a su realismo erótico –comparable a las del templo de Konarak–, mal interpretadas frecuentemente por los observadores occidentales. Pero poseen sus raíces en el ritual, representado de forma muy expresiva en los grupos de frisos circulares. En la consumación concreta, que simboliza la abolición de cualquier clase de dualismo, debe lograrse la experimentación de la vivencia de la unidad. 
   El conjunto monumental de Khajuraho fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986. 
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Colección de fotografías de Khajuraho en fotoAleph
Templos del amor. Escultura erótica de la India

 





Templo del Sol, Konarak
   
    El Templo del Sol de Konarak (Surya Deula), apodado durante el dominio británico 'la Pagoda Negra', fue construido hacia el año 1250 d C bajo el reinado de Narasimha Deva I (1238-1264). 
   Aunque nunca fue terminado, supone el máximo exponente del estilo arquitectónico 'ganga oriental', que floreció en Orissa. Hoy día fuera de culto, el templo está asociado a la leyenda de Samba, hijo del señor Krsna, que fue curado de la lepra gracias a las bendiciones del Sol. Esta gran ruina de perfil piramidal se levanta sobre las dunas de arena en un descampado. 
Patrimonio Humanidad   Dedicado a Surya, el dios Sol, el edificio representaba un ratha o carro solar, sustentado por 24 enormes ruedas finamente talladas en la roca, y tirado por siete caballos de piedra de tamaño natural situados al frente (Surya, según la mitología, monta un carro celeste tirado por siete caballos). Las chakra o ruedas del carro tienen correlación con los meses y las quincenas del año, y en los radios y los cubos de sus ejes pueden verse imágenes de maithuna o parejas en actitud amorosa. La solución, grandiosa, crea la ilusión de un gigantesco vehículo y repite el modelo de los ratha –templetes en forma de carros procesionales– hindúes erigidos en diversas formas y varias épocas, como los monolíticos de Mahabalipuram y Vijayanagar (Hampi). 
   Aunque gran parte del edificio ha caído en ruinas, todavía quedan suficientes restos como para hacer posible una reconstrucción conjetural. Este gigantesco Templo del Sol tiene un mandapa de 70 m de alto y, si se hubiera terminado, su sikhara podría haber alcanzado los 120 m, por lo que constituiría el mayor templo en piedra de la India. Su genial concepción y colosal envergadura sobrepasaron las técnicas constructivas de la época y su materialización quedó más allá de la capacidad de sus constructores, siendo su escala demasiado grande para sus posibilidades. 
   El interior del jagamohana del Templo del Sol es inaccesible al estar relleno de arena y escombros desde principios del siglo XX. Dentro del vestíbulo existen vigas de hierro trabajadas que soportan el pesado techo interno de piedra, recurso arquitectónico que se da sólo en Orissa (el gran templo de Jagannath en Puri es otro ejemplo) y que constituye un caso insólito en la arquitectura de época medieval en el mundo. 
   El exterior está recubierto de magníficas esculturas de piedra, que representan dioses, semidioses, seres humanos y animales, así como de motivos florales y ornamentos decorativos. Algunas de las representaciones tienen un claro contenido erótico. Entre ellas, numerosos maithuna o parejas amorosas, a las que se atribuyen funciones mágicas y religiosas. 
   Ningún aspecto de la arquitectura del templo de Konarak ha despertado tantos comentarios como las figuras escultóricas que decoran el exterior del santuario, muchas de las cuales representan prácticas sexuales. En Orissa, en este periodo, el movimiento maithuna parece haber obtenido un firme apoyo de gran parte de la comunidad. No es improbable que este templo fuera construido en un sitio tan remoto con el fin de que las prácticas descritas en las esculturas pudieran ser llevadas a cabo por sus adeptos en un submundo aparte (Percy Brown. Indian Architecture). 
   Se ha destacado que estas escenas eróticas están enteramente confinadas al exterior del templo, mientras que el interior contrasta por su sobriedad decorativa. Son de pequeña escala y se distinguen poco de los temas de coito representados en otros lugares, aunque, a diferencia de las de Khajuraho, los grupos sexuales nunca presentan cuatro participantes. Una mezcla de divinidades tántricas reconocibles presta apoyo a los intentos realizados con frecuencia, normalmente a partir de fuentes literarias insuficientemente localizadas, de vincular la escultura erótica con un influjo de los cultos vama marga (sendero izquierdo). 
   El Templo del Sol de Konarak fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984. 

Colección de fotografías de Konarak en fotoAleph
Templos del amor. Escultura erótica de la India

 





Grupo de monumentos de Mahabalipuram
   
   Mahabalipuram (o Mamallapuram) es un pequeño pueblo costero situado a 60 km al sur de Chennai (Madras). El océano Indico baña sus playas sombreadas por cocoteros. Afloramientos de enormes rocas graníticas de caprichosas formas se aglomeran cerca de la orilla para crear acantilados y colinas rocosas parcialmente invadidas por la vegetación tropical.
Patrimonio Humanidad   Esparcido por el núcleo urbano y escondido entre el laberinto de peñascos de sus colinas, Mahabalipuram alberga un conjunto único de arquitectura rupestre y no rupestre, con monumentos esculpidos y construidos entre los años 630 y 800 d C, en la época del dominio de los reyes pallavas, una poderosa dinastía de la India meridional. La mayor parte de estos edificios contiene valiosas inscripciones que permiten datarlos y situarlos en su contexto histórico.
   Los monumentos rupestres monolíticos son los más numerosos, fueron tallados bajo el reinado de Narasimhavarman Mamalla y de uno de sus sucesores, Rajasimha (630-728 d C) y constituyen los más antiguos ejemplos de este tipo de arquitectura en la India del sur. Existen también otros monumentos pallava construidos en sillería en Mahabalipuram, como el célebre Templo de la Orilla, datado en el siglo VIII. Pero el cénit de la arquitectura de los pallavas lo ocupa el templo de Kailashanatha, construido en Kanchipuram, la antigua capital de esta dinastía, de la que Mahabalipuram era el puerto.
   De este puerto y de Pumpuhar zarparon expediciones hacia oriente que exportaron el budismo y el hinduismo a otras naciones de Asia, llegando la cultura india a expandirse hasta las lejanas tierras de la península indochina y el archipiélago indonesio. Sirvan de testimonio los innumerables templos hinduistas y pagodas budistas que podemos ver en lugares como Mandalay y Pagan (Birmania), Ayuthaya y Sukhothai (Tailandia), Luang Prabang (Laos), Angkor (Camboya), Borobudur y Prambanan (Java), y la entera isla de Bali.
   Los templos pallava de Mahabalipuram y Kanchipuram fueron modelos arquitectónicos experimentales, con fórmulas que hermanaban armoniosamente arquitectura y escultura, y que fueron desarrolladas en siglos posteriores en la India del sur, en lo que vino a calificarse como arquitectura dravidiana. Un elemento iconográfico se repite con asiduidad en el estilo pallava, como si fuera su marca de fábrica: la imagen de un animal fantástico parecido a un león, símbolo de poder. Aparece, erguido y con aspecto amenazante, sobre todo en las basas de las columnas y pilastras.
   A partir del siglo VIII la actividad arquitectónica de la región de Mahabalipuram fue decayendo. El poder de los pallavas era arrollado por el empuje de la dinastía de los cholas, que florecía más al sur.
   Hacia el centro del pueblo de Mahabalipuram, un acantilado al aire libre está totalmente esculpido con una muchedumbre de figuras de dioses, hombres y animales. Se trata de 'La penitencia de Arjuna' (también interpretado como 'El descenso del Ganges'), el más impresionante conjunto escultórico del lugar y uno de los más grandes de la India. Está tallado en la cara de un espolón granítico quebrado con una profunda brecha en el centro, por la que antaño fluía el agua desde un estanque superior. En la fisura, que representa un río, se ven efigies de nagas y naginis, con cuerpo mitad humano, mitad de serpiente, las cabezas protegidas por caparazones de cobras.
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Colección de fotografías de Mahabalipuram en fotoAleph
India rupestre

 





Sitio arqueológico de la Universidad Mahavihara de Nalanda
   
   Los 500 años que van desde el siglo IV a finales del siglo VIII, bajo las dinastías gupta y post-gupta, constituyen un destacado periodo de florecimiento de la cultura india. Fue la época de las universidades de Nalanda y Valabhi, y el surgimiento en la India de las ciencias, las matemáticas y la astronomía. 
Patrimonio Humanidad   Una vez que los cánones budistas habían quedado fijados por escrito, los monjes ampliaron el campo de sus enseñanzas, en un esfuerzo por explicar y defender sus sagradas verdades y a la vez buscar conversos. Con la comunidad de monjes como base, este impulso expansionista halló su expresión en la creación de un sistema de universidades monásticas. Bajo los guptas, algunos monasterios perdieron el espíritu de enclaustramiento y emergieron como centros abiertos, constituidos por agrupaciones monásticas (mahaviharas) que funcionaban como instituciones de enseñanza de las artes y las ciencias. El más renombrado fue la universidad Mahavihara de Nalanda. 
   La universidad de Nalanda es la más antigua universidad del subcontinente indio, y una de las más antiguas del mundo. Una institución monástica y educativa que estuvo dedicada a la transmisión sistematizada del saber durante un periodo ininterrumpido de 800 años. El desarrollo histórico del sitio es paralelo al desarrollo del budismo como religión y testimonia el vigor de las corrientes monacales y pedagógicas que se produjeron en esa época de la India. Nalanda se convirtió pronto en uno de los principales centros de estudio de la doctrina mahayana (o 'gran vehículo'), que iba a ser la secta dominante del budismo en la India, aunque sus enseñanzas fueron más allá de la mera doctrina canónica.
   Nalanda albergaba una población de varios miles de maestros y alumnos (se calcula que hubo hasta 10.000 personas entre docentes y discípulos), que eran mantenidos con las donaciones de más de un centenar de pueblos de los alrededores. Según testimonio de los peregrinos chinos del siglo VII, Nalanda atraía a miles de adeptos de diversas sectas budistas, que se comprometían a estudiar bajo la guía de monjes que se distinguían por su sabiduría.
   La fama de Nalanda atrajo estudiantes del extranjero, pero las pruebas de ingreso eran tan estrictas que solo dos o tres de cada diez solicitantes eran admitidos. Los laicos también recibían educación en Nalanda. Más de 1.500 maestros disertaban cada día sobre cien materias diferentes. Estas comprendían los vedas (antiguos textos sagrados hinduistas), lógica, gramática, filosofía, astronomía y medicina.
   Los extensos restos arqueológicos de Nalanda yacen a 12 km de Rajgir (antigua Rajagriha, capital del reino de Magadha), en el estado de Bihar. Las ruinas comprenden  un vasto complejo urbanizado de stupas, capillas y viharas, donde también han salido a la luz abundantes obras de arte en estuco, piedra y metal. Un museo exhibe los hallazgos de las excavaciones. 
   Según las crónicas de los peregrinos, el conjunto estaba rodeado desde los tiempos de los gupta por una alta muralla. Las excavaciones han despejado una sucesión alineada de diez monasterios en el estilo indio tradicional. Estos consisten por lo general en estructuras oblongas de ladrillo con celdas abriéndose en los cuatro lados de un patio, con una entrada principal en uno de los lados y una capilla en el lado opuesto del patio. En las estructuras había también integrados pilares de piedra monolíticos ornados con bajorrelieves. Frente a los monasterios se levantaba una hilera de stupas votivos en ladrillo, piedra o yeso con imágenes talladas de budas. En uno de los recintos se conservan pinturas de época pala (ss. IX y X). 
   El sitio arqueológico de la universidad Mahavihara de Nalanda ha sido clasificado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 2016.
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Exposición de fotografías de Nalanda en fotoAleph
El amanecer del budismo

 



Patrimonio Humanidad

Qutb Minar y sus monumentos, Delhi
  
   "Quien posee Delhi, posee la India", dice una tradición. Qutb-ud-Din Aybak, fundador de la dinastía Mu'izzi (de los Esclavos) demostró la verdad del aserto cuando tomó Qala-i-Rai Pithaura, la más antigua de las siete ciudades históricas de Delhi, para establecer allí un centro político y estratégico que iba a dominar el subcontinente indio en los siglos venideros hasta nuestros días.
    En conmemoración de su victoria, el último día del siglo XII Qutb-ud-Din puso la primera piedra de una estructura que, cuando estuvo completa, resultó ser uno de los más grandiosos monumentos islámicos realizados hasta entonces: el Qutb Minar. Una altísima y esbelta torre de 72,5 m de altura, cuyo objetivo era proclamar a los cuatro vientos, ante una población de fe brahmánica, la supremacía y autoridad del Islam. 
   Construido en arenisca roja, el elongado perfil troncocónico del Qutb Minar tiene 14,32 m de diámetro en la base y va reduciéndose hasta los 2,75 m de diámetro en la cúspide. A lo largo de su superficie alternan acanalamientos redondos y angulares, que recuerdan los del minarete de planta estrellada de Ghazni (Afganistán), que bien pudo ser el modelo inspirador. Las bellas inscripciones caligráficas talladas en profundo relieve a diversas alturas anuncian que la torre fue erigida para proyectar "la sombra de Dios sobre el Este y sobre el Oeste".
   Es curioso constatar (Percy Brown. Indian Architecture. Islamic period) que hacia la misma época los almohades construían en Sevilla (España) el gigantesco minarete conocido como la Giralda –cuya altura de 97,5 m supera la del Qutb–, marcando el límite extremo occidental del credo mahometano, mientras el Qutb marcaba el límite oriental, con el entero mundo islámico extendiéndose entre los dos.
   El Qutb Minar se articula en cuatro pisos de altura decreciente, y de secciones distintas, separados por cuatro balcones salientes, compuestos de balaustradas sostenidas por un original sistema de soportes con bovedillas de alvéolos y estalactitas, rasgo estilístico frecuente en el Islam pero muy raro en la India. 
   El área arqueológica que circunda al Qutb Minar alberga edificios funerarios, destacando la majestuosa puerta Alai-Darwaza, construida en 1311, obra maestra del arte indo-musulmán, y dos mezquitas. Una de ellas es Quwwatu'l-Islam, la más antigua del norte de la India, construída con elementos arquitectónicos reaprovechados, procedentes de una veintena de templos hinduistas más antiguos.
   El Qutb Minar y sus monumentos adyacentes fueron calificados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1993.

 





Monumentos budistas de Sanchi
   
   Sanchi es el conjunto de monumentos búdicos más antiguo de la India, y uno de los mejor conservados. Está enclavado sobre un cerro de arenisca de cima plana de 90 m de altura cercano a Bhopal, capital del estado de Madhya Pradesh, a orillas del río Betwa. 
   Poco se sabe de la historia de Sanchi, cuyo complejo monástico no es mencionado en los textos antiguos, a pesar del carácter monumental de la mayoría de sus construcciones y del hecho de que fue fundado por Ashoka, emperador de la India (265-238 a C), que había contraido matrimonio en la ciudad de Vidisha, a 9 km de este lugar. Aunque fue restaurado y embellecido por los reyes sunga (s. II a C), los shatavahana (s. I a C), los kushana, los gupta y los pratihara, a medida que el budismo fue extinguiéndose en la India el lugar fue quedando olvidado, hasta caer en la ruina. 
Patrimonio Humanidad   Los monumentos más notables de Sanchi son tres stupas: 
   -Stupa nº 1 o Gran Stupa. Fundado por Ashoka (s. III a C) y agrandado en los siguientes siglos.
   -Stupa nº 2, con balaustrada decorada en el periodo sunga tardío (s. I a C)
   -Stupa nº 3, con un simple torana o pórtico ceremonial de fines del s. I a C y del s. I d C.
   El Gran Stupa de Sanchi fue redescubierto en 1808. Comenzado a construir probablemente por orden de Ashoka a mediados del siglo III a C, más tarde fue agrandado a casi el doble de su tamaño por los reyes sunga. El túmulo inicial de ladrillo de Ashoka fue conservado intacto en el interior de la nueva construcción de piedra sillar: una semiesfera de 40 m de diámetro y 18 m de altura rodeada de una masiva balaustrada (vedika) de piedra de 4 m de alto, perforada en los puntos cardinales por cuatro portales (torana) profusamente esculpidos con relieves y estatuas. 
   El stupa en sí se compone de una plataforma de 5 m de alto que conforma una terraza deambulatoria alrededor de la mole maciza semiesférica (anda) que representa la bóveda celeste cubriendo la Tierra. A media altura, la semiesfera está ceñida por otra balaustrada a la que se accede por un doble rango de escaleras helicoidales adosadas a su superficie. La cúpula está rematada por un pequeño recinto cuadrado de balaustradas (harmika), que encierra un pedestal sobre el que se yergue un mástil (yasti) simbolizando el eje cósmico. El mástil porta una serie de parasoles (chatras) que representan los diversos cielos (devaloka).
   El aspecto artístico más destacable de los stupas 1 y 3 de Sanchi son las esculturas de sus pórticos o toranas, que desarrollan hasta sus últimas consecuencias las pautas de estilo del stupa de Bharut (Madhya Pradesh, s. II a C), prototipo de todos los stupas monumentales de la India. Los cuatro toranas del Gran Stupa, que fueron añadidos a la balaustrada circundante a mediados del siglo I d C, constituyen el máximo logro artístico de Sanchi. Se compone cada uno de dos pilares cuadrados con capiteles de animales y enanos (gana) sosteniendo un triple arquitrabe labrado con frisos escultóricos, rematado en sus extremos por volutas espirales y coronado por símbolos budistas (el tridente tri-ratna y el dharma-chakra o rueda de la ley). 
   Todos los componentes de estos pórticos, muy reminiscentes de la arquitectura en madera, están ornados con magníficos bajorrelieves tallados en la piedra, que exhiben abigarradas escenas llenas de vida, pobladas de figuras humanas y animales. La composición es siempre muy cuidada. Los relieves están suavemente modelados y al mismo tiempo profundamente labrados, para crear con la luz del sol fuertes claroscuros donde las figuras sobresalen en diferentes planos de la escena de fondo, dando una sensación de profundidad. 
   Los monumentos búdicos de Sanchi fueron declarados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1986.
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Exposición de fotografías de Sanchi en fotoAleph
El amanecer del budismo





Taj Mahal
   
   ¿Quién no conoce el Taj Mahal, aunque solo sea por fotografías? Es todo un icono, el emblema visual de la India, el símbolo más ilustrativo del esplendor artístico que llegó a alcanzar su civilización. Como monumento, está considerado como la joya suprema de la arquitectura islámica en el subcontinente indio. Un lugar que cada vez que es revisitado impresiona como la primera vez. Recientemente ha sido calificado por una votación en internet como una de las siete maravillas del mundo contemporáneo. La Unesco lo tiene incluido desde 1983 en su lista del Patrimonio Mundial.
Patrimonio Humanidad   El Taj Mahal es un mausoleo erigido entre 1631 y 1648 en la orilla derecha del río Yamuna a su paso por la histórica ciudad de Agra, en la curva que forma un pronunciado meandro del río sagrado. Fue mandado construir por el emperador mogol Shah Jahan en memoria de su amada esposa Arjumand Banu Begum, nieta de Itimad-ud-Daulah, que era llamada Mumtaz Mahal (= 'La Elegida de Palacio'). De la deformación de este apelativo surgió el nombre de 'Taj Mahal' con que es mundialmente conocido el monumento.
   Mumtaz Mahal murió de su decimocuarto parto en 1631, tras haber sido esposa favorita y compañera inseparable del monarca desde su matrimonio en 1612, con el que había compartido las responsabilidades de Estado. Esta muerte sumió a Shah Jahan en la desesperación. Durante una semana se negó a probar comida y a despachar cualquier asunto de gobierno. Decretó dos años de luto oficial en la corte. Los festejos y espectáculos musicales fueron prohibidos, así como portar joyas o usar perfumes. Shah Jahan pensó incluso en retirarse y dividir el imperio entre sus hijos.
   La primera piedra del Taj Mahal fue colocada en 1632, y la construcción obedeció a los planos diseñados por una asamblea de arquitectos de India, Persia y otros países, que habían sido convocados por el emperador para colaborar conjuntamente en el magno proyecto. El plano definitivo se atribuye al persa Ustad Ahmad Lahori, arquitecto-jefe de Shah Jahan, que dirigió las obras. Los maestros canteros, albañiles, tallistas, mosaístas y calígrafos, así como los materiales empleados en la construcción, provenían de diversas regiones de la India y de Asia Central.
   Más de 20.000 obreros fueron reclutados para trabajar a diario durante diecisiete años, hasta que el mausoleo fue terminado en 1648. El resto del complejo que rodea al Taj tardó veintidós años más en completarse. Todos los recursos económicos del imperio fueron dedicados a su construcción. El coste total de las obras ascendió a 40 millones de rupias. 
   El Taj Mahal es un edificio perfectamente simétrico en planta, cuyos componentes se distribuyen irradiando de dos ejes axiales norte-sur y este-oeste. De una belleza delicada y a la vez monumental, el equilibrio de sus volúmenes es insuperable. Una combinación rítmica de llenos y vacíos, de espacios cóncavos y convexos, que revela un profundo conocimiento de la geometría y de la proporción. La longitud de cada lado de la base es igual a la altura del edificio (sin contar el podio de la base y el pináculo de remate), de tal forma que la entera estructura estaría por así decirlo encajada en un cubo virtual, con la punta de la cúpula tangente a la cara superior del cubo.
   El interior del mausoleo se articula en torno a una gran cámara octogonal que ocupa el centro, con cuatro salas octogonales más pequeñas distribuidas a su derredor. En los cuatro rincones que rodean la cámara central existen compartimentos de dos pisos, unidos entre sí por corredores y abiertos al exterior por grandes ventanales apuntados (pishtaq) que reproducen en menores dimensiones el diseño de los iwanes principales.
   Todos los muros, externos e internos, están engalanados con una soberbia decoración de paneles de bajorrelieves en mármol y mosaicos o taraceados de pietra dura, dibujando arabescos florales y motivos geométricos. Las bandas caligráficas que enmarcan los iwanes reproducen inscripciones coránicas e históricas, textos que han ayudado a fijar con bastante exactitud la cronología de las diferentes fases de construcción del Taj.
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Colección de fotografías del Taj Mahal en fotoAleph
Taj Mahal y otras joyas del arte mogol







Indonesia
   
Templo de Borobudur
   
    Borobudur es el nombre con que se conoce al mayor y más suntuoso monumento budista del mundo. Es una gigantesca colina artificial de piedras, elevada hacia el año 800 en un valle rodeado de volcanes del centro de la isla de Java, que constituye una de las obras maestras de la arquitectura y escultura de todos Patrimonio Humanidadlos tiempos. El visitante, en su ascenso a este templo-montaña, tiene la experiencia de contemplar una kilométrica sucesión de miles de estatuas y relieves escultóricos, que desarrollan iconográficamente un compendio integral de las enseñanzas de Buda. El recorrido del peregrino tiene un alto contenido simbólico, y le propone un camino de perfección cuya meta es el nirvana o liberación espiritual.
  Borobudur es mucho más que una construcción arquitectónica. Es un símbolo en sí mismo. Una magna creación del arte religioso, en el sentido estricto de la palabra, pues supone no sólo un foco de transmisión de enseñanzas místicas, sino que es en sí mismo herramienta o instrumento para lograr la transformación espiritual del visitante.
   Borobudur conjuga los rasgos simbólicos de un stupa (originalmente un relicario en forma de montículo que alberga reliquias de altas personalidades del budismo, erigido en honor a Buda), de una montaña-templo y, visto en planta, de un mandala (o diagrama ritual, microcosmo esquematizado del universo, que se utiliza como objeto de meditación en el budismo y el hinduismo).
   Mientras que los templos hinduistas de Java central están concebidos como simples capillas para albergar la representación icónica de una divinidad, los ‘chandis’ del budismo mahayana y tántrico van más lejos, e intentan transmitir ya desde su misma estructura arquitectónica conceptos metafísicos propios de la cosmovisión budista, que pueden llegar al más alto grado de abstracción. Este afán de transmisión de significados simbólicos a través de los juegos espaciales de la arquitectura y las potencialidades expresivas de la escultura supuso un reto sin precedentes para los constructores de Java central, y dio como resultado un conjunto de obras maestras del arte religioso, cuya culminación sería el gran stupa de Borobudur. Un monumento sin parangón entre los grandes logros artísticos del budismo de su época y de todas las épocas, y único por su originalidad, belleza y trasfondo simbólico, la sutileza y refinamiento de su estructura arquitectónica y su decoración escultórica no fueron igualados en ningún otro lugar del mundo, ni siquiera en Angkor.
   El sitio de Borobudur ha sido reconstruido y acondicionado por el gobierno, con ayuda internacional, y es visitado cada día por centenares de indonesios y viajeros del mundo entero, que no dudan en rendir tributo de admiración ante tan magno hito del arte universal.
   Borobudur fue incluido como bien cultural en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en el año 1991.
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Colección de fotografías de Borobudur en fotoAleph
Borobudur. La huella de Buda en Java





Patrimonio HumanidadConjunto de templos de Prambanan
   
   La isla de Java custodia en sus tierras volcánicas los mayores tesoros artísticos del archipiélago de Indonesia, considerados como obras cumbre de la arquitectura y la escultura de todos los tiempos.
   Prambanan es un pueblo en el distrito de Yogyakarta (valle de Sorogedug, isla de Java) famoso por el vasto complejo de templos hinduistas y budistas cuyas ruinas se esparcen por los alrededores, una zona de palmeras y arrozales periódicamente castigada por catástrofes naturales como terremotos y erupciones volcánicas. Al fondo, en el horizonte norte, se eleva amenazador el humeante penacho del volcán Merapi (más información en fotoAleph, exposición Volcanes de Indonesia). 
   Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1991, el inmenso complejo templario de Prambanan constituye por otra parte un fidedigno testimonio de la convivencia pacífica que se dio entre los javaneses seguidores de dos credos diferentes: el budismo y el hinduismo.
   El complejo religioso de Prambanan fue construido entre los siglos IX y X d C. Comprende los templos de Lara Jongrang, los templos de Sewu, el templo de Bubrah y el de Lumbung, a los que hay que añadir en sus aledaños los templos de Sari, Plaosan, Kalasan, Banyunibo, Sambisari y Sajiwan. Entre todos suman más de 500 templos, que componen en conjunto el Parque Arqueológico de Prambanan. Prambanan constituye no solo el mayor tesoro arquitectónico y cultural de Java, y cabría decir de toda Indonesia, sino también una sólida prueba de que hubo aquí un pasado de pacífica convivencia entre dos religiones.
   El mayor y mejor conservado templo de Prambanan es el de Loro Jongrang o Lara Jongrang, llamado también Candi Prambanan por su proximidad al pueblo. Es el último gran monumento del periodo javanés central y el mayor templo de Siva en Indonesia. Una obra que por la grandiosidad de su arquitectura y la calidad de su escultura rivaliza en méritos artísticos con Borobudur.
   Se dice que el Lara Jongrang fue mandado construir a principios del siglo X por Daksha (910-919), el rey de Mendang-Mataram, para contener los restos de su antecesor, el rey Balitung. El santuario estaría destinado a la deificación, bajo la forma de Siva, de este monarca. Una inscripción de 856, muy probablemente de su piedra fundacional, menciona una ceremonia funeraria real y sostiene que el rey muerto se había unido a Siva, del mismo modo que su predecesor, el fundador de Borobudur, se había unido a Buda.
   No es pues un templo budista, sino hinduista. Su diseño y estructura suponen una síntesis de los estilos arquitectónicos del norte y del sur de la India.
   Su planta general está formada por tres cuadrados concéntricos, escalonados en terrazas y rodeados de parapetos, a los que se accede a través de portalones por cuatro escalinatas orientadas a los puntos cardinales. En el cuadrilátero interior y más elevado se elevan los tres templos principales, consagrados a los dioses de la suprema trinidad del panteón hindú: Brahma, Vishnu, y Siva. Brahma es el dios de la creación, Vishnu el dios de la preservación y Siva el dios de la destrucción/renovación. De los tres edificios, el más importante y de mayor tamaño es el central, dedicado a Siva, cuya torre alcanza los 48 m de alto. 
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Colección de fotografías de Prambanan en fotoAleph
Los tesoros de la isla de Java







Inglaterra
Patrimonio Humanidad

Ciudad de Bath 

   La ciudad de Bath se extiende en un anfiteatro natural entre escarpadas colinas, a orillas del río Avon, en el condado de Avon, sudoeste de Inglaterra. Fundada en el siglo I d C por los romanos, quienes aprovecharon sus manantiales naturales de agua caliente para crear una instalación de baños termales, Bath creció y se convirtió en la Edad Media en un importante centro de industria lanar. En el siglo XVIII, bajo George III, se desarrolló como una ciudad distinguida y elegante, afamada en literatura y arte, dotada de edificios neoclásicos paladianos que se integran armoniosamente con las antiguas termas romanas.
   Los restos romanos, especialmente el templo de Sulis Minerva y el complejo de baños termales –construido alrededor de las fuentes de agua caliente (49º C) de donde nació el municipio romano de Aquae Sulis– han sobrevivido en el centro de la ciudad de Bath y se cuentan entre los más importantes vestigios romanos al norte de los Alpes. Tras la retirada de Roma, los establecimientos termales perdieron su importancia, hasta que a principios del siglo XVIII, bajo patrocinio real, Bath fue transformada en el principal resort de Gran Bretaña.
   La ciudad georgiana responde a las ambiciones de John Wood Senior (1704-1754), Ralph Allen (1693-1764) y Richard “Beau” Nash (1674-1761), que se propusieron hacer de Bath una de las ciudades más bellas de Europa, con una arquitectura que se combina pintorescamente con el paisaje, creando una ciudad ajardinada para disfrute de los pacientes que acuden a tomar baños terapéuticos.
   El estilo neoclásico de los edificios públicos (Assembly Rooms, Pump Room...) se concilia con las grandiosas proporciones de los conjuntos monumentales (como Queen Square, Circus y Royal Crescent), y revela la profunda influencia del arquitecto renacentista italiano Palladio (1508-1580). La organización colectiva de los espacios entre los edificios es un logro de los arquitectoso John Woods padre (1704-1754), John Woods hijo (1728-1782), Robert Adam (1728-1792), Thomas Baldwin (1750-1820) y John Palmer (1738-1817), que supieron extrapolar las ideas de Paladio a una escala urbanística de conjunto. 





Catedral de Canterbury
Patrimonio Humanidad   
   La ciudad de Canterbury, en el condado de Kent (sudeste de Inglaterra), ha sido la sede del líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra durante cinco siglos.
   A finales del siglo VI, Canterbury era la capital de Ethelberto, rey de Kent. San Agustín llegó allí en 597, convirtió a Ethelberto y a muchos de sus súbditos al cristianismo, y fundó un monasterio. Más tarde consagró una antigua iglesia como catedral, que ha permanecido a lo largo de los siglos como el principal centro administrativo eclesiástico de Inglaterra.
   La ciudad creció adquiriendo gran preponderancia en el plano económico y el ámbito cultural, aunque sufrió las incursiones danesas del siglo XI. Tras el asesinato del arzobispo Thomas Becket el 29 de diciembre de 1170, y su posterior canonización, la capilla de Becket empezó a atraer multitud de peregrinos. La riqueza y poder que adquirió la catedral en el siglo XII como resultado de las cuantiosas ofrendas de los peregrinos contribuyó al engrandecimiento de su ala oriental, con sus excepcionales vidrieras, y ayudó a financiar la reconstrucción del coro y los transeptos tras su incendio de 1174.
   Las excelentes vidrieras polícromas que realzan las ventanas del triforio del coro datan de finales del siglo XII (1178-1200) y cuentan entre los pocos ejemplares medievales que subsisten en Inglaterra de esta modalidad del arte sacro. Su iconografía despliega figuras humanas representando la descendencia de Adán hasta Jesucristo, en un estilo que trasluce ya cierto sentido del movimiento, e incluso tensión, en sus cuerpos y vestimentas, que recuerdan a las pinturas de manuscritos ingleses contemporáneos.
   La catedral de Canterbury fue repetidamente reconstruida, primero en 1070-89, después en el siglo XIV, cuando se incorporó su nave actual, su torre central de 72 m de altura y sus dos torres occidentales. Reflejando sus dos fases principales de reconstrucción, la catedral, una armoniosa síntesis de románico y gótico perpendicular, está dividida en su interior por una pantalla así como por una escalinata entre el coro primitivo y la posterior nave. Detrás del altar superior está la capilla a la cual fue trasladado el cuerpo de Becket en 1220. Próxima a ella está la tumba de Eduardo de Woodstock, conocido como el Príncipe Negro. En una torre circular en el extremo este, llamada la Corona, se encuentra la supuesta silla de San Agustín, un trono de mármol de fecha indeterminada. La amplia cripta fue consagrada a finales del siglo XVI como iglesia de los refugiados hugonotes y todavía se celebran en ella ceremonias semanales en francés. La elaborada Puerta de la Iglesia de Cristo da acceso a los restos de los edificios monásticos, incluyendo el gran claustro y la sala capitular. Desde estos recintos, una escalinata normanda conduce al vestíbulo de la Escuela del Rey, fundada en la Alta Edad Media y reorganizada en el siglo XVI por Enrique VIII como escuela juvenil de gramática. 
   Otros monumentos destacados de Canterbury son la modesta iglesia de San Martín (la iglesia más antigua de Inglaterra) y las ruinas de la abadía de San Agustín, reminiscente de la labor evangelizadora del santo desde 597. Junto con la catedral, todos ellos reflejan las sucesivas aportaciones arquitectónicas al papel de Canterbury como foco de la Iglesia en Inglaterra: la adaptación de edificios romanos, la construcción de edificios anglosajones en ladrillo, mortero y piedra, y el florecimiento de los estilos románico y gótico, además del desarrollo de un monasticismo benedictino temprano, que se expandió desde su cuna en Canterbury por toda Gran Bretaña y tuvo un profundo impacto en la sociedad inglesa. Su scriptorium fue uno de los grandes núcleos de producción insular de libros, y su influencia se expandió mucho más allá de las fronteras de Kent y Northumbria, convirtiendo a Canterbury en el más importante centro de enseñanza del país.





Stonehenge, Avebury y sitios asociados
   
   Dos de los más grandiosos complejos megalíticos que erigieron los hombres de la Edad de Piedra se hallan en Inglaterra. Son los sitios prehistóricos conocidos como Stonehenge y Avebury.
   Estas impresionantes construcciones, compuestas de círculos de enormes monolitos verticales, en ciertos casos cuidadosamente orientados hacia el orto y el ocaso del sol, funcionaban como observatorios astronómicos y eran a la vez lugares sacros, santuarios donde se celebraban ceremonias rituales pertenecientes a un culto olvidado.
Patrimonio Humanidad   Stonehenge es uno de los más grandes y mejor conservados monumentos prehistóricos del mundo, tanto por el descomunal tamaño de sus monolitos, como por la sofisticación de su diseño arquitectónico en círculos concéntricos y la precisión con que éstos fueron erigidos. Avebury, a despecho de ser menos conocido, alberga el círculo de piedras prehistórico más extenso del mundo.
   Estos complejos debieron tener un significado muy importante para quienes los crearon –los hombres del Neolítico y la Edad de Bronce que habitaban las llanuras del centro-sur de Inglaterra–, habida cuenta del prolongado periodo de tiempo y el ingente esfuerzo que invirtieron en su construcción. Sus restos nos invitan a una mirada retrospectiva sobre las prácticas ceremoniales, los ritos funerarios y los conocimientos astronómicos de esa remota época.
   
Stonehenge
   El más célebre de los yacimientos megalíticos de Inglaterra está situado en un despoblado a unos 13 km al norte de Salisbury, condado de Wiltshire.
   El santuario de Stonehenge consiste en una estructura redonda de enormes bloques de piedra, construida durante el periodo Neolítico y la primera Edad de Bronce (entre 3100 y 1400 a C aproximadamente). La estructura se compone de megalitos verticales a modo de menhires, distribuidos en círculos concéntricos, soportando bloques horizontales a modo de dinteles, perfectamente ensamblados a los verticales.

Avebury
   Avebury es un pequeño y bucólico pueblo del condado de Wiltshire, Inglaterra, a orillas del río Kennet y al pie de las onduladas Lomas de Marlborough. El pueblo de Avebury ocupa parcialmente uno de los sitios prehistóricos más extensos (11,5 hectáreas) de Europa, con el círculo de piedras de mayor diámetro del mundo.
   Se trata de una estructura datada en el Neolítico, consistente en un terraplén circular de 425 m de diámetro, 1,3 km de circunferencia y 6 m de altura, cuyas paredes están construidas con bloques cretáceos (gredosos) extraídos de un foso circunscrito en su interior de 10 m de profundidad.
   Dentro del anillo que forma el terraplén, un círculo de más de 100 pilares megalíticos de arenisca local (hoy solo quedan en pie 27), cada uno con un peso de más de 50 toneladas, rodeaba dos círculos adyacentes, casi tangentes, de 150 m de diámetro compuesto cada uno de 30 monolitos verticales, y parte de un tercer círculo más pequeño.
   Stonehenge, Avebury y otros sitios asociados de Inglaterra fueron incluidos en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1986.
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Templos de la prehistoria






Irán
   
Choga Zambil
   
   Todos tenemos una idea más o menos aproximada de lo que es un zigurat, pero pocos hemos podido visitar en persona uno de estos antiquísimos templos, cuyo ejemplar más afamado sería la mítica y desaparecida Torre de Babel. Las razones son evidentes: casi todos los zigurats fueron construidos en Mesopotamia, o sea, en las tierras que hoy constituyen el país llamado Irak.
Patrimonio Humanidad   Existe, sin embargo, un zigurat que, aunque con restricciones, puede ser hoy visitado, estudiado y fotografiado. Se halla en Irán, y da la casualidad de que es el más grande y mejor conservado de todos los que han sobrevivido al paso del tiempo.
   Choga Zanbil es un yacimiento arqueológico perteneciente a la antigua civilización elamita, cuyos restos subsisten en el actual Irán, cerca de la ciudad de Shush (nombre actual de Susa, la que fue una de las capitales del imperio persa aqueménida).
   Choga Zanbil, en su tiempo llamado Dur Untashi, es especialmente conocido por sus ruinas, que datan del periodo elamita medio (aprox. 1500-1000 a C), de cuando el rey elamita Untash Napirisha o Untash-Gal (que reinó hacia 1275-40 a C) ordenó construir en este lugar una ciudad sagrada: un gran complejo ceremonial que cumpliera las funciones de santuario religioso y centro de peregrinación, así como para servir de mausoleo al rey y a su familia. El complejo estaba dotado de diversos templos, un palacio y un soberbio zigurat.       
   Elam era un país al oriente de Mesopotamia, la mítica tierra del Tigris y el Eúfrates, cuna de civilizaciones, con la cual hacía frontera. Su ubicación coincide con lo que hoy es la región de Juzestán, al oeste de Irán, zona fronteriza con Iraq, en una tórrida planicie donde abundan los yacimientos de petróleo, con sus correspondientes pozos de extracción. Dada esta circunstancia, a nadie extrañará saber que este territorio fue objeto de encarnizada disputa en la guerra Irán-Iraq, que tuvo lugar entre 1980 y 1988. 
   Tal es el motivo por el que durante mucho tiempo Choga Zanbil no pudo ser hollado por los pies de foráneos, que tenían prohibido el acceso al lugar por ser zona militar restringida, prohibición que se prolongó bastantes años después del fin de la guerra. Y eso a pesar de que las ruinas habían sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979 (siendo el primero de los sitios de Irán en ser inscrito en tal lista). 
   Los restos del zigurat de Choga Zanbil miden 105 m de lado en el cuadrado de su base y alcanzan los 24 m de alto, aunque su altura original estimada sería de unos 60 m, habiendo desaparecido sus dos últimos pisos. El zigurat está construido en su mayor parte a base de ladrillos de adobe crudo, cada uno de ellos de 18 kilos de peso. Aunque en mucha menor proporción, también se utilizaron ladrillos de barro cocido en determinadas hiladas de los muros, que se distinguen fácilmente por su superficie más lisa y su pátina brillante. Algunas de estas hiladas de ladrillos cocidos contienen grabadas en su cara visible largas inscripciones en lengua elamita y escritura cuneiforme, referentes a las deidades a que estaba consagrado el templo (Inshushinak, dios de origen sumerio patrón de Susa, y Napirisha, dios de Anshan, un distrito de Elam). A veces las hiladas de barro cocido corren por el aparejo en líneas paralelas a distintas alturas, habiendo una separación entre la superior y la inferior de 10 hiladas de adobes crudos.
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Un zigurat (Choga Zambil)




Patrimonio Humanidad


Plaza del Imam, Isfahan

   Antes de la revolución jomeinita era conocida como Meidan-e Shah o Plaza del Sha. Es apodada también como Naqs-e Jahan o la Imagen del Mundo. Desde el año 1979, esta plaza de Isfahan con los monumentos que la circundan está incluida como bien cultural en el catálogo del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. 
   Una de las más grandes plazas del mundo y ejemplo excelso de planificación urbana, la Plaza del Imam en Isfahan es un vasto rectángulo oblongo de 160 x 500 m, bordeado en sus cuatro lados por una sucesión continua y uniforme de galerías porticadas de dos pisos destinadas a albergar locales, establecimientos comerciales y almacenes, que siguen abriendo sus tiendas todos los días, excepto los viernes. Fue construida en 1612, en tiempos del emperador safávida Shah Abbas. 
   En la parte central de la explanada unos estanques alimentados por fuentes de surtidor se encargan de refrescar el ambiente. Dos pares de postes de piedra, a uno y otro extremo de la plaza, testimonian que este recinto era antaño utilizado como campo de juego de polo para recreo del rey y sus invitados, que contemplaban el espectáculo desde el privilegiado punto de vista de los balcones del palacio Ali Qapu. Este palacio sobresale a cierta altura del lado oeste de la plaza, rompiendo la línea recta de los pórticos. 
   Hoy en día, sólo las calesas a caballos dan vueltas por la plaza, transportando a paseantes, que pueden admirar también las fachadas de dos soberbios monumentos religiosos: la Mezquita del Sheij Lutfallah, en el lado este, justo enfrente del palacio; y la espectacular Mezquita del Imam, en la mitad del lado sur, que domina el conjunto con su cúpula y sus alminares revestidos de loza. Las fachadas de ambos santuarios, al contrario de lo que ocurre con el palacio, están embebidas en el trazado urbano de la plaza; sus portales, en vez de sobresalir, hacen entrantes, conformando sendas plazuelas adosadas a la principal, a modo de vestíbulos al aire libre, que se integran perfectamente con el conjunto porticado al que están conectadas.
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Ciudades de porcelana. Arquitectura de cerámica en Irán





Mezquita Mayor de Isfahan
Patrimonio Humanidad   
   La Mezquita Mayor o del Viernes de Isfahan es la mezquita monumental más antigua de la ciudad. Se oculta dentro del dédalo de calles y callejuelas del bazar en la parte vieja, y hay que llegar a ella perdiéndose por pasadizos abovedados, túneles y arcadas, plagados de comercios rebosantes de mercancías al estilo de una medina árabe. Apenas pueden distinguirse sus fachadas desde el exterior, englobadas como están en el abigarrado revoltijo de las construcciones de ladrillo anexas, pero una vez franqueados sus portales, es posible captar las perspectivas de sus inmensas interioridades, en las que las distintas épocas y periodos artísticos de la historia de Irán han ido dejando sus huellas, convirtiendo al edificio en un auténtico tratado de arte y arquitectura iraníes. 
   Se han hallado, en excavaciones recientes, trazas de la primitiva mezquita del siglo VIII, y abundantes vestigios de la del siglo X (periodo buyí), que fueron absorbidos por la gran mezquita de la época selyúcida. La planta de la mezquita fue agrandándose y complicándose a lo largo de los siglos con las adiciones que iban incorporando los sucesivos soberanos. En el periodo mongol, una de las arquerías laterales del patio fue transformada en sala de oración, con un magnífico mihrab. La medersa adjunta data de la época de los muzzafaríes, y los timúridas añadieron una sala de oración de invierno y una bella portada. Por fin, en la época safávida se cubrieron algunos iwanes con decoración de mocárabes, y se levantaron los minaretes que realzan el iwan principal, que da a su vez a una cámara cupulada orientada a la alquibla. 
   Todo el complejo religioso se articula en torno a un gran patio central rectangular, con sus consabidos iwanes en mitad de los cuatro lados, con dos estanques, uno cuadrado y otro polilobulado, pero el resto del edificio se extiende multiplicándose en una infinidad de dependencias, cámaras, galerías porticadas, salas hipóstilas (con distintos tipos de columnas y bóvedas de ladrillo), y hasta urinarios antiguos, que llegan juntos a formar como un pequeño barrio dentro de la ciudad. 
   Los cuatro iwanes son distintos entre sí, cada uno con su juego de alvéolos y mocárabes ingrávidos, siempre nuevos, siempre dispuestos con gran sentido visual. Destacan por su grandiosidad y belleza los iwanes oeste y sur (éste último, el principal, precede a la sala cupulada de Malik Shah), cuyos abovedamientos en cascadas de alvéolos de ladrillo, de época selyúcida, son sumamente originales. Sus dibujos ornamentales llaman la atención por su sobriedad, a base de puntos oscuros contrastados sobre un fondo liso color crema, trazando líneas que se entrecruzan en grafismos geométricos o que componen letras y palabras, de rasgos angulares, con un sentido del diseño gráfico que podría ser totalmente actual. El periodo timúrida trae otro tipo de decoración basada en mosaicos de cerámica ornados de floridos arabescos de gran viveza cromática, como puede apreciarse en las arcadas del patio. 
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Ciudades de porcelana. Arquitectura de cerámica en Irán

 


Patrimonio Humanidad


Pasargadas
   
   Ciro el Grande, fundador del Imperio Persa a mediados del siglo VI a C, estableció sus cuarteles generales en Pasargadas, a 480 km al sudeste de Susa, años antes de que su sucesor Darío I emprendiera la construcción de Persepolis, 48 km al sur. En esta época ya se había desarrollado el nuevo estilo de construcción persa; pero mientras los edificios monumentales de Pasargadas estaban muy separados entre jardines y plantaciones, los de Persepolis se concentraban en una terraza. 
   Pasargadas, origen del imperio, fue también el lugar de enterramiento de Ciro. Su famoso mausoleo, un imponente monumento de piedra blanca que se eleva sobre siete escalones en medio de la llanura y termina en un techo a dos aguas, es llamada incorrectamente por los lugareños Tumba de la Madre de Salomón, y da la bienvenida al viajero que llega al paraje, como se la dio a Alejandro Magno en su conquista.
   A unos kilómetros al norte se pueden ver, diseminados entre campos cultivados, los escasos restos de palacios y pabellones reales, a nivel de basamento, con fragmentos de relieves escultóricos. En uno de los palacios, una columna de piedra de 13 m de altura ostenta la célebre inscripción trilingüe (persa antiguo, elamita y acadio), uno de los pocos testimonios epigráficos de época aqueménida en los que aparece el nombre de Ciro: "Yo, Ciro, el Rey, el Aqueménida".
   Pasargadas ha sido incluido por la Unesco en la lista del Patrimonio de la Humanidad en 2004. 

  




Persepolis
   
    Hacia el año 512 a C el rey Darío I el Grande emprendió la construcción de este masivo complejo palaciego, ampliado posteriormente por su hijo Jerjes I y su nieto Artajerjes I. Hoy en día, las majestuosas ruinas de Persepolis, crisol de estilos mesopotámico, egipcio y griego, atestiguan el esplendor que llegó a alcanzar el Imperio Persa aqueménida, el más poderoso y extenso de su época.
    En el florecimiento de la arquitectura aqueménida que se produjo en Persepolis es evidente la influencia de la tradicional arquitectura elamita, hegemónica en el II milenio a C, cuyo carácter auténtico no se ha individualizado hasta fechas recientes gracias al hallazgo del zigurat y el complejo de templos de Choga Zambil (Irán, cerca de Susa). 
Patrimonio Humanidad   Es también muy perceptible en Persepolis la influencia del arte griego, dado que Darío, al regreso de la guerra en el Egeo, se llevó consigo gran número de artesanos griegos. 
   El leit-motiv artístico persa aqueménida eran las tallas en piedra. Éstas se diferencian de las de Asiria, donde los relieves se usaban como decoración interior y tenían un contenido narrativo. En Persepolis entran a formar parte de la decoración exterior de los muros, lo que explica la ocasional monotonía de sus temas procesionales. El bajorrelieve plano y detallado de los grabados asirios dieron paso al sutil modelado de Persepolis, que recordaba el trabajo de los forjadores. Los ropajes sugerían, a la manera griega, las formas del cuerpo humano a través de las telas, y se daba un tratamiento más plástico de los temas humanos y animales, aumentando el efecto tridimensional de todos los relieves. Todo ello supuso una ruptura con los estilos mesopotámicos imperantes hasta entonces. 
   Innovadores fueron los capiteles escultóricos de las columnas, en los que a las formas animales mesopotámicas se añadieron enriquecimientos griegos y egipcios. Las columnas son estriadas, con basa en forma de campana invertida. Los capiteles combinan motivos griegos (como sépalos colgantes y volutas dobles) con egipcios (hojas de palma), y están rematados por impostas zoomorfas compuestas de dos animales unidos: toros, leones o grifos.
   Con la decadencia y ruina de Persepolis muere también el estilo aqueménida. Porque este arte quedó sin posteridad, y no sobrevivió nada de lo que constituyó su originalidad, como no fuere el lejano eco de los pilares de Ashoka, coronados de capiteles persas, en Sarnath, Mathura y Sanchi, lugares búdicos del Indostán donde subsistiría el último recuerdo de la irradiación mundial de Persepolis.
   Persepolis fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979.
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Persepolis. El esplendor de los persas

 


Patrimonio Humanidad

Susa
   
  Capital de los grandes reyes persas, en el antiguo país de Elam, conquistada después por Alejandro Magno. Sus antiguas ruinas se hallan dispersas sobre unos montículos en medio de la llanura llamada Khuzistan por los persas y Arabistan por los árabes, cerca de la actual frontera entre Irán e Irak. La ciudad ha conservado su nombre a través de su larga historia, hoy día como Shush. En la ciudad moderna se venera y es meta de peregrinaciones la supuesta tumba del profeta bíblico Daniel. 
   De clima templado en invierno pero tórrido en verano, Susa fue capital de invierno de la corte imperial persa durante la dinastía de los aqueménidas, siendo Ecbatana (la actual Hamadan, en Irán) la capital de verano. Darío I el Grande mandó construir sus principales palacios y fortificaciones, de forma que en su tiempo debió rivalizar en grandeza y magnificencia con Persepolis, la capital ceremonial de los aqueménidas. 
   Cerca de la Acropolis –donde se levanta una fortificación de fines del siglo XIX destinada a proteger a los miembros del Servicio Arqueológico Francés que trabajaban en las ruinas de las incursiones hostiles de las tribus árabes–, se hallan diseminadas las ruinas, a nivel de basamento, de la Ciudad Real. 
   Al noroeste se encontraba la Apadana, donde Darío construyó su residencia y otros palacios. Restos de las 72 columnas y fragmentos de capiteles de cabeza de toro, demuestran que el palacio sirvió de modelo para la posterior Apadana de Persepolis.

 

 

 






Italia
   
Mantua
   
   Mantua (en italiano Mantova) es la capital de la provincia de Mantova, región de Lombardía, en el norte de Italia. La ciudad está casi rodeada de tres lagos formados por las aguas del río Mincio, en el valle del Po. Levantada en origen sobre asentamientos etruscos, la colonización romana del lugar comenzó hacia 220 a C. En la cercana Andes nació el poeta Virgilio. En el siglo XII Mantua formó parte de la Liga Lombarda, una alianza de ciudades del norte de Italia contra las políticas de Federico I Barbarroja. En 1328 llegaron al poder los Gonzaga, una familia de nobles bajo cuyo dominio la ciudad disfrutó de un periodo de esplendor político y cultural que se prolongó hasta 1707.
Patrimonio Humanidad   Mantua, junto con su vecina ciudad de Sabbioneta, también regida por los Gonzaga, son notables por la calidad de su arquitectura y por su prominente papel en la difusión de la cultura renacentista en Italia. La participación de renombrados arquitectos como Leon Battista Alberti y Giulio Romano, y de pintores como Andrea Mantegna, a los que cabría añadir músicos como Claudio Monteverdi, que compuso para los Gonzaga las primeras óperas de la historia de la música, hace de Mantua una ciudad emblemática del Renacimiento.
   La catedral del obispado de Mantua fue reconstruida en el siglo XVI según diseños de Giulio Romano. La iglesia de San Andrés (comenzada en 1472), que comparte los privilegios de la catedral, fue proyectada por Alberti. Otros edificios religiosos notables incluyen la Rotonda románico-lombarda de San Lorenzo (1082), la iglesia de San Sebastián (1460-70, diseñada por Alberti) y la iglesia de San Francisco (1304). 
   Entre los monumentos civiles sobresalen el Castillo de San Jorge (1395-1406), erigido por Bartolino de Novara; el vasto Palazzo Ducal (comenzado en 1290), donde se encuentra la célebre Cámara de los Esposos, enteramente cubierta con frescos murales del pintor renacentista Mantegna; el Palazzo Te (1525-35), diseñado por Giulio Romano y decorado bajo su dirección, donde se pueden admirar los frescos de la Sala de Psiqué y la sorprendente Sala de los Gigantes; el Palazzo della Ragione (ss. XIII-XV) y otros muchos palacios y mansiones señoriales. Las instituciones culturales de la ciudad incluyen la Academia Virgiliana, que alberga el Teatro Scientifico diseñado en 1769 por Antonio Bibiena; la Biblioteca, fundada en 1780 por la emperatriz austríaca María Theresa; y el Archivo del Estado. Se han conservado las casas de Mantegna y Romano.
   Andrea Mantegna (1431-1506) era pintor de corte de Ludovico Gonzaga, marqués de Mantua. El patrocinio de los Gonzaga, pese a que sus retribuciones no siempre se materializaban, le dio ocasión de crear la que fue su obra más célebre: la decoración mural de la Camera degli Sposi, en el Palazzo Ducal. Mantegna desarrolló un concepto homogéneo de decoración en las cuatro paredes y el techo de la estancia, a base de elementos arquitectónicos pintados de forma muy realista y con un juego de perspectivas que desde el nivel del suelo imitaba muy convincentemente un entorno tridimensional. La habitación cerrada simula ser un pabellón abierto al aire libre donde se congregan los miembros de la familia Gonzaga. El techo plano parece ser cóncavo, como una cúpula rematada de un lucernario por el que asoman angelotes.


Patrimonio Humanidad


Iglesia de Santa Maria delle Grazie, Milán
   
   El refectorio del convento dominico de Santa Maria delle Grazie forma parte integral de este complejo arquitectónico, comenzado en Milán (Italia) en 1463 y reconstruido a finales del siglo XV por Bramante.
   El complejo, incluyendo la Iglesia y el Convento, fue construido por el arquitecto, ingeniero y escultor suizo Guiniforte Solari. Años más tarde, el arquitecto y pintor Donato Bramante agrandó la iglesia y le añadió amplios ábsides semicirculares, una cúpula en forma de tambor sostenida por columnas, y un espectacular claustro.
   En el muro norte del refectorio se halla La Última Cena, la obra maestra sin paralelo pintada por Leonardo da Vinci, cuyo trabajo era heraldo de una nueva era en ls historia del arte. 
   La pintura fue encargada en 1493 por el duque Ludovico Sforza de Milán, y finalizada en 1498. Mide 460 cm de alto por 880 cm de ancho. No es un fresco tradicional, sino un mural ejecutado al temple y óleo sobre dos capas de yeso extendidas sobre enlucido. Esta técnica demostró ser inadecuada, pues pronto la pintura comenzó a desprenderse de la capa-base. Ya en 1568 Vasari llamó la atención sobre este problema. El tiempo ha hecho estragos sobre la obra, que, pese a todos los intentos que se han hecho por preservarla, se halla en un estado muy avanzado de deterioro. 
   La representación de Leonardo describe el momento inmediatamente posterior a que Cristo dijera: "Uno de vosotros me traicionará". Leonardo rehuyó las interpretaciones clásicas sobre el tema y situó a Jesús justo en medio de los apóstoles, en una composición simétrica que distribuye a éstos en cuatro grupos de tres figuras a uno y otro lado de Cristo. Los doce apóstoles reaccionan de diferentes maneras, y sus expresiones y movimientos están perfectamente captados. El genio de Leonardo puede ser vislumbrado en el uso de la luz y de la perspectiva. La Última Cena, que forma parte indisociable del complejo arquitectónico en que fue creada, ejerció una inmensa y perdurable influencia en el campo de las artes figurativas.





Plaza del Duomo, Pisa
   
   La prosperidad de Pisa (Italia) entre los siglos XI y XIV tuvo su reflejo en la espléndida arquitectura que ha llegado hasta nosotros de aquel periodo. El horizonte urbano estaba erizado de altísimas casas-torre, construidas en ladrillo o piedra, que pugnaban con su altura por demostrar la primacía de tal o cual linaje nobiliario, como ocurre en toda la Toscana. Pero la gloria de Pisa reside en su arquitectura religiosa, en particular el complejo formado por la catedral, el baptisterio, el campanario (la célebre torre inclinada) y el cementerio, en el llamado Campo de los Milagros o Plaza del Duomo, que forma un conjunto arquitectónico único en el mundo, con una peculiar y armoniosa mezcla de los estilos románico y gótico.
Patrimonio Humanidad   Pisa contaba con la ventaja de estar cerca de Carrara y sus canteras de blanco mármol de excelente calidad. El mármol es de hecho el elemento unificador del conjunto de edificios de la plaza, todos tan diferentes en su volumetría que semejan una colección de sólidos geométricos depositados en un campo de hierba: el prisma, el cilindro, la esfera...
   El románico y el gótico en Italia exhiben unos rasgos estéticos propios e inconfundibles, distintos a los de la arquitectura coetánea del resto de Europa. La profusa utilización del mármol para revestimientos de fachadas e interiores y en la decoración escultórica, la distribución de espacios, el equilibrio de las proporciones, los volúmenes marcadamente geométricos revelan una fuerte influencia del arte grecorromano clásico, que siempre estuvo muy presente en la península y no llegó a olvidarse en los siglos medievales.
   Además de la Roma clásica, hay que consignar otras dos fuentes de influencia en la arquitectura pisana. La del románico lombardo, con sus características arquerías de arcos ciegos; y la del arte musulmán del Levante, con el que los pisanos habían entrado en contacto en las Cruzadas, detectable en el diseño de 'cebra', que alterna franjas de mármol claras y oscuras en los revestimientos decorativos de arcos y bóvedas.
   La piazza del Duomo se utilizaba para fiestas, procesiones y ceremonias religiosas. Estaba ubicada fuera del recinto de las murallas medievales de la ciudad, en una amplia explanada protegida por las marismas del norte, a un nivel por encima del alcance de las inundaciones. Separados, pero reunidos en un espacio común, la catedral, el baptisterio, el campanario y el camposanto mantienen, pese a sus diferencias estructurales y cronológicas, una unidad de estilo, y cada una de estas construcciones es a su vez una obra maestra de la arquitectura cristiana medieval.
   Los monumentos del Campo de los Milagros ejercieron una duradera influencia sobre la arquitectura y escultura tardomedievales y renacentistas de Italia. La Plaza del Duomo de Pisa fue incorporada a la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco el año 1987.
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Las inclinaciones peligrosas. La Torre de Pisa




Patrimonio Humanidad

Villa Adriana (Tivoli)

   
   La Villa Adriana (en Tívoli, antigua Tíbur, 40 km al este de Roma) es un complejo excepcional de edificios clásicos, mandado construir en el siglo II d C por el emperador romano Adriano para disfrutarlo como residencia y refugio en la última etapa de su vida. Este lugar de retiro combina los más refinados logros del legado arquitectónico de Egipto, Grecia y Roma en la forma de una "ciudad ideal".
   Una obra del arte de la arquitectura palaciega, la Villa Adriana reúne en un solo recinto las más elevadas expresiones de la cultura material del antiguo mundo mediterráneo. El estudio de las distintas dependencias que componen esta villa desempeñó un papel crucial en el redescubrimiento de los elementos de la arquitectura clásica por los arquitectos del Renacimiento y el periodo barroco. Influyó también profundamente en muchos arquitectos y diseñadores de los siglos XIX y XX.
   Nadie ha descrito mejor el espíritu que concitó la creación de la Villa Adriana que Marguerite Yourcenar, que pone el siguiente párrafo en boca de Adriano:
   "Simple particular, había empezado a comprar y a reunir aquellas tierras tendidas al pie de los contrafuertes del Soracto, al borde de las fuentes, con el paciente encarnizamiento de un campesino que completa su viñedo. Entre dos giras imperiales, había sentado mis reales en los bosquecillos entregados ya a los albañiles y arquitectos, y cuya conservación me pedía piadosamente un adolescente imbuido de todas las supersticiones asiáticas. Al volver de mi largo viaje por el Oriente, había tratado de completar casi frenéticamente aquel inmenso decorado de una obra terminada ya en sus tres cuartas partes. Ahora retornaba a él para acabar allí mis días de la forma más decorosa posible. Todo estaba ordenado para facilitar tanto el trabajo como el placer: la cancillería, las salas de audiencias, el tribunal donde se juzgaba en última instancia los procesos difíciles, me evitaban los fatigosos viajes entre Tíbur y Roma. Aquellos edificios tenían nombres que evocaban a Grecia: el Pecilo, la Academia, el Pritaneo. Sabía de sobra que el pequeño valle plantado de olivos no era el de Tempe, pero llegaba a la edad en que cada lugar hermoso nos recuerda otro aún más bello, donde cada delicia se carga con el recuerdo de delicias pasadas. Aceptaba entregarme a esa nostalgia que llamamos melancolía del deseo. Había llegado a llamar Estigia a un rincón del parque especialmente sombrío, y Campos Elíseos a una pradera sembrada de anémonas; me preparaba así a ese otro mundo cuyos tormentos se parecen a los del nuestro, pero cuyas nebulosas alegrías no pueden compararse con las de la tierra. Lo que es más, había hecho construir en lo hondo de aquel retiro un refugio aún más aislado, un islote de mármol en medio de un estanque rodeado de columnatas, una cámara secreta que comunicaba con la orilla –o más bien se aislaba de ella– gracias a un liviano puentecillo giratorio que me basta tocar con una mano para que se deslice en sus ranuras. Mandé llevar a ese pabellón dos o tres estatuas amadas, y la pequeña imagen de Augusto niño que Suetonio me había regalado en los días de nuestra amistad. Iba allí a la hora de la siesta para dormir, soñar y leer. Tendido en el umbral, mi perro estiraba sus patas rígidas: un reflejo jugaba en el mármol; Diótimo apoyaba la mejilla en el liso flanco de un tazón de fuente para refrescarse. Yo pensaba en mi sucesor.
   Marguerite Yourcenar. Memorias de Adriano





Venecia y su laguna

   Otra vez se presentaba a la vista la magnífica perspectiva, la deslumbradora composición de fantásticos edificios que la república mostraba a los ojos asombrados de los navegantes que llegaban a la ciudad; la graciosa magnificencia del palacio y del Puente de los Suspiros, las columnas con santos y leones, la fachada pomposa del fantástico templo, la puerta y el gran reloj, y comprendió entonces que llegar por tierra a Venecia, bajando en la estación, era como entrar a un palacio por la escalera de servicio. Había que llegar, pues, en barco a la más inverosímil de las ciudades.
Patrimonio Humanidad   Thomas Mann (1875-1955). La muerte en Venecia 

   Venecia fue fundada sobre un terreno formado por 118 pequeñas islas emergiendo de una laguna de 50.000 km² de superficie a orillas del mar Adriático, en la actual región del Veneto (norte de Italia). En el siglo V, la población veneciana escapaba de las incursiones bárbaras refugiándose en las arenosas islas de Torcello, Jesolo y Malamocco. Estos asentamientos provisionales se hicieron gradualmente permanentes, hasta que en el siglo X el refugio inicial de campesinos y pescadores llegó a convertirse en una pujante potencia marítima, que continuó creciendo en poderío durante toda la Edad Media y el Renacimiento, con un estatus político de república independiente. A lo largo de los siglos, viéndose obligada a defender sus empresas y rutas comerciales de otros poderes rivales como los de los árabes, los genoveses y los turco-otomanos, Venecia nunca dejó de consolidar su posición como uno de los principales puertos del Mediterráneo.
   La ciudad de Venecia en su conjunto es una extraordinaria obra de arquitectura y urbanismo, interconectada por canales por cuyas aguas navegan góndolas, en donde incluso el más pequeño de los edificios alberga obras de grandes artistas de todos los tiempos (Giorgione, Tiziano, Veronés, Tintoretto...) que la convierten en un museo viviente del pasado. Ninguna otra ciudad de Occidente ha espoleado hasta tal grado la imaginación romántica, sumergida como está en una atmósfera que parece situarla aparte no solo de las demás ciudades del mundo, sino del mismo mundo contemporáneo.
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Cita en Venecia





Ciudad del Vaticano
   
   Ciudad del Vaticano es un Estado independiente único en Europa, reconocido como tal por el tratado de Letrán de 1929. Su soberanía territorial abarca 44 hectáreas en una de las colinas de Roma, siendo su superficie mucho menor que la de las más pequeñas entidades políticas europeas, como Andorra, Mónaco o Liechtenstein. Pese a sus reducidas dimensiones, Ciudad del Vaticano posee una influencia internacional mayor que toda Italia, ya que es la sede de la cabeza visible de la rama mayoritaria del cristianismo: la Iglesia Católica Romana.
   Meta de peregrinación y ciudad santa por excelencia para los católicos de todo el orbe, el Vaticano está directa y tangiblemente ligado a la historia del cristianismo. Centro de la cristiandad desde la fundación en el siglo IV de la primitiva Basílica de San Pedro por el emperador Constantino, sede permanente de los Papas, el Vaticano es además un importante sitio arqueológico de la civilización romana clásica. 
   Sus dos milenios de historia explican el desarrollo en tan pequeño territorio de un conjunto artístico y arquitectónico de tan excepcional valor. En su parte central se levanta la Basílica de San Pedro, con su plaza circular bordeada de dobles columnatas, y rodeada de palacios y jardines. Aunque la ciudad del Vaticano está encerrada dentro de sus murallas, se abre al mundo a través de la columnata de Bernini. La Basílica, erigida sobre la tumba del apóstol san Pedro, el primero de una sucesión ininterrumpida de Pontífices Romanos, es el mayor edificio religioso del mundo, fruto de los genios combinados de Bramante, Miguel Ángel, Rafael, Bernini y Maderna. Es además una creación ejemplar del arte renacentista y barroco, que ejerció una vasta y prolongada influencia en la historia del arte.
   Además de la Basílica de San Pedro, reconstruida en el siglo XVI bajo la guía de los arquitectos más brillates del Renacimiento italiano, sobreviven vestigios de la basílica paleocristiana fundada por Constantino, así como las ruinas de los circos de Calígula y Nerón, y la necrópolis romana del siglo I d C, donde estaba ubicada la tumba de san Pedro. Bajo el mecenazgo del papa Julio II, en 1506 fue inaugurada una extraordinaria era artística, cuyos puntos culminantes fueron los famosos frescos de la Capilla Sixtina y la Capilla Paulina por Miguel Angel Buonarroti, y la Estancia de Rafael, junto con los edificios de la nueva basílica, completada en 1626.







Jordania
Patrimonio Humanidad  
Petra
   
   Un oasis con abundante agua en medio de un inmenso desierto que se extiende hasta Arabia Saudí, Petra (Jordania, a unos 200 km al sur de la capital, Amman) era un enclave estratégico en el que confluían varias de las rutas caravaneras que exportaban incienso, mirra y especias desde el valle de Hadramaut, al sur de la Península Arábiga, hacia las costas del Mediterráneo. En la región se asentaban poblaciones tribales como los edomitas y los moabitas. 
   Lo que hacía de Petra un lugar fácil de defender y prácticamente inexpugnable era su extraordinario emplazamiento geofísico, con un único acceso a través del desfiladero del Siq. La principal entrada a la ciudad se efectúa, ayer y hoy, a través de este estrechísimo y alto desfiladero abierto en una falla de la montaña, y que no deja al viajero otra alternativa que recorrerlo a pie o a caballo durante más de un kilómetro de longitud si quiere llegar al centro urbano, que duerme el sueño de los siglos en medio de un circo de montañas rocosas que lo rodean y defienden como una gigantesca muralla natural. 
   Mitad construida y mitad esculpida, rodeada de ásperas y secas montañas atravesadas por una red de fallas, cañones y gargantas, esta urbe se convirtió en la prestigiosa capital del reino de los nabateos, una tribu de pastores nómadas venidos del sur de Arabia, que tuvo su apogeo entre los siglos II a C y II d C. 
   La casi totalidad de los edificios de Petra esculpidos en los acantilados son tumbas rupestres, monumentos funerarios destinados a honrar la memoria de ciudadanos nabateos difuntos (sólo uno, el de Sextus Florentinus, está dedicado a un gobernador romano). Sin embargo, aunque a primera vista lo parezca, Petra no es una mera necrópolis, sino una polis urbanizada y construida arquitectónicamente, con sus vías columnadas, calles, casas y monumentos. Esta urbe ocupaba la zona central del circo de montañas, en cuyos acantilados se excavaban las tumbas. La ciudad de los vivos estaba rodeada de la ciudad de los muertos, cuyos monumentos son la mayoría de los que hoy vemos. 
   Hoy, del efímero imperio nabateo sólo quedan vagos recuerdos y las sublimes ruinas de su capital, que, aunque brutalmente erosionadas por veinte siglos de intemperie, aún siguen despertando nuestro asombro por su extraordinaria belleza y colorido, y por las fantásticas formaciones naturales que les sirven de marco. 
   El viajero Harry B. Coleman, que desde 1973 ha recorrido más de 800.000 kilómetros por más de 130 países, incluyendo tres expediciones alrededor del mundo, considera Petra como el lugar más impresionante de la Tierra, por encima de las pirámides de Egipto. 
   Petra figura en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde el año 1985. 
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Petra. El tesoro oculto en el desierto

 

 







Malasia
Patrimonio Humanidad   
Malaca y George Town, ciudades históricas del Estrecho de Malaca
   
   Malaca y George Town son dos ciudades históricas situadas en el Estrecho de Malaca (Malasia, Indochina). Las influencias de Asia y Europa han dotado a estas ciudades de un específico legado multicultural, a la vez tangible e intangible. 
   Con sus edificios oficiales, iglesias, plazas y fortificaciones, Malaca muestra las primeras etapas de un pasado colonial que se origina con los sultanatos malayos del siglo XV y prosigue, desde principios del siglo XVI, con los periodos de colonización de portugueses y holandeses, a lo largo de más de 500 años de intercambios culturales y comerciales entre Oriente y Occidente en este estratégico emplazamiento del Estrecho de Malaca.
   Malaca fue conquistada por el almirante portugués Alfonso de Alburquerque en 1511, y llegó a ser uno de los emplazamientos comerciales más importantes de Asia junto con Goa y Sri Lanka. En 1641 los holandeses conquistarían la ciudad y establecerían allí una de sus más importantes bases de la Compañía de las Indias Orientales Holandesas. En 1824 sería cedida a los británicos.
   Ateniéndonos a sus edificios residenciales y comerciales, George Town representa la era de colonización de los británicos desde el siglo XVIII. 
   Ambas ciudades han mantenido un legado arquitectónico y cultural sin paralelo en todo el sudeste de Asia, por lo que fueron incluidas en 2008 como bien cultural en el Catálogo del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.







Marruecos
   
Ksar de Ait Ben-Hadu
   
   Ait Ben-Haddu es el ksar (población fortificada) más importante del valle del Unila, a una treintena de kilómetros al norte de Uarzazat (Marruecos). Su extraordinario conjunto de edificaciones de adobe constituye un amplio muestrario y un buen resumen de las técnicas constructivas presaharianas en la vertiente oriental de la cordillera del Atlas marroquí. 
Patrimonio Humanidad   Un llamativo granero-fortaleza corona la montaña a las faldas de la cual se asienta el ksar. Este tipo de graneros colectivos se denomina 'agadir', o 'igrem' en bereber, y es frecuente en el Marruecos meridional. Su carácter defensivo es aquí muy evidente, dado su emplazamiento dominando el pueblo y el sistema de fortificaciones que enlaza el ksar con el granero, que posibilita utilizar éste como último bastión en caso de asedio. En regiones donde no era posible un fuerte control administrativo centralizado, la fortificación de casas y edificios comunales era necesaria para la seguridad tribal. Esas formas perduraron como tipología arquitectónica regional cuando su función defensiva ya no era tan importante. 
   El ksar de Ait Ben-Haddu está constituido por seis grandes kasbas fortificadas, probablemente erigidas en el siglo XVIII con técnicas muy arcaicas. Estas técnicas consisten en la construcción de muros de adobe, murallas de varias hiladas de ladrillos o piedras, ladrillos moldeados y secados, motivos decorativos geométricos en ladrillo crudo en las partes superiores de los edificios, etc. El conjunto de fortalezas y viviendas están adosadas entre sí y tan densamente imbricadas que forman un todo compacto, un conglomerado inextricable de edificaciones por el que se circula por un laberinto de callejas y pasajes cubiertos que van trepando por la montaña, desde lo alto de la cual se divisa una extensa panorámica de la región, con las crestas nevadas del Alto Atlas como telón de fondo. 
   No es de extrañar que el pueblo haya sido elegido muchas veces, por su extraordinaria belleza, como escenario para ambientar películas históricas o de aventuras, como Gladiator o El cielo protector. Del rodaje de El hombre que pudo reinar de John Huston (1975) data la construcción del gran portal de triple arco que, tras atravesar el río, permite la entrada al ksar. 
   El conjunto arquitectónico de Ait Ben-Haddu se halla muy bien conservado y puede calificarse como uno de los ksur más impresionantes de todo Marruecos, por lo que desde 1987 ha sido incluido como bien cultural en la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. 
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Más allá del Atlas. Arquitectura de adobe en Marruecos





Medina de Esauira
   
   Esauira es la ciudad que antaño se llamó Mogador, una de las ventanas por donde Marruecos se asoma al Atlántico.
   Azotada por los vientos y las olas, embozada de murallas roídas por el salitre, la medina de Esauira, con su fuerte sabor marinero, despliega ante nuestros sentidos los encantos de una ciudad portuaria aislada en el espacio y anclada en el tiempo, que fue destino de navegantes y refugio de corsarios. 
Patrimonio Humanidad   Su puerto, defendido por antiguos cañones de bronce, sigue siendo hoy escenario de una intensa actividad pesquera. Sus carpinteros dominan el arte de construir navíos. Decadente y a la vez cosmopolita, Esauira, con sus pictóricos rincones y su apacible ritmo de vida, es desde hace décadas un lugar de inspiración para artistas de todo el mundo, que llegan hasta aquí cautivados por su serena belleza.
   Hay constancia de que la bahía de Mogador –un excelente puerto natural para embarcaciones de vela protegido por un archipiélago de islotes rocosos– era ya en el siglo VII a C una meta comercial para fenicios y cartagineses. Los romanos salían del Mediterráneo y navegaban más allá de las Columnas de Hércules con el fin de arribar a este remoto destino atlántico al que llamaban Islas Purpúreas, pues iban en busca de la púrpura que allí se elaboraba. Las cartas de navegación medievales designan el lugar como Mogador, una deformación portuguesa de Mogdul (Sidi Mogdul es el nombre del santo patrón de la ciudad), que a su vez derivaría del término fenicio Migdol (= 'fortaleza' o 'atalaya').
  'Es-sauira' significa en árabe 'la bien diseñada' (o 'la bien fortificada', que vendría a ser lo mismo), y en verdad que el excelente estado de conservación de Esauira permite estudiar al detalle cómo era una urbe fortificada de finales del barroco y comienzos del neoclásico, integrada en este caso en un contexto norteafricano. La medina ha mantenido en esencia su carácter original, no solo en la concepción urbanística de conjunto, sino también como resultado de la utilización sistemática a lo largo del tiempo de materiales autóctonos (la piedra llamada manyur) y de métodos de edificación tradicionales, en una feliz simbiosis entre las técnicas constructivas del Magreb y las foráneas.
   La Unesco incluyó en 2001 la medina de Esauira como bien cultural en la lista del Patrimonio Mundial.
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Amor a Mogador




Patrimonio Humanidad

Medina de Fez

   
   Más que El Cairo o Kairuán, más que Damasco o Bagdad, existe una ciudad que atesora como ninguna las esencias y la atmósfera de lo que fue la Edad Media en oriente. Y paradójicamente está en 'occidente'. Pues no otra cosa significa la palabra Magreb.
   Esa ciudad es Fez, la que fue capital del primer reino musulmán que floreció en Marruecos. Inabarcable laberinto en el que es imposible no perderse, la antigua medina de Fez, con sus zocos y talleres gremiales, con sus mezquitas y madrasas arábigo-andalusíes, con el ancestral modo de vida de sus habitantes, permite contemplar en vivo y en directo cómo sería una comunidad islámica en el medievo.
   Fez, además de un importante centro comercial, es la metrópolis espiritual de Marruecos, una ciudad noble, instruida y creativa, poblada por artesanos, mercaderes, estudiantes y gentes letradas, y celosa guardiana de la herencia cultural de la civilización hispano-morisca.
   El patrimonio cultural del antiguo Fez (Fas el-Bali) se concentra dentro y en torno a su vieja medina, una inmensa, abigarrada y fascinante ciudad medieval islámica que sigue estando viva y  ha sabido mantener vivas sus tradiciones. La medina de Fez fue incluida en 1981 como bien cultural en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.
   Sus numerosos monumentos y manifestaciones se podrían clasificar como:
   - obras militares defensivas: murallas, baluartes, fortalezas...
   - obras civiles: puertas monumentales, puentes, hammams, canalizaciones de agua, fuentes públicas...
   - edificios religiosos: mezquitas, madrasas, zauias, mausoleos...
   - grandes mansiones: palacios, casas señoriales ricamente decoradas y con extensos jardines o riads...
   - centros de difusión del pensamiento islámico y científico, como la universidad Qarauin;
   - talleres artesanales, que perpetúan las técnicas artísticas medievales distribuyéndose en distintos gremios especializados: marroquineros, guarnicioneros, curtidores, tintoreros, alfareros, ceramistas, carpinteros, ebanistas, herreros, orfebres, tejedores, bordadores, zapateros...
   - mercados o zocos callejeros, con sus distintas calles dedicadas a diferentes actividades comerciales: alimentación, especias, perfumes, tejidos, joyas, alfarería, ferretería, artesanía...
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Fez. Un viaje al medievo musulmán





El Jadida (ciudad portuguesa de Mazagan)

   La ciudadela portuguesa de Mazagan, hoy la parte vieja de la ciudad de El Jadida, se levanta en una bahía natural de gran belleza, a 90 km al sur de Casablanca. Fue construida a principios del siglo XVI como una colonia fortificada en la costa atlántica marroquí. Se trata de uno de los primeros asentamientos en Africa occidental de los exploradores portugueses, que la convirtieron en una etapa en la ruta naval hacia las Indias. En 1769 pasó a manos de los marroquíes. 
   Mazagan / El Jadida constituye un destacado ejemplo del intercambio de influencias que se dio del siglo XVI al XVIII entre las culturas europeas y marroquí, bien reflejada en el urbanismo, la arquitectura y la tecnología. Por todo ello fue inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en 2004.
   La fortaleza, con sus bastiones y murallas, es un ejemplo temprano de diseño militar del renacimiento. Los hermanos Francisco y Diego de Arruda construyeron la primera ciudadela en 1514. Joao Ribeiro y Juan Castillo ampliaron la ciudadela en 1541-48, transformándola en una fortaleza en forma de planta estrellada, según los planos urbanísticos del arquitecto italiano Benedetto de Rávena. Con sus murallas inclinadas y su dique, Mazagan constituye uno de los primeros testimonios de la aplicación de la tecnología lusitana a los nuevos conceptos de arquitectura militar resultantes del advenimiento de las armas de fuego.
   Entre los edificios portugueses que sobreviven destacan la iglesia de la Asunción, construida en el estilo manuelino del gótico tardío, y la Cisterna Portuguesa.
   La Cisterna Portuguesa es una amplia sala hipóstila subterránea, obra maestra de la arquitectura militar, que formaba parte de la fortaleza construida en el siglo XVI. Probablemente fue una sala de armas antes de ser reconvertida en un depósito de agua. De planta cuadrada de 34 m de lado, se compone de seis naves cubiertas de bóvedas de aristas que descansan sobre 25 columnas y pilares. La bóveda central está perforada por un óculo que deja pasar un rayo de sol que se refleja en el agua e ilumina la sala con una refulgencia extraña. Aquí rodó Orson Welles una secuencia de su film Otelo. 
   Peter Bogdanovich:  ¿Dirías que Otelo fue la más ardua de todas tus películas si tenemos en cuenta todo el tiempo que tardaste en terminarla?
   Orson Welles:  Pasaron cerca de dos años desde que comencé a hacerla hasta que se terminó, debido a la falta de dinero. Pero creo que "ardua" no es la palabra más adecuada; fue una película de locura. (...) Scalera (el productor) se había declarado en quiebra. Me encontraba con una compañía de cincuenta personas en el norte de África y sin dinero. Teníamos cámara y películas pero ¿cómo puede filmarse Otelo sin el adecuado vestuario?
   Así es como se me ocurrió la idea de filmar dos rollos de película en unos baños turcos, porque la gente que está en un lugar así no necesita ropa de época. Trabajamos en los baños turcos (Welles se refiere a la Cisterna Portuguesa de El Jadida, donde se rodó la secuencia del asesinato de Roderigo, con los actores portando una toalla envuelta a la cintura como único vestuario) durante tres semanas mientras que un buen número de sastres del pueblo –con reproducciones de Carpaccio clavadas con chinchetas en las paredes de sus talleres– hacían las ropas basadas en esas pinturas.
   (Entrevista de Peter Bogdanovich a Orson Welles, en Ciudadano Welles)





Medina de Marrakesh
    
   Marrakesh es una ciudad que no se parece a ninguna otra de Marruecos y que, sin embargo, podría ser considerada como la más marroquí (o la más magrebí) de sus poblaciones.
Patrimonio Humanidad   Inextricable entramado de callejuelas, pasajes cubiertos, zocos, tiendas, talleres de actividades artesanales, mezquitas, madrasas, palacios, murallas, jardines..., la medina de Marrakesh es un incomparable ejemplo de urbanismo medieval islámico y es también una ciudad histórica que no tiene nada de museo y sigue tan viva como cuando ostentaba el rango de capital del imperio almorávide. El modo de vida de sus habitantes, en el siglo XXI, síntesis de la interacción entre nomadismo y sedentarismo, evoca todavía en muchos aspectos al de las sociedades tardomedievales europeas.
   El corazón de Marrakesh es la célebre plaza de Jmaa el-Fna, un pintoresco mercado al aire libre que va cambiando de fisonomía conforme transcurren las horas del día. A su lado este se levanta la mezquita Kutubia, del siglo XII, cuyo minarete de 69 m de alto, construido por cautivos españoles capturados por los almohades, rivaliza en majestuosidad con la Giralda de Sevilla.
   Desde la plaza se penetra en los zocos de la ciudad, un abigarrado mundo de extraños olores y vivos colores, un dédalo de pasadizos llenos de quiebros, revueltas y oscuros recovecos, donde se exponen 'pour le plaisir des yeux' todos los artículos que una persona puede necesitar en su vida cotidiana, más algunos que ni se imagina.
   La medina de Marrakesh esconde también en lo profundo de su laberinto verdaderas obras maestras de la arquitectura arábigo-andalusí. Citemos la magnífica madrasa de Ben Yussef, que aunque de época saadiana (siglo XVI) se inspira para su decoración en los inigualables logros que alcanzaron las madrasas meriníes de Fez. Citemos también las tumbas saadianas, auténticas obras maestras de la ornamentación hispano-morisca.
   Las ruinas del gran palacio del Bedi son hoy el marco del Festival Nacional de las Artes Populares de Marrakesh, que se celebra todos los años durante dos semanas de julio. Las danzas y cánticos representados, los instrumentos musicales que se tocan, los atuendos, joyas y maquillajes de los participantes, son los mismos que se utilizan en las festividades religiosas o familiares de los pueblos rurales del Magreb.
   El Palacio Real es un extenso complejo de edificios con jardines interiores y un mechuar o gran patio de audiencias, que sigue siendo hoy residencia privada de la Casa Real alauita. La ciudad de Marrakesh está amenizada con extensos parques, situados extramuros, especialmente el olivar de la Menara y los jardines amurallados del Agdal, de 400 hectáreas.
   La medina de Marrakesh fue incorporada al Catálogo del Patrimonio de la Humanidad en 1985.
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Marrakesh. La puerta al corazón del Magreb





Ciudad histórica de Meknes
   
   Fundada en 1061 d C por los almorávides como una plaza fuerte militar, Meknes terminó siendo la capital del sultán Mulay Ismail, el fundador de la dinastía Patrimonio Humanidadalauita, linaje que todavía hoy reina en Marruecos. El sultán la transformó en una imponente ciudad de estilo hispano-morisco, cercada de altas murallas con suntuosos portalones, en cuyos edificios se mezclan armoniosamente los estilos europeo y magrebí del siglo XVII. A la par que Fez, Marrakesh y Rabat, Meknes está considerada como una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos.
   Meknes (en español Mequínez, nombre derivado de la gran tribu bereber de los Meknassa, que en el siglo VIII dominaba el Marruecos oriental hasta el valle del Tafilalt) está encaramada a unas colinas que emergen en la llanura del Sais, entre el Atlas Medio y el macizo pre-rifeño de Zerhoun, a 60 km al oeste de Fez. Sus partes antiguas comprenden la medina, cuyas ancestrales actividades socio-económicas todavía se mantienen vivas entre sus habitantes, y la ciudad imperial creada por Mulay Ismail (1672–1727), salpicada de grandes monumentos y que era calificada en su día (Mulay Ismail era contemporáneo de Luis XIV) como la "Versalles de Marruecos". 
   Los dos conjuntos están rodeados de una sucesión de murallas defensivas que los mantienen separados entre sí. Murallas perforadas por nueve puertas monumentales, entre las que destaca por su magnificencia la de Bab Mansur. Los monumentos de la ciudad histórica incluyen veinticinco mezquitas, diez hammams o baños, palacios, enormes graneros, fonduks o posadas de mercaderes, y viviendas privadas, supervivientes todos ellos de los periodos almorávide, meriní y alauita.
   La ciudad histórica de Meknes, primera gran obra de la dinastía alauita, que testimonia la grandeza de su fundador, ha ejercido una indudable influencia en el desarrollo de la arquitectura civil y militar (la kasba) y de la planificación urbanística de las ciudades del Magreb.





Sitio arqueológico de Volubilis
    
   El más importante yacimiento arqueológico romano de los que existen en Marruecos es Volubilis, cuyas ruinas yacen a 30 km al norte de Meknes, junto a la ciudad santa de Mulay Idriss y al pie del monte Jebel Zerhoun.
Patrimonio Humanidad   Su fundación se remonta al siglo III a C. Durante el periodo del rey de Mauritania Juba II (ss. I a C - I d C), cuya primera esposa era la hija de Marco Antonio y Cleopatra, Volubilis se convirtió en un floreciente centro de la cultura helenística tardía. Hacia 44 d C, el imperio romano le concedió el rango de municipium (una comunidad que detentaba en parte los derechos de ciudadanía romana), llegando con el tiempo a ser la ciudad más importante de los territorios interiores de la Mauritania Tingitana.
   Arabizado su topónimo como Ualili, se convirtió en 788, por un breve periodo, en la capital de Idris I, fundador de la dinastía idrisí (que más tarde iba a fundar la ciudad de Fez), cuya tumba es muy venerada en la vecina población de Mulay Idriss.
   Los romanos agraciaron a Volubilis con la construcción de grandes y bellos monumentos, cuyas ruinas pueden visitarse en un extenso recinto arqueológico de 42 hectáreas, todavía a medio excavar, en un entorno paisajístico de fértiles terrenos agrícolas. Debido a su aislamiento, y al hecho de no haber estado ocupada durante siglos, Volubilis conserva un elevado grado de autenticidad. Es uno de los sitios más ricos de la era de romanización del norte de África, no solo por las ruinas, sino por su abundante aportación epigráfica.
   Aunque las ruinas de Volubilis recogen vestigios de varias civilizaciones (de la prehistoria al período islámico) en sus diez siglos de funcionamiento, preponderan los edificios de la época imperial romana, con sus estructuras integradas en un trazado urbano de tipo ortogonal.
   Entre los restos más notables figuran un Foro, el templo de Júpiter Capitolino, una Basílica del siglo II d C y el Arco de Triunfo de Caracalla (217 d C). Una muralla romana levantada en 168 d C rodeaba con fines defensivos la entera ciudad. El sitio ha proporcionado además una gran cantidad de material artístico, como mosaicos de viviendas, estatuaria de mármol y bronce, y centenares de inscripciones. Por todos estos motivos, Volubilis fue incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1997.







México
   
Ciudad histórica fortificada de Campeche
Patrimonio Humanidad   
   Campeche es un típico ejemplo de ciudad portuaria del periodo colonial hispano en el Nuevo Mundo. El centro histórico ha conservado sus murallas y sus sistemas de fortificación, planeados para defender este puerto del Golfo de México de los ataques provenientes del mar.
   Situado en la costa oeste de la península de Yucatán, Campeche es capital del estado homónimo del sudeste de México. Se levanta en el extremo occidental de una fértil llanura en medio de un anfiteatro natural formado por las colinas que circundan la Bahía de Campeche.
   La ciudad histórica fortificada de Campeche fue fundada en 1540 en la región maya de Ah-Kim-Pech por conquistadores españoles. En su tiempo, era el más importante puerto marino de la zona, y desempeñó un decisivo papel en la conquista y evangelización de Yucatán, Chiapas y Guatemala. En el siglo XVIII monopolizaba el comercio del Yucatán, basado en la exportación de maderas de tinte y sal. Su prosperidad económica hizo de Campeche la segunda ciudad más grande del Golfo de México, tras Mérida. Por ser etapa clave en las rutas navales como punto de embarque de las riquezas naturales del Nuevo Mundo (con el contrapunto de las luchas políticas de los reinos del viejo continente), desde la segunda mitad del siglo XVI Campeche fue, como otras ciudades del Caribe, objeto de ataques sistemáticos por parte de piratas y de corsarios financiados por los enemigos de España. De ahí la implantación de sus sistemas defensivos a gran escala.
   El área de monumentos históricos de Campeche tiene la forma de un polígono irregular que cubre 181 hectáreas, con la ciudad extendiéndose a cada lado adaptándose a la configuración del relieve y de la costa. Su trazado urbano es, sin embargo, ortogonal, con las calles cruzándose en ángulo recto, y con la Plaza Mayor encarando al mar y rodeada de edificios religiosos y gubernamentales. En los barrios circundantes predomina la arquitectura colonial, con elementos renacentistas, barrocos y eclécticos. Entre el millar largo de edificios históricos de Campeche (civiles, militares y religiosos), mencionaremos la catedral de la Inmaculada Concepción, el teatro Toro y los archivos municipales.

 




Ciudad prehispánica de Chichen Itzá
   
   Chichen Itzá es una de las más importantes ciudades mayas del Postclásico. Dispersas por una superficie de 300 hectáreas al norte de la península del Yucatán (México), con su núcleo principal al sur del gran Cenote de Sacrificios, las construcciones de Chichen Itzá amalgaman las tipologías arquitectónicas maya y tolteca, éstas últimas de gran parecido estilístico con las de Tula. Las frecuentes representaciones de Quetzalcoatl o dios de la serpiente emplumada, y las estatuas de Chac Mool, son algunos de los signos evidentes de las influencias toltecas procedentes del centro de México. Los monumentos de Chichen Itzá se encuentran entre las obras maestras de la arquitectura mesoamericana por la belleza de sus proporciones y la calidad de su decoración esculpida.
Patrimonio Humanidad   
 Cronología
   415-455 d C: Aparece al sur, cerca del cenote de Xtoloc, la primera aglomeración, durante la época Clásica. 
   Siglos VI a X d C: Se elevan monumentos como la Pirámide de las Monjas, la Iglesia o el Chichanchob, en el estilo Puuc, característico de las colinas al sur (Uxmal, Labná...). 
   967-987 d C: Migración de los guerreros toltecas de la meseta mexicana en dirección sur. Kukulkan, rey de Tula, toma la ciudad. Segunda fundación, y construcción de los edificios más importantes en un estilo nuevo con aportaciones toltecas (Pirámide del Castillo, Templo de los Guerreros, Juego de Pelota...). 
   Después del siglo XIII no se construyen más monumentos. La ciudad se extingue rápidamente tras la caída de Mayapán. En 1841 se comienzan los trabajos arqueológicos de excavación y reconstrucción. 
   
   Los lugares y monumentos más destacados de Chichen Itzá son el Cenote de los Sacrificios, la pirámide de Kukulkán (llamada El Castillo), el Templo de los Guerreros, el Tzompantli (o Muro de Cráneos), el Gran Juego de Pelota, el Observatorio de Chichen Itzá (o Caracol), la Pirámide de las Monjas y sus edificios adyacentes, entre ellos la llamada Iglesia.    
   La ciudad prehispánica de Chichen Itzá figura en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1988. 
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Los mayas. Una civilización desaparecida





Ciudad prehispánica y Parque Nacional de Palenque
   
   Palenque es el nombre moderno de las ruinas de una antigua ciudad maya del Período Clásico (300-900 d C) que yacen semiocultas en medio de una selva tropical en el actual Estado mexicano de Chiapas, cerca del pueblo de Santo Domingo de Palenque. 
Patrimonio Humanidad   Las ruinas que han podido ser despejadas del espeso manto arbóreo que las cubre no constituyen sino el núcleo central de una amplia ciudad cuyo territorio alcanzaba casi los 8 km2. Estaba urbanizada mediante una sucesión de terrazas artificiales que modifican la topografía natural y contraponen a las formaciones montañosas de Chiapas la regularidad de un conjunto planificado de plazas aterrazadas, plataformas, edificios y templos, con una jerarquía de volúmenes y espacios  construidos que se armoniza perfectamente con el agreste entorno natural. Atraviesa la ciudad un afluente canalizado del río Usumacinta.
   
Cronología
   - Siglos III-V d C: empieza a construirse la ciudad de Palenque. 
   - Años 500 al 700 d C: época de apogeo, con la construcción de los principales monumentos. 
   - Siglo X d C (finales): una invasión de pueblos ribereños del Golfo de México provoca su ruina y abandono. 
   
   Palenque es una realización incomparable del arte y la arquitectura mayas, caracterizada por la delicadeza y ligereza de sus estructuras, que recurren a nuevas técnicas de construcción y de drenaje para reducir el espesor de los muros. La dilatación de volúmenes interiores, la multiplicación de aberturas, la distribución en galerías, el uso de la bóveda angular y el arco lobulado, los techados en forma de mansardas rematadas con cresterías, componen una arquitectura de una rara elegancia. Los constructores de Palenque usaron yeso para obtener un recubrimiento y acabado lisos en los muros de sus edificios, a diferencia de las construcciones mayas habituales, realizadas en piedra caliza labrada. Utilizaron, sin embargo, la labor de talla en los muros interiores, con buenos ejemplos de paneles de yeso cincelado en las paredes. Los relieves esculpidos en palacios y templos constituyen un testimonio único sobre la mitología y la historia de las dinastías mayas. Se han hallado también imágenes en estuco y terracota. 
   La ciudad prehispánica de Palenque y el parque natural que la rodea fueron incluidos como bien natural-cultural en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, en el año 1987.
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Los mayas. Una civilización desaparecida





Patrimonio HumanidadCiudad pre-hispánica de Uxmal
   
    Las ruinas de Uxmal, a 80 km al sur de Mérida, capital del estado mexicano de Yucatán, son las de una antigua ciudad maya, considerada como la más representativa del estilo arquitectónico Puuc, que tuvo su auge en el Período Clásico Tardío (600-900 d C). 
   Tras el declive y abandono de las ciudades mayas de las Tierras Bajas del Sur, como Tikal, Uaxactún o Palenque, los conocimientos urbanísticos de la sociedad maya continuaron desarrollándose más al norte y alcanzaron su apogeo en la región Puuc, sobre todo en Uxmal. La construcción monumental en la urbe se paralizó tras la invasión de los toltecas hacia el año 1000 y el establecimiento como capital de Chichen Itzá. Sin embargo, Uxmal continuó habitada y participó políticamente en la Liga de Mayapán, según la historia legendaria maya. Cuando la Liga se extinguió, Uxmal, al igual que otras grandes ciudades del norte, fue abandonada (hacia 1450). 
   Uxmal se halla en una zona de sabana rodeada de una región selvática. El suministro de agua dependía de cenotes (pozos subterráneos naturales) en el interior de la ciudad, o bien de aguadas (embalses de agua de lluvia). 
   Las ruinas principales ocupan unas 60 hectáreas, pero las áreas residenciales se extendían por una zona mucho más amplia, actualmente oculta bajo un espeso manto arbóreo. Los edificios están construídos con bien labrados sillares de piedra caliza, enlucidos con yeso. Los sillares están encajados entre sí con tal habilidad que apenas se aprecia el mortero de unión.  
   Los principales edificios de Uxmal son la Pirámide del Adivino, el Cuadrilátero de las Monjas y el Palacio del Gobernador.
   Además de Uxmal, existen otras notables ruinas mayas perdidas entre los bosques de la región, conocida como Zona Puuc o de las Colinas, y que son muy características del barroco y refinado estilo artístico que se ha dado en denominar precisamente Puuc. Estos yacimientos son conocidos como Kabah, Sayil, Xlapak, Labná y Cuevas de Loltún
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Los mayas. Una civilización desaparecida







Namibia
Patrimonio Humanidad   

 

Mar de Arena del Namib
   
   Los desiertos son, junto con el Polo Norte y la Antártida, los lugares más inhóspitos de la Tierra. La ausencia de vida, las temperaturas extremas, la falta de agua y las grandes extensiones de terreno que componen un desierto, hacen que la existencia en él sea aparentemente muy difícil, por no decir casi imposible. Sin embargo, viajar a ellos y contemplarlos es una de las experiencias más gratificantes que puede tener el ser humano.
   La inmensidad del paisaje, los diferentes tonos de color y las sombras cambiantes a lo largo del día, el imponente silencio, la extraña sensación de soledad/libertad, la espectacularidad de sus noches con unos cielos increíblemente estrellados, todo ello hace que quien viaja alguna vez a un desierto, casi con toda seguridad repita la experiencia.
   Y si además de todas estas virtudes, añadimos que es uno de los desiertos más peculiares y asombrosos del planeta... entonces es que estamos en el Desierto del Namib. 
   El Mar de Arena del Namib, situado en Namibia (África sudoccidental), es el único desierto costero del mundo. Se trata de un vastísimo campo de dunas (más de tres millones de hectáreas), con un ecosistema condicionado por las nieblas. Las dunas alcanzan en el Namib unas proporciones gigantescas (alguna llega a los 300 m de altura). Se podría decir, dado que las dunas se mueven, que al contemplarlas estamos presenciando una marejada a cámara lenta, con olas gigantes de arena alzando sus crestas.
   El desierto del Namib está compuesto de dos sistemas de dunas: un sistema más antiguo y semi consolidado al que se superpone uno más joven y activo. Las dunas están creadas por el traslado a lo largo de miles de kilómetros de partículas minerales de tierra adentro, acarredas por los ríos, las corrientes oceánicas y los vientos.
   El paisaje es muy variado y de gran belleza, con planicies de guijarros, llanuras de litoral, colinas rocosas, inselbergs ocultos dentro de las arenas, una laguna costera y ríos de efímero caudal. La niebla es la principal fuente de agua de la zona, dotando de vida a un entorno único en el cual mamíferos, reptiles e invertebrados endémicos se adaptan a una siempre cambiante variedad de micro-hábitats y nichos ecológicos.
   Declarado por la Unesco como un bien natural del Patrimonio de la Humanidad.
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Las dunas gigantes del Namib  (autor: Jaume Sancho)

 

 

 






Nepal
   
Valle de Katmandú
   
   Visitar Nepal es trasladarse en la máquina del tiempo a un mundo suspendido entre la tierra y el cielo, por el que parece no transcurrir la historia.
   Allí se elevan las cumbres más altas del planeta, pero Nepal no sólo es el Himalaya. El hinduismo y el budismo conviven desde hace siglos sin conflicto, y juntos han creado una irreal arquitectura de palacios y pagodas, cuyos gráciles tejados de madera se superponen unos a otros ascendiendo como peldaños hacia el cielo. Los ojos de Buda nos contemplan desde lo alto de los stupas. Siva y Parvati nos dan la bienvenida desde las ventanas de los templos.
Patrimonio Humanidad   Las calles de Katmandú siguen bullendo de artesanos y santones, de barberos y peregrinos, de mercaderes de especias y encantadores de serpientes. Los macacos se pasean entre la multitud. La gente practica sus baños rituales en los estanques sagrados. En miles de capillas y altares los devotos siguen depositando sus ofrendas a los dioses. Y los difuntos continúan siendo incinerados en las orillas de los ríos.
   El patrimonio cultural del Valle de Katmandú está representado por siete grupos de monumentos y edificios que despliegan la escala completa de los logros históricos y artísticos que han hecho mundialmente famoso este paraje. Los siete incluyen las plazas Durbar de Hanuman Dhoka (Katmandú), Patan y Bhaktapur, los stupas budistas de Swayambunath y Bodnath, y los templos hinduistas de Pashupati y Changu Narayan. 
   Se conoce como plaza Durbar al centro urbano de tres ciudades del Valle (Katmandú, Patan y Bhaktapur), con sus palacios, templos y espacios públicos circundantes. El complejo religioso de Swayambunath conserva un stupa que es el más antiguo monumento budista del Nepal. Bodnath es el stupa más grande de Nepal. Pashupati es un vasto recinto de templos hinduistas, con sus escalinatas de cremaciones. Changu Narayan es un asentamiento tradicional newari en cuyo templo hinduista se halla una de las más tempranas inscripciones del Valle, que se remonta al siglo V d C.
   En la misma medida que el hinduismo y el budismo evolucionaron con el paso de los siglos en toda Asia, ambas religiones prosperaron en Nepal, produciendo una poderosa fusión artística y arquitectónica que alcanzó su plenitud entre 1500 y 1800 d C.
   Los templos hinduistas se caracterizan por sus torres sikhara (en forma de tiara) y están construidos en ladrillos cocidos unidos con mortero sobre estructuras de madera. Sus tejados están cubiertos de pequeñas tejas de terracota, con ornamentación de latón dorado. Las puertas, ventanas y tornapuntas de los techos exhiben una rica e intrincada decoración de talla de madera. 
   Los stupas budistas son de formas simples pero masivas, compuestas de semiesferas enlucidas de blanco que sostienen cubos dorados en los que aparecen pintados los eternos ojos de Buda que todo lo ven.
   El Valle de Katmandú fue incluido como bien cultural en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco el año 1979 y ratificado en 2006.
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Exposición de fotografías del Valle de Katmandú en fotoAleph
Nepal. El reino de lo increible  (autor: Eduard Bragulat)

 

 

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FotoCD145

Patrimonio de la Humanidad

Fotografías:
Eduardo Almajano, Eduard Bragulat, Rafael Bastante Casado, Agustín Gil, David Martín Madroño, Carlos Molinedo, Eneko Pastor, Ramon Pouplana Solé, Raúl Rodríguez, José Ignacio Roncal, Jaume Sancho, Albert Sorigue

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7 Maravillas