Colecciones fotográficas
Taj Mahal y otras joyas del arte mogol
Taj Mahal. Un monumento al amor
El Taj Mahal parece la encarnación de todas las cosas puras, de todas las cosas santas y de todas las cosas infelices. Este es el misterio del edificio.
Rudyard Kipling
¿Quién no conoce el Taj Mahal, aunque solo sea por fotografías? Es todo un icono, el emblema visual de la India, el símbolo más ilustrativo del esplendor artístico que llegó a alcanzar su civilización. Como monumento, está considerado como la joya suprema de la arquitectura islámica en el subcontinente indio. Un lugar que cada vez que es revisitado impresiona como la primera vez. Recientemente ha sido calificado por una votación en internet como una de las siete maravillas del mundo contemporáneo. La Unesco lo tiene incluido desde 1983 en su lista del Patrimonio Mundial.
El Taj Mahal es un mausoleo erigido entre 1631 y 1648 en la orilla derecha del río Yamuna a su paso por la histórica ciudad de Agra, en la curva que forma un pronunciado meandro del río sagrado. Fue mandado construir por el emperador mogol Shah Jahan en memoria de su amada esposa Arjumand Banu Begum, nieta de Itimad-ud-Daulah, que era llamada Mumtaz Mahal (= 'La Elegida de Palacio'). De la deformación de este apelativo surgió el nombre de 'Taj Mahal' con que es mundialmente conocido el monumento.
Mumtaz Mahal murió de su decimocuarto parto en 1631, tras haber sido esposa favorita y compañera inseparable del monarca desde su matrimonio en 1612, con el que había compartido las responsabilidades de Estado. Esta muerte sumió a Shah Jahan en la desesperación. Durante una semana se negó a probar comida y a despachar cualquier asunto de gobierno. Decretó dos años de luto oficial en la corte. Los festejos y espectáculos musicales fueron prohibidos, así como portar joyas o usar perfumes. Shah Jahan pensó incluso en retirarse y dividir el imperio entre sus hijos.
La primera piedra del Taj Mahal fue colocada en 1632, y la construcción obedeció a los planos diseñados por una asamblea de arquitectos de India, Persia y otros países, que habían sido convocados por el emperador para colaborar conjuntamente en el magno proyecto. El plano definitivo se atribuye al persa Ustad Ahmad Lahori, arquitecto-jefe de Shah Jahan, que dirigió las obras. Los maestros canteros, albañiles, tallistas, mosaístas y calígrafos, así como los materiales empleados en la construcción, provenían de diversas regiones de la India y de Asia Central.
Más de 20.000 obreros fueron reclutados para trabajar a diario durante diecisiete años, hasta que el mausoleo fue terminado en 1648. El resto del complejo que rodea al Taj tardó veintidós años más en completarse. Todos los recursos económicos del imperio fueron dedicados a su construcción. El coste total de las obras ascendió a 40 millones de rupias.
El complejo del Taj Mahal se asienta en un vasto rectángulo de 580 x 304 m orientado de norte a sur. Está dividido en tres áreas, con un jardín central cuadrado al estilo persa prolongado al norte y al sur por dos secciones rectangulares más pequeñas. El conjunto está cercado por una alta muralla de arenisca roja, con torretas de pabellones octogonales en las esquinas (foto09), que más que servir de protección, está destinada a marcar los límites del recinto sacro. Extramuros se levantan otros edificios auxiliares como establos y cuerpos de guardia. Se accede al recinto por un darwaza o puerta monumental (foto10), de arenisca roja, que se abre a un amplio cuadrilátero rodeado de arcadas, con sus edificios anexos para alojamiento del personal de servicio.
El jardín está dividido en cuatro áreas cuadrangulares, en la tradición del char bagh timúrida-persa. Se diferencia de otros jardines funerarios del periodo mogol en que el mausoleo se sitúa en un extremo y no en el centro del recinto, lo que acentúa al contemplarlo los efectos ópticos de perspectiva.
En la mitad del extremo norte, teniendo como fondo el río, se recorta la silueta del mausoleo propiamente dicho, el Taj Mahal, que está flanqueado por dos edificios gemelos dispuestos simétricamente: la mezquita (foto06) y su jawab (= 'respuesta' o 'réplica', foto07). Ambos están construidos en arenisca roja de Sikri, coronados por tres cúpulas de mármol en forma de bulbos y ornados con paneles de relieves e incrustaciones. La decoración contrasta por su colorido rojizo con la resplandeciente blancura del Taj Mahal, de fino mármol de Makrana.
La superficie marmórea del Taj refleja la claridad del cielo. Cambia de color a cada hora del día, del marfil al nácar por la mañana, del dorado al ámbar al atardecer. A la luz de la luna se tiñe de una tonalidad plateada que le hace semejarse a una perla gigante.
El mausoleo se alza sobre una gran plataforma de mármol de 7 m de altura, a modo de pedestal. El cuerpo central tiene cuatro fachadas idénticas orientadas a los cuatro puntos cardinales, con las esquinas en chaflán y un enorme iwan o arco abocinado de 33 m de altura en el centro de cada fachada, flanqueado por ventanales laterales dispuestos en dos pisos. Una cúpula bulbiforme, de sinuosas líneas curvas y muy armoniosas proporciones, sostenida por un alto tambor, remata el edificio, que alcanza los 56 m de altura. Cuatro chattris o quioscos cupulados, pináculos y parapetos completan el perfil del monumento.
En las esquinas de la plataforma base se levantan cuatro minaretes de 41 m de alto, de tres pisos, coronados por quioscos, que equilibran con su ligereza la masa del edificio.
El Taj Mahal es un edificio perfectamente simétrico en planta, cuyos componentes se distribuyen irradiando de dos ejes axiales norte-sur y este-oeste. De una belleza delicada y a la vez monumental, el equilibrio de sus volúmenes es insuperable. Una combinación rítmica de llenos y vacíos, de espacios cóncavos y convexos, que revela un profundo conocimiento de la geometría y de la proporción. La longitud de cada lado de la base es igual a la altura del edificio (sin contar el podio de la base y el pináculo de remate), de tal forma que la entera estructura estaría por así decirlo encajada en un cubo virtual, con la punta de la cúpula tangente a la cara superior del cubo.
El interior del mausoleo se articula en torno a una gran cámara octogonal que ocupa el centro, con cuatro salas octogonales más pequeñas distribuidas a su derredor. En los cuatro rincones que rodean la cámara central existen compartimentos de dos pisos, unidos entre sí por corredores y abiertos al exterior por grandes ventanales apuntados (pishtaq) que reproducen en menores dimensiones el diseño de los iwanes principales.
Todos los muros, externos e internos, están engalanados con una soberbia decoración de paneles de bajorrelieves en mármol y mosaicos o taraceados de pietra dura, dibujando arabescos florales y motivos geométricos (foto04). Las bandas caligráficas que enmarcan los iwanes (foto03) reproducen inscripciones coránicas e históricas, textos que han ayudado a fijar con bastante exactitud la cronología de las diferentes fases de construcción del Taj.
La gran cámara sepulcral, cubierta por una bóveda interna que no se ve desde fuera, pues se halla oculta bajo la gran cúpula de bulbo, contiene los cenotafios de Mumtaz Mahal y de su esposo Shah Jahan. Precisemos que un cenotafio es una tumba simbólica que no contiene el cuerpo real del difunto. Estos falsos sepulcros están decorados con pietra dura y enclaustrados dentro de una pantalla envolvente de celosías de mármol con incrustaciones de piedras semipreciosas. El cenotafio de la esposa ocupa el exacto centro. El del esposo, incorporado al monumento treinta años más tarde, es más grande, pero (como también ocurre con la tumba de Itimad-ud-Daulah) se encuentra desplazado a un lado. En una cripta inferior abovedada, al nivel del jardín, a la que no pueden acceder los visitantes, se conservan los verdaderos sarcófagos con los restos mortales de los consortes, durmiendo juntos su sueño de amor eterno.
Existen muchas leyendas en torno al Taj Mahal. Una de ellas dice que el emperador planeó construir para sí mismo un mausoleo gemelo en la orilla opuesta del río, revestido en este caso de mármol negro, que estaría comunicado con el Taj por un puente. La existencia de unos jardines mogoles en la otra orilla ha dado pábulo a esta conjetura, que no se ve corroborada por ninguna otra fuente arqueológica o epigráfica.
El diseño arquitectónico del Taj Mahal, la magna obra de Shah Jahan, tiene un claro antecedente en el mausoleo de su bisabuelo Humayun, en Delhi (foto12). Frente a la solidez y rotundidad de éste, el Taj Mahal muestra una delicadeza de líneas y un refinamiento decorativo que le confieren algo de femenino. Lo cual es muy consecuente para un mausoleo dedicado a una mujer, la viva e imperecedera encarnación de un acto de amor que quiso trascender a la muerte.
El tiempo no tiene piedad del corazón humano, y se ríe de su triste lucha por recordar. Tú lo engañaste con la hermosura, lo cautivaste, y coronaste la muerte informe con la forma inmarcesible.
Rabindranath Tagore
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FotoCD116
Taj Mahal
y otras joyas del arte mogol
Fotografías: Eneko Pastor
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