Colecciones fotográficas

El país del Nilo Azul

Axum, capital de un imperio cristiano

 

   Cuesta creer que esta localidad, una pequeña ciudad de aspecto ruralizado en el norte de Etiopía (meseta de Tigray), fuera en la antigüedad la capital de un poderoso imperio que comprendía Etiopía, Eritrea y el sur de la Península Arábiga.
Nilo Azul   Fundada probablemente por los sabeos, gentes procedentes del legendario reino de Saba en el sur de Arabia (actual Yemen), en el primer milenio antes de Cristo, Axum (o Aksum) alcanzó su apogeo en los siglos IV y V d C, cuando se convirtió en el mayor centro comercial en África nororiental. Sus mercaderes llegaban hasta Alejandría y más allá del Nilo, e incluso hasta lugares tan remotos como la isla de Sri Lanka.
   Ubicado en una encrucijada entre tres continentes (África, Arabia y el mundo grecorromano), el reino de Axum era una civilización estrechamente relacionada con los mineos y los sabeos del sur de Arabia, por lo menos desde el siglo VI a C, época de la que se conservan los más antiguos testimonios arqueológicos en Etiopía (como el templo de Yeha, foto099). 
   Alrededor del siglo I d C gobernaba en Axum un rey llamado Zoscales que conocía perfectamente la lengua griega y cuyos dominios se extendían desde Axum hasta el extremo oriental de África. En el siglo III, un líder religioso iraní, Mani, menciona el imperio axumita en una de sus epístolas, calificándolo como uno de los cuatro mayores imperios del mundo. También el próspero reino de los himyaritas, sucesor de los sabeos en el sur de la Península Arábiga, cayó bajo el poder de los axumitas. Éstos llegaron incluso a derrotar la flota romana en el Mar Rojo. El reino de Axum era por entonces el más poderoso estado existente entre el Imperio Romano Oriental y el Imperio Persa.
   Sus activos puertos en el Mar Rojo, principalmente el de Adulis, efectuaban intercambios comerciales con los egipcios y otros pueblos, y constituyeron un factor fundamental para la prosperidad económica del reino, así como para el establecimiento de un poder marítimo y militar que creció hasta llegar a someter a los países de su entorno. 
   Los etíopes importaban productos de todos estos países (tejidos, joyas, metales para la fabricación de armas...) a cambio de productos africanos, particularmente marfil, y resinas como el incienso y la mirra, que otros pueblos como el egipcio compraban en grandes cantidades para usarlos en sus ceremonias religiosas y para la momificación de cadáveres.
Nilo Azul   Se acuñaron monedas –por primera vez en el África subsahariana– con efigies de los emperadores axumitas.
   Durante la expansión de su imperio comercial, en los siglos II y III d C, el reino de Axum entró en crecientes conflictos con el reino de Meroe, situado más al norte de la confluencia del Nilo Blanco y el Nilo Azul, aquellas tierras donde los faraones nubios se habían hecho construir pirámides para servirles de sepultura (Alta Nubia, actual Sudán). Axum terminó por invadir y conquistar con sus ejércitos el reino de Meroe en el siglo IV d C, como lo atestigua un monumento votivo erigido en la confluencia del río Atbara con el Nilo.
   El rey Ezana accedió al trono entre 320 y 325. A su título de rey de Axum, añadió los de soberano de Himyar y Saba, soberano de Kush (Meroe) y de Beja, un pueblo del desierto que vivía entre Etiopía y Egipto. Ezana promulgó el cristianismo como religión de estado, aunque probablemente la fe cristiana ya había arraigado en la región por influencia de los contactos con los mercaderes extranjeros y, sobre todo, por las predicaciones de dos jóvenes sirios, Frumencio y Edesio. Frumencio, conocido por los etíopes como Abba Salama, fue el primer obispo de Etiopía, ordenado hacia 340 por San Atanasio de Alejandría. Axum se convirtió así política y religiosamente en aliado del Egipto bizantino, y la Iglesia Etíope quedó subordinada a la Iglesia Egipcia, más tarde conocida como Iglesia Copta. 
Nilo Azul   Otro gran emperador fue Ella-Asbeha, o Kaleb, famoso por haber acaudillado una expedición punitiva para vengar a los cristianos de Najran, que hacia 523 habían sido perseguidos por un príncipe local convertido al judaísmo. Por esa época comenzó en Etiopía el movimiento monástico, introducido por un pequeño número de monjes que habían huido de Egipto y Siria a causa de las controversias dogmáticas que agitaban esos países.
    El poderío axumita empezó a declinar en el siglo VII, tras las invasiones del sur de Arabia por los persas sasánidas y luego por los árabes. El triunfo creciente del cristianismo conllevó una devaluación del precio del incienso y la mirra, utilizados hasta entonces en los ritos paganos, y esto marcó el comienzo de la decadencia comercial de Axum. Un síntoma de tal empobrecimiento lo constituye el hecho de que por esa época se dejaron de acuñar monedas. Pese a todo, el reino de Axum continuó dominando la costa del Mar Rojo hasta finales del siglo X, ejerciendo su influencia desde el Golfo de Adén hasta Zeila, en la costa norte de Somalia.
   La historia sucesiva de Axum apenas fue registrada por los escritores árabes. Hubo una guerra entre Etiopía y Nubia hacia el 687. En el siglo X una reina judía, Esato o Gudit (Judith), persiguió a la población cristiana de la región. Aunque Judith consiguió destronar a la dinastía axumita, otro linaje cristiano, el de los zagüe, tomó el poder. En 1268 el príncipe reinante abdicó por la fuerza a favor de Yekuno Amlak, rey de Shoa, supuesto descendiente de los emperadores de Axum, quien restauró la llamada 'dinastía salomónica'. Poco quedaba para entonces del antiguo esplendor del imperio axumita, pero durante muchos siglos los emperadores etíopes continuaron siendo coronados en Axum.
   Axum sigue siendo hoy, junto con Lalibela, uno de los principales centros religiosos de Etiopía. Sus antiguas ruinas fueron calificadas por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1980.
   
    
   Las excavaciones llevadas a cabo desde 1954 en Axum por arqueólogos franceses y etíopes han sacado a la luz algunos monumentos axumitas y numerosas inscripciones que, junto a los textos clásicos, han permitido a los historiadores reconstruir el papel fundamental que tuvo esta ciudad en el desarrollo de una amplia región que comprende el Mar Rojo meridional, el Nilo Azul y el Cuerno de África. 
Nilo Azul   Las ruinas de Axum, datadas entre el siglo I y el XIII d C, incluyen obeliscos monolíticos, estelas gigantes, tumbas reales y restos de antiguas fortalezas. Se calcula que lo descubierto hasta ahora es solo una pequeña parte de lo que esconde el subsuelo de Axum. Las excavaciones continúan al día de hoy.
   Los monumentos más impresionantes de Axum son los obeliscos monolíticos que se levantan en un campo de estelas frente a la catedral de Sión (fotos 051 y siguientes). Datan de los siglos III y IV d C. El más grande de los que se yerguen en pie supera en altura los 23 m, está atribuido al rey Ezana (s. IV), y sus caras están cuidadosamente talladas para representar un edificio de nueve pisos, con puertas, ventanas y todos los elementos propios de la arquitectura axumita (foto234). El obelisco está inclinado, y se cree que fue erigido así deliberadamente. El remate superior está tallado con una forma semicircular que en su tiempo estaba cerrada con marcos metálicos. Esta forma pervivió reproducida como leitmotiv estilístico de la arquitectura religiosa de Etiopía, como podemos ver en las puertas y ventanas de las iglesias rupestres de Lalibela.
    Cerca se levanta un obelisco casi gemelo, que durante la invasión italiana de Etiopía había sido trasladado a Roma como trofeo de guerra por las tropas mussolinianas e instalado en la plaza de Porta Capena. El obelisco fue devuelto a Axum en 2005 y reerigido en 2008 (foto053). No se sabe qué rey lo mandó erigir.
   El mayor de todos los obeliscos tiene 33 m y yace por tierra quebrado en pedazos en el mismo lugar donde se colapsó, quizá durante el mismo proceso de erección (foto054). Es posiblemente la mayor estela monolítica que intentó erigir el ser humano en la antigüedad. Está atribuido al rey Remhai (s. III).
Nilo Azul   Hay en este recinto otros obeliscos derrumbados (foto056), y otras muchas estelas de caras lisas todavía en pie (foto057). Algunas estelas llevan tallada por una de sus caras un motivo en forma de puerta, ventana o nicho, coronado de un frontón triangular (fotos 239 y 240). Sobre el propósito o significado de estos obeliscos y estelas los estudiosos no se ponen de acuerdo. La existencia de catatumbas subterráneas debajo de los obeliscos (foto241) apunta a la hipótesis de que estos monolitos tenían un carácter funerario, pero algunos historiadores afirman que eran meros símbolos del poderío real.
   Existe en las afueras de Axum otro campo de estelas, conocido como Gudit, erizado de cientos de estelas monolíticas de pie o derribadas por tierra (fotos 093 y siguientes. A unos kilómetros de Axum, en Ad Hankara, se encuentran las canteras de donde se extraían los obeliscos y las estelas, y de hecho todavía pueden verse algunos obeliscos a medio desgajar de la roca madre (foto092). 
   En este lugar existe un peñasco en una de cuyas caras se distingue a duras penas un gran bajorrelieve de un felino parecido a una leona de perfil saltando hacia adelante, de 3,27 m de longitud, tallado en un estilo naturalista que contrasta grandemente con los habituales rasgos esquemáticos de la escultura y pintura etíopes (foto089). Se conoce como la leona Gobedra, pero nada se sabe de la fecha y propósito de su ejecución, a no ser que demos crédito a la leyenda que afirma que el arcángel San Miguel fue atacado aquí por la fiera y que la repelió con tal ímpetu que dejó estampada su silueta en la roca (foto090).
   En varios puntos de Axum se han exhumado estelas cubiertas con inscripciones trilingües (en alfabetos griego, geez y sabeo), mandadas erigir por el rey Ezana en el siglo IV d C (foto242), que han proporcionado a los historiadores abundante información sobre el periodo de tránsito del paganismo al cristianismo en el reino axumita. En esa época se empezaron a construir las primeras iglesias de Etiopía, de las que la más importante fue la iglesia de Santa María de Sión, que supuestamente alberga el Arca de la Alianza descrita en la Biblia. Aunque la iglesia primitiva fue destruida en el siglo X, fue reedificada en el periodo gondariano y en época moderna, ya con categoría de catedral (foto081).
   En la zona occidental de la ciudad subsisten las ruinas de tres fortalezas que datan del siglo I d C, así como las del palacio de Dungur, del siglo VI d C, conocido popularmente como el 'Palacio de la Reina de Saba' (fotos 251 y 252). En la zona norte hay un estanque, en cuyas aguas se bañan habitualmente los lugareños, que es llamado 'Piscina de la Reina de Saba'. También al norte se han desenterrado las estancias subterráneas (foto243) del supuesto palacio del rey Kaleb (s. VI d C), construidas en un fino aparejo de sillares poligonales (foto244), y donde se dice estuvo enterrado el rey Kaleb y su hijo y sucesor Gebre Meskal. En el centro del pueblo, una galería excavada en la roca conduce por unas escaleras a unas salas subterráneas abovedadas con nichos abiertos en las paredes (fotos 245 y 246). Supuestamente estas catacumbas rupestres constituyen la tumba del rey Basen y su familia (s. I d C).

 

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FotoCD131
   
El país del Nilo Azul

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Fotografías: Eneko Pastor, Agustín Gil

   


   

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