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El país del Nilo Azul

El lago Tana y las fuentes del Nilo

 

   Etiopía ha tenido siempre un lugar especial en mi imaginación y la posibilidad de visitarla me atraía con más fuerza que un viaje a Francia, Inglaterra y América. Sentía que visitaría mi propia génesis, desenterrando las raíces de lo que me hizo africano.
   Nelson Mandela

 

   Siempre que oímos la palabra Nilo la asociamos con Egipto, pero no podemos olvidar que el Nilo es, con sus 6.800 km, el río más largo de África y que su curso atraviesa otros varios países. ¿Pero en cuál de ellos nace? ¿Dónde están las fuentes del Nilo?
Nilo Azul   Antes que nada recordemos que los antiguos egipcios del tiempo de los faraones celebraban con grandes festejos la llegada anual de la inundación del río Nilo, la puntual y beneficiosa crecida que tenía lugar todos los años a partir del mes de julio (anunciada por la estrella Sirio cuando despuntaba por el horizonte), para irrigar sus campos y abonar sus tierras con fértil limo rojo. A este fenómeno debemos, en el fondo, el origen y el esplendor de la antigua civilización egipcia. Casi toda la economía del Egipto faraónico dependía del Nilo y estaba regulada por el Nilo y sus crecidas, hasta el punto de que los impuestos a los campesinos se determinaban en función del nivel alcanzado por las aguas en cada inundación, registrado mediante unos pozos con escalas de medida llamados 'nilómetros'. 
   Ya lo afirmaba Herodoto de Halicarnaso, en un muy citado pasaje: Egipto es el "don del río" (Historia. II, 5). Al viajero y padre de la Historia le intrigaba sobremanera el extraño comportamiento del Nilo, que crecía en la estación seca y menguaba en la estación húmeda: 
   Sobre la naturaleza del río nada pude alcanzar, ni de los sacerdotes, ni de ningún otro. Yo estaba deseoso de averiguar de ellos estos puntos: por qué el Nilo crece y se desborda durante cien días a partir del solsticio de verano, y cuando se acerca a este número de días, se retira y baja su corriente, y está escaso por todo el invierno, hasta el nuevo solsticio de verano. (...) qué poder posee el Nilo de tener naturaleza contraria a la de los demás ríos. (Ibid. II, 19). 
   Para resolver el enigma, Herodoto investigó y especuló sobre las fuentes del Nilo, sin llegar a conclusiones. Sin embargo, el misterio del origen y causa de las periódicas inundaciones del río estaba ya aclarado en época de Estrabón (siglo I a C). Y fue confirmado en época moderna, cuando se descubrieron las fuentes del Nilo Blanco y el Nilo Azul, que, por estar situadas en el África subsahariana, se nutrían con un régimen de lluvias distinto al del Mediterráneo, llegando las crecidas a tierras egipcias en pleno verano.

Nilo Azul   Los exploradores ingleses Richard Burton y John Speke, en su famosa expedición para hallar las fuentes del Nilo, descubrieron el lago Tanganika en 1857. Speke prosiguió el viaje en solitario y alcanzó en 1858 la orilla meridional de un enorme lago, que bautizó como Lago Victoria en honor a la reina. Sin explorar más allá, volvió a Inglaterra, seguro de que había encontrado la fuente del Nilo Blanco. "Sin ninguna duda nuestro Viejo Padre Nilo nace en el lago Victoria".
   Pero aquí debemos precisar que este lago, que es el más grande de África, recibe sus aguas de miles de pequeños arroyos. ¿Cuál de ellos se puede considerar, estrictamente hablando, como la verdadera fuente del Nilo? La respuesta depende del criterio que apliquemos para determinar cuál es el arroyo principal. ¿El de mayor caudal? ¿O el más largo? Si nos inclinamos por esta segunda condición, el curso de agua más largo que desemboca en el lago Victoria es el arroyo Kagera, que nace en la orilla occidental del lago, al noroeste de la actual Tanzania.
   Pero si decidimos que la categoría de fuente principal corresponde al río de mayor caudal, entonces tenemos que observar que de los dos grandes ramales en que se bifurca el Nilo remontándolo río arriba, el Nilo Blanco es el más largo, pero el Nilo Azul es el más caudaloso.
   Mientras el Nilo Blanco hasta Jartum es un río de caudal casi constante, es el Nilo Azul el que contribuye a las mentadas crecidas anuales del Nilo que se producían en Egipto de julio a septiembre, como resultado de las lluvias estacionales de Etiopía.
   El Nilo Azul (en árabe al-Bahr al-Azraq, en la lengua local Abay) fluye desde el lago Tana, que a su vez se nutre de las aguas de numerosos arroyos nacidos en las afiladas montañas del noroeste de Etiopía. Su presunta fuente principal es un pequeño manantial considerado sagrado por la Iglesia Ortodoxa Etíope, cerca del monte Amedamit. Desde este nacedero corre un arroyo, el Pequeño Abay, que desemboca en el lago Tana, siendo éste el más largo (135 km) de los 60 afluentes del lago.
Nilo Azul   El Tana, situado a 1.800 m sobre el nivel del mar, es el lago más grande de Etiopía, ocupando una extensión de 3.600 kilómetros cuadrados. Es poco profundo: su máxima profundidad es de 15 m. Esta salpicado de islas e islotes que esconden en sus boscosas frondas iglesias y monasterios cristianos de origen medieval.
   El lago Tana era conocido por los antiguos egipcios como Koloe y por los antiguos griegos como Pseboa. Sus monasterios medievales en las islas de Dek y Dega fueron visitados por los misioneros jesuítas portugueses en los siglos XVI y XVII. Aún sigue vivo en la zona el recuerdo de Pedro Páez, jesuíta español que está acreditado como el verdadero descubridor de las fuentes del Nilo Azul, 150 años antes de que el escocés James Bruce asegurara haberlas descubierto en 1770.
   Las llanuras aluviales de las orillas norte y este indican que el lago Tana fue antaño bastante más extenso de lo que es ahora. Con un régimen de lluvias abundantes, la región del lago produce cereales, olivos y café. Las actividades agrícolas se complementan con la cría de ganado y la pesca, que muchas veces es llevada a cabo en tanquas o canoas de papiro. Las aguas del Tana albergan al menos 26 especies de peces, de las que 17 son endémicas.
   La región del lago Tana es el lugar de asentamiento tradicional de los amhara, un pueblo mayoritariamente cristiano cuya lengua, el amárico, de origen semítico, es el idioma más hablado en Etiopía. El Tana fue el principal centro político y religioso del reino cristiano de Etiopía entre el siglo XIII, cuando cayó la dinastía zagüe de Lalibela, y el siglo XVII, cuando el rey Fasilides estableció su capital en Gondar.
   Muchos de los monasterios que todavía están en funcionamiento en las ínsulas y penínsulas del lago Tana datan de esa época, aunque los hay más antiguos. Construidas en mampostería, madera y caña, las iglesias, a menudo de planta circular (foto259), son interesantes ejemplos de arquitectura tradicional africana. Algunas suelen estar rematadas con una cruz adornada con huevos de avestruz en las puntas. Los interiores suelen estar embellecidos con pinturas murales de viva policromía describiendo escenas de las Escrituras (foto 273 y siguientes). Sus almacenes custodian libros antiguos manuscritos en piel de cabra y valiosas obras de arte sacro (foto043). Se puede asistir en estas iglesias a misas y ceremonias religiosas: veremos rituales litúrgicos de origen muy antiguo, que difieren marcadamente de los ritos católicos y protestantes. Los monasterios siguen habitados por monjes, que encuentran en estas islas un apartado refugio para su vida de retiro espiritual. En algunos de estos monasterios se prohíbe la entrada a las mujeres.
Nilo Azul  
   Cuando el Nilo sabe un secreto, el desierto lo sabrá también enseguida.
   (Proverbio etíope)
  
   El lago Tana desagua por el sur, cerca de la ciudad de Bahar Dar, para formar un caudaloso río, llamado Nilo Azul, que corre en dirección sudeste con una sucesión de rápidos, perforando profundos cañones. Se estima que el lago alimenta al río con solo una catorceava parte de su caudal, con aguas que no contienen sedimentos.
   El Nilo Azul traza un amplísimo meandro en dirección oeste y luego noroeste, penetra en el Sudán y se une al Nilo Blanco en Jartum, para fundirse ambas corrientes en un solo río, el Nilo, que tras atravesar el Sahara penetrará en Egipto. En la mayor parte del trayecto desde el lago Tana a la planicie del Sudán el río corre por el fondo de un cañón cuyas paredes superan los 1.000 m de altura. Todos sus tributarios también fluyen por profundos barrancos.
   Cerca de Bahar Dar la corriente es embalsada por un dique natural de lava solidificada, desde el cual el Nilo Azul se precipita por una caída de 46 m para crear las espectaculares cataratas de Tiss Abay (= Humo del Nilo), aprovechadas para generar energía hidroeléctrica (foto 015 y siguientes).
   Sorprende la cantidad de afinidades que la geografía y la cultura de los pueblos que habitan la región del Nilo Azul tienen con respecto al Egipto del tiempo de los faraones. Mientras que en Egipto la planta de papiro casi se ha extinguido, aquí en Etiopía podemos ver espesos bosques de papiros surgiendo del agua en las orillas de ríos y lagos. Revoloteando entre los papiros se divisan aves de múltiples y coloridas especies, entre las que distinguimos el ibis, pájaro sagrado para los antiguos egipcios.
   En los relieves de las mastabas egipcias vemos cocodrilos y escenas de caza de hipopótamos en el Nilo, pero estos animales se extinguieron en Egipto ya en la antigüedad. No así en el Nilo Azul de Etiopía, donde es frecuente divisarlos.
Nilo Azul   Son famosos los obeliscos del Egipto de los faraones, pero Etiopía también los tiene (véase Axum), erigidos en los siglos III y IV d C. Son igual de impresionantes y uno de ellos (33 m) es incluso más alto que los egipcios.
    En la música para las ceremonias religiosas de iglesias y monasterios se emplea todavía el sistro, una especie de trapecio con mango provisto de pequeños platillos que percuten como un sonajero al ser agitados. Se trata de un antiquísimo instrumento musical que aparece reproducido con frecuencia en el arte del antiguo Egipto y estaba asociado a la diosa Hathor. En Etiopía el sistro aún se mantiene en uso (foto031).
   Y también vemos en la región del Nilo Azul otros objetos que podemos identificar en pinturas y relieves del Egipto faraónico, como la mekuania, ese bastón con mango en forma de T que usan los sacerdotes y dabtaras (foto032), o el plumero espantamoscas hecho con pelo de mono blanco, con que los sirvientes espantaban las moscas que se acercaban al faraón y que en Etiopía usan para limpiar de polvo iconos, libros y objetos sagrados (foto048).
   El lago Tana es surcado con frecuencia por canoas de pesca, las tanquas, fabricadas con tallos trenzados de papiros. Con su proa y popa puntiagudas, el perfil de estas canoas es idéntico al de las embarcaciones nilóticas que podemos ver en relieves, maquetas y pinturas del Egipto de los faraones.
   Las reminiscencias de esta región con la antigua civilización faraónica son constantes, y ponen de manifiesto la estrecha conexión que siempre hubo –vía Nilo Azul o vía Mar Rojo– entre Etiopía y Egipto.

 

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FotoCD131
   
El país del Nilo Azul

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Fotografías: Eneko Pastor, Agustín Gil

   


   

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