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Hay paisajes en nuestro planeta que pocos ojos humanos tienen el privilegio de poder contemplar: los paisajes que albergan las cuevas y simas en las profundidades de la corteza terrestre. El mundo subterráneo esconde maravillas difíciles de imaginar e imposibles de describir con palabras, que sólo un espeleólogo, si está provisto de cámara, luces y suficiente voluntad, puede llegar a captar y mostrarnos, para recreo de nuestra vista. fotoAleph tiene el placer de presentar esta exposición de fotos de espeleología, dentro de la temática de fotografía de la Naturaleza, que también tiene su lugar en esta web. Una exposición colectiva con ánimos de ir creciendo con el tiempo, pues está abierta a nuevas colaboraciones. Fotografías: Luis Moreno, Fidel Moreno y Agustín Sancha 36 fotografías on line |
Indice de textos 1 El producto de una doble afición 2 Otros mundos que están en éste 3 El tiempo, gran escultor 4 Laberinto de tinieblas 5 Escenarios mitológicos 6 Cuidemos las cuevas 7 Una exposición colectiva y abierta Enlaces a webs de espeleología Bibliografía |
Indices
de fotos Indice 1 Cuevas de Basaura, Espoz, Iribas, Akuandi, Los Cristinos Indice 2 Cuevas de Los Cristinos, Diablozulo, Lanz Indice 3 Cuevas de Lanz, Los Candelones, Orillares, Contrebia Leukade |
1. El producto de una doble afición |
Vi una
pequeña esfera tornasolada, de casi
intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego
comprendí que ese movimiento era una ilusión producida
por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El
diámetro del Aleph
sería de dos o tres centímetros, pero el espacio
cósmico estaba ahí, sin disminución de
tamaño. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto... (Jorge Luis Borges, extractos de El Aleph) Vi un laberinto roto, cortado por simas y precipicios, compuesto de túneles que se bifurcan en otros túneles, que a su vez se ramifican y entrelazan hasta conformar un caos inextricable. Vi en medio de la oscuridad reinante minotauros y seres fantásticos, zoomorfos y antropomorfos, que aparecían a la luz de nuestras linternas y se transmutaban unos en otros al igual que hacen las nubes cuando fijamos en ellas nuestros ojos. Vi que esos laberintos y esas figuras eran creaciones de la tierra, el agua y el aire interactuando en las entrañas de la corteza terrestre bajo la batuta del mayor de los escultores: el tiempo. Vi al murciélago, ubicuo habitante de las profundidades, revoloteando sobre nuestras cabezas. Vi otros mundos que están en éste: los paisajes de las cavernas. |
A partir de la
unión
casual de un grupo de amigos de varias edades, algunos jóvenes y
otros de los de 'a la vejez viruelas', pero viejos amantes de la
Naturaleza
todos ellos, ha surgido una pequeña peña a la que nos ha
dado por explorar cuevas. No sabemos cuántos somos; el
número
de miembros suele oscilar entre dos y nueve personas por
excursión,
y ello suele depender de vicisitudes como la crianza de los hijos de
algunos,
el calendario laboral de los más, y los múltiples
compromisos
de la vida diaria, que nos deparan con menos asiduidad de la que
quisiéramos
el placer de poder juntarnos, encasquetarnos el frontal y sumergirnos
en
las profundidades de una nueva caverna. Sabemos, sin embargo, que cada
vez que lo hagamos vamos a vivir una experiencia nueva e inolvidable,
pues
no hay dos cuevas iguales y todas nos reservan sorpresas. Lo sabemos y
lo sentimos con un intenso estremecimiento cada vez que cruzamos el
umbral
de la oscura boca de otra cueva, cuando pasamos de la luz del
día
a la completa negrura de la eterna noche de los interiores de la
tierra. ![]() A medida que exploramos nuevas cuevas experimentamos nuevas técnicas y triquiñuelas para intentar fotografiar los paisajes cavernícolas. Hacemos pruebas con los tiempos de exposición. Colocamos puntos de luz indirectos en diversas zonas de la cueva para resaltar el claroscuro de las estalactitas o para aumentar el efecto de profundidad. Nada en el mundo subterráneo funciona como en el mundo exterior. Tampoco la fotografía. Nuestras dudas en la práctica de esta disciplina las suplimos con grandes dosis de entusiasmo. Y es que hay que tenerlo ya sólo para atreverse a arrastrar la cámara y los restantes aparatos del equipo por una larga gatera llena de barro, tras haberlos bajado rapelando por una resbaladiza sima, y cuando ya el fotógrafo está rebozado de lodo como una croqueta, tener el humor de sacar de la mochila los delicados trastos, colocar el trípode en una posición inestable y enmarcar con la cámara un encuadre imposible, para fotografiar un túnel infotografiable. El mérito de la foto ya no está sólo en su contenido visual intrínseco, el mérito está en haber llegado hasta allí. Y que le quede a uno resuello para dispararla. Nos gustan las cuevas. Nos gustan las fotos. Del amor mutuo entre estos dos hobbies ha nacido una pequeña colección de imágenes del mundo subterráneo que fotoAleph nos invita a exhibir en esta exposición virtual. Un fondo documental que irá aumentando, estamos convencidos, porque éstas son de esas actividades que no se dejan; bien al contrario, cada cueva que descubrimos nos parece siempre más bella e impresionante que la anterior, y nuestra capacidad de admiración es permanentemente renovada por los sobrecogedores ambientes, los increíbles y siempre inesperados escondrijos que alberga la corteza terrestre bajo sus entrañas. Indice de textos |
2. Otros mundos que están en éste |
![]() Sólo en Navarra hay más de un millar de cuevas, simas y oquedades identificadas, y se calcula que otras tantas por clasificar. De habitual sus entradas no son fáciles de encontrar, pero el esfuerzo invertido en hallarlas tiene su recompensa. Los agujeros están ahí, oscuros, misteriosos, atrayentes como un imán, invitando a la aventura, esperando con sus fauces abiertas de par en par a quien se atreva a dar el paso y penetrar. Aquél que supere esa fobia a la oscuridad, ese innato temor a lo desconocido, obtendrá como premio el descubrimiento, prodigioso y a la vez inquietante, de un mundo paralelo que nada tiene que ver con el de la superficie. Sin siquiera pronunciar 'ábrete, sésamo', se nos abre la cueva de Alí Babá, con todos sus tesoros dentro, y uno se siente como el protagonista de aquel cuento de las Mil y Una Noches que, tras recorrer el mundo entero en busca de un tesoro, terminó por encontrarlo en el sótano de su propia casa. Indice de textos |
3. El tiempo, gran escultor |
Puede que la
Naturaleza imite
al arte, pero el arte que la Naturaleza produce en las cavernas es
anterior
a todas las artes. Y no nos referimos en este caso a las pinturas
rupestres
que los hombres del auriñaciense o magdaleniense dejaron
inmortalizadas
en los abrigos rocosos de Altamira o Lascaux, de Santimamiñe,
Altxerri
o Ekain, sino al arte que han ido creando los milenios con elementos
como
la tierra, el agua y el aire interactuando en el mundo perdido del
subsuelo.
Allí estaban ya las formas orgánicas de la arquitectura
de
Gaudí millones de años antes que Gaudí. Las
texturas
de Tapies, las estudiadas variaciones cromáticas de Kandinsky,
las
aleatorias manchas de Pollock y todas las combinaciones que la pintura
abstracta o el informalismo puedan plasmar en papel, lienzo o mural,
están
ahí dentro, invisibles en su mayor parte para el ojo
humano. ![]() Los destellos titilantes de la superficie granulada de las calcitas, las irisaciones que desprenden los rayos luminosos al atravesar las rocas translúcidas, las insólitas coloraciones producidas por los óxidos metálicos al filtrarse y tintar las coladas, que a su vez multiplican sus reflejos en lagunas y gours de aguas cristalinas, componen un escenario feérico, inverosímil, por el que el explorador transita con el ánimo inmerso en una especie de sortilegio. Sumemos a esto el fondo sonoro: el tenaz repiqueteo de las gotas de agua que caen de los techos; las distintas notas musicales, de distintos tonos y timbres, que emiten al ser golpeadas como un instrumento de percusión esas estalactitas planas y onduladas en forma de telas, cortinas o banderas, cuando nos da por improvisar una jam-session de 'música de las cavernas'; los silencios ominosos de los más profundos túneles, en los que la ausencia de sonido es sólo equiparable a la total ausencia de luz, el negror impenetrable de la oscuridad absoluta (sensación que experimentamos en cada visita de una forma ritual cuando alguien propone: 'apaguemos todas las linternas'); la cavernosa acústica de las bóvedas, en las que el menor rumor choca, resuena y se amplifica, convirtiendo el sonido de una pequeña caída de agua de un arroyo subterráneo en el pavoroso rugido de una gigantesca catarata. No, esto no es una exposición; es más bien una performance. Indice de textos |
4. Laberinto de tinieblas |
La visita a una
cueva tiene
mucho de psicológico. La primera impresión es la de un
inmenso
salto atrás en el tiempo, un brusco flashback a eras
geológicas
primigenias, anteriores a la aparición del hombre en la Tierra.
No es improbable que estemos sintiendo lo que sentían los
primitivos
hombres de las cavernas, nuestros ancestros, cuando penetraban en esos
espacios tenebrosos que para algunos eran santuarios, un territorio
mágico
y sagrado, y, para otros, bocas de acceso al inframundo. La
sensación
de peligro se magnifica con la oscuridad y con lo ![]() Son miedos a ir superando, pues los peligros verdaderos suelen ser de otra índole. Por ejemplo, la posibilidad de desorientarse y perderse en los intrincadísimos laberintos que horadan el mundo subterráneo, de una complejidad que Dédalo no pudo llegar a soñar en sus peores pesadillas. Las galerías no sólo se bifurcan y se ramifican, sino que suben y bajan y se cruzan y se entrelazan en un caos multidimensional inextricable. A veces se cortan por un precipicio que hay que bajar con cuerdas o que simplemente nos impide el avance. A veces el agujero por el que continuar se abre en el techo o en el rincón más inesperado de una cascajera. Aquí nuestro hilo de Ariadna está en la extremada atención que hay que poner en ir tomando referencias de los diversos accidentes del recorrido y memorizarlos para después poder encontrar el camino de regreso. En estos hondos parajes con frecuencia nos vienen a la mente las aventuras subterráneas de los personajes de la novela de Verne 'Viaje al centro de la Tierra', y solemos bromear al respecto con que cualquier día encontraremos en lo más profundo de una cueva el esqueleto tumbado de un explorador pionero señalándonos con el dedo el rumbo a seguir para hallar la salida. La salida a la luz del día, tras varias horas inmersos en las tinieblas, es siempre un momento cegador y glorioso, que llena nuestros pechos de júbilo y suprime de un manotazo nuestras inquietudes, como el sol disipa las neblinas matinales. Salimos magullados, sudorosos y cubiertos de barro, pero a la vez tan contentos, tan alborozados de volver a ver el cielo, que el gozo nos revienta por las cinchas de los arneses. Mañana notaremos las agujetas, pero de momento lo que sentimos es un hambre voraz. Fuera nos esperan un buen almuerzo y un reconfortante café, que hemos dejado preparados en el coche para la vuelta. Indice de textos |
5. Escenarios mitológicos |
En el País
Vasco, como
en otras partes, las cuevas han sido históricamente escenario y
caldo de cultivo para toda clase de mitos y leyendas. Los
cavernamientos
están asociados al mito primordial de la Madre-Tierra, a la
fecundidad,
a la generación de tormentas. Con frecuencia son residencia de
genios
y seres fantásticos como la diosa Mari o Basajaun, el
señor
de los bosques. Los mismos nombres de algunas cuevas lo anuncian:
Maritxulo,
Basajaunetxea, Diablozulo... Es célebre la 'Cueva de las Brujas'
de Zugarramurdi (ver foto21
en Paisajes de las Cavernas 3), lugar donde se dice se
reunían
los brujos y brujas de la comarca para celebrar sus akelarres.
Escuchemos
al aita Barandiaran: ![]() "En el interior de la Tierra existen comarcas inmensas, donde corren ríos de leche; pero son inaccesibles al hombre, mientras éste viva en la superficie. Con ellas comunican ciertos pozos, simas y cavernas, como el pozo Urbión, las simas de Okina y de Albi y las Cuevas de Amboto, de Muru y de Txindoki. De tales regiones subterráneas proceden ciertos fenómenos atmosféricos, principalmente las nubes tempestuosas y los vientos huracanados (...)' 'En el interior de la Tierra tienen su morada muchos genios de la mitología vasca, sobre todo los que adoptan figuras de animales y antropomórficas (...) En la gruta de Zelharburu (Bidarray), Mari se halla representada como una columna estalagmítica que semeja un torso humano (...) La morada ordinaria de Mari son las regiones situadas en el interior de la Tierra. Pero estas regiones comunican con la superficie terrestre por diversos conductos, que son ciertas cavernas y simas. Por eso Mari hace sus apariciones en tales lugares con más frecuencia que en otros. A este propósito se señalan varios antros donde el numen se ha dejado ver en ocasiones que todavía se recuerda (...) Créese, en general, que las habitaciones de Mari se hallan ricamente adornadas y que en ellas abundan el oro y piedras preciosas. En la cueva de Aketegui las camas son de oro (...) Según refieren en Zarauz, en la cueva de Amboto, donde aparece Mari muchas veces, existen objetos que parecen oro; pero que, al sacarlos fuera, se convierten en palos podridos (...) El que penetra sin ser invitado en las cavernas de Mari y el que se apodera indebidamente de algún objeto que pertenece a ella, es luego castigado o amenazado con castigo. Un muchacho que robó una cantimplora de oro que había junto a la cueva de Amboto, fue arrebatado de su casa en aquella misma noche, desapareciendo para siempre. Unos cazadores que lanzaron piedras a la sima de Gaiztozulo, que es una de las guaridas de Mari en la región de Oñate, fueron derribados luego por un viento y una nube que salieron de ella. Una mujer robó un peine de oro en la cueva de Otsibarre (Camou) y en aquella misma noche una heredad o pieza de labrantío perteneciente a ella fue totalmente cubierta de piedras (...)' 'En la época romana debía estar tan extendida como hoy esta mitología subterránea en nuestro país, pues hemos hallado en las cuevas de Isturitz, de Santimamiñe, de Sagastigorri y de Covairada monedas romanas que, de acuerdo con la costumbre de aquel tiempo, habían sido lanzadas a tales lugares para lograr la protección de los genios cavernarios (...) Además la Tierra contiene tesoros, según creencia muy extendida. Se señalan las montañas y las cuevas en las que está guardado un pellejo lleno de oro; pero las coordenadas del lugar exacto donde se halla tal depósito no se precisan nunca. ¡Cuántas veces los campesinos excavaron inútilmente en Urrezulo de Atáun, en la cueva de Mairulegorreta, en el alto de Maruelexa (Navarniz) y en la cima de Larrune! Y en las cuevas de Balzola (Dima), de Iruaxpe (Goronaeta) y de Putterri! (...)" (Extractos de 'Mitología Vasca', de
José
M. de Barandiaran). Fuera del País Vasco también surgen de las cavernas este tipo de mitos recurrentes. No hace mucho visitamos la sima-cueva de Los Candelones, en la provincia de Soria, que también posee su leyenda de tesoros ocultos. La puso en versos Pausilipo Oteo, un pastor de Santa María de las Hoyas que había explorado la sima en su juventud: |
"No hay noticia de
persona que halla llegado al final; ni ver la puerta de bronce que dicen que dentro hay. Desde tiempos de Viriato pasando por el Islam, de boca en boca ha llegado: -la puerta que hay que pasar, tiene un letrero que dice: |
'Entrarás, entrarás, pero
no saldrás'. La cerda con sus cerditos que tanto ha dado que hablar, dicen que es de oro macizo como no se vio jamás; y que dichos animales, dentro de la sala están esperando que alguien llegue que se los quiera llevar. |
Así las
generaciones van pasando sin cesar transmitiéndose la voz como si fuera un cantar: 'Para llegar al tesoro el letrero hay que cruzar, ése que dicen que dice: '¡Entrarás, entrarás... pero no saldrás!'" |
Hemos de confesar que no pudimos confirmar la
veracidad
de la leyenda en nuestra incursión a Los Candelones, pues
tampoco
nosotros llegamos al final. Al menos pudimos salir. Indice de textos |
6. Cuidemos las cuevas |
Como siempre hay
que estar
peleando por lo que debería ser obvio, no podemos concluir este
escrito sin repetir una vez más que las cuevas constituyen un
patrimonio
de todos, un tesoro geológico que nos ha legado la Naturaleza y
que, por tanto, tenemos la obligación de ![]() Duele en lo más hondo visitar una cueva y comprobar las masacres perpetradas por estos depredadores de nula conciencia ecológica, que han llegado a arrasar verdaderos bosques de columnas, dejando sólo en suelos y techos los arranques de las formaciones, como tocones de árboles talados. El destrozo es aún más sangrante cuando podemos contrastarlo con la increíble variedad, la onírica belleza y la frágil delicadeza de los conjuntos líticos que han podido conservarse intactos en cuevas que –por su difícil acceso o por estar cerradas al público (pagando en este caso justos por pecadores)– se han salvado de la irrupción de los vándalos. Añadamos que deberían también abstenerse de penetrar en las cavernas esos cavernícolas mentales que gustan de inmortalizar su visita pintarrajeando graffiti en las paredes, del tipo 'Abundio estuvo aquí' o del tipo 'Bartolo ama a Pepita' (mensaje urgente de nuestra parte a la susodicha: 'Pepita, piénsate si te conviene un novio tan burro'). La única inscripción que nos ha hecho gracia en una cueva (pero ni aún así la justificamos) es una que encontramos en lo más al fondo del fondo de una estrecha y profunda grieta de una de las cuevas-mina de Lanz, por la que nuestros cuerpos a duras penas podían avanzar en posturas imposibles, reptando tumbados y de lado, y que decía: 'Acojona, ¿eh?'. |
7. Una exposición colectiva y abierta |
![]() La pequeña muestra de fotos que exponemos virtualmente en fotoAleph no es sino una mínima selección de imágenes de cuevas en su mayor parte ubicadas en Navarra, y algunas de Soria y la Rioja, obtenidas por varios fotógrafos. Las cuevas exhibidas no son ni las más importantes ni las más representativas de sus respectivas zonas. Algunas son más conocidas, otras menos, pero todas tienen sin duda su duende, su encanto único e intransferible. Como no queremos fomentar la visita indiscriminada y masiva a las cuevas, sino sólo dar una ligera idea de los tesoros que tenemos cerca y poca gente conoce, hemos eludido conscientemente proporcionar información sobre los emplazamientos exactos de las cavidades, limitándonos a mencionar de forma genérica los macizos kársticos en que se hallan ubicadas, sin más referencias para su localización. Los verdaderos aficionados a la espeleología ya sabrán dónde preguntar para encontrarlas. Como criterio de selección de las fotos hemos primado los aspectos visuales, el intento de captar la singular belleza de los criptopaisajes, por encima de otros aspectos de tipo científico o didáctico, que serían más propios de otro lugar. Se trata de una colección incipiente, pero con ánimo de crecer. Está abierta a otras colaboraciones. Nuestra intención es que esta página sea el germen de una exposición colectiva permanente, que se vaya poco a poco enriqueciendo con aportaciones de más fotógrafos, incorporando imágenes de otras cuevas de no importa qué lugares o qué países, ya que el mundo subterráneo no tiene fronteras. Animamos desde aquí a todos los fotógrafos con temas semejantes (sean o no espeleólogos profesionales) que deseen exhibir sus trabajos en internet, a sumarse a la idea. Usted pone las fotos, nosotros la plataforma técnica para poder enseñarlas al mundo. Para conocer las condiciones, consulte en esta misma web nuestra Propuesta de colaboración con fotógrafos. O infórmese directamente, enviando un e-mail a fotoAleph: info@fotoaleph.com Indice de textos |
Paisajes
de las cavernas (2). Exposición colectiva
Otras 48 fotografías de motivos
espeleológicos.
Paisajes
de las cavernas (3). Exposición colectiva
Otras 62 fotografías de motivos
espeleológicos.
Viajes
dentro de la Tierra. Fotografía espeleológica
Otras 60 fotografías de motivos
espeleológicos.
De
Profundis. Fotografía espeleológica
36 fotografías del fotógrafo y
espeleólogo italiano Cesare
Mangiagalli, de cuevas de Italia, Suiza y México.
fotoAleph:
Cavernas de Colombia
Las cuevas 'El Edén' y 'Los Guácharos'.
Fotografías: Iván
Camilo González.
fotoAleph:
Cuevas de Bhimbetka
Prehistoria del arte en la India.
Don
Quijote, pionero de la espeleología
De cómo bajó Don Quijote a la sima de
Montesinos.
De lo que vio Don Quijote allí dentro. Sancho Panza,
espeleólogo
por accidente. En fotoAleph.
Amaya
o las cuevas en el siglo XIX
La cueva del dragón de Aralar, la leyenda de
Teodosio
de Goñi, la búsqueda del tesoro de Aitor, y los
orígenes
de la raza vasca, rastreados a través de la novela 'Amaya o los
vascos en el siglo VIII', en fotoAleph.
Las
lecciones de abismo del profesor Verne
La novela 'Viaje al centro de la Tierra' a la luz de la
espeleología. En fotoAleph.
Las
Cavernas Fantásticas
Antología de las cuevas, grutas y simas que
perforan con sus negros agujeros las páginas de la literatura
universal. En fotoAleph.
Mineralizaciones
de las cuevas de Lanz (Navarra)
Fotografías de cristalizaciones y estalactitas
excéntricas y aciculares, en la cueva de Basajaunetxea, en Lanz,
Navarra (Reserva Natural). Fotos: María Victoria López
Acevedo
(1976).
Cueva
de Los Cristinos (Navarra)
Fotografías de la cueva de Los Cristinos (Sierra
de Urbasa, Navarra).
Espeleofoto
Fotografías del mundo subterráneo.
The
Virtual Cave
Selección de fotografías de cuevas de todo
el mundo (cuevas de disolución, de lava, de erosión y
marinas)
alojada en la web Good Earth Graphics.
Speleo-foto
Web alemana de espeleología, con galerías
de fotos.
Bibliografía consultada:
- Barandiaran, José M. Mitología Vasca
(Biblioteca Vasca, Ediciones Minotauro, Madrid, 1960)
- V.V.A.A. El Mundo Subterráneo en Euskal
Herria.
Geografía del karst. Cultura. Criptopaisajes (Editor: Txomin
Ugalde, Editorial Ostoa, S.A., Lasarte-Oria, 1997)
PAISAJES DE LAS CAVERNAS
Exposición colectiva
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Indices
de fotos Indice 1 Cuevas de Basaura, Espoz, Iribas, Akuandi, Los Cristinos Indice 2 Cuevas de Los Cristinos, Diablozulo, Lanz Indice 3 Cuevas de Lanz, Los Candelones, Orillares, Contrebia Leukade |
PAISAJES DE LAS CAVERNAS
Exposición colectiva
© Copyright fotoAleph. Todos los derechos reservados
www.fotoaleph.com
Fotografías:
© Luis Moreno
© Fidel Moreno
© Agustín Sancha
Realizadas en diversas cuevas de Navarra, Soria y La Rioja (2001-2002)
fotoAleph