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 Los geoglifos de Nazca
Nazca
  
   Nuestro planeta está lleno de misterios que la ciencia no ha sabido todavía desentrañar. Uno de los enigmas arqueológicos más intrigantes y que más controversias suscita es el de los geoglifos de Nazca.
   Más de mil años antes de la llegada de los españoles a América floreció en el Perú una civilización autóctona, conocida como 'los nazcas', cuyos miembros se dedicaron durante siglos a trazar en las desérticas planicies de su territorio un sinfín de líneas rectas de kilométrica longitud, así como enormes dibujos representando hombres, animales y plantas, que solo podían ser apreciados en su integridad vistos desde el cielo.
   ¿Para qué fueron creadas estas líneas y figuras? ¿Qué significan?

  
  
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Una cultura prehispánica
El mayor calendario del mundo
Otros geoglifos

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   En el ámbito de la tierra hay formas antiguas, formas incorruptibles y eternas; cualquiera de ellas podía ser el símbolo buscado. Una montaña podía ser la palabra del dios, o un río o el imperio o la configuración de los astros.
  
   Jorge Luis Borges. La escritura del dios

  
  

  
Una cultura prehispánica
 
Nazca
   Nazca es el nombre con que se conoce a una de las culturas prehispánicas que florecieron en las tierras del actual Perú. Aunque los historiadores difieren a la hora de proponer una cronología, parece probado que la cultura Nazca se desarrolló entre aproximadamente el año 200 a C y el 600 d C, durante el llamado Periodo Intermedio Temprano.
    Los nazcas eran los descendientes de una gran civilización en declive: los paracas. Se asentaron ligeramente más al sur que éstos, en la costa meridional de Perú (en el actual departamento de Ica, a unos 400 km al sur de Lima), en un entorno geográfico hostil, rico en minerales pero con escasos recursos básicos como el agua
(foto01). La mayor concentración de asentamientos se dio en las cuencas del río Nazca (de ahí el nombre) y sus cinco afluentes principales, incluyendo los valles de Pisco, Chincha, Ica, Palpa y Acarí. Los cauces de estos ríos generan auténticos oasis fluviales, tierras de cultivo que cortan con sus franjas de verdor el pardo secarral del desierto.
   Observando los movimientos de los astros, los nazcas sabían cuando tenían que empezar sus tareas agrícolas, y esto formaba parte de su visión religiosa del mundo. Para poder sobrevivir, aprendieron a prevenir los desastres naturales causados por el fenómeno meteorológico de El Niño (que cada 10 años ocasiona cambios climáticos y hace desbordarse los ríos y canales).
   Practicaban el culto a los muertos, y como los Chavín y paracas, adoraban, entre otros, a un dios con aspecto de felino. La iconografía religiosa de los nazcas desarrolló un elemento heredado de los paracas: las cabezas-trofeo. Se trata de cráneos humanos que cuelgan de una cuerda a modo de trofeos de guerra; algunos arqueólogos creen que su función era de servir de ofrenda a los seres míticos.
Nazca   La extraordinaria calidad y fantasía de sus trabajos en joyería y metales preciosos, su cerámica y sus tejidos demuestran el espléndido desarrollo cultural que alcanzaron los nazcas. El estilo artístico Nazca deriva claramente del estilo Paracas. La manufactura textil de los nazcas incorporaba a sus tejidos determinadas figuras que apenas se diferenciaban de los motivos de las prendas de vestir de los paracas. Lo mismo ocurre con la cerámica, elaborada con gran fantasía y brillantez, y con parecidos motivos iconográficos policromados (por ejemplo representaciones antropomorfas del llamado ser oculado), en los que llegaban a utilizar hasta seis y siete colores. Su calidad es comparable a la de la magnífica cerámica de la contemporánea cultura Moche. La forma predominante es el vaso de dos pitorros unidos por un asa curva, que desciende de los recipientes paracas. Algunas vasijas adoptan la forma de cabeza-trofeo o plasman repetidamente este motivo en su decoración. Aparecen también pintados cóndores, halcones antropomorfos, pájaros, peces y frutas, seres humanos y seres diabólicos.
  
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   Son pocas las obras arquitectónicas que han sobrevivido de la civilización Nazca, ya que los edificios más importantes eran construidos en adobe, mientras que las viviendas eran chozas de cañas cosidas. La estructura más monumental que, aunque muy arruinada, aún se conserva es la pirámide escalonada de Cahuachi, una de las seis pirámides que hubo en el lugar. Cahuachi, situado en el valle del Nazca, sería un centro ceremonial y probablemente la capital de un temprano principado en expansión, que pronto cayó en declive y fue abandonado. La pirámide, que alcanzaría en su época los 20 m de altura, está formada en parte por un promontorio natural, que fue aterrazado y revestido de adobes. Alrededor de la misma se construyeron plazas, estancias y sepulturas.
   Dada la escasez de lluvias de la región (solo llueve media hora cada dos años), los nazcas se tuvieron que emplear a fondo en el desarrollo de sistemas que permitieran el máximo aprovechamiento del agua para la irrigación de los terrenos cultivables. Construyeron así canales a cielo abierto y también acueductos subterráneos, que filtraban el agua de la capa freática del subsuelo para conducirla a cochas o depósitos, desde los cuales se regaban los campos. Estos canales subterráneos estaban comunicados con la superficie por alineaciones de ojos de agua o jagüeys, unos curiosos pozos provistos de rampas helicoidales que posibilitaban descender al interior del canal para proceder a su mantenimiento
(foto12). Tras casi dos mil años, algunos de estos canales siguen en funcionamiento y son usados hoy día por los agricultores del lugar.
   Con el tiempo la cultura de los nazcas decayó y su territorio fue conquistado por un grupo de gentes venidas del sudeste, los wari. Esta nueva civilización dominó la región antes que los incas, imponiendo a sus habitantes su modo de vida y sus creencias religiosas.


  
  
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El mayor calendario del mundo
 

   Con todo, las realizaciones más sorprendentes de la sociedad nazca, mundialmente conocidas, fueron los geoglifos que dibujaron en las áridas llanuras del sur del Perú.
Nazca   Los geoglifos de Nazca se concentran en un área desértica de 450 km2 que comprende las pampas de Jumaná y San José, al noroeste de la moderna ciudad de Nazca, cerca del terreno cultivable pero nunca dentro del mismo. Estas líneas, trazadas en la superficie de la tierra y que solo pueden ser vistas íntegramente desde el cielo, constituyen, por su tamaño, cantidad y naturaleza, uno de los mayores enigmas arqueológicos del mundo.
   Un buen número de geoglifos representa criaturas vivientes, seres imaginarios y plantas estilizadas, así como figuras geométricas de varios kilómetros de longitud.
   La concentración y yuxtaposición de líneas, así como su continuidad cultural a lo largo del tiempo, demuestran que su trazado fue una actividad importante y de larga duración, que involucró a miles de personas durante sucesivas generaciones.
   El desierto costeño y las estribaciones bajas de los Andes están cubiertos de una capa de guijarros, grava y arena ferruginosa que ha adquirido con el tiempo una pátina oscura. El procedimiento que usaron los nazcas para trazar sus líneas y glifos consistía en retirar en determinadas zonas la capa superficial de grava para dejar al descubierto el estrato subyacente, que era de tono más claro y contrastaba por tanto con el del terreno circundante, pudiendo así dibujar sobre el suelo inmensas figuras y kilométricas líneas que solo podían ser apreciadas en su integridad a vista de pájaro. De hecho no fueron redescubiertas hasta principios del siglo XX, gracias al desarrollo de la aviación.
    Sobre el propósito y significado de estos geoglifos no existe todavía una explicación definitiva. La incógnita continúa. La hipótesis más recurrente que plantean los arqueólogos es la de que tenían funciones rituales y astronómicas. Las líneas pudieron haber sido caminos sagrados, orientados hacia puntos del horizonte por el que salían o se ponían determinados cuerpos celestes, y servirían asimismo para estudiar los movimientos de los astros y planetas. Las figuras podrían representar algo semejante a los signos del zodíaco del Viejo Mundo, designando estrellas o constelaciones. Investigaciones más recientes cuestionan, sin embargo, las teorías astronómicas y hablan más de ritos asociados a la agricultura para propiciar la fertilidad de las tierras. Las rectas funcionarían como telares y las figuras tendrían un carácter protector.

  
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Nazca   El hecho de que estas líneas y dibujos solo puedan ser distinguidos con propiedad desde el aire, sobrevolando en avioneta las pampas, ha alimentado toda clase de especulaciones en el ámbito de la 'arqueología-ficción', como por ejemplo que eran señales para extraterrestres, pistas de aterrizaje para aeronaves, etc.
   No es descabellado, sin embargo, suponer que los nazcas deseaban que su obra se viera desde el cielo, dado que –mito que han compartido muchas civilizaciones a lo largo de la historia– allí estaba la sede de los dioses.
    En 1926, el arqueólogo peruano Toribio Mejía Xespe fue el primero que estudió estas líneas, y en 1939 presentó sus investigaciones en el Congreso de Americanistas de Lima. Sacó la conclusión de que las líneas de Nazca tenían un propósito mágico-religioso. Podrían ser un tipo de ofrenda ritual a los antepasados o a los dioses precolombinos del cielo o de las montañas. Estos dioses, según las tradiciones andinas, controlaban los fenómenos meteorológicos, y serían por tanto objeto de ritos propiciatorios con el fin de asegurar los regadíos y las cosechas, pues el agua era un bien sumamente preciado en una zona caracterizada por su extrema aridez.
   Paul Kosok, un antropólogo estadounidense de la Universidad de Long Island, empezó a estudiar las líneas en 1939. Presenció el solsticio en 1941, comprobando que algunas líneas convergían hacia el punto del horizonte donde salía o se ponía el sol en esa fecha. Dedujo así que las líneas tenían un propósito astronómico, y afirmó que en conjunto conformaban 'el calendario astronómico a mayor escala del mundo'. Volvió a su país y animó a su asistenta, la arqueóloga germana María Reiche, a continuar sus estudios iniciales y encontrar más líneas de solsticio.
Nazca   Comenzando en 1946 sus investigaciones sobre las líneas de Nazca, María Reiche descubrió nuevos dibujos figurativos, y fue capaz de medir y cartografiar triángulos, trapecios, cuadrados, espirales, zigzags y centros radiales desde los que partían muchas de las líneas para conducir hacia puntos concretos del horizonte. Estableció una relación entre la posición de los geoglifos y la de los astros. Consideró que todas estas huellas constituían una especie de escritura simbólica. "Los dibujos geométricos, inspeccionados más a fondo, dan la impresión de una escritura cifrada, en la cual las mismas palabras están a veces escritas en enormes letras, y otras veces en caracteres diminutos" (María Reiche, Mystery on the Desert). Demostró que los nazcas habían utilizado este mapa geo-astronómico como un calendario agrícola, con el fin de saber cuándo empezaba cada estación, cuál era la mejor época para cosechar y cuándo llegaban las lluvias. Tras varios años de indagación, descubrió la unidad de medida utilizada para trazar los dibujos, que llamó 'metro peruano'. El museo María Reiche, situado en las mismas pampas de Nazca, recoge el legado de esta ilustre arqueóloga, prosiguiendo sus esfuerzos encaminados a la protección de los geoglifos.
   En 1995 los geoglifos de Nazca fueron designados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
  

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   Grosso modo los geoglifos de Nazca pueden clasificarse en dos categorías.
   La primera categoría serían las líneas propiamente dichas. Estas 'líneas', que en realidad son bandas de diferentes anchuras, cruzan las pampas de Nazca en todas direcciones, entrelazándose entre sí y solapándose a menudo con los dibujos figurativos. A pesar de su extraordinaria longitud, las bandas son de tal rectitud y precisión que se dirían trazadas con regla, lo cual pone de manifiesto el avanzado conocimiento que tenían los nazcas de las técnicas topográficas. Algunas 'líneas' tienen varios kilómetros de largo y diseñan toda clase de figuras geométricas: ángulos, triángulos, rectángulos, trapecios, ondas, espirales
(foto11)... Otras irradian de un punto central o lo circundan (foto02). Estos centros radiales podrían servir, según Kosok, para observar los ortos y los ocasos del sol y la luna, y tendrían especiales connotaciones religiosas, realizándose en ellos ofrendas sagradas. Los triángulos y cuadriláteros serían los lugares donde se emplazaban los clanes durante la ceremonia.
   La segunda categoría es la formada por representaciones de figuras –en estilo esquemático, pero claramente reconocibles– con motivos antropomorfos, zoomorfos y botánicos. Se han detectado unas 70 figuras de esta clase. La mayoría consiste en pájaros, insectos y otros animales. Entre los ejemplares mencionaremos:
Nazca   - Una figura antropomorfa (de 35 m de alto) trazada en la ladera de una colina, llamada popularmente 'el astronauta'
(foto08). Para María Reiche esta figura representa al 'hombre lechuza', uno de los motivos de la cerámica Nazca.
   - Una figura fantástica (de 50 m) con dos manos humanas de cuatro y cinco dedos.
   - Una araña (de 46 m de longitud,
foto04).
   - Un mono (de 80 m), con la cola enrollada en espiral
(foto03). Está identificado con la Osa Mayor. Es éste un motivo insólito para estas tierras, pues el árido desierto costeño del Perú no es un hábitat adecuado para los simios, animal más propio de la selva amazónica. Lo cual no impide que haya en la zona otras representaciones de monos, como la de las chullpas incaicas de Cutimbo (en este caso con la técnica de relieve, ver foto de la colección de fotoAleph Los incas) en la región del lago Titicaca.
   - Una orca o 'ballena asesina' (65 m
, foto09), motivo que también aparece con frecuencia en la cerámica nazca, no solo como elemento decorativo, sino en la forma tridimensional de ciertas vasijas).
   - Un colibrí (70 m,
foto05). Este pájaro, abundante en Perú, poseía connotaciones místicas por su belleza, su combatividad y sus asociaciones solares.
   - Un guanay o pájaro de guano, identificado también como un alcatraz y como un flamenco. Con sus 280 m, es el geoglifo figurativo más grande de Nazca.
   - Un cóndor (120 m
, foto06).
   - Un loro (230 m
, foto07).
   - Un pájaro fregata.
   - Un pelícano.
   - Una pareja de llamas.
   - Un perro (50 m).
   - Un lagarto.
   - Figuras que representan árboles (uno de 70 m
, foto10), plantas o flores.
   - Figuras de objetos cotidianos, como telares y tupus (broches ornamentales).
   Gran parte de estos motivos iconográficos aparecen con frecuencia en la decoración de las piezas de cerámica y manufactura textil de los nazcas, resuelta con el mismo estilo geométrico y esquematizado.

  
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Otros geoglifos

   Geoglifos similares a los de Nazca han sido hallados en otros puntos de la costa sur peruana, y también al norte de Chile:
  
   - Los geoglifos de Palpa ocupan un área de 90 km2 al noroeste de las pampas de Nazca, en la cuenca del Río Grande, y constituyen la segunda concentración más grande de geoglifos del Perú. Sus motivos y rasgos estilísticos son muy similares a los geoglifos de Nazca, pues fueron realizados por miembros de la misma cultura.
  
   - En la bahía de Paracas (180 km al norte de Nazca) puede verse trazado sobre una duna el llamado 'Candelabro', un estilizado dibujo de árbol cuyo porte recuerda a un candelabro. Se desconoce su datación.
  
   - En el valle de Chincha (200 km al sur de Lima), centro de la cultura Paracas, se han encontrado recientemente geoglifos trazados varios siglos antes que los de Nazca. Realizadas con alineaciones de piedras de tono diferente al del terreno circundante, las líneas de Chincha son similares en estilo a las de Nazca, y como sucede con éstas, algunas están orientadas al punto del horizonte donde se mete el sol en el solsticio de verano. Sin embargo, aquí no hay figuras de animales. Casi todos los geoglifos de Chincha son lineales, pero hay también marcas como mojones, círculos y figuras rectangulares. Entre todas tejen una red que conecta varios montículos que se utilizarían como puestos de observación.
  
   - Existen también geoglifos en el desierto chileno de Atacama (800 km al sur de Nazca). En el cerro Unitas, por ejemplo, se puede ver dibujado en la ladera una gigantesca figura antropomorfa de unos 90 m de longitud, también de rasgos geométricos y estilizados. Esta figura y otras semejantes que existen en la zona pudieron ser imágenes que invocaban a los dioses del agua o de la fertilidad, muy importantes en este desierto, que es el más árido del mundo.




Los geoglifos de Nazca

Bibliografía consultada:
  
- Cáceres Macedo, Justo. Culturas prehispánicas del Perú (Grimanesa Enriquez Lovatón, Lima, 2009)
- Unesco. El Patrimonio Mundial (Incafo)
- VV. AA. América Antigua. Civilizaciones precolombinas (Vol. II. Folio / Ediciones del Prado, Madrid, 1992)


  
  
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Los geoglifos de Nazca
  
Fotografías:
Eneko Pastor
  
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