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Aunque ha dejado de ser una monarquía para convertirse en una república, Nepal continúa siendo el reino de lo increíble. Visitar este país es trasladarse en la máquina del tiempo a un mundo suspendido entre la tierra y el cielo, por el que parece no transcurrir la historia. Allí se elevan las cumbres más altas del planeta, pero Nepal no sólo es el Himalaya. El hinduismo y el budismo conviven desde hace siglos sin conflicto, y juntos han creado una irreal arquitectura de palacios y pagodas, cuyos gráciles tejados de madera se superponen unos a otros ascendiendo como peldaños hacia el cielo. Los ojos de Buda nos contemplan desde lo alto de los stupas. Siva y Parvati nos dan la bienvenida desde las ventanas de los templos. Las calles de Katmandú siguen bullendo de artesanos y santones, de barberos y peregrinos, de mercaderes de especias y encantadores de serpientes. Los macacos se pasean entre la multitud. La gente practica sus baños rituales en los estanques sagrados. En miles de capillas y altares los devotos siguen depositando sus ofrendas a los dioses. Y los difuntos siguen siendo incinerados en las orillas de los ríos. |
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Indice
de textos El reino de lo increíble (por Eduard Bragulat) Lugares de Nepal en el Patrimonio de la Humanidad Eduard Bragulat |
Vi una
pequeña esfera tornasolada, de casi
intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego
comprendí que ese movimiento era una ilusión producida
por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El
diámetro del Aleph
sería de dos o tres centímetros, pero el espacio
cósmico estaba ahí, sin disminución de
tamaño. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto... (Jorge Luis Borges, extractos de El Aleph) Vi un país que yacía a los pies del Himalaya: techo del mundo y morada de los dioses. Aquellos dioses habían bajado al valle y residían en los mil templos que erguían sus torres por encima de las casas de los hombres. Vi los ojos de Buda oteando hacia los cuatro puntos cardinales. Y también me miraban a mí. Vi ondeando banderas escritas con oraciones que el viento se llevaba para que su mensaje llegara a todos los confines del planeta. Vi los caminos perdidos de la mítica Katmandú, último reducto de una forma de vida que se extingue. Esta tierra que yo veía era el Nepal, el país donde la realidad y lo inverosímil son inseparables. |
El reino de lo
increíble (por Eduard Bragulat) |
Nepal es uno de
aquellos lugares en los que cuando llega la hora de irse, ya se tienen
ganas de volver. Ya sea por su increíble patrimonio cultural,
sus magníficos paisajes desde la selva tropical hasta las cimas
más altas del planeta, la amabilidad y hospitalidad de sus
gentes, o simplemente por su exquisita comida, hay algo en Nepal que
cala muy profundo en los viajeros que lo visitan. ![]() Yo tuve la suerte de visitar Nepal en verano de 2007, y ni siquiera el aparente caos que recibe al viajero en su capital Katmandú resultó un inconveniente al llegar a un sitio como éste. Yo diría que la palabra que mejor lo define es auténtico. Nepal es un lugar auténtico. Cada vez que recuerdo este lugar, me vienen a la cabeza la cantidad de olores tan diversos y diferentes de sus templos, estupas y calles, la devoción de las personas por su cultura y religiones, el budismo y el hinduismo. Recuerdo los colores de unos sitios tan vivos y animados como los mercados en los que venden de todo, en los callejones de Katmandú, o los stupas de Swayambunath y Boudnath, dos impresionantes monumentos funerarios, patrimonio mundial de la UNESCO. Recuerdo estar en medio de la casi insoportablemente cálida y húmeda selva, de noche, a muchos kilómetros de cualquier lugar habitado, y simplemente rodeado de vida salvaje y a la vez tranquila, y a las pocas horas estar rodeado por las cumbres más altas del mundo. Recuerdo con especial cariño haber contemplado una puesta de sol en una pequeña aldea a 1.500 metros de altitud, lejos de la civilización, sin tráfico, sin ruido, prácticamente en completo silencio, solo mirando cómo las nubes cambian de forma al moverse entre las cimas del Himalaya, en compañía de una familia nepalí que nos hospedó. Es un país tan pobre que en algunos lugares como éste no tienen electricidad ni luz hasta bien entrada la noche, y realmente no les hacía falta. Jugamos al parchís con los niños a la luz de las velas y nos cocinaron algún plato de arroz sencillo pero delicioso, y al día siguiente pudimos contemplar el amanecer sobre las montañas más altas de la tierra. Eduard Bragulat Indice de textos |
Lugares de Nepal en
el Patrimonio de la Humanidad |
Parque Nacional de Sagarmatha Sagarmatha es una región excepcional con espectaculares montañas, glaciares y profundos valles, dominada por el monte Everest (o Sagarmatha), el pico más alto del mundo (8.848 m). A éste le acompañan otros tres 'ochomiles': el Lhotse (8.501 m), el Lhotse Shar (8.383 m) y el Cho Oyu (8.153 m). En el parque pueden encontrarse varias especies raras de animales, como el leopardo de las nieves o el panda menor. La presencia de sherpas, con su cultura única, añade más interés al sitio. Bien natural incluido en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO el año 1979. ![]() Valle de Katmandú El patrimonio cultural del Valle de Katmandú está representado por siete grupos de monumentos y edificios que despliegan la escala completa de los logros históricos y artísticos que han hecho mundialmente famoso el Valle de Katmandú. Los siete incluyen las plazas Durbar de Hanuman Doka (Katmandú), Patan y Bhaktapur, los stupas budistas de Swayambunath y Bodnath, y los templos hinduistas de Pashupati y Changu Narayan. Esta fusión artística y arquitectónica de hinduismo y budismo alcanzó su plenitud entre 1500 y 1800 d C. Bien cultural incluido en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO el año 1979 y ratificado en 2006. Parque Nacional Real de Chitwan Al pie de los Himalayas, Chitwan es uno de los pocos vestigios intocados que quedan en la región de 'Therai', un conjunto de llanuras subtropicales que antaño se extendía por las estribaciones de las montañas de India y Nepal. La altitud varía entre los 150 y los 760 m. El parque posee una flora y una fauna particularmente ricas. Una de las últimas poblaciones de rinoceronte asiático de un solo cuerno vive en el parque, que es también uno de los últimos refugios del tigre de Bengala. Bien natural incluido en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO el año 1984. Lumbini, lugar de nacimiento de Buda Siddharta Gautama, el Señor Buda, nació en 623 a C en los famosos jardines de Lumbini, que pronto se convirtieron en un lugar de peregrinación. Entre los peregrinos estaba el emperador indio Ashoka, que erigió allí uno de sus pilares conmemorativos. El sitio está siendo ahora desarrollado como un centro de peregrinación budista, donde los restos arqueológicos asociados con el nacimiento de Buda componen la principal atracción. Bien histórico-cultural incluido en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO el año 1997. Indice de textos Indice de fotografías
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Increíble pero real
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