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  ISLANDIA
 La isla de hielo y fuego
 Fotografías: J. Carlos Beloqui
Islandia
                                           
  
   Islandia está lejos de todas partes. Este país es una república fundada por vikingos en medio de un océano, allá donde el Atlántico toca al Círculo Polar. Una isla cuyos agrestes macizos montañosos de naturaleza virgen han sido modelados por el hielo y por el fuego.
   Vastos glaciares cubren con un manto helado grandes porciones de su territorio y se alternan con volcanes y ríos de lava solidificada, con géiseres y solfataras, engendrados por los fuegos que, pugnando por salir de las entrañas de la Tierra, brotan con ímpetu en Islandia, creando parajes de una belleza sobrenatural.
   El viajero y fotógrafo J. Carlos Beloqui ha sabido plasmar las cualidades pictóricas de los paisajes islandeses en esta exposición de fotografías, que consigue transmitir la magia y las sensaciones de soledad y lejanía que se experimentan en este remoto rincón del planeta.
  
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El país que pintan los elfos (por J. Carlos Beloqui)
En los confines del Círculo Polar
  
J. Carlos Beloqui
  


 
  
   Vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño.
   Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto...

                                                                             (Jorge Luis Borges, extractos de El Aleph)




   Vi una isla en los confines del Círculo Polar, a la que los romanos llamaron la Última Thule, por estar más allá de todas las tierras habitadas por el hombre.
   Los hielos de los glaciares y los fuegos de los volcanes habían torturado los valles y montañas de la isla, esculpiendo fantásticos parajes de una extraña y desoladora belleza.
   Vi los humos del infierno saliendo por agujeros del suelo. Vi el géiser que dio nombre a todos los géiseres. Vi columnas geométricas de basalto, que parecían levantadas por gigantes. Vi el glaciar Vatnajökull, más extenso que todos los glaciares de Europa. Vi el volcán Sneffels, cuyo cráter conduce al centro de la Tierra.
  
  

 
  
El país que pintan los elfos (por J. Carlos Beloqui)
 
Islandia  
   R
ecorrer Islandia es como desplazarse a través de la paleta de colores de un pintor. La naturaleza virgen de este país te va sorprendiendo continuamente y te hace pasar de un color a otro sin tregua. Del negro al blanco y del blanco al negro, pasando por todos y cada uno de los colores del arco iris. Y a veces, muchas, es el mismo arco iris el que preside el decorado. 
   Este trabajo, hecho con las prisas del viajero que solo puede estar unas semanas en el destino, quiere ser un homenaje al país, un intento de devolver un poquito de lo mucho recibido. Gracias elfos, duendes y otras criaturas mágicas por dibujar un lugar tan maravilloso.
  
   J. Carlos Beloqui
  
 

 
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En los confines del Círculo Polar
  
  
  
Islandia es una isla que es un país, el último país de Europa en ser habitado por los seres humanos. Pocas veces un topónimo es tan adecuado, pues la simple palabra Islandia (Ísland en lengua islandesa) sugiere conceptos como isla, aislamiento, y su transcripción inglesa, Iceland, significa literalmente 'país de hielo'. Islandia es el arquetipo de tierra lejana, remota, lo que los romanos llamaban última Thule, un país ignoto y legendario situado más allá de los mares navegados, en los límites de las regiones hiperbóreas.
    En medio del Atlántico Norte, la costa septentrional de Islandia casi toca el Círculo Polar Artico. Los hielos de los glaciares descienden lentamente de las montañas. Geológicamente joven, hay en esta isla no menos de 200 volcanes, de los que 40 están en actividad. La isla es una cumbre emergente en el océano de la dorsal del Atlántico Norte, una de las zonas volcánicas más activas de la Tierra, con una erupción cada cinco años como media. Además de volcanes, en la atormentada geografía de Islandia surgen por todas partes fuentes de aguas calientes, géiseres, fumarolas y solfataras (fotos 13 y 14). El vocablo géiser deriva del nombre del más famoso de los surtidores de aguas termales de Islandia: Geysir (fotos 39 y 40). Se calcula que los volcanes de Islandia han vertido desde el año 1500 un tercio del total de la lava del planeta. A nadie extrañará que los terremotos sean también frecuentes en esta isla.
Islandia 
   Un inmenso río de lava petrificada descendía de las montañas vecinas, volcanes actualmente apagados pero de cuya violencia pasada testimoniaban estos vestigios. Por algunos lugares afloraba el humo de las fuentes calientes. (...)
   Las erupciones de basalto, de toba, de todos los conglomerados volcánicos, y los ríos de lava y de pórfido en fusión han creado un país de un horror sobrenatural.
   (Jules Verne, Viaje al Centro de la Tierra)
  
   Los glaciares y la lava solidificada escupida por los volcanes cubren una décima parte de la isla. El glaciar más grande, Vatnajökull, tiene un grosor máximo de 1.000 m e iguala en superficie (8.000 kilómetros cuadrados) a la suma de todos los restantes glaciares de Europa (foto30). Cuando una erupción se produce por un volcán enterrado bajo los hielos de un glaciar, la destrucción puede venir, al derretirse el hielo, en forma de riadas, como ocurrió recientemente con una erupción debajo del glaciar Vatnajökull, que provocó una gigantesca inundación con incalculables daños materiales.
   Entre los volcanes de Islandia es renombrado el Sneffels (fotos 43 y 44), por ser su cráter la boca de una chimenea apagada que conduciría al centro del globo terrestre, según imaginó Julio Verne en su novela:
  
   Desciende por el cráter de Jokull de
   Sneffels que la sombra del Scartaris
   acaricia antes de las calendas de Julio,
   viajero audaz, y llegarás al centro
   de la Tierra. Es lo que yo hice.
   Arne Saknussemm.
   (Jules Verne, Viaje al Centro de la Tierra)
  
   (Leer en fotoAleph estudio sobre esta novela, en la que Islandia es uno de los principales escenarios, en Las lecciones de abismo del profesor Verne).
  
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Islandia 
   Las erupciones de un volcán submarino que tuvieron lugar en 1963-67, dieron nacimiento a una nueva isla, llamada Surtsey, cercana a la costa sur de Islandia, un laboratorio natural libre de interferencias humanas que ha proporcionado a la ciencia información única sobre los procesos de colonización de una nueva tierra por plantas y animales.
    En los suelos de Islandia surgen más solfataras (emanaciones de vapores y gases calientes) y manantiales de aguas termales que en cualquier otro país del mundo. Existen fuentes termales en cientos de lugares por toda la isla. La mayor, Deildartunguhver, emite 200 litros por segundo de agua hirviente. En la capital, Reykjavík (= 'Bahía de los Humos'), el agua caliente de las fuentes geotermales es bombeada a la superficie para usarla de calefacción en los edificios.
   El clima de Islandia es más cálido de lo que cabría suponer por su latitud, debido a la influencia de las corrientes marinas. Al norte de la isla cae la nieve cien días al año; al sur, cuarenta días al año. Durante los meses de junio y julio no se pone el sol. En otoño se producen auroras boreales.
   Copiosas lluvias nutren los arroyos, ríos y lagos de Islandia. Muchos de los lagos se generan al quedar las aguas embalsadas por presas naturales de lava o de hielo (foto12). Existen numerosas cataratas y saltos de agua (fotos 17, 18, 24, 27, 37, 38 y 41), característica típica de los terrenos geológicamente jóvenes, donde proliferan las fallas.
   Las costas son muy recortadas, rocosas, jalonadas con bellos puertos naturales y hendidas por profundos fiordos, a menudo creados por la erosión de los glaciares. Los fiordos occidentales albergan numerosos puertos bien protegidos y buenos caladeros de pesca pero pocos terrenos aptos para la agricultura, condicionante extensible a casi toda la isla, cuyas tierras no favorecen las labores agrícolas al estar tapizadas de grandes extensiones de lava y terrenos baldíos de escasa vegetación. Sólo el 20% del suelo de Islandia es cultivable.
   En los tiempos de su colonización, los únicos mamíferos que había en Islandia eran los zorros árticos. Los hombres trajeron consigo animales domésticos y de granja, e introdujeron accidentalmente ratas y ratones. Más tarde se trajeron renos, y una pequeña población de éstos todavía sobrevive en los altiplanos deshabitados del centro de la isla. No hay reptiles ni anfibios. Las especies de aves son muy variadas (patos, alcatraces, halcones gerifaltes, frailecillos marinos (foto36), y el chorlito dorado, heraldo de la primavera), y en los ríos y lagos se pescan salmones y truchas. En el litoral se pueden ver focas (foto03), y los cetáceos más comunes son la orca, el cachalote, la yubarta y el rorcual (foto08). Los ricos bancos de peces de las costas han sido fuertemente esquilmados en las últimas décadas por la sobreexplotación de flotas pesqueras de diversos países.
Islandia 
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   Islandia es un Estado independiente desde hace más de mil años, cuando el país fue fundado por los escandinavos en la era de las incursiones vikingas, cuyas primeras oleadas llegaron a la isla en 874, haciéndose más intensas en los cincuenta años siguientes. Se conservan abundantes textos históricos que registran con detalle este proceso de colonización.
   Para no soportar la tiranía de Harald Harfagar, rey de Noruega, "muchos noruegos emigraron a Islandia. Llevaron armas, herramientas, útiles de labranza, hacienda, caballos. (...) El país era pobre; la agricultura, la pesca, la piratería fueron las ocupaciones comunes. No eran incompatibles; ser un pirata, ser un viking, era cosa de caballeros." (Jorge Luis Borges, Literaturas germánicas medievales).
   La capital de Islandia, Reykjavík, se halla próxima a los primeros asentamientos de estos navegantes y aventureros noruegos, que más tarde emprendieron otras exploraciones pioneras a tierras más lejanas, a Groenlandia y más allá. Un grupo de islandeses comandado por Leifur Eriksson llegó a las costas de Norteamérica quinientos años antes de los viajes de Colón. En Terranova y Vinlandia (actual Canadá) se conservan restos de antiguos poblados vikingos que lo prueban.
   En Islandia, en el lugar llamado Thingvellir, a 40 km de la capital, existen también vestigios arqueológicos de estos asentamientos. Allí se celebraba el Althing, una asamblea o congreso general al aire libre que representaba a todos los islandeses, y que funcionó desde 930 hasta 1798. Islandia fue así la primera república instituida en los países nórdicos. La asamblea se reunía dos semanas al año para resolver litigios y promulgar leyes, entendidas éstas como acuerdos entre hombres libres.
    
   "La gobernaba un parlamento anual, el Althing, que podía tomar decisiones pero no imponerlas; el país estaba, por consiguiente, sujeto a perpetuas discordias."
   (Jorge Luis Borges y María Kodama)
Islandia 
   El Althing tiene profundas connotaciones históricas y simbólicas para los habitantes de la república de Islandia. De sus instalaciones, subsisten aún fragmentos de cincuenta cabañas construidas con turba y piedra. Se cree que los restos del siglo X se hallan enterrados debajo. El Parque Nacional de Thingvellir fue incluido en 2004 en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Althing es también el nombre del actual parlamento de Islandia.
   Las sagas islandesas relatan episodios heroicos que tienen como protagonistas a los fundadores y primitivos colonizadores de la isla y están consideradas entre las más bellas obras de la literatura medieval.
     
   "Sale del sur Surtr con una llama que devora. En esa espada brilla el sol de los Dioses de la Guerra. Las rocas se rompen. Los demonios se retuercen. Los Héroes pisan el Camino del Infierno. El Cielo se parte.
   (...) Las corrientes llamadas Olas de Hielo que desde tanto tiempo habían surgido de los manantiales que el veneno de la fermentación había endurecido sobre ellas como la escoria sale del fuego, se hicieron hielo y cuando éste se endureció y dejó de fluir se hizo hielo duro en la superficie. Pero la llovizna que surge del veneno se congeló en escarcha y la escarcha aumentó, helada sobre helada, una sobre otra hasta colmar el Gran Abismo."
   (Snorri Sturluson, La alucinación de Gylfi, siglo XIII)
  
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   La lengua dominante en el periodo de colonizaciones era el nórdico antiguo, el idioma que se hablaba por entonces en toda Escandinavia, y que evolucionó con los siglos para convertirse en el islandés actual, que pertenece a la rama germánica de las lenguas indoeuropeas.
   La antigua cultura germánica alcanzó su máxima plenitud en Islandia en los siglos XII y XIII. Su dios supremo era Odín, Padre de Todo, y se rendía culto a las fuerzas de la naturaleza.
Islandia    
   "Por aquella fecha, el cristianismo, que no sólo era otra fe sino otra cultura, la había virtualmente borrado en tierras de Alemania, de Inglaterra y de los Países Bajos. Islandia, la última Thule del romano, se encargaría de salvarla para nosotros. A partir del siglo nueve, grupos de escandinavos que procedían de Noruega y de las islas que están al norte de Escocia fijaron ahí su habitación. Eran, en su mayoría, paganos. Huían de la fe del Cristo Blanco, así lo llamaban, y traían consigo los cantares mitológicos y épicos que formarían con el tiempo la Edda Mayor. Al favor de la libertad, del destierro, de la nostalgia y del amor de las viejas cosas perdidas, prosiguieron el culto de Thórr y de las otras divinidades paganas. Fundaron la República de Islandia, que aún perdura."
   (Jorge Luis Borges y María Kodama)
  
   Islandia fue visitada por misioneros cristianos en misión evangelizadora. Presionado por el rey de Noruega, el Althingi islandés terminó por aceptar oficialmente la religión cristiana hacia el año 1000. "La fe del Cristo Blanco ya había alcanzado a Islandia" (Borges). Al poco comenzó la edad de oro de la literatura islandesa, que fluyó en forma de anales, epopeyas, sagas y eddas.
   Este florecimiento cultural no impidió, sin embargo, la crisis política. Durante los siglos XII y XIII se rompió el equilibrio interno de poderes, y las disputas entre los clanes más poderosos sumió a Islandia en una guerra civil. Algunos líderes pidieron ayuda al monarca noruego, del que llegaron a terminar dependiendo, y en 1262 Islandia fue anexionada a Noruega. Un siglo más tarde Noruega e Islandia cayeron bajo la dominación de Dinamarca.
   Cuando el rey danés intentó introducir la reforma protestante en el siglo XVI, los islandeses se resistieron, pero en 1550 fue ejecutado el último obispo católico. El protestantismo luterano ha sido la religión dominante en Islandia desde entonces. En la actualidad, y aunque existe libertad de culto, el 90% de la población islandesa pertenece a la Iglesia Evangélica Luterana, financiada por el Estado.
   En la Segunda Guerra Mundial el parlamento islandés cortó todos sus lazos con Dinamarca e Islandia se convirtió de nuevo en república independiente.
  
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Islandia  
   Pese a su extremo aislamiento geográfico (800 km de océano la separan del norte de Escocia), Islandia ha formado parte de la civilización europea a lo largo de su historia, y hoy es un país escandinavo.
   La población de Islandia (300.000 habitantes en 2006) es extremadamente homogénea. Los islandeses son los descendientes de los primitivos colonizadores vikingos de la isla en la Alta Edad Media europea, en su mayor parte de origen noruego, aunque cierto porcentaje comparte también rasgos genéticos con los celtas de Escocia e Irlanda.
   La economía de la isla se basa sobre todo en la pesca e industrias asociadas (foto23), pero se fabrican asimismo productos manufacturados y también crece el sector de servicios. Un millar de embarcaciones captura al año alrededor de 15 millones de toneladas de pescado, siendo las especies más rentables el bacalao y el arenque. Otros recursos son la minería, la agricultura y el turismo. Más del 30% del producto interior bruto es exportado, principalmente a Estados Unidos y Gran Bretaña. Desde comienzos del siglo XX Islandia ha disfrutado de un periodo de prosperidad económica equiparable a la de los Países Escandinavos, cuyo crecimiento se ha visto bruscamente paralizado por la crisis financiera de 2008-09.
   En el plano cultural, Islandia es uno de los países mejor alfabetizados del mundo, rango que le viene de lejos, pues los islandeses fueron un pueblo que siempre supo leer y escribir. Si la densidad de población del país es una de las más bajas del planeta, por contraste el número de sus escritores y literatos supone uno de los porcentajes más altos con relación al número de habitantes. Se calcula que uno de cada diez islandeses publicará un libro a lo largo de su vida. Y cada islandés lee una media de 40 libros al año. Los islandeses son, con diferencia, el pueblo más lector del mundo.
   Halldór Laxness (1902-1998), escritor islandés que abordó la poesía, la novela y la dramaturgia, obtuvo el premio Nobel de Literatura el año 1955. Hoy la literatura en la isla sigue tan pujante como siempre, y transita por géneros tan opuestos como la novela negra y la recreación de las antiguas sagas de la épica medieval islandesa. Los escritores de Islandia reconocen que estas sagas, que los islandeses modernos saben leer sin dificultad en islandés arcaico, constituyen la influencia predominante en su literatura actual.
  
  
  

  
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J. Carlos Beloqui
(San Sebastián, 1961)
  
   En 1982 obtuvo en San Sebastián el título de Técnico de Empresas Turísticas por el EUTG (Estudios Universitarios y Técnicos de Guipúzcoa).
   Fotógrafo autodidacta, aficionado a la fotografía de viajes. Intenta resumir con sus trabajos aquello que le ha impactado a lo largo del lugar visitado, procurando realizar unas composiciones limpias y equilibradas que reflejen la belleza del entorno.
   Concursos de fotografía:
   - Primer clasificado concurso del G. E. Tabacalera (San Sebastián) 2001
   -
Primer clasificado concurso del G. E. Tabacalera (Logroño) 2005 y 2008
  
E-mail de contacto
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La isla de hielo y fuego

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