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 RAPA NUI
 Los colosos de la Isla de Pascua
 Fotografías: José Ignacio Roncal
Rapa Nui
  
   La fascinación que nos suscita Rapa Nui, más conocida como Isla de Pascua, se debe al hecho insólito de que unos pocos nativos, en una minúscula isla perdida en la inmensidad del Pacífico, pudieran crear una cultura tan sorprendente, original y misteriosa.
   ¿De dónde vienen? ¿Quiénes son esos gigantes de porte majestuoso que otean la isla con su impávida mirada, de pie sobre sus pedestales? ¿Qué fue de esa civilización única que pudo esculpir y levantar descomunales estatuas de piedra en honor a sus antepasados y no pudo, sin embargo, sobrevivir a sus propias contradicciones?
   Las fotografías y textos de esta colección intentan responder a tales preguntas, y nos permiten descubrir que, además de sus impresionantes moai, Rapa Nui alberga, escondidas en diversos rincones de sus desolados paisajes, otras muchas curiosidades y sorpresas.
  
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fotografías on line
José Ignacio Roncal
Indice de textos
La isla de los gigantes de piedra
Moai: la presencia de los ancestros
Explorando la Isla de Pascua
Ahu Vinapu
Rano Raraku: el volcán donde nacieron los moai
Ahu Tongariki
Complejo arqueológico Tahai
Playa de Anakena
Ahu Akivi
  
Volcán Maunga Terevaka
Los manavai: invernaderos de piedra
Cráter del Rano Kau: un invernadero natural
Santuario de Orongo
Islotes de Motu Nui y Motu Iti
Cuevas ceremoniales
Historia reciente de Rapa Nui
  
Otras islas en el fondo fotográfico fotoAleph
Indices de fotos
Indice 1
Indice 2
Indice 3
Indice 4
Indice 5
Indice 6
  


 
La isla de los gigantes de piedra
  
  
   Vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño.
   Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto...

                                                                             (Jorge Luis Borges, extractos de El Aleph)




   Vi una pequeña isla del Pacífico –apenas una mota de tierra en un océano infinito– que parecía estar habitada por gigantes.
   Cientos de antropoides de sobrecogedor tamaño se erguían inmóviles sobre los páramos de la isla, dando la espalda al mar, mirando severamente al sol con las cuencas de sus ojos vacíos.
   Eran estatuas de los ancestros de los antiguos isleños, cuyas efigies eran perpetuadas en piedra tras su muerte, para dejar sentir eternamente su cercana presencia.
   Y cuyo misterioso influjo sigue intacto, pues, irresistible como un cántico de sirena, sigue atrayendo a la Isla de Pascua a los viajeros de todo el mundo.
  
  
   
   La isla de Rapa Nui, conocida también en español como Isla de Pascua y en inglés como Easter Island, es una pequeña isla que emerge lejos de todas partes en medio del Océano Pacífico, a 3.700 km al oeste de Chile, país al que administrativamente pertenece. En su idioma rapanui, los nativos la llaman Te pito o te henua ('El ombligo del mundo'). Su superficie es de sólo 163 km2.
Rapa Nui   Rapa Nui es mundialmente célebre por las colosales estatuas que pueblan la isla, un fenómeno cultural único en Polinesia y en todo el planeta. Una sociedad de origen polinesio, asentada en la isla desde aproximadamente el año 300 d C, instauró una poderosa tradición de escultura y arquitectura monumentales, de un estilo muy original e imaginativo, exento de cualquier influencia foránea.
   El culto a los antepasados, representado por el masivo tallado de imágenes megalíticas, o moai, fue el rasgo más sobresaliente de la cultura de Rapa Nui, y sus manifestaciones dominan el territorio insular. Para mejor honrar a sus antepasados, y al tiempo dar una muestra de la riqueza y poderío de cada clan, los nativos de Rapa Nui volcaron sus esfuerzos en esculpir enormes estatuas antropomorfas, cada vez más grandes, usando como materia prima las moldeables rocas del volcán Rano Raraku. Los jefes de clan competían por erigir las estatuas más grandes y más elaboradas. Este fenómeno se produjo entre los siglos X y XVI, y generó un fascinante paisaje cultural que no tiene paralelo en otros sitios del mundo.
   Sin embargo, a partir del siglo XVI, la sociedad de Rapa Nui (topónimo indígena de la isla) fue abandonando el megalitismo como expresión política y religiosa, y reemplazándolo por el culto al dios Make-Make, estrechamente vinculado a la fertilidad, la primavera y la llegada de aves marinas migratorias. Este nuevo sistema religioso habría venido de allende los mares, introducido en la isla con la llegada y asentamiento de grupos de población procedentes de América del Sur.
 
Indice de textos
  
Rapa Nui 
   La isla de Rapa Nui fue escenario de uno de los mayores desastres ecológicos acaecidos en tiempos premodernos. Los exploradores holandeses que la pisaron por primera vez en 1722, se encontraron con una tierra deforestada, de pastizales abiertos a todos los vientos, sin árboles o arbustos con los que hacer un simple fuego de leña. Según escribe Franz J. Borsswimmer en su ensayo Ecocidio, "lo que no sabían esos primeros colonizadores europeos es que ese paisaje baldío era todo lo que quedaba de una ecosfera antaño floreciente y rica en biodiversidad". Rapa Nui, isla de origen volcánico, había disfrutado en sus buenos tiempos de un ecosistema de selva subtropical, con altos árboles y recios arbustos, con un suelo rico en matorrales, gramíneas, hierbas y helechos. La fauna no era menos abundante. Los aborígenes pescaban, cazaban grandes tortugas, pululaban las focas, anidaban aves como los albatros, los alcatraces, los petreles y las golondrinas de mar. El extremo aislamiento de Rapa Nui, y la ausencia de depredadores, hacían de la isla un lugar ideal para la nidificación, el más pródigo en aves marinas de la Polinesia. Hubo en Rapa Nui un culto a las aves, y en su simbología aparece con frecuencia la imagen del hombre-pájaro.
   Los estudios de polen han detectado que sobreabundó en Rapa Nui un tipo de palmera de frutos comestibles emparentada con la palmera de vino de Chile, cuyos troncos, altos, gruesos y resistentes, fueron al parecer utilizados para el transporte y erección de los moai de la cultura pascuense, y para la construcción de embarcaciones. Cuando la población de Rapa Nui creció hasta más de 20.000 personas en el siglo XVII, el equilibrio socioeconómico se hizo insostenible. La tierra no producía lo suficiente para todos, y los árboles de las selvas se iban talando, en parte para su uso como herramientas para el acarreo y alzado de unos moai cada vez más colosales. La madera se hizo muy escasa. Las canoas deterioradas no podían ser reparadas, no se podía construir buenas casas. Se produjo una escalada de violencia, los isleños se masacraron entre sí en guerras intestinas, se abatieron las estatuas de los moai y la isla se sumió en la degradación social y ecológica, que se agravó cuando empezaron a arribar los primeros colonizadores europeos y los traficantes de esclavos.
   Han pasado tres siglos de aquello, y hoy la Isla de Pascua es un apacible, remoto y diminuto pedazo de tierra en medio del Pacífico que atrae con el hechizo de sus misteriosos gigantes de piedra a viajeros de todo el mundo. Es también uno de los yacimientos antiguos más estudiados por los arqueólogos, habiéndose efectuado excavaciones y reconstrucciones de muchos de los monumentos. Numerosos moai han sido relevantados e instalados de nuevo en sus áreas ceremoniales originales, permitiendo al viajero hacerse una idea cabal de la grandiosidad que llegó a alcanzar esta pequeña civilización aislada del resto del mundo por el más grande de los océanos.
   El Parque Nacional de Rapa Nui fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1995.

 
 
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Moai: la presencia de los ancestros
  
   Existen en la Isla de Pascua más de 600 estatuas colosales de piedra, llamadas moai en la lengua indígena rapanui, además de las ruinas de muros gigantescos de piedra, que dan testimonio de la singular maestría que llegaron a poseer sus artífices en la construcción de monumentos megalíticos.
   Se llevaron a cabo estudios arqueológicos en 1914 y 1934, y excavaciones en 1955. Un buen número de moai se relevantaron en sus centros ceremoniales originales, pero mayor es el número de los colosos que yacen aún tumbados por tierra en los más diversos puntos de la isla
(fotos 52, 53), durmiendo el sueño de los siglos.
   Las excavaciones revelaron que se pueden identificar en la Isla de Pascua tres periodos culturales distintos:
Rapa Nui  
   El periodo primitivo está atestiguado por la existencia de ruinas de un observatorio solar, muros megalíticos de enormes sillares exquisitamente ensamblados y astronómicamente orientados con respecto al movimiento anual del sol, y una heterogénea variedad de estatuas de piedra con forma humana de tamaño pequeño y medio
(foto15).
   Las estatuas de este primer periodo estaban talladas en basalto, escoria y toba volcánica. Los tipos de estatuas de esta fase histórica no tienen contrapartida en otros lugares de Oceanía, pero poseen estrechas afinidades con el estilo de los monumentos erigidos por un pueblo desconocido en los altiplanos de Sudamérica, especialmente en Bolivia, durante el periodo de Tiahuanaco (I milenio d C).
  
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   Se calcula que el periodo cultural intermedio de Rapa Nui empezaría hacia el año 1.100. Esta etapa fue la artísticamente más floreciente y está caracterizada por la producción de un tipo gigantesco de estatuas antropomorfas, en forma de bustos monolíticos con rostros de largas orejas, carentes de piernas, colocadas en largas y macizas plataformas de piedra conocidas como ahu. Terrazas preexistentes de templos del periodo primitivo fueron destruidas y reconstruidas sin tener en cuenta su orientación solar, con el único propósito de soportar el enorme peso de las estatuas de piedra gigantes del nuevo estilo.
Rapa Nui   Los ahu o plataformas sagradas de piedra que sostenían a los moai tenían una pared trasera vertical de unos 4,5 m de alto (foto33), y por la parte frontal eran accesibles por una larga rampa tachonada de guijarros en filas ordenadas, cuyo recorrido se doblaba en un ángulo más pendiente para alcanzar la terraza que pisan los moai. Los ahu tenían un doble propósito funerario y ceremonial. Los nativos depositaban a sus fallecidos sobre la plataforma, y mientras los cadáveres eran reducidos a esqueletos por los pájaros, la lluvia y el viento, el ahu adquiría la categoría de tabú. Nadie se acercaba, pero el ahu era vigilado de lejos por los clanes familiares. Pasado un tiempo el clan acudía, se enterraban los huesos dentro del ahu y se celebraba una gran fiesta en honor al difunto.
   Las tradiciones, apoyadas por la arqueología, sugieren que las imágenes de los moai de Rapa Nui representaban a personalidades importantes, que eran divinizadas tras su muerte.
  
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   El tamaño de las estatuas levantadas sobre los ahu fue creciendo hasta alcanzar dimensiones titánicas; los altos y delgados bustos poseían enormes copetes cilíndricos (pukao) de toba roja, colocados en lo alto de sus esbeltas cabezas (fotos 32, 38, 55). La cantera de donde se extraía este tipo especial de toba con la que se esculpían los pukao estaba en el cerro Puna Pau (foto50).
   La mayoría de las esculturas del periodo intermedio varía entre los 3 y los 7 metros de altura, pero las mayores entre las que antaño se levantaban sobre un ahu eran de 11 m de alto, se componían de un solo bloque de piedra de unas 82 toneladas, y tenían un pukao de 11 toneladas en equilibrio sobre su testa.
   La mayor de las estatuas, todavía en pie, aunque parcialmente enterrada en los profundos sedimentos que tapizan las canteras, tiene más de 12 m de altura, y la mayor de las inacabadas, con su espalda todavía sin separar de la roca, es de unos 22 m de altura (su peso se calcula en unas 300 toneladas). Las esculturas de este periodo provienen de las canteras de toba especial gris amarillenta que se encuentran en las paredes del cráter del Rano Raraku. El interior y exterior de la caldera del cráter están salpicados de numerosas estatuas inacabadas y miles de herramientas de piedra, que dan testimonio de una repentina interrupción en la labor de los escultores.
Rapa Nui   Las estatuas inconclusas (foto28) evidencian que cada una de ellas tenía sus partes frontal y laterales acabadas y pulidas antes de que la parte trasera fuera desgajada de la roca madre. Las estatuas eran entonces arrastradas y puestas en pie entre los escombros de las canteras para dejar terminadas sus espaldas antes de ser trasladadas a algún lejano ahu. En algunas de estas espaldas se aprecian bajorrelieves tallados a modo de petroglifos: representaban tatuajes (foto47). Las profundas cavidades oculares de forma ovalada (foto07) y los copetes rojos eran añadidos sólo cuando el monumento estaba definitivamente levantado.
   Se erigían de una a doce estatuas en fila sobre un alargado pedestal común (el ahu), casi siempre dando las espaldas al mar, o sea, mirando al interior de la isla
(foto39).
    Experimentos realizados por los isleños en 1955 y 1956 demostraron que 180 personas podían arrastrar por tierra una estatua de tamaño medio. Doce isleños fueron capaces de levantar una estatua de 3 m de alto y 25 toneladas e instalarla sobre un ahu; este trabajo fue llevado a cabo durante 18 días sin más herramientas que dos troncos de madera usados como palancas. Piedras de todos los tamaños eran colocadas una a una como calces bajo la estatua a fin de formar un apilamiento que crecía lentamente para ayudar a poner en pie el gigantesco monolito.
   También es peculiar de este segundo periodo medio la aparición del culto a las aves, con ritos de hombres-pájaro, culto que se prolongó durante el tercer periodo.
  
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Rapa Nui  
   El tercer y último periodo de la cultura indígena de la Isla de Pascua está caracterizado por la nueva tipología habitacional que adoptaron los rapanui, que pasaron a residir en casas en forma de barco, o en cuevas
(foto58). La vivienda habitual era de planta elíptica alargada, con techumbre de juncos, esteras o paja, construida aislada o en pequeños grupos. Había viviendas colectivas de planta fusiforme muy elongada (hasta casi 100 m), con cubiertas en bóveda de cañón a base de arcos de madera sujetos sobre postes. El perfil de la casa se asemejaba al de una embarcación invertida.
   Este periodo está marcado por guerras internas, destrucción general y decadencia cultural. Un artefacto que abunda en esta etapa es la punta de lanza de obsidiana, o mataa, que se fabricaba masivamente. El arte megalítico fue reemplazado por la producción de tallas de madera y figurillas de piedra. Abundan las tablillas de madera escritas (llamadas rongo-rongo), con signos incisos, que todavía no se han descifrado, alineados alternativamente de izquierda a derecha y de derecha a izquierda. Los rapanui de esta época ya no sabían leer estas tablillas, que estaban copiadas de ejemplares más arcaicos, y las utilizaban sólo con propósitos rituales.
   En esta fase de declive, los nativos padecieron frecuentemente de escasez de alimentos. Se desarrolló el ceremonial del Tangata manu ('hombre-pájaro'): una competición ritual en la que quien primero recogía el primer huevo del manu tara (el gaviotín pascuense), era proclamado líder por un año. Más información sobre esta ceremonia en Santuario de Orongo.
   Durante este periodo los tesoros artísticos fueron escondidos en cuevas secretas, mientras que las estatuas erguidas de los moai iban siendo sucesivamente derribadas. Los sedimentos de las canteras abandonadas fueron deslizándose ladera abajo y semienterrando los cuerpos de los moai que estaban al pie
(fotos 17 y siguientes), haciendo de esta manera imposible su expolio, con lo que se han preservado para la posteridad.
   Las tradiciones afirman que esta destrucción empezó tras un periodo de convivencia pacífica entre dos pueblos de diferente lengua y cultura. Los 'Orejas Cortas' (la etnia de origen polinesio) se rebelaron contra el duro trabajo a que les sometían los 'Orejas Largas' (la etnia de origen sudamericano), y prácticamente los exterminaron inmolándolos en una pira instalada a lo largo de un antiguo foso defensivo. Las dataciones de carbono y las genealogías coinciden en fechar este hecho a principios del tercer periodo de la cultura isleña, que sería hacia 1680.
  

 
 
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Explorando la Isla de Pascua
  
   Este apartado presenta una compilación de breves reseñas informativas sobre los parajes más emblemáticos de la Isla de Pascua, desde los puntos de vista paisajístico y arqueológico:
  

Rapa Nui      
Ahu Vinapu
Foto08
 
   Entre las ruinas del centro ceremonial de Vinapu, perteneciente al primer periodo de la cultura rapanui, se puede ver uno de los ahu o plataformas sagradas para moai más grandes de la Isla de Pascua.
   Los muros ciclópeos de esta plataforma están realizados con grandes losas de basalto ensambladas con tal cuidado y perfección que es imposible insertar una cuchilla entre las juntas, con una labor de aparejo que recuerda poderosamente a la de ciertas construcciones incas del Perú, como la fortaleza de Sacsahuamán en Cuzco (ver foto).
   Existen teorías de que los incas navegaron por las islas de Polinesia. La travesía que en el siglo XX pudo hacer Thor Heyerdahl en la nave Kon-tiki parece apoyar esta hipótesis. El explorador noruego sostiene que los primeros pobladores de la Isla de Pascua provenían del este, de la Sudamérica pre-incaica, trayendo consigo, además de la batata y otras plantas que todavía crecen con profusión en las lagunas de los cráteres, sus avanzados conocimientos en el trabajo de la piedra.
  
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Rano Raraku: el volcán donde nacieron los moai
Rapa NuiFotos 16-28
 
   Sólo se pueden apreciar las maravillas de este lugar cuando el ojo es entrenado para ver.
   (K. Routledge, 1914)
  
   Rano Raraku (antaño conocido como Maunga Eo) es un cráter volcánico formado de ceniza solidificada que contiene una laguna en su interior
(foto67). Este volcán posee una gran relevancia en la historia de la isla, ya que fue el centro del arte megalítico de Rapa Nui, el lugar donde se esculpió la mayor parte de los moai.
   La falda exterior del volcán presenta un gran número de moai inconclusos, algunos de enormes dimensiones, algunos de características singulares (foto25). La actividad de los tallistas llegó hasta la cumbre e incluso a su ladera interior, donde hay unos 40 moai mirando hacia la laguna.
   Desde este lugar las colosales estatuas eran transportadas por sendas ('el camino de los moai') hacia distintos lugares de la isla, para ser levantadas en sus respectivos ahu. Rano Raraku suministró la materia prima, sirvió de cantera, de taller y como centro de distribución de los moai.
   Las canteras están labradas en la roca madre del volcán. Se pueden apreciar en sus cortados paredones estatuas en distintas fases de tallado
(fotos 27, 28). Aquí se encuentra el moai más grande de la isla, de casi 22 m de alto, aún no desprendido de la roca base.
   Las laderas del volcán Rano Raraku, salpicadas de decenas de estatuas de variados tamaños, en distintas posiciones y de diferentes estilos, forman un marco imborrable, que ha atrapado la imaginación de viajeros, científicos y artistas durante generaciones.
   Rano Raraku es más que un gigantesco taller megalítico; también representa el máximo desarrollo de la antigua cultura de Rapa Nui, a la vez que refleja el brusco declive que la transformó. Es el más grande monumento del pasado de la isla, y el epicentro del megalitismo religioso, no sólo en Rapa Nui, sino en toda Polinesia.
  
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Ahu Tongariki
Fotos 29-34
Rapa Nui  
   Ahu Tongariki es el más grande de los ahu o plataformas sagradas de la Isla de Pascua. Sus quince moai fueron relevantados en reconstrucciones del siglo XX, y permanecen de pie, en fila, sobre una plataforma cercana a la costa, pero dando la espalda al mar. Parecen estar mirando al cercano volcán Rano Raraku, cuyas canteras les dieron a luz. En realidad están orientados de forma que dan cara al punto del horizonte donde se pone el sol en el solsticio de verano.
   Uno de estos moai, con 86 toneladas de peso, es el más pesado de los colosos erigidos en la isla.
   El monumento se levanta en el lugar donde antaño estaba ubicada la capital de los Hotu Iti, la confederación oriental de los rapanui.
  
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Complejo arqueológico Tahai (Hanga Roa)
Rapa Nui
Fotos 37-45
   
 
   Hanga Roa es la principal población de Isla de Pascua, donde vive casi el 90% de sus habitantes. Aquí está ubicado el aeropuerto de Mataveri, importante etapa en las rutas aéreas del Pacífico, con vuelos a Chile (5 horas a Santiago) y Tahiti.
   Al norte de esta localidad, en la zona arqueológica de Tahai, pueden visitarse tres ahu o plataformas sagradas (Ahu Vai Uri, Ahu Tahai y Ahu Ko Te Riku), donde admirar algunos moai relevantados y restaurados, que ofrecen una imagen bastante exacta del aspecto original de estos colosos. Existe también una casa-cueva sacerdotal, y un museo antropológico (Padre Sebastián Englert), que conserva el único moai femenino hasta hoy encontrado.
  
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Playa de Anakena
Fotos  45, 46, 47, 48
  
   Anakena es el nombre de una de los dos únicas playas de arena que existen en las rocosas costas de la Isla de Pascua (foto45).
   Según las tradiciones orales isleñas, Anakena fue el punto de arribada de Hotu Matu'a, un jefe polinesio que capitaneó hasta aquí una expedición compuesta por dos canoas, y fundó el primer asentamiento de Rapa Nui. Más adelante fue un centro ceremonial, donde se leían tablillas rongo-rongo y que estaba relacionado con el rito tangata-manu o del 'hombre-pájaro'.
   Hay en Anakena dos ahu, uno con un sólo moai, y el otro con siete moai, cuatro de ellos tocados con pukao. Las espaldas de estos moai tienen tallados petroglifos como si fueran tatuajes (foto 47). El muro del ahu contiene antiguos elementos escultóricos reaprovechados como sillares: una cabeza en bulto redondo y un bajorrelieve antropomorfo (foto 48).
  
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Rapa Nui 

 
Ahu Akivi
Foto51
     
   Siete enormes moai monolíticos, cada uno de seis toneladas de peso, se levantan alineados en fila sobre una plataforma común: el ahu Akivi. Los siete dirigen su mirada hacia el horizonte, al punto donde se pone el sol en los equinoccios de primavera y otoño, y dan por tanto la espalda al amanecer.
   Este es el único centro ceremonial de Rapa Nui que no está erigido en la costa, sino en el interior. A diferencia de todos los demás moai de la isla, éstos están orientados de cara al océano.
   El monumento fue restaurado en 1960.
  
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Volcán Maunga Terevaka
  
   Maunga Terevaka es un volcán inactivo que se yergue al norte de la Isla de Pascua, uno de los tres grandes conos que conforman la superficie triangular de la isla. De 511 metros de altura, su cumbre es el punto más alto de Rapa Nui, divisándose desde allí la isla entera y una panorámica de 360º del horizonte oceánico.
   En sus faldas se abren más de 800 cuevas, como la Cueva de los Plátanos, Ana Te Pora, Ana Kakenga y la Cueva de las Dos Ventanas.
   En torno al Maunga Terevaka se pueden encontrar varios ahu (como Ahu Vaimata y Ahu Maitaki Te Moa), centros ceremoniales y otros restos arqueológicos de importancia, pero el difícil acceso a la zona los ha hecho menos conocidos que los situados en otros lugares de la isla.
  
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Los manavai: invernaderos de piedra
Foto59
  
   Los manavai son estructuras de piedra, construidas en los últimos siglos de la antigua sociedad de la Isla de Pascua con el fin de proteger ciertos cultivos importantes.
   Los gruesos muros de los manavai resguardan las plantas del viento y del sol extremos, además de conservar la humedad y facilitar la producción de materias fertilizantes. La eficacia de estas estructuras se manifiesta por el buen desarrollo que las plantas alcanzan en estos recintos, comparadas con las que existen a campo abierto.
   En todo el Parque Nacional Rapa Nui se conservan cientos de manavai, de distintos tamaños, aislados o formando grandes conjuntos, a veces de hasta decenas de estructuras; por lo general están asociados a sitios habitacionales.
   Aunque se trata de estructuras relativamente simples, no sólo sorprende su gran número, sino también el hecho de que muchos manavai conservan hasta el día de hoy plantas autóctonas como toa, malka, mahute, taro y otras especies, derivadas de antiguos cultivos.

  
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Cráter del Rano Kau: un invernadero natural
Rapa Nui
Foto60
   
 
   Por las áridas tierras de la isla de Pascua no corren ríos ni arroyos, pero el agua de lluvia es almacenada en forma de lagunas en el fondo de los cráteres de los volcanes extinguidos Rano Raraku, Rano Aroi y Rano Kau.
   El volcán Rano Kau tiene una altura de 324 m sobre el nivel del mar y su origen se remonta a un proceso eruptivo ocurrido hace unos 2,5 millones de años.
   El profundo cráter de Rano Kau, de kilómetro y medio de diámetro y 250 m de desnivel, conserva una riqueza floral única en Rapa Nui, con plantas nativas y naturalizadas creciendo de forma silvestre. El microclima del cráter crea condiciones favorables de humedad y luz, protegiendo las plantas del viento y de la salinidad del mar.
   En una de las laderas interiores del cráter se encontró en los años 60 el último ejemplar de Toromiro (Sophora toromiro) desarrollado en su hábitat natural. Por eso se puede decir que el cráter es como un gigantesco manavai natural, que hoy día desempeña un importante papel en la conservación de la flora nativa de Rapa Nui.
   El fondo del cráter presenta una laguna cubierta en varios sectores por totora, formando capas densas que permiten caminar sobre ellas. El agua de la laguna es dulce, alimentada por las constantes precipitaciones que tienen aquí lugar. Esta agua potable es bombeada a Hanga-Roa, la principal población de la isla.
   Las plantas crecen especialmente en las áreas bajas, por todo el borde interior. Se pueden hallar especies que todavía se utilizan en la medicina tradicional, como Tavari (Polygonum acuminatum), Púa (Curcuma longa), Hilu Kio'e (Cyperus eragrostis) y Matu'a Pua'a (Polypodium scolopendria), entre otras.
   Al costado sur del cráter se observa una escotadura, llamada Kari Kari, reflejo de la fuerte acción erosiva del mar a través del tiempo.
  
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Santuario de Orongo
Fotos 61, 62, 63
, 64
  
   Orongo es una aldea y centro ceremonial, compuesta de unas 54 casas de piedra, situada al borde del cráter del extinto volcán Rano Kau, que cae al mar por un vertical acantilado de 250 m en la punta más meridional de la Isla de Pascua.
   El santuario de Orongo estaba relacionado con el culto del Manutara y la competición del tangata-manu. Su uso era estacional, pues se utilizaba sólo unas cuantas semanas al año, al inicio de la primavera.
   Se estima que la aldea de Orongo comenzó a ser ocupada desde fines del siglo XVI, aunque la ceremonia del tangata-manu parece que fue adquiriendo relevancia en los siglos posteriores.
Rapa Nui   Se llamaba tangata-manu ('hombre-pájaro') al vencedor de una competición ritual en la que los participantes pugnaban por obtener el primer huevo que ponía en primavera el gaviotín pascuense (manu tara) en el islote de Motu Nui (isla de los hombres-pájaro), nadar de regreso a Rapa Nui y trepar el acantilado marino de Rano Kau hasta su cima cercana al poblado de Orongo. La ceremonia era en honor del dios Make-Make. Comenzaba con ocasión del hallazgo del primer huevo y culminaba con la triunfal investidura del tangata-manu, el sagrado 'Hombre-Pájaro' de la Isla de Pascua.
    Orongo llegó a ser el foco del culto emergente al dios de la fertilidad Make-Make, representando así una nueva etapa en la historia y la cultura isleña, en la cual una religión y un sistema político diferentes a los anteriores se impusieron gradualmente en la sociedad y marcaron su devenir hasta fines del siglo XIX.
   Aquí se desarrolló un tipo de habitación único, de tipo no polinesio, en base a piedras lajas, aunque el diseño evoca claramente el de las hare-vaka (casas-barco), comunes en el resto de la isla. Las habitaciones son de planta ovalada, adosadas a la roca, accesibles sólo por un angosto pasadizo. Las cubiertas, de seudobóvedas hechas con lajas. Esta tipología es desconocida en el resto de Polinesia, pero es común en las áreas adyacentes de Sudamérica.
   Orongo es también el principal sitio de arte rupestre de Rapa Nui, con centenares de variados petroglifos que dan cuenta de la importancia que alcanzó esta aldea en tiempos antiguos. En la decoración pictográfica de estos peñascos que se asoman al mar se pueden distinguir sobre todo imágenes del hombre–pájaro, representado con largos y encorvados picos.
  
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Islotes de Motu Nui y Motu Iti
Foto10
  
   Desde la aldea de Orongo se divisan en el mar dos pequeños islotes deshabitados y un escarpado risco que emerge puntiagudo frente a ellos (Motu Kao Kao). Estos islotes son en realidad la cima de una enorme montaña volcánica que tiene más de 2.000 m sobre el nivel del fondo del mar.
   Hoy constituyen una reserva natural para aves, pero hasta finales del siglo XIX tuvieron importancia para los nativos rapanui. Allí extraían obsidiana para fabricar herramientas afiladas, y anualmente recolectaban huevos y crías de las aves marinas que anidaban en los islotes.
   Y los islotes eran también uno de los escenarios de la ceremonia del tangata-manu.
  
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Rapa Nui 
Cuevas ceremoniales
Fotos 09, 12, 57, 58
   
   Abundan las cuevas en la Isla de Pascua, muchas de ellas consistentes en salas subterráneas conectadas por estrechos túneles que perforan profundamente los lechos de lava. La cueva ceremonial de Ana Te Pahu (foto 09) tiene un desarrollo de más de un kilómetro de galerías, habiéndose localizado en el tramo final un cráneo humano semienterrado y numerosos restos líticos. En algunas cavernas se custodiaban pequeñas esculturas rituales.
   Ana Kai Tangata es el nombre de una cueva ceremonial con pinturas rupestres (foto 12), que sirvió también como taller para la elaboración de embarcaciones. En su techo se pueden distinguir representaciones pictóricas del ave manu tara.

  
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Historia reciente de Rapa Nui
  
   Los antiguos habitantes de Rapa Nui se dividían a sí mismos en dos grupos étnicos distintos: los 'Orejas Largas', descendientes de los pobladores de origen sudamericano, y los 'Orejas Cortas', descendientes de los pobladores de origen polinesio. Sin embargo, los matrimonios mixtos no eran infrecuentes. En años recientes, la población de origen extranjero ha ido progresivamente creciendo, y los aborígenes de la isla han ido asimilando la influencia cultural de Chile y de la civilización occidental.
Rapa Nui  
   El primer descubridor europeo de Rapa Nui fue el almirante holandés Jacob Roggeveen el día de Pascua de 1722. Se encontró con una población étnicamente mixta cuyos miembros rendían culto al sol reunidos frente a las enhiestas y colosales estatuas antiguas de los moai. Las condiciones de subsistencia eran muy precarias: los nativos usaban herramientas y armas de piedra, y poseían sólo unas pocas canoas, pequeñas y deterioradas. Los holandeses rebautizaron la isla como Paaseiland (Isla de Pascua), en memoria del día de su llegada.
   Una expedición española enviada por el virrey de Perú redescubrió la isla en 1770. Los españoles informaron de una población de 3.000 personas de características físicas marcadamente mezcladas.
   Parece ser que en la isla se había desencadenado una guerra civil poco antes de la llegada del navegante inglés Capitán Cook en 1774. Los ingleses se toparon con una población polinesia diezmada y empobrecida de unos 600 ó 700 hombres y menos de 30 mujeres. Se encontraron también con que las grandes estatuas de los moai ya no eran veneradas, y la mayoría habían sido deliberadamente derribadas.
  
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   En 1786 el navegante francés Jean-François de Galaup, conde de La Pérouse, llegó a la isla e intentó en vano introducir animales domésticos. A principios del siglo XIX, grupos de traficantes de esclavos, intentando emplear el esclavismo para la caza de focas por todo el océano Pacífico, visitaron la Isla de Pascua y recibieron hostilmente a los posteriores visitantes. Una incursión esclavista organizada desde Perú en 1862, destinada a reclutar mano de obra forzosa para las minas peruanas, introdujo de paso epidemias de viruela en la isla, con lo que hacia 1877 la población había quedado reducida a 111 habitantes.
Rapa Nui   En 1864, el hermano Eugène Eyraud, un misionero católico francés, fue el primer extranjero que fijó su residencia permanente en la isla; el resultado fue que hacia 1868 la población se había convertido al cristianismo. Colonos de Tahiti empezaron a criar ganado ovino en 1870.
   En 1888 la isla fue anexionada a Chile, que dedicó casi todo su territorio a la cría de ovejas.
   Mientras la economía aborigen se basaba en el cultivo de la batata, la cría de pollos y la pesca de costa, en la actualidad, tras la apertura del aeropuerto comercial de Mataveri y la llegada del turismo, Rapa Nui ha experimentado rápidos cambios. Este aeropuerto ha adquirido una importancia creciente como etapa en las rutas aéreas entre las islas del Pacífico. Hoy los isleños trabajan en distintos empleos, cobrando su sueldo por horas, y se ha instalado un gran número de trabajadores, técnicos y funcionarios provenientes de Chile. Se han creado también escuelas, hospitales y una leprosería. Se van poniendo en práctica planes de reforestación. La pesca, la agricultura y la ganadería siguen siendo los otros recursos económicos de la isla.
   
   Los vestigios no polinesios de la Isla de Pascua han dado origen a muchas conjeturas. En 1961, una resolución unánime adoptada por 3.000 científicos reunidos en el Décimo Congreso de Ciencia del Pacífico sostuvo que América del Sur y el Sudeste Asiático son dos importantes zonas originarias de los pueblos y culturas de las islas del Pacífico. La Isla de Pascua sería el ejemplo más evidente de esta amalgama cultural.
  

 
 
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RAPA NUI
Los colosos de la Isla de Pascua

  
Bibliografía consultada:

  
- Broswimmer, Franz J. Ecocidio (Laetoli, Pamplona, 2007)
- Guidoni, Enrico. Arquitectura primitiva (Aguilar, Madrid, 1977)
- UNESCO. El Patrimonio Mundial
- V.V.A.A. The Atlas of Mysterious Places (Consultant editor: Jennifer Westwood. Weidenfeld and Nicolson, Marshall Editions, Londres, 1987)
  
 
 
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Los colosos de la Isla de Pascua

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Moai: la presencia de los ancestros
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   Rano Raraku: el volcán donde nacieron los moai
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