fotoAleph
                           centro de documentación fotográfica y visual
 
Principal Exposiciones > Colecciones Galería Pintura Autores Compra Preguntas Enlaces

  
 PERSIA RUPESTRE
 El arte de los sasánidas
Persia rupestre

   Los persas sasánidas fueron para los romanos lo que los persas aqueménidas habían sido para los griegos: la viva encarnación de la amenaza que venía de oriente.
   En el siglo III d C, emergió en tierras del actual Irán una poderosa estirpe de reyes, forjadora de un imperio, el sasánida o neo-persa, que llegó a enfrentarse en repetidas ocasiones al imperio romano, infligiéndole numerosas y contundentes derrotas. Los sasánidas demostraron que los persas seguían siendo un pueblo combativo, irreductible, una nación capaz de medirse de igual a igual con la civilización occidental. Los ecos de esa actitud desafiante parecen aún resonar en el Irán de hoy.
   Pero los sasánidas fueron también una comunidad culta y refinada, que nos dejó un legado artístico sumamente atractivo, aunque poco conocido. Entre las obras de arte sasánida que mejor han sobrevivido a los estragos del tiempo destacan sus magníficos relieves rupestres, esculpidos en los remotos acantilados y roquedos de las montañas de Persia.
Indice de textos
Los reyes del Irán y del No-Irán
La necrópolis de Naqs-i Rustam
Las 'cuevas' de Taq-i Bostan
El imperio sasánida. Breve historia
Bibliografía
Indices de fotos
Indice 1  Naqs-i Rustam
Indice 2  Taq-i Bostan
Indice 3  Taq-i Bostan
  
Otros parajes con arquitectura rupestre en fotoAleph
  


  
  
  
   "Mira a las esculturas... Entonces sabrás, entonces tendrás por sabido: la lanza de un Persa ha llegado muy lejos. Entonces tendrás por sabido: un Persa ha librado batalla muy lejos de Persia."
   (Extracto de inscripción en un acantilado de Naqs-i Rustam, Irán)
   
  

 
Los reyes del Irán y del No-Irán
 
   Se conoce como 'persas sasánidas' a la dinastía de reyes iranios que gobernó en Oriente Medio (actuales Iraq, Irán y Afganistán) entre principios del siglo III d C y principios del VII d C. Fundada el año 224 por Ardashir I, la estirpe sasánida instauró en aquellas tierras un imperio (llamado a veces neo-persa) que rivalizó en poderío con el romano y el bizantino, hasta que fue destruido por la expansión de los árabes entre los años 637 y 651.
   Tras el esplendor y caída del imperio persa aqueménida –la Persia de Ciro, Darío y Jerjes; la Persia que erigió Persepolis–, transcurrió un lapso de cinco siglos en que sus antiguos territorios fueron regidos primero por un reino helenístico (el seléucida) y luego por una potencia de origen autóctono (el imperio de los partos o arsácidas). Estos últimos fueron desplazados por un nuevo poder emergente que terminó por implantar en la región su hegemonía: los sasánidas.
Persia rupestre   El nombre de la dinastía, 'sasánidas', proviene de Sasan, un antepasado de Ardashir I, del mismo modo que 'aqueménidas' deriva de Aquemenes, antepasado mítico de Ciro II el Grande.
   Así como se recuerda a los persas aqueménidas como el perpetuo peligro que se cernía sobre los griegos, los persas sasánidas se convirtieron en el eterno quebradero de cabeza para los romanos en sus fronteras de oriente. Ya los partos habían desencadenado las hostilidades con Roma, pero los sasánidas fueron quienes más lejos llevaron su ofensiva expansionista, masacrando a las legiones romanas en sucesivas batallas, capturando o dando muerte a algunos de sus césares (Gordiano, Valeriano, Juliano), arrebatando países a un imperio en fase de descomposición. Más tarde, cuando el imperio romano dio paso al bizantino, las guerras entre Persia y Bizancio continuaron con el mismo ímpetu, esta vez bajo la coartada de un conflicto entre religiones.
   Los soberanos sasánidas llevaron su insolencia al punto de hacerse representar en numerosas esculturas como vencedores de los césares romanos, mostrándolos a veces humillados y cautivos (foto04), otras veces muertos, con sus cadáveres yaciendo por tierra a los pies de los persas (foto34).
   A partir de Shapur I, los monarcas sasánidas se asignaron a sí mismos el título de 'Rey del Irán y del No-Irán'. Interesante ecuación que, resolviéndose con una simple suma, incluye en los dominios reales la totalidad del universo. El siguiente fragmento de una carta enviada por Shapur II al emperador Constantino II puede dar una idea de la altanería con que los emperadores sasánidas trataban a sus homólogos romanos:
   "Yo, Sapor, rey de reyes, compañero de las estrellas, hermano del sol y de la luna, al César Constantino, mi hermano: (...) Incluso tus más antiguos registros dan testimonio de que mis antepasados poseyeron todo el país hasta el Estrimón y la frontera con Macedonia. Y estas tierras son las que yo, que soy (por no hablar arrogantemente) superior a esos reyes en magnificencia y en todas las virtudes eminentes, debo ahora reclamar."
  
   Indice de textos
  
   El advenimiento de los sasánidas al poder insufló aires de renovación en un país periclitado, que renació de sus cenizas con nuevas energías, animado por el propósito de emular su pasada gloria. Volvió con fuerza el zoroastrismo, el antiguo credo predicado por Zaratustra hacia el siglo VI a C, con Ahuramazda por deidad suprema, que se convirtió en religión de estado. Su principal dogma era la oposición entre el espíritu benéfico de la luz (Ahuramazda u Ormuz) y el espíritu del mal (Ahriman). El zoroastrismo, llamado también mazdeísmo, comportaba una serie de elaborados rituales de purificación y la custodia permanente por parte de los sacerdotes del fuego sagrado, símbolo de la divinidad, en los llamados 'templos de fuego'. La práctica funeraria de no enterrar los cadáveres a fin de no polucionar la tierra, sino de exponerlos en las cumbres de montañas para pasto de buitres, todavía es seguida por los actuales fieles de la religión zoroástrica, los parsis, que utilizan para ello los edificios llamados 'torres del silencio' (ver foto en fotoAleph, colección Yemen de norte a sur).
   Fue por entonces cuando se recopiló la colección de escritos conocida como Zend Avesta, un compendio de textos canónicos de la religión zoroástrica: las sagradas escrituras de los persas. El zoroastrismo de los sasánidas fue más intolerante que el de los aqueménidas, y tuvo etapas en que los fieles de otras religiones fueron perseguidos. No obstante, la ética zoroástrica hacía hincapié en principios morales como la necesidad del trabajo, la santidad del matrimonio y el respeto por la ley y el intelecto. La educación básica de los ciudadanos incluía ejercicios físicos y militares, leer y escribir, aritmética y el cultivo de las Bellas Artes.
  
   Indice de textos
  
   Los sasánidas dejaron a la humanidad un importante legado artístico, sobre todo en arquitectura y escultura, de gran interés para quienes estudian los orígenes del arte occidental. El de los sasánidas es un arte de marcado carácter iranio, pero que bebió, sin embargo, de otras fuentes, del este y del oeste, adaptando los estilos foráneos a su propia imaginería. Y que, de la mano del imperio, llegó muy lejos en su irradiación más allá de las fronteras de Persia.
Persia rupestre    La arquitectura alcanzó a menudo proporciones monumentales, como puede todavía apreciarse en las ruinas de los palacios de Ctesifonte, Firuzabad y Sarvestan, en los actuales Iraq e Irán. El palacio sasánida de Ctesifonte, cercano a Bagdad, famoso por su descomunal iwan de bóveda elíptica de 25 m de ancho y 37 m de alto, fue construido enteramente en ladrillo cocido y, aunque arruinado, aún quedan en pie de él los suficientes restos como para poder vislumbrar su pretérita grandeza. El iwan (una gran sala abovedada abierta por uno de sus lados) había sido utilizado por primera vez por los partos, pero los sasánidas lo emplearon sistemáticamente en su arquitectura palaciega, e incluso en algunas obras de arquitectura rupestre, que imitan sus formas (ver foto14 de las 'cuevas' de Taq-e Bostan) excavadas en la roca. La fórmula arraigó en la arquitectura islámica de siglos posteriores, como puede apreciarse en las mezquitas y medersas mamelucas, timúridas o safávidas.
   Los sasánidas pusieron en marcha grandes infraestructuras, redes de carreteras (resucitando el antiguo sistema de postas que tan bien funcionó con los aqueménidas), construyeron puentes cuyos cimientos aún perduran (ver los puentes safávidas de Isfahan) y erigieron ciudades planificadas. La planta de la ciudad de Gur, donde Ardashir I estableció su nueva capital, era perfectamente circular, inscrita en una circunferencia de 2 km de diámetro, con tres murallas anulares concéntricas, a la manera de las ciudades partas; las calles, orientadas a los puntos cardinales, seguían un trazado radial, cruzándose en el justo centro, el lugar más sagrado de la ciudad, donde se levantaba un monumento con un disco solar, símbolo de la luz y el fuego, que eran adorados como entes supremos en el culto zoroástrico.
   Acuñaron moneda. El estudio de la numismática de la época sasánida ha permitido registrar con seguridad la tabla genealógica de los reyes de la dinastía y sus respectivos periodos de reinado.
  
   Indice de textos
  
   Pero quizá las más persistentes y sugestivas reliquias del arte sasánida sean los relieves escultóricos rupestres que aún pueden admirarse en un buen número de acantilados y farallones dispersos por los territorios del antiguo imperio neo-persa, conservándose más de 30 en los límites del actual Irán. Y es que el arte rupestre (en su sentido amplio: 'arte de las rocas') posee el don de la perseverancia. En Persia ya había antecedentes de esta modalidad de arquitectura-escultura: ver las sepulturas rupestres de los reyes aqueménidas en Naqs-i Rustam y Persepolis.
   El contenido de la iconografía rupestre sasánida y su propio estilo revelan la intensa interacción que se dio en estas tierras entre las corrientes estéticas de oriente y occidente. Se detectan influencias orientales en los tipos de indumentaria y occidentales en el moldeado de los tejidos en torno al cuerpo. La disposición de las figuras en registros superpuestos había sido utilizada ya por los aqueménidas.
Persia rupestre   Los paneles de relieves plasman escenas solemnes, instantes históricos. Inmortalizan en piedra los hechos gloriosos del rey, audiencias, investiduras, combates, victorias acaecidas en su reinado. Pero, a diferencia de lo que ocurre con la escultura aqueménida, no hay un propósito narrativo en estos relieves. Cada panel se limita a reflejar estáticamente la celebración de un acontecimiento importante en la vida del monarca, confiriéndole un significado eterno.
   Las figuras escultóricas desprenden un aire entre tardorromano y bizantino, con características singulares como las recargadas vestimentas y tocados (foto17), las abundantes melenas de rizos flameando al viento (foto11), los pantalones y túnicas de telas vaporosas (fotos 34 y 12; compárense con los de la época aqueménida) y un estilo general abarrocado que contrasta con el sobrio y geométrico canon del arte imperial de los tiempos de Ciro y Darío. Las efigies ya no se reproducen en estricto perfil, sino que pueden aparecer de frente y de tres cuartos (foto27, rasgo éste común a la estatuaria parta), y a veces pueden estar dotadas de vigoroso movimiento (foto06).
   En muchas de las esculturas, los reyes sasánidas pueden ser identificados por sus coronas individuales. Es significativo destacar que su estatura siempre iguala a la de los dioses y diosas que aparecen en su entorno (foto30), como era usual representar gráficamente a los faraones egipcios: ello implica que los reyes son parangonables a los dioses, legitimándose de forma implícita el origen divino de la realeza.
   Hay paneles rupestres sasánidas con combates ecuestres que parecen escenas extraídas de los duelos medievales (foto08). Obsérvese la figura de este guerrero (foto20): cualquiera juraría que se trata del típico caballero descrito en los cantares de gesta medievales o en las crónicas de caballerías, pertrechado con su lanza, su yelmo, su escudo, cabalgando gallardo a lomos de un brioso corcel engualdrapado. Un Amadís de Gaula, un Tirant lo Blanc. Pero se trata nada menos que de Cosroes II, el último gran rey sasánida. El relieve está, por tanto, esculpido en una fecha tan temprana como los inicios del siglo VII, cuando aún vivía el profeta Mahoma y los visigodos reinaban en Hispania, por lo que se anticipa en varios siglos a la imaginería equivalente de la Europa medieval. Sólo en el periodo gótico llegó a alcanzar la escultura tal armonía entre realismo y estilización, pero es que en tiempos de Cosroes los artistas sasánidas estaban mamando aún de las fuentes clásicas, tanto de oriente como de occidente. No es así aventurado afirmar que el arte sasánida supone el nexo de continuidad, el eslabón perdido entre el arte de la Antigüedad tardía y el de la Alta Edad Media.
  
   Indice de textos
  
   La metalistería y orfebrería, disciplinas en las que ya los aqueménidas habían sido maestros, alcanzaron el máximo nivel de refinamiento y sofisticación en la época sasánida, hasta el punto de que llegaron a influir en la joyería de la China. Los chinos aprendieron de Persia el arte de trabajar la plata, tal como puede apreciarse en las notables piezas de orfebrería que se conservan de la dinastía Tang (618-907 d C), cuya técnica y estilo son casi idénticos a los de los cuencos, vasijas y medallones de plata de los persas sasánidas.
   La educación era alentada por el Estado, y diversas obras literarias de oriente y occidente fueron traducidas al pahlavi, o persa medio, la lengua de los sasánidas. Así fueron transmitidos a la Persia sasánida los conocimientos de los griegos y los indios en diversas ciencias, mezclados con sus creencias en materia de mitos y horóscopos. Los astrólogos sasánidas desarrollaron una teoría de la historia entroncada con la astrología, partiendo del axioma de que el pasado y el futuro están escritos en los astros y puede leerse calculando sus movimientos.
   La música, tanto religiosa como profana, era también muy apreciada en el entorno de los reyes, y los músicos gozaban de un alto rango en la corte. Destacó entre ellos Barbad, a quien se atribuye la invención de un sistema pre-islámico de modos musicales. Según las creencias de la secta Mazdak, relacionada con el maniqueismo, la música era uno de los cuatro poderes espirituales del universo.
   El imperio persa sasánida englobaba en sus dominios lo que hoy es Afganistán. Quedan claras huellas de ello en las ruinas rupestres budistas de Bamiyan, el lugar de los grandes budas monolíticos que fueron dinamitados por los talibán en marzo de 2001. El estilo de las esculturas y pinturas de este enclave revelan fuertes influencias del arte sasánida, e incluso de la India, y en algunos murales puede verse la figura de Buda ataviado con unos ropajes muy similares a los de los reyes sasánidas de Taq-i Bostan. 
  
   Indice de textos
  

    
La necrópolis de Naqs-i Rustam
  
Fotos 01-12
Localización: 6 km al nordeste de Persepolis
Naqs-i Rustam = 'Imágenes de Rustam'

   Cerca de Persepolis se eleva un imponente acantilado rocoso en cuyas paredes se hallan excavadas, a considerable altura, cuatro tumbas de monumentales dimensiones, muy similares entre sí (ver fotos 29 y 30 en fotoAleph, colección Persepolis). Este paraje se llama Naqs-i Rustam, y es el lugar de enterramiento de cuatro de los principales reyes del imperio persa aqueménida (s. V a C).
    Una de las tumbas lleva dos extensas inscripciones en escritura irania mostrando expresamente que se trata del sepulcro de Darío I el Grande, hijo de Hystaspes. La primera inscripción contiene la que podría calificarse como la 'autobiografía política' del rey (ofrecemos a continuación un fragmento), y la segunda vendría a ser su 'testamento teológico y moral'. 
Persia rupestre   "Si ahora quieres saber cuántos son los países que conquistó el rey Darío, mira a las esculturas de los que ocupan el trono. Entonces sabrás, entonces tendrás por sabido: la lanza de un Persa ha llegado muy lejos. Entonces tendrás por sabido: un Persa ha librado batalla muy lejos de Persia."
   (Inscripción en la tumba de Darío I, en Naqs-i Rustam)
   Las otras tres tumbas de Naqs-i Rustam no contienen inscripciones, pero por su monumentalidad y disposición se puede deducir que nos hallamos con toda probabilidad ante los sepulcros de los sucesores de Darío: su hijo y heredero al trono Jerjes I, su hijo Artajerjes I y su nieto Darío II Nothus.
  
   Tras la caída del imperio aqueménida, Naqs-i Rustam continuó siendo un enclave importante para los persas. A mediados del siglo III d C, los reyes sasánidas Ardashir I y su hijo Shapur I fueron representados en relieves monumentales esculpidos en la misma pared del acantilado donde habían sido excavadas las tumbas de los emperadores aqueménidas.
   Los sucesores de Shapur añadieron otros relieves al farallón rocoso, siempre debajo de las tumbas aqueménidas (foto07), como si quisieran reconocer la supremacía del glorioso imperio fundado por Ciro.
   Varios de estos relieves describen elaborados combates ecuestres, al estilo de los torneos que fueron comunes en la Edad Media (foto05). La épica nacional irania está llena de cuentos de caballería, destacando el célebre Shanameh, del poeta Firdausi (940-1021). La gente, que conocía estos relatos, atribuyó estas figuras ecuestres a representaciones del héroe legendario Rustam. De ahí puede proceder el topónimo de Naqs-i Rustam.
  
   Indice de textos
  

Paneles rupestres sasánidas en Naqs-i Rustam (de izquierda a derecha):
  
Investidura de Ardashir I
   El panel de la 'Investidura de Ardashir I' (224-241) retrata al primer rey de la dinastía, y es el más antiguo de los relieves sasánidas de Naqs-i Rustam.
   A la derecha se ve al dios Ahuramazda que está entregando el cydaris o anillo de poder a Ardashir, situado a la izquierda. Ambas figuras van montadas a caballo y pueden ser identificadas por sus respectivas coronas, que en todos los casos son distintas, tanto entre los dioses como entre los reyes. Las patas de los caballos pisotean enemigos derrotados: Artabanus, el rey de los partos, bajo Ardashir; Ahriman, la personificación del mal, bajo Ahuramazda.
   
Audiencia de Bahram II
   Pese a la relativamente menor importancia de Bahram II, existen en Irán no menos de diez relieves rupestres que hacen referencia a este rey sasánida, tres de ellos en Naqs-i Rustam.
   Este relieve, esculpido muy próximo al de la Investidura de Ardashir, describe una audiencia real. Bahram está en el centro y sus manos descansan sobre un gran espada, demostrando que lleva las riendas del gobierno. A la derecha, tres dignatarios rinden homenaje al rey; a la izquierda, otros cinco personajes, ataviados con diademas y curiosos tocados, dirigen su mirada hacia el monarca. Uno de estos últimos personajes ha sido identificado como el sumo sacerdote Kartir.
  
Victoria ecuestre de Bahram II
   Este relieve sasánida, de un estilo diferente al de otros relieves anteriores, se esculpió en la pared rocosa de Naqs-i Rustam debajo de la tumba atribuida al rey aqueménida Darío II. Muestra a Bahram II atacando a caballo a un enemigo tocado con un casco romano, que podría representar al emperador Carus. Junto a Bahram se ve a un portador de estandartes.
  
   Indice de textos
   
Victoria ecuestre de Hormidz II
   El panel escultórico de la 'Victoria ecuestre de Hormidz II' (302-309), hijo y sucesor de Narsés, fue emplazado inmediatamente debajo de la tumba rupestre aqueménida atribuida a Artajerjes. En un violento combate a caballo el rey sasánida atraviesa con su lanza al jinete enemigo, derribándolo por tierra (foto06). El personaje abatido podría ser Papak, rey de Armenia, o uno de los reyes kushanas de la India.
   En el registro superior de la composición había un relieve de Shapur II, hoy desaparecido (foto05).
  
Triunfo de Shapur I
   El panel muestra una escena ceremonial, en la que el rey sasánida, montado a caballo en actitud triunfante, recibe al emperador romano derrotado Valeriano y confirma a Filipo el Árabe como regidor del imperio romano (foto02). Este relieve fue tallado muy cerca de la tumba aqueménida de Darío I el Grande.
   En 244 las legiones romanas, con el emperador Gordiano III al mando, invadieron Mesopotamia y asediaron Ctesifonte, la capital de los reyes sasánidas. Fueron, sin embargo, rechazadas por las tropas de Shapur I. Gordiano murió en la contienda y el mando pasó a Filipo el Árabe, que se vio forzado a aceptar un tratado de paz con los sasánidas. Filipo, tras pagar un rescate, fue liberado y consiguió volver a Roma sano y salvo, dando pie a que Shapur manipulara los hechos como si el nuevo césar romano hubiera llegado al poder gracias al rey sasánida. A la izquierda del panel se puede ver (foto04) al emperador Filipo el Árabe, ataviado con la típica toga romana ondeando al viento, postrándose de rodillas ante Shapur a caballo.
Persia rupestre   El hombre que está de pie junto a él, a quien Shapur aferra del brazo, es el emperador romano Valeriano, que había sido capturado por los sasánidas en 260. El relieve describe, por tanto, en una sola escena dos acontecimientos históricos separados en el tiempo. En Bishapur se puede ver una versión más elaborada de este relieve, en la que aparece también Gordiano muerto.
    A la derecha, apostado detrás de Shapur, se ha identificado a Kartir, sumo sacedote zoroástrico, haciendo un gesto de saludo al rey. Esta efigie fue añadida posteriormente, durante el reinado de Bahram II (276-293).
  
   Indice de textos
  
Doble victoria ecuestre de Bahram II
   El panel de la 'Doble victoria ecuestre de Bahram II' fue esculpido justo debajo de la tumba del gran emperador aqueménida Darío I (foto07). El rey sasánida es identificable por su tocado provisto de alas de águila.
   El panel está distribuido en dos registros superpuestos (foto08). En el registro superior, Bahram II, a caballo, abate a un jinete enemigo que le hace frente. En el inferior el rey, lanza en ristre, combate a caballo contra otro enemigo. En ambos grupos escultóricos se ven sendos enemigos muertos bajo los pies del caballo del rey.
   La composición de estas escenas no puede dejar de evocar la imaginería que proliferó muchos siglos más tarde en el románico y el gótico, ilustrando combates entre héroes o duelos ecuestres medievales.

Investidura de Narsés
   El panel de la 'Investidura del rey Narsés' (293-302) está esculpido en la necrópolis aqueménida de Naqs-i Rustam entre la tumba de Darío I y la atribuida a Jerjes (foto09).
   En el centro de la composición resalta la efigie (foto11) del rey Narsés (o Narseh, hijo de Shapur I, que accedió al trono persa en 293, ya siendo rey de Armenia, tras rebelarse contra su sobrino-nieto Bahram III), recogiendo de manos de una figura femenina (foto12) el anillo de poder llamado cydaris, símbolo de la autoridad de la monarquía. No se sabe si la mujer representa a Shapurdojtak, la esposa del rey, o a Anahita, la diosa de las aguas y la fertilidad.
   Entre ambas figuras se distingue otra de menor estatura (foto10), que es la de un joven príncipe, probablemente Hormizd II, hijo y sucesor de Narsés. A la izquierda, detrás del rey, hacen acto de presencia otros grandes dignatarios de la corte, levantando las manos y alargando el dedo índice, en un gesto de respeto al soberano que se ve repetido en otros muchos relieves sasánidas.
  
   Indice de textos
  
  

  
Las 'cuevas' de Taq-i Bostan
  
Fotos 13-36
Localización: cerca de Kermanshah (actual Bajtaran)
Taq-i Bostan = 'El arco del jardín'
 
   En la pared de un escarpado peñasco a orillas de un estanque (foto13), en el corazón de los montes Zagros, que conservan casi todo el año sus escarpadas crestas manchadas de nieve (foto36), se abren las bocas en formas de arcos de dos oquedades que a cierta distancia parecen cuevas (foto14).
Persia rupestre   No lo son. En realidad son cavidades artificiales rupestres, excavadas en la montaña, que reproducen en el lenguaje de la roca la forma arquitectónica del iwan de los persas. El iwan, gran estancia abovedada abierta en forma de arco por uno de sus lados, fue una innovación arquitectónica oriental, sin equivalente en la arquitectura romana. Su invención se debe a los partos, pero fueron los sasánidas quienes lo desarrollaron hasta dimensiones monumentales, marcando un precedente para el intensivo uso que se hizo de este espacio en la arquitectura medieval y post-medieval musulmana (ver un ejemplo mameluco en El Cairo y un ejemplo safávida en Isfahan).
   Una serie de capiteles recopilados en las cercanías (foto35), decorados con motivos florales y figurativos, nos recuerda que entre los sasánidas existió otra arquitectura además de la rupestre.
  
   Indice de textos
  
Gran Arco de Cosroes II
   Esta cavidad rupestre en forma de iwan con la entrada en arco data de los últimos años del imperio sasánida, de la época de Cosroes II 'el Victorioso' (590-628), aunque contiene elementos de tiempos y estilos posteriores. El monumento fue horadado en la roca viva del monte para celebrar los triunfos de Cosroes en sus campañas bélicas.
   Las dos doncellas aladas en bajorrelieve en la fachada exterior del arco de entrada (foto15), que vuelan cada una portando una flor y un anillo de la realeza, simbolizan la victoria (es éste un tema tomado del arte clásico grecolatino: la figura de la 'victoria alada'; véase ejemplo en foto de Efeso). Los exteriores de las jambas presentan elaborados motivos florales (foto28).
   Tanto la pared del fondo como las laterales de la estancia perforada en la roca están trabajadas con una gran profusión de figuras escultóricas en bajo y altorrelieve.
   En el muro del fondo, dividido en dos registros superpuestos, la escena superior muestra la investidura del rey (foto16). La imagen de Cosroes II, ataviado con kaftan y espada al cinto (foto18), se yergue en el centro del grupo, entre sendas manifestaciones de Ahuramazda, deidad suprema del zoroastrismo, y Anahita, diosa de las aguas y la abundancia (foto19). El dios Ahuramazda, a la derecha, hace entrega de un cydaris o anillo real, símbolo de poder, a Cosroes II. A la izquierda, la diosa de las aguas (repárese en la foto17 la jarra que sujeta con la otra mano) ofrece un segundo anillo al rey.
Persia rupestre   Se cree que el guerrero montado a caballo del registro inferior (foto20), provisto de lanza, escudo y un casco cubriéndole el rostro, con su asombroso parecido a las imágenes de caballeros armados de la Edad Media, representa asimismo a Cosroes II.
   Las escenas en los muros laterales de la cueva-iwan describen actividades de caza y festejos de la corte, en un entorno paisajístico rico en detalles, probablemente inspirado en motivos semejantes de la pintura mural de la época.
   En la pared izquierda puede contemplarse, tallada en un bajorrelieve poco profundo, una populosa escena de caza de jabalíes, con los cazadores montados a lomos de elefantes (fotos 23 y 24). El rey, apostado en una embarcación, dispara sus flechas a un jabalí (foto26). Obsérvese el detalle de las plantas reproducidas por delante y por detrás de los cuerpos de los elefantes que avanzan entre la vegetación, creando varios planos de profundidad (foto25). El hecho de que Irán no sea un hábitat natural de elefantes ha dado pie a conjeturar sobre la posible influencia del arte de la India en estos relieves.
   Se ven también representaciones de ríos con peces, que con su somero espesor recuerdan a algunos relieves asirios y a los egipcios de las mastabas del reino faraónico antiguo.
   El relieve polícromo de la parte superior fue ejecutado muchos siglos más tarde bajo el mandato de Mohamed Ali Mirza Dowlatshah (1789-1821), famoso príncipe persa de la dinastía Qajar, hijo de Fat'h Ali Shah.
   La pared opuesta de la 'cueva' despliega otra escena cinegética (foto27), esta vez una cacería de venados. Aquí el rey presencia la partida de caza montado en un corcel, su efigie tallada en una perspectiva de tres cuartos, que contrasta con el resto de relieves, plasmados de perfil.
  
   Indice de textos
  
Pequeño Arco de Shapur III
   La cueva artificial de menor tamaño excavada también con forma de iwan a la derecha de la anterior fue realizada a la memoria de Shapur III (383-388), nieto del gran emperador Shapur II, el vencedor de los romanos.
   En el muro del fondo están esculpidas en altorrelieve las figuras de Shapur II a la derecha y de Shapur III a la izquierda (foto29). Junto a cada figura hay una inscripción en pahlavi que menciona el nombre de cada rey, y el nombre de sus padres y abuelos. Cada monarca es presentado como adorador de Ahuramazda, y rey del Irán y del No-Irán.
   Este grupo escultórico es bastante inusual, pues lo común era representar la legitimación del monarca como si sus poderes le fueran otorgados por los dioses, no por los reyes.
Persia rupestre 
Investidura de Shapur II
   Se trata de un panel rupestre (foto30) tallado en los roquedales cercanos a las 'cuevas' descritas.
   La manifestación de Ahuramazda se presenta a la derecha (foto33). Shapur II (309-379), en el centro, recibe de él el cydaris o anillo de la realeza (foto32). A la izquierda, detrás del rey, de pie sobre una flor de loto, aureolado de rayos solares y sosteniendo un barsam (manojo de ramas sagradas usado en rituales), aparece el dios del sol Mitra (foto31).
   Bajo los pies del monarca y de Ahuramazda yace una figura barbada (foto34): es el cuerpo del derrotado emperador romano Juliano el Apóstata, muerto en la batalla contra los sasánidas de 363.
   Algunos historiadores sostienen que el rey representado en Taq-i Bostan no es Shapur II, sino su hermano y sucesor Ardashir II (379-383).
  
   Indice de textos
  
  
  
Otros lugares de Irán con relieves rupestres sasánidas:
  
- Bishapur: relieve de Ardashir I a caballo recibiendo la rendición de un personaje parto; investidura de Shapur I; Bahram II recibiendo a una delegación de árabes; el rey Shapur I triunfante celebrando su primera victoria; triple victoria de Shapur I; Shapur II reprimiendo una revuelta.
- Firuzabad (antigua Gur): dos relieves de Ardashir I, uno describiendo la derrota del rey parto Artabanus V, y otro con una escena de investidura.
- Naqs-i Rajab: investidura de Ardashir I; investidura de Shapur I; figura ecuestre de Shapur I con su séquito; relieve de tiempos de Bahram II mostrando al sumo sacerdote Kartir prometiendo lealtad al rey.
- Daragber: Shapur I se muestra triunfante ante los tres emperadores romanos derrotados por él (Gordiano III, Filipo el Árabe y Valeriano).
- Valle de Sar Mashhad: una representación de Bahram II matando dos leones.
- Sarab-i Qandil: la reina ofreciendo una flor de loto a su esposo Bahram II.
- Sarab-i Bahram: escena de Bahram III entronizado.
- Qasr-e Abu Nasr: relieve de Bahram III.
- Guyum: relieve de Bahram III.
- Barm-e Dilak: el rey Bahram II ofreciendo una flor de loto a su consorte; el rey recibe a un oficial importante.
- Behistun: relieve inacabado, junto al famoso relieve e inscripción aqueménida de Darío I.
  
   Indice de textos
  
  
   

  
El imperio sasánida. Breve historia
    
  
Persia preislámica

ca 550-312 a C.      Imperio persa aqueménida 
312-175 a C.           Seléucidas 
247 a C - 224 d C.   Partos 
224-651 d C.           Sasánidas
  
   A la caída del imperio persa aqueménida, provocada por la ofensiva militar de Alejandro Magno, siguió el rápido desmembramiento del efímero imperio macedonio que éste había creado. Muerto Alejandro, en el reparto de los territorios conquistados entre sus generales correspondió a Seleuco la gobernación de los países del oriente próximo y medio, hasta las tierras del actual Pakistán, pero el reino seléucida pronto fue desplazado por la invasión y hegemonía de los partos, que en el siglo I a C instituyeron un imperio (Partia) que abarcaba desde Mesopotamia hasta Sogdiana y desde Armenia hasta el Mar Arábigo. Durante los 400 años que duró esta potencia, Partia no cejó en su ambición de recuperar las provincias occidentales antaño ocupadas por los aqueménidas, lo que se tradujo en una sucesión de conflictos con Roma, con el consiguiente debilitamiento y la postrera división del imperio parto en dos reinos.
Persia rupestre   Ardashir I (224-241 d C), un príncipe nativo de Fars –la región al sur de Irán que fue cuna de los aqueménidas, donde nació y fue enterrado Ciro, y donde se construyó Persepolis–, fue el fundador de la dinastía sasánida. Ardashir derrotó con sus tropas en 224-226 al rey parto Artabanus IV, tomó su capital Ctesifonte e inauguró un nuevo imperio, el sasánida, cuyos territorios llegaron a alcanzar con el tiempo la extensión del antiguo imperio aqueménida (ss. VI-IV a C), aunque sus fronteras oscilaron frecuentemente, al ser disputadas por Roma y Bizancio al oeste y por el imperio kushana de la India septentrional al este.
   En su época se produjo una revitalización del nacionalismo iranio, tomando como referente el legendario esplendor del imperio persa de Ciro y Darío, con un anhelo por restaurar su pasada grandeza. Los reyes sasánidas proclamaban ser los descendientes de la estirpe aqueménida, lo que avalaba su legitimidad al trono.
   Una vez establecido un firme control sobre el vasto territorio conquistado, Ardashir I tomó posesión del palacio de Ctesifonte y fue investido con el título de 'Rey de Reyes de los Iranios'. Los sasánidas retomaron las históricas hostilidades de Persia con Roma (229-232), reclamando el norte de Mesopotamia y las ciudades fortificadas de Edesa (actual Urfa) y Nísibis, en el Kurdistán turco.
  
   Indice de textos
  
   Durante el reinado de Shapur I (241-272), hijo y sucesor de Ardashir, el imperio sasánida llegó a abarcar de Sogdiana y Georgia al norte hasta el sur de Arabia, y del valle del Indo al este hasta las cuencas septentrionales del Tigris y el Eúfrates al oeste.
   Nada más ascender al trono, Shapur I tuvo que defender Persia de una invasión de los romanos al mando del emperador Gordiano III (238-244), a quien derrotó y dio muerte. En 256 se produjo un nuevo enfrentamiento entre Roma y Persia, con una nueva derrota de los romanos en Siria, país que quedó, con su capital Antioquía, en poder de los sasánidas. Aún se dio un tercer conflicto entre las dos potencias cuando el emperador Valeriano acudió al rescate de la ciudad de Edesa, asediada por las tropas de Shapur. La aplastante victoria de los persas fue aquí definitiva, y el emperador Valeriano fue capturado y llevado cautivo a Persia, junto a los oficiales de su ejército. La hazaña fue inmortalizada en piedra en uno de los relieves rupestres de Naqs-i Rustam (fotos 02, 03 y 04).
    Shapur I asumió el título de 'Rey de Reyes del Irán y del No-Irán', fórmula que quedó consagrada en adelante para designar a los sucesivos emperadores sasánidas. Las diferentes provincias del nuevo imperio persa pasaron a ser regidas por miembros de la dinastía sasánida nombrados por el rey con el título de shah, con un sistema estatal fuertemente centralizado, siendo abolidas las antiguas dinastías hereditarias locales que provenían de tiempos de los partos.
   Un ilustre contemporáneo de Shapur I fue Mani, profeta místico persa (215–274?) fundador del maniqueísmo, una religión gnóstica de carácter dualista que interpretaba el mundo como una interacción entre pares de opuestos: espíritu y materia, los principios del bien y del mal, en perpetua lucha. Mani, que declaraba ser el último apóstol de Cristo, trataba de combinar las enseñanzas de Zaratustra y de Jesús, en una interpretación gnóstica de los evangelios, con el fin de dar a luz una nueva religión de alcance ecuménico. Mani gozó de los favores del rey Hormidz I, heredero de Shapur, pero cayó en desgracia bajo su sucesor Bahram I, quien, cediendo a la presión de los estamentos eclesiásticos, lo mandó ejecutar. El maniqueísmo se difundió no sólo por el imperio sasánida sino también por el romano tardío, y más tarde por el mundo islámico, Asia Central y China.
   Por otra parte, el cristianismo, en la segunda mitad del siglo III, había arraigado entre las comunidades arameas de Mesopotamia y poco a poco logró expandirse por tierras persas, conviviendo con las demás religiones de la zona.
  
   Indice de textos
Persia rupestre 
   Bahram II (276-293) fue uno de los reyes sasánidas más débiles. Vencido en la guerra contra el emperador romano Carus, tuvo que devolver Armenia y Mesopotamia. Reprimió con dificultad la revuelta de su hermano Hormidz II, que intentaba crear un reino oriental independiente, y perdió el poder frente Kartir, un poderoso sumo sacerdote del culto zoroástrico. Kartir, que había promovido el zoroastrismo hasta la categoría de religión de estado, fue responsable de la persecución de cristianos, judíos y budistas, y uno de los instigadores de la muerte de Mani. El siglo III concluyó con un periodo de luchas dinásticas y una nueva guerra con Roma (296-298), en la que Persia hubo de ceder a los romanos cinco provincias al este del Tigris.
   Cuando Constantino despenalizó el cristianismo en el mundo romano, los sasánidas atribuyeron un trasfondo político a las relaciones entre los cristianos iranios y los romanos, sus eternos enemigos. En el transcurso del siglo IV surgen nuevos focos de hostilidad cuando el imperio romano de Oriente se va transformando en un imperio cristiano, el bizantino. A modo de reacción, los sasánidas reforzaron el poder del clero zoroástrico; esto dio pie a un nuevo periodo de intolerancia hacia otros modos de fe, y el choque entre los dos imperios terminó por tomar un cariz de guerra de religiones. A partir de 339 los cristianos de Persia sufrieron graves persecuciones por parte de Shapur II y sus sucesores. Pese a ello, considerables comunidades cristianas sobrevivieron en zonas de Persia hasta mucho después del fin de la dinastía sasánida, y todavía subsisten en el actual Irán (ver foto de la iglesia de Belén en Isfahan, de culto cristiano-armenio).
   El emperador sasánida Shapur II (309-379), un general que dirigía en persona grandes ejércitos y se consideraba a sí mismo como heredero del gran imperio aqueménida, fue un notable político y un consumado estratega que conseguía provocar disensiones entre sus enemigos. Durante su mandato, el imperio persa sasánida alcanzó el cénit de su esplendor.
   Shapur II entabló dos guerras con Roma. En la primera (337-350) obtuvo relativamente poco éxito, pero en la segunda (359-363) Roma fue una vez más vencida. Juliano el Apóstata había enviado a Persia un enorme ejército que llegó a las mismas puertas de Ctesifonte, pero fue mortalmente herido en una escaramuza (foto34), y su sucesor Joviano fue obligado a acatar una humillante tregua de treinta años y a ceder a Persia las provincias al este del Tigris, así como las ciudades de Nísibis y Singara. Shapur II dirigió entonces su atención hacia Armenia, país aliado de Roma en los límites occidentales del imperio sasánida, que conquistó temporalmente.
   A su muerte en 379, el imperio persa sasánida había incrementado sustancialmente sus dominios y nunca había sido tan poderoso. Desde entonces, las guerras a pequeña escala de finales del siglo IV y del siglo V raramente conllevaron grandes expediciones militares, pero la amenaza del imperio sasánida sobre los romanos permaneció, sin embargo, constante. Y los conflictos bélicos con Roma se hicieron tan habituales que llegaron con el tiempo a minar el poderío de los sasánidas.
  
   Indice de textos
  
   En 387 Armenia fue dividida en dos zonas entre Persia y Roma. En 399 Yazdegerd I accedió al trono. Su reinado fue valorado de forma opuesta por los cristianos y los seguidores de la religión zoroástrica. Mientras estos últimos elogiaban su clemencia, los cristianos se referían a él como Yazdegerd 'el Pecador'. En la primera etapa de su reinado mostró tolerancia hacia el cristianismo y el judaismo, permitiendo construir iglesias y sinagogas, y practicar en público sus respectivos cultos. Pero el creciente fanatismo de los cristianos le condujo a revocar en 409 su política permisiva y a iniciar un nuevo periodo de represión de las religiones 'heréticas'. Tras su muerte en 420, fue sucedido por su hijo Bahram V, celebrado en la tradición popular por sus proezas en la caza y el amor, pero que fracasó en su guerra con Constantinopla (420-422), viéndose obligado a firmar un tratado de paz por cien años y a garantizar la libertad de culto de los cristianos. 
   En las siguientes décadas el imperio sasánida se resintió con una revuelta de Armenia y sufrió continuos ataques por parte de los heftalitas o hunos blancos, un pueblo nómada de linaje turco-mongol que había ocupado grandes territorios al oeste de la India. El rey Firuz (457-484) fue abatido por éstos en una batalla y el territorio sasánida fue invadido y saqueado. Su hermano Balash fue depuesto y la corona recayó en su hijo Qobad I (488-531), que emprendió dos guerras contra Constantinopla, en la segunda de las cuales derrotó al general bizantino Belisario.
   La doctrina nestoriana, que proclamaba que las personas divina y humana se mantenían separadas en el Cristo encarnado, era por entonces predominante entre los cristianos de Persia y fue definitivamente aceptada en el imperio sasánida. En la época en que Cosroes I (531-579) llegó al poder, la teología zoroástrica había evolucionado hacia un intento de superar el viejo dogma del dualismo entre el bien y el mal, considerando a Ormuz y Ahriman como emanaciones de un mismo principio original y eterno: Zurvan. No obstante, Cosroes I declaró herética la secta de los zurvanitas, persiguiendo a sus fieles, y restableció la ortodoxia zoroástrica.
  
   Indice de textos
Persia rupestre  
   Cosroes I fue uno de los más ilustres monarcas sasánidas, considerado en vida y mucho después de su muerte como un rey justo y sabio. Reformó el sistema fiscal del imperio, haciéndolo más equitativo, y en 532 firmó la paz con el emperador bizantino Justiniano. Sin embargo, en 540 reemprendió las guerras contra Constantinopla, que, aunque interrumpidas por varios armisticios, se prolongaron hasta 561, cuando se refrendó un tratado de paz por cincuenta años. Cosroes I, aliado con los turcos, una nueva nación que había surgido al oeste, derrotó definitivamente a los heftalitas y extendió su poder hasta el Mar Negro. Cuando los turcos se aliaron con los bizantinos, se produjo una nueva guerra (572-590), proseguida por el hijo de Cosroes Hormidz IV, en la que Persia terminó por ceder a Constantinopla gran parte de Armenia y de Iberia (antiguo nombre de Georgia).
   Hormidz IV fue depuesto por una conspiración y sustituido en el trono por su hijo Cosroes II (590-628), apodado Parviz ('el Victorioso'). Tomando como pretexto el asesinato del emperador bizantino Mauricio, que le había ayudado a obtener el poder, Cosroes II reemprendió las guerras contra Bizancio (603-628). Sus tropas ocuparon la Mesopotamia bizantina, Siria, Palestina (Cosroes se llevó de Jerusalén la reliquia de la Verdadera Cruz), Egipto, el Transcáucaso, penetraron hasta Calcedonia (ciudad próxima a Constantinopla), e invadieron también las islas de Chipre y Rodas. Esta fue la máxima expansión que llegó a alcanzar el imperio sasánida, que, aunque efímeramente, igualó por un tiempo la amplitud del imperio aqueménida.
   No tardó mucho en organizarse una contraofensiva bizantina al mando del emperador Heraclio, que forzó la retirada de los persas tras la definitiva debacle de sus fuerzas en la batalla de Nínive, en una especie de preámbulo de las Cruzadas, restableciéndose las fronteras previas a la invasión. A esto siguió una insurrección militar en la que Cosroes II fue asesinado por su hijo Qobad II, fallecido a su vez al poco tiempo. El sucesor, Ardashir III, hizo las paces con los bizantinos y la reliquia de la Vera Cruz fue devuelta a Jerusalén. El subsiguiente periodo de anarquía, con cinco soberanos en cinco años, concluyó con la llegada al poder (633) de Yazdegerd III, que estaba destinado a ser el último de los reyes descendientes de Sasan.
   Se puede considerar el reinado de Cosroes II, que fue próspero y esplendoroso, como el canto de cisne de los sasánidas. Cosroes pasó a la leyenda y la poesía persas como un rey opulento y magnánimo, pero que tuvo el más trágico de los finales. Las artes experimentaron un último florecimiento en su época, como puede apreciarse en el programa escultórico del Gran Arco rupestre de Taq-i Bostan (fotos15-28).
  
   Indice de textos
  
   La fulgurante expansión musulmana del siglo VII d C en su avance hacia oriente inundó primero Iraq y a continuación le tocó el turno a Persia. Mesopotamia (hoy Iraq), formaba parte entonces del imperio persa, e incluso los reyes sasánidas tenían su capital en Ctesifonte, cerca del emplazamiento donde posteriormente creció Bagdad. Sin embargo, la población de Mesopotamia era de origen semítico, no persa (del tronco indoeuropeo), hablaba el siriaco y estaba en gran parte cristianizada, por lo que guardaba pocos lazos culturales con Persia y poco apego a los monarcas sasánidas. En la batalla de al-Qadisiyah (637), las milenarias tierras del Tigris y del Eufrates fueron invadidas por los árabes, quienes ocuparon Ctesifonte e instauraron centros militares en Kufah y Basora, donde concentrar a los beduinos de Arabia para luego emprender la conquista de Armenia, del Cáucaso y por fin de Persia.
   Las abruptas montañas y mesetas iraníes fueron terreno poco propicio para la caballería árabe, y los persas sasánidas, orgullosos herederos de un poderoso pasado imperial, resistieron con tenacidad a la invasión. Poco a poco el último emperador sasánida Yazdegerd III fue batiéndose en retirada y terminó asesinado en Merv (Jorasán, hoy Turkmenistán) en 651. Su hijo Firuz II huyó a China, desde donde nunca pudo llegar a organizar un contraataque.
   El zoroastrismo, religión oficial de los persas, fue privado de apoyo, y comenzó la conversión de Persia al mahometanismo, que aquí adoptó la doctrina chiíta, es decir, la profesada por la rama política de los seguidores de Ali (shi'at Ali o partido de Ali), yerno del profeta Mahoma y cuarto califa de los musulmanes.
  
   Indice de textos
  
  
  

   

  
  
PERSIA RUPESTRE
El arte de los sasánidas
 
Bibliografía:

- Flandin, Eugène (pintor). Coste, Pascal (arquitecto). Voyage en Perse (Farhang-Sara. Yassavoli, Tehran)
- Stierlin, Henri. Iran des bâtisseurs. 2500 ans d'architecture (Editions Genève, Editions Sigma, 1971)
- V.V.A.A. Arqueología de las ciudades perdidas (Vol. 7. Medio y Extremo Oriente. Salvat, Pamplona, 1988)
  
  
   Indice de textos
  
  


     
  
FotoCD94
  
PERSIA RUPESTRE
El arte de los sasánidas
  
  
Indices de fotos
Indice 1  Naqs-i Rustam
Indice 2  Taq-i Bostan
Indice 3  Taq-i Bostan
Indice de textos
Los reyes del Irán y del No-Irán
La necrópolis de Naqs-i Rustam
Las 'cuevas' de Taq-i Bostan
El imperio sasánida. Breve historia
Bibliografía
 
  
  
Otras exposiciones de fotos de Irán en fotoAleph



UN ZIGURAT
(Choga Zanbil)

  
Choga Zanbil
  
   El zigurat más grande y mejor conservado de todos los que han sobrevivido al paso del tiempo está en Irán.
PERSEPOLIS
El esplendor de los persas

  
Persepolis
  
   Las magníficas ruinas de las ciudades de los reyes persas aqueménidas en Persepolis, Pasargadas, Naqs-i Rustam y Susa (Irán).
CIUDADES DE PORCELANA
Arquitectura de cerámica en Irán

  
CIUDADES DE PORCELANA
  
   Imágenes de las legendarias Isfahan y Shiraz, escenarios de fantasía surgidos de un cuento de Sherezade.
  
  
Otros parajes con arquitectura rupestre en fotoAleph



ABU SIMBEL
y otros templos salvados de las aguas
  
Abu Simbel
  
   Los templos egipcios rescatados de la inundación provocada por la presa de Asuán.
TURQUIA RUPESTRE
El arte de los acantilados

  
TURQUIA RUPESTRE
 
   Los monumentos tallados en las montañas de la región hitita, Frigia, Licia, Cilicia y Capadocia.
CAPADOCIA
La tierra de los prodigios

  
Capadocia
 
   Capadocia es una droga natural, una potente sustancia psicodélica elaborada con lava, nieve, agua y viento, que provoca alucinaciones en quien la visita.



INDIA RUPESTRE
Los comienzos del arte budista e hindú

  
India rupestre
 
   Arquitectura, escultura y pintura rupestres en la antigua India.
PETRA
El tesoro oculto en el desierto

  
Petra
 
   La espléndida ciudad tallada en roca por los nabateos en el desierto jordano.
LALIBELA
Etiopía rupestre

  
Lalibela
  
   Las iglesias monolíticas de la Jerusalén de África.



LOS INCAS
Perú rupestre

  
Los incas
  
   Los numerosos vestigios, que pudiéramos calificar de 'arquitectura rupestre', diseminados por los territorios andinos de los incas del Perú.






   Indice de textos
  
  

   
  
FotoCD94
  
PERSIA RUPESTRE
El arte de los sasánidas
   
54 fotos on line
  
Fotografías: Eneko Pastor
Realizadas en Naqs-i Rustam y Taq-i Bostan (Irán)

© fotoAleph
© Copyright fotoAleph.
All rights reserved
www.fotoaleph.com
  
  
   Indice de textos
  
   
  
  


fotoAleph
  
Principal  |  Exposiciones  |  > Colecciones  |  Galeria Pintura  |  Autores  |  Compra  |  Preguntas  |  Enlaces
  

Exposiciones

Galería de Pintura

Fotografía
Colecciones
  
   
Suscríbase a fotoAleph  |  Exhiba sus fotos en fotoAleph  |  Exhiba sus pinturas en fotoAleph
  
Principal  |  Exposiciones  |  > Colecciones  |  Galeria Pintura  |  Autores  |  Compra  |  Preguntas  |  Enlaces
  
© fotoAleph
centro de documentación fotográfica y visual
e-mail: info@fotoaleph.com