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 CITA EN VENECIA
Cita en Venecia
  
   ¿Qué se puede decir de Venecia que no esté ya dicho? La tinta que ha sido derramada en evocarla podría desbordar sus canales.
   La Perla del Adriático, cuna de Marco Polo, descansa sobre una laguna que conecta con el mar. Los cimientos de sus palacios, puentes e iglesias van siendo carcomidos por las aguas, y la ciudad se hunde lentamente, ensimismada en el espejismo de su pasada gloria, de los tiempos en que fue una república independiente con poder hegemónico en el Mediterráneo.
   La presente exposición de fotografías de Venecia es al mismo tiempo una antología de citas de los escritores y poetas que han hablado en la historia de la literatura de esta ciudad inverosímil, 'elíseo del mar' según Poe, 'reina de los océanos' según Dickens, 'producto de la locura del genio' según Herzen, 'mitad cuento de hadas mitad trampa' según Thomas Mann.
   Puede que sobre Venecia esté escrito todo. Pero puede también que esté todo por escribir.
  
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La ciudad inverosímil
Venecia. Breve historia
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Otra exposición de fotografías de Italia en fotoAleph
LAS INCLINACIONES PELIGROSAS. La Torre de Pisa
  


 
  
  T
odos los poetas y escritores han descrito, en innumerables libros, este extraordinario mundo acuático.
  
  
Herman Hesse

  
  
  

  

La ciudad inverosímil
Antología de citas de la literatura universal en torno a la ciudad de Venecia

 
  
   Rica en oro, pero más rica aún en fama.
   Petrarca (1304-1374)
  
  
   Algunos sostienen que la palabra VENETIA significa VENI ETIAM, o sea, vuelve otra vez, y otra vez, porque por muchas veces que vengas, siempre verás nuevas cosas, y nuevas bellezas.
   Jacopo D'Antonio Sansovino (1486-1570)
   (Arquitecto mayor de Venecia desde 1529 hasta su muerte. Autor de la Biblioteca Marciana)
  
  
   Un árbol sería tan espectacular en Escocia como un caballo en Venecia.
   Samuel Johnson (1709-1784)
   
Cita en Venecia 
   He visto en el mundo que todo lo que es famoso y bello, si nos apoyamos en las descripciones y dibujos de escritores y artistas, siempre pierde cuando vamos a verlo y examinarlo de cerca.
   Giacomo Casanova (nacido en Venecia en 1725). Memorias
  
  
   Esta góndola es como una cuna: se mueve en perfecto balanceo
y el arca encima parece un ataúd espacioso.
Está bien así. Entre la cuna y el ataúd, indiferentes,
vamos flotando por el Gran Canal de la vida.
   Goethe (1749-1832). Epigramas venecianos
  
  
   Quietos junto al arsenal hay dos leones de la Grecia antigua;
a su lado parecen pequeños torre, puerta y canal.
Si la madre de los dioses descendiera, los leones se doblegarían
ante el carro, y ella los pondría adelante como caballos.
Pero ahora descansan tristes; el nuevo gato alado ronronea
por todas partes, y Venecia lo denomina su patrón.
   Goethe. Epigramas venecianos
  
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   En cada rostro desaparecen las arrugas;
huyen los surcos de la fatiga, la preocupación
y la pobreza. Creo ver gente feliz.
Ante ti se ablanda el barquero y te golpea las mejillas;
tu bolsa se abre apenas, pero se abre al fin y al cabo,
y el habitante de Venecia abre su capa y te entrega algo,
como si suplicaras a voces por los milagros de San Antonio,
por las cinco heridas del Señor, el corazón de la Virgen
bienaventurada, por la tortura de fuego que barre las almas.
Todo joven barquero, ropavejero y mendigo,
se agolpa en la entrada y goza contigo: llega a ser un niño como tú.
   Goethe. Epigramas venecianos
  
  
   Una vez poseyó el espléndido Oriente
y fue la salvaguardia del Occidente.

   William Wordsworth (1770-1850). Sonnet on the extinction of the Venetian Republic
  
Cita en Venecia 
   Venecia fue antaño encantadora,
lugar placentero de toda festividad,
el deleite del mundo,
la máscara de Italia.
   Lord Byron (1788-1824). La peregrinación de Childe Harold
  
 
   Estuve en Venecia, en el Puente de los Suspiros;
un palacio y una prisión a cada mano.
   Lord Byron. La peregrinación de Childe Harold
  
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   Hay algo tan diferente en Venecia respecto a cualquier otro lugar del mundo, que uno abandona de repente todas las costumbres habituales y las visiones cotidianas para entrar en un jardín encantado.
   Mary Shelley (1797-1851)
  
  
   La belleza que se dirige a los ojos es solo el sortilegio del momento; el ojo del cuerpo no siempre es el del alma.
   George Sand (1804-1876, estuvo en Venecia con Alfred de Musset en 1834)
  
  
   Aquella ciudad de confusas visiones, tu Venecia, Elíseo del mar, amada de las estrellas, cuyos amplios balcones de los palacios de Palladio contemplan con profundo y amargo conocimiento los secretos de sus silentes aguas.
   Edgard Allan Poe (1809-1849). La cita
  
  
   La realidad de Venecia supera la capacidad imaginativa del más fantástico soñador.
   Charles Dickens (1812-1870). Pictures from Italy
  
Cita en Venecia 
   Así avanzamos en esta ciudad fantasmagórica, procurando mantener nuestra ruta a través de estrechas calles y callejas, todas llenas de fluyentes aguas. Algunos rincones por donde se bifurcaba nuestro camino eran tan estrechos y agudos, que parecía imposible que el largo y delgado bote los doblara; pero los remeros, con un grito de advertencia levemente melodioso, los pasaban rozando sin una pausa.
   Otros botes, del mismo color sombrío, descansaban amarrados, creo, a pilones pintados, cerca de las oscuras y misteriosas puertas que se abrían justo encima del agua. (...)
   Desde mi ventana miré (...) las islas, coronadas de espléndidas cúpulas y torretas: ¡y donde brillaban con la luz cruces de oro, en lo alto de iglesias maravillosas, emergiendo del mar!
   Charles Dickens. Pictures from Italy
  

   Era una gran Piazza, anclada, como todo lo demás, en el profundo océano. En su ancho seno había un Palacio, más magnífico y majestuoso a su vieja edad que todos los edificios de la tierra en la flor de su plena juventud. Claustros y galerías: tan ligeros, que podrían haber sido labor de manos de hadas; tan fuertes que los siglos los habían vapuleado en vano.
   (...)

   A no gran distancia de su pórtico, una alta torre, vertical y levantando su orgullosa cabeza, sola, hacia el cielo, miraba al Mar Adriático.
   Charles Dickens. Pictures from Italy
  
  
   No lejos de allí, una segunda torre: rica entre las ricas en toda su decoración: incluso aquí, donde todo era rico: sostenido en lo alto, un gran orbe, brillando con el oro y el azul más oscuro: los Doce Signos pintados en él, y un sol simulado girando en su órbita alrededor de ellos: mientras arriba, dos gigantes de bronce martilleaban en una campana las horas. Una plaza oblonga de altas casas de la más blanca piedra, rodeada de una bella y ligera arcada, formaba parte de este escenario encantado.
   Charles Dickens. Pictures from Italy
  
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Cita en Venecia 
   Venecia es una orgía para los ojos.
   Théophile Gautier (1811-1872). Voyage en Italie
  
  
   Nada puede compararse a san Marcos de Venecia, ni Colonia, ni Estrasburgo, ni Sevilla, ni siquiera Córdoba con su mezquita: es un efecto sorprendente y mágico. La primera impresión es la de una caverna de oro incrustada de pedrerías, espléndida y sombría, a la vez centelleante y misteriosa. ¿Estamos dentro de un edificio o dentro de un inmenso joyero? (...) Las cúpulas, las bóvedas, los arquitrabes, los muros están recubiertos de pequeños cubos de cristal dorado, fabricados en Murano, de un brillo inalterable, donde la luz titila como sobre las escamas de un pez, y que sirven de campo a la inagotable fantasía de los mosaístas.
   Théophile Gautier. Voyage en Italie
  
  
   El Gran Canal de Venecia es la cosa más maravillosa del mundo. Ninguna otra ciudad puede presentar un espectáculo tan bello, tan extraño y tan feérico (...). Allá, cada palacio tiene un espejo para admirar su belleza, como una mujer coqueta. La realidad soberbia se duplica en un reflejo encantador.
   Théophile Gautier. Voyage en Italie
  
  
   Construir una ciudad donde es imposible construir una ciudad es una locura en sí misma, pero construir así una de las ciudades más elegantes y grandiosas es la locura del genio.
   Alexander Herzen (1812-1870)
  
  
   El 29 de agosto (1858) por la tarde llegué a Venecia. En la travesía a lo largo del Gran Canal hasta la Piazetta hallé una expresión melancólica y un ambiente severo: grandiosidad, belleza y decadencia estrechamente unidas, (...) un mundo absolutamente lejano, extinguido, que concuerda con mi deseo de soledad.
   Richard Wagner (1813. Murió en Venecia en 1883)
  
  
   Desde que el dominio del hombre fue impuesto por primera vez sobre el océano, tres tronos, más allá de los límites de todos los demás, han sido instalados en sus arenas: los tronos de Tiro, Venecia e Inglaterra.
   John Ruskin (1819-1900). The Stones of Venice
  
  
   El principio de todo fue al ver la proa de la góndola introducirse realmente en la puerta de Danieli's, cuando la marea estaba alta, y el agua con dos pies de profundidad al pie de las escaleras; y entonces, a todo lo largo de las orillas de los canales, muros de mármol real emergiendo del mar salado, con pequeños cangrejos marrones como huéspedes, y dentro Tizianos.
   John Ruskin. Praeterita
  
  
   Flotando en el plácido mar a una milla de distancia, yace una gran ciudad, con sus torres y cúpulas y campanarios dormitando en la bruma dorada del ocaso.
   Mark Twain (1835-1910)
  
  
   ¡Qué extraña ciudad es esta Reina del Adriático! Calles estrechas, tenebrosos palacios de mármol, ennegrecidos con las corrosivas humedades de los siglos, y todo parcialmente sumergido; no hay tierra firme a la vista en ninguna parte, ni aceras que merezcan ser mencionadas; si quieres ir a la iglesia, al teatro o al restaurante, tienes que llamar a una góndola.
   Mark Twain
  
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Cita en Venecia 
   Es el Shakespeare de las ciudades: incomparable, irrebatible, y por encima de la envidia.
   John Addington Symonds (1840-1893)
  
  
   Aunque hay algunas cosas desagradables en Venecia, no hay nada tan desagradable como los visitantes.
   Henry James (1843-1916)
  
  
   ¡Las palomas de San Marcos otra vez!
Tranquila está la plaza, dormita el mediodía.
En un dulce frescor, despreocupado,
lanzo al azul canciones como un revoloteo de palomas
y las atraigo después
para colgar una rima más entre sus plumas.
¡Mi dicha, mi dicha!
   F. W. Nietzsche (1844-1900)
  
  
   La pasión mutua entre la belleza y el otoño, que exalta a una y otro al máximo grado de su belleza sensible, tiene su origen en una afinidad profunda; porque el alma de Venecia, el alma que forjaron en la bella ciudad los antiguos artífices, es otoñal.
   Gabriele d'Annunzio (1863-1938). L'Allegoria dell'Autunno
  
  
   Agua y mármol y ese silencio
que no es roto por una rueda o pezuña;
una ciudad como un nenúfar, menos
vistos que reflejados muro y techo de palacio,
en las infecundas aguas inmóviles,
sin la censura del verde de una hierba viva;
una ciudad sin alegría ni cansancio,
contemplándose a sí misma desde lejos de sí misma.
   Arthur Symons (1865-1945)
  

   Un realista, en Venecia, se convertiría en un romántico por mera fidelidad a lo que viera delante.  
   Arthur Symons
  
Cita en Venecia  
   Me fui a Venecia porque así, antes de morir, podría subir y tocar y ver encarnadas, en palacios ahora decadentes pero todavía rosados y en pie, las ideas de Ruskin de la arquitectura doméstica.
   (...)
   Por la tarde salí solo, al corazón de la ciudad encantada, donde me encontré en medio de entornos extraños como un personaje de las Mil y Una Noches.
   Marcel Proust (1871-1922)
  
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   No me avergüenza, querida amiga, haber llorado el otro domingo en la góndola fría y excesivamente mañanera que giraba y giraba constantemente, pasando por barrios difusamente esbozados, tan difusamente esbozados que me parecían pertenecer a otra Venecia, esta vez situada en los limbos. Y la voz del 'barcaiolo', que pedía paso en la esquina de un canal, quedaba sin respuesta, como si estuviera ante la misma muerte.
   Rainer Maria Rilke (1875-1926). Lettres à une amie vénitienne
  
  
   Otra vez se presentaba a la vista la magnífica perspectiva, la deslumbradora composición de fantásticos edificios que la república mostraba a los ojos asombrados de los navegantes que llegaban a la ciudad; la graciosa magnificencia del palacio y del Puente de los Suspiros, las columnas con santos y leones, la fachada pomposa del fantástico templo, la puerta y el gran reloj, y comprendió entonces que llegar por tierra a Venecia, bajando en la estación, era como entrar a un palacio por la escalera de servicio. Había que llegar, pues, en barco a la más inverosímil de las ciudades.
   Thomas Mann (1875-1955). La muerte en Venecia
  
Cita en Venecia   
   Esto era Venecia, la ciudad  de belleza lisonjera y sospechosa, mitad cuento de hadas mitad trampa para turistas, en cuyo aire insalubre antaño las artes florecieron con exuberancia y voluptuosidad, donde los compositores se inspiraron para arrullar tonadas de somnífero erotismo.
   Thomas Mann
  
  
   El que está en Venecia es el engañado que cree estar en Venecia. El que sueña con Venecia es el que está en Venecia.
   Ramón Gómez de la Serna
(1888-1963)
  
  
   En gris de agua y cielos aneblados, a pesar de la suavidad de aquel invierno; bajo la grisura de nubes matizadas de sepia cuando se pintaban, abajo, sobre las anchas, blandas, redondeadas ondulaciones –emperezadas en sus mecimientos sin espuma– que se abrían o entremezclaban al ser devueltas de una orilla a otra; entre los difuminos de acuarela muy lavada que desdibujaban el contorno de iglesias y palacios, con una humedad que se definía en tonos de alga sobre las escalinatas y atracaderos, en llovidos reflejos sobre el embaldosado de las plazas, en brumosas manchas puestas a lo largo de las paredes lamidas por pequeñas olas silenciosas; entre evanescencias, sordinas, luces ocres y tristezas de moho a la sombra de los puentes abiertos sobre la quietud de los canales; al pie de los cipreses que eran como árboles apenas esbozados; entre grisuras, opalescencias, matices crepusculares, sanguinas apagadas, himos de un azul pastel, había estallado el carnaval, el gran carnaval de Epifanía, en amarillo naranja y amarillo mandarina, en amarillo canario y en verde rana, en rojo granate, rojo de petirrojo, rojo de cajas chinas, trajes ajedrezados en añil, y azafrán, moñas y escarapelas, listados de caramelo y palo de barbería, bicornios y plumajes, tornasol de sedas metido en turbamulta de rasos y cintajos, turquerías y mamarrachos, con tal estrépito de címbalos y matracas, de tambores, panderos y cornetas, que todas las palomas de la ciudad, en un solo vuelo que por segundos ennegreció el firmamento, huyeron hacia orillas lejanas.
   Alejo Carpentier (1904-1980). Concierto barroco
  
  
   En invierno, Venecia es como un teatro abandonado. La obra ha terminado, pero los ecos permanecen.
   Arbit Blatas (1908–1999)
  
  
   Venecia se delineó frente a mí, líquida, aérea, transparente, como si no fuera una realidad sino un pensamiento extraño y bello; (...) aquel increíble paisaje era una proyección cristalizada sobre las lagunas, algo así como una ilusión suspendida y trémula que en seguida, como el espejismo de los sueños, podía derrumbarse silenciosamente y desaparecer. (...) Pensé que no había, que no podía haber en el mundo nada tan hermoso como Venecia, ni tan rico, ni tan exaltador, ni tan obviamente creado para procurar esa difícil felicidad que buscamos con ansia, agotando seres y lugares, los desesperadamente sensibles.
   Manuel Mujica Láinez (1910-1984). Bomarzo
  

  
   Venecia estaba y está llena de lugares perdidos donde las gentes ponen a la venta los últimos trozos desgarrados de sus almas, esperando que nadie los comprará.
   Ray Bradbury (1920)
  
  
   Lo que siempre atrajo a la gente a propósito de esta ciudad, también en nuestros días, es que, al haber sido erigida sobre una laguna, sus calles son canales, y los gondoleros sustituyen a los taxistas.
   Esta asociación de Venecia con los canales llegó al continente americano. En 1499, Américo Vespucio bordeó la costa de Sudamérica encontrándose con pueblos nativos construidos en el agua, sobre pilotes de madera. A Vespucio esto le recordó Venecia, por lo que llamó a la nueva región "pequeña Venecia" o Venezuela.
   Isaac Asimov (1920-1992). Palabras en el mapa
  
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Cita en Venecia  
   Venecia es como comerse de golpe una caja entera de bombones de licor.
   Truman Capote (1924-1984)
  
  
   Dondequiera que vayas en la vida, en algún lugar sentirás sobre tu hombro una presencia de relucientes almenas rosadas, las cúpulas y jarcias y sinuosos pináculos de la Serenissima.
   Jan Morris (1926). Venice
  
  
   En este lugar puede derramarse una lágrima en distintas ocasiones. Asumiendo que la belleza consiste en la distribución de la luz en la forma que más agrada a la retina, una lágrima es el reconocimiento, tanto de la retina como de la lágrima, de su incapacidad de retener la belleza.  
   Permítame que repita algo: el agua es igual al tiempo y proporciona un doble a la belleza. Hechos en parte de agua, nosotros servimos a la belleza de la misma forma. Al rozar el agua, esta ciudad mejora la imagen del tiempo, embellece el futuro. Ése es el papel de esta ciudad en el universo.
   Joseph Brodsky (1940-1996). Marca de agua
  
  
   Pero estas eran las horas en que, para Brunetti, la ciudad se hacía más bella, del mismo modo que eran las horas en que, veneciano hasta los huesos, podía sentir algo de su pasada gloria.
   Donna Leon (1942). Muerte en La Fenice
  
  
   Es la ciudad de los espejos, la ciudad de los espejismos, a la vez sólida y líquida, a la vez aire y piedra.
   Erica Jong (1942. Visitó Venecia con frecuencia y escribió sobre ella en su novela Shylock's Daughter)
  
  
   Encerrándose en su cuadro, aislado en la isla inaudita, empieza a mirar Detrás y Dentro. Buscar en el pozo de sus verdades algo que le libere, para que se despierte, para poder soñar.
   Eduardo Mendoza (1943). La isla inaudita
   
  
   Si uno lee mucho, nada es tan grandioso como se lo ha imaginado. Venecia es... Venecia es mejor.
   Fran Lebowitz (1950)
  
  
   El puente de piedra del Rialto, el puente de madera de la Accademia, la gran cúpula gris de la Salute, las columnas y el campanario de San Marcos, el Palacio Ducal, que parece un pastel rosa y blanco, pasan ante nosotros uno tras otro, y todo es tan esplendoroso, tan lánguido, tan rápido y tan asombroso, (...) que despierta en mí una especie de glotonería un tanto turbadora por no perderme detalle. Es un alivio hallarse de nuevo en las aguas despejadas de la laguna, a salvo de tanta belleza.
   Vikram Seth (1952). Una música constante
  
  
   Aquel que ha contemplado la belleza está condenado a seducirla o morir.
   De la película Muerte en Venecia (1975), de Luchino Visconti
  
  
   Venecia, el único lugar donde te puedes marear por cruzar la calle.
   Anónimo

  
  
  
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Venecia. Breve historia
 
   Capital de la provincia de Venecia y de la región del Veneto, al norte de Italia, la ciudad de Venecia se levanta sobre más de cien islas de una laguna en el Golfo de Venecia, un entrante del mar Adriático, así como sobre la franja de tierra firme que rodea al lago.
    El nombre de Venecia (en italiano Venezia) deriva de los 'veneti', una tribu prerromana que había vivido en aquella región. Sin embargo, la ciudad fue fundada después de la caída del Imperio Romano de Occidente.
Cita en Venecia   Las incursiones de hordas de lombardos en el norte de Italia que se dieron a partir de 568 d C forzaron a numerosos pobladores a confinarse en las islas de la laguna, que estaban habitadas por pescadores y trabajadores de la sal.
   Estas aisladas comunidades de la civilización veneto-bizantina comenzaron a adquirir una identidad política hacia el siglo VII d C. Tras dos siglos de tira y afloja con el lejano poder bizantino de Constantinopla, las islas del grupo de Rialto se aglutinaron hacia 840 d C en un estado independiente, cuyo dux o dogo (duque) ejercía el poder al margen de los designios de Bizancio.
   En su estratégica posición entre las potencias de oriente y occidente, este pequeño ducado pasó de ser intermediario a expandir su dominio político y económico sobre toda la zona, y la figura del dogo pervivió hasta 1797.
   Su sistema de gobierno era único entre las ciudades-estado de Italia. Al principio se basaba en la elección del dogo por parte de una selecta elite de la población, con una asamblea legislativa que refrendaba sus decisiones. Más tarde (a partir del siglo XIV), un pequeño grupo de familias de la nobleza se hizo con el poder, que era tutelado por un Consejo de Diez.
   Con el tiempo, Venecia se convirtió en una poderosa ciudad; sus naves dominaron el mar Mediterráneo, y podían combatir en pie de igualdad con los turcos, cuyos ejércitos amenazaban el sureste de Europa. Durante mil años el poder político y económico de la República de Venecia (apodada la Serenissima) se hizo sentir en todo el mundo mediterráneo. Hubo algunos periodos en los que poseyó Creta y Chipre. Neutralizó la amenaza del estado normando de Sicilia, y guerreó con las ciudades rivales de Pisa y Génova, así como contra la creciente hostilidad del declinante Imperio de Oriente.
   En 1204 los cruzados, bajo el mando de los venecianos, llegaron a saquear la ciudad de Constantinopla. Los caballos de bronce de la basílica de San Marcos de Venecia provienen de la escultura de una cuadriga que era exhibida en el Hipódromo de Bizancio.
   Venecia empezó a declinar en el siglo XVI, cuando las potencias europeas pusieron sus miras económicas en la conquista del recién descubierto continente americano. Ello no impidió que las artes del Renacimiento florecieran con especial ímpetu y alcanzaran las más altas cotas en Venecia, cuyos talleres y escuelas atrajeron a la ciudad a los mejores artistas de Italia. Mencionemos entre otros muchos a los pintores Giorgione, Veronés, Tiziano, y a los arquitectos Sansovino y Palladio.
   Durante los siglos XVII y XVIII las actividades militares de Venecia en Dalmacia, en la orilla opuesta del Adriático, terminaron en fracaso. La República se replegó sobre sí misma y adoptó una política de neutralidad. En 1797 Napoleón puso fin a la oligarquía veneciana. Venecia fue definitivamente incorporada a la nación italiana en 1866, pocos años después de la unificación de Italia.
   Entre los personajes ilustres nacidos en Venecia figuran el viajero Marco Polo, los músicos Vivaldi y Albinoni, los pintores Giovanni Bellini, Carpaccio, Tintoretto, Tiepolo, Canaletto y Guardi, y el célebre aventurero y escritor Giacomo Casanova.
  
  
  
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