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 UZBEKISTÁN
 Una república ex-soviética de Asia Central
 
Fotografías:  Ramon Pouplana Solé
  
Uzbekistan

  
   Todos hemos oído hablar de Samarcanda, ciudad de resonancias legendarias, pero pocos sabríamos situarla en un mapa. La que fue capital del imperio de Tamerlán sobrevive en el actual Uzbekistán, un país en el corazón de Asia Central atravesado desde tiempos antiguos por la Ruta de la Seda, que fue una de las quince repúblicas soviéticas de la extinta URSS, y que desde 1991 es una nación independiente.
   El fotógrafo barcelonés Ramon Pouplana ha viajado a Uzbekistán para ofrecernos en esta muestra un panorama visual sobre el arte, la cultura y las gentes de este poco conocido país, que, pese a los embates de la historia, ha sabido conservar con celo las reliquias de su esplendoroso pasado musulmán.
  
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fotos on line de Ramon Pouplana Solé
Indice de textos
Encrucijada de civilizaciones  (por Ramon Pouplana)
A mitad de trayecto de la Ruta de la Seda
Samarcanda, entre la historia y el mito
Bujara, la ciudad rival
Jiva, última etapa antes del desierto
Taskent, la capital
Bibliografía
  
Ramon Pouplana Solé
Indices de fotos
Indice general
Indice 1  Samarcanda
Indice 2  Bujara
Indice 3  Jiva
Indice 4  Taskent
  
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   En esta ciudad de Samarcanda se tratan cada año muchas mercancías de maneras muy diferentes que allí vienen del Catay, la India, Tartalia y de muchas otras partes, y también las procedentes de la tierra misma de Samarcanda, que tiene abundancia de ellas.
   Ruy González de Clavijo. Embajada a Tamorlán, 1406
  
  
  

  
Encrucijada de civilizaciones  (por Ramon Pouplana)
  
Uzbekistan  
   Un país con un pasado histórico muy turbulento con el paso de los grandes imperios por sus tierras centroasiáticas. Alejandro Magno, zares, Gengis Kan y Tamerlán se han enfrentado, violentado y subyugado a su gente, construyendo una mezcla de etnias, culturas y lenguas inmensamente dispar.
   En su historia más reciente, tras la revolución rusa de 1917 se crearon las repúblicas socialistas soviéticas del Asia Central, pasando por diferentes fragmentaciones territoriales, hasta alcanzar en 1991 la independencia tras el hundimiento de la URSS.
   Fue la URSS la responsable de la reconstrucción de la mayoría de edificios en todo el país, en defensa del legado cultural de origen persa. El 8 de diciembre de 1992 adoptaron la Constitución de República de Uzbekistán.
   Actualmente conviven casi independientemente dos etnias: la rusa (blancos de ojos azules y de buen nivel económico, ortodoxos y dominantes) y la uzbeka (tez morena ojos negros y aspecto un tanto mongol o asiático, obreros de bajo poder económico pero muy trabajadores y de carácter sumiso, poco creyentes pero musulmanes fanáticos y fieles a sus santones y profetas), alegre, orgullosa de su historia, patria, lengua y muy sociable con el extranjero.
   Ellos creen en su futuro y su fe en un progreso está muy ligado al devenir de la China. Lamentablemente sus políticos unen a la herencia dictatorial de un pasado reciente soviético, la lacra global de la corrupción (lago Aral y la producción de algodón).
   Ramon Pouplana Solé
  
  
Indice de textos
   

  
  

  
A mitad de trayecto de la Ruta de la Seda
  
  
   Uzbekistán fue hasta 1991 una de las repúblicas de la Unión Soviética en Asia Central. Hoy es un país independiente situado al este del río Amu Darya (el Oxus de los antiguos), entre el Mar de Aral al noroeste y Afganistán al sur. Hace frontera con Kazajistán (N y NO), Kirguizistán (NE), Tayikistán (SE) y Turkmenistán (SO). La capital es Taskent.
   Tiene una superficie de 447.000 km2 y una población que en 2011 superaba los 28 millones de habitantes, pertenecientes a unos sesenta grupos étnicos, la mayoría uzbekos, pero también rusos, kazajos, tayikos... La mayor parte de la población uzbeka sigue hablando el uzbeco, idioma de la familia de las lenguas turcas.
   La antigua Ruta de la Seda atravesaba en sus tramos medios Asia Central y por tanto Uzbekistán. Esta red de caminos que fue transitada durante siglos por caravanas de mercaderes para entablar intercambios comerciales entre el Mediterráneo y el Extremo Oriente, llegó a convertirse en una importante vía de transmisión cultural entre civilizaciones.
   Tierra de paisajes desérticos y fértiles oasis al pie de grandes cadenas montañosas, Uzbekistán posee abundantes recursos naturales. Su economía depende principalmente de la extracción y elaboración de diversas materias primas, entre ellas algodón, oro, uranio, potasio, petróleo y gas natural.
  
   Las tierras del actual Uzbekistán ya estuvieron habitadas en el paleolítico, entre hace 55.000 y 70.000 años. Los poderosos reinos de Bactriana, Sogdiana y Corasmia, que Ciro el Grande incorporó al imperio persa y Alejandro Magno reconquistó en su expedición a la India, ya existían en el primer milenio a C. Encrucijada de caminos entre Europa, China y la India, vulnerable a todas las oleadas invasoras, la región fue ocupada por los árabes en el siglo VIII y por las devastadoras hordas de Gengis Kan a principios del XIII, antes de caer bajo el poder del gran conquistador Timur (o Tamerlán), a finales del XIV, época en que alcanzó el apogeo de su esplendor, continuado en los cien años en que se prolongó el imperio timúrida.
   A principios del siglo XVI los uzbekos (una población nómada proveniente del norte que hablaba un dialecto turco-oriental) fueron mezclándose con la población autóctona y ganando hegemonía política hasta llegar a fundar los kanatos uzbekos de Jiva y Bujara (kanato: de kan o khan, un título turco-mongol que significa 'máximo gobernante').
   En el siglo XIX, el imperio ruso expandió sus territorios ocupando el Asia Central. La región de Uzbekistán fue anexionada por los invasores en 1885.
   La revolución bolchevique de 1917 se topó con alguna resistencia en la zona, pero finalmente Uzbekistán –así como el resto de Asia Central– pasó en 1924 a formar parte integrante de la Unión Soviética, con el nombre de República Socialista Soviética Uzbeka. Aunque la constitución aprobada en 1937 estipulaba que era una nación soberana, su 'soberanía' estaba estrictamente supeditada a las decisiones del gobierno central de Moscú en materias sociales, educativas, económicas y militares. El Partido Comunista de Uzbekistán, una rama del Partido Comunista de la Unión Soviética, era la única organización política autorizada y el principal centro de poder de la república.
Uzbekistan   En las décadas de los 60-70 Uzbekistán experimentó un intenso proceso de industrialización y urbanización que, acompañado de claras mejoras de las condiciones sanitarias, redundó en un fuerte incremento de la población.
   El 1 de septiembre de 1991, tras el desmoronamiento de la URSS, Uzbekistán proclamó su independencia del imperio soviético. Hoy es uno de los pocos países del Asia Central ex-soviética que ha abierto sus fronteras al mundo y, aunque con dificultades, está intentando adaptar su sistema a la economía de mercado.
   
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   A lo largo de su historia, Uzbekistán ha sido la tierra natal o de adopción de grandes sabios, poetas y escritores, cuyo legado ha enriquecido la cultura de la humanidad. Mencionaremos al astrónomo y matemático Al-Juarismi (s. IX), probablemente nacido en Jiva, considerado como el padre del álgebra; al enciclopedista Biruni (s. XI), autor de una extensa obra sobre geografía, ciencias naturales y humanidades; al astrónomo, matemático y líder político Ulugh Beg (s. XV), nieto de Timur, que construyó un famoso observatorio astronómico en Samarcanda; al poeta y compositor Ali Shir Navai (s. XV), que renovó la literatura turca y cuya influencia se deja aún sentir en los escritores uzbekos actuales.
   Entre los siglos XVI y XIX, la corriente islámica suní se afianzó en centroasia, y los ulemas u hombres sabios del mahometanismo fueron ganando poder frente a los kanes o gobernadores, el poder civil de aquellas tierras.
   La creación de la madrasa o escuela coránica como institución separada de la mezquita tuvo su germen precisamente en Asia Central. Las madrasas, edificios donde los ulemas impartían las enseñanzas del islam a estudiantes que luego llegarían a ser maestros, jueces o funcionarios, constituyen aún hoy los monumentos más característicos y sobresalientes del glorioso pasado de Uzbekistán. Las cuantiosas donaciones de los fieles posibilitaban su construcción, y gracias a ello un buen número de estos centros pedagógicos fueron erigidos en las cuatro urbes principales de Asia Central: Samarcanda, Bujara, Jiva y Kokand. A estas escuelas multidisciplinares acudían estudiantes provenientes de Turquestán, Rusia e incluso de la India.
   La planta típica de estas madrasas se distribuye en forma de cuatro grandes iwanes (o salas abovedadas abiertas por uno de sus lados) dispuestos en torno a un patio rectangular. Maestros y alumnos habitaban en las celdas alrededor del patio. Rasgo característico de las madrasas centroasiáticas es el pishtaq o portada monumental, con un enorme arco de entrada lujosamente revestido de azulejos polícromos de intrincados diseños.
   El arte del azulejo vidriado en las ciudades de Asia Central y Afganistán alcanzó su máxima expresión bajo Timur y sus descendientes. Se produjo luego un florecimiento tardío en los imperios otomano y safávida (ver en fotoAleph colección Ciudades de porcelana).
  
  
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Samarcanda, entre la historia y el mito
 
Fotos 01-07
  
   Samarcanda es una de las ciudades más antiguas de Asia Central, y de las que mayor esplendor alcanzó en la Edad Media. En el valle del río Zeravshan, a 250 km al norte de la frontera de Afganistán, Samarcanda da también nombre al óblast o región administrativa donde se asienta.
   Su importancia comercial en los tiempos antiguos y medievales derivaba de su situación estratégica como etapa de la Ruta de la Seda hacia China y punto de conexión con las rutas a la India. Samarcanda era una encrucijada entre Asia y Europa, crisol de las influencias culturales de oriente y occidente.
   En el siglo IV a C la localidad era conocida como Maracanda, capital del reino de Sogdiana, que fue conquistado por Alejandro Magno en 329 a C.
   La ciudad fue más tarde gobernada por los turcos asiáticos (s. VI d C), los árabes (s. VIII), los samánidas de Irán (ss. IX-X) y varios pueblos turcos (ss. XI-XIII), antes de ser anexionada al reino de Corasmia y destruida por los mongoles de Gengis Kan en 1220.
   Tras rebelarse contra los emires mongoles (1365), Timur o Tamerlán convirtió Samarcanda en la capital de la dinastía timúrida, que iba a gobernar un vasto imperio, y bajo la cual la ciudad alcanzó el cénit de su florecimiento.
   Timur embelleció Samarcanda haciendo construir un conjunto de monumentos religiosos, entre ellos la gran mezquita de Bibi Kanum y su propio mausoleo, renombrados por su grandiosidad y su deslumbrante decoración de azulejos vidriados. El gran conquistador hizo de Samarcanda el mayor foco económico y cultural de Asia Central. La fama de su gloria traspasó las fronteras, llegando a todos los confines de Europa y Asia, y Samarcanda se transfiguró en el imaginario colectivo como una ciudad de leyenda.
   Disponemos de un testimonio de primera mano de la Samarcanda de aquella época, escrito por Ruy González de Clavijo, cronista español que en 1403-1406 formó parte de un cortejo de embajadores enviado por el rey Enrique III de Castilla a la corte de Timur.
  
   La ciudad de Samarcanda está asentada en un llano y la cercan un muro de tierra y fosas. Lo que está cercado es poco más grande que la ciudad de Sevilla, pero fuera de la ciudad hay una muy gran población de casas reunida como en barrios en muchas partes, pues está toda alrededor rodeada de muchas huertas y viñas. (Ruy González de Clavijo, Embajada a Tamorlán, VIII, 23)
     
   El señor se fue de esta huerta y casa para otra que era muy hermosa. Esta huerta tenía una portada muy grande, alta y hermosa, hecha de ladrillo, labrada de azulejos, azul y oro de muchas maneras. (...) En medio de esta dicha huerta, había una hermosa casa dispuesta en forma de cruz, con una rica decoración. En su distribución formaba tres como alcobas en que podían situarse las camas o los estrados. El suelo y las paredes eran de azulejos. Según se entraba de frente, en una de las alcobas, la mayor de ellas, había un retablo de plata sobredorado, tan alto como un hombre y tan ancho como tres brazas. Delante de él estaba una cama de paños de seda, bordados en oro, puestos unos encima de otros en el suelo; allí solía estar el señor. Las paredes del cuarto estaban guarnecidas con unas cortinas de paño de seda de color rosado. Las cortinas estaban guarnecidas con chapas de plata sobredorada, adornadas con esmeraldas, aljófar y otras piedras, todo bien dispuesto. Encima de las cortinas, colgaban hacia abajo unos pedazos de paños de seda, anchos como un palmo, también adornados. De ellos pendían unas borlas de seda de muchos colores, y cuando les daba el viento, se movían de una parte a otra, que resultaban muy hermosas. (Ruy González de Clavijo, Ibid, VIII, 2)
  
   Tras ser ocupada por los uzbekos en 1500 Samarcanda pasó a formar parte del kanato de Bujara. En el siglo XVI, Babur, príncipe de Fergana, el que iba a ser fundador de la dinastía mogol de la India, atacó Samarcanda, pero fracasó en el intento, viéndose obligado a establecer en Kabul su cuartel general para la posterior conquista del Indostán.
   Durante los siglos XVII y XVIII Samarcanda fue repetidamente asediada por los iranios y por tribus nómadas. Sumida en una profunda decadencia económica, entre 1720 y 1770 la ciudad fue quedando deshabitada.
   En 1868 fue tomada por las tropas rusas. El imperio ruso le concedió en 1887 el rango de capital de la provincia de Samarcanda. La ciudad se convirtió en un importante nudo de ferrocarriles, iniciándose así su recuperación económica.
   Entre 1924 y 1930 Samarcanda fue la capital de la República Socialista Soviética Uzbeka, antes de transferirse la capitalidad del país a Taskent.
  
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Riqueza arquitectónica de Samarcanda
  
   El casco medieval de Samarcanda contrasta con la nueva ciudad construida tras la conquista de los rusos en 1868. Su trazado urbano estaba formado por calles que convergían en un centro desde seis puertas perforadas en una muralla de ocho kilómetros de perímetro, levantada en el siglo XI y destruida por los rusos tras la captura de la ciudad.
   Entre sus monumentos más antiguos figuran el mausoleo de Ruhabad y el complejo de mausoleos conocido como Shah-i Zinda (fotos 05 y 06), construido a lo largo de nueve siglos, del XI al XIX, en el mismo lugar donde reposaban los restos de un hombre santo del islam, sobrino de Mahoma. En esta necrópolis Timur mandó edificar los mausoleos para sus familiares y otros miembros de la aristocracia militar y religiosa de la dinastía timúrida (ss. XIV y XV). Sha-i Zinda significa 'Rey Viviente'.
Uzbekistan   También de tiempos de Timur son la mezquita congregacional de Bibi Kanum (kanum = femenino de kan o khan) –mayor en tamaño que la Gran Mezquita de Delhi, conserva en su patio un gran facistol de mármol para mantener siempre presente el libro del Corán Osman– y el propio mausoleo del emperador, llamado Gur Emir, que Timur en principio había construido para su nieto.
   El señor vino de su ordo a la ciudad de Samarcanda, y fue a posar a unas casas y mezquitas que había mandado hacer para enterrar a su nieto que se llamaba Mahomad Sultán Miraza, muerto en Turquía cuando Tamorlán venció a Bayaceto. El mismo nieto había apresado al turco, y murió después de una enfermedad. Tamorlán quería mucho a este nieto, y por eso había mandado que le hicieran aquella mezquita. (Ruy González de Clavijo, Embajada a Tamorlán, VIII, 16)
   Finalmente también Tamerlán fue enterrado en el mausoleo de su nieto, un conjunto arquitectónico con cuatro minaretes y patio rodeado de cuatro iwanes, una madrasa y una janaka (convento sufí) con mezquita (foto01). Bajo una hermosa cúpula de 64 nervaduras de azulejo y 30 m de altura (foto02), una sala octogonal alberga los lujosos cenotafios (tumbas vacías) de los difuntos; las tumbas verdaderas se hallan más abajo, en una cripta, cubiertas por sencillas losas de mármol.
   La plaza de Registán (= 'Lugar de arena') o Plaza del Mercado, un recinto rectangular de 70 x 60 m, encuadrado por tres de sus lados por edificios monumentales dispuestos en simetría –las madrasas de Ulugh Beg, Shir Dar y Tilla Kari–, es un notorio modelo de planificación urbana característico de Asia Central, iniciado por los timúridas e imitado luego por los uzbekos y por los safávidas de Irán (ver en fotoAleph colección de fotos Ciudades de porcelana).
   En el siglo XVIII fue reconstruida parcialmente y el gobernador hizo levantar dos nuevas madrasas, tal como se puede ver en la actualidad, transformada en un lugar de encuentros y desfiles pseudomilitares para la educación de los adolescentes.
   La madrasa de Ulugh Beg, construida hacia 1420, fue uno de los mayores centros pedagógicos de Asia Central. En su tiempo se impartían allí enseñanzas de filosofía, teología, matemáticas y astronomía. Podía albergar a más de cien estudiantes, además de profesores, en dos pisos de celdas circundando el patio.
   La madrasa Chir Dor (o Shir Dar = 'Engendrador de Leones') fue construida entre los años 1619 y 1636, como una réplica especular de la madrasa de Ulugh Beg. Su nombre proviene de las representaciones figurativas que pueden verse en las enjutas superiores del pishtaq de portada (foto04). Muestran imágenes del león-tigre portador del sol, que simboliza la potencia del imperio según el simbolismo del zoroastrismo, enfrentándose a las leyes del islam, que restringen el arte figurativo.
   La madrasa Tilla Kari (= 'Decorada en Oro'), situada entre las dos anteriores, fue construida en 1660 y ejercía en parte las funciones de mezquita aljama (foto03).
   Refiriéndose a la plaza de Registán, Lord Curzon escribió lo siguiente: "Yo no conozco nada en el Este que se le acerque en su simplicidad y grandeza imponentes, y nada en Europa, con la excepción tal vez, aunque a una escala más humilde, de la Piazza de San Marcos de Venecia, que de algún modo podría competir con ella".
   La tumba de Ak Saray, con su interior ornado de excelentes pinturas al fresco, data del siglo XV. De la misma época es el mausoleo de Ishrat Jane, construido para albergar las tumbas de las mujeres de la familia del gobernador timúrida Abu Said.
   Nada queda en Samarcanda del célebre observatorio astronómico de Ulugh Beg (s. XV), que por los escritos de los historiadores de la época sabemos que era un edificio circular provisto en su patio de una gran curva de sextante, por medio de la cual se estudiaban y registraban los movimientos de los astros. En la India subsisten aún cuatro antiguos observatorios astronómicos que coinciden con esta descripción, construidos en el siglo XVIII por el maharajá Jai Singh II.
   En los alrededores de Samarcanda se encuentran dispersos diversos monumentos de los siglos XV al XVII, como la tumba de Abd-e Darun, los mausoleos de Chopan-Ata y Eshrat Kan, las ruinas de un acueducto que traía las aguas desde el río Zeravshan, la mezquita de Namzgah y las tumbas Hoya Ahrar y Abd-e Birun. Los elementos arquitectónicos más característicos son sus soberbios portales, sus grandes cúpulas de cerámica esmaltada que resplandecen con la luz del sol, y la decoración exterior de mayólica, mosaico, mármol y oro.
   La ciudad histórica de Samarcanda fue incorporada por la UNESCO al catálogo del Patrimonio Mundial en 2001. Según la UNESCO, los complejos arquitectónicos de Samarcanda, como la mezquita Bibi Kanum y la Plaza de Registán, desempeñaron un papel seminal en el desarrollo de la arquitectura islámica por toda la región, desde el Mediterráneo al Indostán. El arte, arquitectura y planificación urbana de Samarcanda reflejan los más importantes estadios de la historia política y cultural de Asia Central desde el siglo XIII hasta nuestros días.
  

  
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Bujara, la ciudad rival
 
Fotos 08-18
  

   Bujara (Bukhara, Boukhara) es una de las grandes ciudades históricas de Uzbekistán, capital del óblast o distrito administrativo del mismo nombre. Bujara significaba 'Lugar afortunado' en el antiguo idioma sogdiano. Esta ciudad, situada en el oasis de Bujara, en el delta del río Zeravshan, compite en la grandiosidad de sus monumentos con Samarcanda.
   Fue fundada alrededor del siglo I d C. Cuando fue ocupada por los árabes en 709, Bujara era ya un importante centro de comercio y artesanía. En los siglos IX y X fue la capital de la dinastía samánida. Su soberano Ismail Samani (s. IX) gobernaba sobre Transoxiana y Persia oriental, y Bujara rivalizaba con Bagdad como uno de los focos culturales del Islam. Poetas y estudiosos árabes, muchos de ellos bilingües, acudían a Bujara y contribuyeron a desarrollar la escritura persa, que ha sobrevivido hasta hoy con pocos cambios.
   La ciudad fue asediada por los qarajánidas, poco antes de caer bajo el dominio de Gengis Kan en 1220 y de Timur en 1370.
   A principios del siglo XVI fue conquistada por los uzbekos shaibánidas, que hicieron de la ciudad la capital del kanato de Bujara, incorporando en sus territorios gran parte de la antigua Sogdiana. Es en este siglo cuando Bujara alcanza el apogeo de su esplendor. Sus dominios abarcaban la mayor parte de la actual república de Uzbekistán, más las regiones septentrionales de Irán y Afganistán.
   Disfrutando del ambiente de una gran ciudad universitaria, se dice que en la década de 1790 Bujara acogía en sus madrasas a 30.000 estudiantes.
   En 1868 el kanato de Bujara se convierte en protectorado ruso y en 1882 es anexionado como estado al imperio ruso.
   En 1920 el kan de Bujara es derrocado por las tropas del Ejército Rojo, y en 1924 el kanato de Bujara es integrado en la República Socialista Soviética Uzbeka, hoy Uzbekistán. La ciudad creció rápidamente desde finales de los años 50 gracias al descubrimiento de gas natural en las cercanías.
   En Bujara todavía perviven algunos tipos de artesanía tradicional, como los brocados en oro y la metalistería.
  
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Riqueza arquitectónica de Bujara
  
   Bujara es el ejemplo más completo de ciudad medieval existente en el Asia Central. El casco antiguo todavía mantiene en gran parte su tejido urbano primitivo, con sus mezquitas, madrasas, viviendas de ladrillo cocido al sol de tejados planos, y restos de los antiguos bazares cubiertos.
   La arquitectura indígena tradicional en adobe crudo y cocido experimentó una revitalización en el siglo XVIII. Las antiguas bandas caligráficas de escritura islámica se combinaron con entrelazados y arabescos hasta alcanzar niveles de virtuosismo en la decoración de los monumentos.
Uzbekistan   En el türbe o mausoleo de Ismail Samani ('La Perla del Oriente', s. X d C), el más antiguo edificio islámico de Bujara y uno de los más tempranos ejemplos de arquitectura funeraria musulmana, reposan los restos de los soberanos samaníes, la primera dinastía mahometana local. Tiene forma de cubo ligeramente troncopiramidal, con torretas cilíndricas macizas adosadas a las esquinas, y está coronado por una cúpula de 7 m de diámetro. El ladrillo cocido, además de ejercer funciones estructurales en muros y cubierta, posee una función decorativa con su disposición a base de entrantes y salientes, en diseño de 'cesta' (foto12). Está adornado en la puerta con el símbolo Zoroastro de la eternidad. Los peregrinos deben dar tres vueltas al mausoleo, rezando para cumplir con el fundador de la gran dinastía del Asia Central.
   En una extensa plaza popular en la cual se celebran diversos actos sociales se sitúa el conjunto monumental de Poy Kalon (foto09).
   A la izquierda se encuentra la madrasa Mir-i Arab, construida en 1535 por el sheik Abdullah, jefe religioso yemenita (foto10). Dos cúpulas azules torneadas con cerámicas de colores dibujando cenefas geométricas la culminan con fastuoso esplendor (foto08). La planta de la madrasa es la típica de cuatro iwanes en torno a un patio provisto de un centenar de celdas para alojar a maestros y estudiantes.
   A la derecha, la mezquita Kalon (o Kalyan), que alcanzó su aspecto definitivo en 1514, bajo el soberano shaibánida Abdallah I (1512-1539). Su planta responde al tradicional trazado de patio rectangular con los lados jalonados por grandes iwanes que sobresalen de la altura de las fachadas. La entrada se realiza a través de un pishtaq: un enorme portalón de arco decorado de azulejos. Se calcula que el interior puede acoger a 120.000 fieles.
   Junto a ella se yergue exento un magnífico (aunque de terrible memoria) minarete troncocónico de ladrillo, denominado 'la torre de la muerte' porque desde su cumbre se lanzaban a la plaza los condenados a muerte y otros impuros. Tiene 46 m de altura, data de 1127, y es el único elemento superviviente de la primitiva mezquita del siglo XII (foto10).
   La mezquita de Megok-i Attari, fundada en el siglo IX y reconstruida en el XII, es una de las más antiguas de Asia (foto13).
   La madrasa de Abdelaziz Kan (periodo uzbeko, 1645-1680, foto15) se levanta en disposición simétrica frente a la madrasa Ulugh Beg (1417). Es un edificio de grandes dimensiones, con las esquinas reforzadas de torretas cilíndricas, al que se accede por un monumental pishtaq revestido de azulejos polícromos con una bóveda de mocárabes en yesos de colores. El interior obedece a la distribución tradicional de cuatro iwanes en los centros de los cuatro lados de un patio rectangular.
   La construcción de la pequeña madrasa Chor-Minor fue financiada en 1807 por Khalif Niazkul, un rico mercader de origen turcomano. Esta madrasa se compone de un patio con fuente, una mezquita de verano y una insólita estructura de cuatro torretas coronadas por cúpulas de cerámica vidriada azul rodeando la cúpula central. Char Minar significa 'Cuatro Minaretes', pero sería un error confundir estas torres con los alminares de una mezquita ya que no tienen tal función y habría más bien que considerarlos un experimento arquitectónico. No existe ningún edificio similar en Asia.
   El casco antiguo de Bujara está circundado por una muralla de 12 km de perímetro y 11 m de alto, en la que está integrado el Ark o Ciudadela (fotos 16 y 17).
   La mezquita Bolo-Jauz posee un iwan con 20 columnas de madera de karagatch, que dan a la entrada una finura aérea e invitan a la plegaria (foto18). Su última construcción corresponde al siglo XIX.
   Otros monumentos históricos importantes de Bujara son la madrasa Kosh (s. XV, construida por Ulugh Beg, el príncipe astrónomo), la de  Kukeldash (s. XVI) y el Namazgah o lugar de oración al aire libre (ss. XIII-XVII).
   El Centro Histórico de Bujara fue declarado en 1993 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, cuyos informes califican este bien cultural como el más completo ejemplo de ciudad medieval en Asia Central, con un tejido urbano que ha permanecido prácticamente intacto hasta hoy.
  

  
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Jiva, última etapa antes del desierto
 
Fotos 19-30
  

   La ciudad de Jiva, con su centro histórico llamado Itchan Kala, se encuentra en el óblast (o región administrativa) de Jorezm, al sur del río Amu Darya, en el antiguo oasis de Jiva, que era la última etapa de descanso de las caravanas que recorrían la Ruta de la Seda antes de adentrarse en el desierto de Persia.
   Los vestigios arqueológicos dan fe de que Jiva (o Khiva) existía ya en el siglo IV d C, en el corazón de Corasmia (Jorezm), un reino iranio cuya prosperidad derivaba de sus eficaces técnicas hidráulicas de irrigación. En 712 fue conquistada por los árabes y en 1221 por los mongoles de Gengis Kan. El emperador Timur (o Tamerlán) la tomó en 1379.
   Permaneció bajo el poder de los timúridas hasta 1512, en que fue ocupada por los uzbekos. A mediados del XVII se convirtió en capital del kanato de Jiva. Fue independiente durante el siglo XIX, hasta caer bajo el protectorado ruso en 1873.
   En 1920, el kan fue derrocado por el ejército soviético y los territorios del kanato de Jiva fueron incorporados en 1924 a la República Socialista Soviética Uzbeka, perdiendo la ciudad todo poder político.
   Hoy los principales recursos económicos de Jiva derivan de la industria del algodón, pero aún se practican tradiciones artesanales como la fabricación de alfombras, brocados y la talla de piedra y madera.
  
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Riqueza arquitectónica de Jiva
   
   Las obras arquitectónicas que han sobrevivido de la época de esplendor de Jiva rivalizan en belleza y magnificencia con las de Samarcanda y Bujara, sobre todo las situadas en el Ichan Kala.
   Ichan Kala es el nombre del casco histórico de Jiva (foto21), circundado por una gruesa muralla de adobe (foto30) de 8 m de altura media y 6 m de espesor levantada en el siglo XVII, que encierra en su perímetro diversas mezquitas, madrasas, palacios, minaretes y mausoleos, en un bien conservado ejemplo de planificación urbanística del Asia Central musulmana y un excepcional testimonio de la civilización perdida de Corasmia.
Uzbekistan   La fortificación fue reconstruida por los rusos. Tras la independencia de Uzbekistán, unas 1500 familias recuperaron sus casas del interior y devolvieron vida y color a esta ciudad vieja. En los alrededores de las murallas los vendedores de frutas (melones, sandías), verduras (cebollas, tomates, pepinos) y carnes (cordero, camello) dan muestra de la dura supervivencia del mundo rural y su entorno.
   La ciudad intramuros es de trazado ortogonal (650 x 400 m), articulada por dos grandes ejes perpendiculares que conducen a cuatro puertas orientadas a los cuatro puntos cardinales. La mayor parte de las 250 casas y los 50 edificios monumentales de Jiva es posterior al siglo XVII, con excepción de la mezquita Yuma, fundada en el siglo X, aunque reconstruida en 1789, que conserva una gran sala hipóstila de 212 columnas con elementos reaprovechados del edificio primitivo.
   Otros monumentos excepcionales son los mausoleos de Pahlavan Mahmud (1247-1325) y de Said al-Uddin (siglo XIV).
   El minarete Kalta (Kalta-Minor), uno de los más llamativos hitos arquitectónicos de Jiva (foto19), se levanta exento con su perfil troncocónico ligeramente curvado en una gran plaza rectangular cerca de la puerta occidental del recinto amurallado, junto a la madrasa de Muhammad-Amin Kan (1851), una de las más extensas de centroasia (foto20). Kalta significa 'Corto', aunque más que calificar de corto este alminar, vistas sus imponentes proporciones, lo correcto sería llamarlo inacabado. De haberse concluido, hubiera sido con sus 70 m el más alto minarete de Asia Central. Tal como quedó, su base mide 14,2 m de diámetro y su altura 26 m. La construcción fue interrumpida en 1855 tras la muerte de Muhammad-Amin Kan en batalla con los turcomanos. Es el único minarete de Asia Central cuya superficie está tapizada de cerámica vidriada en su totalidad, con un brillante y sugestivo colorido verde y azul. Al ponerse el sol en verano los uzbekos salen a la calle para dialogar y jugar al tabli.
   Al noroeste de la ciudad antigua se levanta el Kunia Ark, la antigua fortaleza, que fue construida por Arang Kan en 1688 y transformada en un suntuoso palacio por Alla-Uli Kan a principios del XIX. Su patio interior (foto26) fue reconstruido por Altuzar Kan en el siglo XIX y fue residencia oficial de los kans de Khiva. Los muros recubiertos de mayólica azul son de una belleza muy fina. Un iwan de dos columnas de madera con basas de mármol está decorado con figuras zoroástricas. A Altuzar Kan pertenece también el palacio de Tach-Kauli (1838), al nordeste.
   Las madrasas de época tardía de Kosh (madrasa Allah-Kuli) e Islam Khodja (ss. XIX-XX) merecen mencionarse por su armoniosa integración en el tejido urbano de la vieja Jiva. Esta última (foto22) posee un patio interior con agua sanadora. Y el minarete más alto de Jiva: 56 metros.
   Ichan Kala, el centro histórico amurallado de Jiva, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1990.
  
   Otra ciudad de Uzbekistán en el Patrimonio Mundial de la UNESCO:
Centro histórico de Shajrisyabz
  

  
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Taskent, la capital
 
Fotos 31-38
  
   Taskent, la capital de Uzbekistán era, antes del desmoronamiento de la Unión Soviética, la cuarta ciudad más poblada de la URSS, tras Moscú, Leningrado (San Petersburgo) y Kiev.
   Está situada en el valle de Chirchik, al oeste de los montes Chatkal, y es también capital de la provincia homónima de Taskent. Su población (en 2011) superaba los 4 millones de habitantes.
Uzbekistan   Los orígenes de la ciudad se remontan probablemente a antes del siglo III a C, en que es mencionada por primera vez en fuentes escritas, y era conocida como Shash, Shashkent, Sahshkent y Binkent. El topónimo de Taskent quedó fijado en el siglo XI: en turcomano significa 'Pueblo de piedra'.
   Taskent fue una importante etapa en las rutas caravaneras que atravesaban el Asia Central siguiendo la Ruta de la Seda, el camino de conexión comercial entre Europa y China.
   La ciudad fue conquistada por los árabes en el siglo VIII, a comienzos de la expansión del islam por centroasia, y más tarde formó parte de las posesiones de varios dirigentes musulmanes, antes de caer bajo el dominio de los mongoles de Gengis Kan a principios del siglo XIII.
   Posteriormente fue gobernada por los timúridas y los shaibánidas, y más tarde llevó una existencia independiente hasta que fue anexionada al kanato de Kokand en 1814.
   En 1865 fue capturada por los rusos y dos años más tarde fue declarada centro administrativo del nuevo gobierno general del Turquestán, construyéndose una nueva ciudad de urbanismo a la europea junto a la vieja ciudad islámica amurallada.
   Tras un levantamiento armado en noviembre de 1917, los rusos implantaron el régimen soviético en la ciudad. Taskent permaneció como la capital de la nueva República Socialista Autónoma de Turquestán; cuando ésta se disolvió en 1924, la capitalidad pasó a Samarcanda, pero finalmente volvió a Taskent en 1930, esta vez como capital de la República Soviética Uzbeka, hoy Uzbekistán.
   Taskent fue ampliamente reconstruida después de que un terremoto en 1966 dejara a 300.000 personas sin hogar. En la ciudad sobreviven cierto número de edificios religiosos y funerarios de los siglos XV y XVI, entre ellos las madrasas de Barakjan y Kulkedash.
   La capital posee un buen número de instituciones culturales y centros de educación e investigación, incluyendo la universidad, fundada en 1920, varios institutos de la Academia Uzbeka de Ciencias, inaugurada en 1943, la Biblioteca Pública Navoi y el Teatro Navoi de Opera y Ballet. Posee también un Palacio de las Artes, y diversos museos (entre ellos el Museo Lenin), parques y estadios deportivos. Los edificios más emblemáticos de Taskent en la actualidad son la torre de televisión (Torre de Taskent), la más alta de Asia Central, y el hotel Uzbekistán (foto37).
   En el Gran Bazar Chorsu se disfruta del colorido y simpatía de las vendedoras de todo tipo de vegetales y productos propios de comida, en especial unas bolas de queso fermentado de cabra (foto32). Se puede apreciar la forma de contar los billetes de 1.000 soums dado el alto valor de devaluación de su monedas en los últimos años (valor medio de cambio 1 euro = 3.000 soums), que encarece todas las mercancías de importación.
   Hoy Taskent es uno de los principales centros comerciales y culturales de Asia Central. La mayor parte de su actividad industrial se basa en la manufactura de productos textiles de algodón.
  
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UZBEKISTÁN
Una república ex-soviética de Asia Central


Bibliografía consultada
  
- González de Clavijo, Ruy. Embajada a Tamorlán (Edición de Francisco López Estrada. Editorial Castalia, 2004)
- Michell, George. La arquitectura del mundo islámico (Alianza Editorial, Madrid, 1985)
- UNESCO. El Patrimonio Mundial (Ediciones San Marcos)
- V.V.A.A. El mundo islámico. Esplendor de una fe (Atlas Culturales del Mundo, Ediciones del Prado, Madrid, 1992)
  

  
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Ramon Pouplana Solé
 
Uzbekistan (Ramon Pouplana)  
   Natural de Barcelona y licenciado en Historia y Teoría del Arte por la Universitat de Barcelona.
   Ha ejercido de colaborador gráfico en diversas revistas: Orbe Médico, A bordo, Primer Acto, Yorick...
   Ha participado en la aportación fotográfica junto con fotógrafos como A. Fortuny, O. Maspons y otros a la edición de libros temáticos: Imatges de Catalunya, Castillos de España.
   Ha desarrollado 3 exposiciones individuales a finales de los ochenta:
   Imatges Teatrals (Teatro Municipal de Vilanova i Geltrú, Barcelona)
   Teatre i Imatge (Escuela de Imagen y Diseño IDEP, Diagonal, Barcelona)
   Imatges Teatrals (Creperie Maple Syrup, Barcelona)
   Ha colaborado con diversas fotografías al Fondo Fotográfico del Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, con motivo de la Exposición de Fotografía Contemporánea Española 1970-1990, Madrid, setiembre de 1991.
   Ha sido premiado en diferentes concursos de Fotografía especializada en Farmacia y el Medicamento (Premio Facultat de Farmácia de Barcelona de 1992, 1993 y 1994).

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