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Las islas Galápagos son un mundo aparte, el último reducto de una fauna y una flora que han evolucionado paralela e independientemente al resto del planeta. Volcanes surgidos del mar, lejos del continente, en sus costas confluyen tres corrientes oceánicas, y sus tierras albergan extraños animales que parecen salidos de nuestras pesadillas. Tortugas gigantes que fueron contemporáneas de los dinosaurios. Iguanas de aspecto terrible que nadie diría –pero lo son– totalmente inofensivas. Pingüinos en plena línea del ecuador. Criaturas endémicas que no se pueden encontrar en ningún otro lugar de la Tierra. Darwin estuvo aquí, y lo que vio le ayudó a construir su teoría de la evolución de las especies. Hoy las islas Galápagos son un ecosistema en peligro, un paraje raro y maravilloso que está siendo degradado por la acción invasora del hombre. |
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Indices de fotos Indice 1 Indice 2 Indice 3 |
Indice
de textos Las islas donde el fuego se funde con el mar (por Albert Sorigue) Singularidades de la vida animal Darwin y las Galápagos Un patrimonio de la Humanidad en peligro Albert Sorigue |
Otras exposiciones de Albert Sorigue en fotoAleph Tanzania, santuario de la Naturaleza Birmania se mueve |
Las islas donde el fuego se funde con el mar |
Vi una
pequeña esfera tornasolada, de casi
intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego
comprendí que ese movimiento era una ilusión producida
por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El
diámetro del Aleph
sería de dos o tres centímetros, pero el espacio
cósmico estaba ahí, sin disminución de
tamaño. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto... (Jorge Luis Borges, extractos de El Aleph) Vi unas islas forjadas de fuego; acantilados moldeados por rocas incandescentes; playas de negra arena... y mar de un azul intenso. Imaginé volcanes vomitando fuego de sus entrañas y cubriendo de cenizas el Paraíso. Y vi al Paraíso renacer de nuevo, porque la sabia naturaleza siempre se perpetúa en armonía con sus sabias criaturas. Vi la VIDA. La vida que se empeña en hacer de las Islas Galápagos un hogar. |
En
las
Galápagos viven animales acostumbrados a la ira del mar, del
cielo y de la tierra. Aves, reptiles, lobos de mar... animales de los
que el hombre ha sido su peor depredador. Vi a las aves engalanadas para su cortejo; los lobos marinos jugueteando tranquilos en el agua; viejas tortugas alzando curiosas su arrugado cuello; vi iguanas adormecidas al sol... Vi la marea menguando en generosa retirada para que los animales, en lenta procesión, buscaran en el mar sus alimentos. En Galápagos se unen Paraíso e Infierno... y de entre las negras piedras la vida florece tenaz, mientras que los animales siguen procreando para perpetuarse por miles y miles de años. Vi la belleza, la armonía, la sabiduría... Aprendí a admirar, a respetar, a proteger... Y deseé que jamás el hombre pueda volver a truncar lo que la naturaleza sigue creando con inmenso mimo. Albert Sorigue Indice de textos |
Singularidades de la
vida animal |
Situado
en el
Océano Pacífico, a mil kilómetros al oeste del
continente americano, el archipiélago de las Galápagos (o
archipiélago de Colón) se compone de 19 islas e islotes
de origen volcánico (pertenecientes administrativamente a
Ecuador), que, junto a la reserva marina que los rodea, ha sido
calificado como un 'museo vivo y un muestrario de la evolución'
único en el planeta. Emplazadas en la confluencia de tres corrientes oceánicas, las islas Galápagos constituyen un crisol de especies marinas. La línea del ecuador atraviesa la isla Isabela, por lo que cabría esperar un clima caliente y húmedo en la región; sin embargo, las corrientes marinas lo modifican. Durante los seis meses de junio a noviembre, las costas son bañadas por las frías aguas de la corriente sudecuatorial, generada por la combinación de la corriente fría de Humboldt y la corriente cálida peruana oceánica, lo que da lugar a lluvias breves y frecuentes. El medio año restante, de diciembre a mayo, las islas son alcanzadas por la corriente cálida del Niño, provocando una temporada calurosa con lluvias tropicales. Las actividades sísmicas y volcánicas que todavía tienen lugar reflejan los procesos que formaron las islas. Estos procesos, junto con el extremo aislamiento del archipiélago, condujeron al desarrollo de una vida animal inhabitual –como la iguana terrestre, la tortuga gigante y muchos tipos de pinzones– que inspiró a Charles Darwin su teoría de la evolución por la selección natural, tras su visita de 1835, en el viaje del Beagle. ![]() "El viaje del Beagle ha sido con mucho el acontecimiento más importante de mi vida, y ha determinado toda mi carrera (...) Siempre he creído que le debo a la travesía la primera instrucción o educación real de mi mente; me vi obligado a prestar gran atención a diversas ramas de la historia natural, y gracias a eso perfeccioné mi capacidad de observación, aunque siempre había estado bastante desarrollada. (...) Pienso también con gran satisfacción en algunos de mis trabajos científicos, como la solución del problema de las islas de coral y la explicación de la estructura geológica de algunas otras (...) Tampoco debo pasar por alto el descubrimiento de las singulares relaciones existentes entre los animales y las plantas de las diversas islas del archipiélago de las Galápagos y de todos ellos con los de América del Sur. (...) Durante el viaje del Beagle había quedado profundamente impresionado cuando descubrí en las formaciones de las Pampas grandes animales fósiles cubiertos de corazas, como las de los actuales armadillos; en segundo lugar, por la manera en que animales estrechamente emparentados se sustituyen unos a otros conforme se va hacia el sur del continente; y en tercer lugar por el carácter sudamericano de la mayor parte de los productos de las islas Galápagos, y más especialmente por la manera en que difieren ligeramente los de cada una de las islas del grupo (...) Era evidente que hechos como éstos, y también otros muchos, sólo podían explicarse mediante la suposición de que las especies se modifican gradualmente; y el tema me obsesionaba." Charles Darwin, Recollections of the Development of my Mind and Character (1876) Las islas Galápagos fueron descubiertas en 1535 por el obispo Tomás de Berlanga. Hoy sus pobladores humanos son principalmente ecuatorianos, aunque hay también europeos, que residen en pequeños asentamientos en las islas de San Cristóbal, Santa María, Isabela y Santa Cruz. La pesca y la agricultura son sus dos principales fuentes de recursos. En las islas Galápagos –de las que menos del 4% del terreno es apto para la agricultura– se distinguen varios ecosistemas vegetales: una zona litoral con manglares, una zona costera árida con cactus y chumberas, una zona de transición en las islas más extensas, una zona verde sobre los conos volcánicos, y una zona de pampa en los puntos más elevados de las islas. La vida animal de las Galápagos es de extraordinario interés, por varias razones: 1) Las islas Galápagos son célebres por su gran cantidad de endemismos: presencia de especies únicas que sólo se dan en un determinado lugar. Todos los reptiles, excepto un lagarto nocturno, y la mayoría de las aves residentes son endémicos. 2) Las especies han generado subespecies en las diferentes islas. 3) El grupo de vertebrados más abundante lo constituyen las aves. Se han registrado en las islas cinco especies endémicas de aves marinas, entre ellas el pingüino de las Galápagos (Spheniscus mendiculus, fotos 21 y 22). Entre las especies de aves terrestres se observan hasta 23 endemismos, correspondiendo la mayoría a distintos tipos de pinzones. Los 'pinzones Darwin' han desarrollado una multitud de tipos adaptados a partir de un antecesor común. Otra especie de interés es el cormorán no volador (fotos 19 y 20). 4) Las tortugas gigantes (Geochelone elephantopus, fotos 26, 27 y 28) o galápagos, con once subespecies, consideradas como algunas de las más antiguas criaturas vivientes de la Tierra, sobreviven en las islas más grandes como una reliquia de pasadas eras geológicas. Las tortugas gigantes se extendían antaño por todos los continentes, pero casi se extinguieron (las únicas tortugas gigantes que perduran aparte de éstas pertenecen a otra especie y se localizan en las islas Seychelles, en el océano Indico). Estos galápagos han otorgado su topónimo a las islas, aunque las iguanas podrían ser un animal igualmente representativo de la insólita fauna del archipiélago. 5) Las iguanas de las Galápagos constituyen otros de los muchos tipos que han evolucionado por adaptación: las iguanas terrestres (en sus dos especies: Conolophus pallidus –foto25– y C. subcristatus) y las iguanas marinas (Amblyrhynchus cristatus, fotos 03-11), que se alimentan de algas y en algunos parajes cubren a centenares las rocas costeras, son únicas. 6) Muchos vertebrados terrestres muestran una sorprendente falta de temor ante los predadores terrestres, incluido el hombre. 7) Especies de origen antártico, como el pingüino y el lobo marino (fotos 30 y 31), viven en las islas junto a animales tropicales. Indice de textos |
Darwin y las
Galápagos |
Extractos
de la
novela 'Hacia los confines del mundo' (This
Thing of Darkness) de Harry Thompson, donde relata,
basándose en hechos reales, el mítico viaje del Beagle,
con el capitán FitzRoy al mando, y el naturalista de a bordo
Charles Darwin, en el momento en que desembarcan en las islas
Galápagos, antaño tierra de bucaneros y balleneros: "Ante sus ojos se abría un paisaje recortado, ondulante y rugoso, negro como la antracita, aunque, más que tierra firme, parecía un mar nocturno y tempestuoso que hubiera quedado petrificado en un instante. Miraran a donde mirasen en aquel terreno baldío y torturado, veían cráteres volcánicos, cráteres que surgían como úlceras de otros cráteres, pequeños cráteres escondidos dentro de grandes cráteres, cráteres con lava solidificada derramada por sus bordes. Aquí y allá se veían fumarolas y despuntaban chimeneas humeantes, que a Darwin le recordaron el paisaje de fundiciones de acero de los alrededores de Wolverhampton. (...) Por lógica, un lugar tan ardiente no podía albergar muchas formas de vida. El sol inclemente, las altas temperaturas y las rocas al rojo vivo, que despedían calor como una estufa de hierro, deberían conformar un entorno menos habitable que las regiones infernales. Pero no era así. En esas tierras pululaba un sinnúmero de criaturas primitivas y escamosas, mientras que el ![]() Los moradores más comunes de la isla de San Cristóbal eran iguanas del color del hollín. Gruesas, de unos noventa centímetros de longitud, sus movimientos eran lentos y torpes. Una cresta de espinas les recorría el lomo de un extremo al otro, tenían largas garras palmeadas, y bajo la boca flácida les colgaba una bolsa de carne. Esos diablillos de las tinieblas poblaban las playas a millares, parecían disfrutar del calor infernal, y nunca se alejaban del mar más de diez metros. A veces alguna iguana se arrastraba pesadamente hasta el agua, donde se transformaba en una flecha de brillante obsidiana. Las patas, normalmente separadas, se pegaban a los flancos, y se impulsaban por el agua con fuertes golpes de cola, como un cocodrilo en miniatura. Tenían en común con las otras criaturas terrestres de las Galápagos el ser totalmente mansas, y si las tocaban con la mano o con un palo, apenas reaccionaban. A modo de experimento, Darwin agarró una por la cola y la tiró a una charca que se había formado en la roca con el reflujo de la marea. (...) La iguana regresó arrastrándose a los pies de Darwin, que la cogió de nuevo por la cola y la lanzó a la charca. Ella regresó desdeñosa al mismo sitio; Darwin la echó por tercera vez al agua, y por tercera vez volvió pomposa y pacientemente a su lugar favorito. –Su instinto de supervivencia le dicta que la orilla es un lugar seguro –concluyó Darwin–. Podría matarla ahora mismo; no obstante, no me tiene miedo. (...) En Europa, los lagartos temen al hombre –reflexionó en voz alta–. Es un conocimiento que poseen desde que nacen. Sin embargo los reptiles no se hacen cargo de sus crías, de hecho tal vez no coincidan con ellas en toda la vida. No pueden enseñarles nada, así que el conocimiento es heredado. Si estas iguanas aprendieran a temer al hombre, me pregunto cómo podría pasar ese conocimiento a sus descendientes. (...) Ascendieron al cono central de la isla por una serie de caminos a través de la maleza que parecían converger en algún punto desconocido. El misterio de quién o qué habría hecho aquellos senderos se resolvió cuando se toparon con dos grandes tortugas, tan altas que les llegaban hasta el pecho, que subían al monte delante de ellos. Una tenía escrita en su caparazón la fecha de 1806. Los animales no percibieron a los tres hombres que les iban a la zaga; (...) King corrió hasta la tortuga que iba delante y saltó encima de ella. Pese a soportar el peso del robusto joven, el enorme reptil pareció no percatarse de la presencia de los hombres. Darwin también saltó encima, pero el animal no aflojó el paso y mantuvo la misma velocidad (que calculó con la ayuda de su reloj de bolsillo): cerca de siete kilómetros y medio por día. (...) Después de comer, subieron al cráter principal, donde se estaba celebrando una gran asamblea de piqueros de patas azules. Esos pájaros de aspecto ridículamente formal, con el cuerpo blanco, las alas negras, y el pico y las patas de color turquesa, no parecían preocuparse demasiado por proteger sus nidos. Darwin hizo el experimento de tirar piedrecitas a las hembras, que estaban sentadas en sus nidos, sin causarles daño. Los pájaros sólo se mostraban un poco sorprendidos. (...) –Por lo que parece, antes había un número extraordinario de tortugas en esta isla –dijo FitzRoy (...) Aquí vivimos una existencia un poco a lo Robinson Crusoe, capitán FitzRoy; somos felizmente autosuficientes en cuanto a lo más necesario, pero carecemos del más mínimo lujo, y por tanto nos vemos obligados a improvisar. En respuesta a su preguntas, le diré que antes había muchas tortugas, hará unos diez años. Algunas fragatas grandes llegaron a llevarse setecientas de una vez, para consumirlas mientras cruzaban el Pacífico. Yo mismo vi cómo cargaban doscientas en un mismo día. A las que eran demasiado grandes para levantarlas les grababan la fecha en el caparazón: mil setecientos ochenta y seis es la de más edad que he visto. Matábamos a las de mayor tamaño allá donde las encontrásemos, y traíamos la carne hasta aquí, hasta que no quedó ni un solo galápago en toda la isla. La población de tortugas de las demás islas va por el mismo camino. Durante los meses secos se las mata para acceder a las reservas de agua que tienen en la vejiga. Creo que dentro de veinte años todas las especies se habrán extinguido. (...) ¿Cuál era la fuerza creadora que se ocultaba detrás de esa explosión de vida? ¿Dios controlaba todos esos cambios? ¿O estaban más allá de su intervención, de modo que había puesto en movimiento un proceso al principio de los tiempos y luego había dejado que se desarrollara a su aire? Darwin estaba seguro de una cosa: cualquier especie que se internaba en un nuevo territorio era tranformada por su entorno de un modo extraordinario. ¿De qué forma? No lo sabía. Estaba convencido de que en aquellas islas había pistas para resolver el misterio de los misterios: la primera aparición de nuevos seres en la faz de la tierra; pistas que ayudarían a socavar la idea misma de la inmutabilidad de las especies." Harry Thompson, 'Hacia los confines del mundo' (This Thing of Darkness, 2005) Veamos lo que escribió el mismo naturalista británico Charles Darwin a propósito de las islas Galápagos en su fundamental obra 'El origen de las especies', que aportó las pruebas para demostrar su teoría de la evolución de las especies biológicas por la selección natural: "El archipiélago de los Galápagos, situado debajo del ecuador, se halla de novecientos a mil kilómetros de distancia de las costas de América del Sur. Casi todas las producciones terrestres y acuáticas llevan allí el sello inconfundible del continente americano. Hay veintiséis aves terrestres, de las cuales veintiuna, o acaso veintitrés, se clasifican como especies distintas, y se admitiría comúnmente que han sido creadas allí; sin embargo, la gran afinidad de la mayoría de estas aves con especies americanas se manifiesta en todos los caracteres, en sus costumbres, gestos y timbre de voz. Lo mismo ocurre con los demás animales y con una gran proporción de plantas (...) ¿Por qué ha de ser así? ¿Por qué las especies que se supone que han sido ![]() La misma ley que ha determinado el parentesco entre los habitantes de las islas y los de la tierra firme más próxima, se manifiesta a veces, en menor escala, pero de un modo interesantísimo, dentro de los límites de un mismo archipiélago. Así, cada una de las islas del archipiélago de los Galápagos está ocupada, y el hecho es maravilloso, por muchas especies distintas; pero estas especies están relacionadas entre sí de un modo mucho más estrecho que con los habitantes del continente americano, o con los de cualquier otra parte del mundo. Esto es lo que podía esperarse, pues islas situadas tan cerca unas de otras tenían que recibir casi necesariamente inmigrantes procedentes del mismo lugar de origen, y de unas y otras islas del archipiélago. Pero ¿por qué muchos de los inmigrantes se han modificado diferentemente, aunque sólo en pequeño grado, en islas situadas a la vista unas de otras y que tienen la misma naturaleza geológica, la misma altitud, clima, etcétera? Durante mucho tiempo esto me pareció una gran dificultad (...) El hecho realmente sorprendente en este caso del archipiélago de las Galápagos, y en menor grado en algunos casos análogos, es que cada nueva especie, después de haberse formado en una isla cualquiera, no se propagó rápidamente a las demás del archipiélago. Pero las islas, aunque se hallen a la vista unas de otras, están separadas por profundos brazos de mar, en la mayoría de los casos más anchos que el canal de la Mancha, y no hay ninguna razón para suponer que las islas hayan estado unidas en algún período anterior. Las corrientes marinas son rápidas y barren entre las islas, y las tormentas de viento son extraordinariamente raras; de modo que, de hecho, las islas están mucho más separadas entre sí de lo que aparece en el mapa. Sin embargo, algunas de las especies –tanto de las que se encuentran en otras partes del mundo como de las que están confinadas en el archipiélago– son comunes a las diversas islas, y de su modo de distribución actual podemos inferir que se han propagado de una isla a las demás. Pero creo que a menudo nos formamos una opinión errónea de la probabilidad de que especies muy afines se invadan mutuamente su territorio, al hallarse en libre intercomunicación. Indudablemente, si una especie tiene cualquier ventaja sobre otra, en brevísimo tiempo la suplantará total o parcialmente, pero si ambas se hallan igualmente adaptadas para sus propias localidades, probablemente conservarán ambas sus puestos separados durante tiempo casi ilimitado." Charles Darwin, El origen de las especies (1859) Indice de textos |
Un patrimonio de la
Humanidad en peligro |
El
archipiélago de las Galápagos fue el primer sitio
incluido como bien natural en la Lista del Patrimonio de la Humanidad
de la UNESCO, el año 1978. La mayoría de las islas gozaba
desde hace años del estatus de reserva natural, y su flora y
fauna estaban protegidas por las leyes. Su inclusión en el
listado del Patrimonio fue ratificada y sus límites ampliados en
2001. Sin embargo, en 2007 sonó la alarma al ser declaradas las
Galápagos como uno de los bienes del Patrimonio Mundial en
peligro. Según la UNESCO, las islas Galápagos están amenazadas por especies invasoras, el turismo creciente y la inmigración. El número de días invertidos por los barcos de crucero en sus travesías ha aumentado en un 150% en los últimos 15 años. Este incremento ha conllevado un fuerte crecimiento en la inmigración, y el constante tráfico entre las islas ha acarreado la introducción de más especies invasoras. Las cabras, por ejemplo, compiten con los animales endémicos por la comida, mientras que los cerdos, perros, gatos y ratas introducidos atacan principalmente a los huevos y crías de los reptiles y pájaros. El 1 de julio de 2008, investigadores del 'Parque Nacional de Galápagos' anunciaron que habían detectado en varios pingüinos de las Galápagos el parásito causante de la malaria aviar. El pingüino de las Galápagos ya estaba clasificado como especie amenazada, y el número de sus individuos ha ido disminuyendo desde que se empezó a registrar en los años ochenta. La población actual se estima en sólo 1.770 pingüinos. Indice de textos |
ISLAS GALÁPAGOS Indice de fotografías
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Albert Sorigue
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ISLAS GALÁPAGOS
Donde el fuego se funde con el mar
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de textos Las islas donde el fuego se funde con el mar (por Albert Sorigue) Singularidades de la vida animal Darwin y las Galápagos Un patrimonio de la Humanidad en peligro Albert Sorigue |
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Donde el fuego se funde con el mar
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