Si
algo hay de verdad en el conocido aserto de Oscar Wilde de
que "la Naturaleza imita al arte" es en lo que respecta a la actividad
creadora del agua.
El
agua es un polifacético artista que transfigura
todo cuanto toca. El agua es incolora, pero su paleta contiene todos
los colores del arco iris. Con sus juegos de espejos multiplica la
belleza del mundo. Con sus ondas y reverberaciones, practica el arte
cinético, el arte abstracto, la caligrafía. Un simple
hilillo de agua que brota de una fuente genera millares de
imágenes para un ojo atento. Si una fotografía congela
ese movimiento, el resultado es una obra de arte, en la que se puede a
veces detectar incluso la influencia de un Monet o de un Van Gogh. Un
segundo antes o un segundo después la obra sería
distinta. Y es que el agua es un misterioso ser que, como Proteo, se
metamorfosea a cada instante en otros seres.
Así lo ha sabido ver el
fotógrafo Brandan, que
en esta
exposición nos ofrece, para deleite de nuestros ojos, abundantes
y sugerentes muestras del potencial pictórico del agua.
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