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  TAJ MAHAL
  y otras joyas del arte mogol
Taj Mahal
  
   Todo el mundo ha visto imágenes del Taj Mahal, esa joya suprema de la arquitectura de todos los tiempos, de bien merecida fama, que exhibe su esplendorosa hermosura en la ciudad india de Agra. Pero pocos saben que Agra y sus alrededores atesoran otras muchas joyas arquitectónicas de no menor grandiosidad y belleza, soberbios exponentes del fabuloso florecimiento artístico que se produjo bajo la dinastía de los reyes mogoles, el último gran imperio de la India.
   La presente colección de fotografías aspira a dar una idea del inusitado lujo y refinamiento en que vivieron inmersos los grandes mogoles, mostrando una selección de sus obras de arte más representativas.
   106 fotografías on line
Indice de textos
La India de los grandes mogoles
Taj Mahal. Un monumento al amor
El Fuerte Rojo de Agra
La tumba de Itimad-ud-Daulah
Fatehpur Sikri. La capital abandonada
Sikandra. La tumba de Akbar
Indices de fotos
Indice general
Taj Mahal
Fuerte Rojo
Itimad-ud-Daulah
Fatehpur Sikri
Sikandra
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   Tú sabías, Shah Jahan, que vida y juventud, riqueza y gloria, son arrastradas por la corriente del tiempo. Solo te esforzaste por ello en perpetuar la tristeza de tu corazón... Dejaste que los fulgores del diamante, la perla y el rubí se desvanecieran como el mágico resplandor del arco iris. Pero hiciste que esta lágrima, este Taj Mahal, resbalara inmaculadamente brillante por la mejilla del tiempo, por los siglos de los siglos.
   Rabindranath Tagore
  
  

La India de los grandes mogoles
  
Chini ka Rauza   El año 712, menos de un siglo después de la muerte del profeta Mahoma, los árabes conquistaron el valle del río Indo (actual Pakistán). En aquel momento los países en que se había implantado la nueva religión musulmana abarcaban un vastísimo territorio que iba desde la España meridional hasta la India occidental, pasando por todo el norte de África, Oriente Próximo y Oriente Medio.
   A principios del siglo XI, un sultán de Afganistán, Mahmud de Ghazni, perpetró una serie de incursiones de saqueo sobre el norte de la India, arrasando varias de sus ciudades, para luego retirarse a su tierra de origen. En 1192, otro sultán afgano, Mohammed de Ghur, prosiguiendo con las políticas depredadoras de su antecesor, invadió el norte de la India y conquistó la importante ciudad de Delhi. Aunque el sultán se retiró también a su país, dejó al mando de Delhi a su lugarteniente Qutb-ud-din Aibak, un ex esclavo ascendido a general, que gobernó la ciudad en nombre de su señor. A la muerte del sultán en 1206, Qutb-ud-din se proclamó soberano independiente e instauró el sultanato de Delhi.
   Este sultanato iba a regir durante varios siglos los destinos del norte de la India, pese a la tenaz resistencia de los clanes rajput, de origen autóctono. Delhi fue la capital de cinco dinastías islámicas sucesivas, la mayoría de origen afgano o turco, que poco a poco expandieron sus dominios hacia el este y hacia el sur, anexionándose los reinos indios de Jaunpur, Bihar, Bengala y Malwa. Sus gobiernos estuvieron, sin embargo, lastrados por la inestabilidad territorial, hasta que el advenimiento de una sexta dinastía, la de los mogoles, consolidó todas las posesiones islámicas de la India septentrional y las reagrupó en un solo imperio.
  
Relación de emperadores mogoles Años de reinado
Babur  (1483-1530)
Humayun  (1508-1556)
Akbar  (1542-1605)
Jahangir  (1569-1627)
Shah Jahan  (1592-1666)
Aurangzeb  (1618-1707)
1526-1530
1530-1540 y 1555-1556
1556-1605
1605-1627
1628-1658
1658-1707
  
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Babur
  
   El fundador de esta dinastía, Babur, era un lejano descendiente por línea materna del mítico guerrero mongol Gengis Khan, y por línea paterna del no menos legendario conquistador Timur o Tamerlán. Proclamado rey de Fergana (actual Uzbekistán) cuando solo tenía 12 años, su mayor ambición era recuperar Samarcanda, capital imperial de su antepasado Timur, sobre la que consideraba tener derechos hereditarios. Dos veces conquistó esta ciudad, y dos veces la perdió a manos de sus enemigos, para al final tener que renunciar tanto a Samarcanda como a su Fergana natal. Babur logró, sin embargo, tomar Kabul, y desde allí reorganizó sus fuerzas y emprendió las operaciones para invadir el sultanato de Delhi. En la batalla de Panipat (1526) derrotó a un ejército mucho más numeroso que el suyo, el de Ibrahim Lodi, compuesto de 50.000 hombres y 1.000 elefantes, gracias al uso de cañones y armas de fuego, hasta entonces desconocidos en la India. Tras su victoria, Babur se autoproclamó Padshah Ghazi (Emperador de la India) y entró sin dificultades, junto a su hijo Humayun, en Agra. Sin embargo, aún tuvo que enfrentarse a un enemigo más poderoso, el gobernador rajput Rana Sanga de Chitor, que le atacó con un ejército de 200.000 hombres. El ejército de Babur consiguió derrotar a las tropas de Sanga en la batalla de Khanua (1527). Babur se convirtió en el soberano absoluto de la India del norte.
   La historia de Agra, ciudad a orillas del río sagrado Yamuna en el actual estado indio de Uttar Pradesh, se remontaba a más de 2.500 años atrás, pero fue refundada en 1504 por Sikandar, sultán de Delhi de la dinastía de los Lodis, como una base para ejercer (infructuosamente) el control sobre los vecinos estados rajput. Sin embargo, no fue hasta el reinado de los mogoles cuando Agra superó su estatus de ciudad provinciana para convertirse en una importante sede de gobierno.
Tumba de Humayun   Babur era denominado por sus contemporáneos con el apelativo de 'el Gran Mogol' (del término persa 'mughal', que hace referencia a 'mongol'), y en consecuencia la dinastía que fundó es llamada  la de los 'Grandes Mogoles'.
   Babur pasó el resto de sus días organizando su nuevo imperio desde Agra. Su reinado solo duró cuatro años: murió en 1530, a la edad de 48. Su tumba se halla en Kabul.
  
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Humayun
  
   Fue sucedido por su hijo Humayun, un monarca menos ambicioso, cuyo ascenso al trono fue cuestionado por Sher Khan, el gobernador de Babur en el Bihar. Tras ser derrotado en dos batallas, Humayun fue expulsado a Persia. Su rival Sher Khan adoptó el título imperial de Sher Shah. En 1555 Humayun, con ayuda del ejército persa, reconquistó el trono, dando comienzo a su segundo mandato como emperador. Al año siguiente murió en accidente, al caerse por las escaleras de su biblioteca en Delhi.
   El advenimiento de la dinastía mogol propició una revitalización de la arquitectura islámica en el norte de la India, cuyo apogeo iba a alcanzarse en el siglo XVII. El estilo indio, el persa, el timúrida y diversos estilos locales fueron combinados con gran maestría para producir un sinfín de obras arquitectónicas de abrumadora grandeza e inusitado refinamiento. La monumental tumba de Humayun, comenzada en 1569, inauguró el nuevo estilo. Mandada construir por la viuda del emperador en las afueras de Delhi, en arenisca roja y mármol blanco, revela una fuerte influencia persa en su diseño. El jardín que lo rodea fue el prototipo de los jardines funerarios mogoles (char bagh), divididos en cuatro cuadrantes por medio de calzadas e irrigados por canalizaciones de agua: una réplica en la Tierra del paraíso de Alá, tal como lo describe el Corán. El mausoleo de Humayun está considerado también como el modelo arquitectónico predecesor del Taj Mahal. En 1993 fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.
  
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Akbar
  
   El hijo y sucesor de Humayun, Akbar, fue el más grande de los grandes mogoles. Su mismo nombre así lo reafirma: akbar = 'el grande'. Ascendió al trono a los trece años, bajo la vigilancia de un tutor, pero a los dieciocho años decidió asumir personalmente el manejo de los asuntos de Estado. Durante su reinado el imperio mogol creció en extensión y riqueza hasta alcanzar su máximo esplendor. Sus territorios abarcaban todo el norte del subcontinente indio, desde Cachemira hasta Maharashtra y desde Afganistán hasta Bengala, incluyendo el actual Pakistán: una superficie del tamaño de Europa. Dedicó grandes esfuerzos a reprimir las revoluciones de las provincias y a neutralizar las intrigas de palacio. Reorganizó el modo de gobierno, el sistema tributario y las comunicaciones.
Fuerte Rojo Agra   Akbar fue un emperador renombrado por su tolerancia. Suprimió los tributos que sus antecesores exigían a los no-musulmanes y, aunque educado en el islam ortodoxo, se interesó por las demás religiones de la India, así como por su cultura y sus realizaciones artísticas. Aunque era iletrado, estaba dotado de una gran capacidad intelectual, y se instruía haciéndose leer toda clase de libros, en especial de temas religiosos y místicos. Su biblioteca fue una de las más grandes de oriente. Organizaba debates entre teólogos de las distintas religiones: hindúes, budistas, jains, parsis, sijs, e incluso católicos, representados por los misioneros jesuítas de Goa. Garantizó la libertad de culto entre sus súbditos y protegió los templos hindúes, que habían sido objeto de destrucciones iconoclastas en los siglos precedentes. Inventó y trató de implantar una nueva religión, llamada 'Din Ilahi', que sincretizaba las aportaciones de las distintas creencias, con el fin de unificar los diversos pueblos del imperio en una fe común. Su intento no llegó a cuajar más que entre un reducido círculo de allegados.
   La tolerancia religiosa fue de la mano de la tolerancia política. Cuando Akbar sometió a los reinos rebeldes rajput, no depuso a sus gobernantes y dejó a los rajás al mando de sus respectivos estados, preservando sus fronteras, a condición de que formaran parte integrante del imperio como dominios meramente provinciales, subordinados al poder del emperador. Se les exigía además tributos para las arcas del tesoro, y la aportación de tropas a las fuerzas imperiales. Otro procedimiento por el que Akbar se granjeó la lealtad de los gobernantes locales fue mediante la concertación de alianzas matrimoniales con las princesas de los distintos reinos hindúes.
  
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Fuerte Rojo Agra 
   El lujo de su corte se hizo legendario. En sus suntuosos salones palaciegos Akbar organizaba con gran pompa los darbar (o asambleas), donde, arropado por un séquito de oficiales, ministros (musulmanes e hindúes) y altos dignatarios, mostrándose en toda su majestad con riquísimas vestimentas y joyas, recibía a embajadores de los más lejanos países, que le rendían homenaje y respeto, y con los que trataba de toda clase de cuestiones diplomáticas. En la sala de audiencias públicas atendía a diario las quejas y reclamaciones de sus súbditos, dirimía en las querellas y, en su calidad de juez supremo, dictaba resoluciones y sentencias. Las mujeres más influyentes de su harén asistían a los darbar sin ser vistas, ocultas tras pantallas de celosías, y luego eran consultadas acerca de las decisiones a tomar en los diversos asuntos políticos tratados.
   Todas las actividades llevadas a cabo por los emperadores mogoles, hasta las más insignificantes, así como todas las palabras que pronunciaban, eran recogidas por escrito por amanuenses contratados al efecto, cuya misión era redactar las biografías de los soberanos. El cronista de Akbar fue Abul Fazl, que compuso el Akbar-nama o 'Libro de Akbar', por el que conocemos la vida del emperador día a día y hora a hora, hasta en sus más pequeños detalles. Paralelamente los mogoles fomentaron el arte de la miniatura (haciendo caso omiso de las restricciones de la tradición islámica respecto a la representación figurativa de seres humanos y animales), y gracias a ello nos han llegado infinidad de láminas y manuscritos miniados que muestran con gran colorido las más variopintas escenas de la vida y costumbres de los mogoles: escenas de caza, de guerra, de deporte, asambleas políticas, construcción de ciudades, celebraciones y festejos, cuentos y leyendas, escenas eróticas, retratos...
   Según Abul Fazl, Akbar comentó a sus cortesanos: "Hay muchos que detestan la pintura; pero esos hombres me desagradan. A mi juicio, un pintor tiene medios completamente propios de reconocer a Dios; pues cuando un pintor dibuja algo que tiene vida y va trazando sus miembros, uno tras otro, ha de sentir que no puede dotar de individualidad a su obra, y así se ve obligado a pensar en Dios, que es quien da la vida."
   Tanto Akbar como los restantes emperadores mogoles demostraron poseer un vivo y profundo interés por la naturaleza en todas sus manifestaciones, como resulta evidente al contemplar las coloridas miniaturas que acompañan a los libros de ciencia, auténticas enciclopedias ilustradas de historia natural, donde aparecen perfectamente reproducidos los animales y plantas del subcontinente indio y otros países, desde los más corrientes hasta los más exóticos. Este amor por la naturaleza queda también reflejado en la exquisita decoración que embellece los monumentos mogoles, a base de motivos florales y vegetales ensamblados en patrones geométricos (foto54).
Fatehpur Sikri   Akbar fue también un gran constructor, el primero de los emperadores mogoles que desarrolló un programa arquitectónico a la altura de la grandeza del imperio, mandando edificar un gran número de obras civiles y religiosas: mezquitas, mausoleos, madrasas, fortalezas, palacios, jardines, edificios públicos...
  
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   En 1556, nada más llegar al trono, convirtió a Agra en capital oficial del imperio mogol. La ciudad mantuvo ese rango hasta 1569, y más tarde de 1601 a 1658. Durante los reinados de Akbar, su hijo Jahangir y su nieto Shah Jahan (ss. XVI-XVII), Agra alcanzó el cénit de su esplendor. Akbar la dotó de una gran mezquita y emprendió en sus cercanías la construcción de un inmenso complejo palaciego fortificado que iba a servir de sede del trono y lugar de residencia del emperador, su guardia personal y su harén: el conocido como Fuerte Rojo (Lal Qila). Ordenó también la edificación de otras fortalezas-palacio semejantes en las ciudades de Allahabad y Lahore.
   En 1571 Akbar fundó una entera ciudad de nueva planta, Fatehpur Sikri, a la que trasladó su corte y convirtió en nueva capital del imperio. Catorce años más tarde esta ciudad fue abandonada y la sede de gobierno transferida a Lahore (actual Pakistán). Fahtepur Sikri fue despoblándose de habitantes pero sus principales obras arquitectónicas permanecieron prácticamente intactas, y hoy se nos presenta como una especie de ciudad-fantasma que es a su vez un deslumbrante muestrario de arquitectura mogol, y que permite reconstruir mentalmente el increíble lujo de que disfrutaba la corte akbarí.
   La arquitectura islámica en la India tenía ya una tradición de cinco siglos, que se remontaba a la fundación del sultanato de Delhi. Su principal aportación fue la introducción de la bóveda y la cúpula, desconocidas hasta entonces en la arquitectura hindú, así como la desnudez anicónica de sus elementos ornamentales, que contrastaba drásticamente con la profusión iconográfica de dioses, diosas, héroes y animales fantásticos que abarrotan los templos hinduistas. La arquitectura de los mogoles consiguió la máxima depuración de esos rasgos estructurales y estilísticos, elevándolos a una escala de grandiosidad sin precedentes.
   El sincretismo religioso y cultural que caracterizó la política de Akbar fue correlativo con el eclecticismo de su arquitectura, que combinaba libremente los estilos musulmán e indostaní. Akbar contrataba artesanos hindúes para trabajar en las obras, y aunque debían ceñirse a un plan general de neta inspiración islámica en la distribución de espacios, les concedía suficiente libertad creativa como para que desarrollaran sus acreditadas habilidades técnicas en todo lo referente a la ornamentación y aspecto visual de los monumentos. El resultado es una arquitectura de austera elegancia y a la vez de gran fantasía, que combina armoniosamente la sobriedad de líneas propia del islam con el abarrocamiento y virtuosismo inherentes a las construcciones indias.
   Los dos hijos de Akbar resultaron ser alcohólicos. Pese a que los cortesanos habían barajado la posibilidad de designar como sucesor a uno de sus nietos, cuando uno de sus hijos murió por los excesos en la bebida, Akbar decidió que el otro, el príncipe Salim, fuera su heredero. En 1605 Salim le sucedió en el trono, con el sobrenombre de Jahangir (en persa, 'Conquistador del Mundo').
  
  
  
Sikandra  
Jahangir
  
   Jahangir administró con cierta competencia los vastos territorios heredados de su padre, reprimiendo las periódicas revueltas de los rajás autóctonos, pero carecía de la ambición y energía de su antecesor, y poco a poco fue delegando los asuntos de gobierno en manos de su esposa favorita, Nur Mahal (= 'Luz del Palacio'), hija del visir Itimad-ud-Daulah. La consorte de Jahangir terminó por llevar las riendas del imperio mogol, cambió su nombre por el de Nur Jahan (= 'Luz del Mundo') e hizo construir para su padre un mausoleo en Agra (foto37), considerado por su originalidad y delicadeza ornamental como un punto de inflexión en la arquitectura mogol, que prefigura también al Taj Mahal.
   Jahangir no mostró demasiado interés por el arte de la arquitectura, y de las realizaciones de su reinado solo destacan (aparte de la tumba de Itimad-ud-Daulah) el mausoleo que ordenó erigir en memoria de su padre Akbar en Sikandra, cerca de Agra, y los jardines de estilo persa-timúrida creados en Srinagar, la capital de Cachemira. Fue, sin embargo, un monarca instruido, que patrocinó las ciencias y las artes, en especial la ilustración de miniaturas de estilo indo-islámico, disciplina que alcanzó durante su reinado un excelente nivel de calidad y realismo.
   La muerte de Jahangir desencadenó un periodo de luchas por la sucesión al trono, de las que salió victorioso, tras la eliminación de los demás pretendientes, su hijo Shahbuddin Mohammed, que adoptó el título de Shah Jahan (= 'Señor del Mundo').
  
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Shah Jahan
  
Taj Mahal   Aunque su madre era hindú, el régimen de Shah Jahan fue beligerante con las religiones no-islámicas y supuso un salto atrás respecto a la política de tolerancia que había promovido su abuelo Akbar. El monarca decretó una ley que prohibía la reconstrucción de los viejos templos hindúes o la construcción de nuevos. Los matrimonios entre hindúes y musulmanes fueron asimismo prohibidos. También se ganó la enemistad de los cristianos cuando las tropas imperiales incendiaron en 1632 el asentamiento colonial de Hooghly y 400 prisioneros portugueses fueron deportados a Agra, donde apenas unas décadas antes sus compatriotas habían sido bienvenidos como invitados de honor.
   El reinado de Shah Jahan es parangonable por sus logros arquitectónicos con el de Akbar. El Taj Mahal, el espléndido mausoleo que el emperador consagró a la memoria de su esposa favorita, es la suprema obra maestra del arte mogol, pero es menester resaltar también otras muchas joyas arquitectónicas patrocinadas por este monarca que pueden muy bien compararse a aquélla en grandiosidad y belleza. Shah Jahan transformó y completó el Fuerte Rojo de Agra, derribando la mayor parte de los edificios de Akbar y reemplazándolos por otros aún más refinados. A imagen y semejanza de esta ciudadela, hizo construir en Delhi, a donde había vuelto a trasladar la capitalidad del imperio, otro complejo palaciego fortificado, de parecidas dimensiones y no menos anonadante suntuosidad, llamado también Fuerte Rojo. A este emperador se deben los jardines de Shalimar, la tumba de Jahangir y la de su esposa Nur Jahan, cerca de Lahore; la Mezquita de la Perla en el fuerte de Lahore; la Mezquita Mayor de Delhi y la Mezquita Mayor de Thatta. Fundó también una capital imperial llamada Shahjahanabad, en el área que hoy ocupa el barrio de Vieja Delhi.
   Shah Jahan fue un gran aficionado a las joyas y las gemas, que acaparaba con codicia. Su famoso 'Trono del Pavo Real', hace tiempo desaparecido, estaba adornado con una colección de diamantes, esmeraldas, granates y rubíes de valor incalculable.
   Se pueden distinguir dos fases claramente diferenciadas en el estilo arquitectónico mogol: una primera etapa, durante el mandato de Akbar, en la que los edificios fueron construidos principalmente en arenisca roja; y una segunda etapa, correspondiente al reino de Shah Jahan, en la que se utilizó con profusión el mármol blanco. En esta segunda fase se logró la fusión total entre los estilos hindú y musulmán en un lenguaje arquitectónico que ya no tiene nada de ecléctico sino que responde a una nueva concepción, caracterizada por el equilibrio de las proporciones, la pureza de líneas y la extrema sutileza de los detalles ornamentales, con una clara predilección por la simetría y las imágenes especulares. En la decoración se emplea con prodigalidad la técnica que se ha dado en llamar de pietra dura (foto43), por su parecido con la utilizada en la Italia del Renacimiento, consistente en revestimientos de mosaico o taraceado de piezas de mármol de distintas formas geométricas, alternadas con incrustaciones de piedras semipreciosas (turquesas, ágatas, ónices, corales, lapislázuli, jade). El aroma vagamente renacentista que desprende este tipo de ornamentación ha llevado a algunos a conjeturar si habrían intervenido artistas occidentales en la realización de ciertos monumentos mogoles, hipótesis que no es confirmada por ningún dato que recojan las exhaustivas crónicas de la época.
  
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Aurangzeb
  
   Cuando Shah Jahan cayó gravemente enfermo en 1657, surgieron de inmediato rivalidades entre sus cuatro hijos por la sucesión al trono. De las luchas por el poder salió victorioso su tercer hijo, Aurangzeb. Un triunfo que resultó prematuro, pues Shah Jahan se recuperó de su enfermedad. Aurangzeb no tuvo empacho en deponer a su padre y someterlo a arresto domiciliario en el Fuerte Rojo de Agra, donde pasó encerrado los últimos ocho años de su vida. Se dice que desde esta jaula de oro el ex emperador contemplaba a lo lejos, reflejándose en los espejos de agua del Yamuna, el prodigioso mausoleo que había construido para su amada, el Taj Mahal, en el que finalmente fue también inhumado.
Fuerte Rojo Agra   El largo reinado de Aurangzeb (1658-1707), el 'último gran mogol', marcó el comienzo del fin del imperio de los mogoles. Tras conquistar los sultanatos independientes de Bijapur y Golconda en el Deccán, los territorios del imperio habían alcanzado su máxima extensión, abarcando casi toda la península india, a excepción de su extremo sur. Pero Aurangzeb no disponía de suficientes recursos para mantener un control permanente sobre tan vastos dominios, y al poco el imperio entró en una fase de desintegración.
   La política de Aurangzeb fue aún más intolerante que la de su padre Shah Jahan: fomentó el retorno a una concepción rigorista del islam, alentó la destrucción de santuario hindúes y restableció la yizya, el impuesto a los cultos no-islámicos, que había derogado Akbar. A diferencia de la vida de lujos que habían llevado sus antecesores, Aurangzeb vivió de una forma extremadamente austera. El mecenazgo real sobre las artes, en especial la pintura y la música, se redujo considerablemente en su época.
   En arquitectura, destacan de su reinado la Mezquita Badshahi, en Lahore, la mayor mezquita en superficie del subcontinente indio. Y hay que mencionar también el mausoleo que mandó construir para su primera mujer, conocido como Bibika Makbara, en la ciudad de Aurangabad, que no deja de ser una mala copia del inimitable Taj Mahal.
   Cuando Aurangzeb murió a los 88 años, su hijo y sucesor Bahadur Shah era ya anciano, y solo le sobrevivió cinco años más. Aurangzeb está enterrado en Kuldabad, un pequeño pueblo de Maharashtra, en una tumba de tal modestia que constituye la antítesis de los fabulosos mausoleos donde descansan sus antepasados.
   Los sucesores de Aurangzeb resultaron ser una serie de hombres débiles que fueron incapaces de frenar el desmembramiento del imperio mogol. En 1739, Nadir Shah de Persia invadió la India y saqueó Delhi, masacrando a miles de sus habitantes y llevándose como botín el Trono del Pavo Real de Shah Jahan. Las provincias del Deccán, Gujarat y el Sind se escindieron. A finales del siglo XVIII Agra, que había sido el centro neurálgico del más glorioso imperio que se había dado en la India, cayó sucesivamente bajo el dominio de los jats, los marathas, el gobernador de Gwalior y, finalmente, en 1803, junto con Delhi, fue capturada por los británicos.
  
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Taj Mahal. Un monumento al amor
  
Fotos 01-12
  
   El Taj Mahal parece la encarnación de todas las cosas puras, de todas las cosas santas y de todas las cosas infelices. Este es el misterio del edificio.
   Rudyard Kipling
  
   ¿Quién no conoce el Taj Mahal, aunque solo sea por fotografías? Es todo un icono, el emblema visual de la India, el símbolo más ilustrativo del esplendor artístico que llegó a alcanzar su civilización. Como monumento, está considerado como la joya suprema de la arquitectura islámica en el subcontinente indio. Un lugar que cada vez que es revisitado impresiona como la primera vez. Recientemente ha sido calificado por una votación en internet como una de las siete maravillas del mundo contemporáneo. La Unesco lo tiene incluido desde 1983 en su lista del Patrimonio Mundial.
Taj Mahal   El Taj Mahal es un mausoleo erigido entre 1631 y 1648 en la orilla derecha del río Yamuna a su paso por la histórica ciudad de Agra, en la curva que forma un pronunciado meandro del río sagrado. Fue mandado construir por el emperador mogol Shah Jahan en memoria de su amada esposa Arjumand Banu Begum, nieta de Itimad-ud-Daulah, que era llamada Mumtaz Mahal (= 'La Elegida de Palacio'). De la deformación de este apelativo surgió el nombre de 'Taj Mahal' con que es mundialmente conocido el monumento.
   Mumtaz Mahal murió de su decimocuarto parto en 1631, tras haber sido esposa favorita y compañera inseparable del monarca desde su matrimonio en 1612, con el que había compartido las responsabilidades de Estado. Esta muerte sumió a Shah Jahan en la desesperación. Durante una semana se negó a probar comida y a despachar cualquier asunto de gobierno. Decretó dos años de luto oficial en la corte. Los festejos y espectáculos musicales fueron prohibidos, así como portar joyas o usar perfumes. Shah Jahan pensó incluso en retirarse y dividir el imperio entre sus hijos.
   La primera piedra del Taj Mahal fue colocada en 1632, y la construcción obedeció a los planos diseñados por una asamblea de arquitectos de India, Persia y otros países, que habían sido convocados por el emperador para colaborar conjuntamente en el magno proyecto. El plano definitivo se atribuye al persa Ustad Ahmad Lahori, arquitecto-jefe de Shah Jahan, que dirigió las obras. Los maestros canteros, albañiles, tallistas, mosaístas y calígrafos, así como los materiales empleados en la construcción, provenían de diversas regiones de la India y de Asia Central.
  
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   Más de 20.000 obreros fueron reclutados para trabajar a diario durante diecisiete años, hasta que el mausoleo fue terminado en 1648. El resto del complejo que rodea al Taj tardó veintidós años más en completarse. Todos los recursos económicos del imperio fueron dedicados a su construcción. El coste total de las obras ascendió a 40 millones de rupias.
Taj Mahal   El complejo del Taj Mahal se asienta en un vasto rectángulo de 580 x 304 m orientado de norte a sur. Está dividido en tres áreas, con un jardín central cuadrado al estilo persa prolongado al norte y al sur por dos secciones rectangulares más pequeñas. El conjunto está cercado por una alta muralla de arenisca roja, con torretas de pabellones octogonales en las esquinas (foto09), que más que servir de protección, está destinada a marcar los límites del recinto sacro. Extramuros se levantan otros edificios auxiliares como establos y cuerpos de guardia. Se accede al recinto por un darwaza o puerta monumental (foto10), de arenisca roja, que se abre a un amplio cuadrilátero rodeado de arcadas, con sus edificios anexos para alojamiento del personal de servicio.
   El jardín está dividido en cuatro áreas cuadrangulares, en la tradición del char bagh timúrida-persa. Se diferencia de otros jardines funerarios del periodo mogol en que el mausoleo se sitúa en un extremo y no en el centro del recinto, lo que acentúa al contemplarlo los efectos ópticos de perspectiva.
   En la mitad del extremo norte, teniendo como fondo el río, se recorta la silueta del mausoleo propiamente dicho, el Taj Mahal, que está flanqueado por dos edificios gemelos dispuestos simétricamente: la mezquita (foto06) y su jawab (= 'respuesta' o 'réplica', foto07). Ambos están construidos en arenisca roja de Sikri, coronados por tres cúpulas de mármol en forma de bulbos y ornados con paneles de relieves e incrustaciones. La decoración contrasta por su colorido rojizo con la resplandeciente blancura del Taj Mahal, de fino mármol de Makrana.
   La superficie marmórea del Taj refleja la claridad del cielo. Cambia de color a cada hora del día, del marfil al nácar por la mañana, del dorado al ámbar al atardecer. A la luz de la luna se tiñe de una tonalidad plateada que le hace semejarse a una perla gigante.
    El mausoleo se alza sobre una gran plataforma de mármol de 7 m de altura, a modo de pedestal. El cuerpo central tiene cuatro fachadas idénticas orientadas a los cuatro puntos cardinales, con las esquinas en chaflán y un enorme iwan o arco abocinado de 33 m de altura en el centro de cada fachada, flanqueado por ventanales laterales dispuestos en dos pisos. Una cúpula bulbiforme, de sinuosas líneas curvas y muy armoniosas proporciones, sostenida por un alto tambor, remata el edificio, que alcanza los 56 m de altura. Cuatro chattris o quioscos cupulados, pináculos y parapetos completan el perfil del monumento.
Taj Mahal   En las esquinas de la plataforma base se levantan cuatro minaretes de 41 m de alto, de tres pisos, coronados por quioscos, que equilibran con su ligereza la masa del edificio.
  
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   El Taj Mahal es un edificio perfectamente simétrico en planta, cuyos componentes se distribuyen irradiando de dos ejes axiales norte-sur y este-oeste. De una belleza delicada y a la vez monumental, el equilibrio de sus volúmenes es insuperable. Una combinación rítmica de llenos y vacíos, de espacios cóncavos y convexos, que revela un profundo conocimiento de la geometría y de la proporción. La longitud de cada lado de la base es igual a la altura del edificio (sin contar el podio de la base y el pináculo de remate), de tal forma que la entera estructura estaría por así decirlo encajada en un cubo virtual, con la punta de la cúpula tangente a la cara superior del cubo.
   El interior del mausoleo se articula en torno a una gran cámara octogonal que ocupa el centro, con cuatro salas octogonales más pequeñas distribuidas a su derredor. En los cuatro rincones que rodean la cámara central existen compartimentos de dos pisos, unidos entre sí por corredores y abiertos al exterior por grandes ventanales apuntados (pishtaq) que reproducen en menores dimensiones el diseño de los iwanes principales.
   Todos los muros, externos e internos, están engalanados con una soberbia decoración de paneles de bajorrelieves en mármol y mosaicos o taraceados de pietra dura, dibujando arabescos florales y motivos geométricos (foto04). Las bandas caligráficas que enmarcan los iwanes (foto03) reproducen inscripciones coránicas e históricas, textos que han ayudado a fijar con bastante exactitud la cronología de las diferentes fases de construcción del Taj.
   La gran cámara sepulcral, cubierta por una bóveda interna que no se ve desde fuera, pues se halla oculta bajo la gran cúpula de bulbo, contiene los cenotafios de Mumtaz Mahal y de su esposo Shah Jahan. Precisemos que un cenotafio es una tumba simbólica que no contiene el cuerpo real del difunto. Estos falsos sepulcros están decorados con pietra dura y enclaustrados dentro de una pantalla envolvente de celosías de mármol con incrustaciones de piedras semipreciosas. El cenotafio de la esposa ocupa el exacto centro. El del esposo, incorporado al monumento treinta años más tarde, es más grande, pero (como también ocurre con la tumba de Itimad-ud-Daulah) se encuentra desplazado a un lado. En una cripta inferior abovedada, al nivel del jardín, a la que no pueden acceder los visitantes, se conservan los verdaderos sarcófagos con los restos mortales de los consortes, durmiendo juntos su sueño de amor eterno.
   Existen muchas leyendas en torno al Taj Mahal. Una de ellas dice que el emperador planeó construir para sí mismo un mausoleo gemelo en la orilla opuesta del río, revestido en este caso de mármol negro, que estaría comunicado con el Taj por un puente. La existencia de unos jardines mogoles en la otra orilla ha dado pábulo a esta conjetura, que no se ve corroborada por ninguna otra fuente arqueológica o epigráfica.
   El diseño arquitectónico del Taj Mahal, la magna obra de Shah Jahan, tiene un claro antecedente en el mausoleo de su bisabuelo Humayun, en Delhi (foto12). Frente a la solidez y rotundidad de éste, el Taj Mahal muestra una delicadeza de líneas y un refinamiento decorativo que le confieren algo de femenino. Lo cual es muy consecuente para un mausoleo dedicado a una mujer, la viva e imperecedera encarnación de un acto de amor que quiso trascender a la muerte.
  
   El tiempo no tiene piedad del corazón humano, y se ríe de su triste lucha por recordar. Tú lo engañaste con la hermosura, lo cautivaste, y coronaste la muerte informe con la forma inmarcesible.
   Rabindranath Tagore
  

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El Fuerte Rojo de Agra
   
Fotos 13-36
  
   El Gran Fuerte de Agra (1565-74) fue, junto a la ciudad de Fatehpur Sikri (1569-1574), una de las principales realizaciones arquitectónicas del gran Akbar, y uno de los más ilustrativos testimonios de la opulencia y ambiente de lujo en que transcurría la vida de los grandes mogoles.
    Conocido como el Fuerte Rojo, se trata de una fortaleza palaciega fundada en 1565 por el emperador Akbar, en la orilla derecha del río Yamuna. Su planta general tiene la forma de un triángulo irregular, con un lado de 800 m de longitud que bordea la orilla del río, desde donde se puede divisar el Taj Mahal en la lejanía. El soberano hizo construir más de 500 edificios en el recinto, de los que pocos han sobrevivido. La mayoría de los que se conservan fueron erigidos por su nieto Shah Jahan.
Fuerte Rojo Agra   Cercado por largas e inmensas murallas de 2,5 km de perímetro y 21 m de alto cuidadosamente diseñadas para una eficaz defensa con foso, bastiones y almenas, y revestidas de sillares de arenisca roja –de donde le viene el nombre–, el Fuerte Rojo era la ciudadela imperial y uno de los principales lugares de residencia de los grandes mogoles.
   Se penetra al fuerte por dos entradas monumentales, conocidas como la Puerta de Delhi y la Puerta de Amar Singh. La primera conduce a un portalón interior llamado Hathi Pol o Puerta del Elefante. La Puerta de Amar Singh (foto14) se compone de tres portalones sucesivos, dispuestos cada uno en ángulo recto con respecto al anterior con el fin de dificultar posibles ataques. El tercero de ellos, con sus poderosos contrafuertes y su decoración de azulejos, remite al modelo que le sirvió de inspiración: el fuerte del rajput Man Sigh en Gwalior (de hacia 1500).
   En el recinto se levanta un gran número de edificios, pabellones y estancias que se distribuyen siguiendo un esquema parecido a un trazado urbanístico, formando en conjunto una suntuosa ciudad palaciega amenizada con patios y jardines de recreo. La repartición de espacios está concebida para diferenciar claramente la zona privada, reservada a la familia del emperador, de la zona pública, donde se concedían las audiencias y a la que tenían acceso los súbditos. También había un área restringida, el zenana, reservada exclusivamente a las mujeres, especialmente a las del harén, que quedaban ocultas a todas las miradas.
    El Jahangiri Mahal es la única construcción importante que queda de la época de Akbar (hacia 1570). Es un amplio palacio cuadrado de arenisca roja, con un gran patio central circundado de edificios de dos pisos (foto15). Su estilo es una mezcla de influencias persas e indias. Estas últimas se detectan en muchos de sus elementos estructurales, como los yarojas o balcones, los chayyas o aleros vierteaguas y los chattris o quioscos cupulados, así como en el abarrocamiento de la talla de los dinteles, fustes, ménsulas y tornapuntas (foto18). La fachada está ritmada con una sucesión de arcos ciegos, realzados con un reborde de borlas de mármol (foto16). En su época, los muros estaban totalmente recubiertos de pinturas doradas y policromadas.
  
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Fuerte Rojo Agra   Más allá de este palacio se suceden los edificios de la época de Shah Jahan. El rojo de la arenisca da paso al blanco deslumbrante del mármol. El estilo ya no es una mezcla, sino una síntesis: la fusión de los rasgos persa-timúridas e indios en un nuevo lenguaje arquitectónico plenamente mogol. Un primer grupo de edificios se articula en torno al 'Jardín de las Uvas' o Anguri Bagh, un char bagh o jardín cuatripartito rodeado por tres de sus lados por una galería de dos pisos que comunica con una serie de habitaciones aisladas, cuyos espacios cultivables están subdivididos por muretes con un esquema de curvas y rectas que se entrelazan. En el lado oriental, que da al río, hay una terraza donde se levantan tres pabellones de mármol con arquerías polilobuladas. El del medio, conocido como Khas Mahal, era el principal palacio privado del emperador (foto21). Está flanqueado por dos pabellones gemelos más pequeños cuyos tejados curvilíneos son del tipo bangaldar, llamados así porque imitan las formas de las cubiertas de las chozas tradicionales bengalíes (foto22). Estos pabellones no tenían una función específica, sino que eran adaptables para diversos usos mediante la redistribución de las alfombras, cortinas y almohadones que integraban el mobiliario. En las temporadas de frío, se colgaban de los arcos grandes cortinones bordados para atemperar los rigores del clima; en las temporadas calurosas se colgaban tattis, mamparas hechas de hierbas que se mantenían húmedas para que refrescaran el ambiente con el soplo de las brisas.
   En el centro de la terraza se abre una alberca de mármol con bordes lobulados y fuentes. El agua manaba del estanque por una canalización en pendiente y terminaba por caer en cascada a la zona del jardín, pasando la cortina de agua por delante de una pared ornada de nichos, con los consiguientes efectos de reverberación de luz.
   El Shish Mahal (= 'Palacio de los Espejos'), llamado así por la decoración a base de pequeños cristales que recubren las estalactitas de los techos y los alvéolos de los muros internos, es una serie de habitaciones que se utilizaba como baño real.
   En las esquinas de la terraza que da al río, sobresaliendo de la línea de la muralla, se levantan sobre sendos bastiones dos esbeltos pabellones octogonales a modo de miradores de tres pisos, sostenidos por arcadas abiertas al aire libre, resguardados por celosías y rematados por chattris (foto23). El mayor se conoce como Mussaman Burj (= 'Torre Octogonal', foto24), está coronado por una cúpula de cobre y descuella por su primorosa decoración a base de nichos, celosías, relieves y paneles de pietra dura (foto26). Los nichos servían para colocar luces y pebeteros de perfumes. Desde este mirador se divisa el Taj Mahal, y se dice que fue en este lugar donde estuvo encerrado los últimos años de su vida el emperador Shah Jahan, que había sido derrocado y hecho prisionero por su hijo Aurangzeb.
  
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Fuerte Rojo Agra   Unas escaleras permiten ascender desde aquí a la plataforma donde se levanta el Diwan-i Khas (o Sala de Audiencias Privadas), un elegante pabellón rectangular de arcadas polilobuladas de mármol (foto28), sostenidas por pares de finas columnas dodecagonales con basas y capiteles exquisitamente ornados de relieves y mosaicos de pietra dura (foto29). Aquí era donde el emperador concedía audiencias a los embajadores y dignatarios de más alto rango. El pabellón domina un patio adyacente enmarcado por galerías de dos pisos, llamado Macchi Bhawan (= 'Mansión de los Peces'), que antaño albergaría un jardín con un gran estanque. En la galería superior del lado norte del patio se halla la Nagina Masjid, una pequeña mezquita construida en tiempos de Aurangzeb, de culto exclusivamente reservado a las mujeres.
   En el lado opuesto del patio se hallan las escaleras de acceso al Diwan-i Am (o Sala de Audiencias Públicas), que se abre al otro lado del muro de separación entre la zona privada y la zona pública del complejo palaciego, dominando un patio aún más vasto, donde se permitía la entrada a los ciudadanos. Es una inmensa sala hipóstila dividida en naves (tres en profundidad y nueve en longitud) por amplias arquerías polilobuladas que conforman caleidoscópicas perspectivas (foto31). El edifico está realizado en arenisca enlucida con estuco. En la pared trasera hay encastradas unas celosías a través de las cuales las mujeres podían observar sin ser vistas las ceremonias y actividades que se desarrollaban en la sala. Aquí era donde estaba instalado el famoso Trono del Pavo Real, que luego fue trasladado a Delhi.
   Además de la Nagina Masjid antes mencionada, existían en el Fuerte Rojo de Agra otras dos mezquitas: la diminuta Mina Masjid, para uso privado del emperador, y, situada en un lugar algo apartado del complejo, la Moti Masjid (= 'Mezquita de la Perla'), de grandes dimensiones, construida en mármol blanco en 1646-53 por Shah Jahan. La fachada de su sala de oración se adorna con un muro de celosías bajo siete arcadas polilobuladas coronadas por tres cúpulas.
   El Fuerte Rojo de Agra fue el modelo para el muy similar Fuerte Rojo de Delhi, construido posteriormente por Shah Jahan entre 1638 y 1648. Ambas fortificaciones fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983 y 2007, respectivamente.

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La tumba de Itimad-ud-Daulah
    
Fotos 37-48
  
   La tumba del suegro de Jahangir y abuelo de Mumtaz Mahal es relativamente pequeña, pero de armoniosas proporciones y exquisita decoración, consistente en un revestimiento integral de mármoles de colores que cubre la totalidad de sus muros y fachadas. Este mausoleo ilustra la fase de transición, que se dio en tiempos del emperador Jahangir, entre el estilo mogol temprano y el tardío.
Itimad-ud-Daulah   Fue mandada construir entre 1622 y 1628 por la esposa favorita de Jahangir, Nur Jahan, como lugar de reposo eterno para su padre, Mirza Ghiyas Beg, un noble persa introducido en la corte de Akbar, que con el tiempo obtuvo los cargos de wazir (visir) y tesorero-jefe de palacio, con el título honorífico de Itimad-ud-Daulah (= 'Pilar del Estado'). Jahangir financió el proyecto y se dice que no reparó en gastos a la hora de dotar al edificio de un lujo ornamental digno de un personaje tan apreciado y de tan alto rango.
   El mausoleo se levanta en el centro de un jardín cuadrangular rodeado de murallas con puertas monumentales en cada lado, acondicionado junto a la orilla izquierda del Yamuna. La puerta principal (foto47) se sitúa en el lado este y no al sur como era acostumbrado, probablemente para tener al río como telón de fondo.
   Su estructura de una sola planta es similar a la del mausoleo de Jahangir cerca de Lahore, también jalonado de minaretes en las cuatro esquinas. Un pabellón cuadrado corona la obra y cubre la cámara sepulcral, donde descansan los restos de Itimad-ud-Daulah y su esposa. El perfil curvilíneo de su techumbre, inspirado en los modelos indios rajput, se perpetuó en los años siguientes como uno de los elementos recurrentes de la arquitectura mogol. El empleo de mármol blanco para el revestimiento de los muros, que fue utilizado aquí por primera vez de forma exhaustiva, constituyó asimismo un rasgo definitorio de la arquitectura posterior de los tiempos de Shah Jahan.
   Las estancias interiores están embellecidas con estucos y pinturas murales, mientras que las superficies exteriores están totalmente cubiertas por paneles de mosaicos de intrincados diseños geométricos y florales, dibujados, según la técnica de pietra dura, con incrustaciones de mármoles y piedras semipreciosas de distintos colores (foto41). Pese a tal exuberancia ornamental, el efecto visual de conjunto, sin embargo, es de una sobria elegancia y no tiene nada de racargado.
   No lejos de la tumba de Itimad-ud-Daulah, y a orillas también del Yamuna, se levanta la tumba llamada Chini ka Rauza. Se trata del mausoleo de Afzal Khan, un famoso sabio y poeta persa, fallecido en 1639, que había ejercido el cargo de primer ministro de Shah Jahan. Es notable por su riqueza decorativa a base de trozos de azulejos incrustados en yeso, azules y blancos, que han inspirado su apodo de 'tumba china'. El edificio principal del mausoleo está acompañado por unas esbeltas torres exentas de planta octogonal y cuatro pisos, el superior en forma de quiosco (foto48).

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Fatehpur Sikri. La capital abandonada
   
Fotos 49-68
  
   A 40 km al sudoeste de Agra, irguiéndose en lo alto de una colina, aún se mantienen en pie los bien conservados restos de la que fue una fastuosa capital imperial, ordenada construir de nueva planta por el gran Akbar para residencia de su corte: Fatehpur Sikri. Esta ciudad constituye un extraordinario testimonio del esplendor que había alcanzado la civilización mogol a finales del siglo XVI y un bien conservado ejemplo de conjunto urbano de excelente calidad arquitectónica, cuyas formas y planificación marcarían las pautas de la posterior evolución del urbanismo de las ciudades de la India.
    En la colina de Sikri vivía retirado del mundo un anciano teólogo musulmán, el jeque Salim, miembro de la orden de los Chishti, por la que Akbar mostraba un gran aprecio. En los primeros años de su reinado, Akbar estaba preocupado porque no lograba tener descendencia entre sus numerosas mujeres. Confió el problema al jeque Salim, y éste le auguró que en poco tiempo el Señor le concedería herederos. Así fue: dos hijos de Akbar nacieron cerca de la capilla de Chishti. El primero de ellos, bautizado como Salim en honor al vaticinador, sería quien más adelante le sucedería en el trono con el nombre de Jahangir. Akbar decidió en 1569 convertir el auspicioso enclave en una ciudad palaciega y trasladar allí su lugar de residencia. "Su sagrado corazón deseaba dotar de un esplendor externo a ese lugar que poseía ya la grandeza espiritual" (Abul Fazl). A raíz de sus existosas campañas en la conquista del Gujarat (1573), antepuso a Sikri el nombre de Fatehpur (= 'Ciudad de la Victoria').
Fatehpur Sikri   Las obras, comenzadas en 1571, fueron supervisadas por el mismo emperador. Se allanó la parte superior de la meseta rocosa, y sobre ella se elevaron los palacios reales, distribuidos en una trama urbana de tipo ortogonal, perfectamente orientada hacia los cuatro puntos cardinales, con sus correspondientes patios, estanques y jardines intercalados. Se edificó también una gran mezquita y diversas dependencias auxiliares como hospitales, caravasares y establos para caballos y camellos. Los nobles y oficiales se hicieron construir mansiones para ellos mismos. Tres de los lados de la ciudadela fueron resguardados por una masiva muralla de 6 km, reforzada con torreones y perforada de siete puertas. El cuarto lado, al noroeste, estaba protegido por las aguas de un extenso lago artificial.
   Fatehpur Sikri tuvo una efímera existencia como capital del imperio mogol. La ciudad fue abandonada en 1586 tras solo catorce años de funcionamiento y Akbar nunca volvió a ella. Durante tiempo se ha afirmado que la causa de este brusco abandono fue por problemas con el suministro de agua, hipótesis cuestionada por los modernos historiadores: es muy dudoso que quienes planificaron la ciudad hubieran descuidado un aspecto tan fundamental. Lo cierto es que la capitalidad del imperio fue trasladada en 1588 a Lahore, un centro estratégico de poder en la ruta entre Persia y la India, desde donde se podía combatir con mayor eficacia las insurrecciones de las tribus afganas en las fronteras occidentales. Fatehpur Sikri, sin embargo, no perdió del todo su función de ciudad palaciega: en 1619 Jahangir se refugió allí para escapar de una plaga que había devastado Agra.
  
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   Los edificios de Fatehpur Sikri se caracterizan por su fantasiosa amalgama de tradiciones arquitectónicas musulmanas e hindúes. La combinación de estos estilos simbolizaba el contacto entre culturas que promovía el emperador Akbar. Construidos con un predominio de arenisca roja, el resultado general es muy homogéneo, aunque es evidente el eclecticismo de su estilo. La mayoría de la construcción es arquitrabada, con pocos arcos, pero aligerada por pabellones, quioscos y miradores.
   La ciudad comprende un núcleo central de palacios, áreas residenciales para los miembros de la corte, el ejército y los servidores del rey, además de barrios para la numerosa población campesina cuya mano de obra garantizaba el cultivo y suministro de alimentos. El recinto palaciego estaba dividido en tres sectores diferenciados: el mardana o sección para los hombres, el zenana o sección para las mujeres del harén, y una zona de acceso público.
    El Diwan-i Am o Sala de Audiencias Públicas es una logia de dimensiones relativamente reducidas, ornada de celosías, que preside un gran patio porticado. Esta logia comunica por su parte trasera con el Daulat Khana (Palacio Imperial), por lo que el edificio es el punto de conexión entre la zona pública y la zona privada del complejo.
Fatehpur Sikri   Ya en el interior de la zona privada, en una terraza situada al norte se levanta un curioso edificio de planta cuadrada coronado por cuatro chattris. Aunque se desconoce su exacta función, se le ha dado en llamar Diwan-i Khas, o Sala de Audiencias Privadas (foto50), y es apodado también como la 'Casa de la Joya'. Visto desde fuera parece tener dos pisos, pero su interior es un solo gran salón. Una columna central con un enorme capitel exuberantemente ornamentado sostiene un balcón circular en el que convergen cuatro pasarelas suspendidas: el llamado 'trono' (foto49).
   En el lado oeste de esta misma terraza, y alineado con el anterior edificio, se alza una construcción rectangular llamada Ankh Michauli (= juego de la 'Gallinita Ciega'), dividido en un vestíbulo y tres salas hipóstilas de dos pisos. Tampoco se conoce su función, y su nombre es tan arbitrario como el de la mayoría de los monumentos de Fatehpur Sikri. Algunos dicen que era el estudio del emperador, otros que era la cámara del tesoro. Junto al mismo se levanta un elegante quiosco que es llamado Lugar del Astrólogo. Las cuatro columnas que sostienen la cúpula están conectadas con una elaborada arquería serpentiforme que parece una variante de los torana o arcos de entrada de los templos medievales hindúes (foto51).
   Al sur de la terraza, a un nivel ligeramente inferior, se abre un amplio patio rectangular en cuyo suelo están trazadas las líneas de un tablero de parchís, un juego de larga tradición en la India, que aquí se jugaría con personas en lugar de fichas.
   Más al sur se halla el palacio privado del emperador, cuyas estancias distribuidas en un rectángulo circundan otro patio que alberga un gran estanque, el Anup Talao. En medio de esta alberca, con ghats o escalinatas en los cuatro costados, emerge una isla conectada a los lados por cuatro puentes (foto52). La esquina nordeste del claustro de galerías que rodea al patio está ocupada por la que llaman inapropiadamente Casa de la Sultana Turca, que atrae la atención por la finísima talla de bajorrelieves que embellece sus superficies, incluyendo los fustes de las columnas (foto55) y las caras inferiores de sus aleros (foto53), a base de motivos vegetales reproducidos con gran realismo.
  
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    Todos los edificios descritos hasta aquí se ubican en la zona del mardana, y están claramente separados del zenana, la zona de las mujeres, de dimensiones todavía más amplias, urbanizada según una trama reticular, con los edificios estructurados en torno a patios y jardines rectangulares. En esta área se levanta el Panch Mahal, un palacio de cinco pisos –como su nombre indica (panch = cinco)– compuesto de una superposición de salas hipóstilas escalonadas, siendo el tejado de cada una la terraza de la inmediatamente superior. Los pisos van reduciéndose en superficie de forma progresiva, y el escalonamiento de los niveles le confiere un perfil piramidal y a la vez de gran ligereza, que recuerda el de ciertos templos budistas (foto56). El último piso está rematado por un quiosco cupulado. Las columnas de las salas son de tipo hinduista y despliegan una gran variedad de diseños, algunos con representaciones de frutos (foto57).
   Al suroeste del Panch Mahal, levantado sobre un podio en el centro de un patio, se halla el Sunahra Mahal (= 'Palacio Dorado'), llamado también Casa de Mariam, notable por las pinturas murales con predominio del color dorado que cubrían paredes y techos, muchas de ellas de carácter figurativo.
   Adyacente a este patio pero desplazado hacia el sur encontramos el mayor palacio de Fatehpur Sikri: el Jodh Bai (foto58). De fuerte sabor hinduista en su concepción y elementos arquitectónicos, su planta es rectangular, conformando una especie de claustro de galerías porticadas de dos pisos alrededor de un amplio patio, con pabellones sobresaliendo en el centro de cada lado (foto60). Este palacio era la residencia de varias de las esposas principales del emperador, por lo que está aislado del exterior por altos muros, creando un reducto aún más íntimo en la intimidad del zenana. Los interiores de las estancias despliegan una riquísima decoración a base de balcones internos, ventanas, hornacinas, pilastras y ménsulas prolijamente trabajadas y de gran fantasía (foto59). Anexo al exterior del muro norte del Jodh Bai se yergue el Hawa Mahal (= 'Palacio del Viento'), un pabellón de dos pisos con las ventanas superiores cerradas por celosías de piedra, donde las mujeres podían disfrutar de las brisas y observar la calle sin ser vistas (foto61). Enfrente se extiende un jardín de recreo, también reservado a las mujeres. Desde el Hawa Mahal parte una pasarela elevada y cerrada, que bordeando el jardín, conduce a la Hathi Pol, una de las principales puertas de la muralla, por donde las mujeres podían acceder discretamente a sus aposentos.
Fatehpur Sikri   Al oeste se halla el llamado Birbal Bhawan o 'Mansión de Birbal'. Tal atribución es incorrecta, pues el rajá Birbal, un influyente consejero hindú de la corte de Akbar, difícilmente podría alojarse en la zona del zenana. Se trata de otro pabellón destinado al uso de las mujeres. Su distribución es muy curiosa, con cuatro salas en la planta baja y solo dos salas en la planta superior dispuestas en diagonal, dejando espacio para dos terrazas en los rincones, de tal forma que una u otra de las terrazas permanece siempre en sombra (foto62). La decoración de este palacete es excepcionalmente rica, con el chayya o alero vierteaguas sostenido por abigarradas ménsulas, con finos bajorrelieves cubriendo las pilastras, marcos de ventanas y parapetos, y con los arcos contorneados de orlas (foto63).
  
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   Al sur del anterior edificio se abre otro patio oblongo, de 90 m de largo, rodeado por tres de sus lados por galerías columnadas con nichos en la pared del fondo (foto65). Aunque todas las informaciones disponibles aseguran que eran los establos, resulta muy dudosa esta función si tenemos en cuenta que el patio se halla integrado dentro de la zona del zenana. En realidad no se conoce su cometido: tal vez estuviera destinado a alojar a las sirvientas o al mercado del palacio.
   La Mezquita Mayor o Jami Masjid, construida en 1571 fuera del recinto palaciego, es una de las más bellas mezquitas del periodo mogol, y una de las más grandes de la India (165 x 133 m). Podía acoger a 10.000 fieles. Cronológicamente, fue el primer edificio que se construyó en Fatehpur Sikri. En la inscripción dedicatoria se afirma que merece no menos respeto que la Meca. La sala de oración, orientada al oeste y cubierta por tres cúpulas, está precedida por un enorme iwan a modo de puerta, que oculta tras su parapeto la gran cúpula central, mientras que las laterales asoman tras una galería de chattris (foto67). Al sur del patio, la colosal puerta de entrada llamada Buland Darwazah (= 'Puerta de la Magnificencia'), una de las más altas del mundo, se realizó para conmemorar las victorias de Akbar en la toma del Gujarat en 1573.
   En su patio se encuentra la tumba de Salim Chishti, el venerado jeque cuyos vaticinios propiciaron la fundación de Fatehpur Sikri. Completada en tiempos de Jahangir, el mausoleo está enteramente revestido de mármol blanco (foto66). La labor de cincelado del mármol alcanza aquí un virtuosismo que recuerda a las tallas de marfil. Todo el perímetro se halla perforado de grandes ventanales de celosías de mármol con gráciles diseños de entrelazados geométricos (foto68). El alero vierteaguas se sustenta sobre tornapuntas serpentiformes, rizando el rizo al incorporar celosías entre las curvas. Hay que señalar que la técnica de esculpir jalis o celosías se mantiene viva en la India hasta el día de hoy. También hoy la tumba de Salim Chishti, cuyo cenotafio yace en el centro de la sala, sigue siendo un lugar de peregrinación y culto, al que acuden mujeres, tanto hindúes como musulmanas, para evitar la esterilidad con su beneficioso influjo.
   Las obras de desbroce y restauración de Fatehpur Sikri se iniciaron en 1892. Solo una pequeña parte de la ciudadela fortificada, donde se concentran los principales edificios –los mejor conservados–, ha sido estudiada hasta ahora. En 1986 la ciudad de Fatehpur Sikri fue calificada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
  

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Sikandra. La tumba de Akbar
   
Fotos 69-80
  
Sikandra   La tumba de Akbar, el más poderoso de los emperadores mogoles, se halla a 8 km al noroeste de Agra, en Sikandra, un distrito que toma su nombre del sultán pre-mogol Sikander Lodi.
   Empezada hacia 1602, en los últimos años de la vida de Akbar, fue completada en 1613, durante el reinado de su hijo y sucesor Jahangir.
   De modo semejante a la tumba de su padre Humayun en Delhi, el mausoleo de Akbar se levanta en el centro de un jardín cuadrangular amurallado de estilo persa (char bagh), dividido axialmente en cuatro secciones y refrescado por albercas y acequias. El jardín se halla hoy invadido por una nutrida población de monos langures.
   Se accede al recinto por un darwaza o puerta monumental practicada en el lado sur (foto72). Las fachadas externa e interna de la puerta exhiben cada una un gran iwan central de arco apuntado entre pares de hornacinas superpuestas en dos pisos. De las cuatro esquinas del tejado surgen otros tantos minaretes troncocónicos, rematados por chattris o quioscos. Las superficies en torno a los arcos están revestidas de una rica decoración taraceada de piedra y mármol con dibujos geométricos y florales.
   El mausoleo propiamente dicho (foto70) es de vastas proporciones y diseño único, que refleja con su mezcla de estilos de tradición musulmana, hindú y budista el sincretismo de culturas que fomentó el reinado de Akbar. Para algunos expertos, tal hibridación estilística sería debida a un cambio de planes ordenado por Jahangir en el transcurso de las obras.
   Sobre un inmenso podio de 9 m de alto rodeado de soportales de arcadas y con un iwan de doble altura sobresaliendo en el centro de cada lado y revestido de paneles de mosaico, se levanta una especie de palacio funerario de cuatro plantas, compuesto de naves hipóstilas abiertas formando terrazas escalonadas y con los tejados erizados de chattris. En la terraza del nivel superior, un patio abierto rodeado de una galería de mármol blanco, ornada con celosías de variados diseños, contiene el cenotafio del emperador. El verdadero sepulcro se halla debajo, en la misma vertical, oculto en una cripta abovedada a ras de tierra.

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TAJ MAHAL
y otras joyas del arte mogol
  
Bibliografía consultada

- Brown, Percy. Indian Architecture. Islamic Period (D.B. Taraporevala Sons & Co, Bombay, 1975)
- Franz, Heinrich Gerhard. La antigua India (Plaza & Janés Editores, Barcelona 1990)
- Tillotson, G. H. R. La India de los mogoles (Editorial Debate, Madrid, 1990)
- UNESCO. El Patrimonio Mundial (Incafo. Ediciones San Marcos)
- Volwahsen, Andreas. Islamic India (Architecture of the World. Henri Stierlin, editor. Benedict Taschen, Lausana).
  
  



 
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La India de los grandes mogoles
Taj Mahal. Un monumento al amor
El Fuerte Rojo de Agra
La tumba de Itimad-ud-Daulah
Fatehpur Sikri. La capital abandonada
Sikandra. La tumba de Akbar
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Fatehpur Sikri
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