Exposiciones fotográficas

El holocausto camboyano

¿Quién era Pol Pot?


   Incluso en sus años de poder, ninguna biografía del Hermano Número Uno fue nunca emitida por Radio Phnom Penh o publicada en el Tung Padevat (el órgano interno del Partido, 'Banderas Revolucionarias'). Ninguna fotografía suya apareció en la literatura del Partido. Ninguna anécdota de su juventud, de su carrera docente, o de su tiempo en el maquis entró en el folclore popular por vía de los discursos en los mítines políticos. No había obras de teatro ni canciones sobre él, y no se publicaron 'pensamientos'.
   (David Chandler, Brother Number One. A political biography of Pol Pot)
  
   En 1977, los camboyanos tenían sólo una nebulosa idea de que los rituales de la Organización estaban relacionados con la Trinidad del siglo XX –Marx, Lenin y Mao–. Es más, entre la gente corriente, nadie había oído hablar de Pol Pot.
  
   El régimen del Partido Comunista de Kampuchea (CPK) de Pol Pot se ganó rápidamente una reputación de secretismo obsesivo. No sólo todos los extranjeros, excepto los chinos, fueron expulsados del país, encerrados en media docena de edificios de embajadas, o, en un puñado de casos, pastoreados en viajes guiados en los que tenían prohibido hablar con la gente corriente, sino que también, en sus dos primeros años en el poder, el régimen casi no publicó ninguna información sobre sí mismo. Incluso cuando el CPK se 'autoproclamó' al mundo en septiembre 1977, los miembros de su Comité Central, por ejemplo, seguían siendo casi enteramente desconocidos para los extranjeros.
   (Ben Kiernan, How Pol Pot came to power)
  
   El primer ministro, un 'trabajador de plantaciones de caucho' llamado Pol Pot, era imposible de identificar. En el momento que tomó el poder, justo cuando se podría esperar que saliera a la luz, se ocultó a sí mismo bajo un nombre revolucionario.
   ¿Quién era?
   Durante más de un año, no reveló casi nada sobre sí mismo. Cuando hizo una visita de Estado a China en septiembre 1977, y fue fotografiado allí, los observadores de Camboya identificaron a Pol Pot como un antiguo maestro de escuela de cincuenta y dos años llamado Saloth Sar, que había sido secretario del Comité Central del clandestino Partido Comunista de Kampuchea (CPK) desde 1963. Pol Pot había anunciado la existencia del CPK por primera vez en un discurso triunfal grabado por Radio Phnom Penh justo antes de irse a China. Pero pocos camboyanos sabían que Pol Pot era Saloth Sar. Él admitió su anterior identidad sólo después de ser derrocado en 1979.
   (David Chandler, Brother Number One. A political biography of Pol Pot)
  
   Aunque no había culto a la personalidad fuera de los círculos del Partido, el Angkar era sobre todo Saloth Sar, más conocido como Pol Pot, quien, desde 1962 (y la misteriosa desaparición de Tou Samouth, el secretario del Partido Comunista camboyano), había siempre dirigido entre bastidores a un pequeño grupo de fanáticos y fieles, bajo la protección vigilante de varios guardaespaldas Jemer Loeu. Estos hombres de las montañas, o minorías étnicas del nordeste, mantuvieron una inquebrantable lealtad al líder. En los documentos del Partido, las referencias a Pol Pot son siempre como el 'nº 870', que era el número de código del centro del Partido, o simplemente el Angkar. En la estratégica posición de secretario del Partido, él era el número uno en todos los campos, "responsable de los asuntos militares y de Partido", y encargado por tanto de definir la política de Kampuchea Democrática. Estaba rodeado de un pequeño grupo de los más fieles, que eran miembros del Comité Ejecutivo del Comité Central del Partido Comunista de Kampuchea (CPK).
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)

   Declaración de Ieng Sary, ex-ministro de asuntos exteriores de Kampuchea Democrática, publicada en la prensa cuando rompió con Pol Pot y sus asociados, tras casi medio siglo de íntima colaboración con ellos:
   Todo lo que Pol Pot había hecho fue hecho exclusivamente para reforzar su poder dictatorial, porque siempre se había considerado a sí mismo como un genio incomparable en estrategia militar, en el campo económico, en sanidad, en la composición de canciones, en música, en danza, en el arte culinario, en la moda, en todo, sin olvidar el arte de mentir. Era un dios en la tierra. Todos los editoriales que escribió para la radio de Kampuchea Democrática habían sido firmados: "la nación y el pueblo de Kampuchea".
  
   El autor de este retrato olvida mencionar aquí que fue él mismo quien se encargó de propagar estas mentiras en el mundo exterior. Esto ayuda a explicar por qué la opinión internacional tardó tanto en darse cuenta de lo que estaba sucediendo realmente dentro del país. (...)
   Pol Pot había comprendido que no podía haber poder absoluto, ni control absoluto de las mentes de la gente, a menos que su persona quedara envuelta en el misterio. Por ello no podía presentarse a sí mismo exactamente como el Mao Zedong jemer, aunque desempeñara el papel de autócrata absoluto. No deseando despertar, para su propia persona, todo el afecto, veneración y adoración que Mao supo suscitar en todos los rincones del mundo, fundió en cambio su propia persona en el Angkar, sobre el cual sus propios 'súbditos' no tenían ni la más mínima brizna de información.
  
   Antes de la caída del régimen en 1979, apenas nadie (en Camboya) conocía el nombre de Pol Pot.
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
   De una entrevista a Nuon Chea, el segundo líder jemer rojo más poderoso tras Pol Pot, concedida a una delegación del Partido Marxista-Leninista danés en julio 1978:
   "Mientras existan la lucha de clases y el imperialismo, nuestro trabajo debe permanecer fundamentalmente en secreto. Es sólo gracias a ello que somos los amos de nuestro destino y que saldremos victoriosos sobre el enemigo, que es incapaz de saber quién es quién".
  
   Aparte de Khieu Samphan (el gurú de Pol Pot), los principales dirigentes de los jemeres rojos apenas tenían altas graduaciones en su educación. Por lo menos éste era el caso de los principales: Pol Pot, Nuon Chea, Ieng Sary, Son Sen, Ta Mok, y Kaè Pauk. No eran ni campesinos ni técnicos, y a lo más que podrían haber llegado en su vida era a puestos menores de sirvientes civiles, o a simples maestros de escuela primaria. (...)
   En cuanto a Saloth Sar (Pol Pot), fue, según sus parientes y amigos, un estudiante serio que se aplicaba en los estudios. Pese a ello, la graduación más alta que consiguió podría no ser más que un certificado de escuela primaria. (...) A pesar de todos sus esfuerzos, nunca llegó a la escuela secundaria, por no decir a la universidad o a obtener diplomas. Su única cualificación profesional era un certificado de carpintería (...) de la Russey Keo Vocational School en Phnom Penh. (...) En toda su vida escolar, Saloth Sar persistió en pasar exámenes que invariablemente suspendía. Pese a este historial lamentable de logros escolares, el que era visto como un brillante intelectual por su familia en Kompong Thom nunca se manchó las manos en trabajos físicos en los campos (...). ¡Y fue él quien puso a su pueblo a trabajar en los arrozales!
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
   Para sus cuñados, por ejemplo, Saloth Sar había sido un niño de temperamento dulce y ecuánime. Sus compañeros de escuela le recordaban como un estudiante mediocre pero de agradable compañía, una reputación que persistió entre los que le conocieron en Francia. Como maestro, se le recordaba como un hombre tranquilo, seguro de sí mismo, de modales suaves, honesto, y persuasivo, incluso hipnótico cuando hablaba a pequeños grupos. (...) Un hombre que le conoció a finales de los 50, por ejemplo, dijo "Vi inmediatamente que podría haber sido su amigo de por vida". Testimonios similares salieron en las confesiones de S-21, y en los años 80 y 90 de los desertores jemeres rojos que habían asistido a los seminarios políticos de Pol Pot en Tailandia y Camboya. Ninguno de los desertores, aunque eran libres de hacerlo (así como no lo eran los torturados en S-21), atribuyeron al comportamiento o a la personalidad de Pol Pot las razones para traicionar al partido o, en los años 80, para desertar del movimiento comunista. En vez de ello, la mayoría recordaba a un hombre al que veían casi como a un santo.
   Con testigos como éstos, y con los propios escritos de Pol Pot, me ha sido posible penetrar en lo que podría ser una fachada, una serie de máscaras, o un repertorio escogido de habilidades, para descubrir un Pol Pot más duro, más diabólico, o supuestamente más auténtico. A lo largo de su vida, el hombre parece haber adaptado su actuación a la gente con la que estaba, haciendo difícil encontrar un 'maníaco genocida'. Desde luego, la disyuntiva entre su gentil carisma y el balance mortal de su régimen es uno de los misterios que penden sobre su carrera y plantea serias dificultades al tratar de encontrar un sentido a su vida. (...)
   El hombre conocido en el mundo como Pol Pot comenzó su vida con el nombre de Saloth Sar. Pol Pot era su nombre revolucionario. Cuando anunció su seudónimo en 1976, seguía los precedentes sentados por varios dirigentes comunistas, incluyendo a Lenin, Stalin, Tito y Ho Chi Minh. Sus intenciones, cuando estaban en la clandestinidad, eran ocultar a la policía sus verdaderas identidades y en algunos casos inspirar a sus seguidores ('Stalin', por ejemplo, significa 'acero': 'Ho Chi Minh' significa 'el iluminado'). Pol Pot, sin embargo, tomó su nuevo nombre tras haber llegado al poder, ocultando su anterior identidad a la nación que iba a gobernar. El nombre que eligió, aunque bastante común entre los camboyanos rurales (los jemeres), no tenía un significado concreto.
   (David Chandler, Brother Number One. A political biography of Pol Pot)
  
   Pregunté a Chea Sim si Pol Pot habló de matar gente, o si alguna vez usó la palabra matar. Contestó: "Para nosotros es difícil de entender. Vimos el comportamiento de Pol Pot y oímos sus palabras, no nos parecía que fuera un asesino. Parecía amable. No hablaba mucho. Sólo sonreía y sonreía... Y sus palabras eran ligeras, no fuertes. En general, usted pensaría que Pol Pot era una persona amable, simple, con una visión de masas. Pero sus métodos eran contrastables: sólo era un asesino."
   (Ben Kiernan, The Pol Pot regime
 
   Pol Pot murió en 1998 sin haber sido juzgado por sus crímenes. Tras la caída del régimen de los jemeres rojos en enero 1979, los guerrilleros se replegaron a las junglas y montañas de la periferia de Camboya, donde continuaron, aunque de forma cada vez más débil, con su actividad insurgente contra los nuevos gobiernos que se sucedieron en Phnom Penh. Aún así, Pol Pot todavía tuvo ocasión de organizar varias purgas contra otros dirigentes jemeres rojos de su entorno (y sus respectivas esposas y familiares), hasta que finalmente tuvo que probar de su propia medicina. En 1997, Pol Pot, tras un enfrentamiento con los líderes de su propia organización, fue a su vez detenido, juzgado y condenado por traición. Recluido bajo arresto domiciliario en una cabaña de la remota aldea de Anlong Veng, fue hallado muerto en circunstancias todavía no aclaradas en abril 1998, cuando la comunidad internacional negociaba su entrega para someterle a juicio por el holocausto camboyano.
  
   Me alegré de que Pol Pot hubiera muerto porque ahora los camboyanos de todo el mundo, incluyéndome a mí, sabíamos claramente que el criminal más sanguinario había desaparecido de este mundo para siempre. Tiene que existir realmente el karma, pensé. Aquí estaba el hombre que había detentado el poder supremo en Camboya, cuyos seguidores le respetaban como a un dios, y ahora había muerto virtualmente solo en medio de la jungla silenciosa. Su cuerpo fue envuelto en una lona y quemado como un animal. No hubo allí monjes para bendecirlo.
   (Vann Nath. A Cambodian Prison Portrait. One Year in the Khmer Rouge S-21)

 

El socialismo según los jemeres rojos

   La crueldad humana no es nunca tan extrema como cuando se comete en nombre de una causa elevada, sea ésta la religión, la justicia o el bien.
   (Yasutaka Tsutsui)
  
  
   Todos los oficiales militares y civiles del nuevo régimen fueron convocados a un mitin especial el 20 de mayo de 1975. "... eran miles". La asamblea tuvo lugar en el viejo centro de deportes al norte de Phnom Penh. Su propósito era "recibir el plan distribuido por el Centro" y regresar a casa para "aplicar el plan". El mitin duró cinco días.
   Esta fue la primera tentativa importante del Centro para poner en marcha su mandato político en todo Camboya.
  
   Pol Pot estableció ocho puntos:
   1.  Evacuar a la gente de todas las ciudades.
   2.  Abolir todos los mercados.
   3.  Abolir el sistema monetario del régimen de Lon Nol y retener el dinero revolucionario que había sido impreso.
   4.  Obligar a colgar los hábitos a todos los monjes budistas y ponerlos a trabajar cultivando arroz.
   5.  Ejecutar a todos los líderes del régimen de Lon Nol, empezando por los líderes máximos.
   6.  Establecer cooperativas de alto nivel por todo el país, con almuerzos comunitarios.
   7.  Expulsar a toda la población de la minoría vietnamita.
   8.  Enviar tropas a las fronteras, particularmente a la frontera con Vietnam.
  
   Testimonio de Mat Ly, un miembro del comité de distrito del CPK en la Región 21, que asistió a la asamblea: "Nuon Chea dijo que construir el socialismo en Kampuchea consistía en dos partes, agricultura e industria. Dijo que la agricultura sería modernizada en diez o quince años por métodos científicos, construyendo presas de regadío y canales por todo el país. Y las presas y canales debían empezar el próximo año, 1976. La industria sería modernizada en un periodo similar de diez a quince años.
   "Y el segundo tema: con el fin de lograr la construcción del socialismo progresivamente y avanzar todos juntos en el periodo fijado, debemos tomar precauciones para depurar cuidadosamente los agentes infiltrados (samrit samrainh phtey khnong) en el partido, en las fuerzas armadas, en las diversas organizaciones y ministerios, en el gobierno, y entre las masas del pueblo. Debemos depurarlos cuidadosamente, dijo Nuon Chea. Mencionó 'la línea de cuidadosa depuración de agentes infiltrados para mejorar y purificar, con el fin de aplicar la línea de construcción del socialismo para que avance hacia la modernización con la nueva tecnología científica'.
   "Esta era una orden de matar muy importante. La depuración cuidadosa era tomar todas las medidas para que la gente fuera pura (borisot). La línea establecida debía ser seguida a cualquier precio... Si la gente no podía hacerlo, serían separados y matados. (...) La construcción socialista sólo puede tener éxito bajo la línea de criba cuidadosa de los agentes infiltrados. Las palabras 'depuración cuidadosa' eran el principio mortífero... y fueron claramente pronunciadas el 20 de mayo. Tenía que hacerse".
   (Ben Kiernan, The Pol Pot regime)
  
   También se utilizaba con los mismos fines otra palabra: 'dispersar' (ver Diccionario de Neolengua de los jemeres rojos).
  
   Slogan jemer rojo: Arranca las raíces y las ramas de los espías.
     
   Heng Samrin (dictador de Camboya que sustituyó a Pol Pot) afirma en una entrevista de 1991 que en el mitin del 20 de mayo de 1975 se estableció "la división de la población en dos grupos: ciudadanos 'con todos los derechos' (neak penh sith, los que había vivido en las zonas de los jemeres rojos antes del 17 de abril), y 'candidatos' (neak triem) a tal status, especialmente los deportados recién evacuados de las ciudades. (...) Nuon Chea habló de eliminar los mercados, no permitiendo el dinero. Si había mercados y dinero, habría propiedad. La presión más importante y fuerte era contra la propiedad. Donde había dinero habría mercados, y si había mercados habría gente con dinero y esa gente tendría propiedades. Así que querían eliminar la propiedad, no permitir que existiera la propiedad privada. (...)
   "Era Pol Pot quien exponía este plan personalmente" dice Samrin, a quien le cita afirmando: 'No uséis el dinero, no dejéis que la gente viva en las ciudades'". (...) Samrin añade: "Los monjes, decían, debían ser desbandados, puestos aparte como una 'clase especial', la más importante a combatir. Debían ser suprimidos (lup bombat)... Pol Pot me dijo que ningún monje debía ser permitido, que ningún festival debía ser nunca más permitido, queriendo decir 'suprimir la religión.'"
   (Ben Kiernan, The Pol Pot regime)
  
   Además de las varias categorías dentro de la jerarquía del Partido Comunista, los polpotistas habían dividido la sociedad en dos castas distintas: los mulethans y la 'gente del 17 de abril'. Uso el término 'castas' y no 'clases sociales' pues, a la manera de la sociedad india, las fronteras entre los dos universos eran casi infranqueables. Además, para los promotores jemeres rojos de la así llamada revolución campesina jemer pura, los habitantes de las ciudades o 'del 17 de abril' eran a menudo de origen sino-jemer. Mulethan significa 'gente de base', aquellos que componían la base de fondo de los jemeres rojos y se suponía iban a ser los beneficiarios de la revolución, es decir, la población rural progresivamente ganada para la causa por los guerrilleros entre 1970 y 1975, y que no había huido a las ciudades para refugiarse (...).
   Por el otro lado, los '17 de abril' o 'gente nueva' eran, a ojos de los jemeres rojos, estratos sociales privilegiados del anterior gobierno republicano, que estaban viviendo en ciudades en el momento de la 'victoria' de 17 abril 1975. Estos camboyanos llevaban la marca de Caín, y fueron estigmatizados para siempre por sus transgresiones. Habían cometido un crimen: el de la huida, si eran del campo y se habían refugiado en la ciudad. Eran culpables de traición, si, a pesar de las repetidas exhortaciones de los rebeldes y de Sihanuk, no se habían unido a la resistencia entre 1970 y 1975. Y lo que era peor, ¡algunos incluso habían luchado contra la revolución, y se habían así convertido en cómplices de los bombardeos americanos! Esta estratificación simplista era una aberración porque a menudo no se correspondía con ninguna distinción social real. No se ajustaba a la ideología del Partido, que, sobre el papel, parecía próxima a la ortodoxia marxista.
  
   Con Pol Pot, estos pobres ciudadanos, despojados de sus derechos, se convirtieron todos a la vez en víctimas de los métodos totalitarios aprendidos en Occidente, y perfeccionados en Extremo Oriente.
   La población, en conjunto, sólo entendió la distinción binaria –es decir, la gente que se había mantenido a distancia de la revolución en las ciudades (gente nueva) y la gente que, más o menos voluntariamente, había sido tragada por el maelstrom (gente de base).
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
   ¡Viva las asambleas del pueblo, las gloriosas masas de obreros y campesinos, espléndidos ciudadanos de la Kampuchea revolucionaria!
   (Slogan de los jemeres rojos)
  
   Debemos anotar que las así llamadas 'asambleas del pueblo' nunca existieron realmente. (...) En la vida real, las 'asambleas del pueblo' consistían meramente en mítines forzados para celebraciones del Partido, o con ocasión de la visita de un mando a un colectivo. La ciudadanía, exhausta y pasiva, tenía que sentarse en tierra para tragarse por la fuerza interminables discursos huecos. El otro tipo de asamblea tenía la forma de mítines convencionales nocturnos de reeducación de masas, organizados varias veces a la semana. Siempre se animaba a la gente a proponer sugerencias o a decir lo que pensaban –¡pero por su cuenta y riesgo! Porque si se atrevían a hacerlo, serían escuchados con simpatía y sonrisas, y más tarde convocados en secreto para ser trasladados e interrogados, luego torturados en una prisión, para ser posiblemente asesinados como enemigos de la revolución.
  
   Es importante recordar que los asesinatos masivos en todos los regímenes comunistas tienen principalmente causas sociales e ideológicas, no raciales, y deben así ser distinguidos del nazismo. El único grupo étnico o nacionalidad que sufrió la ira y el castigo de los polpotistas fueron los vietnamitas. Podemos quizá decir también que esta importante minoría –ya reducida a la mitad por los pogromos y expulsiones en tiempos de Lon Nol– soportó muchas menos pérdidas y daños que otras categorías de camboyanos, porque simplemente tuvieron la buena suerte de ser casi todos expulsados al principio del régimen de Pol Pot.
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
   De esta última opinión discrepa Ben Kiernan, historiador australiano, autor de The Pol Pot Regime y de How Pol Pot Came to Power, una de las mayores autoridades en la historia de la dictadura de los jemeres rojos. Para Kiernan, en la Camboya de Pol Pot además de limpieza ideológica, hubo limpieza étnica. Por ejemplo la minoría musulmana –los Cham– fue ferozmente reprimida y diezmada. Lo mismo ocurrió con otras minorías étnicas en todo el país.
  
   Entre las engañosas tácticas usadas por el Angkar estaban el secretismo y la mentira descarada. Veamos ahora la más pérfida de sus manipulaciones: la amplia utilización de la gente más indefensa entre los estratos más pobres y menos educados de la sociedad camboyana. Estos venían de la clase 'proletaria', según los criterios marxistas. Eran los campesinos humildes de la periferia y también de las minorías étnicas no indianizadas, aún más maleables si eran jóvenes. Esos fueron los amados grupos a los que sumariamente se les lavó el cerebro para convertirse en los cuadros ideales de la revolución.
  
   Debemos subrayar aquí el lugar especial que tenía el Ejército Revolucionario en el régimen jemer rojo. Contrariamente a la tradición de los países democráticos donde el ejército y sus oficiales no pueden ejercer ninguna autoridad política directa, e incluso más que en otros países comunistas, el Ejército Revolucionario fue instrumento personal de poder del estricto soviet que estaba atenazando al país. Controlando de cerca la Comisión Militar Central, como Mao había hecho en China, este pequeño grupo fue capaz de imponer su utópica visión de la sociedad por medio de la violencia y el terror. Este ejército era, pues, el corazón y alma del régimen, y se puede indicar que la verdadera naturaleza de la sociedad de los jemeres rojos era un orden social totalmente militarizado. Los discursos oficiales, además, nunca perdían la oportunidad de ensalzar "el arma más fiel de la dictadura de nuestra Organización Revolucionaria y de nuestras pobres masas", o "el instrumento más puro de ejecución de la dictadura del proletariado". Sin ese brazo armado, el Angkar hubiera sido incapaz de ejercer su autoridad.
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
   ¡Larga vida al valiente e invencible Ejército Revolucionario de Kampuchea!
   (Slogan de los jemeres rojos)
  
   El 22 de julio de 1975 se celebró otro importante mitin en la capital.
   Pol Pot pronunció un largo discurso ante 3.000 unidades del Ejército Revolucionario, representantes del Comité Central del CPK. Afirmó: "Hemos obtenido una victoria total, definitiva y limpia, quiero decir que la hemos ganado sin conexión o injerencia extranjeras. Nos atrevimos a llevar a cabo una lucha sobre una base completamente diferente a la revolución mundial... En el mundo entero, desde el advenimiento de la guerra revolucionaria y desde el nacimiento del imperialismo de los Estados Unidos, ningún país, ningún pueblo y ningún ejército había sido capaz de expulsar a los imperialistas hasta el último hombre y apuntarse una victoria total sobre ellos (como hemos hecho nosotros). Nadie pudo". El júbilo revolucionario era grande: "La retirada en medio del pánico de los imperialistas de Estados Unidos ha sido filmada y mostrada al mundo entero". Esta victoria era "un precioso modelo para los pueblos del mundo".
   Sin embargo, no todo estaba en orden. Pol Pot anunció que "las misiones inmediatas que vosotros, camaradas, estáis cumpliendo actualmente, como la defensa de Phnom Penh... han de reorientarse a... suprimir las redes de espionaje y eliminar a los saboteadores que intentan destruir nuestra revolución".
  
   Poco después, un miembro del equipo de Non Suon, tras visitar la Región 25, volvía con estas noticias: "Los mandos están desanimados porque uno por uno son llamados por la Organización, y desaparecen".
  
   Un ejemplar de agosto de 1975 del Tung Padevat (Banderas Revolucionarias), una publicación mensual secreta del CPK, aseguraba que la evacuación de las ciudades había propinado un golpe a la 'propiedad privada'. "La burguesía ya no tiene donde ir. Se han convertido en satélites del poder obrero-campesino. Han sido obligados a hacer labores manuales, como los campesinos... Sus clases ya se han derrumbado, pero SUS PUNTOS DE VISTA TODAVIA PERMANECEN, SUS ASPIRACIONES TODAVIA PERMANECEN. Por lo tanto, continúan en conflicto con la revolución. Que puedan realizar actividades contra la revolución es el motivo concreto que nos impulsa a continuar la revolución."
  
   Kampuchea Democrática recibió inagotables expresiones de ánimo de numerosos gobiernos revolucionarios y dictatoriales, desde Idi Amin y el Emperador Bokassa hasta Ceauçescu y Ne Win (de Birmania); estos dos últimos fueron, de hecho, oficialmente recibidos en visitas de Estado durante la última fase del régimen. (...)
   El camarada Jacques Juquet, secretario general del diminuto partido maoísta llamado Parti Comuniste Marxiste-Léniniste Français (PCMLF), el primer francés que fue oficialmente recibido por el régimen, del 9 al 16 septiembre 1978, entonó al final de su discurso durante un banquete en su honor:
   "¡Viva la gloriosa revolución camboyana! (...) ¡Viva el heroico Ejército Revolucionario de Kampuchea! ¡Viva la gloriosa Kampuchea Democrática, que no tiene la ambición de anexionarse ningún país y que ha proclamado muchas veces este principio! ¡Viva el fraterno Partido Comunista de Kampuchea! ¡Viva el Comité Central del CPK y el Camarada Pol Pot! ¡Viva la unanimidad de puntos de vista en la ideología y la lucha que unen al CPK y el PCMLF!"
   (Recogido el 13 septiembre 1978 por el Foreign Broadcast Information Service, que añadió:)
   "El banquete prosiguió en una atmósfera cálida y fraternal, impregnada de profundos sentimientos de amistad revolucionaria".
   La presencia de Jacques Juquet en Phnom Penh no era casualidad: formaba parte de un gran esquema ideado en 1978 por los dirigentes de Kampuchea Democrática para aumentar el número de amigos extranjeros ante la amenaza, ahora muy bien documentada, de invasión vietnamita. Entre las tramas maoístas de Francia (...), Jacques Juquet (así como la Gauche prolétarienne de Beny Lévy, alias Marc Victor) compartía la misma visión de la teoría de una conspiración mundial que Pol Pot y su grupo. Ambos creían que desempeñaban un papel en la escena mundial. ¡En aquel momento, sin embargo, el PCMLF apenas incluía un centenar de partidarios! Se veían a sí mismos como "los miembros de una nueva resistencia, mientras que las fuerzas de ocupación eran los capitalistas que sangraban al pueblo francés hasta la muerte". (...)
   Sin embargo, el viaje a través de Kampuchea Democrática dejó a Jacques Juquet y a sus dos compañeros franceses muy engañados. Jucquet declaró al diario Provençal (7 octubre 1978) tras su regreso a Francia:
   "No hemos encontrado evidencias claras que hayan tenido lugar asesinatos masivos en Camboya. Pero tampoco tenemos evidencia de lo contrario. De todas formas, la línea política actual del Partido Comunista de Camboya excluye todo recurso a la violencia".
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
   Dos extractos de un documento secreto del Centro, titulado 'Examinar el control' (19 septiembre 1975):
   "Comparada con las revoluciones de China, Corea y Vietnam, estamos treinta años por delante de ellos."
   "En algunos lugares reunimos las fuerzas del pueblo para que sean activas en la producción día y noche, sin tener en cuenta lluvia o viento. Así que la gente, nueva y vieja, trabaja duro y sin vacilación."
  
   Asamblea de oficiales del Partido en Phnom Penh (noviembre-diciembre 1975). Relatado por Hun Sen:
   "El punto importante era promover la construcción de cooperativas, de cooperativas de bajo nivel a cooperativas de alto nivel".
   El dinero estaba una vez más fuera de la agenda, y se impondría un sistema nacional de comedores de ranchos comunitarios. El campo estaría pronto libre de contaminación. Cuando el mitin acabó a mediados de diciembre, el proyecto del CPK se implantó a toda velocidad. El 5 de enero de 1976 fue proclamada una constitución, consagrando el nuevo Estado llamado Kampuchea Democrática.
   (Ben Kiernan, The Pol Pot regime

 

 

La constitución de Kampuchea Democrática

   Durante los tres años, ocho meses y veinte días de reinado del Angkar, en Camboya no se votó ni decretó ninguna ley, excepto la Constitución de enero 1976.
   Existía oficialmente una 'Asamblea Representativa del Pueblo', que se suponía era la institución de la que emanaba el poder legislativo. Sólo se reunió una vez un par de horas bajo la presidencia de Nuon Chea (el segundo de a bordo tras Pol Pot), con el fin de aprobar unánimemente la Constitución.
  
   El documento ensalzaba los valores colectivos, identificaba la organización revolucionaria con los intereses del pueblo, y formalizaba la colectivización de la vida de Camboya. Las palabras socialismo y comunismo aparecían por todas partes en el texto. Poco después, Radio Phnom Penh anunció que se celebrarían elecciones para una asamblea nacional y retransmitió los nombres de los ministros del nuevo régimen. Las elecciones, parece, eran principalmente para consumo extranjero. A la mayoría de la 'gente nueva' no se le permitió votar; la 'gente de base' votó a candidatos presentados por la organización.
   (David Chandler, Brother Number One. A political biography of Pol Pot)
  
   Extractos de la Constitución promulgada por el régimen de Pol Pot para el nuevo Estado revolucionario de Camboya el 5 de enero de 1976:
  
CONSTITUCION DE KAMPUCHEA DEMOCRATICA
  
   LAS ASPIRACIONES FUNDAMENTALES Y SAGRADAS DE LOS OBREROS, CAMPESINOS Y DEMAS TRABAJADORES, COMBATIENTES Y CUADROS DEL EJERCITO REVOLUCIONARIO DE KAMPUCHEA
  
   Considerando el papel preponderante desempeñado por el pueblo, particularmente por los obreros, los campesinos pobres, los campesinos medios de capas inferiores y demás capas de trabajadores del campo y de las ciudades, que constituyen más del 95% de la nación entera de Kampuchea, y que han soportado la carga más pesada de la guerra de liberación nacional y popular, que han aceptado los sacrificios más importantes de su vida, en bienes y en sentimientos, sin tregua, al servicio del frente, y han enviado sin ninguna vacilación a sus hijos y a sus maridos a combatir por decenas y por centenas de millares a los campos de batalla.
   Considerando los inmensos sacrificios soportados por las tres categorías del ejército revolucionario de Kampuchea, que en las llamas ardientes de la guerra de liberación nacional y popular, han combatido valientemente, noche y día, en la estación seca como en la estación de lluvias, sobrellevando toda clase de dificultades y de privaciones, faltándoles de todo: víveres, medicinas, ropa, municiones.
   Considerando las aspiraciones del pueblo de Kampuchea entero y del ejército revolucionario de Kampuchea entero, que desean una Kampuchea independiente, unida, pacífica, neutral, no alineada, soberana en su integridad territorial, en una sociedad donde reinen la felicidad, la igualdad, la justicia y la verdadera democracia, sin ricos ni pobres, sin clase explotadora y clase explotada, una sociedad en la cual todo el pueblo viva en armonía y en la gran unión nacional, y se una para participar en el trabajo productivo, edificar y defender juntos el país.
   Considerando la resolución del Congreso nacional especial, llevado a cabo los días 25, 26 y 27 de abril 1975, que ha proclamado solemnemente reconocer y respetar las aspiraciones arriba mencionadas del pueblo entero y del ejército revolucionario de Kampuchea entero.
   La Constitución de Kampuchea estipula lo siguiente:
  
CAPITULO PRIMERO
DEL REGIMEN DE ESTADO
Artículo primero
   El Estado de Kampuchea es un Estado independiente, unido, pacífico, neutral, no alineado, soberano, democrático en su integridad territorial.
   El Estado de Kampuchea es el Estado de los obreros, de los campesinos y de todas las otras capas de trabajadores de Kampuchea.
   El Estado de Kampuchea ostenta la denominación oficial de "Kampuchea Democrática".
  
CAPITULO II
DEL REGIMEN ECONOMICO
Artículo 2
   Todos los medios de producción importantes son propiedad colectiva del Estado popular y propiedad colectiva del pueblo comunitario.
   En cuanto a los bienes de uso corriente, quedan como propiedad individual de los particulares.

CAPITULO III
DE LA CULTURA
Artículo 3
   La cultura de Kampuchea Democrática reviste un carácter nacional, popular, progresista y sano para servir a las tareas de defensa y de edificación de un país cada día más próspero.
   Esta nueva cultura combate resueltamente la cultura depravada y reaccionaria de las distintas clases explotadoras, del colonialismo y del imperialismo en Kampuchea.
  
CAPITULO IV
DEL PRINCIPIO DE DIRECCION Y DE TRABAJO
Artículo 4
   Kampuchea Democrática aplica el principio colectivo en la dirección y en el trabajo.
  
(...)
CAPITULO VII
DEL PODER JUDICIAL
Artículo 9
   El órgano judicial está constituido por los tribunales populares que representan y defienden la justicia del pueblo, defendiendo las libertades democráticas del pueblo y castigando todo acto llevado a cabo contra el Estado popular o que viole las leyes del Estado popular. (...)
  
Artículo 10
   Los actos que violan las leyes del Estado popular son los siguientes:
   - las actividades hostiles y destructivas caracterizadas que ponen en peligro el Estado popular son castigadas con la pena más severa;
   - los casos distintos a los arriba mencionados son tratados por la reeducación en el marco de los órganos del Estado o de organizaciones populares.
  
(...)
CAPITULO IX
DE LOS DERECHOS Y DEBERES
DE CADA CIUDADANO DE KAMPUCHEA
Artículo 12
   Cada ciudadano de Kampuchea disfruta plenamente del derecho a la vida material, moral y cultural, cuyas condiciones mejoran sin cesar.
   Cada ciudadano de Kampuchea tiene plenamente asegurados todos los medios de existencia.
   Cada obrero es amo de la fábrica.
   Cada campesino es amo de los arrozales y de los campos. Los demás trabajadores tienen todos el derecho al trabajo. El desempleo no existe en absoluto en Kampuchea Democrática.
  
Artículo 13
   Una igualdad completa debe existir entre todos los ciudadanos de Kampuchea en una sociedad donde reinen la igualdad, la justicia, la democracia, la armonía, la felicidad de la gran unión nacional para defender y edificar juntos el país.
   El hombre y la mujer son iguales en todos los dominios.
   La poligamia y la poliandria están prohibidas.
  
Artículo 14
   Cada ciudadano tiene el deber de defender y edificar el país según sus capacidades y posibilidades.
  
(...)
CAPITULO XIII
DEL HIMNO NACIONAL
Artículo 18
   El himno nacional de Kampuchea Democrática es 'Glorioso 17 de abril' (ver letra).
  
CAPITULO XIV
DEL EJERCITO REVOLUCIONARIO DE KAMPUCHEA
Artículo 19
   El ejército revolucionario de Kampuchea, en sus tres categorías –regular, regional y guerrilleros–, es el ejército del pueblo, cuyos luchadores, luchadoras y cuadros son los hijos y las hijas de los obreros, de los campesinos y de los demás trabajadores. Defiende el poder del pueblo de Kampuchea independiente, unido, pacífico, neutral, no alineado, soberano, democrático en su integridad territorial, y, al mismo tiempo, participa en la edificación de un país cada día más glorioso, en la elevación constante del nivel de vida del pueblo cada día más próspero.
  
CAPITULO XV
DE LAS CREENCIAS Y RELIGIONES
Artículo 20
   Cada ciudadano de Kampuchea tiene derecho a tener creencias y religiones, y también el derecho a no tener ni creencia ni religión.
   Está rigurosamente prohibida toda religión reaccionaria que ataque a Kampuchea Democrática y a su pueblo.
  
CAPITULO XVI
DE LA POLITICA EXTERIOR
Artículo 21
   Kampuchea Democrática tiene la firme determinación de mantener estrechas relaciones de amistad con todos los países que tengan fronteras comunes con él y con todos los países del mundo, cercanos o lejanos, sobre la estricta base del respeto mutuo de la soberanía y de la integridad territorial.
   (...) se opone resueltamente a todos los actos subversivos y agresivos que vengan del exterior, sean militares, políticos, culturales, sociales, diplomáticos, o que se presenten bajo la forma sedicente humanitaria.
   Kampuchea Democrática despliega todos sus esfuerzos para desarrollar la solidaridad con los pueblos del tercer mundo, en Asia, en Africa, en América latina y con todos los pueblos deseosos de paz y justicia en el mundo, y para promover la ayuda y el sostén mutuos activos en la lucha contra el imperialismo, el colonialismo, el neo-colonialismo, por la idependencia, la paz, la amistad, la democracia, la justicia y el progreso en el mundo.

 

 

El himno nacional

   Letra del primer himno nacional de Kampuchea Democrática, anterior a 1976, probablemente compuesto por el mismo Pol Pot:
  
La Bandera Roja de la Revolución
  
   ¡Sangre roja y reluciente cubre la tierra,
sangre sacrificada para liberar al pueblo;
sangre de trabajadores, campesinos e intelectuales;
sangre de hombres jóvenes, monjes budistas y mujeres jóvenes.
Sangre que se arremolina y toma vuelo, girando en lo alto del cielo,
Convirtiéndose en la bandera roja y revolucionaria!
  
   ¡Bandera roja! ¡Bandera roja! ¡Flotando al viento! ¡Flotando al viento!
¡Oh, camaradas, que hierva vuestra ira para destruir al enemigo!
¡Bandera roja! ¡Bandera roja! ¡Flotando al viento! ¡Flotando al viento!
¡Que nuestra furia se desencadene como un tornado!
¡No perdones ni a un solo reaccionario, ni a un solo capitalista!
¡Haz limpieza del suelo kampucheano!
¡Hirviendo de ira, vayamos al ataque!
¡Barramos a todos los enemigos de Kampuchea!
¡Consigamos la Victoria! ¡La Victoria! ¡La Victoria!
  
   Letra del nuevo himno nacional de Kampuchea Democrática a partir del 5 enero 1976, fecha de la promulgación de la nueva Constitución, también compuesto por Pol Pot:
  
La Deslumbrante Victoria del 17 de Abril
  
   ¡Sangre roja y reluciente cubre el campo y las ciudades de la madre patria Kampuchea!
¡Sangre de nuestros espléndidos obreros y campesinos!
¡Sangre de nuestros combatientes revolucionarios, hombres y mujeres!
¡Sangre que fue transmutada en hirviente furia, en fiera lucha,
el 17 de abril, bajo la bandera revolucionaria!
¡Larga vida a la deslumbrante victoria del 17 de abril!
¡Más grandiosa, más significativa que la era de Angkor!
¡Unámonos todos para construir Kampuchea,
y una nueva y radiante sociedad,
democrática, igualitaria y justa,
absolutamente dispuesta a confiar en nuestras propias fuerzas!
¡Dispuesta a defender nuestro país a toda costa!
¡Nuestra maravillosa tierra, nuestra gloriosa Revolución!
¡Viva! ¡Viva! ¡Viva la nueva Kampuchea!
¡Democrática y gloriosamente próspera!
¡Estemos dispuestos a enarbolar cada vez más alto la bandera roja de la Revolución!
¡Construyamos una patria para conseguir el Gran Salto Adelante,
un gigantesco, un glorioso, un prodigioso Salto Adelante! 

 

La propaganda como arma

   ¡Larga vida al correcto y extremadamente clarividente Partido Comunista de Kampuchea!
   (Slogan de los jemeres rojos)
  
   Como en todos los países comunistas, el régimen político de Camboya usó el adoctrinamiento de partido y la propaganda como un elemento fundamental de control, desde la fatídica toma de poder de los jemeres rojos el 17 de abril de 1975 hasta su caída el 7 de enero de 1979.
  
   Los jemeres rojos fueron más que maestros en el arte de manipular la jerga política, aprendida primero de los vietnamitas y luego de los chinos. Como remarcó Sihanuk sarcásticamente en Prisoner of the Khmer Rouge, el régimen nunca cesó de ensalzarse a sí mismo, con una retórica cada vez más grandilocuente a medida que sus políticas se hacían más y más criminales.
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
   ¡La radiante revolución brilla en todo su esplendor!
   (Slogan de los jemeres rojos)
  
   Durante sus casi cuarenta y cinco meses en el poder, los jemeres rojos se propusieron transformar, controlar y dar un vuelco total a la sociedad de Camboya. También querían minar la memoria colectiva de la gente y separar a los camboyanos de su pasado. El proceso implicaba abandonar la mayoría de las instituciones largo tiempo honradas a través de las cuales los camboyanos habían mirado en el pasado y dirigido el presente. Esto incluía monasterios budistas, escuelas, periódicos y libros.
   (David Chandler. Prólogo a Pol Pot's Little Red Book, de Henri Locard)
  
   Los registros escritos de los jemeres rojos palidecen en comparación con los voluminosos textos de un Lenin y la popularidad del Pequeño Libro Rojo de Mao Zedong. ¿Por qué? Porque, en una sociedad donde la tradición oral es todavía dominante, el pensamiento político de los mandatarios era reducido a una ideología macabra, descarnada, 'químicamente pura', (...) una ideología de poder absoluto por parte de un pequeño grupo, el Angkar. Las publicaciones del Partido Comunista de Kampuchea (CPK), como Banderas Revolucionarias, eran sólo para la elite del Partido. Para la 'gente pequeña' (...) no había material impreso; en su lugar, se martilleaban incesantemente slogans en sus conciencias, así como canciones revolucionarias, con el fin de forjar el Nuevo Hombre Revolucionario.
   Es más, los dirigentes jemeres rojos eran creyentes convencidos del tradicional aprendizaje de memoria: educar a los jóvenes haciéndoles repetir sin cesar las palabras de sus mayores. La más ligera desviación de este método del loro era sospechosa. (...)
   Si la inspiración de la propaganda oral era esencialmente maoísta, las raíces de esta retórica yacen profundamente en la cultura jemer.
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
   Los slogans y consignas machaconamente repetidos por los cuadros y mandos intermedios del régimen en sus sermones a la población camboyana nos revelan las técnicas de persuasión del think tank ideológico de los jemeres rojos. No sólo remedaban la retórica de los dichos tradicionales, sino que también explotaban las mismas palabras de los viejos proverbios, vaciándolas de los significados establecidos, para hacerlas encajar en la nueva sociedad revolucionaria.
  
   Esta ideología es tan rudimentaria y simplona que, al final, sólo podía convencer a personas totalmente ignorantes y a iletrados salidos de los bosques más profundos. Estos slogans fueron tachados de imposturas por la vasta mayoría de los camboyanos, que no fueron engañados. Pero era mejor para ellos quedarse callados, hacer creer que creían en estas falsas verdades, rechazándolas en su fuero interno.
  
   El lenguaje estereotipado de los slogans fue incorporado a los discursos de los cuadros locales, y, junto a las canciones revolucionarias y obras teatrales educativas, constituyeron el corpus de las enseñanzas ideológicas infligidas día y noche a la población. En general, sus crudos métodos de persuasión tomaron su modelo de la Revolución Cultural china. El adoctrinamiento funcionaba sólo con los muy jóvenes y muy inocentes, a no ser que hubieran tenido alguna educación formal previa. Para los niños de las ciudades, era sólo un montón de sinsentidos.
  
   Durante los mítines nocturnos, pequeños líderes martilleaban los oídos con sus discursos aprendidos de memoria en las sesiones de estudio de los cuadros del Partido. A menudo, solía ocurrir que perdían el hilo de sus pensamientos, repitiendo incesantemente la misma frase, a la espera de que su débil memoria retomara de alguna manera la continuación. En realidad, como las purgas habían diezmado a los rangos y cuadros del Partido, se colocaba a nuevos miembros iletrados, por su habilidad para memorizar fácilmente esos largos discursos. Los modelos de Pol Pot en Corea del Norte, al parecer, eran consumados maestros en el arte de repetir, palabra por palabra, los discursos de Kim Il-sung, tras escucharlos una sola vez.
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book

 

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El holocausto camboyano

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Fotografías: Eneko Pastor
Realizadas en Camboya
Nota.  Las fotografías (refs. 40650001 a 40650102) mostradas en nuestro sitio-web bajo el título de 'El holocausto camboyano' no están sujetas a comercialización por parte de fotoAleph.