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El holocausto camboyano

1984 llegó en 1975

 

La dictadura después de la dictadura

   Tras el derrocamiento de los jemeres rojos a comienzos de 1979, los vietnamitas reclamaron como botín de guerra gran parte del material utilizable (de los productos confiscados a los camboyanos), llevándoselo en barcos y camiones, mientras los camboyanos miraban silenciosa y sombríamente, ya que se les prohibió entrar en la capital hasta muchos meses después de la toma de poder de sus nuevos amos. Un vietnamita, por ejemplo, hizo una fortuna reparando y vendiendo todos los pianos robados en Camboya.

   Anotemos finalmente que, durante el régimen que reemplazó a los jemeres rojos, de 1979 a 1989, los años de la República Popular de Kampuchea, la propaganda del gobierno de Heng Samrin se basaba igualmente en slogans, que tenían un papel en la educación de las 'masas': una forma de aprendizaje tradicionalmente jemer. Este régimen, pese a ser apodado como 'jemeres rojos II', fue de naturaleza muy diferente, ya que se reestablecieron algunos derechos y el régimen respaldado por Vietnam encauzó al país por la larga ruta de la reconstrucción. (...) El nuevo régimen permitió a los granjeros regresar a sus pueblos, cuando no habían decidido refugiarse en el extranjero. No obstante, no había libertad de movimiento sin autorización oficial y el Partido ejercía un control completo sobre la población, incluso en las zonas rurales. (...)
   A lo largo de la década en que los vietnamitas estuvieron en Camboya, las autoridades nunca perdieron la ocasión de repetir a todos sin excepción los horrores del régimen polpotista, describiéndoles como 'auto-genocidas', de modo que la bienintencionada ocupación del 'hermano mayor' vietnamita pareciera, por comparación, menos onerosa.

   Bajo el gobierno de Heng Samrin, los colaboradores vietnamitas camboyanos simplemente sustituyeron el Angkar por pak, que significa 'el Partido'.
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)

 

Paralelismos con 1984

   La realidad imita a la literatura. Son sorprendentes los muchos paralelismos entre la realidad que vivió Camboya bajo el régimen de Pol Pot y la ficción ideada tres décadas antes (en 1948) por George Orwell en su novela '1984', una de las obras imprescindibles de la literatura del siglo XX.

   Estas semejanzas han sido señaladas por muchos observadores de la sociedad camboyana bajo los jemeres rojos, pero no está de más refrescar la memoria releyendo la obra de Orwell, para comprobar hasta qué punto el autor 'pronosticó' lo que iba a suceder en países cuyos gobernantes trataron de implantar entre sus súbditos y a toda costa la utopía comunista, e incluso lo que está sucediendo en el presente. En el siglo XXI, '1984' sigue siendo una novela rabiosamente actual.
   Para una mayor facilidad de lectura de este capítulo, los textos de George Orwell aparecen en color verde.
  
   Orwell describió un gran número de medios de control de la población treinta años antes de que la sociedad polpotiana apareciera –lo cual no es sorprendente, ya que la forma con que los jemeres rojos controlaban la sociedad revolucionaria estaba ampliamente inspirada en el estalinismo.
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
   Son los temas tópicos de la deformación de la historia, el uso de la propaganda política y el rechazo de los sistemas totalitarios, que aquí (en 1984) alcanzan un tratamiento muy pormenorizado, pero que no son en absoluto nuevos en Orwell, ya que tienen su raíz en la experiencia vivida por él en la guerra civil española.
   (Fernando Galván, introducción a '1984', Editorial Austral, Barcelona, 2008)
  
   1984 es un documento de oscura desilusión no sólo con el estalinismo, sino con cualquier forma y tipo de socialismo. Es un grito desde el abismo de la desesperación. ¿Qué fue lo que sumió a Orwell en ese abismo? Pues sin duda el espectáculo de las grandes purgas estalinistas de 1936-1938, cuyas repercusiones experimentó en Cataluña.
   (Isaac Deutscher, '1984. The Mysticism of Cruelty', New Jersey, 1974)
  

La perversión del lenguaje
  
   Desde donde Winston se hallaba, podían leerse, adheridas sobre su blanca fachada, en letras de elegante forma, las tres consignas del Partido:
  
   LA GUERRA ES LA PAZ
   LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD
   LA IGNORANCIA ES LA FUERZA
   (George Orwell, 1984, Parte I, cap. I)
  
   Como recalcó Michel Heller, el slogan es el fundamento del lenguaje totalitario. Tiene un "carácter monosemántico, que excluye cualquier lectura diferente", y "deja poco espacio para la duda". En la Unión Soviética, el lenguaje era el pilar de la lucha por el poder. "El poder prestaba los significados a las palabras". Esta 'neolengua' (newspeak) expresa falacias y presenta lo falso como realidad. Los slogans nos inician en un universo de "pensamiento paradójico, en una logocracia, donde el poder está en la punta de la lengua". Estamos exactamente en el centro de un universo orwelliano "donde las palabras son enteramente autónimas", es decir, su propio referente son ellas mismas.
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
   No podemos dejar aquí de citar el mil veces citado diálogo entre Humpty Dumpty y Alicia:
   –Cuando yo empleo una palabra –dijo Humpty Dumpty en tono despectivo–, significa exactamente lo que yo quiero que signifique: ni más ni menos.
   –La cuestión es –dijo Alicia–, si puede usted hacer que las palabras signifiquen tantas cosas distintas.
   –La cuestión es quién manda –dijo Humpty Dumpty–; nada más.
   (Lewis Carroll, Alicia a través del espejo)
  
   Orwell nos explicó en 1984 cómo, en una sociedad totalitaria, las palabras tienen que ser vaciadas de sus significados aceptados con el fin de hacer impensable el pensamiento libre individual. Pone el ejemplo del adjetivo 'libre', que no tiene ya ningún sentido figurado, sino sólo un significado práctico como en 'un jardín libre de malas hierbas'. Su significado más amplio y, por supuesto, político se habría evaporado.
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
   –¿No ves que la finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente? Al final, acabaremos haciendo imposible todo crimen del pensamiento. (...) Cada año habrá menos palabras y el radio de acción de la conciencia será cada vez más pequeño. (...)
   Hacia el 2050, quizá antes, habrá desaparecido todo conocimiento efectivo del viejo idioma. Toda la literatura del pasado habrá sido destruida. Chaucer, Shakespeare, Milton, Byron... sólo existirán en versiones neolingüísticas, no sólo transformados en algo muy diferente, sino convertidos en lo contrario de lo que eran. Incluso la literatura del Partido cambiará; hasta los eslóganes serán otros. ¿Cómo vas a tener un eslogan como el de "la libertad es la esclavitud" cuando el concepto de libertad no exista?
   (George Orwell, 1984, Parte I, cap. V)
  
  
El doblepensar
  
   Sin embargo, un buen número de estos dichos característicos de la jerga revolucionaria, con metáforas tomadas del entorno jemer, son, en teoría, máximas admirables. En la práctica, eran completamente deformados con maquiavélica astucia. Son buenos ejemplos de 'doblepensar' (doublethink) orwelliano. Dicen cosas admirables, pero su verdadero significado es una realidad terrorífica (...) Estos slogans ambivalentes nos muestran ciertamente cómo el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
   Su mente se deslizó por el laberíntico mundo del doblepensar. Saber y no saber, hallarse consciente de lo que es realmente verdad mientras se dicen mentiras cuidadosamente elaboradas, sostener simultáneamente dos opiniones, sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas; emplear la lógica contra la lógica, repudiar la moralidad mientras se recurre a ella, creer que la democracia es imposible y que el Partido es el guardián de la democracia; olvidar cuanto fuera necesario olvidar y, no obstante, recurrir a ello, volverlo a traer a la memoria en cuanto se necesitara y luego olvidarlo de nuevo; y, sobre todo, aplicar el mismo proceso al procedimiento mismo. Ésta era la más refinada sutileza del sistema: inducir conscientemente a la inconsciencia, y luego hacerse inconsciente para no reconocer que se había realizado un acto de autosugestión. Incluso comprender la palabra implicaba el uso de doblepensar.
   (George Orwell, 1984, Parte I, cap. III)
  

El Gran Hermano te vigila
  
   El Angkar tiene tantos ojos como una piña.
   (Uno de los slogans más repetidos en el régimen de los jemeres rojos, que servía como advertencia)
  
   Este slogan lo dice todo. Es la naturaleza del polpotismo, y lo que Robert Jay Lifton, hablando de la Revolución Cultural, llama, con razón, 'totalismo'. Totalismo es una ideología revolucionaria 'totalística' que intenta controlar todas las cosas, y a todos los seres humanos en su totalidad. El Angkar era un ser omnipresente, fuente de todo poder y toda autoridad, con los atributos de un dios. (...)
   En la esfera política, tenemos también aquí una versión jemer roja del famoso aforismo de Orwell: "El Gran Hermano te vigila" ("Big Brother is watching you"). Pero los líderes jemeres rojos eran más taimados, ya que el Angkar no tenía rostro y no había carteles de Pol Pot en los muros de ciudades o pueblos, como hay en 1984. Aún y todo, Pol Pot (...) se dejaba llamar 'Hermano Número Uno' o, más pertinentemente, 'Gran Hermano', al menos entre los jemeres rojos, no hace falta decirlo, ¡ya que la gente corriente no le conocía!
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
  
La utilización de los niños
  
   "Jóvenes, vosotros sois los hijos e hijas del Angkar. Dadnos toda la información sobre quiénes son vuestros padres".
   (Consigna con la que los jemeres rojos manipulaba a los niños para denunciar y espiar a los adultos)
El holocausto camboyano 
   Los jemeres rojos, en esencia, utilizaban a niños, así como a soldados adolescentes, llamados chhlops o 'milicia', para espiar. Los últimos (...) eran los ojos del Angkar en las comunas populares.
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
   Con aquellos niños, pensó Winston, la desgraciada mujer debía de llevar una vida terrorífica. Dentro de uno o dos años sus propios hijos podían descubrir en ella algún indicio de herejía. Casi todos los niños de entonces eran horribles. Lo peor de todo era que esas organizaciones, como la de los Espías, los convertían sistemáticamente en pequeños salvajes ingobernables, y, sin embargo, este salvajismo no les impulsaba a rebelarse contra la disciplina del Partido. Por el contrario, adoraban al Partido y a todo lo que se relacionaba con él. Las canciones, los desfiles, las pancartas, las excursiones colectivas, la instrucción militar infantil con fusiles de juguete, los eslóganes gritados por doquier, la adoración del Gran Hermano..., todo ello era para los niños un estupendo juego. Toda su ferocidad revertía hacia fuera, contra los enemigos del Estado, contra los extranjeros, los traidores, saboteadores y criminales del pensamiento. Era casi normal que personas de más de treinta años les tuvieran un miedo cerval a sus hijos. Y con razón, pues apenas pasaba una semana sin que el Times publicara unas líneas describiendo cómo alguna viborilla –la denominación oficial era 'heroico niño'– había denunciado a sus padres a la Policía del Pensamiento contándole a ésta lo que había oído en casa.
   (George Orwell, 1984, Parte I, cap. II)
  
  
La reescritura de la historia
  
   Pol Pot decidió que su Partido Comunista de Kampuchea había sido fundado el 30 septiembre 1960, prácticamente en el mismo aniversario de la entrada triunfal de Mao en Pekín en 1949. Jugando con el pasado, Pol Pot hizo un limpio barrido de la historia del Partido anterior a esa fecha, y particularmente de sus lazos con Vietnam. Por supuesto, el mes de octubre también evoca la imagen de la Revolución de Octubre de Rusia, y lo que es más, Mao tuvo la gracia de morir en esa misma época del año.
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
   El famoso discurso del 27 septiembre 1977, en que Pol Pot reveló al mundo que el Angkar era en realidad el CPK, el Partido Comunista de Kampuchea, no fue radiado hasta dos días más tarde, con motivo del solemne comienzo de las tres jornadas de celebración para el ensalzamiento del Partido, el 29 y 30 de septiembre, seguidas del simbólico tercer día del 1 de octubre.
  
   Por entonces Pol Pot y su séquito ya habían volado a Pekín, la Meca de la revolución total, para celebrar con Hua Guonfeng, en comunión con el alma del Gran Timonel, que había muerto un año antes, el vigésimoctavo aniversario de la toma de poder de Mao en 1949. Por arte de magia, esta fecha se convirtió milagrosamente, también, en el decimoséptimo aniversario del triunfo de Pol Pot. Así, esta reescritura de la historia del Partido Comunista de Camboya situó la fundación del Partido a finales de septiembre 1960, en vez de en 1951, en una importante reunión secreta de los revolucionarios que iban a formar más tarde el núcleo del Angkar, en un cuarto trasero de la Estación de Ferrocarriles de Phnom Penh.
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
   Si el Partido podía alargar la mano hacia el pasado y decir que este o aquel acontecimiento nunca había ocurrido, esto resultaba mucho más horrible que la tortura o la muerte.
   (...)
   Y si todos los demás aceptaban la mentira que impuso el Partido, si todos los testimonios decían lo mismo, entonces la mentira pasaba a la Historia y se convertía en verdad. "El que controla el pasado –decía el eslogan del Partido– controla también el futuro. El que controla el presente, controla el pasado". Y, sin embargo, el pasado, alterable por su misma naturaleza, nunca había sido alterado. Todo lo que ahora era verdad había sido verdad eternamente y lo seguiría siendo. Era muy sencillo. Lo único que se necesitaba era una interminable serie de victorias que cada persona debía lograr sobre su propia memoria. A esto le llamaban 'control de la realidad'. Pero en neolengua había una palabra especial para ello: doblepensar.
   (George Orwell, 1984, Parte I, cap. III)
  
  
Amar al Partido
  
   "Ama al Angkar, sincera y lealmente".
   "Tu amor por el Angkar tiene que ser ilimitado".
   (Slogans de los jemeres rojos)
  
   Los revolucionarios jemeres-maoístas se esforzaron en despertar un cariño profundo por el Angkar, como había hecho Mao. Mao-Angkar era un dios, y una fuente de amor y de radiante y eterna felicidad.
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
   Volvió a mirar el retrato del Gran Hermano. ¡Aquél era el coloso que dominaba el mundo! (...)
   Contempló el enorme rostro. Le había costado cuarenta años saber qué clase de sonrisa era aquella oculta bajo el bigote negro. ¡Qué cruel e inútil incomprensión! ¡Qué tozudez la suya exilándose a sí mismo de aquel corazón amante! Dos lágrimas, perfumadas de ginebra, le resbalaron por las mejillas. Pero ya todo estaba arreglado, todo alcanzaba la perfección, la lucha había terminado. Se había vencido a sí mismo definitivamente. Amaba al Gran Hermano.
   (George Orwell, 1984, párrafo final)

 

 

Diccionario de neolengua de los jemeres rojos

Angkar
   Angkar significa literalmente 'organización', en lengua jemer.
   El Angkar de los jemeres rojos era una organización invisible y omnisciente, de la que emanaban todos los dictados de obligado cumplimiento, la que puso en marcha la maquinaria imparable de purgas, castigos, torturas y ejecuciones sumarias que sufrieron varios millones de camboyanos entre 1975 y 1979. Una organización de la que nadie sabía nada y que controlaba a todos. El Angkar era el Partido Comunista de Kampuchea (CPK), era su Comité Ejecutivo, y era también el aparato de seguridad del Estado, incrustado en cada célula de la sociedad. El Angkar era sobre todo Pol Pot.
   Todo el mundo estaba bajo la vigilancia del Angkar, incluso los que tenían altas posiciones en el Partido. Pero la población en general no tenía ni la más remota idea de las identidades de los dirigentes de esa organización que gobernaba el país.
   Angkar loeu, 'la alta organización', era el núcleo de más alto rango del Angkar, formado por Pol Pot y su camarilla más inmediata.
  
Cooperativa
   El sahakor polpotista, como el kolkhoz soviético, no era una granja cooperativa, sino, de hecho, de acuerdo con Alain Besançon, "una plantación de esclavos, bajo el control de una burocracia y el ojo vigilante de un sistema represivo". Tal descripción define claramente el universo de las colectivizaciones bajo la Kampuchea Democrática.
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)
  
CPK
   Acrónimo de 'Partido Comunista de Kampuchea', la secta política omnipresente y todopoderosa dirigida por Pol Pot que, tras llegar al poder, rigió los destinos de Camboya durante la dictadura de los jemeres rojos. Equivale a Angkar ('Organización').
  
Dispersar
   "Ellos no decían 'matar', decían 'dispersar a la gente del viejo gobierno'. Dispersarles (komchat), no dejarles permanecer en el entramado. No significa 'destruir' (komtec)... Destruir quiere decir 'matar', pero ellos usaban una palabra genérica, 'dispersar'". (Testimonio de Heng Samrin, dictador de Camboya, jefe del gobierno títere de Vietnam que sustituyó a la dictadura de Pol Pot).
   El saber manejar diversos eufemismos era una cualidad muy valorada entre los jemeres rojos.

Gran Hermano
   Bong thom, en lengua jemer. O también 'Hermano Número Uno' (bong ti muey). Forma coloquial entre los jemeres rojos de referirse en las reuniones internas del Partido a su jefe supremo Pol Pot.
   Al igual que el 'Gran Hermano' de '1984' de Orwell, Pol Pot encarnaba el ojo que todo lo ve, la oreja que todo lo oye en la sociedad camboyana, cuyos miembros padecieron la desdicha de vivir vigilados día y noche por los guardianes de la revolución, que actuaban también como Policía del Pensamiento, detectando hasta la más mínima desviación en la conducta de los camboyanos con respecto a sus rígidas reglamentaciones, y denunciándolas como 'contrarrevolucionarias'.
   Es triste comprobar cómo el concepto de 'Gran Hermano', que creó George Orwell para describir la personalización de un poder omnímodo que vigila hasta los detalles más íntimos de la vida privada de sus súbditos, ha sido banalizado hasta el punto de que hoy la mayoría de la gente cree que se trata del título de un programa de TV: ese subproducto de ocio televisivo con pretensiones sociológicas, popularizado los últimos años en muchos países, quizá con la subrepticia intención de que nos vayamos acostumbrando a estar rodeados de cámaras de vigilancia.
  
   EL GRAN HERMANO TE VIGILA
   (Texto del cartel omnipresente en '1984' de George Orwell)
  
Igualdad
   Todos los animales son iguales.
   Pero algunos animales son más iguales que otros.
   (George Orwell, Rebelión en la granja)
  
Jemer
   No confundir jemer con jemer rojo. Jemer (khmer, en la transcripción anglosajona) es el nombre de la etnia mayoritaria de Camboya, y como adjetivo hace referencia a su civilización y su cultura: existe una lengua jemer, una arquitectura jemer, una gastronomía jemer, etc.
   Jemer rojo (Khmer rouge) hace referencia al grupo de guerrilleros revolucionarios que detentaron el poder en Camboya de 1975 a 1979 e implantaron el régimen dictatorial de Kampuchea Democrática, cuya cabeza (in)visible era Pol Pot.
  
Kampuchea Democrática
   El nombre oficial de Camboya bajo la dictadura de los jemeres rojos de Pol Pot. El hecho de llamar 'Democrático' a un sistema de tiranía donde no sólo no existen elecciones libres, sino donde toda iniciativa individual está proscrita, es algo más que un sarcasmo. Es un arma lingüística conscientemente utilizada para propagar una idea falsa, en los antípodas de la realidad, cuya aceptación acrítica reporta réditos políticos a la facción que detenta el poder. Otras dictaduras semejantes utilizan como sustitutivo o como complemento la palabra 'Popular'.
   Algunos ejemplos:
República Democrática de Alemania (ex-Alemania del Este)
República Democrática Popular de Corea (Corea del Norte)
República Popular China
República Popular Democrática de Yemen (ex-Yemen del Sur)
República Popular de Kampuchea (dictadura vietnamita en Camboya, 1979-89)
'Democracia Orgánica' (dictadura de Franco en España, 1939-1977)

Revolución Cultural
   ¡Qué bien suenan estas palabras! Parecen abogar por un cambio radical en la conciencia del individuo, instándole a abandonar los viejos clichés culturales y a adoptar nuevos conceptos en pro de una nueva cultura que contribuya a una sociedad más justa y solidaria.
   Lástima que cuando nos enteramos de lo que significaba realmente 'Revolución Cultural' en labios de Mao Zedong o de Pol Pot, el globo se pincha con la más sonora de las explosiones.
  
   En pocas palabras, la revolución maoísta, y sobre todo la 'Revolución Cultural', era la revancha de los ignorantes sobre los educados, el triunfo del oscurantismo, voltear cabeza abajo la meritocracia de nuestro viejo mundo: cuantos menos diplomas tuvieras, mayor poder alcanzarías.
   (Henri Locard, Pol Pot's Little Red Book)  
 

 

El holocausto camboyano

Bibliografía consultada
  
- Bizot, François.  Le Portail (prefacio de John Le Carré, Editions de La Table Ronde, París, 2000)
- Chandler, David P.  Brother Number One. A political biography of Pol Pot (Silkworm Books, 1999)
- Chandler, David P.  Voices from S-21. Terror and history in Pol Pot's secret prison (Silkworm Books, Tailandia, 2000)
- Gilboa, Amit.  Off the rails in Phnom Penh (Asia Books, Bangkok, 1998)
- Kiernan, Ben.  The Pol Pot regime. Race, power and genocide in Cambodia under the Khmer Rouge, 1975-79 (Silkworm Books, Yale University, 1996)
- Kiernan, Ben.  How Pol Pot came to power. Colonialism, nationalism, and communism in Cambodia (Yale University Press, New Haven y Londres, 2004)
- Locard, Henri.  Pol Pot's Little Red Book. The sayings of Angkar (prólogo de David Chandler, Silkworm Books, 2004)
- Nath, Vann.  A Cambodian Prison Portrait. One Year in the Khmer Rouge's S-21 (White Lotus Press, Bangkok, 1998)
- Orwell, George.  1984 (introducción de Fernando Galván, Editorial Austral, Barcelona, Madrid, 2008)
- Orwell, George.  Rebelión en la granja (título original: Animal Farm. Editorial Guillermo Kraft, Barcelona, 1969)
- Ponchaud, François.  Cambodge, année zéro (Editions Kailash, 2001)
- Ung, Loung.  D'abord, ils ont tué mon père (título original: First they killed my father. Plon, 2002)
- Yathay, Pin.  Tu vivras, mon fils (título original: Stay alive, my son. Prefacio de David Chandler, L'Archipel, París, 2005)

  

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