Exposiciones fotográficas

Lugares de la Mancha de cuyos nombres quiero acordarme

Campo de Criptana


   Campo de Criptana es un municipio de la provincia de Ciudad Real (España) de cuyo nombre también quiero acordarme. En su término se han hallado vestigios humanos datables hacia el 3.000 a C y diversos artefactos como puntas de flecha de sílex, cuchillos y cerámica del neolítico.
   Cerca del Cerro de Criptana, en el lugar conocido como La Hidalga, los arqueólogos han encontrado abundantes fragmentos de cerámica ibérica de decoración geométrica, y vestigios de un asentamiento celtibérico con columnas, enterramientos, armas y monedas.
Lugares de la Mancha   En el siglo XII el lugar aún se hallaba bajo los dominios musulmanes. La región fue reconquistada por caballeros de la Orden de Santiago, que fusionaron tres poblados (El Campo, Criptana y Villajos) en una sola población que pasó a denominarse Campo de Criptana, bajo la soberanía del reino de Toledo. Durante el reinado de Felipe III fue promocionada a la categoría de villa.
   De la arquitectura religiosa del lugar mencionaremos las ermitas de la Paz (en las ruinas del antiguo castillo), de la Vera Cruz y de Santa Ana, y la iglesia de Nuestra Señora de las Angustias.
   Los molinos de viento que se yerguen en lo alto del otero que domina el pueblo disputan con los de Consuegra el rango de haber sido el escenario de la aventura de los molinos del Quijote (foto 13 y siguientes). Actualmente es posible encontrar diez, cada uno de ellos designado con un pintoresco nombre propio (Inca Garcilaso, Quimera, Culebro, Lagarto...), de los cuales tres conservan la maquinaria original del siglo XVI.

   ...fiambreras traigo, y esta bota colgando del arzón de la silla, por sí o por no; y es tan devota mía y quiérola tanto, que pocos ratos se pasan sin que la dé mil besos y mil abrazos.
   Y diciendo esto, se la puso en las manos a Sancho; el cual, empinándola, puesto a la boca, estuvo mirando a las estrellas un cuarto de hora, y en acabando de beber, dejó caer la cabeza de lado, y dando un gran suspiro, dijo:
   –¡Oh hideputa, bellaco, y cómo es católico!
   (Cervantes, Don Quijote de la Mancha, II, 13)

   ...que Dios, que es proveedor de todas las cosas, no nos ha de faltar, y más andando tan en su servicio como andamos, pues no falta a los mosquitos del aire, ni a los gusanillos de la tierra, ni a los renacuajos del agua, y es tan piadoso que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y llueve sobre los injustos y justos.
   (Ibid, I, 18)
  
   No se oía en todo el lugar sino ladridos de perros, que atronaban los oídos de Don Quijote y turbaban el corazón de Sancho.
   (Ibid, II, 9)

 

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de cuyos nombres quiero acordarme

   
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