Exposiciones fotográficas

Bolivia. Entre la tierra y el cielo

Bolivia. Breve historia


   Los orígenes de la sociedad boliviana se entroncan con las avanzadas civilizaciones precolombinas de América del Sur.
   El imperio de Tiahuanaco (o Tiwanaku), el primero de los grandes imperios andinos, que abarcaba la costa y las tierras altas de Perú, tuvo su centro en el Altiplano boliviano, una región densamente poblada desde siglos antes de la llegada de los conquistadores españoles. Este imperio alcanzó su cénit entre 500 y 900 d C, decayendo a partir de entonces hasta quedar dividido en pequeños estados regionales.
   Para más información sobre Tiahuanaco, ver colección de fotoAleph El misterio de Tiahuanaco.
Bolivia   Tras el colapso de Tiahuanaco, las regiones altas de Bolivia mantuvieron una avanzada y superpoblada civilización cuya economía agrícola contaba con un sofisticado sistema de regadíos. Hacia el siglo XV la región estaba controlada por unas doce naciones indígenas que hablaban el idioma aymara, y que competían con los quechúas con capital en Cuzco (Perú) por el control de las tierras altas de los Andes centrales, permaneciendo como el más importante grupo no quechúa dentro del creciente imperio inca. Sin embargo, los aymaras se vieron forzados a aceptar la llegada de grandes contingentes de emigrantes quechúas, dentro de la política colonizadora de los incas. Pero el idioma y la cultura aymara sobrevivieron incluso a la conquista de los españoles. Hoy, los dos principales idiomas indígenas hablados por los bolivianos son el quechúa (un tercio de la población) y el aymara (una cuarta parte de la población).
   Con la ocupación de los españoles, en 1545 se descubrieron abundantes filones de mineral de plata en Potosí, las más grandes minas entonces conocidas en Occidente, a las que se añadió el hallazgo de las minas de Oruro en 1606. Desde el siglo XVI al XVIII la región se convirtió en uno de los centros más florecientes del imperio español en el 'Nuevo Mundo'. Las minas eran explotadas mediante el trabajo forzoso de miles de indígenas. A partir del siglo XVIII, tras el agotamiento de las vetas más ricas, los complejos mineros bolivianos entraron en fase de decadencia.
   Las revueltas de Cuchisaca y La Paz de 1809 fueron el preludio de las Guerras de Independencia de Sudamérica, aunque esta región, englobada en Perú, fue de las últimas en emanciparse del dominio español. La victoria de Antonio José de Sucre sobre el ejército español en el Perú meridional en 1824 propició el desarrollo del movimiento independentista en el llamado Alto Perú. El libertador sudamericano Simón Bolívar permitió que el congreso del Alto Perú proclamara esta región como una república independiente en 1825. En honor a Bolívar, el congresó bautizó la nueva república con el nombre de Bolivia, eligiendo a Sucre como su primer presidente.
  
   No logrando, sin embargo, recuperar el esplendor derivado de la industria minera colonial –en 1846 se contabilizaban más de diez mil minas abandonadas–, Bolivia permaneció como un país económicamente atrasado con respecto a las naciones vecinas. La decadencia económica fue paralela al estancamiento político, quedando Bolivia desde entonces sometida al gobierno de una sucesión de caudillos Boliviamilitares. El mariscal Andrés de Santa Cruz consiguió en 1830 unificar Bolivia y Perú tras el derrocamiento del régimen del general Agustín Gamarra en Lima, y creó un sistema de gobierno denominado la Confederación, que a su vez fue desmantelado por la intervención militar de Chile. A partir de entonces los recursos de Bolivia (en especial los recién descubiertos depósitos de nitratos) fueron explotados por peruanos, chilenos, norteamericanos e ingleses.
   Al incrementarse la expansión político-comercial de Chile, Bolivia respondió estableciendo en 1873 una alianza con Perú. En 1879 Chile invadió el territorio de Bolivia, dando comienzo a la Guerra del Pacífico (1879-1884) contra los ejércitos de Bolivia y Perú, que fueron derrotados. El litoral del Pacífico cayó en manos de Chile, y Bolivia perdió desde entonces su salida al mar.
   Una sucesión de gobiernos civiles, con alternancia de los partidos liberal y conservador, contribuyó a la estabilidad y a la consiguiente reactivación económica de Bolivia, donde la industria minera (esta vez de estaño) desempeñó de nuevo un papel crucial, acaparando más del 50% de las exportaciones. Los liberales, liderados por la destacada figura de Ismael Montes, gobernaron de 1899 a 1920, el periodo más estable en la historia de Bolivia.
   El Partido Conservador termina por hundirse y hace aparición el Partido Republicano, de ideología positivista, que en 1920 sustituye en el poder al Partido Liberal. Hacia 1929 la industria minera boliviana alcanza sus máximas cifras de producción. Como consecuencia de la Gran Depresión, el comercio mundial de estaño sufre una severa crisis, y la economía de Bolivia entra de nuevo en recesión.
  
   Incidentes en la frontera desencadenan la desastrosa guerra del Chaco (1932-1935) con su vecino Paraguay, y Bolivia pierde gran parte de su territorio sudoriental. Tras su humillante derrota, el gobierno civil es depuesto por militares insurgentes, y en 1936 se implanta en Bolivia un nuevo régimen militar de carácter marcadamente socialista. Sigue un periodo de caos político a lo largo de la década de los 40 y primeros años 50. En 1946 el coronel Gualberto Villarroel es ahorcado por una insurrección revolucionaria delante del palacio presidencial. BoliviaEn 1950, el Partido de la Izquierda Revolucionaria, de inspiración marxista pro-rusa, que intentaba controlar el gobierno, es sustituido por el aún más radical Partido Comunista Boliviano. Una nueva intervención del ejército implanta en 1951 una junta militar de gobierno, que es a su vez derrocada por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR).
   Los obreros, mineros y campesinos bolivianos son armados y el ejército es destruido, dando comienzo en 1952 a la llamada Revolución Nacional Boliviana, una de las más importantes revueltas sociales de Sudamérica. Se nacionalizan las minas de estaño, se emprenden reformas agrarias con un nuevo reparto de las tierras, se establece el sufragio universal concediendo derecho de voto a los campesinos iletrados. El campesinado indígena se convierte en una importante fuerza política con la que han de contar los sucesivos gobiernos (Víctor Paz Estenssoro, de 1952 a 1956; Hernando Siles Zuazo, de 1956 a 1960; de nuevo Estenssoro de 1960 a 1964, que es derrocado por los militares y sustituido por el general René Barrientos, gobernando de 1964 hasta su muerte en 1969). Durante el régimen de Barrientos tiene lugar la guerrilla antigubernamental promovida por el Che Guevara, que apenas consigue movilizar a los campesinos, siendo el Che asesinado en 1967.
   Militares reformistas emprenden la reconciliación con los sindicatos y los movimientos estudiantiles radicales. Se decreta la abolición de los latifundios, pero, pese a las tímidas reformas, la corrupción y el estancamiento económico bajo los subsiguientes regímenes militares continúan siendo los principales problemas de Bolivia durante décadas. A partir de 1982 se sucede una serie de gobiernos democráticamente electos, que tampoco consiguen revitalizar la economía y erradicar la endémica pobreza del país.
   En enero de 2006, Evo Morales es elegido con el 54% de los votos, siendo el primer presidente indígena de Bolivia. Morales había prometido nacionalizar los hidrocarburos del país, combatir la corrupción y excesos de las multinacionales, permitir el mercado legal de coca, repartir mejor las tierras y gobernar para todos. En diciembre de 2009 ha sido reelegido para un segundo mandato.

 

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Bolivia
Entre la tierra y el cielo

Fotografías: 
David Martín Madroño

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Otra colección de fotografías de Bolivia en fotoAleph

El misterio de Tiahuanaco
   
Tiahuanaco

   

   Muchos siglos antes de la llegada de los españoles a América, floreció en las inhóspitas altiplanicies de lo que hoy es Bolivia una avanzada civilización urbana que llegó a convertirse en un poderoso imperio, anterior al de los incas del Perú, para luego desvanecerse por causas que se desconocen. 
   Su capital era Tiahuanaco, un centro político y ceremonial del que podemos intuir su importancia por las extraordinarias ruinas que nos han llegado, que, aunque meros rescoldos de su pasado fulgor, dan fe del elevado nivel que alcanzaron el arte y la arquitectura en este lugar. Quiénes construyeron estos templos, y cómo lo hicieron, son preguntas que están todavía por responder.
   Fotografías: Eneko Pastor y Agustín Gil

 

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