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Turquía rupestre

Frigia. El reino de Midas

 

   En el I milenio a C y en la parte centro-oeste de Anatolia, florece un pueblo heredero y a la vez sustituto de los hititas: los frigios, cuya cultura está muy entroncada con el mundo griego, pero también con otros modelos orientales de sociedad, como las de los neo-hititas y los urartianos. 
   Los griegos les llamaban phryges, y de ahí el nombre de Frigia para la región desde cuya capital, Gordion, irradiaba su poder. Por medio de una confederación con otros pueblos de Anatolia, llegaron a dominar toda la península, en el intervalo histórico que va desde el colapso del FRIGIAImperio Hitita hasta el ascenso de Lidia como potencia hegemónica local. 
   De posible origen tracio, los frigios se fueron asentando en la meseta anatólica desde finales del II milenio a C, aunque las primeras huellas seguras encontradas en Asia Menor datan del siglo VIII a C (se han exhumado hallazgos en Alisar, Bogazköy, Alaca Höyük y Gordion). Tras la desintegración del estado hitita, los frigios se trasladan a las altiplanicies centrales y establecen su capital en Gordion (un sitio junto al río Sangarius ocupado desde principios del Bronce Antiguo y que fue también urbe hitita, como lo prueba la existencia de una importante necrópolis). En Gordion se han excavado edificios públicos frigios tipo megaron (antecedente del templo clásico grecorromano) y mausoleos reales bajo túmulos, así como viviendas con suelos ornados de incipientes y rústicos mosaicos, que podrían ser los restos más antiguos existentes de tal modalidad artística (VIII-VII a C). 
   Gordion está también asociado a la leyenda del 'nudo gordiano'. En su marcha sobre Anatolia, Alejandro Magno llegó a la capital de Frigia en el 333 a C y allí le fue presentado un carruaje del antiguo fundador de la ciudad, Gordius, cuyo yugo estaba atado al mástil con un nudo intrincadísimo que sólo podría ser desatado por aquél que conquistara Asia. Los relatos populares cuentan que Alejandro deshizo el nudo con un contundente tajazo de su espada y pudo proseguir su exitosa campaña hasta la India. 

   Los frigios construyen por primera vez en Anatolia una red de carreteras, que será más tarde utilizada por los persas. Hacia el 730 a C, el imperio asirio se anexiona la parte oriental de la confederación, y el centro de gravedad del poder anatolio se desplaza más a occidente. El legendario rey Midas funda entonces el imperio frigio, de efímera trayectoria (725-625 a C). 
   Midas es el nombre o título de varios reyes de Frigia, de los que poco se sabe, aparte de que uno de ellos contrajo matrimonio con la hija de Agamenón, rey de Cyme, en la Eolia, y que tuvo tratos comerciales con países lejanos. Pero a partir de aquí la historia se entreteje con la leyenda, y el nombre de Midas se suele asociar más con el insensato monarca de la mitología clásica, cuyas peripecias forman parte del ciclo de las leyendas dionisiacas. Según una de las versiones del mito, Midas raptó a Sileno, el sátiro y compañero del dios Dionisos. En agradecimiento por el buen trato dispensado a Sileno, el dios concede a Midas un deseo: éste solicita el don de convertir en oro todo lo que toque con las manos. Cuando hasta la comida se le transforma en oro, y se ve abocado a morir de hambre, cae en la cuenta de su error. Dionisos le salva bañándolo en las aguas del Pactolo, y por eso el caudal de este río arrastra desde entonces gran cantidad de oro aluvial. 
   El reino del último Midas tiene un final repentino a principios del siglo VII a C, con la invasión de los cimerios (un pueblo transcaucasiano), que arrasan Gordion a sangre y fuego. La hegemonía sobre la Anatolia occidental cambia de manos ante el poder creciente de la vecina Lidia, un reino que –con su capital Sardis a orillas del aurífero Pactolo– iba a alcanzar una inusitada prosperidad de más de un siglo, hasta que fuera a su vez ocupado por los persas de Ciro el Grande. 
   Tras la invasión cimeria, los frigios experimentan una segunda edad de oro. Erigen un conjunto de centros ceremoniales en la región comprendida entre las actuales ciudades turcas de Eskisehir y Afyon, como Arslankaya (la 'Roca del León'), o como la impresionante ciudadela rocosa llamada 'Ciudad de Midas', que conserva muy originales ejemplos de arquitectura rupestre monumental. 

   El arte frigio refleja cierta influencia de la decoración pictórica de las vasijas de las islas Cícladas. De hecho, los motivos ornamentales de los edificios parecen extraídos de la cerámica y llevados a gran escala. Los diseños repiten los que aparecen en las tejas de cerámica vidriada y en los paneles arquitectónicos de terracota hallados en otros lugares (Pazari), que exhiben también figuras humanas y de animales. 
   Buenos metalúrgicos y tallistas de madera, los artefactos de metal y productos textiles de los frigios eran muy populares en el mundo griego. En su época de sometimiento a otros regentes, los frigios eran también muy apreciados por los griegos como esclavos. De Frigia proviene el denominado 'gorro frigio', una caperuza cónica de fieltro o lana con la punta curvada hacia adelante, que en el arte griego representaba el tipo de tocado que portaban los orientales. Más tarde, en el mundo romano, el gorro frigio era llevado por los esclavos emancipados o libertos, como distintivo de su status de hombres libres. Durante la Revolución Francesa fue de nuevo adoptado como símbolo de libertad por los revolucionarios, como el 'gorro rojo de la libertad', y aún hoy sigue siendo un emblema alegórico de la república de Francia. 
   Entre las múltiples prácticas religiosas de los frigios predominaba el culto a Cibeles, gran madre de los dioses y numen de la naturaleza, que luego pasó a la cultura grecorromana. Los griegos la identificaron con Rhea. La imagen de la diosa  suele ir escoltada por dos leones. 

  

  
Arslankaya. La 'Roca del León'
  
   El bucólico paisaje rural de este enclave de la antigua Frigia (en los alrededores del villorrio de Ligen, a unos 40 km de Afyonkarahisar) está erizado de promontorios rocosos que la erosión ha modelado con las más caprichosas formas, habiendo sido algunos de ellos además esculpidos en Turquia rupestreépoca frigia para crear monumentos votivos rupestres. Descuella el peñón llamado Arslankaya, en turco 'Roca del León' (foto13). 
   Estamos ante un monumento votivo cincelado entre el 900 y 650 a C en una roca de toba blanda. Se compone de un nicho rupestre, de no mucha profundidad; en su pared de fondo sobresale una figura humana (probablemente la diosa Cibeles) flanqueada por dos leones en pie sobre sus patas traseras y con las delanteras sobre la cabeza de la estatua, como protegiéndola, en una composición simétrica. La fachada, de decoración de motivos geométricos, está coronada por un frontón triangular enmarcando a otros dos animales (¿leones o esfinges?: la erosión impide saberlo con certeza) a uno y otro lado de un pilar prismático (foto14). Finalmente, la pared lateral del monumento luce en casi toda su altura el magnífico relieve de un gigantesco león rampante, que produce en el ánimo del espectador una poderosa impresión de grandiosidad y agreste belleza. Como en todas las obras rupestres, estos distintos componentes forman un todo monolítico, tallado en una sola roca. 
   No muy lejos de allí, perdidos en medio de los campos, olvidados, casi desconocidos, el caminante puede descubrir otros sugerentes monumentos rupestres que legaron los frigios a la posteridad. Ofrecemos como muestra un templete votivo dedicado a la diosa Cibeles, donde se advierte claramente su proceso de deterioro (foto15). Una buena porción del peñasco se ha quebrado y yace sobre tierra, mientras el abandono y la erosión, si nadie le pone remedio, continúan con su lenta pero imparable labor destructiva. 
   En muchos campos de los alrededores se pueden ver cultivos de opio o adormidera. El mismo nombre de la ciudad de Afyonkarahisar (el 'Castillo Negro del Opio', que se abrevia como Afyon, 'Opio') pregona que esta planta ha sido desde antiguo uno de los recursos agrícolas de la comarca. 
  

  
La Ciudad de Midas (Midas Sehri, Yazilikaya)
  
   Junto a la aislada y poco visitada aldea de Yazilikaya (a 70 km de Afyon; no confundir con la Yazilikaya de Hattusa), en medio de un paisaje estepario tachonado de coníferas y arbustos, se yergue una recortada meseta rocosa de afilados perfiles, rodeada de acantilados verticales en todo su perímetro. Se trata de la acrópolis de la que fue una importante ciudad y centro ceremonial frigio. Hoy es conocida con el sobrenombre de Midas Sehri o 'Ciudad de Midas'. 
Turquia rupestre   Su origen puede remontarse hasta el siglo VIII ó VII a C, y parece que fue abandonada en el VI, como consecuencia de la invasión de los persas aqueménidas. Gozó luego de un segundo periodo de prosperidad, del siglo V al III a C. La urbe se dividía en una ciudad baja y una ciudad alta, estando ésta última rodeada de murallas que prolongaban las ya de por sí inexpugnables escarpaduras de los barrancos que circundan el promontorio. Poderosos torreones reforzaban en algunos puntos las defensas. De este amurallamiento no quedan hoy sino exiguos vestigios. 
   En la época neo-hitita (ss VIII-VII a C) ya se habían moldeado bajorrelieves en las paredes de esta fortaleza natural, situadas sobre las escaleras que conducían a la acrópolis. A duras penas se pueden discernir, por lo borradas que están a causa de la intemperie, unas pequeñas figuras humanas de perfil, portando bastones, y la silueta de otro ser humano de pie, con cabeza de felino. 

   Pero el monumento que más llama la atención en la Ciudad de Midas se divisa desde lejos. Es la popularmente conocida como 'Tumba de Midas'. Se trata de una fachada de templo recortada a cincel en un paredón de un acantilado que domina sobre el pueblo de Yazilikaya (foto16). El plano vertical de su frontispicio, teñido de un color rojizo tostado, contrasta vivamente con los tortuosos perfiles de los peñascales vecinos. 
   Al acercarnos, podemos apreciar que lo que parecía una fachada lisa, está por el contrario totalmente decorada en su superficie con unos motivos geométricos sumamente curiosos, en relieve poco profundo (foto17). Consisten en un juego de platabandas quebradas en ángulos rectos y entrelazadas entre sí para componer un dibujo aparentemente laberíntico que recubre toda el gran panel central, enmarcado por dos pilastras y un friso también ornados de diseños geométricos. El conjunto responde, sin embargo, a un orden global y tiene una composición simétrica (foto18). Estamos ante una falsa fachada de un falso templo, coronado por un frontón triangular que, lejos de sustentar un tejado a dos aguas como sería lo propio, se prolonga hacia lo alto en irregulares peñascos. Al pie, una puerta Turquia rupestrerectangular, enmarcada por dinteles y jambas ficticios, da paso a una cámara sin apenas profundidad. Se cree que en determinadas ceremonias se exhibía una imagen portátil de Cibeles en este nicho, como objeto de culto. La Tumba de Midas sería en realidad un monumento votivo, datado en el siglo VI a C. 
    Por encima de la fachada corre una larga inscripción en alfabeto frigio en la que se lee la palabra 'Midai', nombre de una diosa asimilada a la diosa-madre Cibeles, considerada como la madre mítica del rey Midas. A este detalle se debe el nombre que se da al enigmático monumento. 

   No es éste el único edificio rupestre destacable en la Ciudad de Midas. Por todo el contorno de la acrópolis se abren habitáculos rupestres a distintas alturas, muchos ya de época bizantina (foto19), así como tumbas, nichos y altares. Las escaleras y rampas de ascenso a la meseta eran también talladas en roca. Hacia el centro del altozano se halla, sobre una plataforma escalonada, un curioso trono rupestre de elaborado respaldo, acompañado de otra inscripción en caracteres frigios. Servía una vez más para instalar sobre él una estatua de Cibeles. 
   Los niveles altos de la fortaleza estaban bien abastecidos de agua gracias a unos aljibes o cisternas rupestres perforados en la masa rocosa de la meseta, que por medio de unas escaleras abovedadas y muy pendientes (foto22), permitían llegar a una profunda gruta alimentada por un manantial. 
   Otra falsa fachada de templo, muy parecida a la Tumba de Midas, está colgada  a cierta altura de la pared norte de la meseta (foto20). La llaman Küçük (pequeña) Yazilikaya, y se trata de un monumento inacabado del siglo VI a C (foto21). Es de resaltar el hecho de que sólo la mitad superior de la fachada esté terminada, mientras la roca de la mitad inferior está sin tocar, como si las obras hubieran sido bruscamente interrumpidas, lo que demuestra que los edificios rupestres eran esculpidos de arriba abajo (existen ejemplos similares, pocos siglos más tarde, de tumbas rupestres inacabadas en Petra, en las que sólo se talló la parte alta). 

  

Turquia rupestre 
Kümbet
   
   Cerca de la Ciudad de Midas, pueden encontrarse olvidados por los campos o en medio de algunas aldeas, un buen número de monumentos y tumbas rupestres. En el pequeño pueblo de Kümbet, antiguamente llamado Meros, los campesinos pueden guiar al visitante hasta uno de estos templos votivos, de gran belleza y casi desconocido (foto23). Consta de una cámara doble a la que se entra por una fachada rematada con un frontón, superpuesto a un ancho friso con dos leones a uno y otro lado de un jarrón con asas, en una composición simétrica. Sobre los dos planos inclinados del frontón corre una banda de motivos vegetales, que crecen y se ramifican en los vértices, como anticipando las acróteras y remates de los templos griegos (foto24). 

   En la zona entre Eskisehir y Afyon, pueden encontrarse otros monumentos rupestres de la época frigia. Mencionaremos el monumento de culto de Arezastis, el de Maltas (ambos parecidos a la Tumba de Midas), y los relieves de una tumba rupestre en Kirik Arslantas, muy arruinados, entre los que se distinguen un león y un guerrero matando con su lanza a una gorgona. 
   

 

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FotoCD15

Turquía rupestre
El arte de los acantilados

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Fotografías: Eneko Pastor 
Realizadas en Turquía

    


  

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