Colecciones fotográficas

Myanmar

El Lago Inle y el Estado Shan

  

Myanmar   El Lago Inle, en las montañas Shan del nordeste del país, es una de las zonas turísticas más bonitas de Myanmar, y una parada imprescindible para cualquier viajero. No sólo por su bellísimo paisaje de plácidas aguas rodeadas por frondosas montañas, sino también por la diversidad de etnias que están asentadas aquí y el curioso modo de vida de sus gentes.
    La puerta de entrada al lago es el municipio de Nyaung Shwe, y con unas dimensiones de unos 22 km de largo por 11 km de ancho es el segundo lago más grande de Myanmar. Aunque dependiendo de la época del año en que lo visitemos será más o menos grande. Me explico: durante la época de lluvias lo veremos en su mayor extensión y profundidad, pero se va secando y vaciando a medida que avanza la estación seca, y, por tanto, justo antes del comienzo de las lluvias se puede incluso caminar sobre su lecho, que en algunas  partes puede estar bastante seco. Sobre sus islas y orillas habitan unas 70.000 personas distribuidas en 17 aldeas en su mayoría de la etnia intha, granjeros que viven de la pesca y de los cultivos lacustres que obtienen en las tierras de aluvión "robadas" al río (foto009). Estos vergeles flotantes permiten numerosos cultivos que se envían a todos los rincones del país. Los inthas son famosos por su peculiar forma de remar navegando de pie y manteniendo el remo con una pierna (foto005), así como por sus técnicas de pesca. Se mueven como pez en el agua entre sus canales, aprendiendo a ser autónomos en barca desde muy pequeños (foto011).
  
  
El festival de Kandawgyi
  
   Otras etnias de la zona son los shan, taungyo, mon, pa-o, danu, kayah, danaw y bamar, y todos comparten similares creencias animistas y budistas, por lo que no es sorprendente que en torno al lago haya decenas de monasterios y estupas, destacando la pagoda Phaung Daw U Paya (foto024), con el festival anual de Kandawgyi. Esta pagoda del s. XVIII, que no es la más bonita en su construcción, es, sin embargo, una de las tres pagodas más veneradas de Birmania porque guarda en su interior cinco estatuas de Buda muy sagradas, las cuales, a fuerza de recibir ofrendas de láminas de oro durante más de doscientos años hoy son informes, rechonchas e irreconocibles. Este festival se hace para festejar el fin de las lluvias y alejar los malos espíritus y se celebra en todo el país, aunque verlo aquí es más espectacular porque se pueden ver carreras de barcas. Las figuras se trasladan a las barcas (foto029) para comenzar con su peregrinaje anual, que dura varios días, visitando otros monasterios en otras poblaciones del lago. El cortejo es precioso, las barcazas engalanadas surcan lentamente el lago (foto030), en cuyas orillas familias enteras postradas lo reciben, y son acompañados por barcas de peregrinos y particulares vestidos con sus mejores galas y disfrutando de estos días festivos. En todas las poblaciones la llegada de las barcazas es un acontecimiento, gentes de todas las etnias bajan de sus aldeas hasta la ribera para recibirlas (foto031), y en torno a ellas familias enteras que siguen a la procesión acampan y hacen picnic. Una bonita estampa sin lugar a dudas. En estos días, no se trabaja, sólo se disfruta. Aconsejo que si tenéis pensado visitar Inle lo hagáis coincidiendo con este festival, seguro que no os defraudará.
  
Myanmar 
Las aldeas flotantes
  
   La mejor forma de disfrutar de la belleza y la tranquilidad del lago es hospedarse en algún hotel o resort sobre el mismo. Contemplar la puesta de sol desde el embarcadero o cómodamente sentados en sus terrazas es algo que no tiene precio.
   Los desplazamientos dentro del lago se hacen en barca con motor, y es a la vez divertido y relajante, porque uno de los atractivos del lugar es pasear relajadamente entre los distintos poblados disfrutando del paisaje y de las curiosas construcciones a modo de palafitos sobre el lago. Una de las más bonitas es la preciosa aldea de pescadores de Nan Pan, donde las cristalinas y quietas aguas reflejaban como un espejo las curiosas construcciones perfectamente adaptadas al medio e integradas en el paisaje (foto014). Lotos, lirios de agua, gladiolos, madreselva rodeaban muchas de las casas, a modo de jardín. También se veían pequeños huertos labrados en pedazos de tierra robados al lago (foto010) con cultivos como el tomate, coles, guisantes o las berenjenas. Pudimos ver a la gente en las escaleras de sus casas lavando ropa, loza, niños nadando, señoras charlando… en fin, un largo etcétera de cotidianidad.
   En la población de Inpawkhon se trabaja a modo de cooperativas el tejido de la seda y del loto (foto016). En otra cooperativa sobre el lago se fabricaban los típicos cigarrillos birmanos o cheroots, con sabor anisado, que todo el mundo fuma. También nos acercamos a un taller donde trabajaban la plata y a una forja donde podemos ver como se trabaja el acero al rojo vivo.
   Una visita lúdica y muy interesante es la del mercado semanal. En esta zona los mercados rotan y según el día de la semana se establecen en una u otra población. En nuestro caso, visitamos el mercado de Indein en la orilla oriental del lago, donde se veía mucha gente de la etnia pa-o y taungyo, con sus turbantes de colores (foto195) y cestos de mimbre a la cabeza. El día de mercado es como un día de fiesta, pues los campesinos acuden desde todos los puntos del lago, algunos de las montañas, a vender sus excedentes y a aprovisionarse de mercancías (foto197). Por ello, huelga decir que el mercado estaba muy ambientado con el bullicio y el olor de las especiadas comidas cocinadas allí mismo. Otro día de la semana el mercado es en la población de Ywama, y se trata de un colorido mercado flotante, como ya hemos visto en la vecina Tailandia.
   Pero además en esta misma población de Indein se encuentran las ruinas de Indein, un misterioso campo de estupas (foto037). El acceso al mismo en lo alto de una colina es a través de unas escaleras techadas jalonadas por 430 columnas blancas. A ambos lados de las mismas se ponen multitud de puestos de artesanía con cosas muy bonitas, lacados, marionetas, esculturas, etc.
   Dicen que aquí hay 1.057 estupas, aunque en un lamentable estado de conservación, casi todas medio derruidas, algunas totalmente derruidas. Son de ladrillo visto, no muy grandes y rodeadas de vegetación salvaje y caminos de tierra roja.
   Hay una atmósfera muy especial aquí… muy novelesca, es un escenario en el que no me costaría mucho imaginar a Indiana Jones buscando algún ídolo o tesoro perdido. Pero es una pena que estén abocadas a desaparecer porque nadie se ocupa de esto, tan sólo se desbroza un par de veces al año. Si no fuese así, es seguro que ya no estarían visibles, pues como se puede ver en alguna de ellas, de su interior salen incluso árboles (foto039) que se han hecho camino desde dentro y que acaban por vencerlas. El suelo es tan arcilloso y blando, que imagino que durante las lluvias monzónicas se debe de aflojar mucho, con lo que es más fácil que las estupas cedan y se desmoronen, y eso que ya han sobrevivido a dos grandes terremotos, en 1975 y en 1992.
   Realmente es chocante encontrarse esta extensión de estupas milenarias, que en cualquier país de occidente estaría protegido, vallado y con taquilla para entrar, incluida a unos pasos del mercado de la población, y a la que se accede solo con salirse de las escalinatas con columnas que llevan al templo de la colina. Sin ningún control ni vigilancia.
   Supongo que el desarrollo del turismo en los años venideros les hará plantearse estos temas de conservación y control con mayor seriedad, pues seguro que muchas generaciones venideras vivirán de estos mismos monumentos que hoy parecen tener tan poco valor.
Myanmar   
  
El bosque petrificado de Kakku
  
   Kakku se encuentra a unas tres horas en coche desde el Lago Inle, en la orilla este del lago y en el estado Shan. No llegas aquí por casualidad, ya que queda bastante alejado de las rutas turísticas y para poder visitarlo hay que hacer unos trámites en el centro de "control de viajeros" de Taunggyi, la capital del estado. Una vez realizados, y abonados los servicios, seremos acompañados por un guía de la etnia pa-o, comunidad que gestiona la entrada y visita de extranjeros en la zona.
   Taunggyi es una población mediana donde hay movimiento, se ve mucho comercio y una marcada presencia china que no tiene ningún encanto especial para el extranjero. Es gris, y repleta de nuevos edificios de cemento de muy dudoso gusto junto a casas viejas y abandonadas, algunas de la época colonial. Hasta 2010 al menos (pues desconozco si esto ha sufrido algún cambio con la llegada del "gobierno civil") era el límite oficialmente permitido para los extranjeros que viajaban hacia el este de Myanmar por carretera. Y antaño su mercado de rubíes era de los más famosos del país. Dicen que Taunggyi es la puerta de entrada del contrabando de sus países vecinos, y lo cierto es que en la gran cantidad de tiendas y puestos se encuentra de todo, desde moda nupcial hasta pequeños electrodomésticos.
   Saliendo de Taunggyi, la siguiente parada en el camino fue en un pueblo pa-o. Hay alrededor de 600.000 pa-o en el país, que mantienen su propio idioma e indumentaria (foto040). Los accesos están bastante regular; si lo unimos a los comentarios de algunas guías de viajes, que, o no lo mencionan o comentan que es un lugar peligroso por la guerrilla, la ausencia de turismo es total. Una lástima, pero para nosotros una gran suerte.
   La primera impresión es espectacular, ante nosotros se despliega un enclave con más de 2.500 estupas alineadas (foto042). La más antigua se cree que es anterior a Cristo, pero en su mayoría son del s. XVII. Paseando entre las estupas se respira una espiritualidad que impresiona. Caminamos descalzos y a nuestro albedrío entre un bosque petrificado (foto043), coronado por un sinfín de campanillas que agitadas por el aire llenaban el silencio de tintineos. En el interior de las estupas suele haber una imagen de Buda con ofrendas; desde fuera apenas se aprecian sumidas en las sombras, pero una vez dentro de la minúscula estancia te topas de frente con ellas. Por cierto, que en el interior de una de ellas se encuentra la única estatua del país y una de las pocas del mundo que refleja al Buda muerto. ¿Cómo es posible que un país tan desconocido para medio mundo albergue tantas maravillas como esta?
  
   Ana Morales

  

Continuar:  Mandalay y las Capitales Imperiales >>

 

FotoCD109
   
Myanmar
Bienvenidos al país dorado

© Francesc Morera Fargas
Textos: Ana Morales

   
© Copyright fotoAleph. 
All rights reserved

www.fotoaleph.com
   
  


   

Otras colecciones de fotos de Francesc Morera en fotoAleph
     
Sadhus
Ascetas y santones de India y Nepal

   
Sadhus
Estambul
La ciudad infinita

   
Estambul


 
     
Otra exposición de fotos de Myanmar en fotoAleph
     
Birmania se mueve
   
Birmania 
   
Fotos: Albert Sorigue