Exposiciones fotográficas

Marrakesh. La puerta al corazón del Magreb

Tesoros artísticos de Marrakesh

 

   Los monumentos islámicos más antiguos del Magreb datan del siglo IX, y basan su estilo en las formas arquitectónicas y decorativas tanto del oriente abbasí como de la España musulmana (entonces bajo los omeyas). Tras las invasiones almorávide y almohade, se yuguló el intercambio con las tradiciones orientales y Marruecos quedó integrado en la órbita cultural de Al-Andalus. Las sucesivas migraciones de España a Marruecos y la dominación de parte de la Península Ibérica por los imperios norteafricanos propiciaron un estrecho contacto artístico entre ambos países. Marruecos, resguardado por las cordilleras del Atlas, nunca cayó bajo la dominación turco-otomana.
Marrakesh   Bajo los almorávides (1056-1147) y los almohades (1130-1269) la arquitectura norteafricana alcanzó su propio estilo. Los sultanes almorávides construyeron en el Magreb bellos monumentos inspirados en el arte de la España musulmana, de los que quedan pocos ejemplares. Uno de ellos sería la gran mezquita de Tremecén (Tlemcen) en Argelia. En Marrakesh, tras la destrucción de los almohades, apenas queda en pie y muy reconstruida la Qubba Ba'Adiyn, un pequeño edificio con cúpula de muy elaborada decoración, única en el Magreb y Al-Andalus, pero de cometido incierto: quizá un mausoleo, quizá el quiosco para la pila de abluciones de una mezquita anexa (hacia 1120).
   Dos tipos de estructuras definen las realizaciones del periodo almohade en Marruecos y la España musulmana. Uno comprende las mezquitas monumentales como la de Tinmal (foto contigua), la de Hassan en Rabat y la Kutubia de Marrakesh, de exteriores sobrios e interiores ricamente decorados, con extensas salas hipóstilas y altos y robustos minaretes cuadrados; la Giralda de Sevilla sería otro ejemplo de estos colosales minaretes almohades. El otro tipo es la arquitectura militar, incluyendo murallas, fortificaciones y grandes puertas triunfales de entrada a la ciudad, con arcos de herradura polilobulados y enmarcados en complicadas tracerías, como la puerta Udaia de Rabat o la puerta Agnau de Marrakesh. Desde el punto de vista estructural, estas realizaciones son herederas de una larga tradición de arquitectura militar ya completamente desarrollada en los antiguos imperios de Oriente Medio y Roma.
   Se utilizó la piedra tallada para puertas y alminares, y el ladrillo estucado para las estructuras interiores de mezquitas, madrasas y mausoleos. Se hicieron omnipresentes los característicos voladizos de mocárabes de madera, que aparecen en cúpulas, arcos y nichos. La madera preferentemente utilizada era la de cedro.
   Las siguientes dinastías (meriní y saadiana) promocionaron una arquitectura de dimensiones más modestas, si bien los revestimientos decorativos continuaron evolucionando hasta alcanzar un nivel inusitado de complejidad. En Fez y Marrakesh las principales edificaciones monumentales son de carácter religioso: mezquitas, madrasas (o escuelas de enseñanza coránica) y zauias (o mezquitas sepulcrales).
   La decoración se basa siempre en combinaciones de tres materiales: estuco, madera y cerámica, trabajado cada cual con sus propias técnicas. El estuco cincelado (foto71), la marquetería de madera de cedro (foto76) y el mosaico de loza vidriada (alicatado, foto72) desarrollan diferentes diseños florales, geométricos y caligráficos tallados en ligero bajorrelieve, a veces con una labor de trepanado que convierten los paneles de marquetería o estuco en auténticas celosías (foto68). Las diferentes superficies de los muros, vanos y arcadas, los espacios en torno a los arcos, las franjas y cenefas que sobresalen, los diseños que se entrecruzan y solapan, forman una unidad perfecta, y crean con las luces directas e indirectas bellos efectos de claroscuro (foto67). Albercas y fuentes centrales en los patios, y atractivos jardines, refrescan el ambiente.
  

  
Pervivencia del arte arábigo-andalusí
  
   Tras la expulsión de los musulmanes en 1492, la producción de arte islámico en la Península Ibérica sufrió un colapso y derivó hacia nuevas formas, en los estilos agrupados bajo la denominación de 'arte mudéjar' (arte cristiano realizado por artífices musulmanes). Sin embargo la tradición del arte arábigo-andalusí mantuvo su continuidad en el norte de Africa.
   En todo Marruecos podemos admirar mezquitas y madrasas de la época meriní cuya espléndida decoración de alicatado, yesería y artesonado recuerda poderosamente a la andalusí. La dinastía saadiana prosiguió en el siglo XVI desarrollando las formas estilísticas creadas en Al-Andalus en el siglo XIV, como puede comprobarse en la madrasa de Ben Yussef, de inspiración meriní, y las tumbas saadianas de Marrakesh.
   Hoy en día el arte y la artesanía de estilo arábigo-andalusí se mantienen vivos en Marruecos. El mismo esquema decorativo de alicatado-yesería-marquetería se aplica al interiorismo de muchas construcciones modernas, que aspiran a perpetuar la tradición de los modelos artísticos generados en la Edad Media en el norte de Africa y en Al-Andalus. Un ejemplo conspicuo sería la faraónica mezquita de Hassan II en Casablanca, pero lo dicho se podría asignar también a gran cantidad de edificaciones actuales de los países musulmanes, tanto de arquitectura religiosa como civil, incluyendo hoteles, restaurantes (ver foto de uno en Fez), bancos, museos y edificios oficiales. De hecho existen países, como Egipto, que, habiendo perdido su propia tradición de artesanía local, se ven abocados a contratar artesanos marroquíes para trabajar en la decoración de sus nuevas realizaciones arquitectónicas.
  

  
Alicatado: el arte del azulejo
Marrakesh  
   El mosaico de azulejo o alicatado (zelig), del que los edificios meriníes de Marruecos y nazaríes de Granada nos ofrecen abundantes y bellos ejemplos, constituyen un componente esencial de la decoración de la época (alcanzando su cénit en el siglo XIV).
   En el norte de Africa y la España islamizada los azulejos en alicatado se reservan principalmente a las zonas inferiores de las paredes (el zócalo) y son de diseño sobre todo geométrico. Se juega con el contraste entre los colores claros y oscuros, y con los brillos, con el fin de producir coloridos dibujos y efectos ópticos de gran vistosidad.
   El alicatado es una técnica muy distinta a la del mosaico clásico grecorromano: mientras en éste los elementos básicos son las teselas (pequeños trozos prismáticos de mármol, más o menos similares en forma e intercambiables), el mosaico alicatado se compone de piezas cerámicas minuciosamente recortadas a mano en distintos perfiles y tamaños (pueden tener forma de estrella, ser hexagonales, octogonales, trapezoidales, onduladas...), que encajan entre sí como un inmenso tangram para recubrir muros y fustes de columnas, con un grado de complejidad y una visión de conjunto-detalle que revelan un profundo conocimiento matemático y geométrico por parte del diseñador.
   Las líneas que el alicatado dibuja en los zócalos se entrecruzan regularmente en todas direcciones. Sigamos una de las líneas con la mirada: después de muchos quiebros y zigzags regresa al punto de partida para volver a enlazarse en nuevas tracerías, configurando en su camino un entramado de figuras poligonales entrelazadas con el motivo de 'telaraña' que recubren las superficies bajas de las paredes con caleidoscopios de colores. La ciencia de la geometría al servicio de las bellas artes.
   Los artesanos tallaban sus piezas en placas de azulejo usando cincel, regla y patrones de papel. Luego las colocaban sobre un enlucido de yeso con el dibujo previamente abocetado, o bien directamente sobre el muro, o sobre grandes planchas que luego se trasladaban al muro. Estas técnicas sobrevivieron transmitidas de maestros a discípulos, y todavía se practican en el Marruecos de hoy.
  

  
Caligrafía: la belleza de las palabras
  
   Desde que la escritura del Corán –considerada como de procedencia divina, admirada por su belleza estilística y su riqueza de inflexiones– se convirtió en el canon de la lengua árabe clásica, comenzó paralelamente a desarrollarse la caligrafía, una de las artes mayores del Islam. En la ciudad de Kufa (en Iraq) nació la caligrafía 'cúfica', de rasgos rectilíneos y angulares, que fue utilizada con mano maestra en la decoración de monumentos, como podemos ver en un sinfín de ejemplos en las fachadas y muros de mezquitas, madrasas y mausoleos, siendo la caligrafía desde entonces un elemento decorativo preferente en la arquitectura monumental islámica.
    Al mismo tiempo se desarrollaron otros tipos de caligrafía de estilo cursivo, que idealizaban los curvilíneos trazos de la escritura manuscrita, entrelazando entre sí los propios rasgos tipográficos del alfabeto árabe para crear mil filigranas, que a su vez se conjugan e interactúan, cinceladas en finos bajorrelieves, con los restantes diseños florales y geométricos de la decoración (foto73). Los caracteres caligráficos compiten en afiligranamiento con las volutas, hojas, flores, espigas y zarcillos de los motivos vegetales, hasta confundirse la tipografía con la vegetación en un intrincado y denso diseño que, sin embargo, se estructura sobre ordenados patrones geométricos de fondo.
   A la infalibilidad de sus contenidos y a la armonía de su estilo, hay que añadir, pues, la belleza visual intrínseca de las letras, palabras y versículos del Corán. Son las mismas letras las que diseñan, decoran y embellecen los espacios arquitectónicos. Los edificios se convierten así en soportes del Mensaje. La palabra de Dios se hace visible.
  

Marrakesh 
Mezquita Kutubia
Foto63
   
Epoca almohade (1157-1195)
   La Mezquita Kutubia (o Koutoubia) posee uno de los más bellos minaretes del islam occidental, que sirvió de modelo para la Giralda de Sevilla y el alminar inacabado de la mezquita de Hassan en Rabat. Esta esbelta torre de inconfundible silueta, considerada una obra maestra del arte hispano-morisco, es el edificio más alto y el monumento más representativo de la ciudad; el emblema, por así decir, de Marrakesh.
   De planta cuadrada y perfil rectilíneo, alcanza con su linterna rematada de cuatro bolas doradas los 69 m de alto, y se divisa como un faro desde los más alejados puntos de Marrakesh, marcando el lugar por donde se accede a la gran plaza de Jemaa el-Fna, el centro neurálgico de la ciudad. Las ventanas de los sucesivos niveles son de distinto tipo: simples, dobles, apuntadas, de medio punto, de herradura... Además cada cara de la torre despliega una decoración diferente, a base de arcos lobulados, entrecruzados y festoneados, y tracerías florales y epigráficas con intercalaciones de cerámica verde y blanca, de las cuales, aunque muy borradas, aún se ven trazas.
   La sala de oración de esta vasta mezquita tiene diecisiete naves separadas por arcadas, con la nave central cubierta por seis cúpulas. Otras cinco cúpulas con mocárabes cubren la nave de la qibla, el muro que se orienta a la Meca. Al lado norte del bosque de columnas se abre un patio rectangular porticado, con la pila de abluciones en el centro. La entrada a la mezquita Kutubia está prohibida a los no-musulmanes.
   El nombre de Kutubia quiere decir 'La de los libros' (kitab = libro; en plural, kutub) y hace referencia a la importante biblioteca que albergó en su día la mezquita, y también al mercado de libros que se desarrollaba en sus alrededores.
  
  
  

  
Puerta Agnau
Foto64
  
Epoca almohade (siglo XII)
   Bab Agnau es una de las diecinueve puertas que perforan las murallas que, con un perímetro de 10 kilómetros, rodean la entera medina de Marrakesh. El término Agnau viene de gnaua, que en idioma bereber designa a las gentes de raza negra.
   Su arco triunfal en herradura se expande en arquivoltas concéntricas que combinan motivos de cebra y polilobulados, todo ello enmarcado en una banda de inscripciones coránicas en caligrafía cúfica, con las enjutas ornadas de relieves de arabescos florales.
   La Puerta Agnau, contemporánea de la Kutubia, da acceso a la kasba real de la parte sur de la medina de Marrakesh, construida por el sultán almohade Yaqub al-Mansur, donde se hallan la mezquita Mansuria, el palacio del Bedi y las tumbas saadianas.
  
  

  
Madrasa Ben Yussef
Fotos 65 y siguientes
Marrakesh  
Epoca saadiana (1570)
   Durante los siglos XIII y XIV llegó de Oriente un nuevo modelo de escuela religiosa, la madrasa (o medersa), que se prodigó por todo el norte de Africa y desempeñó un papel fundamental en el enraizamiento y propagación de la cultura islámica.
   Las madrasas del Magreb eran escuelas a modo de internados donde los estudiantes se alojaban en pequeñas celdas, distribuidas en torno a un patio central. Una de sus principales características son las galerías porticadas construidas con frisos, dinteles y voladizos de madera tallada en una primorosa labor de marquetería, con una distribución general que revela marcadas influencias orientales.
   Las enseñanzas impartidas en estos reductos de sosiego y aislamiento se basaban sobre todo en tres disciplinas: teología, derecho y retórica. Los alumnos eran preparados para trabajar en funciones públicas, judiciales y religiosas.
   La madrasa Ben Yussef de Marrakesh es, junto a la de Bu Inania en Fez (ver foto), una de las escuelas coránicas más grandes del Magreb. Mandada edificar por el sultán saadiano Mulay Abdallah, sus estilos arquitectónico y decorativo siguen muy de cerca los modelos de las madrasas meriníes: un edificio de dos pisos de ladrillo y madera de cedro con celdas para estudiantes en torno a un patio central donde se abre la sala de oración; decoración a base de revestimientos de yesería cincelada y alicatados multicolores.
   Una alberca en el centro del patio pavimentado de mármol blanco duplica en el espejo de sus aguas remansadas los yesos y mosaicos de las paredes, ampliando la sensación de espacio. Los techos sobresalen con aleros esculpidos en madera. La sala de oración está coronada de una magnífica cúpula piramidal sobre veinticuatro ventanas con celosías de estuco.
   Las ventanas de algunas de las celdas de los estudiantes asoman al patio desde el segundo piso. La madrasa Ben Yussef podía albergar hasta 900 estudiantes, y todavía conserva más de 150 dormitorios, abiertos en estrechos pasillos en torno a huecos de escalera iluminados por lucernarios y parapetados con balaustradas de madera.
   En esta madrasa se conserva una pila de abluciones de mármol proveniente de la España califal, con el nombre inscrito de Abd al-Malik, que muestra relieves figurativos con motivos animales, lo cual parece contradecir la extendida creencia de que el islam proscribe en el arte las representaciones zoomorfas.
  
  

Marrakesh 
Tumbas saadianas
Fotos 75, 76, 77
 
Epoca saadiana (1558-1590)
   Esta necrópolis real se compone de dos pabellones construidos en el interior de un jardín rodeado de murallas, anexo a la mezquita Al-Mansur.
   El edificio más antiguo contiene la tumba de Mohamed al-Sayj (muerto en 1557), y fue erigido por su hijo; consiste en una cámara cuadrada, que en 1590 fue ampliada por Ahmad al-Mansur. Éste se hizo construir además otro pabellón de tres salas; la Sala del Mihrab alberga sobre todo tumbas infantiles; la Sala de las Doce Columnas, con su cúpula de estalactitas en madera de cedro sostenida por doce columnas de mármol italiano, es una magnífica realización del arte arábigo-andalusí y contiene las tumbas de los familiares del sultán; la Sala de los Tres Nichos custodia también sepulcros de niños.
   El conjunto está cubierto con artesonados de casetones y entrelazados geométricos, aleros con voladizos de mocárabes y nichos de estalactitas, y las paredes revestidas al estilo meriní con una intrincada labor de estuco cincelado en las zonas superiores, y de alicatados de azulejo en los zócalos, enmarcados de bandas caligráficas. Los capiteles de las columnas de mármol también están primorosamente tallados.
  
  

  
La Menara
Fotos 61, 62
Marrakesh 
1886
   El olivar de la Menara estaba en su tiempo, como los jardines amurallados del Agdal, reservado para el recreo de los sultanes y su corte.
   Hoy es un parque público, cubierto de una plantación de árboles entre los que despuntan las palmeras y los cipreses, con un buen sistema de irrigación que nutre de límpidas aguas a un gran estanque de bordes pavimentados de piedra. Ben Tashfin, el fundador de Marrakesh en el siglo XI, ante la escasez de agua de la zona hizo perforar un gran número de pozos conectados por una red de conductos subterráneos (sistema de rhettaras), que aún hoy abastecen de abundante agua a los jardines de la ciudad.
   En la superficie del estanque se refleja invertida la imagen de un romántico pabellón de dos pisos con tejado a cuatro aguas y balcón-mirador, que se recorta contra el fondo nevado de las montañas del Alto Atlas.

   Muy cerca resplandecen los picos del Atlas. que alguien podría tomar por la cordillera de los Alpes, si la luz sobre ellos no fuese tan intensa y las palmeras no se interpusieran entre ellos y la ciudad.
   (Elías Canetti. Las voces de Marrakesh)

 

 

 

 

 

 

 

 

Marrakesh
La puerta al corazón del Magreb

Bibliografía consultada
  

- Canetti, Elías. Las voces de Marrakesh (Orbis, Barcelona, 1983)
- Frishman, Martin. Khan, Hasan-Uddin. The Mosque. History, Architectural Development & Regional Diversity (Thames and Hudson, Londres, 1994)
- Michell, George. La arquitectura del mundo islámico (Alianza Editorial, Madrid, 1985)
- Stierlin, Henri. Islam. Vol. I. Early Architecture from Baghdad to Cordoba (Taschen, 1996)
- Unesco. El Patrimonio Mundial (Ediciones San Marcos)

 

 

FotoCD90
   
Marrakesh
La puerta al corazón del Magreb

© Copyright fotoAleph. All rights reserved 
www.fotoaleph.com
    
Fotografías: Eneko Pastor
Realizadas en Marrakesh (Marruecos)

   


 

Otras exposiciones de fotos de Marruecos en fotoAleph
     
Fez
Un viaje al medievo musulmán

   
Fez
Amor a Mogador
(Nos lo inspira Esauira)

   
Amor a Mogador
Más allá del Atlas
Arquitectura de adobe en Marruecos

   
MAS ALLA DEL ATLAS. Arquitectura de adobe en Marruecos
     
Salam alaekum
Gentes de Marruecos

   
Gentes de Marruecos
Por el Atlas magrebí
de la mano de un bereber

   
El Atlas magrebi
La carne y el Corán
Carnicerías de los países islámicos

   
Rissani (Marruecos). Recinto de venta de ganado en el mercado
     
Otras exposiciones de fotos del Magreb en fotoAleph
     
Argelia profunda
El valle de M'zab

   
Argelia Profunda
Túnez, el Gran Sur
   
TUNEZ, EL GRAN SUR
Mosaicos de Tunicia
Arte romano en tierras de Africa

Mosaicos de Tunicia

     
Otras colecciones de fotos de temas relacionados en fotoAleph
     
El embrujo de la Alhambra
   
El embrujo de la Alhambra
Ciudades de porcelana
Arquitectura de cerámica en Irán

   
Ciudades de porcelana