Exposiciones fotográficas

Asuán. La puerta de África

Una presa con polémica


   Tradicionalmente se conoce como Nubia a la antigua región de África nororiental que comprende la porción de Egipto al sur Asuán y la mitad norte del actual Sudán. Es una tierra predominantemente desértica, con parecidas características físico-climáticas a las del Egipto meridional y cuya población estaba vertebrada a lo largo de una de Asuanlas escasas zonas cultivables del país: la fértil cuenca del río Nilo. Geográficamente se dividía en la Baja Nubia (los territorios entre la primera y segunda catarata) y la Alta Nubia (entre la segunda catarata y Jartum, la actual capital de Sudán, punto donde el Nilo Blanco y el Nilo Azul confluyen para formar un solo Nilo).
   En un intento de regular las crecidas del Nilo para mantener todo el año un caudal constante, en 1902 se construyó una presa cerca de Asuán, un poco más arriba de la primera catarata, que trajo como consecuencia la desaparición bajo el pantano resultante de numerosos núcleos de población nubios y de muchos de los sitios arqueológicos de la Baja Nubia. Nuevos pueblos fueron construidos un poco más arriba de las tierras inundadas para realojar a los nativos que habían quedado sin viviendas.
   Pero este plan hidrológico se reveló al cabo de unas décadas insuficiente para abastecer a las necesidades del superpoblado valle del Nilo. Fue el carismático líder árabe Gamal Abdel Nasser quien, tras nacionalizar el Canal de Suez, promovió en 1956 el ambicioso proyecto de construir una nueva y más grande presa en un lugar más alto de la cuenca.
   La construcción de la Gran Presa de Asuán (Sadd el-Ali), que contó con la ayuda financiera y técnica de la Unión Soviética, implicaba la práctica desaparición de la Baja Nubia tragada por las aguas del vasto lago artificial que se generaría.
   La Gran Presa de Asuán supera con creces las dimensiones de la vieja presa: 111 metros de altura, 980 m de espesor en la base y una longitud en la cima de 3.600 m. Un canal de derivación alimenta una central hidroeléctrica con una potencia de 2 millones de kilovatios.
Asuan   A la postre la regulación del caudal del Nilo ha demostrado ser más perjudicial que beneficiosa para el desarrollo agrícola de Egipto. Si bien es cierto que ha permitido la irrigación continuada de los campos a lo largo de todo el año, mitigando las sequías, una de las consecuencias indeseadas es que la presa retiene el limo que desde tiempos inmemoriales fertilizaba las tierras del Valle del Nilo con las crecidas del río. Lo que ha llevado a un empobrecimiento de los terrenos y a que los labriegos egipcios hayan de recurrir a abonos artificiales para fertilizar sus campos y huertas, y a pesticidas para combatir las nuevas plagas surgidas tras el brutal impacto medioambiental sobre la flora y fauna de Egipto y la Baja Nubia, con lo que a largo plazo se prolonga y agudiza el problema. El Delta del Nilo ha sufrido un proceso de salinización, al penetrar tierra adentro las aguas saladas del Mediterráneo. Pero el mayor perjuicio ha sido para los habitantes de la Baja Nubia, que han perdido sus casas y sus medios de vida.
   El inmenso pantano que se generó en la parte nubia de la cuenca del Nilo tiene 500 kilómetros de largo, de los que 150 caen en territorio sudanés. Su superficie es de 5.000 kilómetros cuadrados y almacena 157.000 millones de metros cúbicos de agua, siendo el segundo lago artificial más grande del mundo después del de Kariba en el río Zambeze. Fue bautizado como Lago Nasser.
   La inundación de la Baja Nubia por el lago Nasser supuso un nuevo desplazamiento de sus habitantes, cuyos pueblos y aldeas quedaron totalmente sumergidos bajo la masa de agua a muchos metros de profundidad. Esta vez los nativos fueron trasladados a poblados de nueva construcción en las cercanías de Kom Ombo (al norte de Asuán), que fueron bautizados con los nombres de los pueblos originales, añadiéndoles el epíteto de 'Nuevo'. Los nubios realojados en estos asentamientos se quejan de la escasez de agua, la aridez del terreno y la precariedad de medios con que viven en sus nuevas aldeas. Muchas canciones populares nubias que se escuchan hoy en el sur de Egipto lamentan en sus letras la devastación de Nubia y expresan la nostalgia por aquella tierra perdida.
   El lago Nasser hubiera supuesto la destrucción definitiva de los antiguos templos nubio-egipcios, si no fuera por la intervención de la Unesco, que, dentro de su campaña de salvamento de los templos de Abu Simbel y la Baja Nubia en los años 60-70, trasladó piedra por piedra los templos a islas no inundables y a otros lugares.
Asuan   Los veinticuatro templos salvados de las aguas fueron reinstalados en cinco zonas y, en la medida de lo posible, acondicionados en entornos naturales similares a los de origen.
   En Abu Simbel, los templos rupestres de Ramses II y de Nefertari fueron desplazados 60 m más arriba, para dejarlos fuera del alcance de las aguas.
   A un kilómetro al sur de la Gran Presa, se reunieron en una isla, rebautizada como Nueva Kalabsha, los templos de Kalabsha, Qertasi, Beit el-Wali y una pequeña parte del templo de Gerf Hussein. 
   El templo de Isis en la isla de Filé fue trasladado a otra isla cercana (Agilkia), situada en el embalse encajonado entre las dos presas de Asuán.
   En el nuevo emplazamiento de Sebua, a 2 km del antiguo sitio, se reubicaron los templos de Wadi es-Sebua, el-Dakka y el-Maharraqa.
   En el nuevo emplazamiento de Amada, a 2,5 km al norte del antiguo sitio, fueron reedificados el templo de Amada, el speos de el-Derr y la tumba rupestre de Pennut (un dignatario de Ramses VI) en Aniba.
   Cuatro de los templos recuperados fueron donados por el gobierno egipcio a países extranjeros, como reconocimiento por la ayuda aportada en las obras de salvamento:
   - el speos de el-Lesiyya, donado a Italia, exhibido en el Museo Egizio de Turín;
   - el templo de Tafa, donado a los Países Bajos, reinstalado en el Museo de Leiden;
   - el templo de Debod, donado a España, reconstruido en el Parque del Oeste en Madrid;
   - el templo de Dendur, donado a los Estados Unidos, que se exhibe en el Museo Metropolitano de Nueva York.
   Un portal reconstruido del templo de Kalabsha fue a parar al Museo Egipcio de Berlín.
   Desgraciadamente, no todos los templos nubios se pudieron salvar. Algunos, como el speos de Gerf Hussein, un templo semirrupestre erigido en tiempos de Ramses II por el virrey de Kush, han quedado sumergidos para siempre, profanados por las aguas de ese lago sacrílego al que Nasser dio su nombre.
   Los antiguos monumentos de Nubia, de Filé a Abu Simbel, fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979.

 

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Asuán.
La puerta de África

Fotografías: Eneko Pastor

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