Exposiciones fotográficas

Asuán. La puerta de África

Los tesoros de Asuán

   
   Enumeramos a continuación algunos de los puntos de interés arqueológico y naturalístico de Asuán y sus alrededores.

Asuan
Necrópolis de Qubbet el-Hawa
  
   Los gobernadores locales de Siena/Elefantina eran enterrados al borde del desierto, en la orilla occidental del Nilo, frente a la punta norte (la 'proa') de la isla Elefantina. El lugar es conocido como Qubbet el-Hawa (= 'Casa de los Vientos'). En un estrato de rocas situado a media altura de un cerro arenoso hay acondicionada una necrópolis (foto52) compuesta de una decena de hipogeos, alineados adyacentes a lo largo de una terraza. Son tumbas de príncipes, nomarcas y funcionarios, en parte construidas y en parte excavadas en la roca viva del acantilado. Sus fechas de ejecución abarcan desde el Imperio Antiguo hasta la época grecorromana, aunque la mayoría corresponden al periodo entre las VI y XII dinastías (Imperios Antiguo y Medio).
   Estas tumbas semi-rupestres denotan que existía en Elefantina una estratificación social claramente jerarquizada, que otorgaba a sus dirigentes el privilegio de un enterramiento lujoso, siendo inhumados en 'casas de la eternidad' donde se podía practicar el culto funerario post-mortem, de manera similar a como se hacía con los faraones y los miembros de la Casa Real.
   La estructura de estos hipogeos se compone de un patio al aire libre a modo de atrio, una sala columnada y un largo corredor que desemboca en la cámara de culto, excavada en lo más profundo de la tumba. Empinadas escalinatas (foto53) permitían acceder desde el embarcadero a las entradas de algunas tumbas.
Asuan   La roca del acantilado se vaciaba empezando por el techo y terminando en el suelo, cortándola a pico para conformar fachadas lisas verticales. Estas fachadas eran perforadas para crear los corredores y salas internas, siendo cada tumba accesible por una puerta. Las herramientas que se empleaban para esta labor eran simples martillos de piedra, cinceles de cobre y mazas de madera.
   La tumba de Heqaib, "Gobernador de Elefantina", se remonta al Imperio Antiguo (VI dinastía). Un patio al aire libre antecede a un vestíbulo flanqueado por dos esbeltas columnas troncocónicas (foto56). Una puerta de gran altura da acceso a una pequeña sala hipóstila de planta irregular con pilares cuadrangulares monolíticos enlucidos con cal, tallados en la misma roca donde se ha vaciado la sala. En el rango central los pilares están conectados con un muro de mampostería. El suelo de la sala está escalonado a dos niveles, con pequeñas escaleras salvando el desnivel. Adyacentes a ésta se abren otras tumbas, una de ellas la de Sabni II, hijo de Heqaib.
   La tumba de Sarenput I, "Superior de los Profetas de Satet" (Imperio Medio, XII Dinastía), está precedida por un antepatio con un pórtico de pilares cuadrangulares de caliza finamente tallados con bajorrelieves (foto57). El muro de fondo del pórtico está decorado con inscripciones enmarcando la puerta y retratos del difunto titular y de su harén. Se ven, entre otras, escenas rurales de cría de ganado vacuno. Las pinturas de la sala hipóstila, de cuatro pilares, están casi borradas por el tiempo.
   La tumba de Sarenput II, "Superior de los profetas de Jnum", está datada en tiempos de la XII dinastía (hacia 1900 a C). Sus espacios siguen una distribución axial, que comienza como una alta sala hipóstila de tres naves, con pilares cuadrangulares y techo plano, y continúa hacia el oeste a través de un largo corredor que termina en una cella sepulcral. La ligera inclinación del suelo del corredor permite que la luz del sol, que entra por una única puerta, ilumine la cámara funeraria del fondo. Esta cámara está totalmente decorada con pinturas murales sobre revoco que, pese a los milenios transcurridos, conservan un color tan vívido que parecen recién pintadas. La pared del fondo muestra al difunto titular de la tumba sentado sobre una silla con patas de león ante la mesa de ofrendas (foto61). Su hijo le entrega flores de loto. Las inscripciones mencionan el nombre del faraón reinante, Amenemhat II. En la pared de la izquierda aparece la esposa de Sarenput, que era sacerdotisa de Hathor. Los paneles pictóricos están enmarcados por una especie de escalas de colores y el techo dividido en dos por una banda de jeroglíficos (foto60). En la fachada exterior hay grabado un perro de la raza tesem, favorito del difunto, acompañado de una perra (foto59).
   La tumba de Junes, "Canciller del Rey del bajo Egipto" (Imperio Antiguo, VI dinastía), con una sala hipóstila de ocho pilares, fue habilitada como monasterio por monjes cristianos coptos, adosándole una construcción abovedada de mampostería (foto62). Las bóvedas y muros de la iglesia todavía conservan pinturas murales figurativas de época paleocristiana, donde se distingue (foto63) a Jesucristo en una mandorla rodeado de ángeles e hileras de santos. 

  

Asuan
Monasterio de San Simeón
  
   El Deir Amba Sama'an era uno de los monasterios cristianos más grandes de Egipto. Sus ruinas sobreviven en el desierto de la orilla occidental del Nilo, en lo alto de un montículo rodeado de arenales (foto64), no lejos de la necrópolis de Qubbet el-Hawa.
   El monasterio, comenzado hacia el año 700, estaba protegido por altas murallas de siete metros (foto65), con la parte baja de sillares de piedra y el resto de adobe, reforzadas con torres de vigilancia en las esquinas. Su planta es trapezoidal, orientada en torno a un eje norte-sur. El interior está dividido en tres patios adaptados en su distribución a las irregularidades de la montaña, y contiene cuatro edificios principales, además de cámaras y casamatas adosadas a la muralla.
   En la planta baja subsisten numerosas celdas, grandes y pequeñas, un refectorio y una pequeña iglesia conventual orientada al este-oeste, con nártex y tres nichos. Esta iglesia está engalanada con pinturas murales donde se distinguen veinticuatro personajes sentados, cada uno de los cuales está designado por una letra del alfabeto copto; en la bóveda del nicho central, Cristo sentado en medio de ángeles. Una capilla excavada en la roca exhibe asimismo en tres de sus paredes pinturas del siglo IX mostrando una hilera de santos; entre los todavía visibles se pueden contar 18 personajes. Algunos fragmentos de ruedas de molino en granito permiten deducir que el cenobio estaba provisto de un molino y una panadería. En el primer piso hay también pinturas murales, con imágenes de la Virgen en medio de ángeles y santos, y un San Jorge a caballo.
   Hay grabadas en el monasterio de San Simeón un gran número de inscripciones coptas y árabes, la más antiguas de estas últimas de finales del siglo XIII, lo que parece indicar que en esta época el convento ya había sido abandonado por los monjes coptos.
  


Mausoleo del Aga Khan
  
   También en la orilla occidental del Nilo, sobre un promontorio que domina el río con sus islas, se yergue el mausoleo del Aga Khan III (1877-1957), uno de los fundadores y primer presidente de la Liga Musulmana Pan–India. Con el título de Aga Khan se designa a la máxima autoridad religiosa de los ismaelitas (que consideran a Ismael, el hijo ilegítimo de Abraham, como el séptimo imán), una secta musulmana de la rama chií que cuenta con cuatro millones de fieles, sobre todo en Pakistán.
   Aunque de realización moderna (siglo XX), el mausoleo responde en su estructura y decoración al prototipo clásico de edificio funerario islámico (foto66). Construido en arenisca rosada en sobrio estilo, su planta rectangular está coronada por una cúpula, al pie de la cual reposan los restos del Aga Khan, bajo una lápida de mármol blanco ornada de inscripciones cúficas.
Asuan 

   
Isla de Sehel
  
   En el laberíntico archipiélago de islas, islotes y peñascos graníticos que hay en el tramo del Nilo entre la primera catarata y Asuán, despunta por su interés arqueológico la isla de Sehel. Así como la isla Elefantina era la sede del dios Jnum, la isla de Sehel era el lugar de residencia y culto de las diosas Satet y Anuket, consortes de Jnum y copartícipes en la generación de las crecidas del Nilo.
   Un pintoresco pueblo de casas de aire africano alberga a los habitantes nubios de Sehel. El pueblo está rodeado de un abrupto paisaje formado por caóticas aglomeraciones de rocas caballares de granito oscuro que se amontonan unas sobre otras en las colinas. Muchas de estas rocas exhiben grabados de época faraónica, en los que se pueden ver dioses, reyes, hombres y animales en escenas que responden al habitual repertorio iconográfico del antiguo Egipto, además de abundantes inscripciones en signos jeroglíficos. Los grabados son de tosca factura y parecen más bien graffiti (fotos 67, 68 y 69). Se han detectado más de 200, los más antiguos datados en la VI dinastía.
   Entre todos ellos sobresale, por la gran longitud de su inscripción jeroglífica, la llamada Estela del hambre, del periodo ptolemaico, situada en la cumbre del promontorio más alto de la isla. Reproducimos algunos fragmentos significativos, que hacen referencia a una hambruna acaecida en Egipto en el decimoctavo año del reinado del faraón Neterijet (o Zoser):
   "El dolor me tenía sujeto en mi trono y la gente a mi alrededor estaba triste. Mi corazón me oprimía porque durante mi reinado hacía siete años que el Nilo no crecía a su debido tiempo. El cultivo de cereales era escaso, las semillas se secaban en la tierra y no había suficiente comida... Los niños lloraban, los jóvenes desfallecían y los viejos se acurrucaban en el suelo con las piernas cruzadas... Entonces, para apartar la preocupación, hice llamar al sumo sacerdote Imhotep. Dónde nace el Nilo, le pregunté. Qué divinidad vive allí, para que yo la estreche a mí."
   (Imhotep:) "Hay una ciudad en medio del agua, rodeada por el Nilo, que se llama Elefantina y cuyo dios es Jnum".
   (El faraón ordena un gran sacrificio para Jnum, que se le aparece en sueños y le dice:) "Soy Jnum, tu creador. Mis brazos te rodean para proteger tu cuerpo... Soy el señor de la creación que se ha creado a sí mismo, el gran océano, que estaba aquí desde el principio de los tiempos, el Nilo que fluye según mi propia voluntad... Yo haré crecer el Nilo para ti... El hambre acabará... Los corazones de los egipcios rebosarán de alegría más que antes."
   Subsisten también en la isla de Sehel los escasos vestigios de un templo de la XVIII dinastía (Amenhotep II) y otro de tiempos de Ptolomeo IV Philopator. Cara a la isla, en la orilla oriental del Nilo, se agrupan las coloridas casas de un poblado de fuerte sabor nubio.

Asuan

El obelisco inacabado
  
   El célebre obelisco inacabado de Asuán puede verse en una cantera de granito situada en los suburbios al sur de la ciudad (foto70). De haber sido desgajado y erigido, este inmenso monolito de 42 m de longitud habría sido, con diferencia, el mayor de todos los obeliscos egipcios, más alto que el obelisco de Hatshepsut en Karnak, que tiene 30 m de altura.
   Tres de sus caras están ya separadas de la roca (foto71), y los martillos de dolerita (una piedra de extrema dureza) han abierto pasillos en torno al bloque, para facilitar a los obreros el trabajo. Un trabajo que nunca concluyó, pues el obelisco fue abandonado en la cantera. El motivo no fue probablemente la grieta que se aprecia en su cúspide, sino su desproporcionado tamaño. Su peso estimado de 1.197 toneladas harían muy difícil su transporte y colocación.
   En las caras del obelisco se aprecian las huellas onduladas que dejaron las mazas de piedra. En ésta y otras canteras se ven por todas partes hileras de muescas para cuñas de madera, alineadas a intervalos regulares a lo largo de las caras de separación de los bloques. En las muescas, que delimitaban la superficie del bloque a extraer, se introducían cuñas de madera que luego se mojaban con agua. La madera se hinchaba y hacía estallar el bloque por los bordes delimitados, con lo que se obtenían superficies prismáticas listas para el pulido. Esta técnica de cantería, que se empezó a ensayar en tiempos de los Ptolomeos, fue perfeccionada por los romanos y dura hasta nuestros días.
   Hay otras canteras en las cercanías de Asuán, a ambas orillas del río, en algunas de las cuales se pueden encontrar estatuas de Osiris inacabadas y tumbadas por tierra.
  

   
Cementerio fatimí
  
Asuan   Cerca de las canteras del obelisco inacabado se extiende un camposanto que se remonta a la época fatimí (969-1171 d C), donde, entre un gran número de tumbas anónimas, se yerguen mausoleos cubiertos con cúpulas pertenecientes a jeques y personajes ilustres, así como mezquitas funerarias o cenotafios dedicados a la memoria de los santos más venerados del islam (fotos 72 y 73). Algunas antiguas lápidas sepulcrales que tenían inscripciones en caligrafía cúfica fueron trasladadas al Museo Islámico del Cairo.
  
  

Isla Kitchener
  
   Gezira Nabatat (= 'Isla de las Flores'), más conocida como isla Kitchener, es un islote paralelo a la isla Elefantina, distante de ésta unos pocos golpes de remo, que fue habilitada como jardín botánico en la década de 1890, a instancias de Lord Kitchener, antiguo comandante en jefe del ejército egipcio bajo la colonización británica. La isla fue reforestada con numerosas especies vegetales exóticas procedentes de África y Asia, como, por ejemplo, palmeras reales (Roystonea regia) de troncos de color blanco (foto74).

   
  
Hotel Old Cataract
  
   Este glamouroso hotel de estilo morisco-colonial (foto75), que domina desde la orilla oriental el tramo del Nilo frente a la isla Elefantina, fue mandado construir en 1899 por Thomas Cook. Algunos de sus huéspedes fueron el zar Nicolás II, Winston Churchill y Agatha Christie, que situó allí uno de los escenarios de su novela Muerte en el Nilo.
  


Templo de Isis en la isla de Filé
Asuan  
   Isis, la diosa egipcia por excelencia, 'soberana de todos los dioses', esposa y hermana de Osiris y madre de Horus, era una divinidad especialmente venerada en toda la Nubia. Su principal templo, meta de peregrinaciones, estaba ubicado en la isla fluvial de Filé (Filas, Philæ), un islote rocoso que emergía del Nilo por encima de la primera catarata. En otro islote cercano al oeste de Filé, llamado Biga, la tradición situaba la tumba de Osiris.
   La construcción a principios del siglo XX de una presa cerca de Asuán, un poco más arriba de la primera catarata, para regular las crecidas del Nilo trajo como consecuencia la desaparición bajo las aguas de la isla de Filé, incluido su célebre templo de Isis, calificado como la 'Perla de Egipto'. Filé reaparecía cada año en agosto y septiembre, cuando se vaciaba el pantano, para volver al poco a ser tragada por sus oscuras aguas. Pierre Loti fue uno de los escritores que lloró la muerte de Filé. No llegó a ser testigo de su resurrección.
   Sesenta años más tarde, en tiempos de Nasser, el nuevo proyecto de construcción de la Gran Presa de Asuán hubiera supuesto el golpe de gracia definitivo a Filé, si no fuera por la intervención de la Unesco que, dentro de su campaña de salvamento de los templos de Abu Simbel y la Baja Nubia, trasladó piedra por piedra el complejo templario de Isis a una isla no inundable que emergía a 300 m de la de Filé. La isla de Agilkia fue remodelada a base de explosiones de dinamita para que adquiriera una topografía similar a la de Filé, y los templos fueron reconstruidos con la misma orientación e integrados en un entorno geográfico muy parecido al del sitio original. Esta complicada operación de rescate duró ocho años, de 1972 a 1980.
   La nueva isla de Filé, de 400 m de longitud y 150 m de anchura, semeja en la distancia una nave anclada en el lago, con los pilonos del templo de Isis haciendo las veces de velas (foto76).
   
El último templo pagano
   El complejo templario de Isis en la isla de Filé fue el último reducto del paganismo en el mundo antiguo, que pervivió mucho Asuandespués de la cristianización de Egipto, cuando ya todos los demás templos estaban clausurados. Los últimos textos jeroglíficos y demóticos que se escribieron en Egipto se encuentran aquí. El edicto de Teodosio (380 d C), que declaraba el cristianismo católico la única religión legítima del imperio, prohibiendo la adoración pública de los antiguos dioses, no se llevó a efecto en Filé, donde continuó practicándose el culto a Isis. Hasta que en el siglo VI d C Narses, un general de Justiniano, expulsó a los sacerdotes del templo de Isis, que fue convertido en iglesia (lo cual podría explicar el excelente estado de conservación con que nos ha llegado). La población de Nubia fue convertida al cristianismo. Un siglo más tarde abrazaba la fe islámica.
   Aunque el faraón nubio Taharka (690-664 a C) ya había mandado erigir en la isla primitiva una capilla a Amón, y el faraón saíta Amasis (570-526 a C) un primer templo a Isis, ambos desaparecidos, los monumentos que han sobrevivido en Filé son relativamente tardíos, de las épocas ptolemaica y romana; la datación de los más antiguos no se remonta más allá de la XXX Dinastía (380-343 a C), aunque algunos materiales reaprovechados son de la época Saíta.
   El periodo de apogeo de Filé sobrevino en el siglo I d C, cuando ya Egipto era una provincia de Roma. En las inscripciones del templo aparecen con frecuencia los nombres (en alfabeto jeroglífico) de Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón. El santuario llegó a alcanzar una importancia religiosa superior a la del templo de Abydos.
   Al este del templo de Isis se levanta exenta una estructura en forma de pabellón, conocida como Quiosco de Trajano (foto77). Se trataba de una especie de embarcadero que cumplía una función ceremonial de etapa en las procesiones en que se portaba la imagen de la diosa Isis a la orilla del río. Dos paneles de relieves en el interior muestran al emperador Trajano portando ofrendas a Isis, Osiris y Horus.
   Como resultado de su estratégica situación en el extremo norte de Nubia fronterizo con Egipto, los templos de Filé constituyeron en los periodos ptolemaico y romano un modelo para otros templos construidos más al sur, entre la primera y segunda cataratas, como se aprecia por ejemplo en el templo de Mandulis en Kalabsha. Esta influencia puede detectarse incluso mucho más lejos, en los territorios del que fue reino de Meroe, en la Alta Nubia.
   Para más información fotográfica y textual sobre el Templo de Filé, ver en fotoAleph colección Abu Simbel y otros templos salvados de las aguas.
  


   
Nueva Kalabsha. La isla de los templos perdidos
Asuan 
   En una pequeña isla de rocas graníticas que emerge del lago Nasser a un kilómetro al sur de la Gran Presa de Asuán han sido reinstalados cuatro templos antiguos, así como otros vestigios arqueológicos de la Baja Nubia que iban a quedar inundados por las aguas embalsadas tras la construcción de la presa, constituyendo en conjunto un auténtico museo al aire libre, al que hay que acceder por barco. Hasta hace pocos años no podía ser visitado por estar dentro de terrenos militares.
   Los templos así salvados en esta especie de 'Balsa de la Medusa' que escapó al naufragio son los de Kalabsha, Qertasi, Beit-el Wali y (parcialmente) Gerf Hussein, y el islote pasó a denominarse Nueva Kalabsha.
   En la misma isla se han recopilado grabados prehistóricos encontrados en diversos lugares de la Baja Nubia, más antiguos que las más antiguas pirámides de Egipto.
  
Templo de Kalabsha
   Kalabsha es el nombre árabe de una población de Nubia, situada en la margen occidental del Nilo, que en la antigüedad era conocida como Talmis. El pueblo desapareció inundado por las aguas del lago Nasser.
   Kalabsha poseía un importante templo, que era uno de los más grandes de Nubia, después de los de Abu Simbel y Filé, con un perímetro de 71,60 x 35,50 m. Fue construido en tiempos de César Augusto en honor de Mandulis (o Merul), un dios local de la fertilidad muy venerado en Nubia, sobre el emplazamiento de un antiguo templo fundado en Talmis por Amenhotep II (siglo XV a C).
   Para evitar su desaparición, en 1962-63 el templo fue desmontado sillar a sillar y sus trece mil bloques fueron transportados y reconstruidos en la isla de Nueva Kalabsha, a unos 40 km de su emplazamiento original. Las obras fueron financiadas por Alemania occidental, y llevadas a cabo por un equipo de arqueólogos alemanes, que finalizó su trabajo en 1970.
   Aunque su tipología responde al modelo habitual de los templos egipcios de época tardía, como los de Edfú o Filé, posee algunas características peculiares, como el hecho de que el pilono no está situado paralelamente a la fachada del templo, pues hace un ligero ángulo respecto al eje de simetría.
   El muelle de atraque y la terraza de acceso al templo son también antiguos y están muy bien conservados.
Asuan  
Templo de Gerf Hussein
   El 'templo de Ramses II en el dominio de Ptah' era un hemispeos o templo semirrupestre, en parte construido y en parte cincelado en la roca, que fue fundado por Setau, virrey de Nubia, en un lugar a unos 90 km al sur de Asuán, conocido en tiempos modernos como Gerf Hussein.
   Estaba consagrado a Ptah, Ptah-Tatenen ('Padres de todos los dioses') y Hathor, así como al mismo Ramses II en su calidad de 'Gran Dios'. Un dromos o avenida de esfinges con cabeza de carnero conducía del Nilo al primer pilono, que, junto con el patio porticado, constituía la parte exenta, construida a base de sillares, del santuario. Las ruinas del patio, circundado por seis columnas y ocho pilares de estatuas osiriacas, son la única sección salvada de la inundación del lago Nasser y fueron reinstaladas en el islote de Nueva Kalabsha, unos pocos metros al sur del templo de Mandulis.
   La sección rupestre del edificio, cavada en la roca hasta alcanzar una profundidad de 43 m, tiene la misma estructura que la del templo de Ramses II en Abu Simbel. Esta parte del templo se mantiene in situ, hundida por lo tanto en las profundidades del lago Nasser, y habría que practicar arqueología subacuática para poder visitar sus ruinas.
  
Templo de Qertasi
   Pequeño templo reconstruido cerca del anterior, en forma de quiosco del mismo tipo que el de Trajano en Filé (foto78). Las restantes ruinas del templo han sido depositadas junto al templo.
   Estaba consagrado a Isis y era inicialmente un mammisi, es decir, el lugar simbólico del nacimiento de los dioses, de ahí la presencia de las columnas hathóricas. Su construcción fue iniciada durante la última época de los ptolomeos y rematada durante el período romano. Su ubicación original, enclavada a 30 km del emplazamiento actual, era el centro religioso del asentamiento romano de Taphis. El templo fue trasladado y remontado en la isla de Nueva Kalabsha por el Servicio de Antigüedades de Egipto.
  
Templo de Beit el-Wali
   Pequeño templo rupestre (o speos) arrancado de su sitio original y remodelado en el interior de un promontorio rocoso cercano a los dos templos anteriormente descritos. Fue labrado, como el de Abu Simbel, en la época de Ramses II, y dedicado a Amón-Re.
   Antes de la inundación del lago Nasser se hallaba situado cerca del templo de Kalabsha, a 40 km del emplazamiento actual. Fue trasladado de sitio por el Servicio de Antigüedades de Egipto, con financiación estadounidense.

   Para más información fotográfica y textual sobre la isla de Nueva Kalabsha, ver en fotoAleph colección Abu Simbel y otros templos salvados de las aguas.




Abu Simbel
Asuan  
   Asuán es el punto de partida para las expediciones vía terrestre al célebre sitio arqueológico de Abu Simbel, donde se pueden visitar, muy cerca de la frontera de Egipto con Sudán, dos legendarios templos rupestres mandados excavar por el faraón Ramses II en un acantilado de arenisca de la orilla occidental del Nilo. La travesía se hace recorriendo 270 kilómetros rumbo sur por un desolado desierto de tierra y rocas, salpicado de colinas que parecen pirámides.
   Abu Simbel estaba antaño a orillas del Nilo. Ahora está a orillas del lago Nasser, el inmenso pantano generado por la Gran Presa de Asuán.
   Ramses II el Grande fue el tercer faraón de la XIX Dinastía y reinó en Egipto de 1304 a 1237 a C aproximadamente. Su reinado fue el segundo más longevo de la historia de Egipto (67 años), tras el de Pepi II de la VI Dinastía. Ramses II es principalmente recordado por su largo y próspero reinado, por sus grandes programas de construcción, y por las muchas estatuas colosales que reproducen su efigie a todo lo largo del valle del Nilo. Pocos sitios antiguos hay en Egipto que no lleven el nombre de Ramses II, pues además de los mandados construir o restaurar por el propio rey, éste no dudaba en usurpar los monumentos de sus antecesores y atribuírselos a sí mismo, grabando cartuchos con su nombre en sus muros y estatuas.
   En Nubia levantó no menos de seis templos, dos de ellos rupestres, es decir, monolíticos, esculpidos (no construidos) en un macizo rocoso de Abu Simbel.
   Los templos de Abu Simbel permanecieron desconocidos para el mundo exterior, semienterrados en las arenas del desierto nubio, hasta su redescubrimiento en 1813 por Johann Ludwig Burkhardt, el mismo explorador suizo que un año antes había descubierto Petra.
Asuan   El conjunto arqueológico de Abu Simbel fue estudiado científicamente por primera vez por el egiptólogo pionero Belzoni. Está formado por dos templos rupestres (speos) que se complementan. El del sur es el más grande y está consagrado al culto de las principales divinidades del Imperio Ramésida, y también al mismo Ramses II divinizado. El del norte está dedicado a su esposa la reina Nefertari como encarnación de la diosa Hathor. El primero fue comenzado ya en la época de Seti I, padre de Ramses, cuando éste no había llegado a los quince años, pero fue en su mayor parte ejecutado durante el reinado de Ramses II. El segundo es enteramente obra de Ramses II.
   
Templo Sur
   Como ocurre habitualmente en la arquitectura rupestre, los templos de Abu Simbel son una traducción al lenguaje de la roca de la arquitectura 'construida' en la época. Todos sus elementos imitan, adaptándolas, las características arquitectónicas de los templos al aire libre, solo que en este caso no se procedía por adición sino por sustracción, esculpiendo y ahuecando la masa de roca para eliminar el material sobrante.
   El característico pilono de fachada de los templos egipcios, habitualmente precedido por estatuas colosales del rey, es remedado en el frontis monolítico del Templo Sur de Abu Simbel, que tiene un perfil troncopiramidal y está rematado por una moldura cilíndrica, como es habitual en los pilonos. La primera de las salas interiores representa el patio, la siguiente representa la sala hipóstila, y la del fondo la cella del dios: la distribución habitual de un templo egipcio.
   Las cuatro estatuas colosales de Ramses II en la fachada del primer templo constituyen uno de los más espectaculares ejemplos del arte escultórico del Egipto de los faraones (foto79). Mide cada una 20 metros de alto, y por tanto superan en altura a los famosos Colosos de Memnon (18 m) en Tebas, que representaban al faraón Amenhotep III. Están esculpidas en un entrante excavado en la pared vertical del acantilado. Miran hacia el este, contemplando cada amanecer el sol naciente. Una de ellas está parcialmente colapsada, la cabeza y los hombros yaciendo por tierra.
   Cabe imaginar la sobrecogedora impresión que causaría el avistamiento de estos colosos a quienes viniendo del sur trataran de penetrar en Egipto siguiendo el curso del Nilo. El viajero creería haber entrado en una tierra de gigantes, capaces de moldear las montañas para crear tan colosales prodigios, y desde el primer momento sería consciente del inmenso poderío del rey-dios que gobernaba aquellas tierras.
     
Templo Norte
   Al norte del templo principal se halla excavado el segundo templo de Abu Simbel. De dimensiones más reducidas, está consagrado a Nefertari, la esposa favorita de Ramses II, y al mismo tiempo al culto de la diosa Hathor. Con esta doble advocación se asimilaba la figura de la reina a la de la diosa del amor y de la música.
Asuan   La fachada, de 28 x 12 m, está ritmada por una serie de seis nichos separados por contrafuertes en talud (foto80) que enmarcan otras tantas estatuas alternadas del rey y la reina, esta vez representadas con la misma estatura (9,5 m de alto). Junto a las piernas del rey se ven pequeñas estatuas de sus hijos varones y junto a las piernas de la reina estatuas de sus hijas.
   En el centro una puerta da acceso a las cámaras internas, que tienen una distribución similar a la del gran speos de Ramses II, solo que a una escala más reducida. La primera sala está provista de tres pares de pilares cuadrados con capiteles hathóricos, es decir, con el rostro de la diosa Hathor, de orejas de vaca.
  
Un arduo rescate
   Puede que la más importante campaña de rescate de la historia de la arqueología sea la de los templos de Abu Simbel.
   Cuando el gran pantano, llamado lago Nasser, generado por la construcción de la presa alta de Asuán amenazó con inundar los templos rupestres de Abu Simbel, a principios de los años 60 la Unesco y el gobierno egipcio hicieron una llamada a la comunidad internacional para salvar el sitio. Entre 1964 y 1968, un equipo internacional de ingenieros y científicos dirigió el colosal trabajo de desmontar, trasladar y volver a montar el entero acantilado incluyendo sus templos a un lugar más alto que no fuera afectado por la inundación. El equipo contó con una ingente mano de obra, maquinaria de última tecnología y el apoyo económico de más de 50 países.
   Si ya de por sí es complicado desmontar y trasladar un edificio de sillares, hacer lo mismo con un edificio rupestre, esculpido en una montaña, es una tarea que creeríamos poco menos que imposible. Pero lo cierto es que en Abu Simbel se hizo, ante el asombro del mundo. El entero promontorio rocoso con los templos horadados en sus entrañas fue literalmente serrado y despiezado en grandes bloques con sierras mecánicas de alta precisión. Los bloques fueron trasladados y remontados 180 metros más hacia el interior y 60 más arriba, fuera del alcance de las aguas. Las descomunales y delicadas piezas fueron encajadas en el nuevo sitio con tal precisión que apenas se aprecian las juntas. Se tuvo mucho cuidado en mantener para los templos la misma orientación geográfica que tenían en origen.
  
   Más información fotográfica y textual sobre Abu Simbel en la colección de fotoAleph Abu Simbel y otros templos salvados de las aguas.




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Asuán.
La puerta de África


Bibliografía consultada

- Eggebrecht, Arne. El Antiguo Egipto. 3.000 años de historia y cultura del imperio faraónico (Plaza & Janés Editores, 1984)
- Heródoto. Los nueve libros de la historia. Libro segundo: ‘Euterpe’ (Edición ‘Biblioteca personal Jorge Luis Borges’, Hyspamérica Ediciones-Orbis, Barcelona, 1987)
- Müller, Hans Wolfgang. Arquitectura del Egipto antiguo (Arquitectura Mediterránea Prerromana, Historia Universal de la Arquitectura, Aguilar, 1973)
- Solé, Robert. Diccionario del amante de Egipto (Paidós, Barcelona, 2003)
- Wildung, Dietrich. Egypt. From Prehistory to the Romans (Taschen, 1997)

 

 

FotoCD138
   
Asuán.
La puerta de África

Fotografías: Eneko Pastor

 

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Cairo
Alejandría
El faro que perdió su luz

   
Alejandria
El oasis de Siwa
   
El oasis de Siwa
El oasis de Kharga
   
Kharga

El otro Egipto
Murales populares en el Valle de los Nobles

   
El otro Egipto

La carne y el Corán
Carnicerías de los países islámicos

   
La carne y el Coran