Colecciones fotográficas

Siria milenaria

Simón del desierto estuvo aquí

 

   Se conoce como Qalat Samaan (literalmente 'Castillo de Simeón') al lugar, a una cincuentena de kilómetros de Alepo, donde San Simeón el Estilita vivió la mayor parte de su vida practicando ascesis subido en lo alto de una columna. Tras su muerte, el sitio se convirtió en un gran centro de peregrinación y culto, y en torno a dicha columna fue construida hacia 470 d C una grandiosa iglesia-santuario, en aquel entonces la más grande del mundo cristiano, hasta que fue superada por la catedral de Santa Sofía en Constantinopla (hoy Estambul).
   Simeón (o Simón) nació en Sisan, norte de Siria, hacia 390 d C. Fue el primer monje cristiano que se conozca que llevó el ascetismo al extremo de vivir durante años solo y aislado en la cúspide de una columna, por lo que recibe el apelativo de "el Estilita" (del griego, stylé = columna). Siendo pastor, entró en una comunidad monástica de la región, de la que terminó siendo expulsado, y optó por convertirse en un eremita. Los milagros que se le atribuyeron le reportaron tanta fama y tal veneración popular, que hacia 420 d C decidió pasar el resto de su vida subido a una columna para escapar de las incomodidades de la vida mundana. No olvidemos que Siria había sido una región intensamente romanizada, pródiga en monumentos embellecidos con colosales columnas, coronadas de capiteles jónicos o corintios de enormes proporciones.
Siria   Sobre uno de ellos permaneció San Simeón los últimos 37 años de su vida, expuesto a las inclemencias del tiempo, de pie o sentado día y noche en la reducida superficie, rodeado de una balaustrada para evitar posibles caídas. Una escalera de travesaños le servía para mantenerse comunicado con la gente de abajo y para recibir comida y donativos que le traían sus seguidores. Los visitantes acudían a él buscando consuelo espiritual, curación para sus enfermedades, consejos doctrinales, intervención en ayuda de los oprimidos...
   Se cree que San Simeón convirtió al cristianismo a diversos árabes y paganos. Se le atribuye la invención del cilicio. Influyó en el emperador romano occidental León I el Tracio para que apoyara la corriente ortodoxa de Calcedonia durante la controversia cristológica del siglo V, defendiendo el dogma de la doble naturaleza divina y humana de Cristo.
   El ejemplo de San Simeón cundió. Su reputación animó a otros ascetas posteriores a imitarle en su austeridad e incluso a superarla, y un gran número de hombres y mujeres ejercieron desde entonces el eremitismo subidos a sus respectivas columnas. Fueron los llamados "estilitas". En el siglo XIX todavía había algunos estilitas en Rusia.
   La personalidad de San Simeón el Estilita fascinaba a los surrealistas y en 1965 llegó a ser el personaje protagonista de Simón del desierto, la genial película de Luis Buñuel, inspirada en su vida. A pesar de haber quedado inacabada al suspenderse el rodaje por falta de presupuesto, la película fue estrenada como mediometraje. Recordemos que comienza cuando una secta de devotos insta a Simón a abandonar la columna en la que ha vivido encaramado seis años para que se instale en la cúspide de otra columna el doble de alta. La película acaba abruptamente cuando el diablo se lleva a Simón en un viaje espacio-temporal a una discoteca de la Nueva York del siglo XX. Pero el final previsto en el guión era más redondo: los seguidores de Simón le exhortan otra vez a que se mude de columna para acomodarse sobre el capitel de otra columna el doble de alta que la precedente, y por tanto más acorde con su creciente gloria. El film acabaría en el momento en que Simón asciende a esta tercera columna. Curiosamente, en este episodio Buñuel se ajustaba estrictamente a la verdad histórica: se sabe que Simeón el Estilita vivió su vida de anacoreta en tres columnas sucesivas, la primera de 3 metros, la segunda de 7 metros, y la última de 17 metros de alto. Y es que nada hay más surrealista que la pura realidad.
  
   Las impresionantes ruinas del martyrium de San Simeón el Estilita en Qalat Samaan todavía se mantienen en su mayor parte en pie. La columna sobre la que vivió los últimos años de su vida el asceta, considerada una reliquia preciosa, fue enclaustrada en el centro de una enorme estructura octogonal, con cuatro de sus lados prolongados por otros tantos edificios de planta basilical, que componen en conjunto los cuatro brazos de una cruz (foto14). De la columna hoy solo se conserva la base y un fragmento del fuste (foto15).
   En el estilo del edificio se detecta la triple influencia del mundo clásico grecorromano, Constantinopla y los santuarios de Tierra Santa. Las columnas y pilastras están coronadas de capiteles que remedan con tosquedad el orden corintio (foto20). Su distribución estructural, donde predominan las formas circulares en la profusión de bóvedas, arcos de medio punto, ábsides y absidiolos (foto17), tiene marcados rasgos de conexión con la arquitectura de estilo bizantino. Son muy curiosos los remates circulares de los marcos de algunas ventanas (foto19).
   La estructura general, con planta de simetría central, es típica de los martyria y sepulcros monumentales de las primeras etapas del cristianismo en Asia Menor y Oriente Próximo, que tomaban como modelo la basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén.

 

 

Crac de los caballeros

Siria

 

   He aquí uno de los más grandiosos y mejor conservados ejemplares de arquitectura militar de la Edad Media. De todos los castillos que construyeron los caballeros cruzados europeos en Siria y Palestina, éste es el de mayores dimensiones. 
   Se yergue sobre una colina en la fértil región del noroeste de Siria, cerca de la frontera con Líbano, en un estratégico emplazamiento ocupado anteriormente por una fortaleza musulmana (foto21). De hecho, por toda esta comarca pueden verse numerosos castillos y alcázares, tanto cristianos como musulmanes (como el no menos impresionante castillo llamado de Saladino, Qalat Salah el-Din, cuyas ruinas coronan otra colina en las cercanías), que dan testimonio de las tensiones bélicas que sufrió la entera región durante las Cruzadas. 
   El castillo de Crac de los Caballeros fue erigido a partir de 1142 por la orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, de los que fue su plaza fuerte hasta 1271, año en que fue capturado por el sultán mameluco Baybars I. Los mamelucos ampliaron aún más la fortificación.
   Podía alojar una guarnición de 2.000 soldados.
   Consta de dos murallas concéntricas reforzadas con torreones semicilíndricos, separadas ambas por un amplio foso. Conserva la cámara del rey y, en el patio central, dos capillas de depurado estilo ojival (foto24). Los accesos al núcleo central del edificio se realizan recorriendo enormes pasillos abovedados (foto23), dotados de escaleras, que se preservan en toda su integridad (cosa nada frecuente en los castillos de esta época, que están en su mayoría colapsados), y proporcionan una idea fehaciente de la complicada estructura interna de estas fortificaciones medievales.
   En 2006 la Unesco incorporó a su lista del Patrimonio Mundial los castillos de Crac de los Caballeros y de Saladino.

 

 

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FotoCD103
   
Siria milenaria

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Fotografías: Eneko Pastor
Ilustraciones: Miguel Angel Eugui

   


 

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