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El Templo de Oro
El sijismo
El sijismo es una de las religiones más recientes del mundo. Fue fundada a fines del siglo XV en el Punjab por Guru Nanak, el primero de los diez gurúes de los sijs.
Esta religión se caracteriza por combinar elementos musulmanes e hindúes, aspirando a una síntesis que trascienda la dualidad monoteísmo-politeísmo. No debe esto extrañar, habida cuenta que el politeísmo hindú tiene un telón de fondo monoteísta: los miles de dioses y diosas de su panteón son distintas manifestaciones de una sola divinidad, emanan de una única energía cósmica llamada brahman.
"Dios es único, pero tiene innumerables formas. Él es el creador de todo y Él mismo toma la forma humana" (Guru Nanak).
Se calcula en 25 millones el número de sijs que hay hoy en el mundo. El 85% de los sijs viven en el estado indio del Punjab, del que componen el 51% de la población punjabi. Los restantes viven en su mayoría dispersos por toda la India, sobre todo en el estado de Haryana y en Delhi, la capital del país. Existen también sijs instalados en diversos países de Asia, África, Europa y América.
La palabra sij (escrita también sikh) deriva del antiguo idioma pali: sikkha = 'discípulo'. Los sijs se consideran seguidores de las enseñanzas de diez gurúes, o maestros espirituales, el primero de los cuales fue Guru Nanak (1469-1539) y el último Gobind Singh (1666-1708).
Los sijs consideran el Granth Sahib o 'Libro del Señor', una compilación de himnos religiosos compuestos por los gurúes, como sus sagradas escrituras, como su gurú 'viviente'. Creen en un Dios creador y que las mejores vías de aproximación a Dios son a través de la repetición de su nombre (nama) cantando kirtan o himnos de alabanza, y a través de la meditación bajo la guía de un gurú. "Canta canciones de alegría al Señor, sirve al Nombre del Señor, y conviértete en el servidor de Sus servidores" (Guru Nanak).
Los sijs comparten con los hindúes las teorías del ciclo de reencarnaciones y el karma. A la vez, diversos aspectos de su sistema de creencias están claramente inspirados en el sufismo (o misticismo islámico). "Debido a la ignorancia de la cuerda, la cuerda parece ser una serpiente; debido a la ignorancia del Yo, el estado transitorio surge de los aspectos individuales, limitados y fenoménicos del Yo." (Guru Nanak).
Los sijs de oponen al sistema de castas que, aunque abolido oficialmente, rige aún extraoficialmente en la India.
Todos los sijs tienen el mismo primer apellido: Singh, que significa 'león'. Todas las mujeres sijs se apellidan Kaur, que significa 'leona' o 'princesa'.
El número 5 tiene un significado místico en el Punjab, el "país de los cinco ríos". Los sijs practicantes deben seguir las normas de las cinco K:
- Kesa: no cortarse el pelo ni afeitarse la barba durante toda la vida.
- Kangha: llevar siempre consigo un pequeño peine de marfil o de madera para recogerse el pelo en un moño.
- Kara: llevar puesto en la muñeca derecha un brazalete metálico.
- Kacha: vestir calzones cortos de algodón, a fin de poseer la movilidad del guerrero.
- Kirpán: portar una pequeña daga, que en sus orígenes era una espada ceremonial, simbolizando la lucha constante del bien sobre la injusticia. El kirpán nunca debe desenvainarse para atacar, pero puede usarse para autodefensa o para proteger a un tercero.
La fe de los sijs hace énfasis en la unicidad de Dios, considerado como un ente creador, inmortal y omnipresente, sinónimo de la Verdad. "No hay hindúes, no hay musulmanes; no hay más que un Dios, la Verdad Suprema" (Guru Nanak). El sijismo toma del hinduismo la sílaba mística Om, como símbolo de Dios, a la que añaden su cualidad de ser omnipotente: Om Kar (= 'Creador'). Dios es por otra parte un ser sin forma y más allá de la comprensión humana.
Los sijs proscriben la representación iconográfica de Dios y el culto a los ídolos. Rechazan también la adoración a las fuerzas de la naturaleza (el sol, los ríos, los árboles...) tan habitual entre los hindúes, y descreen de ritos como la purificación en el Ganges. El único objeto material que veneran es el Granth Sahib, su libro canónico, en torno al cual se centra la mayoría de los rituales, y al que los devotos hacen ofrendas en el sanctasanctórum del Templo de Oro de Amritsar. Sus páginas son oreadas día y noche con un abanico de cola de yak. En las festividades religiosas el libro es llevado en procesión por las calles.
Como todo sij está capacitado para leer los textos sacros, los sijs no tienen un clero o casta sacerdotal a la manera del hinduismo, que ejerza de intermediario o intérprete entre el hombre y la divinidad. Sin embargo la figura del gurú, o maestro espiritual, es imprescindible para el verdadero devoto que desea seguir el camino hacia el moksha o liberación.
El aspecto físico de un sij es inconfundible. Es muy fácil distinguir a primera vista quiénes son sijs entre la variopinta población india. No sólo por sus vistosos turbantes de plegado característico y sus espesas barbas nunca afeitadas, que a veces llevan recogidas en una redecilla, sino por su porte regio, aguerrido, y por la actitud general que muestran ante la vida. Los sijs son en su mayoría gente de espíritu emprendedor, son instruidos, realizan trabajos cualificados. Monopolizan prácticamente la industria del transporte y destacan en los gremios asociados, donde no es infrecuente ver a sijs conduciendo buses o taxis lo mismo en Delhi que en Londres, o ejerciendo de pilotos de avión para compañías aéreas. Ocupan puestos relevantes en la administración, el ejército y la política de la India (el actual primer ministro de la India, Manmohan Singh, es un sij).
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El Templo de Oro
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Fotografías: Eneko Pastor