Colecciones fotográficas

El Templo de Oro

El vaticano de los sijs

 

He visto muchos lugares, pero ninguno como Tú.
Guru Arjan Dev Ji

 

    El Templo de Oro es el lugar más sagrado del sijismo, la religión fundada en la India por Guru Nanak a finales del siglo XV. Se halla enclavado en Amritsar, ciudad y distrito del Estado de Punjab, al noroeste de la India, muy cerca (50 km) de la frontera con Pakistán. Téngase en cuenta que la frontera indo-pakistaní divide en dos el Punjab desde la partición de la India en 1947.
   Amritsar es la segunda ciudad más grande del Punjab después de la cercana Lahore (que con la partición quedó del lado pakistaní), y un importante centro comercial y cultural, situado en un estratégico nudo de comunicaciones. Quien desee entrar en Pakistán desde la India, tendrá probablemente que pasar por Amritsar.
   La ciudad fue fundada en 1577 por Ram Das, el cuarto gurú de los sijs, alrededor de un estanque sagrado llamado Amrita Saras (amrita es el néctar que servía de alimento a los dioses hindúes, de donde deriva el topónimo). Amritsar se convirtió en la ciudad sagrada de los sijs, y una meta de peregrinación para todo el que profesaba el sijismo. Otra ciudad importante para los sijs es Nankana (hoy en Pakistán), el lugar de nacimiento de Guru Nanak.
El Templo de Oro   El sijismo había prosperado bajo los mogoles, pero a partir del advenimiento al trono de Aurangzeb, el último gran mogol, que implantó una política de intolerancia religiosa hacia los no-musulmanes, empezó a sufrir persecuciones. En 1675 Aurangzeb arrestó y ejecutó al sij Guru Tegh Bahadur, que se había negado a abrazar el islam. Los gurúes sijs que le sucedieron se declararon en abierta rebelión contra el emperador. El noveno y último sucesor de Guru Nanak, el gurú Gobind Singh, transformó el sijismo en una fe militante. Reunió a sus cinco discípulos más próximos, los Panch Piyara (= 'los Cinco Bienamados'), y juntos fundaron una nueva hermandad combatiente de santos-guerreros, los Khalsa (= 'los Puros').
   El declive del imperio mogol dio a los sijs la oportunidad de crear una nación propia en tierras del Punjab. En 1801 Ranjit Singh se autoproclamó maharajá del Punjab y procedió a gobernar el Estado en nombre de la comunidad sij. Un año más tarde conquistó Amritsar, que era por entonces el centro comercial más importante del norte de la India. Con un ejército punjabi compuesto por sijs, hindúes y musulmanes combatió a los pathans y los afganos, ocupantes de la India septentrional desde hacía mil años, obligándolos a replegarse a sus lugares de origen. Fue por ello conocido como el 'León del Punjab'.
   Como centro del creciente poder sij, Amritsar experimentó un incremento correlativo en el comercio. En 1849 la ciudad fue anexionada a la India británica. En la actualidad, sus actividades económicas incluyen la industria textil de sedas y la elaboración y envasado de alimentos.
   En julio de 1984, en un clima de creciente tensión entre el gobierno federal indio y la comunidad sij, se produjo una revuelta para reclamar la secesión del Punjab, encabezada por Jarnail Singh Bhindranwale. Sus seguidores se refugiaron con un arsenal de armas en el complejo sagrado de Akal Tajt (principal centro de autoridad religiosa del sijismo en la India, ubicado en el recinto del Templo de Oro de Amritsar). Para reprimir la insurrección, la primera ministra Indira Gandhi ordenó la operación Bluestar. Entre los días 3 y 6 de junio de 1984, el ejército de la India asaltó el interior del Templo de Oro. El ejército irrumpió con tropas especiales y paracaidistas, ocasionándose un intenso tiroteo. Muchos de los insurrectos fueron muertos, además de soldados del gobierno y devotos visitantes a los que se les había prohibido abandonar el templo una vez comenzado el asalto. Según un recuento oficial, murieron 83 soldados y 492 civiles.
   Muchos sijs consideraron el ataque como una profanación a su sitio más sagrado. Al poco tiempo (31 octubre 1984) Indira Gandhi fue asesinada por dos de sus guardaespaldas. Ambos eran sijs. El magnicidio desencadenó una oleada de persecución y linchamiento de sijs en toda la India. Los restantes años de la década de los 80 fueron una época negra para el Punjab, donde los disturbios, las explosiones de bombas y los atentados indiscriminados se sucedían sin interrupción. Poco a poco la situación se fue calmando, y desde los años 90 del siglo XX el Punjab goza de un periodo de paz.
  
   El Templo de Oro (llamado también Harimandir = 'Templo de Dios' y Darbar Sahib = 'Palacio del Señor') se levanta en medio del estanque sagrado del que nació Amritsar, en el espejo de cuyas aguas se refleja (foto03). Se accede a él por un largo y estrecho puente-pasarela (foto13). El edificio debe su nombre a su cúpula de cobre chapado con pan de oro, que brilla centelleante a la luz del sol. Fue fundado por Ram Das (1574-1581) y terminado por Arjan (1581-1606). El templo primitivo fue saqueado en 1761 y reconstruido en 1764. Ranjit Singh lo dotó de su recubrimiento de oro y le incorporó elementos decorativos traídos de los mausoleos de Jahangir (ver foto) y Nur Jahan, en Lahore. Su estilo es bastante ecléctico: una mezcla de arquitectura hindú y musulmana. Sus características principales, como el trazado general de marcado carácter geométrico y la cúpula en forma de bulbo, se repiten en la mayoría de los templos sijs (llamados gurdwara = 'puerta al guru').
   El estanque se halla en un patio rectangular, pavimentado de losas de mármoles de colores que dibujan al ensamblarse tracerías geométricas (foto06), rodeado por sus cuatro lados de naves porticadas de finas columnas de ornamentaciones florales (foto08) y pabellones con cúpulas blancas y doradas. Algunos árboles salen de unos parterres abiertos en el suelo de mármol. Uno de los árboles es sagrado: da buenos auspicios tocarlo, y es costumbre que a su vera las familias concierten bodas. Todos los muros están revestidos de un deslumbrante mármol blanco. Una torre despunta con un gran reloj en la fachada. En las paredes se ven incrustadas lápidas conmemorativas dedicadas a soldados y luchadores muertos en distintas batallas.
   El santuario principal, el Templo de Oro propiamente dicho, está ornado tanto en su exterior como en su interior con un depurado trabajo de filigrana dorada, de gran delicadeza. La decoración mural recuerda al estilo mogol, consistente en incrustaciones de nácar y piedras semipreciosas –lapislázuli, cornalina– sobre fondos de mármol (según la técnica de pietra dura, que se había utilizado para embellecer el Taj Mahal y otros monumentos mogoles). Abundan los paneles de motivos florales, zoomorfos (de animales reales y fantásticos) y antropomorfos, con figuras de gurúes sentados en la postura del loto. El chapado de oro sobre cobre está modelado con finos bajorrelieves de motivos vegetales, animales y humanos. Grabados en el oro se pueden leer versículos del libro sagrado de los sijs, en un alfabeto llamado gurmuji, creado por el gurú Angad en el siglo XVI. La decoración es minuciosísima; no hay un centímetro cuadrado que no esté revestido por chapas de cobre, pinturas murales o mosaicos de pequeños fragmentos de espejos.
   Entre los demás pabellones del recinto del templo destaca el Akal Tajt, en cuyo patio de mármol se custodia el trono donde se sentaban los gurúes sijs. Aún hoy las principales decisiones concernientes a la vida social y religiosa del sijismo son tomadas en este emplazamiento.
  
  
Una visita al Templo de Oro
  
   Para entrar al recinto del estanque hay que dejar los zapatos en un gran guardarropa, y cubrirse la cabeza. También es paso obligado mojarse los pies en una canaleta de agua dispuesta al efecto. Aquí y allá hay apostados policías armados vigilando. Algunas dependencias están guardadas por vigilantes de turbante azul o negro, blandiendo una lanza (foto07).
   Los sijs al entrar se arrodillan y tocan con la cabeza el suelo, orientados de cara al Templo de Oro (foto04).
El Templo de Oro   Entran muchedumbres, no solo de sijs. Familias con mujeres, niños y ancianos. Santones de curiosas vestimentas. Los sijs se desvisten y se quedan en ropa interior para bañarse en el estanque sagrado, pero sin quitarse nunca el turbante. Algunos se recogen las prendas sobre el turbante, para poder 'nadar y guardar la ropa'. Muchos portan un puñal curvo (kirpán), y al bañarse se lo insertan en un pliegue del turbante para que no se moje. Los niños se bañan desnudos y tiritan de frío pese a que la mañana es soleada (estamos en enero). El mármol blanco del suelo congela los pies. Hay una zona del estanque tapiada con muros de mármol, para que las mujeres hagan su inmersión sin que puedan ser vistas.
   La atmósfera general es de respeto y veneración. Una música constante puede oírse por todo el recinto. Es un cántico ininterrumpido de alabanzas al Señor, transmitido por un altavoz.
   En un lateral hay un comedor (langar) y un albergue (dharamsala) gratuitos. Una multitud espera la hora de apertura para entrar a comer (foto15). Hay grupos preparando la comida, pelando cebollas y patatas en el suelo. Otro grupo cuece chapatis sobre grandes planchas redondas de hierro (foto17). Otros friegan las bandejas y los cuencos, o sirven té. Se abren las puertas y entran todos. Se sientan disciplinadamente en filas sobre taburetes o largas alfombrillas, sin hacer distinciones de castas (foto19). También a los extranjeros se les invita a sentarse y comer con ellos. Tanto los que cocinan como los que sirven o friegan son voluntarios. Al terminar de comer cada cual lleva su bandeja a las fuentes de agua. Se encargan de fregarlas unos viejecillos, utilizando cenizas en lugar de jabón.
   Deben dar de comer a miles de personas cada día. También el albergue es gratuito, aunque aceptan donativos. Es como un caravasar de tres pisos porticados que dan a un patio central, donde están las letrinas. Un tablón de anuncios en la recepción muestra fotos de presuntos ladrones a los que han colgado del cuello un letrero denunciando sus respectivas fechorías. Se ven muchos jóvenes entre ellos –habrá como un centenar de fotos, algunas muy viejas en blanco y negro–, expuestos a la vergüenza pública. Impresiona ver tantos ladrones juntos: ni Alí Babá.
   Una capilla lateral muestra el grabado de un guerrero decapitado, montado a caballo, que lucha con su cabeza en una mano y una espada en la otra. Después de la batalla fue a morir a este punto, afirma un letrero. En el centro de la sala hay un sij sentado leyendo un libro religioso. En otras capillas se ven también sijs sentados, cada uno con un libro de formato apaisado que lee en silencio, con gesto de seriedad, teniendo un plumero de plumas de pavo real al alcance de la mano para sacudir el polvo.
  
   Los edificios que fueron dañados en 1984, en los disturbios de la operación Bluestar, van siendo poco a poco restaurados con ayuda de donativos. Éstos son recaudados en joyas y metálico dentro de una vitrina que contiene una maqueta del templo. Muchos fieles ayudan en la restauración voluntariamente. Se ve a mujeres bruñiendo con gran tenacidad los barrotes de latón de las barandillas. A chavales reparando afanosamente la pasarela de acceso al santuario principal, instalando una barandilla de latón y colocando losas en el suelo.
   Los fieles hacen cola frente a una taquilla para comprar una bandeja que contiene dulces y hojas de árbol. Entran apelotonándose en el puente que conduce al santuario principal, el Templo de Oro. Un guardián en la pasarela recoge tickets que llevan los fieles en sus bandejas y los mete en una urna. A los forasteros no les exigen tickets, aunque les advierten que no está permitido sacar fotos dentro. En la puerta del templo se producen aglomeraciones que obstruyen la entrada. Unos encargados recogen las bandejas de ofrendas, arrojan la mitad de los dulces a un montón, y, tras depositar la otra mitad sobre las hojas de árbol, devuelven las bandejas a los donantes.
   En el interior hay tres músicos sentados en un estrado, delante de un gran libro. Dos de ellos cantan acompañados de sendos harmonios, y el tercero marca el ritmo con la tabla, el tradicional instrumento de percusión de la música india. Cantan delante de micrófonos, y la música se difunde por todo el recinto del estanque. Es un cántico constante, una melodía infinita, que no cesa en las 24 horas del día, pues los músicos se van turnando. Tanto la parte vocal como el acompañamiento instrumental están muy bien interpretados, con melodías cadenciosas y muy bellas, en una especie de salmodia repetitiva que nunca se hace monótona. Es el canto ininterrumpido de la lectura del Granth Sahib, el libro sagrado de los sijs, que se venera en el interior del Templo de Oro.
   El libro sagrado está envuelto con una tela de seda color púrpura y todo cubierto de guirnaldas de flores que depositan los devotos. La gente está sentada detrás de los músicos o en las ventanas de la parte alta. El ambiente, pese a lo multitudinario, es de gran devoción. No se habla. Se escucha, se mira, se lee, se medita. Hay una zona por la que se accede al agua sagrada del estanque, y los fieles se mojan la frente con ella.
  
   Otro monumento importante de Amritsar es el templo de Durgiana (foto21). Aunque de menores dimensiones, tiene la misma estructura que el Templo de Oro de los sijs: un santuario en medio de un estanque, accesible por un puente. Pero en este caso se trata de un templo hinduista, dedicado a la diosa Durga. India es el país de la tolerancia religiosa.

 

Continuar:  El sijismo >>

 

FotoCD105
  
El Templo de Oro

© Copyright fotoAleph. All rights reserved
www.fotoaleph.com
   
Fotografías: Eneko Pastor

   
 


  

Otras exposiciones de fotos de la India en fotoAleph
India rupestre
Los comienzos del arte budista e hindú

   
India rupestre
Cuevas de Bhimbetka
Prehistoria del arte en la India

   
Cuevas de Bhimbetka 
Templos del amor
Escultura erótica de la India


TEMPLOS DEL AMOR 

Benares
Microcosmos de la India

   
BENARES

Una ciudad santa de la India
   
BENARES

Los peregrinos del Om
   
BENARES
Taj Mahal
y otras joyas del arte mogol

   
Taj Mahal 
El amanecer del budismo
   
El amanecer del budismo 
Calles de Calcuta
   
CALLES DE CALCUTA 
Remove your shoes
   
REMOVE YOUR SHOES
Sadhus
Ascetas y santones de India y Nepal

   
Sadhus
Ladakh
El pequeño Tibet

   
LADAKH
Recuerdos del pasado
La herencia colonial en Asia

   
RECUERDOS DEL PASADO