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El dinosaurio estaba allí

El dinosaurio dejó su huella

 

   "–¡Miren esto! –dijo–. ¡Por Dios, ésta debe ser la huella del padre de todos los pájaros!
   En el lodo blando que teníamos delante se imprimía la enorme pisada de un pie con tres dedos. Aquel ser, cualquiera que fuese, había cruzado el pantano y se había introducido en el bosque. Todos nos detuvimos para examinar la monstruosa marca. (...)
   –¡Wealden! –gritó Challenger extasiado–. Yo las he visto en la arcilla del Weald. Es un animal que camina erecto sobre sus patas de tres dedos, y que a veces apoya una de sus garras delanteras de cinco dedos en el suelo. No es un pájaro, mi querido Roxton... no es un pájaro.
   –¿Es un animal cuadrúpedo?
   –No; es un reptil... un dinosaurio. Ningún otro ser podría haber dejado semejantes huellas."
   (Arthur Conan Doyle, El Mundo Perdido)

  
   Con el paso de los milenios la materia orgánica muerta (de animales o de plantas), bajo determinadas condiciones, tiende a fosilizarse, a convertirse en piedra.
   La mayoría de los dinosaurios hasta hoy conocidos eran terrestres. Al morir, sus despojos eran presa de animales carroñeros y desaparecían por completo. Dinosaurio. Rastro de icnitasNo obstante, en los casos en que el cadáver del dinosaurio quedaba sepultado por sedimentos de barro, por ejemplo al ser arrastrado por corrientes de agua al fondo de un lago o del mar, los componentes más duros de su organismo podían experimentar a la larga un proceso de litificación. Se transformaban en fósiles.
    Restos fosilizados de dinosaurios, de sus huesos, sus uñas, sus dientes, han sido hallados en todos los continentes. Estudiados en conjunto nos proporcionan una abundantísima información sobre la morfología, evolución y pautas de vida de estos animales.
   Además de este tipo de fósiles existen otras categorías de vestigios fósiles, que no consisten en restos anatómicos del dinosaurio, sino en trazas indirectas de su paso o actividades, como por ejemplo sus excrementos petrificados (o coprolitos), sus roeduras o sus madrigueras.
    Las huellas de dinosaurios (o icnitas) y los rastros o senderos de huellas alineadas que estos animales imprimían sobre el barro al caminar figuran entre los vestigios fósiles más abundantes en todo el mundo. La base de barro, al metamorfosearse en piedra, las conservó para el futuro.
   Toda una rama de la paleontología (la 'icnología' o estudio de las huellas) se dedica a investigar icnitas y senderos de icnitas. A partir de estas huellas se puede no sólo identificar aproximativamente las especies de saurios, sino inferir datos como su volumen, peso y altura, las trayectorias de sus movimientos, la velocidad a la que avanzaban, o si se agrupaban en manadas gregarias.
    Las icnitas son también los vestigios fósiles de dinosaurios que más abundan en Soria y La Rioja. Entre las Tierras Altas de Soria y La Rioja Baja se extiende una zona montañosa de estratos sedimentarios con cierto grado de inclinación que datan del Cretácico Inferior.Dinosaurio. Huella de cuerpo yacente Con la erosión y los corrimientos de tierras van aflorando aquí y allá capas de rocas planas, de aspecto pizarroso, que dejan al descubierto, para pasmo del visitante, numerosas improntas de descomunales pies de tres dedos, pertenecientes a bestias gigantes que nunca hemos visto con nuestros ojos, si no es en sueños o en ficciones.
    No sólo es la cantidad de emplazamientos, ni la cantidad de huellas (se cuentan por miles), lo que nos asombra. Es también la gran diversidad de formas que dibujan las huellas, de las que el observador menos experto puede deducir a simple vista y sin lugar a dudas que fueron estampadas por muy distintos animales.
   Huellas con tres dedos afilados como si fueran de aves gigantes, huellas palmeadas, huellas redondeadas como de elefante o rinoceronte, largos recorridos de huellas consecutivas, grupos de huellas de animales en manada, surcos serpeantes trazados por el arrastre del rabo de un reptil (en Munilla, La Rioja), concavidades dejadas por los cuerpos yacentes de los dinosaurios (en Bretún, Soria)...
   Otros vestigios indirectos como las heces fosilizadas o coprolitos suministran información sobre los alimentos que ingerían estos animales. Aparecen también gastrolitos, piedras muy pulimentadas que los dinosaurios, a la manera de algunas aves, llevaban en el estómago para ayudar en su digestión.
   La cantidad y variedad de evidencias son abrumadoras. El dinosaurio estuvo allí.

 

Proceso de formación de las icnitas

   Los dinosaurios dejan las marcas de sus pies estampadas en el barro.
   El barro, al secarse, se endurece y las huellas quedan marcadas, si bien la mayoría desaparecen.
   El agua, en su ir y venir, arrastra sedimentos de distintas materias. Estos sedimentos se depositan sobre la huella, la rellenan y la sepultan. Una huella cubierta de un barro de distinto tipo, se conserva diferenciada.
   Con el paso del tiempo se produce un proceso de litificación. El barro se va endureciendo hasta petrificarse, transformándose en roca.
   Los plegamientos geológicos y la erosión hacen aflorar en ciertos lugares los estratos correspondientes a estas rocas, algunas de cuyas capas están perforadas de huellas.
   Aparece con frecuencia no sólo la huella, sino también el relleno petrificado: la contrahuella. Son el molde y el contramolde del pie del dinosaurio.

 

 

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El dinosaurio estaba allí

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Fotografías: Eneko Pastor 
Realizadas en Soria y La Rioja (España)