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Los cedros sagrados del Líbano

Otros enclaves naturales del Líbano

   
   Pese a su pequeña extensión, el Líbano atesora en su montañosa geografía un gran número de enclaves naturales de extraordinaria belleza. Veamos unos pocos ejemplos:


  
Bsharré. Tumba fenicia
   
   En las afueras de Bsharré, ascendiendo por un empinado sendero que parte del Museo Jalil Gibran, se yergue a media ladera de la montaña un picacho que la lluvia y el viento han torneado en forma de cono o 'chimenea de hadas' (foto24). 
   Esta formación rocosa esconde en su seno una tumba rupestre, excavada por la mano del hombre. Una puerta practicada a pie de roca da acceso a una serie conectada de salas rectangulares, en cuyos suelos se abren fosas y en sus paredes nichos, que antaño albergaban sarcófagos. La tumba está datada en el 750 a C, en la época de la hegemonía de los fenicios en esta tierras.

Cedros del Libano
   


Cueva de Afqa
   
   Esta cueva abierta en el acantilado de un grandioso circo natural del Monte Líbano (foto27), redescubierta por Ernest Renan en 1860, es el nacedero del legendario río Adonis (llamado en árabe Nahr Ibrahim). En este lugar nació y murió Adonis.
   Frente a la boca de la caverna se levanta un montículo de piedras sillares, que son las ruinas, nunca excavadas, de un gran templo de piedra dedicado a Venus-Afrodita, diosa del amor.
   En la mitología griega clásica, este paraje está asociado al culto de Afrodita y Adonis. Según la leyenda, Cinyras, rey de Chipre, sedujo a su hija Myrra, que fue metamorfoseada en el árbol designado por ese nombre. Al cabo de varios meses, el árbol se escindió para dar nacimiento a Adonis. El niño fue criado por Afrodita, que se enamoró de él, despertando los celos de su amante Ares, dios de la guerra. Ares envió un jabalí para matar a Adonis. En la poza a los pies de la cascada de Afqa, Adonis, herido en la ingle, se desangró hasta la muerte. Los dioses se apiadaron del dolor de Afrodita y permitieron que Adonis pudiera escapar cada año del Hades por un corto periodo.
   Las aguas del río arrastran un limo rojizo que tiñe su cauce hasta su desembocadura en el Mediterráneo. La leyenda sostiene que era la sangre de Adonis, renovada cada año en el momento de su muerte. En el fértil valle irrigado por el río florecen asimismo millones de anémonas de intenso color escarlata, llamadas flores de Adonis, que crecerían de su sangre.

 




Faqra. Un templo en un karst
    
   Las tierras de la meseta de Faqra (a 1.500 m de altitud en las estribaciones del Monte Líbano) se asientan sobre un enorme estrato horizontal de roca caliza. Esta masa lítica emerge en diversos afloramientos que la erosión ha esculpido a lo largo de las eras para configurar insólitos paisajes.
Cedros del Libano   La caliza tiene la propiedad de reaccionar con el agua, un proceso que transforma su morfología. En el mundo subterráneo modela las estalactitas y estalagmitas; en la superficie genera con frecuencia fenómenos kársticos. Un karst es una especie de lapiaz, un amontonamiento caótico de rocas agrietadas y moldeadas por lluvias y nieves con las más caprichosas formas y con laberínticos trazados.
   El karst de Faqra es un caso singular porque contiene entre sus peñascos las ruinas de un templo romano del siglo II d C. Podemos ver en la foto las columnas del pórtico sobresaliendo por encima de las piedras calizas (foto28). Los muros del templo (dedicado a Zeus Belgalasos) se integran perfectamente en el roquedal, ensamblándose los sillares con el contorno irregular de las rocas naturales.
   Faqra conserva también en las cercanías las ruinas de otro templo dedicado a Atargatis, dos altares y una masiva torre del año 43 d C, consagrada al culto del emperador Claudio, asociado al dios Belgalasos.
   

Faqra. Puente natural
   
   A unos pocos kilómetros de las ruinas romanas de Faqra se halla este magnífico puente natural, perforado por las aguas del Nahr El Laban o Río de la Leche (foto29). El puente es conocido como Jisr El Hajar ('diseñado por el viento y la lluvia').

 


   

Beirut. Rocas de las Palomas
   
   En la misma capital del Líbano emergen a orillas del Mediterráneo estas formaciones rocosas erosionadas por las olas marinas (foto30). Todos los años se celebra en este lugar una competición de zambullida de altura, en la que los bañistas se arrojan al agua desde lo alto de la roca principal.

 

 

FotoCD140
   
Los cedros sagrados del Líbano
   
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