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El embrujo de la Alhambra

54. Palacio de Carlos V. Patio
El florido estilo plateresco de la primera mitad del siglo XVI en España convivió con otro estilo renacentista mucho más sobrio y clásico, del que sería ejemplar temprano y señero el palacio de Carlos V dentro del perímetro fortificado de la Alhambra de Granada. He aquí lo que podría considerarse la antítesis del arte andalusí. Donde en la Alhambra es todo exuberancia decorativa, en el nuevo palacio todo es sobriedad y desnudez de líneas, en consonancia con el austero estilo de vida del monarca cristiano.
El edificio es de planta cuadrada con un gran patio circular central de 30 m de diámetro, supuestamente pensado para corridas de toros y torneos. La planta (un círculo inscrito en un cuadrado) es totalmente renacentista: centralizada y simétrica; está distribuida sobre los ejes cruzados de las cuatro entradas, una en el centro de cada lado del cuadrado. La fachada sigue las normas del renacimiento italiano mostrando una sucesión de órdenes superpuestos (pilastras toscanas, jónicas y corintias), con el ritmo alternante de los frontones triangulares sobre las ventanas del segundo piso. El patio circular está rodeado también por una columnata con una superposición similar de los órdenes toscano y jónico.
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