Angkor. El corazón de Camboya

23. Niña en una ventana de balaustres
Con el correr de los siglos, la arquitectura angkoriana fue poco a poco evolucionando y se fueron extendiendo y multiplicando las dependencias de los complejos templarios, hasta formar intrincadas retículas de galerías, pasillos y pórticos, conectados entre sí siempre por ángulos rectos.
La decoración escultórica fue ganando en abarrocamiento y preciosismo, e invadiendo todos los recovecos del edificio, en una simbiosis total entre arquitectura y escultura.
Aparecieron las ventanas de balaustres, con celosías para tamizar la luz formadas por barrotes cilíndricos de arenisca, torneados con molduras que imitan las balaustradas de madera.
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© Ramon Pouplana Solé