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New York, New York

New York, New York (por Ramon Pouplana)

New York  
 

   La ciudad universal por definición. Tantas etnias, tantos barrios. Reúne arte dentro y fuera de los monumentales edificios, es la ciudad del coleccionismo avaricioso, desde claustros románicos originales a dinosaurios majestuosos, todo lo que se pueda comprar o vender se exhibe en las calles y en los museos de esta urbe tan interplanetaria.
   No podemos obviar que es la ciudad que mejor reconocemos antes de visitarla, porque es la ciudad cinematográfica por excelencia. En cada esquina de las diversas calles y avenidas encontramos inmemorables sorpresas en forma de recuerdo de tantos momentos vividos a través de la pantalla. Si paseas por Manhattan o Brooklyn tal vez te cruces con algún personaje de las películas de Woody Allen, Coppola, Spielberg y tantos otros.
   Es una ciudad que se ha promocionado con el eslogan de la Libertad pero se construyó gracias a la esclavitud. 
   Y cuando uno intenta mirar al cielo buscando esta libertad, la magnitud de su arquitectura se lo impide y solo la combinación de reflejos en los muros acristalados le permiten aventurar si será un buen día, y a su vez se reconocerá en la pequeñez del ser humano que se deslumbra desde las enormes terrazas del Empire State Building. Es una sociedad donde todo es posible si eres capaz de desearlo.
   
   Ramon Pouplana

 

 

 

 

 

 

 

Nueva York. Breve historia

 

   El skyline de Nueva York es un monumento de un esplendor al que ninguna pirámide o palacio podrá nunca igualar o aproximarse.
   Ayn Rand

    

   Ciudad y puerto en la desembocadura del río Hudson, estado de New York, el casco urbano de New York City abarca las islas de Manhattan y Staten, el extremo occidental de Long Island, varias islas del Puerto de New York y varias zonas de tierra firme.
New York   Comprende cinco condados del estado de New York, que constituyen los barrios de Manhattan, Brooklyn, Queens, el Bronx y Staten Island.
   En la primera mitad del siglo XX fue la metrópolis más poblada del mundo occidental. La ciudad es sede de las Naciones Unidas y el mayor centro financiero mundial (Wall Street). 
   Antes de la colonización, la zona donde hoy se erige Nueva York estaba ocupada por indígenas que habitaban en aldeas de cabañas hechas con cortezas de árbol, y vivían de la agricultura, la caza y la pesca.
   El viajero italiano Giovanni da Verrazano, explorador al servicio del rey francés Francisco I, fue el primer europeo en mencionar la isla de Manhattan en 1524. Sin embargo, el descubrimiento del lugar es atribuido al navegante inglés Henry Hudson. En 1609 navegó por su puerto natural y a lo largo del río que ahora lleva su nombre en un intento infructuoso de encontrar un paso a la India, para beneficio de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales. Los informes de Hudson a la compañía, ponderando el magnífico puerto, rodeado de verdes colinas y dotado de un potencial agrícola ilimitado a una latitud semitropical, fueron determinantes para el asentamiento holandés, que fijó las bases para la expansión de la ciudad y su independencia.
   En 1619 llegaban a América (a Jamestown y Manhattan) los primeros esclavos africanos. 
   En 1626, Peter Minuit, director general de la provincia holandesa de New Netherland (Nueva Holanda, que incluía no sólo lo que es ahora la ciudad de Nueva York, sino también los actuales Connecticut, New Jersey y Long Island), compró la isla de Manhattan a los indígenas con baratijas por valor de 60 florines (el equivalente a 24 dólares). En 1653 se fundó en este enclave la ciudad de Nueva Amsterdam, como capital de la provincia. Su población era por entonces de 800 habitantes.
   En el lugar se instalaron numerosos agricultores, que ganaron terreno al mar drenando y rellenando de tierra las zonas pantanosas. Los holandeses abrieron la ciudad al comercio extranjero, entablaron intercambios con los indígenas, y trazaron las carreteras que con el tiempo iban a transformarse en las grandes avenidas del centro de Manhattan. 
    Tras una sucesión de sangrientos conflictos con las poblaciones indígenas entre 1643 y 1655, los holandeses instauraron la supremacía de los blancos en la isla y gran parte de las zonas adyacentes que iban a conformar la ciudad de Nueva York. Peter Stuyvesant ejerció de director general de la comunidad, y mandó construir una muralla (wall) defensiva, en el lugar que hoy es Wall Street.
   La hegemonía holandesa tocó a su fin en 1664, en el marco de la guerra librada en Europa entre ingleses y holandeses, cuando una flota enviada por el Duque de York, hermano del rey inglés Carlos II, tomó la ciudad sin encontrar resistencia, en un momento en que los holandeses estaban descontentos con el gobierno despótico de Peter Stuyvesant. Los ingleses rebautizaron la ciudad como Nueva York, en honor al Duque de York.
   El tratado de Breda de 1667, que marcó el final de la segunda guerra anglo-holandesa, reafirmó el control de los británicos sobre la provincia de New Netherland, y Nueva York pasó a someterse al sistema inglés de gobierno municipal. El inglés sustituyó al holandés como idioma oficial.
   En 1673, tras una invasión sorpresa de Holanda, sobrevino una breve interrupción del dominio inglés; el nombre de la ciudad se cambió a New Orange, en honor al Príncipe de Orange. Pero al año siguiente, a raíz del tratado de Westminster entre Inglaterra y Holanda, la ciudad revirtió su soberanía a los ingleses, y se restauró su anterior topónimo. 
   En 1686 Nueva York se convirtió en la primera ciudad en las colonias americanas que recibió unos estatutos reales (el Dongan Charter).
   Dado que ingleses y holandeses convivían sin problemas en Manhattan, los cambios en la política oficial apenas interfirieron con el comercio y la forma de vida de la ciudad. Ambas comunidades coincidían en que los representantes de la corona británica eran demasiado autoritarios. En 1689, coincidiendo con la rebelión de Inglaterra contra el rey católico Jaime II (antes Duque de York), Jacob Leisler incitó a los ciudadanos de Nueva York a rebelarse contra el régimen inglés, y trató de organizar una expedición para atacar Canadá. Leisler fue ahorcado y decapitado en 1691.
New York   Así, mucho antes de la Revolución, los habitantes de Nueva York se habían imbuído de un intenso sentido de independencia, combinado con una perspicacia para los negocios que perduró hasta nuestros días. En el siglo XVII los piratas hicieron de Nueva York su cuartel general. El célebre capitán William Kidd era visto como uno de sus ciudadanos más prominentes. Hizo donaciones para construir la histórica Iglesia de la Trinidad. Los mercaderes equipaban a los piratas y participaban de su botín.
   Fue en Nueva York donde en 1734 se entabló el primer gran desafío a favor de la independencia periodística y se establecieron los principios para garantizar la libertad de prensa, cuando John Peter Zenger, editor del New York Weekly Journal, acusado de libelo y encarcelado por sus contundentes ataques al gobierno, ganó el caso y fue absuelto.
   El Tratado de París ratificó en 1763 el final de la guerra entre los franceses y los indígenas, o Guerra de los Siete Años, y consolidó el control inglés del subcontinente norteamericano.
   La Declaración de Independencia, promulgada en 1776, puso en marcha la Guerra de Independencia, conocida también como Revolución Americana. Tras la batalla de Long Island, los británicos tomaron la isla homónima, y el general George Washington retiró sus tropas a la isla de Manhattan. Desde su cuartel general en la mansión Morris-Jumel, fue el cerebro de la victoria en la batalla de Harlem Heights. Los americanos lograron hacer retroceder a los británicos hasta el Bronx, pero al poco tiempo éstos tomaron Fort Washington, en el norte de Manhattan, y ocuparon la ciudad de Nueva York hasta 1783. El Tratado de París de este mismo año puso punto final a la Revolución, tras reconocer Inglaterra la independencia de trece de sus colonias. Las últimas tropas británicas fueron evacuadas de Nueva York y el general Washington retornó triunfalmente a la ciudad.
   Nueva York, que había sido casi destruida durante la Guerra, se convirtió en 1784 en la capital del estado de New York. George Washington fue nombrado ese mismo año presidente de la ciudad, y allí se celebró la primera sesión de legislatura estatal. Al año siguiente Nueva York fue designada como la primera capital de los recién constituidos Estados Unidos, rango que mantuvo hasta 1796. 
   En 1789 se ratificó la Constitución de los Estados Unidos (adoptada en su forma original dos años antes), y Washington fue elegido primer presidente de la Nación.
   Hacia 1790, con una población de 33.000 habitantes, según el primer censo oficial, era ya la mayor ciudad del país. Hacia el cambio de siglo, su población sobrepasaba los 60.000 habitantes.
   En 1812 los Estados Unidos declararon la guerra a Gran Bretaña y el puerto de Nueva York fue sometido a un bloqueo. Se inauguró el City Hall (o ayuntamiento de la ciudad). El tratado de paz firmado en Gante en 1814 marcó el fin de la guerra.
   La apertura del Canal de Erie en 1825, que conectaba Nueva York con Buffalo y los Grandes Lagos, garantizó la preeminencia de la ciudad como puerto de mar y promotora del comercio mundial. Cuando sucesivas oleadas de inmigrantes desembarcaron en la ciudad a partir de 1840, grandes bolsas de mano de obra barata, cualificada y sin cualificar, propiciaron una nueva era de crecimiento rápido, acompañado de malestar social.
New York   Uno de los principales beneficiarios de este desarrollo fue la organización democrática local conocida como Tammany Hall. Fundada en 1789, para desarrollar principalmente actividades sociales y patrióticas, hacia finales de siglo Tammany creció en poder bajo Aaron Burr, y se convirtió en una importante fuerza política tras apoyar a Andrew Jackson en sus dos victoriosas campañas presidenciales (1828 y 1832). Con su éxito, Tammany, que había luchado por un sufragio más amplio, cayó por un tiempo bajo el dominio de elementos conservadores. Pero a partir de las oleadas de inmigrantes que arribaron a la ciudad en la década de 1840, sus votos fueron solicitados para construir una plataforma de poder que duró casi un siglo, haciendo de la organización un símbolo nacional de caciquismo político. Aunque Tammany se hizo sinónimo de corrupción, tuvo también la función vital de ofrecer oportunidades políticas a los emigrantes más humildes.
   Durante la Guerra Civil, la ciudad fue sacudida por disturbios. Durante cinco días de julio de 1863, muchos miles de manifestantes, sobre todo inmigrantes irlandeses empobrecidos, arrasaron la ciudad, saqueando, incendiando y matando. Hubo negros ahorcados en farolas y en árboles. Enfrentamientos con la policía y el ejército. Murieron al menos 2.000 personas y 8.000 fueron heridas. Todos los negocios se interrumpieron como consecuencia del conflicto armado. La guerra llegó a su fin en 1865, el mismo año del asesinato del presidente Lincoln.
   Tras la Guerra Civil, la población de Manhattan reclamó fusionarse con Brooklyn, Queens, el Bronx y Staten Island. La mayor resistencia la ofreció Brooklyn, una ciudad en sí misma, que temía con razón que la gran corrupción demostrada por Tammany Hall se extendería a Brooklyn. Con la inauguración en 1883 del Puente de Brooklyn, que conectaba esta ciudad con Manhattan, la fusión de ambas ciudades resultó inevitable. Manhattan, el más pequeño distrito en extensión, se convirtió en el más poderoso. El nacimiento de la Gran Nueva York representó el cambio de ciudad a metrópolis. Nueva York era por entonces la ciudad más próspera e influyente del país, y la más poblada del mundo.
   En 1886 fue inaugurada la Estatua de la Libertad.
   La transición a una megalópolis internacional en las dos primeras décadas del siglo XX fue potenciada por la llegada de varios millones de inmigrantes procedentes de Italia y Europa oriental. La gran cantidad de mano de obra barata dotó a la extensa ciudad de una red de puentes, túneles, sistemas de trenes elevados y subterráneos, creó su famosa industria textil, y atrajo a empresarios de todo el mundo. Al mismo tiempo se organizaron los primeros movimientos sindicalistas para defender los derechos de los trabajadores. Durante las primeras décadas del siglo, el sistema de educación pública produjo ejércitos de funcionarios y trabajadores cualificados para la extremadamente compleja y expansiva economía de la ciudad.
   La ciudad devino un laboratorio de arquitectura, levantándose innumerables rascacielos para oficinas, cada vez más elevados y complejos, verdaderos alardes de tecnología, que iban reflejando los distintos estilos arquitectónicos que florecieron sucesivamente en el siglo XX (art nouveau, art-deco, racionalismo, funcionalismo, post-modernismo, etc.).
   En 1902 se completó el Flatiron Building, uno de los primeros rascacielos de la ciudad, con su característico perfil aplanado. En 1904 se inauguró la primera red de metro.
   En octubre de 1929 se produjo el pánico financiero que condujo al 'crack' de la Bolsa y al periodo de recesión económica conocido como la Gran Depresión.
   En 1931 se concluyó, tras dos años de obras, la construcción del Empire State Building, por aquel entonces el edificio más alto del mundo (381 metros).
   En 1940 y 1965 Nueva York fue por dos veces sede de una Exposición Universal. El aeropuerto John F. Kennedy (antes Idlewild) fue inaugurado en el barrio de Queens en 1948.
   La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) se reunió por primera vez en Nueva York en 1952, en su nueva sede que domina el East River.
   En 1973 se inauguró al sur de Manhattan el World Trade Center. Sus edificios más emblemáticos eran los dos rascacielos idénticos conocidos como Twin Towers o Torres Gemelas, que con sus 411 metros batieron el récord de altura del Empire State Building. Las Torres Gemelas (junto al Pentágono de Washington) fueron objetivo de los atroces atentados del 11 de septiembre de 2001, que provocaron su colapso causando la muerte de casi 3.000 personas, episodio que desencadenaría la guerra de Afganistán y la adopción por el gobierno estadounidense y sus aliados de la política denominada 'Guerra contra el Terror'.

 


   
   

Estatua de la Libertad

New York

 

 

   La Estatua de la Libertad fue un regalo de Francia a los Estados Unidos.
   Se levanta en una pequeña isla (5 Ha) del puerto de Nueva York, a 2,6 km de Battery, el punto más meridional de Manhattan: la Isla de la Libertad.
   Es una estatua de tamaño colosal realizada en París por el escultor francés Augusto Bartholdi, con la colaboración de Gustave Eiffel (el artífice de la famosa torre) para la confección de su estructura interna.
   El pedestal de 27 m sobre el que se alza la estatua es obra del arquitecto estadounidense Richard Morris Hunt, instalado en el centro de la antigua fortaleza de Fort Wood, fortín militar de planta estrellada de once puntas, construido en 1808-1811 para defender el puerto de Nueva York.
   Inaugurada en 1886, la Estatua de la Libertad es una escultura hueca de 46 m de alto, compuesta de placas de cobre ensambladas sobre una estructura de hierro con tal precisión, que a distancia toman apariencia de una superficie continua.
   La figura femenina de la estatua, de un depurado estilo que recuerda al neoclásico, está cubierta de una toga romana. Con su mano derecha alzada sostiene una antorcha (símbolo de la libertad "que ilumina al mundo") y en la izquierda porta una tabla, que lleva inscrita en números romanos la fecha de 4 de julio de 1776, día de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América. Junto a los pies se ve una cadena rota.
   La Estatua de la Libertad fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1984. Además de sus valores estéticos y como obra de ingeniería, la importancia de la escultura reside en su carga simbólica, como un gesto de amistad internacional y un canto a la libertad.
   (Fuente: Unesco)

   El escultor alsaciano Fréderic-Auguste Bartholdi quería ilustrar la idea de la libertad que ilumina al mundo, como obsequio del pueblo francés a los americanos en ocasión de la celebración del primer centenario de la declaración de independencia. La metáfora de la luz aproxima la síntesis de esta alegoría con el faro –del que existe un modelo real o legendario en la antigüedad en la figura del Coloso de Rodas, que representaba al dios Sol y persistió en la fantasía occidental como una de las siete maravillas del mundo. La historia del arte del siglo XIX no da más que alguna noticia casual de Bartholdi y no creo que como artista haya tenido gran importancia. Pero precisamente este hecho, el que su nombre casi haya sido olvidado, demuestra que su obrra se ha convertido en un auténtico símbolo social, es decir, en una alegoría que apela a la afectividad y suscita sentimientoos de lealtad. Lo que contemplan los pasajeros a su llegada al puerto de Nueva York es el símbolo y no, en cambio, un ejemplo de la escultura del siglo XIX o el amor de Bartholdi a su madre, quien supuestamente posó como modelo para la estatua. Y como símbolo, la diosa de la antorcha alzada se ha abierto paso en los sellos de correos y en una multitud incontable de imágenes.
   (E. H. Gombrich. Sobre la importancia de la ciencia del arte en la investigación de los símbolos)

 

 

  

Ramon Pouplana Solé

   Natural de Barcelona y licenciado en Historia y Teoría del Arte por la Universitat de Barcelona.
   Ha ejercido de colaborador gráfico en diversas revistas: Orbe Médico, A bordo, Primer Acto, Yorick...
   Ha participado en la aportación fotográfica junto con fotógrafos como A. Fortuny, O. Maspons y otros a la edición de libros temáticos: Imatges de Catalunya, Castillos de España.
   Ha desarrollado 3 exposiciones individuales a finales de los ochenta:
   Imatges Teatrals (Teatro Municipal de Vilanova i Geltrú, Barcelona)
   Teatre i Imatge (Escuela de Imagen y Diseño IDEP, Diagonal, Barcelona)
   Imatges Teatrals (Creperie Maple Syrup, Barcelona)
   Ha colaborado con diversas fotografías al Fondo Fotográfico del Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, con motivo de la Exposición de Fotografía Contemporánea Española 1970-1990, Madrid, setiembre de 1991.
   Ha sido premiado en diferentes concursos de Fotografía especializada en Farmacia y el Medicamento (Premio Facultat de Farmácia de Barcelona de 1992, 1993 y 1994).

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FotoCD146
   
New York, New York

   
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