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Más allá del Atlas

004. Valle del Tafilalt. Puerta monumental de un ksar en los alrededores de Rissani
Los ladrillos de barro, crudo o cocido, han tenido fines decorativos además de los propiamente constructivos desde los primeros tiempos del islam. La pobreza intrínseca del material es compensada por la pericia técnica con que son empleados en la decoración.
Los bloques son dispuestos en distintos planos, formando dibujos como dameros, triángulos, cruces o rombos, alternando los entrantes y salientes para producir efectos de claroscuro en las fachadas de los edificios.
Este tipo de ornamentos excluye deliberadamente cualquier representación icónica de vida, humana, animal o incluso vegetal, siguiendo al pie de la letra las interpretaciones más estrictas de la doctrina islámica, pues sólo Alá posee la facultad de crear vida. No es casualidad que los mismos o parecidos diseños geométricos puedan hallarse también en otras manifestaciones artesanales de los bereberes, como las joyas, la cerámica o las alfombras.
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