Parada y fonda en Kairuán

15. Kairuán (Tunicia). Calle de la medina
La implantación de un régimen tiránico de exacciones y leva de esclavos provocó una insurrección general en el país. El liderazgo de esta revuelta fue asumido por una secta musulmana, el jariyismo, que reunía a todos los enemigos de la dinastía omeya.
A diferencia de los sunníes, que consideraban que el califa debía ser un árabe varón miembro de la tribu de Quraish, y de los chiíes, que propugnaban que debía ser un descendiente directo de Alí, yerno de Mahoma, los jariyíes pensaban que la dignidad califal emana de la comunidad, que debe elegir libremente al más digno "aunque sea un esclavo negro".
La rebelión, originada en Marruecos en 740, conquistó todo el norte de África en dos años. Los ejércitos del califato fueron derrotados en Marruecos, y los omeyas a duras penas pudieron salvaguardar Kairuán.
Más información
© fotoAleph