Lo que queda de las 7 Maravillas

07. Pirámide de Keops (Giza, Egipto). Detalle de las hiladas de piedra
Lo más probable es que, además de nutridos equipos de canteros, obreros y albañiles eficientemente coordinados por arquitectos y capataces, la población entera del país del Nilo estuviera directa o indirectamente al servicio de la faraónica construcción. Los campesinos laborarían las tierras para garantizar, vía tributos, el suministro de alimentos a los trabajadores a pie de obra. En los meses estivales, cuando se producía la inundación anual del río Nilo, que irrigaba y a la vez fertilizaba los campos, los labriegos quedaban ociosos, en compás de espera hasta la bajada de las aguas y el comienzo de la temporada de siembra, por lo que su fuerza de trabajo sería reclutada para la erección de la pirámide.
Hay que precisar que todos los operarios involucrados en las construcciones reales recibían un salario del Estado, en forma de alimentos, y su alojamiento estaba organizado en grandes barriadas de casas de familias de obreros y artesanos levantadas a no mucha distancia de los campos de trabajo: las llamadas 'ciudades de las pirámides', de las que quedan abundantes vestigios.
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