Exposiciones fotográficas

Nueva York. La jungla de los rascacielos

King Kong Blues


   
... y las brisas de largos remos
   golpeaban los cenicientos cristales de Broadway.
     
   Federico García Lorca. Poeta en Nueva York

New York
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New York
New York
New York
New York
   En busca de un Nuevo Mundo
caímos en Nueva York.
¡Qué sería de nosotros
si no fuera por King Kong!
  
   En la selva de su isla,
como Elvis, era 'The King'.
Cambió a la isla Manhattan
y al Empire State Building.
  
   Allí subimos a hacernos
del lugar composición.
En el piso ochenta y ocho
nos topamos con King Kong.
  
   "Manhattan es algo salvaje",
nos dijo con voz profunda,
"si deseáis un buen viaje
yo os puedo guiar por la jungla".
  
   A causa del mal de altura
aceptamos la invitación.
Así en New York anduvimos
con King Kong como anfitrión.
  
   "De lo alto de este Building,
ved qué hermoso panorama;
aquí derribé biplanos
y me conquistó una dama".
      
   "Este es el Flatiron Building;
parece que está planchado.
'Plancha' le dieron de apodo,
y de nombre le ha quedado".
     
   "De vez en cuando me escalo
la St. Patrick's Cathedral.
Algún despistado me llama
Jorobao de Notre-Dame".
  
   Bajo el Centro Rockefeller,
la estatua de Prometeo.
¿Por qué tendrá tanta fama
un monumento tan feo?
  
   El dios Rockefeller proclama:
"Sapiencia y conocimiento
serán –aquí está escrito–
la firmeza de tus tiempos".
  
   "Esta chica en traje de Eva
mi amada Fay Wray me evoca.
Los pololos a jirones
le arranqué, y dejé sin ropa".
  
   "Ahora tengo un nuevo plan:
otra chica me conquista.
Se llama Jesicca Lange;
es guapa y ecologista".
  
   "Allá al fondo, el Helmsley Building,
tragado por el Pan Am.
Al lado, el Waldorf-Astoria,
do pernocta el Aga Khan".
     
   "Ayudé a los arquitectos,
decoré la Torre Trump.
Le puse un poco de selva
y unos ritmos de tam-tam".
  
   A estas alturas del viaje,
nos asaltaron visiones.
"Manhattan es un paraje
que crea alucinaciones".
  
   Nos dio por ver torres curvas,
y casas que se inclinaban;
fachadas que se cuartean
y en mil pedazos estallan.
  
   "Os juegan malas pasadas
vuestros humanos cerebros,
por patear la Gran Manzana
del otro lao del espejo".
  
   Nuestro simio se ensimisma
y en meditación se enfrasca:
"¿Por qué les dirán rascacielos,
cuando pinchan más que rascan?"
  
   "Aquí, en el hotel Plaza,
se congrega la jet-set.
Unos vienen en calesa
y otros en su Chevrolet".
  
   Al día siguiente salimos
a visitar Central Park.
A King Kong le daba miedo:
"Es que me pueden violar".
  
   King Kong nuestro cicerone
fue del Metropolitan.
"Aquí Diana con su arco
y con su flauta el dios Pan".
  
   King Kong nos llevó a un museo,
al de Historia Natural,
a visitar su familia
que estaba instalada allá.
  
   "Parece ambiente africano,
aunque no es más que un diorama.
El monte Kilimanjaro
nos alegra el panorama".
  
   En el Museo The Cloisters
New York se hace medieval.
Iglesias trajeron de España,
mas parece Disneyland.
  
   "El Museo Guggenheim,
que también está en Bilbao.
A un bañista de Keith Haring
se lo traga un bacalao".
  
   Al barrio de Greenwich Village
nos llevó de dos zancadas,
por ver un poco de verde
y a la policía montada.
  
   "La casa más chica del town
es ésta", afirma King Kong.
"Un raro superviviente
de mafia y especulación".
  
   Es esta capilla enana
la más antigua del barrio.
Aguanta el tipo y se llama
Nuestra Señora del Rosario.
 
   Un día el ferry cogimos
a la isla de la Libertad.
Es un medio neoyorquino
de escapar de la ciudad.
  
   "Esta es la primera chica
que vi nada más llegar.
Es francesa, está muy rica,
mi talla tiene además".
  
   "La vistió en París Bartholdi,
por dentro, Gustavo Eiffel.
Cumplió ya más de cien años:
aparenta veintitrés".
  
   "No todo el rato trabaja
la moza", dijo King Kong.
La hora del lunch se relaja
y se come algún bombón".
  
   "En esta nao me trajeron
de mi isla a este otro confín."
(En honor al pasajero
la bautizaron 'The King').
     
   Cerca del Puente de Brooklyn,
caímos en Chinatown.
Entramos a un chino a comernos
un chop-suey y un won-ton.
  
   "Wall Street es esta calle,
sede imperial de finanzas.
Dominando el ancho mundo,
no parece que es muy ancha".
  
   "Desde el piso ciento diez,
el mundo entero a tus pies.
World Trade Center, Wall Street
y la American Express".
  
   King Kong venía a menudo:
"Es mi torre favorita;
pasemos aquí la noche,
que la vista es muy bonita".
  
   Aquella noche tampoco
conseguimos descansar;
turbadoras pesadillas
aún nos agotaron más.
  
   Soñamos con rascacielos
que en todas partes crecían,
taponaban tierra y cielo,
el horizonte invadían.
  
   A la mañana siguiente,
fuimos a desayunar
saltando en un parapente
de la torre a la ciudad:
no discernía la mente
pesadilla y realidad.

 
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FotoCD89
  
Nueva York
La jungla de los rascacielos

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Exposición de pinturas de Nueva York por Amaya Gurpide y Jennifer Fairbanks
   
New York times
Dos pintoras, una ciudad
 
New York times
  
Amaya Gurpide
New York times
 
Jennifer Faibanks