La Ruta de la Seda

11. Plaza de Registán (s. XV). Samarcanda, Uzbekistán
Si alguna ciudad evoca el nombre de la Ruta de la Seda, ésta es Samarcanda.
Alejandro Magno, Marco Polo o Tamerlán la adoraron. Nosotros la soñamos, imaginamos y mitificamos. Sin embargo, pocos restos quedan de su grandeza, de aquella ciudad que en los ss XIV-XVI fue el centro cultural, comercial y espiritual del mundo.
La plaza de Registán, antes el bazar, sigue siendo, sin embargo, su corazón. Tres impresionantes madrasas y una mezquita la rodean y embellecen. Son de los pocos vestigios de lo que un día llegó a ser. Samarcanda se muestra hoy como una ciudad moderna y planificada, según la cuadrícula y los sueños de grandeza que tanto gustaban a los soviéticos.
© Pablo Strubell