Exposiciones fotográficas

Víctimas de la moda

El modismo eterno

  
   Vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño.
   Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto...
   (Jorge Luis Borges, extractos de El Aleph)

   Vi cuerpos de seres inanimados que me miraban con ojos vidriosos. Seres de gélida belleza que vagaban como espectros por los escaparates de las tiendas de ropa de las ciudades, cambiando de atuendo cada pocos días.
   Eran simples maniquíes, pero esos ojos sin vida transmitían desamparo. En ellos se leía la angustia de no poder escapar a un destino de absurda rutina, de sumisión a un eterno retorno.
   Y me vi reflejado en aquellos ojos. Y me inquietó sentir cuánto nos parecemos a esos androides sin voluntad, víctimas inermes del constante vaivén de modas y comportamientos dictados desde otros lugares por otros seres a los que nunca veremos el rostro.

 

   La moda, esa 'frugal' rosa que nos acompaña cada temporada con la candidez de un pequeño tirano, sustenta su eternidad en estos soportes, reflejo de humanidad, que son los maniquíes.
   No importa de qué moda estemos hablando. No importa de qué precio estemos hablando. Solo ellos, los maniquíes, consiguen ser eternos. ¿Son ellos nuestro reflejo? ¿O somos simples reflejos de ellos?
   Iconos de la moda, marcadores de estilo, con su lenguaje cambiante, su opinión oscilante al viento, expresan el espíritu del tiempo y parecen haber sido creados únicamente para crear duda, incertidumbre, desasosiego.
   ¿Y nosotros? ¿Es nuestro propósito la oscilación constante? ¿Es esa nuestra razón de ser?
   No, no es la ropa que visten la que nos ata. No es la ropa que no llevan la que nos subyuga. Son ellos, esos maniquíes. Es, en el fondo, nuestro reflejo indiferente a nosotros mismos, el que nos domina. Siempre con esa mirada centrada, descaradamente, en un punto lejano. Tan lejano, tan lejano, que pareciera un punto eterno.
 
   Miguel Ángel Luca

 

Víctimas de la moda

   La moda es una mentira en la que todo el mundo quiere creer. La del vestir es la más enigmática. Aunque nadie nos obliga, todos estamos sujetos a su tiranía, incluso sin saberlo y contra nuestra voluntad.
   ¿Hay algo más extraño que las tendencias? ¿Por qué cambia la longitud de las faldas cada temporada? ¿Cómo se justifica un sistema que mete en tales líos a las personas adultas?
   Las creencias que motivan estos comportamientos son tan ilógicas como las danzas destinadas a provocar la lluvia o como creer en una invasión extraterrestre.
   Cada año encontramos profetas que anuncian el gran retorno de la minifalda. Pero la Minifalda debe estar ocupada porque desde hace unas cuantas temporadas envía a los tejanos en su lugar. La moda es así: caprichosa y con mucho carácter.
   Estas imágenes son también caprichosas y peligrosamente creativas pero no morirán al finalizar la temporada, porque al parecer el modismo eterno nunca muere...
 
   Este es mi último trabajo: una especie de denuncia divertida sobre el mundo de la moda, las tendencias absurdas y la tiranía que ejerce en cada uno de nosotros.
   Explicar mis imágenes significaría limitarlas a mi capacidad de entendimiento, así pues dejo lugar a vuestra mirada para dar una nueva vida a la misma imagen en cada oportunidad.
   Tras cada una de estas imágenes hay un poco de mí misma, una visión del mundo y de la vida que sólo la fotografía me brinda la oportunidad de comunicar y compartir.

   Anna Caballero

 


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Víctimas de la moda
Imágenes:
Anna Caballero

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