Vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño.
   Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto...
   (Jorge Luis Borges, extractos de El Aleph)

   Vi las ciudades del mundo, vi sus miles de pueblos y aldeas, y podía al mismo tiempo ver a todos y cada uno de sus habitantes.
   El Aleph me permitió introducirme en sus hogares y observar sus vidas, sus trabajos, sus ratos de ocio, sus afanes e ilusiones, sus secretas fantasías. Como un diablo cojuelo levantando los tejados, mi mirada penetraba en sus casas y sorprendía a las gentes en sus momentos de intimidad.
   Y viajé alrededor de sus habitaciones, y contemplé sus viejos retratos de familia, y sus objetos atesorados a lo largo de los años, cada uno de los cuales hablaba de pequeñas historias y evocaba otros tiempos felices.

   Ahora que han pasado, 
ahora que los ruidos huecos se han apaciguado, 
ahora mi alma empieza a trepar hasta la superficie. 

Ahora que he colocado las sombras cerca de su lugar, 
ahora, ahora la luz delicada y absoluta nace 
como una fuente que se dibuja cálida. 

Ahora mis manos abren sus alas sin temor. 

Ahora que lo peor del pasado vuelve a su esfera gris, 
ahora el aire se deshace del polvo y las nubes oscuras, 
ahora la piel, la membrana rosa de mi estómago expande 
su elástica presencia anegando el dolor tantas veces ocultado. 

Ahora, ahora, ahora el aire limpio de la vida 
como partículas viajeras de energía 
se entrega a mí, como el mar a las orillas 
de todos los océanos. 

    Gloria Cadenas 

FotoCD29

Intimidad 05

Fotografías:
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